🔥☠CAPÍTULO 3☠🔥
Presente
MICHELLE
La noticia de Clarity me tiene con los nervios de punta.
Es increíble como con tan solo unas pocas palabras ha puesto todo mi mundo del revés. Casi había olvidado el efecto que Garrett solía tener en mí. Pero nunca podría borrar de mi mente ni de mi piel todo lo que me hacía sentir cuando me tocaba, cuando me acariciaba y follaba una y otra vez, tocando ese punto sensible de no retorno que nos hacía caer en el pozo de la lujuria y la locura.
Y ya es irreversible.
Somos nuestras elecciones y yo tomé la equivocada.
Ahora estoy pagando las consecuencias.
Pero ¿realmente siempre tenemos elección?
Yo soy de las que creen que no.
Mi hermana me ha llamado en dos días más veces que en el último año, lo cual es un buen indicador de lo mucho que se están jodiendo las cosas.
Sé que se está arriesgando mucho al ponerse en contacto conmigo, esa es la razón de que no llame a menudo. Pero habrá visto la llamada perdida que le he dejado en cuanto Mateo se marchó y sabrá que es urgente.
Nos vemos cuando podemos y siempre en lugares apartados, para evitar males mayores.
Es lo que pasa cuando uno se ve obligado a escoger un bando, que la sangre ya no importa. Excepto si es la de tu club.
¿Cuántas familias se habrán roto así? ¿Cuántas vidas se habrán perdido en el camino? Es imposible saberlo.
Tampoco creo que cambiara nada, de todas formas.
Estoy frenética, mordiéndome las uñas hasta que la sangre brota y yendo de un lado a otro como un león enjaulado.
Esto es demasiado grave como para quedarme al margen.
Y ahora que Garrett está fuera, supongo que ya no tengo mucho que perder.
De todas formas, me odia. Y tiene buenas razones para ello. Yo contribuí bastante.
— ¿Mitch? Perdona, he tenido que venir al baño para devolverte la llamada, ¿qué pasa? ¿Te ha hecho algo ese salvaje?
Oír la voz de mi gemela me tranquiliza, a pesar de la preocupación que se filtra en su tono. No la culpo, ella sabe perfectamente cómo me trata la escoria de Mateo.
Me muerdo el labio hasta hacerme sangre. Si con mi pequeña contribución a la causa puedo lograr que hagan pagar a esa basura por todo lo que ha hecho, estaré más que dichosa de sentarme en primera fila para verlo.
— A mí no, pero he oído una conversación entre él y sus hombres que...creo que tu presidente necesita saber esto — empiezo a decir, retorciéndome los dedos de puro nerviosismo y controlando la puerta para asegurarme de que Mateo no vuelva todavía y me descubra en pleno chivatazo. Al comprobar que no hay peligro, se lo suelto del tirón —. Él y sus hombres han violado a una chica...una rubia explosiva, palabras textuales...hasta dejarla malherida en el bosque y creo que puede ser Sky, la chica de la que me hablaste.
Se le escapa un jadeo ahogado ante las implicaciones que mis palabras conllevan. Tengo que agradecerle que me pusiera al tanto de su desaparición, pues mi hermana sospechaba que los Ejecutores podían estar detrás y finalmente no se equivocaba.
Ni siquiera me sorprende. Mateo es cada vez más depravado con cada año que pasa, ya ni entiendo por qué me conserva a su lado.
Bueno sí, claro que lo sé, por su maldito ego de macho y sus ansias de hacerme pagar por rechazarlo y preferir a un Demonio.
Pero Garrett no es cualquier demonio, es el hombre del que me enamoré locamente dos años atrás.
No debería haber dejado que se metiera en mi piel y me marcara a fuego, pero fue inevitable. Y solo a su lado me he sentido viva.
Así que no me arrepiento de nada más que de no haber sido más valiente en su momento para luchar por lo nuestro.
Ahora ya es demasiado tarde.
— Hijos de puta... ¡lo sabía! Hermana tienes que salir de ahí antes de que ese psicópata te haga daño.
Nunca había oído a Clarity tan preocupada por mí. Y eso me ablanda el corazón, pero no puedo marcharme así como así. Él nunca lo aceptaría y no quiero que tome represalias para obligarme a volver a su lado.
Sé que es capaz de todo.
