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Tres

Se encontraba recostado y atado en una silla de metal, escuchando como los hombres reían mientras lo golpeaban o cortaban su rostro con varios objetos.

No les importaba en lo más mínimo que usaban, si no lo que causaban. Keegan apretaba su mandíbula no permitiría que lo vieran débil o escucharan su dolor. Los hombres gozaban de eso, del como resistía.

Taparon sus fosas nasales con unas pinzas y cubrieron su boca con un trapo, Keegan los veía sin expresión. Sabiendo perfectamente lo que le esperaba. Acercaron un balde de agua y lo vaciaron en su boca, ahogándolo.

Keegan se removía ante el desespero de estar ahogándose, los hombres continuaron así por varias horas. Tomando descansos para mantenerlo con vida. No deseaban terminar con su juguete tan rápido.

La sangre goteaba hasta el suelo donde ya un gran charco se formó, sus párpados pesaban pero aún así se obligaba a mantenerse despierto.

——Vuelve a casa, por favor

Recordó la voz de su esposa, luchaba por no llorar. Los recuerdos lo invalidan y aún así permanecía quieto. Las heridas de su rostro estaban muy profundas y las de su cuerpo aún más.

No había parte de él que estuviera sano, los soldados contrarios sabían bien donde atacar. El rechinar de la puerta lo hizo apretar los párpados y al abrirlo se encontró con un soldado apuntándome con su arma, quito el seguro.

Cerró sus ojos esperando su destino, el disparo se escuchó por toda la base.

##

——¡No! —gritó la mujer —ya he venido desde que él desapareció y nadie me ha dado una respuesta o al menos ha sido honesto —la furia y preocupación se mezclaban en el rostro de la castaña —

——Señora, es que ni nosotros sabemos que sucedió, hemos enviado un equipo de rescate al último lugar de donde recibimos noticias de ellos. Le juro que estamos haciendo todo lo posible

Entendía que todos se movían con el objetivo de encontrar a su esposo, pero eso no quitaba su preocupación y mas cuando nadie le decía algo o avisaba posibles pistas. Comprendía también que no era parte del ejército pero su esposo se sacrificaba por el país.

——Si, entiendo pero al menos díganme —ladeó su cabeza —¿no han encontrado al menos un cadaver o algo? —la secretaria negó

——Hasta ahora no, ni siquiera se han contactado con nosotros, pero le aseguró señora que haremos todo lo necesario para traer de vuelta al equipo y su esposa —aseguró

——Gracias —le dio una media sonrisa y salió de ahí

Sentía impotencia por no saber en que ayudar o donde buscar, el recordarlo le dolía en el corazón, su vista se nublaba y sus pies tiemblan en cada paso dado.

——Te volveré a tener en mis brazos Keegan —murmuró subiendo a su auto, donde pudo soltar en llanto

Sabía que no solo era por no saber dónde estaba o si no lo volvería a ver, si no también el recordar cada momento vivido junto a él, su voz despertándola en las mañanas o el simple hecho de saber que estaba embarazada y quizás Keegan jamás lo sabría. Todo se sumaba a sus lágrimas, las cuales no paraban de salir.

Un golpe en la ventanilla de su auto la hizo sobresaltarse, se giró encontrándose con la recepcionista quien la veía con lastima y empatía.

Ella negó mientras su cuerpo temblaba y su garganta ardía, todo giraba a su alrededor. ¿Lo había perdido?

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