Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

C h a p t e r 1

━━━━━━✧❂✧━━━━━━




Aumento mi velocidad cepillándome el cabello. Tener el cabello en color fantasía era bastante difícil de mantener, pero eso ahora realmente no me importa. Decido dejarlo al natural, cansada de intentar arreglarlo y salgo de mi baño, acomodándome la falda color amarilla que llevo puesta.

La mochila reposa en mi cama y antes de agarrarla me miro una vez en el espejo. Mordisqueo inquieta mi labio inferior mientras me observo. Una camisa sencilla negra llevo en la parte superior del cuerpo, mientras en la parte inferior la falda. Sabía que el pueblo constaba de una temperatura baja, por eso adorñé mis piernas con unas medias del color de mi piel y, en los pies, unas botas negras.

—No puedo creer que sigas mirándote en ese espejo, ¿sabes que no va a hacerte guapa mágicamente, cierto? —Ruedo los ojos mientras doy media vuelta sobre mi eje.

Diaval se encuentra frente a mí asquerosamente lleno de esa sustancia y pelo que aparece en su piel cuando hace su metamorfosis. Arrugo el ceño al percatarme que no hay nada que le cubra, así que no puedo evitar abrir los ojos como platos y volver a girarme para agarrar mi mochila.

—¿Sabes que cuando haces “esa cosa”, apareces como tu madre te trajo a la vida, cierto? —Respondo.

Cuando vuelvo a dar la vuelta para disponerme a atravesar la puerta de mi cuarto, Diaval trae puesta una vestimenta totalmente negra y, efectivamente, se encuentra totalmente limpio.

—No vas a escapar de mi, Sali—Suelto un ahogado suspiro para salir de mi habitación, seguida de el metamorfo.

Diaval lleva siglos sirviendo a las generaciones Anderson. Pasó de mis ancestros hasta llegar a mi abuela, madre y, actualmente está aquí desde mi nacimiento. Atormentándome. Me he acostumbrado totalmente a su actitud arrogante y presumida.

Llego al final de las escaleras y puedo escuchar hablar a madre con alguien por el teléfono. Intentando siendo cuidadosa, me acerco a la cocina que es donde ella se encuentra, plantando un beso en su frente para coger un bollo de mantequilla y azúcar para morderlo y coger las llaves de mi querida Alina.

—No hagas ninguna travesura y recuerda que las llaves están bajo el gnomo junto a la puerta de casa.—Susurra madre sutil. En respuesta alzo un pulgar para salir de casa.

Diaval ya se encuentra junto a Alina, mi maravillosa y primera moto.

—¿Por qué tardaste tanto? Me dió tiempo de expulsar aproximadamente tres bolas de pelo—Hago una mueca de desagrado mientras cojo los cascos de la parte trasera de la moto, lanzandole el casco negro a mi compañero mientras yo me pongo mi propio casco violeta.

Subo al vehículo seguida de Diaval, que se sienta tras de mí para rodear mi cintura con sus delgados brazos.

El trayecto hacia la preparatoria de Forks era bastante intuitivo, ya que era bastante pequeño el entorno y lo único que podía complicarse era salir de mi nuevo vecindario. Al parecer habían osos sueltos y la policía merodeaba por la carretera constantemente. Durante el viaje solo podía escuchar las quejas de Diaval sobre cómo conduzco la moto, como siempre. Tras unos minutos, ya estábamos llegando a los aparcamientos de la preparatoria, donde no me costó encontrar estacionamiento para motos. Bajamos del vehículo y cogemos nuestras pertenencias, no tardamos en entrar dentro del edificio al ver como las nubes cada vez se nublaban cada vez más.

Diaval siempre me acompañaba a todos lados. Digamos que al ser un metamorfo y ser creado por magia oscura, consta de una condición. La especie del metaformo siempre tiene a esa compañera que podría encontrar a lo largo de su inmortal vida, cuando la encuentra, todo cambia. María Elizabeth Anderson fue la primera compañera de Diaval y al conocerla, todo lo que él conocía cambió. Comenzó a envejecer a medida que su compañera lo hacía y, cuando llegó a hora de partir de mi ancestro, Diaval lo hacía junto a ella. Sin embargo, para después renacer y servir a otra generación de Andersons.

Cuando ambos obtenemos nuestros horarios, nos percatamos de que coincidimos en muy poca cantidad de clases. A mí primeramente tengo historia, mientras que Diaval tendría que asistir a matemáticas. Genial.

—No empieces a agonizar cuando me vaya, pequeña rata—Murmuró mi compañero antes de desaparecer de mi vista y adentrarse a la búsqueda de su aula.

Las clases iban avanzando y, cada vez me daba cuenta lo sola que tendría que sobrellevarlas. El timbre suena, indicando que la hora de descanso inicia. Llego a la cafetería y voy directa a coger algo de alimento. Mataría por algo para echarme en la boca. Durante la preparación de mi desayuno, siento una mano posándose en mi hombre que logra sobresaltarme.

—Mierda, Diaval. ¿Pensabas en darme un infarto?—Suelto un suspiro pesado mientras una risita sale de su garganta.

Miro sobre el hombro de Diaval, viendo como justo en la mesa apenas unos cuantos metros de nosotros un grupo de chicos mira hacia nuestra dirección.—He encontrado nuestro nuevo aquelarre—Dice con diversión el pelinegro, alzando las cejas de forma burlesca.

