El día había sido agotador para Hinata. Nekoma era un buen lugar para estudiar y entrenar, pero los exámenes eran otro nivel. A pesar de que le ponía ganas, su última calificación había sido la más baja de la clase.

Tsukishima lo había visto cabizbajo todo el día, así que decidió hacer algo al respecto.

Tsukishima: —Vamos al parque.

Hinata, que estaba recostado sobre su escritorio con cara de derrota, levantó la vista con curiosidad.

Hinata: —¿Eh? ¿Para qué?

Tsukishima se cruzó de brazos y lo miró con una ceja arqueada.

Tsukishima: —Te voy a ayudar a estudiar.

Hinata abrió los ojos sorprendido.

Hinata: —¿En serio?

Tsukishima suspiró.

Tsukishima: —No grites. Sí, en serio. No quiero que te quedes atrás, torpe.

Hinata sonrió ampliamente.

Hinata: —¡Gracias, Tsu'ki! Prometo esforzarme.

Así fue como terminaron en el parque, sentados en una banca bajo la sombra de un árbol. Tsukishima tenía los apuntes en la mano mientras Hinata intentaba concentrarse.

Tsukishima: —A ver, repite lo que acabo de explicar.

Hinata frunció el ceño, pensando.

Hinata: —Eh... ¿que la mitocondria es la fuerza de la célula?

Tsukishima suspiró, pasando una mano por su cara.

Tsukishima: —'La central de energía de la célula', no 'la fuerza'.

Hinata rió nervioso.

Hinata: —¡Casi lo logro!

Tsukishima lo miró con paciencia, aunque por dentro le gustaba ver a Hinata tan animado. Estar con él era diferente. Se sentía... bien.

Pero entonces, una voz interrumpió el ambiente tranquilo.

Yamaguchi: —¡Tsukki!

Ambos voltearon y vieron a Yamaguchi corriendo hacia ellos. Su rostro estaba serio al principio, pero cuando miró directamente a Tsukishima, sus ojos brillaron con alivio y corrió más rápido.

Yamaguchi: —¡Por fin te encuentro! ¡Necesito tu ayuda!

Tsukishima lo miró con frialdad.

Tsukishima: —No.

Yamaguchi se detuvo en seco, parpadeando confundido.

Yamaguchi: —¿Qué?

Tsukishima se cruzó de brazos.

Tsukishima: —Dije que no.

Hinata observaba la escena en silencio, sintiendo una mezcla de sorpresa y nervios.

Yamaguchi apretó los puños.

Yamaguchi: —Pero... Tsukki, siempre me has ayudado con los estudios. No puedes decir que no.

Tsukishima chasqueó la lengua, irritado.

Tsukishima: —¿Sabes lo que sí puedo hacer? No ayudar a alguien que me traicionó.

El rostro de Yamaguchi se puso rojo de la ira y de la vergüenza.

Yamaguchi: —Tsukki, yo solo...

Tsukishima: —No me llames así.

El silencio se hizo incómodo entre ellos. Hinata bajó la mirada, sintiendo que estaba en medio de algo que no debía presenciar.

Tsukishima suspiró y continuó.

Tsukishima: —Dejaste que todos me vieran como el malo. Me alejaste de mis amigos. Y ahora vienes como si nada, solo porque necesitas algo de mí. No voy a caer en tu juego otra vez.

Yamaguchi tragó saliva y miró a Hinata con molestia.

Yamaguchi: —¿Y por qué a él sí lo ayudas?

Tsukishima se volteó a ver a Hinata, que lo miraba con los ojos muy abiertos.

Tsukishima: —Porque él no me traicionó.

Hinata sintió su rostro calentarse.

Yamaguchi frunció el ceño.

Yamaguchi: —No lo entiendo... ¿te gusta Hinata o qué?

Tsukishima se quedó en silencio por unos segundos, pero luego sonrió con burla.

Tsukishima: —Si Y? 

Hinata sintió que su cerebro explotaba.

Hinata: —¡¿Q-qué?!

Yamaguchi se mordió el labio, mirándolos con enojo antes de dar media vuelta y marcharse sin decir nada más.

El silencio se quedó entre ellos por un momento hasta que Hinata habló.

Hinata: —Oye, Tsu'ki... ¿eso fue una broma o...?

Tsukishima lo miró, aún con esa sonrisa burlona, pero luego desvió la vista y se encogió de hombros.

Tsukishima: —Supongo que tendrás que averiguarlo.

Hinata sintió que su cara ardía.

Tsukishima rió bajo y volvió a ver sus apuntes.

Tsukishima: —Ahora, volvamos a estudiar. No quiero que sigas diciendo que la mitocondria es la 'fuerza' de la célula.

Hinata, aún rojo, solo pudo asentir y volver a concentrarse, aunque su corazón latía demasiado rápido como para prestar atención.