¡Nunca más!
Sakura🌸←
Oscuridad.
Eso era.
Simple y absoluta oscuridad.
Era como si mis ojos estuvieran cegados, como si no hubiera nada ahí adentro. Hubiera pensado que flotaba sobre la nada si no fuera porque Shaoran sostenía mi mano.
Él caminaba y me guiaba, yo sólo lo seguía a pesar de tener miedo a tropezar o a que algo me atacara por la espalda.
De pronto una chispa se prendió dejando atrás la oscuridad, dando paso a la luz. Shaoran encendió esa chispa en su pergamino.
Todo lo que contemplé fueron paredes de madera cubiertas de moho, el aire invadido de polvo al igual que el suelo que rechinaba bajo nuestros pies, no había ventanas que permitieran entrar luz o ventilación.
Todo lucia tétrico y silencioso.
Pronto volteo a mirar a shaoran pero él no lo hizo, tenía una mirada seria como si lo que veía no le aterrará en lo absoluto, claro seguramente él no le temía, o mas bien yo siempre me asustaba de todo, pero era imposible no hacerlo cuando la finca parecía haber estado abandonada desde hace años, seguramente desde la guerra
Era como entrar a un "Mundo" diferente, completamente distinto, podía percatarme de una sensación asfixiante y macabra que me hacia sentir escalofríos, desde el momento en que entré por la puerta pude sentir que ya no había vuelta atrás, tenia el extraño pensamiento que si regresaba y volvía a abrir la puerta lo único que me encontraría seria "Nada" como si realmente hubiéramos sido transportados a otro mundo.
Pronto mi vista se fijo en unas sillas de madera, todas estaban en el suelo, astilladas de las patas y rotos los asientos. Hubiera seguido caminando mientras las observaba de no ser porque shaoran me detuvo jalando mi mano, lo mire asustada por saber a que venia aquella reacción.
Entonces lo supe..
Había una pared justo frente a mi, ahí se acababa la finca, no había escaleras, no había nada, sólo una pared cubierta de moho que olía realmente horrible, tuve el pensamiento que quizás del otro lado se encontraban las escaleras pero shaoran parecía que ya sabia lo que pensaba, alzó su pergamino con la chispa de fuego revelando que no había nada más detrás de nosotros, sólo paredes y ninguna puerta o escalera.
—Quizás haya alguna puerta oculta en las paredes.— comentó shaoran con mirada fija.— Busquemos.
Ambos comenzamos a mover nuestras manos sobre la pared, así que teníamos la necesidad de remover él moho lo cual me provocó mucho asco, pero eso ya no importaba, ya nada importaba. No cuando hay gente inocente secuestrada. Así que seguí poniendo mi mano en las paredes, moviéndolas como si buscara una rendija, un picaporte, algo que me diera una señal. Sin darme cuenta tropecé, las tablas de madera realmente estaban muy desniveladas, ahogue el grito pero el estruendo se logró escuchar, y shaoran corrió hacia mi.
—¿Estas bien?
—Si.— respondí sobando mi pierna, pero de inmediato dejé de hacerlo, mi vista se fijó en una de las sillas que había visto con anterioridad y ahora estaba justo frente a mi.
—¿Qué pasa?— preguntó al ver que estaba mi vista muy fija en esa silla.
—¿No lo ves?—señale la silla.— Hay marcas en él respaldo de la Silla.—
Marcas de cuerdas como si..
—Como si alguien hubiera sido amarrado a estas sillas.— concluyó.
Me acerqué aun más, alzando mis manos para tocar la silla y ser capaz de analizarla, estaba rota por el asiento, si no me equivoco parecía que alguien estuvo amarrado, para liberarse tuvo que romperla, por lo tanto al momento de la caída las patas de la silla se rompen junto el asiento permitiendo que sean capaz de moverse con mayor libertad, fue cuestión de segundos para que consiguiera escapar.
Pasme mi mano sobre el respaldo de la silla, sentí una fuerte punzada en mi corazón, haciéndome inhalar aire sin pensarlo, mis ojos se abrieron por completo, y con un terrible dolor retrocedí hacia atrás o más bien una extraña fuerza me expulsó.
Shaoran se asustó, se agachó y me tomó de las manos las cuales temblaban.
—¿Que te sucede?.— Sonó bastante alarmado, yo abría y cerraba los labios como si no fuera capaz de articular las palabras.— ¡Calmate!.— sujetó mis hombros e hizo mirarlo a los ojos, esos castaños ojos que provocaban tanto en mi me hicieron tranquiliza.
—Yo-Yo los vi...no-no se como pero al momento de colocar mi mano en el asiento los vi, a muchas personas amarradas en esas sillas y..— la agudeza de mi garganta me impedía continuar.