— Créeme que nada me gustaría más, pero no puedo hacerlo — me apresuro a acallar sus protestas, pues no tenemos mucho tiempo y no quiero que me malinterprete —. Tengo que ser más inteligente que y no precipitarme o sospechará y eso les pondría sobre aviso — le digo y a regañadientes acaba por darme la razón.
— Tienes razón, pero por favor júrame que vas a tener cuidado. Si intenta algo...tú llámame, me da igual saltarme las reglas si es para ayudarte — asegura, con un tono de fiera protección que casi hace que se me salten las lágrimas. Joder, cuánto me gustaría abrazarla ahora mismo.
— Te lo prometo, no te preocupes por mí. Habla con Demon y cuéntaselo todo, tienen que detenerlos antes de que le hagan daño a más mujeres — le suplico y ella enseguida me tranquiliza, asegurándome que se lo dirá todo a los chicos.
Me gustaría seguir hablando con ella, pero sé que tengo que colgar. No puedo arriesgarme, Mateo podría volver en cualquier momento y es un bastardo paranoico.
Me despido tras prometerle de nuevo que me andaré con cuidado y cuelgo. No le digo que con Mateo nunca se sabe, porque me ha zurrado un montón de veces sin que lo provocara, de hecho sin que lo mirara siquiera. Cuando está de malas lo paga conmigo, porque no tiene a nadie más con quien desquitarse.
Y muchas veces he intentado defenderme, pero bastaba una palabra suya para que reculara. Probablemente Garrett nunca lo sepa, pero le he salvado la vida aguantando palizas en más de una ocasión.
Los Ejecutores se jactan de tener en nómina a la mayor parte de los guardias de la prisión estatal. Me consta los abusos que cometen con los presos y la impotencia por todo lo que ha tenido que pasar Garrett me carcome.
Y eso que Demon, su presi, ha intervenido más de una vez para que no le tocaran un pelo. Es un hombre que da bastante miedo y todo el mundo sabe de lo que es capaz, así que es mejor no provocarlo.
La verdad es que tengo mucho que agradecerle, me mantuvo informada cuando Garrett no quería ni verme. Y con justa razón.
La puerta de entrada se abre con tal estrépito que doy un respingo y de inmediato me pongo en guardia. Estaba tan distraída con mis recuerdos que me he olvidado por completo de Mateo.
Pero él se encarga de recordarme su presencia arrastrando su culo borracho hasta la silla. No solo borracho, también drogado. Sus ojos lo cantan al vuelo.
Y cuando clava su mirada enloquecida en mí, instintivamente retrocedo para alejarme de su radar.
Demasiado tarde.
Se levanta, tambaleante pero determinado y me agarra del brazo antes de que pueda encerrarme en mi habitación –tampoco es que me haya servido de mucho las otras veces –y aprieta mi carne con tanta fuerza que aprieto los dientes.
— Estás dando saltos de alegría porque han soltado a ese hijo de perra de Garrett, ¿eh, puta? Tienes el coño empapado solo de pensar en escaparte para ir a follar con él como la perra en celo que eres...—me escupe todo su veneno, con los ojos rojos por la porquería que se habrá metido.
Solo de pensar en las depravaciones que pueden haber cometido con esa chica me dan ganas de vomitar, porque no es la primera vez. Pero no puedo decirle nada o lo alertaré de lo que tengo planeado.
Debo mostrarme sumisa, por más que odie tener que hacerlo.
— Suéltame Mateo, estás drogado y no sabes lo que dices — exijo, con toda la firmeza de que soy capaz. A buen seguro, no tardarán en salirme moratones en el brazo.
Bufa, sin hacerme caso en lo absoluto. En vez de eso, me agarra por el pelo con violencia y tira para acercarme más a él. Su aliento a borracho impacta en mi rostro y gimo, forcejeando en vano.
Es más fuerte que yo.
— A mí no me engañas zorra, sé que quieres tirártelo. Mañana iremos a una fiesta en la casa club de los Demonios y te mantendrás jodidamente lejos de él si no quieres que lo mate delante de ti — me amenaza, salpicándome de su asquerosa saliva en la cara. Su rostro está encarnado por la furia y tira de las hebras de mi pelo con tanta fuerza que temo que, si no le digo lo que quiere oír aunque sea mentira, me deje calva.
