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Milo

Salaisuuksia

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5

Milo

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"A sad cliché of love and hate" - L.O.G.

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Ambos caballeros se observaron por un momento largo, ninguno dijo palabra en esos minutos tan solo se limitaron a cruzar miradas que parecían estar atravesando sus cuerpos de un lado a otro. Isaak no iba a permitir que se marchara sin contarle lo que paso, sería desde su punto de vista, pero era tanta la insistencia y Camus vivió con el fantasma de Milo revoloteando en su inconsciente por las noches que necesitaba conocer la historia, así podría cerrar el capítulo de Camus que tanta intriga le causaba.

—Cuéntame tu versión de la historia y te diré si tengo lo que buscas —Isaak lo dijo confiado de sí mismo y con la intención de intimidar al caballero dorado que lo miraba con gravedad.

—No estoy tan seguro de eso —respondio Milo a la ofensiva observando con mirada fiera al joven insolente delante de él—. Quiero que sea a mi modo.

—Has venido hasta acá y ¿piensas que te dire las cosas sin decirme qué demonios paso entre tu y mi maestro que lo tuvo mal durante varias noches? Por favor, no soy tonto y sé que te mueres por exprimirme el cerebro para obtener respuestas —lo miro mordaz y, sin quitarle los ojos de encima, fue hacia él con paso decidido.

Ahora que habia hablado con Hyoga sentía que era su deber encontrar la causa de los traumas de su maestro y algo le decía que aquel hombre era, en parte, responsable de esos temores nocturnos, mal humor y necesidad de falta de emociones, esa terquedad en quitarle a Hyoga lo que lo hacia humano. La humanidad perdida de Camus.

—Estas muy seguro de que yo tengo las respuestas que buscas, ¿verdad?

—En eso tienes razón.

—¿Y por qué piensas que yo poseo otra información que no te hayan dicho Hyoga o el mismo Camus en persona?

—Pasaste más tiempo con él que Hyoga. Camus dejo el Santuario de repente con la mentira de que iba a entrenar algun discípulo sin embargo, no había recibido una indicación formal del Patriarca cuando ya estaba con un pie en este país.

—Bueno eso explicaría el por qué vino a buscarme en persona —pensó Isaak un momento antes de responder—, eso explicaría por qué apareció de repente en la puerta de mi casa; había hecho un análisis rápido de mi antes de que yo recibiera una invitación formal a unirme a los aprendices... así como la recibió Hyoga.

Lo que Milo sabía era que él trató de cortejar a Camus apenas este regresó de Siberia sin embargo, desde el inicio, el recién nombrado caballero de Acuario mostró más interés en otro colega que en el mismo Milo, un colega a quien no pudo perdonar nunca por tener el corazon de Camus.

—El y yo... tuvimos una relacion complicada —comenzó a decir—, intente acercarme a él desde que volvio de su entrenamiento pero no mostraba interes en mi, yo era joven y tonto, busque pleitos muchas veces con ese otro caballero y echaba bronca a Camus por eso mismo.

—Porque no podías aceptar esa realidad en la que mi maestro estaba con alguien más.

—Exacto.

Milo guardo silencio por un minuto, la mirada de Isaak lo incomodaba ya que sentía sus ojos perforandole el cuello. Isaak, por su parte, no le quitaba los ojos encima y algo le decía que esa historia tenía algo muy oscuro en el trasfondo, la forma en la que Milo narraba las cosas, esa mezcla entre arrepentimiento y melancolía perfectamente acomodados para ganarse la simpatía de Isaak.

—Esto va a terminar mal —penso.

Lo vio pasar la mano por su rostro dos o tres veces, el caballero dorado tenía algun secreto o una carga pesada sobre la espalda ya que no tenía sentido que le estuviera diciendo todo aquello cuando apenas lo conocía; simplemente deseaba sacarse algo de la pesada carga a sabiendas que el marino lo podría juzgar horriblemente, como si fuese a paso lento hacia una guillotina.

—¿Y qué pasó después? Camus te esquivaba porque, claramente, estaba con alguien más ¿luego qué?

—Yo insistí, dia a día me hacía el aparecido por donde Camus pasara para que me notara, para que se fijara en mí y, poco a poco, se fuera conmigo dejando al molesto amorio que tenía. Pero no pasaba. Camus tenía un lazo fuerte con aquella persona y se iba fortaleciendo conforme yo avanzaba. Entre más me acercaba a Camus más se refugiaba en ese amor.

Lanzó un largo y profundo suspiro antes de continuar e Isaak lo miraba impasible, se imaginaba levemente hacia donde iba ese relato y solo aguardaba con paciencia que llegara a la parte fatal de la historia, a la parte donde Camus era destruido y no quedaban pedazos de él más que esos breves momentos de paz que tuvo a veces en esos cinco años que lo conocío.

—El huia de mi todo el tiempo o me trataba como a cualquier colega y eso me mataba. No era especial a sus ojos y siempre lo supe, lo supe desde que lo conoci cuando eramos niños poco tiempo antes de marcharse a Siberia.

