Prisionera
Sakura🌸←
—¿Dónde se supone que estoy?
Intenté levantarme del suelo después de secarme las lágrimas. Si observo al rededor puedo notar que estoy en un cuarto lo suficiente espacioso, todo esta oscuro pero logro distinguir una cama en la esquina de la habitación, enfrente hay un escritorio al cual avanzo para abrir el primer cajón.
Retrocedo con miedo al ver lo que había dentro, poco a poco introduzco la mano en él cajón sacando un libro de color rosado, una llave en forma de estrella y hasta el final.. una foto arrugada, en ella se retrataba un chico castaño que sonreía.
—Shaoran.— escapó de mi boca aquella palabras.
Una vez que tome las cosas gire a mirar aquella habitación oscura y sucia. Es mi habitación en pésimas condiciones por alguna razón.
Me encaminé hacia el armario donde solamente encontré un vestido de color rosado, es el primer vestido que Tomoyo me había diseñado. Me quité las prendas rasgadas que llevaba—parecía una pijama— y me lo puse.
Giré hacía la cama donde se encontraba un oso de peluche y al lado una mochila. Seguido tomé todos los objetos para meterlos, excepto el libro para ahorrar espacio, me limite a meter las cartas clow en mi bolsillo y el libro lo dejé en el cajón. Colgué el collar en mi cuello y salí del cuarto.
Después de bajar las escaleras me adentre a la cocina, donde recordé a mi padre y mi hermano cocinando, pronto esa ilusión se esfumó. Hay un dolor que me hace llorar de tristeza.
—Papá.. Hermano.— mi espalda se deslizó por la pared dejando caer las gotas de lágrimas.
Tallé mis ojos con ambas manos, este lugar que solía ser alegre esta destrozado, las paredes son cubiertas por manchas oscuras, hoyos e incluso algunas partes están destrozadas.
Mis ojos pronto se enfocaron en un marco de hierro donde esta colocado la foto de mi madre, la agarré y la guardé dentro de la mochila.
Era momento de irme, sujeté la manija con miedo por saber lo que había afuera, reuní coraje, di un rápido vistazo para atrás y dije
«Familia me voy de casa»
Es obvio que nadie respondería, así que salí rápidamente. Una vez afuera noté que el césped había crecido demasiado, para mi sorpresa, todo el exterior esta en ruinas, al punto de parecer que se derrumbaría, las ventanas rotas, la casa llena de moho, había hoyuelos por todas partes como si las paredes hubieran sido perforada por balas.
No pude mirar por mas tiempo así que salí corriendo a la calle en la misma dirección que de la escuela, al dar vuelta para atravesar por donde las flores de cerezo florecía mis pies se clavaron al suelo. Todos esos hermosos arboles habían sido cortados. ¿Qué ha pasado?
Continúe corriendo en dirección a la escuela primaria, apunto de llegar tropecé, alce la vista y lo que vi me atemoriza.
La escuela entera ardía en llamas, sabía que era peligroso permanecer ahí así que salí huyendo pero no estaba lo suficientemente lejos cuando la escuela explotó y fui aventada por el impulso.
Caí sobre mitad de la calle, no tenia fuerzas para levantarme pero mi miedo era tan grande que no podía permitirme quedarme tirada.
—¿Qué le ha pasado a tokyo?.—
Pregunté tratando de analizar la situación.
Las calles solitarias, edificios destruidos, otros en llamas, agujeros en las paredes, Sonidos de explosiones y disparos constantes, esa atmósfera me asfixiaba.
Retrocedí mirando hacia el cielo en busca de las estrellas, pero las nubes grises las cubrían.
—¿Dónde esta papá y mi hermano?
Pronto un estallido me hizo reaccionar, algo había destruido una ventana justo atrás, gire rápidamente observando como los cristales se movían velozmente en mi dirección, antes de poder esquivarlos me sentí paralizada por un recuerdo.
Me veía a mi misma delante de una mujer de cabellos rubios, labios rojizos, ojos de un hermoso color miel, llevaba puesto un vestido rojo, pero la tonalidad cambiaba al llegar a su estómago era de un color oscuro subiendo hasta su pecho. Justo como el de una araña. Esta desconocida chica me había sujetado, y lanzado hacia una ventana polvorosa que al momento de hacer contacto hizo que los vidrios se rompieran y cayeran en mi cuerpo.
"JOROUGUMO" Esa palabra volvió a aparecer en mi mente.
Tan pronto volví a la realidad solo faltaban unos segundos para que los vidrios me alcanzaran, rápidamente saqué del bolsillo una carta clow, la palabra "Escudo" se plasma. Una vez que fue convocada el escudo apareció protegiendome.
Justo cuando iba a sacar otra carta llamada "vuelo", una mano apareció delante de mi, colocando sobre mi boca, y nariz un trapo húmedo, me sorprendió y retrocedí hacia atrás, no había escapatoria, todo en mi se adormece.
Desperté en un cuarto extraño, iluminado y completamente vacío. Visualizo una puerta de hierro lo suficientemente lejos, trato de moverme pero al hacerlo un fuerte dolor me hace gritar, me doy cuenta que estoy esposada hacia dos grandes barras de hierros, incluso mis pies, había permanecido en esa posición desde que estaba dormida, por lo tanto mis muñecas se hincharon y eso provoca que no quiera moverme.
No sabía donde estoy, ni tampoco la razón, lo único que recuerdo era haber sido dormida después de utilizar la carta escudo, me alarmé de inmediato, dirijo mi vista al bolsillo pero no logro ver nada, tenía miedo de que algo les pasará a las cartas clow.
Traté de moverme desesperadamente pero no funcionaba, se me ocurrió pronto una idea y mire mi collar de estrella que estaba al rededor del cuello.