En el momento que mi mano hizo contacto con el respaldo sentí dolor, puro dolor, se me mostró una visión rápida, una donde había gente amarrada a las sillas, que gritaba y agonizaba, la mayoría de las personas eran niños pequeños que lloraban por culpa de la sangre que escurría sobre sus rostros, alguien los lastimaba, a alguien le divertía el dolor que ellos sentían. Y yo podía sentir tanto su agonía como desesperación.
Se lo expliqué a Shaoran con temor, seguía tartamudeando pero parecía que lograba comprenderme, sin darme cuenta mis ojos se llenaban de lágrimas, aquello que vi fue horrible y cada vez que daba un parpadeo podía ver a toda aquella gente sufriendo.
—llorar no servirá de nada. Quiero que te concentres e intentes averiguar en dónde están esas personas. Si pudiste ver esa visión significa que puedes sentir la presencia de ellos. Quiero que me digas donde se encuentran.
El tenía razón no podía sólo llorar, ni decir que quería irme, nunca podría rendirme, jamás me rendiré. Algunos podrían ignorar esta situación, yo no, no podía darles la espalda a personas que necesitan de mi ayuda, no los abandonaré.
Cerré los ojos concentrándome en percibir sensaciones o algo que me ayudara a encontrarlos, un segundo fue suficiente para averiguarlo.
—Están abajo.— me puse de cuclillas para comenzar a jalar las tablas de madera desniveladas, era la misma con la que había tropezado.
Shaoran me ayudó a romperlas, sólo pasó un minuto cuando acabamos de quitarlas, percibimos debajo de las tablas un hueco oscuro, acercó la llama de fuego para alumbrar revelando un piso de piedra a seis metros de altura bajo nosotros.
—Bien, yo iré primero.
—¿Estas seguro?
—Claro. Tú saltas después de mi
¿Entendido?
—¿Qué? Pero..— miré con inseguridad hacia abajo realmente daba un poco de vértigo.
Shaoran se acercó a mi, sujeto mi mano y me hizo quedar a escasos centímetros de la orilla de las tablas donde había quedado un hueco muy grande.
—¿Deberia cargarte?— acercó su cuerpo más al mio, casi rozando su nariz con la mía, yo no me podía mover pues un movimiento en falso implicaría una caida brutal.
Mi corazón se aceleraba y mi cuerpo se tensaba, él me hacia sentir asi, ¿Cómo es que estando en una situación como esta mi corazón sentía que explotaría? Todo es culpa de que shaoran sea tan atractivo.
—No..
—Bueno entonces..— se apartó de mi, alzo su mano, la cual hizo contacto con mi hombre y me empujó.
¡Me había empujado hacia el hoyo! quedé en un shock repentino, yo caía y del miedo a golpear contra el suelo cerré los ojos. Para mi sorpresa algo blanco me cubrió por la espalda, era un remolino de aire que me atrapó.
—Realmente eres una brujita muy chillona.— No se en que momento Shaoran llegó abajo, fue el mismo quien invocó el remolino.
—¡Pudiste haberme matado!—Mis pies tocaron suelo.
—Si quisiera matarte no te tiraría por un hoyo y mucho menos en una situación como esta.
De no ser por el frío hubiera seguido reclamando, cada vez que hablaba se formaba una nube de humo. Algo redondo chocó contra mi pierna, al bajar la vista al suelo noté que era una pelotita negra o mas bien llena de polvo, la luz de shaoran se extendió más, a los pocos segundos en mi campo de visión apareció una niña que venia en busca de su pelota.
La niña se detuvo al vernos, la condición en que se encontraba era desastrosa, el cabello andrajoso, el vestido de harapos cubierto de sangre en especial en la zona de su estomago.
Lo más llamativo es su ojo izquierdo ensangrentado además de hinchado y morado, agrega las marcas de cortes en su piel algunas ya cicatrizadas, otras se pierden entre los hematomas
una clara señal de abuso infantil.
Avancé hacia ella sin pensarlo, ella comenzó a retroceder en busca de escapar, en su intento tropezó, su respiración se aceleró del miedo y en busca de sentir protección se cubrió la cabeza con ambos brazos.
—Lo siento. Lo siento.— se disculpó llorando del terror por la idea de que yo fuera hacerle daño.— Es mi error, me equivoque perdoneme.
¿Cómo alguien podía lastimar a una pequeña niña? ¿Cómo alguien podía ser tan cruel? ¿Qué tan traumada debia estar para temblar y suplicar?
Hace frío aquí abajo, ella es una niña, un pequeño ser que acaba de pasar por el mismo infierno, basta con ver la sangre en su ropa para saber lo duro que ha tenido que ser para ella.
