Devon

Las noticias solo decían que había un asesino que se estaba deshaciendo de las personas más importantes de Hell, entre ellos empresarios, políticos, millonarios...Un asesino sigiloso, letal, salvaje. Que había descuartizado a sus víctimas, arrancando pedazos de ellos. Se hablada de un caníbal o quizá era uno esos monstruos que quien sabe de donde salían pero que eran una plaga para la ciudad.

Uno, dos, tres, seis, diez personas fueron las que Axel nos mandó matar, ¿para qué? Eso no lo sabíamos y creo que jamás no íbamos a saber solo él y los que eran dueños de La Fortaleza lo sabían y no iban a compartir sus planes con nadie.

Quería que esto terminara ya, quería irme lejos con Dax y no regresar a esta maldita ciudad que estaba llena de monstruos, como Dax y yo.

Cada semana cambiábamos de lugar para vivir, pasamos por cada edificio de Hell para no ser descubiertos y que se deshicieran de nosotros así como lo habían hecho con muchos de los nuestros.

—Estoy agotada —me deje caer en la cama boca arriba.

Dax cerró la puerta y cogió el sobre que había encima de la mesa.

—¿Otra víctima de Axel?

Abrió el contenido y empezó a leer.

Escuché cada una de sus palabras y me puse de pie.

—¿Qué?

—Una persona más y tenemos que regresar.

—Nadie me va a obligar a regresar a ese maldito lugar.

Espete.

—Devon.

—¡Devon, nada!

Grité.

Sentí como toda la energía de mi cuerpo explotaba y salí de mi cuerpo. Las paredes crujieron, la luz se fue por algunos segundos y Dax cayó al suelo por el impacto.

—¡No voy a regresar!

Como pudo se puso de pie y se acercaba a mí. Mis manos estaban tomando un color negro que cubría mis manos y subía en venas del mismo color.

—¡Nadie me va a obligar a regresar!

—Lo sé, cariño, lo sé.

Me cogió de una mano y me apretó a él.

Sentía como la bestia que yacía en mi interior se iba calmando con cada una de sus palabras.

—No quiero regresar a ese lugar, Dax.

—Y no vamos a regresar, Devon. Vamos a terminar con esto de una vez por todas.