Epílogo
Tyler
Si alguien me hubiese dicho que aquella mañana sería el inicio de una serie de coincidencias curiosas, yo no lo creería. Era un día como cualquier otro, a excepción del cumpleaños de mi padre. Esa noche iríamos a comer parrillada a la casa de mi tío y desde que me ubiqué en la entrada del parqueadero de buses, ya estaba soñando con mi plato de carne. Aquello era lo único que motivaba mi día que empezó bastante mal.
Había estado trabajando en ArrowXpress hacía siete meses y aunque empecé como promotor de tiquetes en la entrada, ahora ya tenía uno de esos elegantes uniformes, y era el encargado de recibir y verificar los tiquetes de los viajeros antes de abordar. Una tarea fácil, pensarán, bueno... sí, lo era, hasta que un pasajero enorme obstruye el paso de los demás.
El hombre, que traía una maleta casi tan grande como su cuerpo, tenía problemas para ingresarla al parqueadero. Esto generó una fila de pasajeros que tuvieron que cruzar por un pequeño espacio que dejó el hombre. Luego de varios minutos, entre dos compañeros pudimos llevar la maleta hasta el bus y lograr que todo quedase muy bien organizado en el maletero.
Justo cuando me estaba alejando para regresar a mi puesto, me fijé en una chica que estaba en una de las ventanillas del bus. Hablaba por celular y hacía unos gestos muy graciosos con su rostro. ¿Nunca les ha pasado que tienen esta sensación extraña de querer conocer a una persona? Eso me pasó en ese momento. Yo jamás la había visto, pero algo me atrajo de ella y no supe bien qué era.
La noche de parrillada salió bastante bien. Estuvimos hasta tarde en la azotea de la casa de mi tío conversando sobre distintos temas y uno de ellos, como no, fue mi futuro amoroso.
— ¿Hay alguna chica? —me preguntó mi tío mientras me entregaba una cerveza.
—Tal vez —admití, pero incluso yo mismo me sorprendí con aquella respuesta. ¿Había de verdad alguien? Pensé inconscientemente en la chica que había visto esa mañana en el terminal y sonreí.
— ¿Cómo es eso? —esta vez fue mi padre quien se interesó.
—Hoy vi a una chica en el terminal —respondí llevando la cerveza a mi boca— Es la primera vez que la veo, pero no sé... quiero conocerla.
Mi padre y mi tío se miraron y compartieron una risa burlona.
— ¿A quien salió tan cursi?
—Lamentablemente a mí —admitió mi padre. Levantó las cervezas para un brindis y todos le seguimos— Brindemos por conocer a la chica del terminal.
Cuando las botellas chocaron en un brindis, algo en mi interior rogó con que el deseo se volviera realidad.
El fin de semana trabajé, pero no volví a ver a la chica. Pensé por un momento que a lo mejor vivía en Medy City y solo estaba en SynCin de visita. El domingo tuve que regresar a mi trabajo de promotor en la entrada del Terminal y aproveché para reparar en algunos pasajeros que llegaban para tratar de identificarla, pero mi trabajo de observación se vio interrumpido por un extranjero que había perdido su bus y se negaba a tomar otro bus. Vaya que se necesitaba paciencia con algunos pasajeros.
—Lo siento mucho señor, pero tenemos otros horarios, tal vez pueda...
— ¡Necesitaba viajar en ese!
De verdad que estaba tratando de poner mi mejor sonrisa, pero ante personas tan tercas, es difícil a veces.
—Podemos llegar a un acuerdo señor, ¿me quisiera acompañar adentro, por favor? —El hombre al final accedió y justo cuando subíamos a las escaleras, eché una última mirada a la calle y ¡entonces la vi! ¡Era ella! Se acababa de subir a un taxi que se empezó a alejar. ¡Diablos!
Todo el día estuve maldiciendo a aquel turista y su ridícula idea de no viajar en otro bus, que al final no valió de nada porque sí lo hizo. Justo estaba creando varías teorías sobre la chica, cuando mi jefe me mandó a llamar a la oficina.