Parecía que shaoran pudo leer mis pensamientos porque dijo;
—Las brujas no son humanos.
Son criaturas abominables que no sienten culpabilidad ni afecto a una niña pequeña como ella. ¿Ahora entiendes a lo que nos enfrentamos?
Sólo le mire sin decir nada, me incliné hacia pequeña que temblaba, alcé mi mano y sentí que su cuerpo se tensaba del terror, fue una reacción que rompió mi corazón. En busca de brindarle seguridad le acaricie la cabeza.
—Todo esta bien. Pase lo que pase todo estará bien.— susurré.— Vinimos a rescatarte.— los temblores pararon, ahora las lágrimas de miedo fueron remplazadas por felicidad y alivio.
Conseguí que la niña se pusiera de pie y tomara mi mano, me sorprendió el tacto helado, apreté gentilmente tratando de transmitír un poco de mi calidez. Los tres avanzamos adelante, era como un subterráneo congelado por lo evidentes grados bajo cero, las paredes repletas del desagradable moho.
La niña nos guió hacia donde se encontraban los demás, al poco tiempo llegamos a una multitud de gente acostada sobre el suelo rocoso, todos reaccionaron de la misma forma que la niña al principio.
—Soy shaoran Li, hijo de la dinastía Li y futuro heredero. Soy el Capitán del territorio Norte, y he venido a rescatarlos.—Se proclamó.
La gente lo miraron con regocijo y comenzaronacercarse, parecía que ellos ya había oído hablar de él antes.
Todos tenían heridas graves, sangre en la ropa, cortes, cicatrices que durarían de por vida, todo su dolor podía sentirlo, no sabia como pero podía sentirlo era como un imán.
Una sensación extraña me hizo girar hacia atrás, percibía algo.. ¿Magia? ¿Un poder? No lo se..
Al igual que un imán es atraído, yo no puede evitar sentirme atraída por la oscuridad del largo pasillo delante de mi, sin darme cuenta ya corría por aquel lugar sin detenerme al escuchar la voz de Shaoran, no di vuelta atras.
Había algo... una sensación.. era algo.. algo que me impulsaba a seguir.
El subterráneo se extendía más, no sabía si había un limite o a donde me dirigía, si estaba cayendo en una trampa no lo sé, por precaución activé mi báculo sin dejar de correr, hasta que mis propias piernas me llevaron a una puerta vieja de madera y rota.
Cualquiera que estuviera en su sano juicio no abriría esa puerta, menos estando a solas, no obstante el nivel de curiosidad incrementó más encima la necesidad de saber aquello que me impulsa a continuar.
En ese momento todo cambió. Todo. La vida feliz que llevaba pasó a ser parte del pasado, un segundo de mi vida bastó para todo venirse abajo.
En este mundo no existe tal cosa como "piedad" sobrevivir era lo único que importaba, mata o te mataran, algo tan simple y cruel como eso..
En mis ojos se reflejaba el cuerpo de mi padre clavado a una estaca de madera, las manos sujetadas a los extremos con sogas que acabaron por cortarle la circulación e hinchar sus muñecas, la cabeza caída al frente, los mechones de su cabello adheridos a la frente. Y lo más despiadado de todo aquello era su cuerpo partido a la mitad de la cintura para abajo, podia ver con claridad la sangre brotando a chorros.
Estaba muerto.
—Debiste escucharlo.
Realmente gritó mucho cuando la motosierra tocó su piel, agonizo y grito. Es una pena que no pudieras verlo morir.— se escuchó detrás de mi una voz femenina que se ocupó de cerrar la puerta.
Juro que en ese momento todo cambio. El brillo de mis ojos se perdió, la oscuridad tocó mi corazón, el odio apareció de lo profundo de mi ser a emanar en cada fibra de mi piel.
Lo más sorprende de todo es que no lloré, no lloré cuando vi a mi padre muerto, tampoco lloré cuando partí y atravesé con la carta "Espada" el corazón de la bruja, mucho menos cuando la escuché gritar pidiendo clemencia, revolviendo su cuerpo en un mar de agonía, permitiendo que su sangre escurriera y salpicará mi ropa.
No lloré, en cambio lo disfruté.
Disfruté escucharla gritar, disfruté verla agonizar, disfruté arrastrarla hasta una jaula de metal, encerrarla ahí y prenderle fuego.
Gritaba porque su cuerpo ardía en llamas, agonizaba pero no me importaba por que ella mató a mi padre, y seguramente él sufrió aún mas, así que no me importo nada sus lamentos. Nada de eso me importó.
Todo lo que le hizo a esa niña.
Todo el dolor que le dio a mi padre. Todo eso me hizo disfrutar más al verla morir.
Quizás de ahora en adelante jamás volvería a ser la misma.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro