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4 🍒

Jihyo ahogó medio grito en el momento en el que despertó sin sentir la compañía de su querido hijo, quién en otras tardes donde se hubiera quedado dormida, él esperaría por ella distraído con atrapar algún que otro insecto que se escabullía bajo la tierra ante la amenaza de sus habilidosas manos.

No había rastro alguno.

—¿Jinnie?—Preguntó la mujer con esa suave voz que empleaba con su hijo cuando éste presentaba problemas para entender órdenes. No quería asustarle ni darle indicios de alguna preocupación, sin embargo Hyunjin siempre había sido extremadamente curioso, tanto que perseguir una mariposa era la aventura más divertida a la que el adolescente se permitía enfrentar.—¿¡Hyunjin!?

El viento soplaba en dirección contraria a diferencia de donde descansaba con su madre hacia unos diez minutos, a veces los roedores gozaban de rondar las tierras con sus comodinas patas traseras que los impulsaba a pasearse entre los árboles, tentando la atención de Hyunjin y provocándole para seguirles. Su fornida espalda naturalmente otorgada por su complejo alfa, aquellas piernas largas que lo bendecían con unos metros que aumentaban cada año en una competencia contra los de su progenitor, y esa ardiente quijada que era alagada constantemente por su madre e incluso por su hermana. Habíale dotado la Luna no sólo con su armoniosa tranquilidad y ese espléndido aroma, si no con la hermosa sensibilidad de su espíritu para saber tratar con todo aquello que poseyera vida y que le rodeaba. Toda criatura era fascinante ante sus ojos, con algo nuevo que enseñarle y él dichoso aprendía casi con un placer infantil.

Un inefable olor a cerezas tiernas y dulces poseyó toda capacidad de razonamiento de un momento a otro, provocando una indecible* sensación que estalló en miles de colores y formas en el momento en que sus ojos colisionaron con la eternamente tierma figura de un omega que lo miraba petrificado, moviendo sus fosas nasales descompuestamente mientras ladeaba su cabeza, cualquiera ajeno a la situación presumiría que eran amigos de la infancia que se reconocían después de varios veranos sin verse.

Su sonrisa era su más letal arma según palabras de su hermana algunos años atrás, el había agradecido el cumplido con un tarro de miel y los yogures de las mejores vacas del establo de la manada, para que pudiera crear esas mascarillas que tanto afán tenía por ponerse en el rostro. Hyunjin no lo hacía por conquistar a nadie o probar ningún punto, como "Si fueras más maduro serías letal para las omegas de tu edad, muchacho" que tanto gustaban de repetirle los hermanos de su padre (incluso, a veces él mismo), él sonreía porque así encontraba la vida más amena. Si bien era cierto que en su infancia solía ser muy serio y distante, durante su crecimiento y el la ayuda de su madre y de su nana, había desarrollado el amor por la vida.

Pero su mirada no se movió ni un centímetro después de haber sido cautivada por aquél ángel terrestre que seguía sin parpadear ni un segundo. No supo cómo ni en qué momento, puesto que sabía de sobra que el contacto físico le incómodaba bastante y procuraba salvaguardar su espacio personal todo el tiempo, pero estuvo dispuesto a renunciar a aquello si a cambio obtendría un estremecedor regocijo al enterrar su nariz en aquél cuello del delgado cuerpo que no retrocedió mientras los centímetros se acortaban. Gruñó encaprichado cuándo otro omega intentó alejar a su objetivo de él, su ceño fruncido y apunto de hacer una rabieta si no obtenía aunque sea una pizca más de ese aroma a frutos rojos.

—¡Hyunjin!

La atormentada voz de su madre llamándolo interrumpió aquella sólida ensoñación en la que ambos se habían montado, decepcionado de separarse, lo hizo para volver a observar ese equilibrio de inocencia y picardía que los pequeños ojos traviesos le ofrecían. Le recordaban certeramente a los de la mascota de la familia, Kkami.

Su lobo aullaba al reconocer el agasajo del lobo ajeno, ese su fiel compañero que desde el momento de la concepción fue entregado a la protección de su regazo. La criatura frente suya atraía con su deslumbrante nimbo a su lobo interno, algo le indicaba con desespero que ese era su compañero. Más allá del olor, de su vista cegada y atenta sólo a él, la manera en que él había soltado un suspiro cuando la punta de su nariz olfateó su blanquecino cuello, le confirmaron las sospechas.

—¡Cariño, déjalos ya en paz! No querrás asustarlos ¿Cierto?—Jihyo llegó a su lado y tocó su hombro, animándole con gentiles caricias de arriba a abajo como un estímulo en caso de que sus habilidades sociales se vieran afectadas ante la presencia de nuevas compañías. Los cambios de rutina nunca fueron la especialidad del alfa.

—Mi señora ¡No hemos querido importunar!—Aseguró enseguida Felix con una reverencia, chantajeo a Seungmin con una persuasiva mirada para que hiciera lo mismo y él así lo hizo.

—Sólo queríamos conseguir unas manzanas.—Se excusó Seungmin algo hostil, huyendo de esa fascinada mirada que no le dejaba en paz.

—No es problema mis queridos, por favor ¡Siéntanse libres de escoger! Estos tiempos son buenos para nuestros manzanos, los frutos son muy dulces. De seguro Chan Mi planea un banquete con tartas de manzana, procuraré que les sea otorgada una rebanada para que prueben si usteses así lo desean.—La mujer era alegre y sus ojos transmitían seguridad y cariño, nunca arrogancia como la que dirigía a su marido.

—Sólo si así la señora lo desea.—Aceptó el pelinaranja sin poder ocultar su emoción.