—Tyler, desde Medy City nos están solicitando una rotación de personal, así que la otra semana viajarás hasta allá para que te hagan la entrevista y decidan si se hace el cambio.
— ¿Medy? ¡Vaya!
La noticia me puso en un dilema extraño, pero con un nuevo reto; descubrir si la chica vivía en SynCin o en Medy. Pensé que dicho misterio me iba a costar más, pero solo tuve que esperar una semana.
Fue el día en que iba a Medy a presentarme para la rotación de personal. Si yo hubiese organizado aquel encuentro, estoy seguro no habría salido tan perfecto.
Subí al bus, busqué en el tiquete el número de mi puesto y sonreí al reconocer a mi compañera.
— ¡achis! —estornudó ella y yo no pude resistirme a contestarle.
—Salud
—En realidad es el segundo... —respondió cubriéndose el rostro con un pañuelo.
—Dinero, en ese caso.
—Graci...—Ella levantó la mirada y al verme se golpeó la cabeza con la ventana.
— ¿Estás bien? – le pregunté preocupado.
—Sí, sí...
Yo le sonreí y me senté a su lado intentando descubrir si estaba nervioso o ansioso. ¿Debería hablarle? ¿Pero sobre qué? La vi entonces con intenciones de estornudar una vez más, pero no salió.
—Que lastima, era justo el estornudo del amor —comenté queriendo parecer gracioso.
—El tercero es difícil de conseguir. Ahora que lo recuerdo creo que la primera vez que me salió fue hace una semana.
— ¿Y encontraste el amor? —pregunté mirándola y me fije en sus ojos negros.
—Espero que sí. —susurró ella.
— ¿De verdad no te lastimaste? Disculpa si te asusté.
—No, no... estoy bien. Al parecer hoy amanecí un poco congestionada.
—Aquí justo al lado de las oficinas hay una droguería, puedes comprar algún medicamente si lo deseas.
— ¿De verdad? no me había fijado — dijo como queriendo recordar algo.
—Está justo al lado del restaurante de carpa roja, aquí entre nos, dicen que es porque el pollo asado que venden ahí te da nauseas —y con esto logré sacarle una risa que me gustó— ¿Quieres que te compre algo? Voy a bajar porque olvidé algo, ¿eres alérgica a algún medicamento?
—No que yo sepa. Con un analgésico estará bien...
Bajé del bus y corrí hacia la droguería. Por supuesto que no había olvidado nada, solo quería ayudarla y no se me había ocurrido algo mejor. Mike, el chico que atendía la tienda, me ayudó con algunas medicinas básicas para resfriados y antes de subir al bus de nuevo, respiré profundo.
Tomé de nuevo asiento a su lado y le entregué una bolsa blanca y una botella de agua.
— ¿Cuánto te debo? —me preguntó.
—No es nada, tranquila.
—Ni lo pienses, además, ¿no crees que es raro que un desconocido le regale medicamentos a alguien? —Sus palabras me tomaron por sorpresa, pero era cierto lo que decía.
—En ese caso... tómalo como un regalo del personal de ArrowXpress.
— ¿Trabajas para esta empresa?
Yo asentí.
— ¿Puedes mostrarme tu carnet?
La miré por unos segundos, pero obedecí. No quería parecer algún tipo de acosador o que se asustara por haberla ayudado. Busqué el carnet en el bolso que tenía en el compartimiento de arriba del bus y se lo mostré. Ella lo levantó hasta la altura de mi rostro y pareció convencida.
—Está bien, te creeré. — dijo devolviéndome el carnet que guardé en el bolsillo de mi camisa. Habíamos compartido un momento algo gracioso y no estaba dispuesto a dejarlo ir, así que me atreví a preguntar su nombre.
—Ahora que tú conoces mi nombre, ¿podría yo saber el tuyo?
—Lauren —me respondió ella extendiéndome la mano— un placer, Tyler.
Y respondí a su gesto y compartimos una sonrisa. Durante algunos minutos no nos dijimos nada, yo seguía repitiéndome su nombre en la mente para no olvidarlo, aunque estaba seguro que no podría. ¿Qué me pasaba con ella? Esa curiosa sensación de quererla conocer seguía presente, ¿evolucionaría a algo más? ¿A qué? Yo seguía muy concentrado en mis pensamientos cuando recordé su resfriado y quise saber si los medicamentos habían funcionado.
