Capítulo 3
—Espero que el hecho de que no me respondieras los mensajes anoche es porque conociste a un chico y estabas demasiado ocupada con él.
Lauren ya estaba de nuevo en el bus preparándose para regresar a Syncin City cuando contestó la llamada de Audrey.
—Si hay un chico, pero no hicimos nada de lo que te estás imaginando.
—Pero si hay un chico, empecemos por ahí. ¿Ya saliste?
—Ya estoy en el bus, esperando que arranque.
—Vale, tienes tiempo antes que la señal se pierda.
Lauren le relató paso a paso su visita en Medy City, lo entusiasta que era el señor Bernal y la actitud extraña de Brandon. Esa mañana después de desayunar cada uno por su parte, regresaron al terminal en donde ella tomó algunas fotos y dejó dicho con la secretaria del señor Bernal que ya estaría de regreso a Syncin.
— ¡Es una ridiculez! Me odia y yo ni siquiera sé por qué.
—No te odia Lau, solo... eres una extraña, hay gente así.
— ¿Cómo?
—Difícil de asumir los cambios.
—No lo creo Audrey. Él chico es un completo tonto, ¿crees que quiso acompañarme a tomar las fotografías? Dijo que estaba demasiado ocupado y que yo podría hacer el recorrido sola.
—Acúsalo con el gerente.
—No creo que funcione, es demasiado listo para inventar alguna excusa. Además, no me interesa caerle bien a ese tipo, me basta con realizar mi trabajo y ya, solo que con su presencia resulta algo difícil.
Lauren interrumpió su relato mientras quitaba el morral de al lado y le dejaba espacio a una señora que se sentaba, pero que al instante se ponía de pie porque se había equivocado de lugar.
—Vale, pero... ¿es lindo?
—Físicamente creo que es un 8, pero al conocerlo creo que todos esos puntos bajan a un 3.
— ¿Por qué no me has enviado foto para conocerlo?
—Porque no tengo.
—Mentirosa.
—Está bien, hubo una que le tomé sin que se diera cuenta.
— ¡Ya quiero que llegues!
—Ojala esa alegría fuera porque regreso y no para ver a Brandon.
—Si es por eso Lau, relájate. Por cierto, ¿Así se llama? Ese nombre no me gusta mucho, lo bautizaré; el chico del cabello largo —Lauren sonrió. A través de la ventana, del otro lado, Brandon se detuvo frente a un guardia a quien le daba unas indicaciones.
—Ahora mismo lo estoy viendo.
— ¿Está ahí contigo?
—No, lo veo desde la ventana. Está hablando con un guardia... me acaba de ver y disimular al tiempo que no ha pasado.
— ¿Y tú que estás haciendo?
—Lo miro descaradamente porque al parecer de alguna manera eso lo incomoda.
—Buena chica. Aunque digas que lo odias, presiento que de alguna manera te dejó flechada.
—No inventes.
— ¡No lo hago! Seguramente ahora...
—Audrey ya el bus va a arrancar, hablamos esta noche.
— ¡Pero si aún tienes señal! No me cuelgues. ¿Vendrás a comer esta noche? Jake dice que ha aprendido un platillo italiano que nos quiere compartir.
—Vale, a las ocho llego.
—Por eso te quiero tanto.
Si el viaje de ida estuvo caótico, el de regreso le ganó en todos los sentidos. El compañero de al lado de Lauren no encontraba acomodo en el asiento y se movía cada dos minutos; una mujer que iba en el puesto detrás de ella empezó a hablar por teléfono con una tía del interior del país y todo el bus se enteró de lo mal que la estaban pasando económicamente. Obviamente no podía faltar el bebé que en medio del viaje empezó a llorar y la señora de edad que hablaba con su nieta como si nunca la hubiese visto. Lauren consideró seriamente esa misma noche comprarse unos audífonos y preparar una playlist para el próximo viaje.
Llegó a SynCin City a las tres de la tarde lista para meterse al primer restaurante que viera y devorarse un rico almuerzo. Bajó del bus, buscó su maleta y cuando estaba esperando el taxi en las afueras del terminal, la acalorada conversación de dos hombres a varios metros de ella, llamó su atención. Uno de ellos era un chico que por el uniforme Lauren supuso era empleado de ArrowXpress, el otro era un hombre más alto que él de piel morena que tenía un acento extraño.
—Lo siento mucho señor, pero tenemos otros horarios, tal vez pueda...
— ¡Necesitaba viajar en ese!
El empleado parecía exhausto, pero aun así estaba poniendo todo su esfuerzo en indicarle al pasajero que su bus ya había partido.
—Podemos llegar a un acuerdo señor, ¿me quisiera acompañar adentro, por favor?
El hombre ante la amabilidad del otro se desarmó y accedió. El empleado le rogó para llevar su maleta y caminó detrás de él sonriendo. El celular de Lauren sonó, era Audrey.
— Lauren, hola, disculpa es que necesito que pases a la oficina por algo... ¿puedes? ¿Hola? ¿Lauren, sigues ahí?
— ¿Qué?
— ¿Qué te pasa? Te has ido por varios segundos.
