Doce
T/n no sabía como estaba su esposo, pero si sabía que la evolución de su embarazo iba perfecta. Escuchaba como los latidos de su bebé eran reproducidos por la ecografía, su sonrisa era amplia al igual que la de su madre quien lloraba al ver como su pequeña nieta —si era una hermosa niña— se movía en la imagen.
——Felicidades señora Russo, es una bebé —le sonríe
Sofía ríe emocionada y ve a la doctora.
——Creí que debía tener más meses para saber el genero del bebé —señala desconcertada
La doctora niega viendo a ambas, aún recorriendo el vientre de T/n para seguir mostrándoles más de la pequeña bebé.
——Normalmente, se puede saber el género del bebé a partir de las veinte semanas de embarazo, después de una ecografía. Sin embargo, algunos médicos sugieran que se puede saber el género del bebé a partir de las doce semanas de embarazo, basado en la estimación del tamaño y el desarrollo del feto en el útero, pero esto no es cien por ciento seguro —explica amable
——¿Cuantos meses tienes? —pregunta esta vez en dirección a su hija quien aplana sus labios —
——Okey, terminamos —avisa la doctora limpiándome el gel del vientre y sacando algunas impresiones del ultrasonido, podía notar la tensión que crecía entre Sofía y T/n —las dejó solas —le sonríe y se retira
Sofía seguía viendo a su hija quien se sentó tomando las impresiones de su pequeña, muerde su labio inferior y mira a su mamá.
——Supe que estaba embarazada aproximadamente dos meses antes de que Keegan fuera a la misión, aún no quería decirle pues esperaba a que la ocasión fuera especial, una cena romántica o que él no estuviera muy ocupado entrenando, el tiempo pasó volando y un día me aviso que se iba, no alcancé a decirle, después todo esto sucedió y bueno —baja la mirada —hice las cuentas y tengo cuatro a cinco meses —musita
——Hey tranquila hija —se acerca a ella para abrazarla —no importa, ahora sabemos que es una hermosa niña y que está sana —besa su cabeza
——Tienes razón mamá —le sonríe y con su ayuda se levanta
Su madre tenía razón, lo que importaba era que su pequeña estaba sana en su vientre, que nada de lo que había acontecido en estos meses le afectó. Estaba tan contenta de que en pocos meses podría conocer a su bebé, ya anhelaba tenerla entre sus brazos; poder besarla, abrazarla, cargarla, conocerla y decirle lo mucho que la ama.
——¿Y como se llamará mi pequeño rollito de caramelo?
Sofía conducía de regreso a su hogar, T/n rio ante el apodo que su madre le puso a su bebé. Estaba tan emocionada de que su madre estuviera igual de feliz que ella por su embarazo. Remojó sus labios, acarició su vientre y negó.
——No, aún no tengo nombre —miro de reojo a su mamá quien asintió viendo el camino
——Ya nos ocuparemos de eso —
——Esperare a Keegan, entre ambos escogeremos uno —responde con una enorme sonrisa
Sofía apretó el agarre en el volante y rechinó los dientes, con tan solo escuchar el nombre de Keegan sentía rabia. Creía que su hija se estaba recuperando o quizás olvidándolo, pero al parecer no.
(***)
La suave música salía de la radio, T/n bailaba mientras sonreía y acariciaba su vientre. Se movía entre su habitación al ritmo de "Summertime Sadness —Lana del Rey".
——Oh, my God, I feel it in the air, telephone wires above are sizzlin' like a snare. Honey, I'm on fire, I feel it everywhere, nothin' scares me anymore —
Cantaba con una amplia sonrisa, esa bebé le estaba devolviéndole las ganas de seguir adelante y disfrutar de cada pequeño detalle, se miró al espejo y rio. Su pequeña pancita ya era notoria y el brillo que siempre mencionaba sobre las embarazadas estaba en sus ojos. Se sentía medianamente feliz, pues aún le faltaba su esposo, ese Keegan que era valiente y dulce con ella, lo amaba tanto que estar sin él era una tormenta.
Ver la cama vacía le daba melancolía, no escuchar cuando se levantaba para ir a una misión o el cómo la abrazaba mientras dormían, ella amaba la sensación de sentirse protegida y amada a la vez, pero también sabía que ahora él también necesitaba sentirse protegido.
Mordió su labio inferior mientras acomodaba la ropa de Keegan en su clóset, no por que él no estuviera significaba que dejaría que esa ropa estuviera ahí guardada. El aroma de su perfume aún estaba impregnado en sus camisas y era por eso que al dormir se ponía una, para al menos así sentirse acompañada.
——Estaba pensando en que si tú papá elegía el nombre, yo podría decidir el segundo. No me gustan los nombres largos pero tener dos sería bonito, pues te llamarías como tus dos papás quieren —rio tomando su bolsa de gomitas
Desde que comenzó su embarazo no dejó de comerlas, eran en forma de lombrices con azúcar y creía que si algún día no las comía, su pequeña se enojaría, se sentó en su silla mecedora y siguió comiendo sus gomitas viendo al frente. Sabía que Keegan regresaría, ella lo sabía.
——¡Toc, Toc! —escuchó la voz de su padrastro —¿puedo pasar? —pregunta
——Adelante —se endereza y lo observa con una sonrisa. Richard pasa mientras evita mirarla y juega con sus manos, claramente estaba nervioso —¿sucede algo Richard? —interroga preocupada y él niega calmándola un poco
——No, solo que yo creía que...—remoja sus labios —podríamos ir a comprar cosas para rollito de caramelo, claro solo si tú lo deseas, por que se que yo no soy tu papá, pero quiero ser un abuelo para ella y...
——Richard —se levanta y le pone su mano en el hombro tratando de tranquilizarlo —eso me gustaría mucho, por que se que serás el mejor abuelo —
Richard la mira sorprendido, la idea de que T/n lo aceptará como el abuelo de su bebé lo hacían feliz. Sonrió mientras la veía.
——Entonces, ¿vamos? —levanta una ceja divertido, ganándose una risa de T/n quien asintió
——Vamos
Ambos salen para encontrarse con Sofía quien sonreía ampliamente mirando a su hija llevarse bien con su esposo, eso la hacían sentirse feliz y plena. Sabía que formarían una linda familia.
T/n por su parte estaba emocionada de volver a tener a su madre junto a ella, su padre ya no estaba, pero lo conocía tanto que sabía que él estaría feliz por ella, estaría en paz por que su hija tiene el apoyo y cariño de un hombre bueno como Richard quien no ha hecho más que apoyarla en estos momentos tan duros. Subió al auto, por fin podría comprarle a su bebé todo lo que deseaba, no había tenido ánimos de siquiera decorar la habitación de su pequeña, pero ahora lo deseaba tanto, suspiró sintiéndose afortunada mientras veía como Richard conducía y Sofía iba de copiloto señalándole todo lo que había en el camino, como si del juego de la lotería se tratara, lo cual la hizo reír un poco, su madre era muy ansiosa y se preocupaba por todo.
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