— Sí, lo entiendo. No me acercaré a él — digo, concentrándome en un punto fijo del techo para forzar a las lágrimas a quedarse en su lugar. No le daré la satisfacción de verme llorar.
Me conformo con saber que el plan marcha según lo previsto. Y si todo va bien, mañana me desharé de este bastardo para siempre. Lo que pase después no me importa.
No importa si Garrett me sigue odiando, me digo a mí misma que podré soportarlo.
Aunque probablemente me esté autoconvenciendo. Ya no puedo vivir sin él. Pero lo haré si es necesario.
Mateo afloja el agarre, pero no me suelta. Y cuando lo miro a los ojos y veo la lujuria brillando en ellos, me tenso por completo.
— Buena chica —me felicita, como a un perro, dando palmaditas en mi cuero cabelludo maltratado —. Debería recompensarte por ello.
Y sin previo aviso, se me echa encima y me besa el cuello con violencia, amasando mis nalgas entre sus asquerosos dedos y quitándose el cinturón con la mano libre.
Me retuerzo, totalmente asqueada.
No puedo soportar más su toque, ya no más.
Lo empujo con todas mis fuerzas y le doy una patada en la entrepierna cuando vuelve a la carga. Ruje como un toro enfebrecido y atrapa mi pierna cuando echo a correr, arrastrándonos al suelo.
Me sacudo y me las apaño para levantarme mientras él se lleva las manos a la zona adolorida, aullando de ira y dolor.
No soy lo bastante ágil y no puedo esquivar el puño que vuela hacia mi pómulo. Cuando sus nudillos impactan en mi cara ahogo un jadeo y sin importar cuánto me arde el golpe, corro a encerrarme en mi cuarto.
Él grita como un demente, rompiendo todo lo que se le atraviesa.
Me encojo sobre mí misma, aterrada, temiendo que eche abajo la endeble puerta y acabe lo que ha empezado. Sé que no debería haberme defendido así, eso siempre lo empeora, pero es que yo...no podía soportar que me tocara después de haber abusado de esa pobre mujer.
El tiempo pasa y mis sollozos aumentan hasta que las lágrimas caen en cascada por mi rostro herido. Tendré que cubrirlo con maquillaje mañana o será peor. Si Garrett lo ve...
¿Qué haría? ¿Le importaría...después de que lo traicioné? Da igual qué motivos tuviera, él no conoce toda la historia.
Puedo soportarlo todo, menos su odio.
Cuando Mateo no entra a buscarme y pasa un tiempo prudencial me relajo un poco.
Aunque la amenaza que me lanza desde el otro lado de la puerta me pone los pelos de punta, recordándome que esta es mi pesadilla y que todavía no se ha acabado.
Si es que lo hace algún día.
— Tienes suerte de que mañana tengamos que guardar las apariencias y no pueda darte la paliza que te mereces, perra. Pero te aseguro que le restregaré a Garrett que eres mi dama, te follaré delante de él si no te comportas. ¿Entiendes eso?
Y tras pegar un puñetazo a la puerta, se marcha dando tumbos hasta su habitación, cerrando de un portazo.
Las lágrimas no cesan. Todo duele igual.
GARRETT
Es la primera vez en mucho tiempo que voy a dormir en casa y en lugar de sentirme aliviado, solo hay vacío en mi interior.
No, vacío no. Siento ira, mucha ira. Tanta que me duelen los nudillos por las ganas que tengo de romper algo.
Demon me ha echado la bronca por dejarle mi moto a la morena de ojos verdes con la que parece estar obsesionado. Me he contenido para no gritarle que qué demonios quería que hiciera si me abordó completamente desesperada, pero es mi presi y no quiero una confrontación con él. Especialmente cuando hasta un ciego vería lo loco que está por esa mujer.
Y me da una envidia que te cagas. Porque eso es algo que nunca podré tener.
Estuve cerca, pero ella me engañó. Y después de estos años no he logrado sacármela de la cabeza ni un solo día. Todo lo que vivimos...para mí fue real.
Es por eso que mientras una de las mejores zorras de este club me la chupa como una profesional, lo único que responde es mi cuerpo. En mi mente, es ella la que tiene mi polla en mi boca y me da el mejor orgasmo de mi vida, como en los viejos tiempos.
