𝐈𝐈
•✦•┈┈┈┈┈┈•✦• ❀ •✦•┈┈┈┈┈┈•✦•
Nueva casa, ¿nuevos amigos?
•✦•┈┈┈┈┈┈•✦• ❀ •✦•┈┈┈┈┈┈•✦•
Sakura respiró profundamente mientras miraba las puertas del Gran Comedor. La noche anterior había sido un torbellino de información y emociones, y ahora se encontraba frente a una nueva incertidumbre. Al abrirse las puertas, el bullicio del comedor disminuyó y todas las miradas se centraron en ella. Sus cabellos rosados y su cara marcada por las cicatrices de la batalla no pasaron desapercibidos. Los murmullos comenzaron a llenar el aire. "¿Quién es ella?" "Nunca he visto a alguien así..." "¿De dónde viene?"
Sakura intentó mantener la compostura, pero la incomodidad era palpable. Antes de que pudiera dar un paso más, la voz firme de la profesora McGonagall la interrumpió.
— ¡Señorita Haruno! — La profesora se acercó con paso decidido. — La ceremonia de selección de casa comenzará ahora. Por favor, acompáñeme.
Sakura asintió y siguió a la profesora hacia el centro del comedor, donde el sombrero parlante descansaba sobre un taburete. Al llegar, McGonagall le indicó que se sentara. Sakura miró el sombrero, que parecía pequeño, pero a la vez parecía contener una gran sabiduría. Se sentó y colocó el sombrero en su cabeza. La sala quedó en completo silencio mientras el sombrero comenzaba a hablar en su mente.
— Hmm... interesante... muy interesante... — dijo el sombrero, haciendo que Sakura se tensara un poco. — Una joven de gran potencial. Veo muchas cosas en ti... muchas.
Sakura frunció el ceño, su mente rápidamente haciendo una lista de todo lo que podría querer decirle.
— Tienes una gran determinación, una fuerza interior que pocos poseen... — El sombrero se detuvo, como si considerara algo. — Algo que podría llevarte lejos... tan lejos como tu propia ambición lo permita. Es difícil, veo tu coraje, pero también un deseo de proteger, de hacer lo correcto, aunque a veces no sepas qué es lo correcto. Eso me recuerda a alguien de... Slytherin. Hay algo en ti que me dice que serías capaz de hacer lo que sea necesario para lograr tus objetivos, para alcanzar tus metas...
Sakura sintió un escalofrío. ¿El sombrero pensaba que ella era ambiciosa y astuta? No estaba segura de eso. Tenía una meta, sí, pero ¿a qué precio?
— Pero, espera... — El sombrero pareció reflexionar, cambiando su tono. — Eres mucho más que eso. Eres curiosa, inquisitiva. Tu mente... siempre en movimiento, buscando más allá de lo evidente, buscando entender... Hay un deseo inquebrantable por saber, por conocer la verdad... Eso es muy Ravenclaw. Su afán de conocimiento, la manera en que piensan antes de actuar, de examinar cada posible respuesta... Eso te define, de alguna manera.
Sakura se mordió el labio. Ambos aspectos eran importantes para ella, pero había algo más que no sabía cómo explicar. Había algo en su interior que no se encajaba completamente en ninguna de esas casas.
— No es tan sencillo... — murmuró el sombrero. — Podrías ser una gran líder, alguien con la capacidad de hacer que los demás sigan tus pasos. Pero, también tienes un lado más introspectivo, un deseo profundo de comprender antes de actuar, de proteger a los demás de maneras que no todos comprenden. ¿Y si...?
Sakura no podía evitar sentirse inquieta. ¿Qué más estaba viendo el sombrero en ella? ¿Qué parte de su ser estaba siendo evaluada de esta manera tan profunda?
El sombrero seguía pensando, sus voces susurrando en su mente. Un largo silencio se hizo en su cabeza mientras parecía decidir. Finalmente, la voz del sombrero habló con una claridad asombrosa.
— Al final, es evidente. Ravenclaw.
La sala permaneció en un silencio absoluto, como si todos esperaran la confirmación. Sakura se levantó lentamente del taburete, el sombrero de selección aún descansando sobre su cabeza. En ese mismo instante, su túnica se transformó, adquiriendo el uniforme de Ravenclaw con su distintivo azul y plata, sin mayores adornos, pero completamente ajustado a su figura.
El comedor continuó en silencio durante un par de segundos más, hasta que varios estudiantes de Ravenclaw comenzaron a aplaudir suavemente, dándole la bienvenida. Sakura caminó hacia la mesa de su nueva casa con una mezcla de nerviosismo y alivio, sintiendo las miradas de los demás estudiantes, pero tratando de no dejarse intimidar.
