Cinco
Keegan se encontraba recostado viendo al techo, su rostro está cubierto por un pasamontañas. Desde que las personas veían sus cicatrices y murmuraban cosas. Su inseguridad apareció.
Desde que regresó algunas cosas en él desaparecieron y unas más aparecieron. Como su dulzura, sus ganas de hablar hasta el amanecer con su esposa o el leer un libro mientras veía a los niños del vecindario jugar en la calle. Ahora no soportaba el ruido, cada grito de los niños lo alteraba, creía que eran gritos de sus amigos buscando ayuda. Ya no deseaba hablar con su esposa, creía que estaba mejor en silencio aunque su mente sonara como una radio descompuesta y gritos desgarradores.
T/n se removió en la cama y Keegan pareció no, notarlo. Entre abrió sus ojos y lo miró ahí pensativo. Como si estuviera viendo algo que realmente lo entretenía, pero no, el televisor estaba totalmente apagado.
——Duerme —le susurro y Keegan solo asintió —por favor —pidió llevando su mano a su pasamontañas y Keegan la detuvo con rapidez —
——¡No! —su tono fue frío y áspero —lo vuelvas hacer —susurro saliendo de la cama y saliendo de la habitación
T/n se sentó en la cama escuchando cómo azotaba la puerta y bajaba las escaleras. Pero no se detuvo ahí pues salió de la casa. T/n logro escuchar como encendía el auto y se iba. Llevó sus manos a su rostro para cubrirlo y permitirse llorar.
Aprovechando que él no estaba ahí, sus lágrimas gruesas salían sin detenerse, resbalándose por sus mejillas y cayendo en sus manos. El nudo en su garganta le ardía y sus sollozos eran desgarradores. Su pecho comenzaba a subir y bajar con fuerza.
Le dolía no saber cómo ayudarlo, como entenderlo o quizás como hacerlo entrar en razón. Su llanto no solo se debía a lo sucedido esta noche, si no a todo lo acumulado desde que lo tuvo de nuevo en casa. Recordar cómo tiró todos sus premios y medallas al piso, escuchar los pedazos de vidrio ser pisados por él mientras gritaba con furia. Los golpes que daba en los estantes o muebles de la casa con su bat, solo por que se sentía como un fracasado.
Como salió y golpeó al cartero por que creyó que dejaba una bomba en su buzón, su comportamiento era diferente, todo esto era algo con lo que ella no podía lidiar.
Su llanto no paraba y sus espasmos la atacaban, sintiéndose mal por no saber que hacer, todo su mundo se le venía abajo y no tenía a nadie a su lado o a alguien que la ayudara.
Llevó sus manos a su vientre sollozado.
——Estaremos bien pequeño, estaremos bien —susurraba acariciandolo
Tantas veces había soñado con quedar embarazada, darle una familia a Keegan, convertirse en madre. Y cuando por fin lo consiguió, no fue el mejor momento. Su matrimonio pendía de un hilo y Keegan ni siquiera sabía de la noticia, pero aún así T/n estaba esperanzada en traerlo al mundo.
(***)
Sentada en el sofá de su sala en remodelación, pues Keegan la dejó totalmente destruida esperaba con nervios a su esposa quien no daba señal, aferraba la manta a su cuerpo, ya que el clima a fuera era muy frío. Sostenía el teléfono por si alguien le hablaba.
El miedo la invadía creándose todo tipo de posibles escenarios, desde que Keegan se envolvió en una pelea y mato a alguien o quizás a él, hasta que tuvo un accidente al conducir a gran velocidad. En su mente todo era posible y todo el aterraba.
Sus ojos hinchados y su rostro demacrado demostraban su falta de sueño y no solo está ocasión, si no ya varias pues algunas veces Keegan la despertaba a media noche por pesadillas o lo sentía observándola y cuando abría sus ojos lo encontraba en una esquina y efectivamente la veía, pero su mirada no era cálida, si no parecía un cazador. Esperando el momento adecuado para dañarla, lo cual la hacían quedarse despierta atenta a su alrededor.