—Sí, —me respondió Lauren— lo malo es que da un poco de sueño.
—En ese caso haré silencio para que puedas dormir. —dije aun cuando hubiese querido seguir conversando con ella, pero antes de definitivamente ponerle fin a nuestras palabras, ella me preguntó si viajaba a Medy y le dije que sí. Ella también lo hacía, pero esto seguía sin responder a mi pregunta, ¿Vivía en Medy o en SynCin?
Nunca he sido un creyendo fervoroso de las coincidencias, porque siempre sentía que no había sido elegido para vivir de ellas. Sin embargo, desde que vi a Lauren aquella mañana a través de la ventana del bus, las cosas cambiaron.
Yo había sido reasignado a Medy y allí todo empezó a ir bastante bien. Tenía un nuevo jefe, Brandon, se llamaba. Un chico al que se le notaba el perfeccionismo y la organización por todas partes. Era el sobrino del gerente y al parecer era él quien había decidido reiniciar el negocio de ArrowXpress. Era poco lo que trataba con él, entre otras cosas porque sentí que empezó a odiarme y esto tenía un nombre; Lauren.
Estando en Medy la volví a ver cada fin de semana, pues me enteré que hacía parte de una empresa que estaba ayudando a ArrowXpress con la publicidad de su nuevo servicio Premium. También supe que vivía en SynCin City y me sorprendí al saber que tenías más oportunidad de verla en Medy que en nuestra ciudad natal.
Digo que ella fue el problema de que mi jefe empezara a verme mal, porque ellos comenzaron a tener una relación y yo, con aun mi instinto de querer conocerla, seguía acercándome a ella. ¡Pero no lo hacía por voluntad propia! A menos no en varias ocasiones, como cuando nos vimos de nuevo en Medy al ser yo escogido como modelo para los videos. Su sorpresa la pude notar cuando me volvió a ver, no podía creerlo, y en realidad, yo tampoco me podía creer tan afortunado como para empezar a "trabajar" con ella.
Lauren era una chica distinta. Teníamos buenas conversaciones, era graciosa y entregada a su trabajo. Era alguien bastante interesante de conocer y yo quería hacerlo, pero aunque en algún momento me planteé la oportunidad de invitarla a cenar, la primera vez que almorzamos me di cuenta que no podía ser así. Ese día me quedó claro que tenía un fuerte interés por Brandon y yo no quería meterme allí.
Pero... ¿en qué momento me había planteado tener algún tipo de amorío con ella? No, no lo había hecho. Podíamos ser amigos, sí, eso no iba a interferir en nada con Brandon y al contrario, podía tener la oportunidad de seguir hablándole.
Ahora lo pienso y me reconozco como un cobarde. ¿Por qué no luchar por ella? Creo que soy demasiado amable como para respetar esas cosas, lo que me sorprendió, de nuevo, fue las vueltas que el destino dio para mostrarme la verdad de todo.
Fueron, de lejos, los meses más felices que puedo recordar. Lauren me presentó a sus amigos y nuestra relación de amistad empezó a fortalecerse aún más. Yo conocí a Liss, una chica que trabajaba en Lanus, otra empresa de transporte, e incluso se la presenté a Lauren. Ella se convirtió, sin quererlo, en una persona importante y constante en mi vida. Si yo tenía algún triunfo en mi trabajo, quería que fuese ella la primera en saberlo, si estaba triste o necesitaba un consejo, quería que fueran sus palabras las que me ayudaran. Y cuando me admití esto, me di cuenta que, lamentablemente, me había enamorado de ella.
Y digo lamentablemente porque sabía de sus sentimientos hacia Brandon, sabía que aunque ella no lo admitía, lo amaba. Su relación era a distancia, pero cuando ella se accidentó y tuvo que quedarse en su casa, él la visitaba e intentaba cerrar un poco esa distancia, eso me tranquilizó. Ella se merecía ser feliz, y, como todo un cursi y pendejo que era, si no era conmigo, al menos que lo fuera con él.
