Capítulo 6.
Especial.
Dax
La escuché gritar. La escuché pedirme ayuda. Pedirme ir y defenderla como lo había hecho aquella noche, pero esta vez por más que quise hacerlo no pude. Estaba débil, no tenía energía, estaba tan sedado que apenas y podía tener los ojos abiertos por algunos segundos. Había desobedecido y pagaría caro las consecuencias.
Pero no me arrepentía, lo volvería a hacer y no me importaba sufrir este castigo que me recorría el cuerpo.
De nuevo conectó los cables a los parches que estaban distribuidos en mi cuerpo. Una gran corriente me sacudió, los dientes me rechinaron, sentí como se aflojaban de mis encías.
Se detuvo. Lo hizo solo unos minutos para después seguir castigándome por haber desobedecido. Decía que no importaba lo que yo era, siempre encontraría una manera para torturarme y hacerme saber que le pertenecía, así como cada alma de este maldito lugar.
—Por favor —su voz me carcomía la cabeza. Era de suplica, estaba rota.
Quise abrir los ojos, forcejeaba para librarme de las cadenas que inmovilizan mi cuerpo, mis manos y mis pies. Quise gritar, hacerle saber que estaba aquí.
—Aplica más sedante —ordenó.
—Como diga señor.
Abrí los ojos en un vago intento por mantenerme despierto, pero las drogas en mi cuerpo eran mucho más fuertes que yo. Cedí al sueño que me invitaba a caer. Lo hice, cerré los ojos, cayendo profundamente en un sueño del cual muy pocos despertaban.
****
—¡Suéltenme hijos de puta!, ¡voy a acabar con ustedes así como lo hice con el enfermo de allá arriba!
Abrí los ojos de golpe.
—¡Los voy a matar!, ¡los voy a matar a todos!
Dos de los guardias la arrastraban dentro de la habitación. Ella se resistía, gritaba, pataleaba, intentaba morderlos y les gruñía. Su boca tenía sangre, sangre fresca y tibia.
—¿Qué hiciste? —murmure al verla.
Uno de ellos golpeó la parte trasera de sus rodillas, haciéndola caer al suelo, con las manos apoyadas en el suelo. Se quiso poner de pie pero otro golpe con el tubo la hizo caer. Respiraba agitada, su pecho subía y bajaba con dificultad. Los latidos de su corazón eran erráticos, la sangre se distribuía por todo su cuerpo llevando adrenalina a todo su ser.
—Suban la ahí —ordenó el doctor.
La cogieron por los brazos pero se resistió. Grito y pataleo, pero sus esfuerzos fueron en vano en cuanto uno de ellos pinchó su cuello. Cayó de rodillas a merced de él. Ya no peleaba, ya no se resistía. La arrastraron a la plataforma a mi lado. La plataforma subió, quedando ella en la misma posición en la que yo me encontraba.
—Devon.
—¿Dax? —volteó a verme. Sonrió —. ¿Estás aquí?
—¿Donde más iba a estar? —miró el lugar, horrorizada. Sus ojos se abrieron de par en par.
—¿Qué es este lugar?, ¿qué hago aquí? —se retorcía.
—Es mejor que no luches, Devon. Es mejor no luchar —musite.
—¡Quiero irme!, déjenme ir.
—Niña, no te resistas, de todos modos este día iba a llegar —el doctor se puso frente a ella, en su mano sostenía una jeringa con un líquido verde. El mismo que había usado conmigo.
—¡Quiero irme! —volteó a verme.
—¿Todo va a estar bien? —asentí con la cabeza —. Dímelo.
—Todo va a estar bien, Devon, confía en mí.
El doctor se acercó a ella, dos de los guardias preparaban su brazo, rodeándolo con una liga, sus venas resaltaron.
El doctor pinchó su vena, ella gritaba, se retorcía de dolor. Su garganta se desgarraba, eso sentí yo la primera vez que llegué aquí. Ahora ya me había acostumbrado a esto, no había salida. En esto nos habían convertido y Devon pasaría por lo mismo. Vieron algo en ella, algo especial que debía ser explotado.
🔥🔥🔥🔥
Creo que es todo por hoy, ya subí cuatro capítulos. Nos vemos pronto.
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