Cuatro
El agua cae en su cuerpo, sus manos descansan en las baldosas de la pared de la ducha. Su cuerpo está ahí, pero su pensamiento no. El eco del agua se escucha a la distancia mientras su mente se pierde en sus recuerdos.
El disparo se escuchó por toda la base, pero Keegan seguía respirando, ahogo un grito de dolor cuando la bala quedó incrustada en su abdomen. Un disparo más estremeció el lugar pero esta vez el soldado cayó al piso sin vida y al hacerlo dejó a la vista un soldado con el rostro cubierto con una máscara de francotirador.
——Anda, no tenemos tiempo, enviarán apoyo en unos minutos —habló este, su acento era algo que mantenía confundido a Keegan.
¿Austriaco o aleman?
——¿Quien te envió? —pregunta cuando el hombre de al menos dos metros de altura lo desata y ayuda a caminar, los golpes, las heridas y ahora la bala le impedían hacerlo solo —¿son de Estados Unidos? —volvió a insistir
——KorTac —fue lo único que salió de sus labios
Veía como aquel equipo táctico atacan a quienes lo tenían en custodia, los impactos producen una luz que lo hacían perderse, fue llevado hasta el jet y al subir miró a su equipo igual o peor herido con él. Soltó un suspiro al ser recostado en una camilla para ser atendido rápidamente. Con un suspiro agradeció para después quedar anestesiado.
Ella lo tocó en la espalda haciendo que reaccionara de manera agresiva, girándose hacia ella para tomar su mano con violencia. El encuentro la dejó perpleja, sin entender la reacción de su pareja. Las cicatrices de las torturas que habían dejado su cuerpo estaban aún frescas al igual que el trauma mental que esto le ocasionó. Todo parecía ser resiente, aunque hubiera pasado dos semanas atrás.
——¡Keegan! —exclamó asustada —¿que te sucede? —pregunta acariciando su muñeca mirándolo con temor
——T/n, yo —no era capas de formular palabra —
——Solo quería saber si, ya terminaste, llevas media hora en la ducha —explica saliendo del baño —solo, solo termina —dijo por último —
Era obvio para ella que él estaba sufriendo por dentro, a pesar de que él no quería que ella se enterara de ello: su cara estaba tensa, sus ojos llenos de confusión y dolor en cada mirada. No hacía más que pensar en lo que le habían hecho y no podía ponerle fin a esos pensamientos. Ella quería estar ahí para él, pero también sabía que su presencia lo hacía sentir más ansioso y angustiado.
Sintió como si lo estuvieran cortando en pedazos y en el momento de mayor dolor la estuvieran volviendo a armar. No podía creer que eso le hubiera sucedido. Ella solo podía imaginarse lo que le estaban haciendo para que estuviera así y dolía verlo así. Solo quería que volvieran a estar juntos, felices en su hogar, sin ninguna preocupación. Pero eso ya no podía pasar o no pronto.
Keegan detuvo el agua para tomar la toalla y enredarla en su cadera. Se vio al espejo notando que su rostro ya no está igual. Sus ojos azules no tenían brillo, sus mejillas tenían puntadas por los cortes profundos, sus labios aún reventados por los golpes y su mirada es fría.
Lucha por mantener su atención en el presente, pero sus pensamientos siguen estando en su tiempo secuestrado.
——¡Que linda esposa tienes! —el hombre remojó sus labios —si mueres no te preocupes yo le daré la atención que necesita —
Esto lo hizo enfurecer tanto que logró romper las ataduras que lo mantenían en la silla y se levantó para ahorcar al hombre, sus compañeros llegaron a ayudarlo. A pesar de ser golpeado con cadenas y una gusta de metal no soltaba al hombre quien lo veía a los ojos. Con un último apretón logró romperle el cuello, dejándolo caer sin vida.
Cuando esto sucede los hombros lo golpean en la parte baja de la espalda haciéndolo caer, para rápidamente levantarlo y encadenar sus piernas. Colgándolo de cabeza para usarlo como saco de boxeo, sus golpes no eran limpios, ni mucho menos legales. Los cuatro hombres tenían manoplas con puntas filosas que al golpearlo se clavaban en su carne.
Apretó los párpados con fuerza al mismo tiempo que sus manos en el lavamanos. La lucha interna por volver en si era tanta que no midió si fuerza, logrando romper el lavamanos junto al mueble. Maldijo en voz alta cuando esto sucedió. El estruendo llamó la atención de T/n quien negaba ahogando el llanto, verlo así tan mal la hacían sentir impotente, no sabía como ayudarle o que hacer para que Keegan volviera a ser el que la enamoró y llevó al altar.
Paseo la vista en el baño dándose cuenta de que Keegan no había notado su presencia. Trago grueso y en voz alta lo llamo.
——Keegan —este solo giró su rostro, más no sus ojos —debes aceptar la terapia —
Este solo estaba perdido en sus pensamientos.
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