Sakura se acomodó en su nuevo lugar en la mesa de Ravenclaw, observando con detenimiento lo que la rodeaba. El Gran Comedor era vasto y majestuoso, con los largos bancos alineados y las mesas brillando con la luz de los candelabros flotantes. Frente a ella, una gran variedad de platos de desayuno se desplegaban como una sinfonía de colores y aromas: panecillos, huevos revueltos, tocino, frutas, zumos de diferentes sabores... Todo parecía tan diferente a lo que había conocido, y al mismo tiempo, tan fascinante.
Sakura no sabía por dónde empezar. Nunca había tenido un desayuno tan abundante en su vida, y su mente aún estaba atónita por todo lo que había sucedido hasta ahora. Mientras cogía un trozo de pan y lo untaba con mermelada, trató de concentrarse en lo que tenía frente a ella, aunque el murmullo de los estudiantes a su alrededor la mantenía alerta.
De repente, una voz suave y curiosa la sacó de sus pensamientos.
— Es raro ver a alguien con el cabello tan brillante. ¿Te has encontrado con un Thestral ya?
Sakura levantó la vista y vio a una chica rubia sentada junto a ella, con una expresión que denotaba una calma peculiar. Tenía el cabello desordenado, como si no le importara lo más mínimo, y llevaba un par de lentes de montura redonda que casi parecían grandes para su rostro. Sus ojos eran claros y brillantes, y su manera de hablar era tan directa y peculiar que Sakura se sintió un poco desconcertada.
— ¿Un Thestral? — repitió Sakura, frunciendo el ceño. — ¿Qué es eso?
La chica sonrió de manera tranquila, como si hubiera dicho algo completamente normal.
— Oh, claro, no puedes verlos, ¿verdad? Los Thestrals son criaturas mágicas que solo son visibles para quienes han visto la muerte de cerca. Pero no te preocupes, no son peligrosos, aunque a algunos les parezcan un poco... raros. — Luna se encogió de hombros con naturalidad, sin una pizca de incomodidad en su tono.
Sakura la miró con una mezcla de curiosidad y confusión, pero decidió seguir la conversación.
— No... No he visto eso. — Sakura bajó la mirada hacia su desayuno, todavía procesando lo que la chica acababa de decir. — Es que... nunca he estado aquí antes. Todo es... tan diferente.
Luna asintió lentamente, como si entendiera perfectamente, aunque su rostro no mostraba ni sorpresa ni piedad.
— Yo también me sentí así cuando llegué. Pero todo tiene su propio ritmo. A veces el caos tiene su propio orden. — Luna miró hacia el frente, observando los otros estudiantes, como si estuviera pensando en algo lejano. Luego, volvió a Sakura con una sonrisa distraída. — Soy Luna Lovegood, por cierto. Estoy en la casa de Ravenclaw también. A veces la gente dice que soy un poco... rara, pero creo que es porque no todos tienen la capacidad de ver lo que hay más allá de lo evidente. Es curioso cómo muchos ignoran cosas fascinantes.
Sakura no pudo evitar sonreír levemente ante la forma peculiar de Luna de describir las cosas. Era tan diferente de todo lo que había conocido, pero también de alguna manera intrigante.
— Soy Sakura Haruno... — dijo, un poco insegura, mientras se aclaraba la garganta. — Creo que... todavía tengo muchas cosas que aprender.
Luna la observó con interés y asintió con la cabeza, como si la entendiera perfectamente.
— Claro, todo es un proceso. Aunque no te preocupes demasiado por entenderlo todo de inmediato. A veces, las respuestas llegan cuando menos lo esperas. Y si alguna vez ves un Nargul, no te preocupes, no son tan malos como parecen. — Luna dijo esto con la misma seriedad con la que había hablado de los Thestrals, lo que hizo que Sakura se quedara mirando a la chica con los ojos bien abiertos.
— ¿Nargul? — repitió Sakura, entre confundida y divertidamente intrigada.
Luna asintió en silencio, levantando una ceja.
— Oh, sí, es una criatura fantástica que se alimenta de las preocupaciones de las personas. No se ven muy a menudo, pero si alguna vez ves uno, estaré encantada de contarte más sobre ellos. — Luna sonrió de una forma tranquila, como si estuviera hablando de algo completamente ordinario.
Sakura soltó una pequeña risa, sin poder evitarlo. Estaba empezando a acostumbrarse a la extraña calma de Luna, y de alguna manera, le resultaba agradable.
— Bueno, en ese caso... espero no encontrarme con ninguno pronto.
Luna asintió y, antes de que pudiera continuar con la conversación, un par de estudiantes de Ravenclaw se acercaron a la mesa, saludando a Luna, y la chica rubia se giró para responderles. Mientras tanto, Sakura siguió comiendo en silencio, dejando que el murmullo de la conversación a su alrededor se desvaneciera.