—Es que extrañamente acabo de ver a un chico lindo en la terminal.
— ¿Aun no sales? Cielo santo...
—Ya estoy esperando el taxi. Estoy hablando de las oficinas de ArrowXpress acá en SynCin.
—Muéstramelo —le pidió Audrey.
—No puedo tomarle una foto. Sería muy obvio. Además ya entró.
— ¿Por qué yo nunca encontré chicos lindos en mis viajes?
—Porque ya tienes a uno —sentenció Lauren.
El taxi llegó y Lauren aun adentro pudo observar por última vez al chico que había regresado a las afueras de las oficinas esta vez sosteniendo unos panfletos. Era tal vez solo un poco más alto que ella, llevaba el cabello corto abajo y un poco largo arriba muy bien peinado hacia un lado. Lauren quiso adivinar y se dijo que sus ojos serían de color café, aunque el sol a esa hora no la dejaba atinar muy bien. Llevaba una camisa blanca sobre un pantalón azul oscuro, un chaleco de este mismo color completaba el uniforme, los zapatos eran negros y la corbata roja. Lauren se dijo que era el primer empleado de una empresa de transporte al que le quedaba perfecto el uniforme.
Antes de llegar a casa, pasó por la oficina, tomó la carpeta que su amiga le había pedido y por fin tomó rumbo a su departamento. Cuando llegó, se calentó comida china que había sobrado de la semana, se quitó la ropa, se puso un camisón y se acostó en la cama a ver televisión. Se quedó dormida a los diez minutos y despertó tres horas después.
Lauren salió de su edificio y se encontró con un cielo gris que opacaba el atardecer, ella pensó en regresar por su impermeable, pero siguió su camino hacia el Autoservicio de la esquina en donde compró una botella de vino para la cena. Tomó el taxi y faltando dos cuadras para llegar, unas gruesas gotas empezaron a caer.
Audrey le abrió la puerta, llevaba una toalla en la mano.
— ¿Cómo sabías que no traía impermeable?
—Porque sé que prefieres mojarte bajo la lluvia aunque eso te traiga un resfriado —le respondió su amiga entregándole la toalla con la que Lauren se secó el cabello.
— ¿Cómo ha ido todo en Medy? Audrey dice que estarás por allá más seguido —Jake le hablaba desde la cocina al tiempo en que servía el vino en tres copas.
—Todo ha ido bien, no pude conocer muy bien la ciudad, pero lo que vi me gustó —Audrey le hizo un guiño a Lauren y ella sonrió.
—Por eso mismo Jake, porque algo de allá le gusto es que estará más seguido.
—Solo es cuestión de trabajo, no inventes.
—Sí ajá.
Jake no le dio más largo al tema que su novia estaba tocando indirectamente, simplemente llevó las copas a la sala de estar y desde la cocina empezó a hablarles sobre el plato italiano que iba a preparar; paninis de jamón.
—En realidad es un sándwich —le dijo Audrey entre murmullos a Lauren quien no pudo evitar reír.
—Ya sé que se están riendo de mí. Es una variedad de sándwich italiano. ¿Alguna vez lo has probado, Lauren?
—Me parece que no. Estoy ansiosa.
— ¿Ves Audrey? No te arrepentirás Lauren —le respondió Jake entusiasmado desde la cocina.
Audrey y Jake eran novios desde que Lauren tenía razón. Él terminó sus estudios de arquitectura el mismo año que las dos chicas, tenía un trabajo estable en una constructora de la ciudad y desde hacía un año le había ofrecido a Audrey irse a vivir juntos, justo el paso que ella estaba esperando.
— ¿Y el matrimonio? —le había preguntado en una ocasión Lauren a Audrey.
—Puede esperar. Ninguno de los dos tiene afán y espero que siga así por otro buen tiempo.
—Y...
—Por favor no vayas a preguntar por los hijos...
—Era justo lo que iba a hacer —bromeó Lauren.
—Pues de eso sí que no se habla. Nada más hace dos días estábamos sufriendo con los juguetes diabólicos que nuestros vecinos decidieron comprarle a sus gemelos. ¡Son un suplicio! Tienen una canción que incluso en el trabajo la escucho. Un sufrimiento a la vez, ahora estamos con las cuentas de la casa y eso es más que suficiente.
Lauren conoció a Audrey en el segundo semestre en la Universidad, cuando coincidieron en una clase de inglés y tuvieron que hacer parejas para un examen. La chispa salió de inmediato, a Audrey le gustaba el enfoque y la creatividad de Lauren y ésta disfrutaba del siempre buen humor de su nueva mejor amiga. Desde allí se hicieron casi inseparables, y empezaron a organizar el horario juntas para coordinar los tiempos libres, aunque las clases de Lauren apenas y lo permitían. Cuando iba en la mitad de la carrera de Medios Audiovisuales, empezó a tomar clases de Comunicación y su tiempo se hizo tan escaso que Audrey a veces la esperaba fuera del salón para al menos verla por unos minutos. Se graduaron el mismo año, pero a Lauren aun le faltaba terminar su carrera como comunicadora y decidió hacerlo en el exterior. Según ella, sin Audrey en la universidad, no tenía caso quedarse allí, además su amiga había decidido irse de viaje con Jake para tomarse unas vacaciones mientras sentaba cabeza sobre su futuro laboral.