Sus ojos luchaban por cerrarse y sus manos se aflojaban alrededor del teléfono dejándolo caer, no pudo ser lo suficientemente fuerte para mantenerse despierta, pues realmente su cuerpo le pedía descansar y así fue. Quedó totalmente dormida en el sofá.
(***)
El timbre del teléfono la hizo despertarse de golpe mostrándole que la mañana llegó, rápidamente se levantó y buscó el teléfono, al tenerlo en sus manos respondió.
——¿Hola, Keegan? —preguntó con el corazón en la mano
——No, soy yo —T/n frunció su ceño —
——¿Mamá? —preguntó despegándose el teléfono y viendo la pantalla, encontrándose con que el número era desconocido
——Obvio T/n, ¿quien más, podría ser? —preguntó divertida pero al no escuchar a su hija arrugo su frente y dudosa preguntó —¿todo esta bien cariño?
T/n estaba por mentir, pero el llanto le ganó, sus labios temblaron y las lágrimas de nuevo salieron. Su madre dejó de alistar el desayuno y rápidamente habló.
——Nena, que sucede —su preocupación era notoria
Hace tiempo que no se veían que creía que solo la ignoraba, pero el ruido detrás de la línea le hacían saber que algo sucedía. T/n deseaba colgarle veía el teléfono y su dedo se posó sobre el botón rojo pero era más su dolor que deseaba desahogarse, así que habló.
——Yo, no lo se mama —siguió sollozando —desde que trajeron a Keegan todo es una mierda, ya no es el mismo y lo comprendo, lo que paso ahí debió ser horrible y traumático, pero ni siquiera me habla, solo me ignora y es frío, mama ya no se que hacer —
Se cayó de rodillas, sollozando y tratando de encontrar el aire que le faltaba.
——Creí que al darle la noticia de mi embarazo estaría feliz, pero ni siquiera pude decirle —prosiguió
——Hija —suelta sorprendida, pues su madre no estaba al tanto de nada, se sentó en la silla frente a la barra y llevó su mano a sus labios, no podía ni imaginarse lo que su hija estaría pasando sola, miró a su esposo quien entró a la cocina confundido y asintió —iré para allá bebé, lo que necesitas es a tu mamá, de Keegan nos ocuparemos después o quizás puedas hablar con alguien de la agencia y que te recomienden un psiquiatra —recomienda —
Ella trataba de reponerse y asentía ante las palabras de su madre, sus ojos estaban rojos y los sollozos salían de sus labios.
——Gracias mamá —murmuró al fin
——No agradezcas, estate tranquila, yo iré para allá –le aseguro
Cuelga la llamada y T/n solo se queda ahí viendo a la nada. Al menos su madre iría, no recordaba cuando fue la última vez que la vio o habló con ella, pero la necesitaba y mucho. El ruido del cerrojo la alertó por lo cual se levanta y ve cómo Keegan entra tambaleándose y con una botella en su mano derecha.
——¿Donde estabas? —preguntó furiosa —¿tienes idea de lo preocupada que estaba? —se acercó a él quien se tambaleaba aún
La miró y simplemente la rodeó para subir a su habitación, el eco de sus botas subiendo los escalones recorrían la casa. T/n solo nego abrumada, todo eso la tenía mal y a Keegan parecía no notarlo o quizás no le importaba. Se quedó unos segundos ahí hasta que pudo ponerse de pie y se dirigió hasta donde él estaba dormido, olía a humo de cigarrillo y otra cosa.
Nego triste, él no era alguien de beber o fumar, y ahora parecía que su vida dependía de eso. Busco más, suspiró aliviada de no encontrar nada de alguna mujer o si quiera oler su perfume, al menos no toco a alguien más que no era ella. Se sentó a su lado y tomó aire viéndolo.
——Yo no puedo ayudarte y será mejor que alguien lo haga, este bebé no merece un padre así y quizás tampoco una madre que se destruya solo por amor —se puso de pie —no lo haré por ti o por mi Keegan, lo haré por nuestro bebé —sentenció al volver a la sala y dejar a Keegan dormido
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