—Él es mi hijo mayor Hyunjin, a esta hora gustamos de descansar bajo la sombra de estos árboles. Pero tal parece que ustedes ya le conocen ¿Cierto?—Presentó la omega.

— Seungmin y él parecen llevarse bien, señora...

—Jihyo, mi nombre es Jihyo.—Concedió mientras miraba desconcertada a su hijo.—Jinnie ¿Algo qué decir?

—¿Bonito?—Atinó a decir mientras alzaba sus hombros. Las mejillas del castaño ardieron como leña, causando la gracia de Felix y Jihyo.

—Díganme sus nombres, jóvenes. Tengo entendido que hay nuevos omegas toda la manada. Gracias por servir a esta casa, de antemano.—Seungmin no se aventuraría a despegar la vista de sus zapatos porque temía encontrar la penetrante mirada azabache que lo analizaba. Aún así, hizo una reverencia y se presentó.

—Yo soy Kim Seungmin.—No consideró prudente agregar algo más como Felix había hecho. ¿Agradecido? No lo estaba ¿¡Qué clase de retrógradas se atrevían a comprar humanos así como así!?

—¿Kim Seungmin?—Repitió el alfa con la cabeza ladeada y su boca en una perfecta "O", con ojos grandes y curiosos.

—Sí.—Seguía sin atreverse a mirarlo.

—¡Kim Seungmin!—Aplaudió con orgullo, casi como un niño que aprende una nueva palabra. Pudo notar a Jihyo tensarse, las dudas acerca de ese extraño comportamiento en un alfa se podían leer sin necesidad de una vidente en las caras de los más jóvenes. ¿Era él acaso, el alfa siguiente en la lista para gobernar aquella manada? Al castaño no le importaba mucho, pero esos ojos suplicantes y que se tornaban medias lunas cada que le obsequiaron una sonrisa, lo hicieron cuestionarse del por qué la falta de alguna personalidad presunciosa y posesiva en un futuro líder.

—Si no les importa, no les quitamos más su tiempo. Merendaremos mientras esperamos esas tartas de las mejores manzanas que sé que escogerán.

Antes de poder hacer más, un nuevo arrebato invadió a Hyunjin. Se postró firme y decidido, lo más que sus nervios e inhabilitaciones sociales le permitieron, frente al omega castaño y preguntó:

—¿Merienda con nosotros?

Las caras de sorpresa tanto en Jihyo y Felix habrían sido material de primera para cualquier ilustrador de caricaturas o tiras cómicas, ambos descolocados pues nunca lo hubieran visto venir. Ni el mismo Seungmin.

Y ahí estaba, sentado en una mesa al aire libre que ostentosa permanecía en el patio central de la casa. Infusiones, ensaladas embadurnadas de aderezos y pequeños trozos de zanahorias y apios que edtaba casi seguro, él había cortado. Los cortes chuecos eran patentables.

Felix había recompuesto su expresión sorprendida a una alegre mientras le incitaba con la mirada (una vez más) a acceder a cosas a las que él no sabría como enfrentarse por su propia cuenta. ¿Si estaba haciendo lo correcto en seguir las indicaciones de Felix? No lo sabía, aunque una corazonada le advertía que no. El pelinaranja le propuso sin ningún rencor que él podría recoger todos los frutos por su cuenta, y que mientras más rápido empezara, más rápido terminaría. No le dio ni tiempo a protestar, pues ya había emprendido camino y el suyo se vio condenado a un incómodo silencio entre los tres de vuelta a la casa.

—Yang Mi, alista la merienda y agrega un plato. Mi hijo ha decidido invitar al preciado Seungmin.—Ordenó Jihyo en cuánto llegaron. Todos, incluso sus compañeros de escolta (los llamaba así porque había sido escoltado hacia éste destino junto con ellos), le miraron sorprendido.

—En seguida se hará, señora Jihyo.

El omega en serio prefería la presencia de la mayor, puesto que con ella presente no era tan palpable ese exquisito aroma que causaba un carnaval de hormonas en su interior. Como la suerte parecía detestarle, la madre del alfa se pretextó con que tenía que regañar a los criados por el mal regamiento de unas plantas.

No había vuelto en más de veinte minutos, y sí, él los estaba contando. Juraba que podía morir indigesto de pura lechuga y verdura, si Hyunjin no dejaba de insistir para que probara esto o aquello.

—¡Aderezo de tamarindo! ¡Come, come!—Produjo un sonido gutural y mandó el puñado de lechugas enrolladas a su boca con los efectos especiales de una avioneta. Aquello fue raro, singular, insusitado... ¡Estrafalario! Pero eso no evitó en ningún momento que una sonrisa escapara de sus labios y sus mejillas se endulzaran con el casto beso del rubor natural.

Justo cuándo pretendía hablar por primera vez desde el descomunal primer encuentro con Hyunjin, justo cuándo tenía algo que decirle, una gruesa e hirsuta voz lo hizo brincar en su asiento.

—¿Qué es esto, Hyunjin? ¿Fiesta de té de tarados?




























Indecible: Que es tan grande, intenso o extraordinario que no puede ser expresado o descrito, en especial referido a una emoción o sentimiento.

Si hay palabras que no entiendan díganme y con gusto se las explico, ya me dio flojera intentar ser glosario. 😔✌🏼

Quise actualizar doble vez por el cumpleaños de Hyunjin, espero poder actualizar más seguido pero esta perdedora tiene 3 exámenes en línea mañana. 🤠👎🏻

¿Les gusta el Changlix? Si me van a ignorar aunque sea comenten un sad yeehaw 😔🤠

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