—Eso puede malinterpretarse como una luna de miel, ¿sabes? —comentó Lauren en una de las noches en las que chateaban por celular.
—Gracias por dañarme el viaje.
—Siempre a la orden.
Los paninis hechos por Jake no decepcionaron. Lauren incluso comentó que pronto dejaría de cocinar en su casa y pasaría más tiempo con ellos, aunque eso seguro representaría una subida de peso bastante considerable.
—Y espera a que llegue al módulo de los postres. Seguro no querrás abandonar este piso —le dijo orgulloso Jake.
Él luego de agradecer los cumplidos de las dos chicas y de limpiar la cocina, se excusó porque debía leer una presentación para el lunes. Al irse, Audrey aprovechó el momento para preguntarle a Lauren por los detalles de la visita a Medy City. Ella le habló sobre el señor Bernal, las ideas que tenía para los vídeos y finalmente le habló de Brandon.
— ¿Es guapo?
—Sí, es simpático. Ya te dije que era un 8, pero que ahora mismo para mí representa un 3 —respondió Lauren sin darle importancia a la pregunta.
—Guapo no es lo mismo que simpático. —insistió Audrey.
—Bueno entonces digamos que sí, a ti te parecería atractivo.
— ¿De verdad?
—Sí, tiene el cabello un poco largo, pero no al estilo rockero o metalero. Esta vez lo llevaba peinado hacia atrás, pero sus mechones creo que podrían cubrirle los ojos si decidiera llevarlo de otra manera. Podría parecer un poco rebelde, y con esa actitud no me queda la menor duda, aunque como te digo, en nuestra segunda vista parecía un tanto amable, pero no sé... es un chico bastante... interesante.
— ¿Ya había dicho que me encanta tu sentido de observación? Definitivamente tengo que conocer a este chico malo, pero simpático de cabello largo.
Lauren colocó los ojos en blanco y sonrió.
—Además has dicho que te parece... interesante.
—Sí. ¿Qué hay con eso?
—Nada... ¿quieres más vino?
Audrey la miró cómplice, tomó su copa y fue hasta la cocina.
Lauren se quedó en el sofá mirando como las últimas gotas de la lluvia que había pasado corrían por la ventana. En ese momento se preguntó por qué había catalogado a Brandon como un hombre interesante. ¿En realidad lo era para ella?
***
El lunes en la oficina, Lauren le dio a Mac y a Audrey detalles sobre su visita en Medy City y las ideas que tenía para el video de ArrowXpress. Ellos le hicieron algunas sugerencias y finalmente se dio luz verde para empezar las grabaciones.
— Tomé algunas fotos para mostrarles el lugar...
— Ya estoy ansiosas de verlas—comentó Audrey en un tono divertido.
—Estaré en la calle 45 con los de Paraíso, al parecer quieren llevar su vivero de plantas a la internet. —Dijo Mac levantándose de la mesa— tratemos de tener la propuesta para el jueves en la mañana y enseguida preparar los equipos que te llevarás el viernes.
Mac tomó su chaqueta y salió de la pequeña oficina de juntas prometiendo traer el almuerzo.
—Por eso amo los lunes —respondió Audrey.
Lauren estaba mostrándole las fotografías a su amiga en su laptop cuando llegaron a una en donde un chico de cabello largo negro miraba hacia un lado desprevenido.
— ¿Es él?
— ¡Ay Dios! Me pediste que te mostrara las fotos solo para verlo, ¿cierto? No puedo creerlo, o no, en realidad si puedo.
—Oye, pero en serio no está nada mal. Esa melena recompensa ese nombre.
— ¿Podemos continuar? —preguntó Lauren pasando a la siguiente fotografía, pero Audrey regresó a la de Brandon.
—A lo mejor es modelo de alta costura en secreto, ¿no te parece?
Lauren sonrió y cerró su libreta dándose por vencida, miró su reloj y se dio cuenta que tenía tiempo para construir algunas teorías absurdas sobre Brandon antes de que empezara oficialmente la jornada laboral.
—Pues aun no me he cerciorado de eso, pero apuesto a que tiene algunos abdominales marcados.
—Vaya, vaya, utilizaste la palabra "aun" eso quiere decir que estás pensando en él de esa manera... —Audrey la miró cómplice y Lauren puso los ojos en blanco.
—Quiero decir que con esa camisa es imposible notarlo, pero se nota que es un chico fuerte.
— ¿Cómo lo sabes?
—Solo lo sé y ya.
— ¿Me contarás cuando lo descubras definitivamente?
—Tal vez. Si es que antes no me impide la entrada al terminal.
¡Gracias por leer este tercer capítulo! Estaría encantada de conocer que tu opinión y ¿por qué no? crear algunas teorías :D
Recuerda que puedes encontrar más información y detalles exclusivos en el grupo de facebook María D. Escritos. https://www.facebook.com/groups/1415175605242015/
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro