Aquel día no te encontré en el lugar de siempre.

Nunca entenderé por qué.

Me hiciste creer que me querías.

Me hiciste pensar que me amabas.

Me engañaste.

Y ahora pienso en cuando dijiste que nuestras despedidas se habían terminado.

¿Porqué preguntaste si habían atrasado mi vuelo?

Me diste lo suficiente para fantasear.

Así que no creo que enterrar este amor vivo vaya a cambiar cómo me siento ahora.

Y jamás sabré si alguna vez me quisiste o solo jugabas.

Jugabas conmigo.

Como una maldita marioneta.

Solo sé que me siento enferma solo de pensarlo.

Lo último que recuerdo es que estábamos cantando aquella canción en tu coche, miré y ya no estabas.

Aún recuerdo cuando nos conocimos.

En la sala de espera del terapeuta.

A lo mejor ninguno de nosotros está bien de la cabeza.

A lo mejor somos unos enfermos mentales.

Supongo que pensé que eso nos unía de cierta forma.

Ahora me siento idiota.

¿Por qué motivo te sigo queriendo?

Si me hiciste perder el tiempo y las esperanzas.

Quedamos en el lugar de siempre, como hacíamos todas las veces.

Solo que ya no viniste.

Me decepcionaste.

Y me pregunto: "¿estás en algún sitio deseando que te espere?", "¿estás contando los días hasta que me rompa y vaya a por tí?".

No sé cuánto tiempo he estado en esta sala de espera, sola. Pero no iré a por tí.

Porque ya he perdido mi fe.

Y volver a por tí sería como recoger sus pedazos del suelo. Mi fe en tí ya no funciona. Está rota.

Y sé que dijiste que estaría bien, pero no es que me sienta genial.

Lo último que recuerdo es que había lágrimas cayendo por tus mejillas y dijiste que tú amor no cambiaría...