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Una chica de cabello oscuro amarrado con dos lazos sus coletas se miraba al espejo de bronce observando el vestido que sujetaba en sus manos, y colocándolo delante suyo, hacia distintas expresiones al ver como lucia en ella aquel vestido de color rojo, hasta que finalmente decidió darse vuelta y arrojarlo a la cama que estaba detras suyo.
—Me pregunto si le gustara..—
Hizo una mueca mirando hacia el espejo, luego sonrió.— Bueno eso no importa. Yo siempre luzco hermosa.
Pronto escuchó unos pasos venir desde afuera de su puerta de madera, se entusiasmó cuando escuchó la voz de algunos chicos diciendo
«¡El capitán esta aquí!»
Sin pensarlo dos veces la chica de coletas salió corriendo abrir la puerta, emocionada se decidió a saludarlo pero él paso velozmente. Una chica de cabello rubio que se encontraba cerca miró con angustia aquel que llamaban "capitán" La chica de coletas la fulminó y preguntó;
—¿Le dijiste o hiciste algo?.— se cruzó de brazos.
La chica rubia, era mayor a ella, su piel era pálida y recogida en media coleta dos partes de su cabello, eso la hacia ver adorable, tenia los ojos color miel, y una mirada tierna, además de que no importaba que se pusiera encima, ella siempre lucia hermosa y eso hacia que la chica pelinegra se pusiera celosa al verla.
—No he dicho nada..— tartamudea un poco pero prosiguió.— El capitán ha sido llamado de imprevisto, al parecer han capturado a una bruja.
—¡¿Una bruja?!.— exclamó abriendo los ojos con admiración.
—Si, esta encerrada en él cuarto vacío.— señaló hacia un pasillo que se extendía hasta llegar a una espaciosa sala.
la pelinegra salió corriendo persiguiendo por detrás aquel que llamaban capitán, antes de llegar vio dos guardias corriendo hacia el "capitán"
—Ellas están con la bruja.— dijo uno de los guardias.
—Maldición, no puedo dejarlas solas por un minuto sin que causen problemas.— lanzó un sonido de frustración el capitán y salio corriendo.
Atravesó una sala iluminada, había tres sillones de color blanco eran sumamente espaciosos, y elegantes, en el centro una mesa de cristal, era espaciosa la sala y sin embargo solo había eso, cruzando se encontraba un pasillo largo que conducía hacia tres puertas, una del baño, otra una grande puerta que usaban de salida de emergencia y otra donde le llamaban "Él cuarto vacío" justo donde se encontraba sakura.
El capitán se encaminó hacia el cuarto vacío, tomó la manija, contuvo la respiración por unos minutos, el suficiente tiempo para que la pelinegra lo alcanzara, segundo después entro al cuarto.
Todo estaba oscuro, algo había sido arrojado a sus ojos, quita la estorbosa prenda que le impedía ver, era una falda de color morado, de cierta forma se sintió avergonzado, alzó su vista dándose cuenta que muchos chicas altas y de cabello castaño estaban en círculo rodeando a la supuesta "bruja" En sus manos traían cajas de cartón donde sacaban volando disfraces de cosplay.
—Esta chica es tan linda.
Le quedaría él tono de color rosa
—Yo opino que el blanco, muestra una pureza en sus ojos.
—El negro es más atrevido y viendo la posee en la que la amarraron el cosplay la hace mas atractiva.
—¡¿Qué demonios están haciendo?!.— gritó el capitán al verlas todas amontonadas.
—Ah ya estas aquí. Estamos escogiendo la ropa que debería usar esta chica.
—¡No me refería a eso!
Quiero decir que ¿qué diablos hacen en este lugar, con una bruja que en cualquier momento podría atacarlas?
¡Es peligroso que estén aquí!
—Si una cosa es peligrosa eres tú
Traes a una inocente y hermosa chica a un cuarto vacío, además la encadenaste en una posición que puede ser malinterpretada, no sabía que te gustaba el sadismo.— habló una de las chicas.
—Quien diría que tenías pensamientos tan obscenos.—
Comentó otra chica.
El rostro del capitán se puso colorado, lucia bastante avergonzado por tales cosas dichas, además de enfurecido.
—En primer lugar yo no la encadene, ni siquiera he visto su rostro y mucho menos si están ahí paradas a su al rededor puedo verlo. Recién me enteré que capturaron una bruja.
Vayanse y dejen a esa maldita bruja aquí, ¡es peligroso que estén cerca de ella!
—Nos iremos. — bufo una chica.
— pero antes le quitaremos las cadenas de sus manos, desde hace rato se hincharon y sus ojos han estado llorosos por el dolor.
—¡NO NO LO HAGAS!.— Gritó abriéndose paso sobre las hermanas, pero era demasiado tarde la chica había sido desatada.
La figura de la chica se dejó caer hacia delante, estaba tan cansada de esa posición que no tenia fuerzas para permanecer más tiempo de pie, el capitán al intentar llegar para evitar que la liberaran vio que su cuerpo se caía, frenó impulsivamente sintiendo como la cabeza de aquella prisionera se colocaba sobre su pecho, el chico la tomó entre sus brazos para evitar la caída.
En esos breves segundos logró visualizarla por completo, sus ojos se encontraban cerrados dejando ver lo largo que eran sus pestañas, su piel pálida y fría, los labios de la chica tan pequeños. Una vez que la atrapó pudo oler la fragancia de su cabello castaño, segundo después de creer haberlo visto todo, la chica abrió sus ojos, revelando un tono verde que dejó impactado al capitán.
Sus labios se abrieron.
—¿Shaoran?.— dejó caer lágrimas, con un tono dulce que hicieron estremecer a aquel joven.
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