Dax

La miraba desde una de las esquinas, acechando. Me provocaba querer probarla, sentirla, tocarla. Joder. Este sentimiento me estaba matando por dentro. Necesitaba sentir su piel una vez más, quería probar sus labios y fundirme con ella, pero todavía no estaba lista.

Era inestable y le podía hacer daño. Esto me estaba matando y entre más días pasaban más inseguro estaba de querer irme de este maldito lugar. Lo único que me mantenía aquí era la cosita rubia que dormía en aquella cama. Yo me estaba volviendo loco y me debatía entre seguir en este lugar o irme lejos y hacer lo que ellos me pedían. La oferta era tentadora y deseaba, anhelaba como nada largarme de este lugar, pero también estaba Devon.

Ella se había metido bajo mi piel, tan profundo que era difícil poder arrancarla de mi ser. Esto me estaba asfixiando y llegaba al punto de golpear las paredes y hacerme daño. La bestia que yacía dormida dentro de mí necesitaba tenerla y cada día era una puta tortura.

Devon

Dax me hacía creer que las cosas estaban bien, pero yo sabía que no era así. Mis sentidos se agudizaron con cada día que pasaba y lo que sea que ellos habían hecho conmigo estaba funcionando.

Sentía que no era la misma y que dentro de mí había algo tan oscuro y siniestro como lo era Dax. Él se iba a ir, me iba a dejar pero no quería hacerlo.

Podía sentir lo que él sentía y aquello era algo tan fuerte y arrasador. Sus emociones me ponían inquieta porque así como me quería bien, también se quería meter entre mis piernas. Sus pensamientos lo delataban y sabía que en este tiempo había desarrollado sentimientos por mí. Sentimientos que le hacían tanto mal como bien.

Una que otra vez lo vi golpear las paredes hasta que sus nudillos sangraron. Se lamentaba por todo lo que estaba pasando y se reprimía tantas veces que le hacía mal.

¿En qué nos habían convertido y por qué era cómo si estuviéramos unidos para siempre?

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Muchas gracias por el apoyo a esta loca historia, ya tenemos más de 600 lecturas y no saben lo feliz que me hacen.

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