Milo volvio a guardar silencio no sabiendo si esperaba alguna respuesta por parte de Isaak pero este no decía nada, solo lo miraba con desprecio esperando a que continuara.

—¿Por qué insististe sin aceptar la realidad? —pregunto rompiendo el incomodo silencio cual frágil cristal—, ¿por qué te importaba tanto acercarte a él?

—Porque lo amaba... —respondio sin más mirando al infinito.

—Escucha lo que dices —Isaak se planto delante de él con mirada iracunda—, dices que lo amabas ¿cómo amas a quien ni siquiera conoces? Solo lo acosabas sin sentido pero ¿te tomaste un día para tratar de conocerlo?

—Por supuesto que si, varias veces le pregunte que le incomodaba ya que estaba claro que tenía problemas de insomnio pero solo me decía que lo perseguían fantasmas aunque... jamás quizo ahondar en el tema —respondio con tristeza en la voz—, nunca quiso revelarme más allá de esas palabras ahora que lo pienso bien... —se quedo en silencio haciendo introspeccion, hallando en lo profundo de su persona una respuesta que conocía pero se negaba a reconocer plenamente— y bueno... creo que entre a la lista de sus fantasmas.

—¡No me estás diciendo todo! —replicó sin quitarse de enfrente—, ¿qué paso despues?, ¿qué hiciste que Camus llego a odiarte tanto como para correrte de su casa y de su vida? Ibas hasta Siberia a reclamar, ¿qué paso después Milo?

—¡Eso no te importa!

—¡Claro que me importa! Era mi Maestro y no me interesa si Hyoga paso por alto lo que sea que hayas hecho pero no te perdonare si hiciste algo que lo quebrara.

—El ya estaba quebrado, yo no hice nada más... —Milo trato de defenderse pero se sentía acorralado por las palabras filosas de Isaak, aquel joven se acercaba peligrosamente a un secreto que el santo dorado de escorpion se tenía bien guardado—, solo quería ayudarlo, solo quería que él dejara de tener miedo por las noches pense que si lo ayudaba a abrirse podría estar en paz solo que deje de lado el hecho de que no quería abrirse conmigo, que yo no era esa persona especial en su vida.

—Y lo obligaste ¿verdad?

—Si, lo hice una noche luego de pedirle, de rogarle, que pasara un rato conmigo en mi templo...

Isaak clavó aun más la mirada presionando a Milo a revelar el terrible secreto que el joven se imaginaba, aquel saco de suciedad que el caballero dorado tenía escondido en su persona, mismo saco que Camus decidió arrumbar en alguna parte de su mente junto con otros más. Increíble que alguien como Milo se hubiera llamado "amigo" de su maestro y, peor aun, que dijera haberlo amado. Hay cosas que no se le hacen a un ser amado.

—Bebimos de más esa noche y por un momento realmente parecía estarse divirtiendo. Ambos lo estábamos pasando bien, yo pensaba que las cosas iban en marcha y este reconocería que yo no le era indiferente, o al menos eso era lo que yo creía, así que me resulto muy fácil propasarme... por decir lo menos.

—¿Qué?

—Empezó por un beso inocente luego de beber varias copas de un vino que conseguí en el pueblo, nos reímos, bromeamos y tuve la inquietud de besarlo; él me miro extrañado, no esperaba ese movimiento pero no dijo nada más solo se quedo mirandome con sorpresa así que lo hice de nuevo entonces puso resistencia diciendo que solo eramos amigos, que yo no debía besarlo así si no había algo entre nosotros.

Se quedo callado otro minuto mientras Isaak miraba al suelo con desaprobacion, sus sospechas eran ciertas así que solo espero el final de la historia para confirmarlo.

—Yo lo forcé no solo a besarnos sino a más no sé como use mis técnicas para quebrar su voluntad y que hiciera lo que yo deseaba. Tenerlo era mi deseo y mi ego me lo exigía, mi estupido orgullo que no aceptaba un NO por respuesta. El me dio con su mejor técnica al decirme la verdad: "No te amo Milo y no me interesas" esas fueron sus palabras, como dije, su mejor golpe con el que me quebró todo sin siquiera lanzar un golpe físico.

—¡Cómo te atreviste a hacer algo tan asqueroso! —Milo observó a Isaak y este le devolvió una mirada cargada de repugnancia, justo como Camus lo había mirado esa noche— Como es que alguien como tu porta una armadura dorada, alguien que se deja llevar por los placeres de la carne e ignora su honor atacando a un colega de esa forma.

Milo lo observo sin decir palabra, el juicio de ese joven era idéntico al de su maestro, solo Camus podría haber dicho algo así.

—No sé qué decir caballero pero así pasaron las cosas, no vi a Camus en los siguientes días ya que se las arregló para esconderse de mí y cuando menos lo esperaba me llegó el rumor de que se había marchado a Siberia a entrenar discípulos y estaría en esa tarea por cinco años —el joven alzo la mirada al cielo como si acabara de tener una revelación—, ahora entiendo por qué se marchó; me odiaba demasiado ya que luego de esa noche el amorio que tenía con otro caballero se termino también. Creo que Camus nunca pudo perdonarme por eso, por haber terminado la relacion que él tenía con otro.

