Capítulo 4
Siento como sale del baño y se acuesta en su cama. Yo hago que estoy leyendo un libro mientras la veo de reojo. La escucho suspirar y saca una pastilla de sus tantos frascos de medicamento, se lo toma y bebe un vaso de agua que está en su mesa de noche y se acuesta dándome la espalda.
Esa siempre es su rutina. Observo el reloj y son las ocho de la noche, siempre hace lo mismo para levantarse a la una o dos de la mañana y empezar con sus ejercicios hasta antes del amanecer. Espero unos minutos y me levanto despacio y me doy cuenta que ella ya está dormida. Con cuidado saco las esposas y la cadena, esposo su tobillo y el otro extremo lo hago con la pata de la cama. Sonrió, se va a llevar una hermosa sorpresa.
Cierro los ojos quedándome de inmediato dormido, el cansancio de la semana no se hace esperar. Escucho un ruido y una maldición.
— ¿Pero qué mierdas es esto?— Escucho como mueve la cadena — ¡Oye!— Sigo con los ojos cerrado fingiendo estar dormido —Mierda, como es que se llama—La escucho decir — ¡Oye!— Sigo sin moverme hasta que siento un golpe a mi costado — ¡Despierta!— Grita en mi oído y yo me levanto de un salto sentándome en la cama.
— ¿Qué te sucede? ¿Por qué putas me despiertas de esta forma?—La tengo a un lado de mi cama y me mira con cara de querer asesinarme.
— ¿Me puedes explicar qué es esto?— Pregunta señalando la cadena que presiona su pierna.
—Necesito dormir y con tu puta rutina me es imposible— Digo molesto acostándome de nuevo.
— ¿Acaso yo te pido que me acompañes?— Pregunta.
—No confió en ti—Digo dándole la espalda y me acomodo en la cama.
—No me importa que no confíes en mí, yo le prometí a mi padre no escapar de nuevo—
—No me importa que le hayas dicho, el tampoco confía en ti—Respondo.
—Quítame esto— Le escucho decir.
—Duérmete mejor —
—Necesito salir de aquí—
—Deja dormir—
—Qui-ta-me esto— La ignoro — ¡Que me lo quites!—Grita y siento como se tira encima y empieza a golpearme con sus delegadas manos.
La verdad es que aunque este delgada y sea pequeña, no puedo negar que la condenada sabe pegar.
—Cálmate— Inmovilizo sus manos tomándola de las muñecas y ella se mueve sobre mi cuerpo como si estuviera poseída por el demonio — ¡Cálmate!— Me doy la vuelta atrapándola con mi cuerpo —Tranquila— Sarah tiene lagrima en sus ojos, su pecho sube y baja rápidamente —Tranquila— Susurro con más calma y ella deja de moverse —Si sigues así vas a provocar...— Mi vos sale ronca, ambos nos observamos a los ojos.
— ¿Qué...? ¿Qué te provocaría?— Susurra despacio.
— ¿Quieres saber que me provocarías si sigues moviéndote así?— Ella asiente. Me acerco más a su rostro y observo como su lengua pasa por sus labios humedeciéndolos —No hagas eso— Me sonríe.
— ¿Hacer que?— Gruño al sentirla mover su cadera y siento como mi amigo va despertando. — ¿Esto?— Levanta el mentón y saca la punta de su lengua rosando mis labios, me acerco y ella retrocede y vuelve a sonreír burlona y de un momento a otro toma impulso y se lanza con fuerza su rostro hacia adelante haciendo que su frente se estrelle contra mi nariz.
—Mierda— Gruño soltándola. Ella se voltea y mi nariz empieza a sangrar abundante —Eres una...— La escucho reír y me levanto de la cama y me voy hacia mi habitación, llego al baño y me lavo con el agua. Perra, vas a ver lo que es bueno.
Detengo la hemorragia, de nuevo tengo hinchado a un lado. Maldigo y salgo de la habitación y el encuentro aplicando cremas y otros productos en su pie para sacarse la esposa. Sonrió desde la puerta y le muestro mi dedo de medio y cierro echándole llave a la puerta. La escucho gritar, maldecir y romper cosas y me devuelvo a mi cuarto tirándome a la cama feliz de poder dormir en ella.
Al otro día me duele mucho la cabeza, la maldita sí que pega fuerte. Cuando llegué a su habitación me sorprendí de encontrarla dormida aunque su cuarto estaba hecho un desastre. Le quité las esposas y vi que tenía una fuerte herida en ella, como si hubiera intentado arrancarse el pie.
Regreso a mi cuarto y saco la crema para las heridas y regreso y ella sigue durmiendo. Limpio con cuidado su pie y escucho gemir del dolor, con cuidado termino de limpiarla y le aplico la crema para que no coja infección y al darme la vuelta ella me observa desde su cama, no dice nada y yo salgo de nuevo.
Llegué a pensar que se iría a darle quejas a su padre por lo sucedido, pero al contrario no dijo nada y cuando su padre le preguntó porque cojeaba ella solo le dijo que se había caído. Su padre me miró y solo me encogí los hombros, asintió y ambos salieron hacia el jardín.