Ahora soy libre otra vez, pero hace mucho que el Garrett que solía ser está muerto. Probablemente nunca vuelva.
¿Importa, de todos modos?
Me corro, saliendo de ella cuando se traga todo el semen y le tiendo una toalla para que se limpie. Cuanto antes se largue, mejor. Mi humor es una mierda ahora mismo y aunque ella se da cuenta, viene por más.
Ya me he desfogado ahí abajo follando con otras dos perras, pero ha visto lo que tengo aquí y ahora no quiere irse sin que se la meta. Lo entiendo.
— Ahh, ha sido increíble grandote. ¿Crees que me cabrá toda? — inquiere, meneando las cejas de forma seductora mientras me pone las tetas en la cara.
Quiero pedirle que se largue, pero al mismo tiempo necesito dejar de pensar. Así que en un impulso, la tumbo de espaldas y la monto.
— ¿Por qué no lo averiguamos?
Entro en ella sin ceremonias. No hemos venido aquí para una jodida charla, tampoco es que sea un hombre de muchas palabras. Y estoy furioso.
Bombeo las caderas y la embisto con ferocidad, descargando todo lo que llevo dentro. Ella grita y gime, desatada. Le gusta que la folle duro y yo tiño su pelo rubio de escarlata y fantaseo con unas curvas que me están prohibidas.
Puta mierda.
Gruño como un animal y mis manos viajan al cuello blanco y grácil de la zorra rubia. Necesito algo rudo hoy.
— ¡Garrett, Iglesia! Termina de echar el polvo y lleva tu culo abajo, órdenes del presi.
Pat sabe cómo cortarle el rollo a cualquiera, pero como solo es un mensajero y yo ya tengo lo que quería salgo de dentro de la rubia, me quito el condón y la dejo sola para que se vista y luego se largue.
Apenas me abrocho los vaqueros y me pongo el cuero – sin camiseta – y me marcho sin decirle nada. Tampoco es como si lo esperara. Así va esto.
El club es lo primero.
Llego en tiempo récord y Dom se queja antes de darle la pasta a Hunter. Los cabrones han apostado sobre mi polvo, jódeme.
Ocupo mi lugar en la mesa y se siente bien, he echado de menos con mi vida esto. Qué cojones, nací para esto. He sangrado por este club, he sido privado de mi libertad y ahora aquí estoy, probando mi lealtad y mi compromiso absoluto con mis hermanos.
— Siento la interrupción, hermano. Me imagino las ganas de follar que tendrías después de estar tanto tiempo entre rejas — me dice Demon, dándome una palmada en la espalda.
Asiento y le devuelvo el gesto. Todos los hermanos me muestran su respeto y me siento honrado.
— Estamos orgullosos — asegura Daryl, echándose su pelo rubio hacia atrás. El cabrón no ha cambiado nada, sigue siendo un presumido.
Los he echado de menos a todos, joder.
— Estoy bien, el club es lo primero — digo, a la expectativa.
Demon muestra su aprobación y enseguida me cuenta lo que pasa. No es un hombre al que le guste andarse por las ramas y lo agradezco.
— Se trata de los Ejecutores —anuncia, tenso, y no se me escapa la ojeada fugaz que le echa a Balzac. El hermano serbio parece más desquiciado de lo habitual, me han contado que es por la chica a la que violaron y tenemos arriba, recuperándose —. Son los responsables de lo sucedido con Sky, una fuente fiable me lo ha confirmado.
Balzac se pone en pie como un huracán, con los ojos fuera de las órbitas y la navaja silbando entre sus dedos, listo para derramar sangre.
— Siéntate Balzac, tendrás que esperar a mañana para mutilarlos — le ordena, imperturbable ante su creciente ira. Está respirando como un búfalo rabioso y todo su cuerpo convulsiona. Me sorprende que se mantenga tan quieto.
— Me comeré sus corazones, Demon. No puedo esperar...
Me gustaría unirme a él, pero supongo que no ayudaría mucho que lo dijera en alto justo ahora. La paciencia de Demon está bajo mínimos.
— Podrás comerte hasta sus pollas si quieres, pero tendrás que esperar a mañana. No sé si esto es cosa de todo el club o solo de Mateo. Y tengo que asegurarme.