No fue así. Brandon resultó ser un completo estúpido. Solo utilizó a Lauren para su campaña de Premium e incluso le mintió y les dio su trabajo a unos amigos que tenía en Medy. Nos enteramos de esto una mañana en que Mac, un amigo de Lauren, visitaba la ciudad. Fue un momento difícil no solo para Lauren sino para Brandon que quedó al descubierto y fijo se ganó un buen discurso del señor Bernal, el gerente.
Hasta yo salí golpeado por Brandon, pero eso no fue nada en comparación con lo lastimado que estaba el corazón de mi amiga. Sentía impotencia al verla llorar e incluso tratar de evitar la realidad, porque después de lo ocurrido me pidió que le enseñara Medy y yo no podía creerlo.
—No regresaré contigo Mac. —le dijo a su amigo cuando este se ofreció a llevar a SynCin.
— ¿Qué quieres decir?
—Tyler me debe un paseo por Medy y creo que lo tomaré hoy —Yo del otro lado de la mesa, solo pude sonreír.
Sonará muy egoísta, pero me alegró aquel momento. Lauren necesitaba con urgencia que alguien la animara y me honro de sobremanera saber que ella pensara en mí. Incluso esa noche cuando estábamos contemplando el atardecer, me dijo que quería ser conmigo con quien quería desahogarse. Sus palabras se estaban acumulando en su garganta, así como sus lágrimas en sus ojos y debía explotar cuanto antes.
Después de hacerlo se sintió mejor. Tanto así como para ir a un bar por unos cuantos tragos. Al principio me pareció mucho, pero al cerrar los ojos para dormir, agradecí de nuevo ese momento, pues fue la primera vez que estuve a punto de probar sus labios.
¿Por qué no le decía que la quería? ¿Cómo hacerlo después de lo lastimada que estaba? ¿Valía la pena sacrificar una amistad por ello? ¿Y si ella solo me veía como a un amigo? Todas esas preguntas me persiguieron durante las próximas semanas sobre todo porque nuestra relación empezó a cambiar. Empezamos a ser más cercanos.
La noche en que tuvimos que compartir habitación en la casa de Audrey, fue demasiado más para mí, que para ella. Ya yo conocía del sentimiento que se había sembrado en mí y cada cercanía, cada sonrisa y palabra que ella me daba, solo ayudaba a alimentar una ilusión que nunca sabía si se iba a convertir en realidad.
Fue ella quien me dio la pista que necesitaba, fue ella quien dio la respuesta a todo.
La mañana en que viajaba a Medy para luego ir hasta la capital, Lauren me acompañó al terminal de transportes, pero algo de lo que dije hizo que cambiara de actitud y se fue hasta los baños. Solo hasta cuando estuve a punto de subir al bus, ella regresó, me detuvo y nos dijimos la verdad que estábamos ocultando como unos buenos tontos.
Ahora la tengo aquí a mi lado, la observo dormir y acaricio su cabello. Ella abre los ojos de vez en cuando y me pide que me vuelva a dormir, pero yo no puedo. Contemplarla me hace feliz, tenerla por fin a mi lado es lo que necesito y cada momento a su lado debo aprovecharlo al máximo.
Lo de BlindSpot quedó cancelado. Como ella me dijo, en SynCin City tengo lo suficiente. La tengo a ella.
En medio de mi observación, Lauren abre los ojos completamente y se acerca a mí.
— ¿Qué tanto miras? —me pregunta divertida.
—A ti.
— ¿Por qué?
—Porque me gustas. —le digo acariciando su mejilla y consigo una sonrisa de esas que me derriten— Estaba justo recordando cuando te conocí.
— ¿Por qué?
— Porque te quiero. —Me responde con una sonrisa más y ya no puedo evitar hacerle caso a sus labios que me están llamando. Nos besamos, pero ella tiene que apartarse para estornudar.
—Maldición. A veces siento que usas esa colonia solo por fastidiarme —me dice esperando el tercer estornudo que llega unos segundos tardes.
—No, lo hago para que tu estornudo tercero suceda. Para que volvamos a creer en el amor.
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