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El Regalo |SalQueen|

El sol ya se encontraba ligeramente elevado esa mañana. Sus rayos eran ligeros y agradables, como una caricia para el rostro de alguien.

En el mirador de Rueda, Rueda, podía admirarse a la perfección el hermoso paisaje. Las enormes e históricas montañas. La Interestatal en la que los autos avanzan. El pueblo de Radiador Springs a cierta distancia. La carretera que se extendía hasta desaparecer por las montañas. Todo era admirado por la hermosa y exitosa abogada.

Sally estaba sentada sobre el capó de su Porsche azul, deleitandose con la hermosa vista.
Una ligera brisa soplaba, alborotando un poco los cabellos oscuros de la de tez clara.

Traía puesto uno de esos trajes que acostumbraba a usar, el cual no quería estropear.
La falda ajustada resaltaba perfectamente su figura. La camisa le sentaba de maravilla. El saco le daba un toque de más seriedad. Y los tacones mayor altura y elegancia le lograban otorgar.

Era como si fuese una perfecta escultura, pues no se movía o inmutaba, sino que sólo observaba.

Hundida en sus pensamientos se encontraba, tratando de no recordar su no muy reconfortante pasado.

A Sally le encantaba ir de vez en cuando ahí, a ese hotel en ruinas y abandonado, pero por ciertos motivos, acudía a él especialmente en el día de su cumpleaños...

Rueda, Rueda siempre había sido un lugar perfecto para despejarse y pensar, pero a pesar de eso, sentía una peculiar conexión con ese desolado establecimiento. Un pequeño vínculo que ni ella entendía como había sido forjado.

Sentada en capó de su vehículo, fijó su vista al pueblo que se encontraba en una notable distancia, y una pequeña sonrisa se dibujó en sus perfectos labios carmesí, al recordar el momento en que llegó allí.
Todos la habían recibido tan bien. Le habían ayudado, orientado, aconsejado, e incluso habían limpiado y arreglado su auto. Estaba dispuesta a seguir con su camino en ese entonces, pero algo la detuvo. Incluso en ese momento, no sabía si habían sido las agradables sonrisas y tratos, o el hermoso y pintoresco lugar que había encontrado, pero se quedó, decidió quedarse en el pueblito más bonito del Condado Carburador.

Sally sentía que ese era su hogar, que ese era el lugar en el que debería estar. Esas pueblerinas personas se volvieron la familia que perdió hace tiempo atrás...

Aún lo recordaba. Perfectamente lo recordaba.

Al principio, su cerebro trató de bloquear ese recuerdo, pero era imposible hacerlo.
Pesadillas tenía de como ocurrió todo; imágenes pasaban por su cabeza de la noche en la que perdió todo.

Era una niña. Una joven universitaria que estudiaba con bastante entusiasmo su carrera.
Iba de camino a una fiesta en una fraternidad del campus, pero entonces, el teléfono sonó, y al responderlo, una terrible noticia recibió...

Sus padres habían fallecido.

Desde ese entonces, la vida de Sally cambió drásticamente.
Dejó de sonreír e incluso reír. Perdió sus ganas de querer vivir.
Sus padres eran lo único que tenía, y al perderlos, algo en ella cambió, y no para bien.

A pesar de todo, logró graduarse y llevar a cabo su carrera como abogada. Pero, cuando creyó que todo andaba bien, una decepción amorosa llegó, así que de Los Ángeles partió.

Su vida nunca fue feliz allí.

Y al llegar a Radiador Springs, ese vacío en su corazón no fue reemplazado, sino que fue llenado.

Pasó una mano por su perfecto e impecable saco, teniendo pensado quitárselo. Sin embargo, esta idea la desechó al oír el sonido del motor de una motocicleta que se acercaba, y no se inmutó al ver que esta se aparcó a unos cuantos pasos de distancia de su Porsche.

Se puso de pie y miró con una sonrisa al corredor, quien se estaba quitando el casco para verle mejor.
McQueen le sonrió como si estuviese viendo a un tesoro. Con cuidado y eficacia, se bajó de la motocicleta, para luego acercarse y abrazar a Sally quien le correspondió sin si quiera pensarlo.

Rayo se había comprado ese vehículo para trasladarse de manera más espontánea y sencilla, ya que no iría con su auto de carreras a cualquier parte.

-¡Feliz cumpleaños, Sal! -dijo, para luego tomarla de la cintura y darle una vuelta en el aire.

-¡Oh! ¡Con cuidado! ¡Me voy a caer! -respondió ella, entre risas, debido a la peculiar acción.
El rubio la puso de nuevo en el suelo, y la miró con dulzura.