Aunque aún se sentía completamente fuera de lugar en este mundo, algo en Luna le dio un poco de consuelo.
Sakura terminó su desayuno en silencio mientras a su alrededor los estudiantes hablaban animadamente sobre sus clases. No pasó mucho tiempo antes de que McGonagall recorriera las mesas repartiendo los horarios. Cuando la profesora dejó el pergamino frente a ella, Sakura lo tomó con curiosidad, observando la lista de asignaturas que tendría que cursar.
Defensa Contra las Artes Oscuras, Transformaciones, Encantamientos, Pociones, Herbología…
Todo le sonaba como sacado de un cuento. Aunque la idea de aprender magia le resultaba fascinante, también sentía una punzada de inseguridad. No tenía la misma base que los demás… ni una varita. ¿Cómo se suponía que iba a encajar en este mundo?
Antes de que pudiera sumirse en sus pensamientos, Luna se acercó a ella nuevamente.
—Parece que tendrás clases interesantes —comentó con su tono característico mientras asomaba la cabeza para ver su horario.
—Sí… supongo —murmuró Sakura, todavía asimilando todo.
—Aunque no estarás conmigo. Yo aún estoy en cuarto.
Sakura asintió distraída. Era cierto. Luna estaba un año por debajo de ella, así que no compartirían clases. Antes de que pudiera responder, las conversaciones en el comedor se calmaron y los estudiantes comenzaron a levantarse. Parecía que era hora de la primera clase. Siguiendo a los demás, salió del Gran Comedor con el pergamino en la mano.
Encantamientos
Apenas entró al aula, sintió nuevamente las miradas sobre ella. La gente aún no había superado su repentina aparición en la selección de casas. Ignorando los susurros, tomó asiento en un banco vacío.
El profesor Flitwick entró y, tras subirse a su pequeño podio, comenzó a explicar el hechizo del día.
—Hoy practicaremos Oppugno. Este encantamiento permite hacer que objetos ataquen a un objetivo designado. Es un hechizo avanzado, así que requerirá concentración.
Flitwick hizo un movimiento con su varita y unas pequeñas bolas de papel sobre su escritorio cobraron vida, lanzándose contra una almohadilla en la pared. Los estudiantes observaron con interés.
—Ahora, intenten ustedes. Recuerden, el movimiento de la varita debe ser firme, y su intención clara.
Sakura miró la mesa frente a ella. Había unas cuantas bolas de papel listas para ser usadas, pero tenía un problema evidente: no tenía varita.
Tragó saliva. Podía sentir algunas miradas sobre ella otra vez. Estaba por preguntarle a Flitwick qué hacer cuando notó a alguien moviéndose a su lado.
—Toma —una voz masculina la sacó de sus pensamientos.
Sakura levantó la vista y se encontró con un chico de cabello negro desordenado y ojos verdes intensos. Tenía una cicatriz en la frente en forma de rayo.
Él extendía su varita hacia ella.
Sakura parpadeó, sorprendida.
—¿Me la prestas…? —preguntó en voz baja, algo incrédula.
—Por ahora —respondió el chico con una ligera sonrisa—. No creo que Flitwick quiera que te quedes sin practicar.
Ella dudó por un momento antes de tomarla. La madera se sentía extraña en su mano, liviana pero llena de energía.
Respiró hondo y se centró en la bola de papel frente a ella.
—Oppugno —pronunció con firmeza.
Por un instante, no pasó nada. Luego, la bola de papel tembló antes de salir disparada… pero en lugar de ir hacia la almohadilla, voló en otra dirección.
Directo hacia la cabeza del mismo chico que le había prestado la varita.
Sakura se quedó paralizada. Él la atrapó con reflejos rápidos y la miró con una ceja levantada.
—Bueno… no estuvo tan mal para ser tu primer intento.
Las carcajadas contenidas de algunos estudiantes hicieron que Sakura apretara los labios, sintiendo el calor en su rostro.
—Lo siento —murmuró.
El chico solo se encogió de hombros.
—No te preocupes. Hermione me lanzó pájaros con este mismo hechizo una vez. Un papel no es nada.
Antes de que Sakura pudiera responder, Flitwick se acercó.
—Muy buen intento, señorita Haruno —dijo con entusiasmo—. Con algo de práctica, mejorará su control.
Sakura asintió, aunque por dentro sentía que le quedaba un largo camino por recorrer. Este mundo seguía siendo un misterio para ella, pero si quería sobrevivir aquí, iba a tener que aprender sus reglas.
Y rápido.
•✦•┈┈┈┈┈┈•✦• ❀ •✦•┈┈┈┈┈┈•✦•
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro