El presente.
—Eso fue lo que paso —cierra el presidente.

Luego de contar la desgarradora historia el presidente comienza a llorar desconsoladamente, no hay nada que Sakura ni yo podamos hacer porque no podemos imaginar como se siente. Aunque supongo que me sentiría de la misma forma, si tuviera que pasar por una experiencia similar. Solo imaginarlo me da escalofríos. Entonces nos quedamos todos callados, no se cuanto tiempo exactamente pero de lo que estoy seguro, es que por un largo tiempo mi garganta se encerró dentro de varios candados.

—Discúlpenme —luego comento. Se levanto de su elegante escritorio y fue a retirar unos documentos que estaban en un armario que terminaron en nuestras manos. —Para volver abrir el Club de Teatro van a necesitar cumplir unos requisitos. Aunque no estoy de acuerdo con la decisión que están tomando.
—Que, lo dices enserio?! —respondo con una mezcla de alegría y tristeza, pero también molesto por el hecho de que ese motivo egoísta fuera el responsable de tantos problemas.
—Así es. Se muy bien que ustedes no van a escuchar mis advertencias, y mucho menos olvidar la idea de traer de regreso el club de teatro, así que he tomado la decisión de aceptar su propuesta pero con una condición…

El presidente una vez más se pone de pie para dirigirse hacia la ventana donde observa el verdoso paisaje que ofrece el patio de la preparatoria Hajime, uno de los grandes orgullos de este lugar son sus bellos alrededores, además de su excelente educación.

—Y de que se trata esa condición? Pregunta Ayumi ante el frío silencio que presenta el presidente.
El presidente, sin voltear, hace un ligero pero profundo suspiro.
—Veamos, la condición es cumplir las reglas. Es decir, si van a reabrir el club de teatro van a necesitar más miembros y no solo eso, también es necesario hacerlo antes del festival escolar. De lo contrario, su solicitud no podrá ser aprobada por el director.
—Pero si eso es el próximo mes! —exclamo levantándome de la silla.
El presidente del consejo estudiantil, que antes me daba la espalda, ahora se da vuelta y clava una mirada fría en mis ojos.
—No puedo hacer nada —responde.

Ante su firme declaración y aceptando la dura realidad junto con Ayumi agradecemos la oportunidad y nos retiramos de la sala, para luego ir hacia nuestra clase. Después de la jornada escolar, regresamos a casa.
—Debería haber golpeado a ese idiota! —exclama Ayumi mientras patea una lata de café que se cruzo en nuestro camino.
—No deberías decir eso Ayumi, él ha sufrido mucho y tenía fuertes razones para actuar como lo hizo.
Ayumi deja en paz la pobre lata, para acercarse delante de mi, mirándome fijamente.
—Pero el club Seiji… crees que lo lograremos a tiempo? —dice Ayumi con una visible duda en su mirada. Y con justa razón, solo tenemos el plazo de un mes, es decir, 30 dias para lograrlo. No va a ser una tarea sencilla.
—Lo lograremos, ¡seamos positivos chicas! —respondo exaltado, para entusiasmar los bajos ánimos, que quedaron luego de la dura respuesta del presidente del consejo estudiantil.
—Sakura, ¿y tú que piensas? —Ayumi mira a Sakura, quien se ha mantenido en silencio todo este recorrido.
Sakura deja su tímida expresión, para mirarnos fijamente los ojos tanto a Ayumi como a mi. Mis palabras sin dudas cambiaron su animo, que se notaba decaído.
—Primero lo primero, necesitaremos más miembros —empezó diciendo. —Confió en nosotros y si colaboramos juntos podremos conseguirlo. —Sakura se acerca hacia mi, acercando sus ojos hacia los míos. —Seiji, yo confió en ti.
Sakura se me queda viendo fijamente, su mirada empieza acelerar mi corazón. Sin embargo, rápidamente, interviene Ayumi alejándola de mi.
—Bueno, ¡ya Sakura, que tanto le ves al tonto y feo de Seiji! —exclama Ayumi, mencionando directamente dolorosas expresiones acerca de mi.
—Es que Seiji es inteligente y muy apuesto para mi Ayumi… —Sakura limita a asentir con nerviosismo, sus mejillas comienzan a ruborizarse. Mientras tanto yo, me pongo rojo como un tomate.
—¿Qué estas diciendo? ¡Seiji es mío Sakura, no te confundas! —responde Ayumi, desafiante.
Mirando la discusión que tienen por mi, me doy la tarea de regresar al tema que estábamos tratando, nos hemos ido mucho por las ramas y el tema del Club de Teatro es de gran importancia.
—Ya, ya, tranquilas —me acerco a Sakura y Ayumi y toco suavemente sus cabezas. —debemos pensar en como reunir la cantidad de miembros solicitada.

Sakura y Ayumi se avergüenzan por mi accionar, pero no retiran mi mano de sus cabezas. Al contrario, se tranquilizan y bajan sus miradas, imagino, para esconder sus rojas mejillas.
—¿Ah… cual era… la cantidad… Sakura? —pregunta nerviosa.
—C-creo que… 10, ¿Verdad Seiji? —responde con la voz temblorosa.
Retiro mis manos y comienzo a reír. Ambas se vieron muy tiernas en ese momento.
—Que graciosas se ven —digo, entre carcajadas.
Ayumi y Sakura hacen pucheros.
—¡No te burles! —dicen sincronizando sus palabras. Incluso realizando la misma expresión de enfado en sus miradas.
—Me disculpo —respondo con ironía. 

Entonces seguimos nuestro camino, ya era tarde para continuar conversando acerca de lo que vamos a hacer para ayudar al club de teatro. En otras palabras, para ayudar a Sakura a cumplir su sueño. Así que nos despedimos y cada quien siguió su camino hasta su casa.

De regreso en mi hogar, se encontraba mi madre, quien me recibió con la cena lista, charlamos sobre Keiko y al cabo de unos minutos, cada quien se fue a descansar.

Mirando el techo de mi cuarto, pienso en como solucionar esta situación. Mi meta es clara, presentar una obra para el Festival Cultural, donde actuemos Sakura, Ayumi y yo. Será una verdadera fiesta, me esforzaré para que así sea. Así es como pensamientos e ideas invaden mi cabeza, sobre pensando así hasta dormirme. 

¿Acaso lo lograremos?