Capítulo 21
Un Paseo por el Horizonte
La mañana siguiente amaneció brillante en Isla Coral, pero para Anthony, las horas se habían deslizado sin piedad. Al despertar, miró el reloj y se dio cuenta de que ya eran cerca de las 9 de la mañana. Había pasado la noche en vela, dando vueltas en la cama mientras su mente se llenaba de pensamientos sobre lo que había descubierto: la revelación de que Belisario era una criatura marina, el peso de la guerra que se avecinaba, y la confianza que su amigo había depositado en él al compartir su secreto.
Aún en la cama, Anthony se permitió un momento de reflexión. Era increíble que todas las leyendas que había escuchado de niño resultaran ser ciertas, y aún más sorprendente era que una de esas criaturas viviera bajo su mismo techo. La idea de que Belisario pudiera tener una cola como las que aparecían en las películas y libros de cuentos lo hizo sonreír. La imagen lo llenaba de alegría y asombro; imaginaba a su amigo deslizándose por el agua con una gracia majestuosa.
Finalmente, decidió que era hora de levantarse. Se estiró y se dirigió al baño para hacer sus necesidades y asearse. Sin embargo, mientras se preparaba, escuchó dos voces familiares provenientes de la cocina. Intrigado, se acercó sigilosamente para escuchar la conversación entre su madre y Belisario.
—Te importa mucho mi hijo, ¿verdad? —preguntó su madre, su voz serena y cálida.
Anthony se detuvo en seco, su corazón latiendo con fuerza al escuchar esas palabras. La señora Silva siempre había sido dulce y comprensiva, y su intuición sobre las relaciones de sus hijos era notable.
—Sí, mucho —respondió Belisario, su voz un poco más baja. Anthony pudo imaginarlo, con la cabeza gacha, mirando el agua en el vaso de cristal que sostenía entre sus manos, sintiendo la vergüenza de estar expuesto a tal interrogante.
—He notado cómo ambos se miran —continuó su madre—. Puedo ver el cariño que se tienen, aunque no se conozcan de años.
Anthony sintió que una sonrisa se dibujaba en su rostro. La idea de que su madre reconociera lo que sentía por Belisario lo llenaba de felicidad. No era solo un secreto entre ellos; su madre lo validaba, y eso le daba una confianza renovada.
—Quiero que sepas que está bien lo que ambos sienten. El corazón no elige a quién querer, de quién encariñarse... de quién enamorarse —dijo su madre, enfatizando ligeramente la última palabra.
En ese momento, Anthony decidió que ya había escuchado suficiente. Con una sonrisa aún en su rostro, se dirigió hacia el baño, donde hizo sus necesidades, se duchó y se cepilló los dientes. La calidez del agua lo reconfortó, y mientras se aseaba, no podía dejar de pensar en la conversación que había escuchado. Su madre estaba de acuerdo con que había algo especial entre él y Belisario, y eso le daba valor.
Después de vestirse con ropa más cómoda, salió hacia la sala para desayunar. Habló con su madre de diferentes temas, evitando cualquier mención sobre la conversación que había escuchado minutos antes. Después del desayuno, salió al patio trasero, donde encontró a Belisario conversando animadamente con su hermana.
—¡Hola! —saludó Anthony, sintiendo que la emoción comenzaba a burbujear en su interior. Su hermana, al verlo, sonrió y casi enseguida regresó a la casa, dejándolos a solas.
Aprovechando la privacidad, Anthony se acercó a Belisario. —¿Te gustaría dar un paseo en la lancha? —preguntó, sintiendo que ese podría ser el momento perfecto para compartir lo que sentía.
Belisario iluminó su rostro con una sonrisa. —Claro, me encantaría.
Mientras ambos se dirigían al muelle, el corazón de Anthony latía a mil por hora. La mezcla de miedo y emoción lo envolvía. Este paseo podría ser el momento en que finalmente revelaría sus sentimientos hacia Belisario, ahora que su amigo le había confiado su secreto más profundo.
Subieron a la lancha, y Anthony encendió el motor, sintiendo cómo la vibrante energía del motor resonaba en su pecho. A medida que se alejaban del muelle, la brisa marina les acariciaba el rostro, y el sonido de las olas los envolvía, creando un ambiente propicio para la conversación que se avecinaba.
Mientras navegaban, Anthony miraba hacia el horizonte, sintiendo que el océano era un reflejo de lo que había dentro de él: vasto, lleno de misterios y posibilidades. La belleza del mar lo inspiraba, y sabía que debía ser valiente.
—Belisario, hay algo que quiero decirte —comenzó, sintiendo que la adrenalina lo impulsaba.
Belisario giró su cabeza hacia él, con una expresión de atención que lo hizo sentir aún más nervioso. —¿Qué es?
Anthony tomó aire, intentando calmar su corazón acelerado. —Desde que te conocí, mi vida ha cambiado. Nunca imaginé que podría sentir algo tan profundo por alguien. —Se detuvo un momento, buscando las palabras correctas, sintiendo que el mar y los cielos eran testigos de su confesión. —Lo que quiero decir es que... creo que estoy enamorado de ti.
Las palabras fluyeron como un susurro en el viento, y cuando se pronunciaron, la lancha pareció detenerse en el tiempo. La confesión estaba en el aire, y Anthony sintió que el mundo exterior desaparecía, dejándolo a él y a Belisario en un espacio a solas, donde solo existían ellos dos.
El rostro de Belisario se iluminó con sorpresa, y por un momento, todo el océano pareció contener la respiración. ¿Cómo reaccionaría Belisario ante su confesión? ¿Qué respuesta le daría?
Con el corazón latiendo en su pecho, Anthony esperó la reacción de su amigo, sintiendo que este era el momento que había estado esperando, el instante en que todo lo que habían compartido podría finalmente florecer.
Pero esa reacción era algo que descubrirían en el siguiente capítulo.
•••
Sé que no hay mucho misterio, ya creo que todos sabemos como va a reaccionar Belisario, ¿pero están listos para leerlo?
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