—No, me niego. Paso—Cojo mi bandeja para dar una vuelta sobre mi cuerpo cuando mi amigo se interpone en mi camino.

—Vamos, Sali. Dales una oportunidad, ¿no los ves? Son unos indefensos e inocentes humanos que quieren agrandar su grupo social—Pongo los ojos en blanco a modo de respuesta y el sonrie con dientes para coger mi bandeja y escoltarme hasta la mesa.

—¡Hola! Tú debes ser Salem. Diaval no ha parado de parlotear durante todas las clases sobre su prima excepcional. Soy Angela Weber, solo Angela—Una chica con gafas ovaladas y sonriente se presenta.—Ella es Jessica—Señala a una chica castaña que me regala un saludo con la mano—Y estos simios de aquí son Mike, Tyler y Eric. Nos falta Bella, deberá estar con los Cullen seguramente apunto de llegar.

Sonrío para sentarme junto a Diaval, dejando por mi otro lado un lugar vacío. La conversación cambia drásticamente y ahora hablan sobre la graduación, ya que es el último curso de todos aquí presente.

Pasan unos cuantos minutos, tal vez diez y yo me encuentro devorando una manzana verde, cuando de repente siento como una figura se sienta junto a mi. Observo a la persona que se sentó junto a mí, se trata de una chica de tez pálida, ojos verdes y cabellera oscura. Jessica es la primera en darse cuenta de la presencia de la chica.

—¡Bella! Al fin llegas. Se ve que Cullen te tenía distraída—Suena burlesca, como si tratase de burlarse de la que al parecer, se llama Bella.

—Eh, ahm. Sí, bueno. Resulta que este fin de semana me voy de visita a Phoenix, Edward me regaló el viaje—Se coloca un mechón de cabello tras la oreja, removiendo en su sitio.

—Cambiando de tema—Suelta Jessica—Tenemos nuevos integrantes. Ellos son Diaval y Salem, vienen de…

—Reino Unido, Londres—Contesta casi al instante Diaval.

Sería bastante complicado decirles que mi nombre hace honor al sitio donde se llevó a cabo mi nacimiento. Me ahorraría contar costumbres familiares.

—Encantada, chicos—Murmura casi imperceptible Bella—Soy Isabella, pero prefiero Bella.

El timbre sonó dando a entender que el descanso había finalizado. El transcurso de las últimas clases se pasaron lentas, pero descubrí que compartía Gimnasia Física junto a Bella.

Cuando terminan las clases, salgo del aula de Biología encontrándome inmediatamente con Diaval. Mi compañero me cuenta sobre la desesperación que siente por querer estirar las patas, ya era hora de que su forma natural lo dominase. Durante el trayecto a casa solo escucho las quejas de Diaval y cuando llegamos, casi lo echo a patadas fuera de la moto.

Cuando Diaval posó un solo pie en casa, sus ropas comenzaron a quedarse grandes y él a encoger. De un momento a otro ya se encuentra maullando.

Sé que madre se encuentra en su oficina. Se dedica a la escritura, escritura relacionada sobre la brujería. Madre nunca ha sido alguien que pasa desapercibido, pero aun así, los brujos también tenemos una política y seguridad. Nuestro mundo. Es por eso que los lectores de madre son exclusivamente brujos.

No me molesto en abrir su oficina y saludar, sé que está realmente ocupada y por eso me dedico a ir a mi habitación. Aprovecharía la tarde para redecorar. Actualmente la habitación constaba de una cama bastante amplia, escritorio y armario. Muy sencillo para mi gusto.

Comienzo a sacar cajas y colocar cuando me percato de que no encuentro mi caja con mis pinceles y libreta de bocetos, por eso me dispongo a ir al ático. Sé que mamá guarda ahí todo lo que todavía no hemos puesto de la mudanza. Hago que la escalera que da al ático baje por una cuerda, para seguidamente subir.

Tapo mi boca al darme cuenta de todo el polvo que hay, pero es demasiado tarde y empiezo a estornudar. Cuando se pasa el ataque, comienzo a rebuscar entre caja y caja.

Durante un par de minutos no encuentro lo que buscaba, cuando de repente mi vista recae en algo que llama sumamente mi atención. Tras dos cajas de cartón reposa un pequeño baúl de color vino aterciopelado.

No dudo en atraparlo entre mis manos para comenzar a inspeccionarlo cuando me doy cuenta que está cerrado. Pero no está cerrado con candado, no.

El pequeño baúl se encuentra cerrado con una planta que mamá cultiva en su invernadero, una planta mágica que sirva para esto, para guardar cosas a máxima seguridad.

Me doy cuenta de que para abrirla se necesita una contraseña verbal.

—Mierda, de Andrómeda Anderson tenía que ser—Digo por lo bajo.

Y la caja se mueve.

Espera.

Se mueve.

Fruncí el ceño antes de analizar las palabras que he dicho.

Cuando caigo en algo.

—Andrómeda Anderson—Digo por lo alto.

Y el baúl se abre.

Sonrío victoriosa para terminar de abrir el baúl y ver su contenido.

Y se trata de un colgante, un colgante plateado, con un círculo y dentro de este, una estrella de cinco puntas que dentro de esta, una piedra que no logro identificar de color verde comienza a brillar.

Y es ahí cuando lo siento

























































─── ❖ ── ✦ ── ❖ ───

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro