Capítulo 16 - Buscando Miembros - Parte I
Estoy pensando, como haremos para reunir tantos miembros en tan poco tiempo. Solo falta un mes para el festival cultural, por lo tanto, el tiempo se nos acaba. Hasta ahora solo somos Ayumi, Sakura y yo, nos faltarían al menos siete miembros más para poder presentar una obra en el festival cultural. Tendremos que esforzarnos mucho para poder conseguir nuestro objetivo. El vapor saliendo de la tetera me regresa a la realidad. Vierto el agua lista en una taza, le agrego unas cucharadas de café y revolviendo con una cuchara, lo pruebo. Es delicioso, no sé qué haría sin el café en mis mañanas, despertar temprano para ir a clases es de por si todo un desafío, sin el café que nos despierte estaríamos todos perdidos.
De pronto escucho que tocan la puerta, por la intensidad de los golpes puedo imaginarme de quien se trata.
—Buenos días tonto Seiji, que sorpresa que estés despierto —dice Ayumi apenas abro la puerta para recibirla. — ¿Y tú mala costumbre de llegar siempre tarde?
—Buenos días Ayumi, no digas tonterías. Es solo que me la pase pensando en cómo podemos hacer para reunir más miembros para el club de teatro.
Ayumi cambia ligeramente su expresión, bajando sus ojos hacia el suelo.
—Vaya, realmente me sorprende el empeño que le estas poniendo a todo esto. ¿Desde cuándo te interesa tanto el teatro? —la pregunta de Ayumi me toma por sorpresa.
—Nunca me desagrado ni tampoco soy aficionado, pero Sakura realmente ama el club de teatro y amaría que los tres participemos en una obra juntos ¿acaso a ti no te agrada la idea?
—No es que no me agrade, es que parece que todo lo que haces por Sakura es porque a ti te… mejor olvídalo.
Ayumi abandona el tema y fijándonos en lo tarde que ya era, partimos hacia la universidad. En ella el día transcurrió como de costumbre, estudiantes llevando libros de un lado a otro, profesores impartiendo clases, lo típico. Lo importante llego luego de las clases, cuando nos reunimos en el club de teatro con Sakura y Ayumi.
—El profesor de historia es tan aterrador —menciono Sakura mientras preparaba una taza de té para todos.
Sakura, con una sonrisa de oreja a oreja nos atendía como reyes, sentándose junto a nosotros.
—Pero estoy feliz de que las clases ya hayan terminado y podamos estar aquí juntos.
—Tienes razón Sakura —responde Ayumi.
—Así es, por cierto, este te está muy bueno —dije a Sakura, quien se sonroja ante mi inocente cumplido.
—G-gracias Seiji… —respondió tiernamente.
Ayumi comenzó a refunfuñar.
—Bueno, ¡ya basta ustedes dos tortolitos! —grito de repente.
Las mejillas de Sakura se pusieron rojas como un tomate luego de oír esa indirecta. En cuanto a mí, solo me rio de las tonterías que dice Ayumi.
Luego de conversar sobre eso, trajimos a la mesa el tema que nos compete, como conseguir nuevos miembros para el club de teatro.
—Para empezar, ¿qué necesitamos? —es importante mencionar esto, ya que hoy en día para realizar una obra de teatro no solo se necesitan actores, sino también otros factores.
—Necesitaremos vestuarios, alguien que diseñe los trajes ¿no creen?
—Tienes razón Ayumi, pero, ¿dónde los conseguiremos? —respondo.
Sakura y yo nos quedamos pensando por unos segundos.
—Lo tengo, ¡el club de diseño! Podríamos preguntar ahí —responde Sakura.
Ayumi y yo asentimos, ya que estábamos de acuerdo con la maravillosa idea de Sakura.
— ¿Y qué hay de la música y las luces? —pregunto Ayumi, quien a diferencia de hoy en la mañana donde cuestionaba mi interés sobre esta idea de hacer la obra de teatro, ahora mismo parece la más interesada en llevarla adelante.
—Déjenmelo a mí lo de las luces, el club de informática puede ayudarnos con eso.
—Y yo puedo visitar el club de música —respondió Ayumi.
—Entonces yo iré al club de diseño —menciono Sakura.
Entonces Ayumi, Sakura y yo nos dividimos la tarea de la búsqueda de miembros y necesidades del club de teatro.
—Entonces eso es todo por hoy, podemos irnos —dijo Sakura.
Sakura, Ayumi y yo salimos del club de teatro y cada quien fue por su camino, ya que Sakura tenía que ir primero a la biblioteca, Ayumi tenía que hablar con el profesor de química y como no tenía nada que hacer, simplemente regresare a casa.
En mi camino pasé por el patio de la universidad, donde me encontré una chica a punto de llorar. Esta sola, sin nadie que la consuele. Tiene el cabello corto, rubio y unos preciosos ojos azules, que apenas pueden verse un poco, ya que los tiene escondidos bajo un gran flequillo que cae sobre ellos. Como me da pena verla ahí, siento la obligación moral de acercarme y ver en que puedo ayudarla.
Buenas tardes, mi nombre es Seiji —comencé diciendo. —Te he visto desde el pasillo, y he notado que estabas llorando o a punto de hacerlo ¿alguien te hizo algo malo?
La chica ante mi presencia no supo cómo reaccionar, por lo que se ve es muy tímida. Sin embargo, intentaba decirme algo, pero le tiembla mucho la voz y no le entiendo.
—No tengas miedo, ¡yo solo soy un amable salvador de mujeres en apuros, y tú eres una de ellas! —dije en tono de broma, para ver si le sacaba una sonrisa, que pudiera tranquilizarla y poder tener una comunicación más abierta conmigo.
La chica soltó unas ligeras risas, y me dedico una pequeña sonrisa. Más tranquila, se fue a comprar un jugo de una máquina de sodas, a unos pequeños metros de nosotros. Al regresar, se sentó nuevamente en el banco debajo de este gran árbol que está en el medio del patio de la universidad, y al fin se dispuso a platicar conmigo.
—Mi nombre es Mai, mucho gusto. Gracias por tu comentario, no estaba bien y me hizo sentir mejor.
—Comprendo Mai, ¿Qué te paso?
Mai empezó a dudar si contarme o no, sus dedos jugaban con la pajilla de la caja de jugo.
—Está bien, te lo diré, pero no te vas a reír ¿verdad?
— ¡Claro que no! —respondí firmemente.
—De acuerdo, lo que sucedió fue que… vi al chico que me gusta hablar con otra chica.
— ¿Solo eso? —hacia fuerza para no reírme.
—No te rías. He estado enamorada de el por años y ni siquiera sabe mi nombre, lo he visto una y otra vez, haciendo deporte, estudiando en la biblioteca, etc. Sin embargo, ayer por primera vez lo vi hablando con una chica... eso me partió el corazón en dos.
Mai parecía esforzarse por sostener una sonrisa, aunque las lágrimas que caían de sus ojos me hacían notar que de verdad estaba enamorada de aquel muchacho. No soy cupido, no tengo idea porque el amor nos hace tan vulnerables ante una persona y nos hace sufrir de un modo tan profundo, que nada de lo que hagamos nos puede ayudar a sentirnos mejor. Sin embargo, lo que, si se es que podemos pedir ayuda, podemos ser salvados de ese desamor. Las palabras de Mai me conmueven, no sé si pueda hacer mucho, pero tratare de ayudarla porque siento que es lo que querría que hicieran por mí en una situación similar.
—Te ayudare Mai —dije parándome sobre el banco en el que estábamos sentados — ¡ese hombre será tuyo!
— ¿Acaso crees que es posible? —pegunto Mai sorprendida.
—Claro que si Mai, solo debes tener más confianza en ti misma. Y yo te ayudare a conseguirla.
—Oh, ¡muchas gracias Seiji! —respondió Mai finalmente, subiendo al banco y regalándome un tierno abrazo.
Entonces acompañe a Mai a casa y platicamos sobre muchas cosas que podría ayudarnos a conseguir que Momo, el nombre del chico, notara los sentimientos de Mai. Después de despedirme de Mai finalmente volví a casa, y como se está volviendo costumbre, nuevamente me acuesto en la cama a sobre analizar situaciones. En este caso la de Mai, para resolver como poder ayudarla. Entre tantos pensamientos acabo durmiendo a altas horas de la noche, pero creo que con la respuesta que Mai necesita para conseguir el amor de Momo.
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