Me quedo observándolos por un rato, a pesar de tener su pie lastimado ella sigue con la caminata con su padre. Su padre le señala el jardín y ella sonríe, no puedo ver sus ojos ya que los tiene ocultos bajo esos lentes. Siempre lo mismo, desde que se levanta hasta que se acuesta esta con los lentes, sin importar si es de noche ya.
La única vez que no los utiliza es cuando sale a hacer sus ejercicios. Ya me se su rutina de memoria, por lo que me pregunto si es bueno tanto medicamento que toma. Se por su padre y el cotilleo de los empleados que ella era drogadicta y me pregunto si aún sigue con esa adicción.
Me doy la vuelta y subo las escaleras hasta llegar a su habitación. Entro y voy hasta la mesa de noche y observo varios frascos de medicamento ¿Me pregunto para qué será? Todos tienen su nombre, saco mi móvil y le tomo fotografía, también le tomo fotos a las gotas que se aplica en sus ojos, cuando se quita las gafas lucen rojos y llorosos. De nuevo se me viene a la cabeza si se está drogando.
Llamo a un amigo para que me informe de todos estos medicamentos y el promete mandarme un informe.
La tarde pasa tranquila, la sigo por la casa y ella me ignora. Al llegar a su habitación, espero que se duche y salgo antes que salga y le dejo la crema con las instrucciones de que se la aplique. Voy a mi cuarto y hago lo mismo, me ducho y regreso a su cuarto y la encuentro aplicándose la crema. Me ignora y se levanta sacando algunos frascos, los destapa y toma el medicamento de cada uno.
— ¿Esa combinación no te hace mal?— Pregunto y ella me ignora sentándose en la cama dándome la espalda —Te hice una pregunta— Me levanto y camino hasta ponerme delante de ella — ¿Acaso te estás drogando de nuevo?— Observo como rueda los ojos.
— ¿Eres idiota o qué?— Dice y termina de tomarse el agua —Acaso no ves que tienen mi nombre— Saca las gotas y se empieza a aplicar en cada ojo.
— ¿Tan mal estas que debes tomar todo eso?— Me ignora —Te hice una pregunta—
—Mira, tú encárgate de hacer tu trabajo y deja mi vida en paz— Dice.
—Ok— Caminé hasta mi cama y saco debajo del colchón las esposas y la cadena.
— ¿Qué haces?— Se alarma al verme con ellas.
—Pienso hacer mi trabajo—Sonrió en tono burlón.
—No lo hagas— Dice y puedo ver en sus ojos el pánico —Por favor—Susurra y camine hasta ella —Mira lo que me hiciste— Señala su pie.
—No fui yo quien te lo hizo— Digo —Fuiste tú—La señalo y cruzo mis manos pero dejando ver la cadena con las esposas.
—Fue por tu culpa— Se levanta y enarco mi ceja al verla retarme y ella se da cuenta y muerde sus labios —Lo siento—
—Fue tu culpa, yo te puse una cadena para que pudieras moverte en tu habitación y hasta ir al baño pero te empeñaste a quitártelas que te lastimaste— Sarah me observa por un momento y se vuelve a sentar sobre su cama.
—Por favor no lo hagas— Susurra sin mirarme.
—Lo siento pero debo hacer mi trabajo—Le recuerdo.
—Tu trabajo no es amarrarme— Dice con desprecio.
—No lo es—Concuerdo— Pero debo vigilarte y cuidarte y como no dejas dormir tengo que hacerlo—
—Por favor—
—Dame el otro pie—
—Por favor— Susurra de nuevo —No me amarres, ya te explique que necesito hacer este ejercicio para agotar mi cuerpo y poder...—
— ¿Poder que?—Pregunto y ella no responde —Sarah si no me dices las cosas no seré condescendiente contigo—
—No me gusta dormir— Dice.
—Eso ya me di cuenta ¿Pero explicadme porqué?— La observo suspirar.
—Cada vez que logro dormir tengo pesadillas— Dice.
— ¿Qué pesadillas tienes?—
—Sueño... Sueño con el día del accidente—
— ¿Y porque tanto medicamento?— Pregunto señalando su cómoda.
—Después del accidente tuve muchos problemas... No solo legales, me salve por poco pero tiendo a sufrir de fuertes dolores de cabeza, también tengo problemas en mis ojos—
— ¿Pero porque tanto medicamento?—
—Unos son para mi ansiedad, otros para los dolores de cabeza, otros para mi cuerpo, otros para mis ojos, otros... Bueno, son muchas cosas que no entenderías— Baja su rostro haciendo que su cabello caiga delante haciendo que se oculte.
—Está bien — Digo — No te esposare pero si llegas a...— Sarah levanta su rostro y niega.
—Te prometo que no me iré, pero necesito descargar energía corriendo—
Decido dejarla, tratare de confiar en ella, solo espero no equivocarme.
Sarah es un enigma. Haré lo que me dijo Gabriel, le daré una oportunidad y me acercaré a ella para ser más su amigo y veremos qué pasa.
Voten y comenten...
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