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CAPÍTULO 12

Mark en la foto(L)


SUN

Mientras que mi abuela estaba a mi lado, la puerta de la habitación se abrió y un agradable aroma inundó el cuarto. Mark vestía como siempre de forma impecable, nada fuera de su lugar y siempre sobrio. Sus gafas eran del mismo estilo que las que llevaba cuando era un adolescente y su rostro mostraba la misma amabilidad que recordaba.

En la bandeja que llevaba en sus manos podía adivinar que era un plato de tortitas recién hecho, lo que me hacía sonreír al recordar las tardes en las que iba a su casa a merendar y jugar en el jardín. Siempre habíamos estado muy unidos pero el tiempo y el hacerse mayor siempre implica cambios y no siempre demasiado agradables.

Desde que él se marchó a estudiar, no contacté con él quizás por falta de tiempo y porque la distancia hizo su efecto, pero ahora estábamos el uno delante del otro como cuando éramos niños. Mark me sonrió al verme despierta y dejó la bandeja en mis rodillas.

-Vaya Mark, debes de tener un ejército de féminas tras de ti hijo-Le dijo mi abuela mientras golpeaba el bastón. Él mostró su sonrisa más amable y le contestó:

-Oh no abuela Lele, ando soltero y no estoy mal como estoy si le soy sincero. Lo cierto es que mi trabajo me ha consumido muchísimo tiempo así que en estos momentos es cuando intento encauzar mi vida sentimental pero no tengo éxito.

-Por el momento-Le contestó mi abuela guiñándole un ojo. Desde luego mi abuela no tenía remedio, pero era cierto que su presencia siempre suavizaba los climas más incómodos y los silencios más irrompibles.

Mi abuela se disculpó con ambos y me dijo que volvería a casa para avisar a mi madre y hermana que estaba aquí. No quería preocuparlas así que esperaba no estropear la estancia de mi hermana Hyemi por algo así.

Mark miró el plato y luego me miró a mí, como diciéndome en silencio que debía de comer. Asentí y partí un pedazo de ese postre que tenía una pinta increíble. Mark se sentó a un lado de la cama, poniendo su mano sobre la mía.

-Te eché mucho de menos Sun, no sabes lo difícil que fue para mí marcharme así. Eras mi mejor amiga y la que siempre me protegía de los abusones de clase, siempre fuiste mi heroína.

-Sabes que no fue nada, solamente hice lo correcto-Le dije intentando quitarle importancia, pero los ojos brillantes de Mark me decían que aquella época de su vida fue mejor gracias a mí. Sentía su gratitud, pero lo cierto es que él se lo merecía.

Cuando comí todo el plato, él retiró la bandeja y decidí preguntarle:

-Entonces, ¿Ya te quedas aquí?

Mark sonrió y asintió con gran efusividad; parecía estar feliz de volver a casa de nuevo y yo también lo estaba. Era como retomar algo de mi antigua vida que tanto necesitaba, un apoyo que siempre me faltó.

Mark se recolocó las gafas y habló el médico que era:

-Digamos que tuve que darte unos puntos en el costado nada graves. La metralla de cristal te ha hecho pequeñas heridas en las mejillas y en algunas partes de los brazos pero no es nada grave, ¿Qué te pasó exactamente?

No iba a decirle la verdad, no iba a decirle que descendía de una familia de brujas y que fueron mis poderes sin control los que me dañaron. Pensé en una buena excusa y entonces se me ocurrió:

-Resulta que el niño del vecino tiró un petardo en el jardín e hizo que la puerta de cristal que daba al jardín reventara y a mí me pilló cerca. Tuve la mala suerte que resbalé y uno de los cristales fueron los que quedaron en el costado.

Sonaba extraño, pero era lo mejor que podía decir y a Mark pareció valerle. Ya podía moverme e incluso andar, así que no tenía sentido quedarme en cama porque tenía que hacer una maleta para tomar un avión a Mistery Spell.

Me levanté y Mark me ayudó tomándome del brazo, pero refunfuñó diciéndome que los puntos iban a saltárseme, pero no iba a quedarme de brazos cruzados mientras que mi prometido estaba de nuevo en la mansión, ¿Y si pasaba algo?

-Mark, debo de marcharme, pero quiero que retomemos el tiempo perdido. Agradezco muchísimo lo que has hecho por mí, pero hay un asunto que debo de atender así que debo de irme a casa. Si mi abuela llama dile que fui a casa por favor.

-Espera, te llevo en coche.

-No Mark, prefiero ir en taxi, muchas gracias por todo-Y le di un beso en la mejilla. No quería involucrar a nadie así que preferí irme para evitar más preguntas.

Mi abuela pronto sabría a donde me dirigía, pero no iba a hacer que viniera conmigo y más si había algún tipo de peligro. Mientras que iba montada en el taxi miré de nuevo el teléfono, pero no había rastro de Drogo. Me froté los ojos intentando no llorar, debía de ser fuerte para enfrentar aquello que me esperaría en la mansión.

Puse un pie en casa y corrí como pude a mi habitación. El olor a Drogo aun podía sentirse y miré la camiseta que él se ponía para irse a dormir. La abracé con fuerza sentándome en la cama susurrando:

- ¿Qué ocurre Drogo? ¿Por qué me haces esto?

Pensé en llamar a Peter, pero no tenía sentido ahora que iba a coger un vuelo. Tomé la maleta del armario con un gran esfuerzo y tomé lo necesario para no llevar demasiado equipaje. Lentamente, preparé todo y cerré la maleta echando un último vistazo a la habitación.

Abrí la puerta principal y encontré a Hyemi mirándome con el rostro serio y una maleta en la mano, ¿Qué demonios estaba pasando?

Antes de que le preguntase, ella se me adelantó; sonaba molesta:

-¿Creías que iba a dejarte que te marchases en tu estado y sola?¿Por qué no me dijiste que tu prometido se marchó así de tu casa?

Su voz sonaba rota, como si a ella le doliera al igual que a mí, pero no quería que ella viniese conmigo. Ella me abrazó con fuerza y mis lágrimas no pude evitarlas dejar salir. Ella me susurraba palabras de ánimo y yo me aferraba a ella como si fuera mi salvación.

-Sun, soy tu hermana y como tal voy a estar contigo. Ya han sido muchos años separadas y hoy no vamos a separarnos de nuevo. Voy a ir contigo y vamos a saber qué ha pasado, ¿Está bien?

No pude negarme a ello, no podía dejarla allí en la puerta y preocupada por mí. Supe que esto tenía que ver con la magia de mi abuela; ella tenía el don de arreglar cualquiera de las situaciones y no tenía que ver con la magia de ser brujas sino con la magia de su alma.

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