-Yo jamás te dejaría caer, hermosa... -susurró, a lo que Sally se sonrojó ligeramente, pero como siempre, trató de ocultarlo, fracasando inútilmente.

Torció los ojos, y le dio un golpecito con el codo.

McQueen y Sally habían comenzado a salir desde hace poco, fortaleciendo así el afecto que tenían hacia el otro.

Sus muestras de cariño no eran muy pasionales, sino algo tímidas, al menos por parte del ojiazul. Se habían besado sólo unas cuantas veces, y los primeros, habían sido algo torpes o por accidente.
Rayo tenía miedo de avanzar más; de tomarle la mano en público; de decirle te quiero o darle besos de más, pues sabía que la fiscal era bastante centrada y reservada en ciertos aspectos: no quería faltarle el respeto. A pesar de eso, a Sally no le importaría que hiciera todo eso; de hecho, en ese momento, quería que le diera unas cuantas muestras de cariño, las cuales ella no se atrevía a pedir...

-Te estuve buscando por todos lados -mencionó el rubio-. Supuse que te encontraría aquí.

Ella soltó una pequeña risita y asintió.

-Sí. Se ve que me conoces bastante bien -respondió, para luego sentarse en la orilla del capó de su auto, para luego con su mano, invitar a McQueen a hacer lo mismo, quien obedeció sin chistar.

Ella mantenía su vista al frente, con los ojos cerrados, permitiendo que la suave brisa acariciará sus mejillas.

El joven corredor se le quedó mirando, embobado por la belleza que tenía a su lado. Sin embargo, sabía que ella no estaba bien. Sí, conocía a la abogada de hace poco, pero la rigidez en el cuerpo de ella, y esa sonrisa radiante que de repente cambió a una triste, le preocupó, y supo que a su contraria algo le molestaba, o mejor dicho, le deprimía.

Unos cuantos segundos después, la abogada abrió los ojos, y miró con una pequeña sonrisa al joven.

Rayo imitó su acción.

A pesar de esas lindas miradas y sonrisas llenas de amor, sabía lo que ella pensaba, por lo que lo soltó sin si quiera pensar:

-Lamento mucho lo de tus padres... Estoy seguro de que si estuvieran aquí, estarían orgullosos de la exitosa e inteligente mujer que trajeron al mundo... -Sus palabras eran suaves y consoladoras. Sinceras e inspiradoras.

Sally le sonrió ligeramente.

En una oportunidad, le había mencionado a McQueen sobre el tema, pero no con tanto detalle o pistas. No era un relato agradable.

Al igual que cualquier dolor, se aprendía a aceptar, y la herida cerraba, pero como siempre, quedaba una marca.

El rubio la miró con un poco de tristeza. La acercó lentamente hacia él, y la abrazó.

Sally posó su cabeza en el hombro de Rayo, y sin darse cuenta, unas lágrimas se le escaparon. Tal vez sólo fue una o dos, pero esas expresaban su dolor.
No le gustaba llorar, y mucho menos en público, pero en ese momento, esas lágrimas salieron sin que ella lo notase.
Era una mujer fuerte, siempre lo había sido. Fue como si en esas dos lágrimas, dejara salir un dolor contenido desde hace tiempo, un dolor que no le gustaba demostrar...

McQueen al notarlo, no le impidió llorar, no se lo impidió porque las lágrimas son parte del dolor. No le pidió que fuera fuerte cuando sabía que no podía serlo. No comparó su dolor con otro. Sólo estaba ahí, en silencio, acariciándole el cabello. Y eso era más que suficiente para ella.

Tal vez era eso lo que le daba fuerzas. Aunque sabía que sus padres no estaban y no estarían para apoyarla en el resto de su vida, otras personas si lo harían; y los del pueblo, y la persona que tenía a su lado, eran los principales.

Unos segundos después, la de ojos verde azulado se separó, para luego mirar a Rayo a sus perfectos ojos azules. Lo observó con una ceja alzada, y una expresión desafiante.

-¿No hay beso por mi "día especial"? -preguntó, haciendo unas comillas con sus dedos.

El corredor se sonrojó un poco, y la miró de igual forma.

-Pues eso depende, señorita. ¿A usted le gustaría que le diera tal muestra de amor? -preguntó, fingiendo un tono de voz refinado, haciendo reír un poco a la Fiscal.

-No lo sé... ¿Tú qué crees?

Sin más McQueen acercó a los labios de ella, dejando un tímido beso en ellos, el cual fue correspondido.

Cuando se dispuso a separarse, la fiscal no se lo permitió, sino que lo tomó de la chaqueta, y lo atrajó hacia ella, para que no se apartará.