—En ese caso su odio es lo que menos te mereces caballero —Isaak le dio la espalda caminando unos pasos lejos de él—. Eres repugnante.

Aquel hombre le enfermaba y ahora se daba cuenta del por qué pasaban algunas cosas, sucesos como ese le abrían los ojos al por qué no llego a las filas de Atena, gente como Milo mancillaban el buen nombre de esa élite de caballeros. Así Isaak llego a la conclusión de que era mejor seguir por su lado que no deseaba codearse como gente como el hombre que tenía enfrente, quien sabe si en el futuro se presentaría la oportunidad de enrolarse en un ejército que valiera la pena pero él seguiría adelante.

—Quiero que te marches de aqui —le dijo al fin—. Nunca fuiste digno de Camus y eso lo sabes bien, evadir la realidad y mancharla con sangre no sirve de nada.

—Entiendo... solo quiero saber una cosa antes de irme, Isaak. ¿Camus llego a mencionarme alguna vez cuando estuvo con Ustedes? —dijo con súplica en la voz— ¿alguna vez dijo mi nombre?

—Lo siento pero no —respondio seco y contundente—, jamás te menciono ni siquiera esas veces que fuiste a Siberia a verlo. Solo causaste que se desquitara con nosotros, que sacara la rabia que le daba verte haciéndonos entrenar duramente —lo decía con toda la dureza posible, realmente deseaba restregarle la mugre que sus visitas habían dejado y las huellas que aun estaban ahí—. Tus visitas tuvieron un efecto negativo, no habría querido decirtelo pero ahora que sé la verdad entre tu y mi maestro no tengo reparos en restregarlo en tu cara.

—Entiendo... una cosa más ¿él tuvo otros amores mientras estuvo en Siberia?

Isaak guardó silencio, hubiera dejado caer esa bomba pero no estaba del todo seguro.

—Interpreta mi silencio caballero, no hagas preguntas cuya respuesta no quieras saber.

—Ya veo —aquel silencio lo decía todo.

Camus tuvo otros amores en Siberia, seguro habría llegado mucho más allá con cada uno con tal de borrar de su mente y cuerpo aquel amargo trago que Milo dejo en su vida. Al caballero escorpion le dolía el hecho de que Camus hizo lo posible por dejarlo atrás marchándose no solo de Grecia y de su vida sino siguiendo adelante haciendo que el escorpion dorado se preguntara si era momento de hacer lo mismo, de pedir perdon a la tumba de Camus por las penas causadas y dejarlo atrás aunque no sería suficiente porque el daño ya estaba hecho.

Observó a Isaak una ultima vez antes de irse pero este le daba la espalda, tal y como Camus hiciera aquel día que salio molesto de su templo para no volver.

—Adios caballero —dijo Isaak con toda calma—, vete y no vuelvas nunca más porque te mataré si te veo en mi camino y te prometo que no tendré piedad.

Y eso haría Milo quien se dio la vuelta para no volver a ver a los discípulos de Camus dejando Finlandia en ese momento.

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Isaak regreso a su casa con la mente más clara luego de todas las visitas que recibió ese día, todo paso en un solo día; un ir y venir entre sus recuerdos y sus sentimientos al respecto de su maestro y lo que lo rodeaba; estaba más que convencido de que Milo había sido el causante del quiebre final de Camus y lo que lo llevo a la muerte: a dejarse vencer.

—Pudo haber ganado la batalla contra Hyoga Maestro, pero no podía haber dos vencedores, no podía haber dos custodios en el mismo templo. Una ley de la física sencilla. Al final Usted tomo la decisión y yo respeto su deseo —dijo en voz alta mirando al cielo que empezaba a oscurecerse—. Maestro, lamento mucho no haber entendido sus motivaciones pero espero que esté donde esté pueda guiar de nuevo mi camino.

Penso en Sorrento y sus decisiones. No podía culparlo por querer seguir con su vida al lado del Emperador luego de concluir con sus metas personales; en ese momento sintió envidia del joven, al final él no tenía otras metas personales que seguir. Se sintió vacio de pronto, un vacio en su interior que no sabía como iba a llenar y que sería su siguiente objetivo.

Emprendió el camino de vuelta ya que necesitaba poner tantas ideas y pensamientos en orden puesto que estos le revoloteaban en la cabeza sin descanso y, a medio camino, encontró al amable vecino que lo recibiera por la mañana.

—Que sorpresa —lo miro con cierta alegría—, no esperaba encontrarte aquí.

—Bueno, tenía años de no dar un paseo por los alrededores —respondio cortes—, por cierto quisiera decirle que con gusto acepto su invitacion al café.

—Vaya que alegría que aceptes, vamos de vuelta a casa. Mi esposa lo prepara delicioso, te gustará ya verás

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FIN

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Gracias por leer. Solo es una historia, no estoy afirmando que los personajes sean tal cual como lo plasmo aquí.

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