Esta vez todos los ojos se posan en mí, porque soy yo quien está a punto de perder el jodido control cuando pronuncia ese maldito nombre. Me dan ganas de descuartizarlo yo mismo y gruño como un perro rabioso.
— Joder, Garrett, tú también no. Controla tu ira hasta mañana, cuando vengan a la fiesta que celebraremos en tu nombre — me advierte Demon y cada músculo de mi cuerpo se tensa. Mis fosas nasales se dilatan y hago sangrar mis manos cuando mis uñas rasgan la piel.
Creo que ahora estoy peor que Balzac, porque veo la cautela brillando en las pupilas de algunos hermanos.
Pat se aclara la garganta.
— Te dije que no estaría de acuerdo, presi.
— ¿Y qué otra jodida opción tenemos? — brama él, perdiendo los nervios también. Daryl lo calma poniéndole una mano en el hombro.
— ¿Vendrá ella?
Mi voz es tan ronca y grave que apenas la reconozco. Podría morder ahora mismo de lo encolerizado que estoy.
Demon no se anda con sutilezas cuando contesta.
— Sí. Ella nos ha avisado a través de Clarity. Escuchó una conversación telefónica de Mateo — me explica. Y admito que me sorprende un poco.
No me tranquiliza en lo absoluto.
— ¿Por qué iba a hacerlo?
— Porque sabe la clase de escoria que es — suelta Hunter, haciéndose crujir los nudillos.
Balzac ha vuelto a sentarse, aunque todavía lleva la muerte escrita en los ojos.
Mis dientes chirrían al pensar que mañana la tendré frente a frente después de todo. No sé qué sentir, ni qué pensar. Soy un volcán a punto de entrar en erupción. Y cuando lo haga va a ser malo, jodidamente malo para todos los que tenga cerca.
Ya toqué fondo una vez cuando entré a la cárcel –era más un animal que nunca y sé que de no ser por mi compañero me habrían sacrificado como a un perro rabioso, porque lo era. Lo había perdido todo y la ira me cegaba, pero él me ayudó – y logré salir. No creo que pueda volver a hacerlo.
— Quería decírtelo para que estés preparado — Demon sigue hablando y mi pecho se contrae. Ni siquiera sabía que podía sentir tanto y de forma tan contradictoria. No sé si quiero matarla cuando la tenga delante al fin o follarla como un loco y no dejarla ir. No sé si podré controlarme cuando estemos en la misma habitación y la vea con ese hijo de puta —. ¿Podrás manejarlo? Sé que tenéis una historia, pero hasta que no resolvamos lo de los traidores no puedo dejar que la reclames si es lo que quieres, podría ser una trampa.
Tiene sentido lo que dice, lo sé. Y aun así me enfurece terriblemente pensar siquiera en esa posibilidad...que para ella siempre fue un juego.
Quiero gritar hasta hacerme pedazos las cuerdas vocales.
Pero asiento. No confío en mi voz ahora mismo.
— Bien, con un poco de suerte mañana matemos dos pájaros de un tiro — sentencia Demon, golpeando con el mazo la mesa para dar por terminada la sesión.
Solo cuando nos quedamos a solas y el resto de hermanos se marchan, Demon me detiene para hablar a solas. Tiene una botella de tequila preparada y el gesto más serio que le había visto nunca.
— Siéntate anda, sé lo que estás sintiendo. Así que vamos a emborracharnos juntos, porque pase lo que pase sabes que estamos contigo a muerte, hermano —me asegura, llenándome el vaso hasta arriba.
Me lo bebo de un trago y él hace lo propio, calibrando mis reacciones.
— Lo sé, presi. Es bueno volver —digo. Y soy sincero.
Bebemos juntos hasta casi perder la conciencia y me siento mejor, porque a pesar de toda la mierda que se nos viene encima, por fin estoy en casa.
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Hola amores, por fin he podido traer cap de esta historia a la que tantas ganas tenía de volver, Garrett y Michelle son dos personajes a los que estoy amando profundamente! Es solo que estoy preparando la autopublicación de mi primer libro en físico (lleva muchísimo trabajo, ni os imagináis) y no había tenido tiempo de retomarla, pero espero seguirla pronto <3 espero que os haya gustado, dadme amor para poder crecer❤ os invito a seguirme en mis redes para estar al tanto de todo lo referente a mis libros.
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