A Rayo le sorprendió un poco tal acción, sin embargo, no se negó. Le correspondió.
Se separaron para tomar más aire y luego continuar, moviendo sus labios a la par.
Sus lenguas se introdujeron en la boca del otro, transmitiendo calor, y una nueva sensación que por sus cuerpos se extendió.
Era la primera vez que se basaban así, con tanto deseo e intensidad.

Sally puso sus manos detrás de la nuca de Rayo, quien la tomó de la cintura.
La sensación se extendió por sus cuerpos, exigiendo cada vez más. Había tal profundidad y sensación en un simple beso, que de haber estado en un lugar más privado, tal vez hubieran llegado a más.

La muestra de cariño continuó, pero se detuvo cuando el corredor perdió el equilibrio, haciendo que Sally también lo perdiera, callendo ambos al suelo, causando un gran estruendo. Qué suerte que no estaban cerca del acantilado.

Ella quedó sobre él, y al ver la expresión de Rayo, supo que él había recibido la peor parte del golpe.

La Abogada no pudo evitar reír por lo bajo.

-Creo que te emocionaste mucho, Letritas.

-Ja, ja, ¿te gusta jugar verdad? -bromeó.

Ella rió de nuevo, y se puso de pié, para luego extenderle su mano a McQueen, quien la aceptó, y se levantó.

Se sacudieron la tierra que había en sus ropas, para luego mirarse, ligeramente sonrojados.

-Yo... No sabía que besabas así... -murmuró el rubio.

-¿Qué?

-¡Quiero decir! Que yo no sabía que te gustaba tanto así... Sí eso -respondió, nervioso, "corrigiendo" lo que había dicho.
La de ojos verde azulado meneó la cabeza. Había escuchado perfectamente.

-Ajá...

Rayo se aclaró la garganta, miró hacia otro lado, y luego volvió a mirarla.

-¿Sal?

-¿Sí, Letritas?

-Tengo una sorpresa para ti... Ya sabes, por tu cumpleaños -añadió.

Sally arqueó una ceja, aunque con una leve sonrisa. No esperaba que le diera algo.

El corredor metió la mano a un costado de su chaqueta, para luego sacar unos papeles.

-Tenía pensado dártelo esta noche, pero creo que ahora es el momento justo. -Sonrió, para luego extenderle los documentos.

La mujer de cabellos oscuros, tomó los papeles, confundida, sin saber muy bien de que se trataba el regalo.

Leyó detenidamente los documentos, los cuáles estaban impecables, impresos con tinta a color negro, y sellados con el sello del estado.

Comenzó a leer con atención, y se llevó una mano a la boca, para luego mirar McQueen, quien estaba de brazos cruzados, y la miraba con una enorme sonrisa.

-¿R-Rueda, Rueda... me pertenece? -preguntó, incrédula.

-Feliz cumpleaños, Sally -respondió, sin borrar su sonrisa.

No lo entendía. No era posible. ¿Cómo lo había hecho? Un lugar abandonado no podía tener dueño, y si lo tenía, ¿cómo había hecho Rayo para contactarlo?

-¿Cómo fue que tú...?

-No eres la única que tiene contactos, Sal. -Rió entre dientes-. Claro, hay que remodelar y reconstruir algunas cosas, pero no quiere decir que este lugar ya no vuelva a funcionar -comentó, para luego mirar el abandonado hotel, y volver a mirar a su contraria-. Aunque si no te gusta el regalo puedo...

Sally lo interrumpió con un fuerte y sincero abrazo, el cual el rubio correspondió de inmediato.
Finalmente, podría ver el lugar abierto y lleno de vida como solía ser en aquellos años atrás. Finalmente, uno de sus sueños se haría realidad.

-Gracias... No sabes lo mucho que te lo agradezco... -dijo ella, mientras se separaba con delicadeza.

-¿Qué dices? ¿Es el mejor regalo? -preguntó, juguetonamente.

-Sí... Aunque para mí, tú siempre serás el mejor regalo...

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Creo que esta es una de las cosas más acarameladas que he escrito; pero ñe, ahí quedó xd

¿Qué les pareció? Saben que pueden opinar sin problema uwu

Este relato va dedicado a mi buena y queridísima amiga D12NEY-Shenzi sisisi, jsjs ♡♡♡

Puede que no lo recuerdes, beba, pero te prometí un One Shot, y aquí está ^^
Me mencionaste que desde niña te gusta el personaje de Sally, y como ves, esta parte del libro se centró más ella y su pasado <3

En fin. Como siempre, espero que haya sido de su agrado ♡

Se cuidan y... ¡Báñense que el olor me llega hasta aquí! :) Nah mentira XD

Nos leemos :D

Honey

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