Nueve
Sofía entró decidida y con un semblante serio. La enfermera la observo y cuando pidió hablar con Keegan o su médico a cargo está solo asintió llamando a Liam quien salió de su oficina para encontrarse con una mujer elegante y segura de si misma.
——Sra. Turner —saluda nervioso —me dijeron que desea hablar sobre Keegan —la mira —¿es verdad?
Ella asiente.
——Así es, deseo saber por que mi hija no puede verlo, ¿sucede algo o es él quien se niega a verla? —pregunta directamente impresionado a Liam quien afloja su camisa
——¿Cómo, lo supe? —sonríe
——Yo también estuve en una clínica así, Doctor, así que dígame —enarco una ceja
Liam solo suspiró.
——Keegan dice que no desea ver a su hija por que no quiere hacerla sufrir —
Sofía ríe irónica mientras resopla incrédula.
——¡Que estúpido! —gruñe y se acerca al doctor —pues dígale que eso hará —el doctor levanta una ceja —dígale a Keegan, que Sofía Turner se encargará de que T/n lo olvide, que ya no sufrirá por él y que deseo su pronta recuperación. —le sonríe para caminar a la salida y antes de irse lo ve —dígale que espero que sufra cuando se entere de la nueva vida de mi hija
Sale de ahí con la furia creciéndole por dentro. Incapaz de formular una idea de la estupidez que Keegan estaba cometiendo, pero sabía que su hija merecía la verdad. Así que ella no se lo ocultaría y ahí estaría para ayudarle.
(***)
Keegan golpeaba un saco de box tratando de sacar toda su furia contenida. Las terapias con Liam le habían ayudado un poco para desechar cada pensamiento erróneo que aparecían. Aún los recuerdos de su tortura seguían atormentadolo, lo hacían querer infringirse dolor para concentrarse en eso y no en el pasado.
Al hablar de pasado no puede evitar pensar en T/n, recordando como su amor lo había transformado en un hombre diferente, pensaba en tener familia, envejecer a lado de ella y morir juntos. Y su secuestro lo volvió a sumergir en el mismo hoyo o quizás en otro aún más profundo de donde lo costo tanto salir. Era verdad lo que decían, las recaídas siempre están ahí, solo es cuestión de esperar para que te ataquen.
Eran como los cazadores, se camuflaban esperando la oportunidad perfecta para atacar y cuando lo hacían te mordían tan fuerte que no podías soltarte, y cuando lo hacías era demasiado tarde. No exista salvación.
Sus golpes son certeros y rudos, aunque poseía protección en sus manos, los impactos con el saco le dolían y juraría que sus nudillos se reventaron ante los incesantes golpes que daba. Llevaba al menos tres horas en el gimnasio. Los demás pacientes entraban y salían poniéndole atención.
Les daba intriga del por que de su falta de descanso ante su entrenamiento, no comprendían por que no permitía que nadie además de Henry le hablaran o por que solo Liam podía darle sus terapias. Keegan les causaba mucha curiosidad y algunos creían que quizás estaba llevando más allá sus problemas, pues él teniendo una esposa que lo buscaba sin descanso y no aceptar su visita, los hacía cuestionarse si en verdad Keegan estaba mal o solo exageraba.
Dio un último golpe con tanta fuerza que su muñeca se quebró, jadeó ante el dolor. Negó alejándose de ahí y quejarse un poco, pero no se quejó. Creyendo que lo merecía.
——¡Joder! —exclama un hombre alto de tez morena —si que te gusta hacerte daño —hace una mueca al acercarse a él quien da unos pasos atrás —tranquilo amigo, solo voy a checar tu brazo —le sonríe
——No necesito tu ayuda —replica
——Mira idiota, todos aquí tenemos problemas y no estamos queriéndonos romper cada puto hueso. No deseo disminuir tu pena, pero al menos trata de empatizar, creo que comenzando por ahí podrías mejorar un poco —le reclama al dirigirse a la caminadora
Keegan lo mira con su frente arrugada y su mandíbula apretaba para no emitir algún sollozo de dolor. Toma su mano con la otra y ve al hombre.
——No busco que nadie me tenga lastima —el hombre ríe —¿que es gracioso?
——Claro que lo buscas amigo, de lo contrario aceptarías la maldita ayuda en lugar de hacerte el interesante, ¿crees que todos aquí estamos bien? —chasquea su lengua aún usando la caminadora —obvio no, pero si en verdad deseamos salir y continuar con nuestras vidas o al menos intentar salir hablábamos, aceptamos la ayuda o fingimos que la aceptamos. Así que mejor búscate otra excusa
Entrecierra sus ojos sin decir nada, solo mirando al hombre a una distancia de él. Jamás quizo llamar la atención o hacerse pasar por una victima, solo quería que nadie se entrometiera en sus asuntos y ahora que lo habían hecho se sintió estúpido. Quizás era verdad que si en verdad no querías llamas la atención, debías ser como el resto.
——Habla amigo, no calles, al final nadie tiene salvación, pero al menos te vas con un peso menos encima —aconsejo
Keegan se queda pensando en esas palabras. Hablar solo para poder descansar, lo había hecho y no funcionó o acaso debía hablar de algo más. Quizás era verdad y había algo de lo cual no se atrevía a contar.
Remojó sus labios y salió de ahí para ir a la enfermería donde la enfermera lo atendió rápidamente, enyesando su mano y dándole medicamento. Aún pensando en que era ese algo que no hablaba se dirigió a su cama, ansiando a que amaneciera e ir a su terapia con Liam para así descubrir que le impedía ser claro y conciso.
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