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Capítulo 14 - El Secreto del Presidente del Consejo

Recuerda Seiji. Ayumi es muy importante para mi y también para ti por lo que no tienes que herirla. Ahora regresare al lado de Keiko, quien me necesita más que tú. Sin embargo, te deseo éxitos.
Atentamente, tu madre.

Despierto con la brisa veraniega que entra por la ventana de mi habitación, la cual olvide cerrar de nuevo. Así es, me sorprende como las cosas de mi cuarto siguen en su lugar. Por otro lado me pregunto que hacer, bueno, primero me levantare.

Luego de resolver las necesidades matutinas me dirijo hacia la cocina para preparar el desayuno. Café negro y tostadas, como de costumbre, me energizan y alegran la mañana. Sin embargo desde la puerta se oyen suaves golpes, eso quiere decir que alguien ha venido.

Abro la puerta y recibo al visitante.
—Buenos días Seiji —saluda Ayumi.
—Buenos días Ayumi, ¿Qué haces aquí?

Es Ayumi. Tiene el uniforme de la preparatoria y un llamativo nuevo aroma, se ve muy bonita.

—P-pues he pasado por ti tonto. Sabes que siempre vamos juntos a clases, ¡no me avergüences! —responde molesta.
Ayumi regreso a la normalidad.
—C-claro que lo recuerdo. Déjame cambiarme primero. Ven, pasa. —invito a Ayumi a pasar y la llevo a la cocina.

Una vez Ayumi sentada voy a cambiarme. Al regresar, tomamos nuestras cosas para luego ir a la preparatoria.
—O-oye Seiji… —dice Ayumi.
—¿Si?
—¿Tú estas saliendo con esa chica del cabello rosado? —pregunta repentinamente.
—¿Q-Que estas diciendo, te refieres a Sakura?

Ayumi asiente con la mirada.
—Espera un momento. No es lo que piensas, ella y yo no tenemos esa clase de relación. Solo somos amigos.
—Ya veo! —responde Ayumi con una sonrisa que al verla acelera con intensidad mi corazón. —Sin embargo, no creas que me estoy interesando en ti o algo por el estilo. Es solo que sería una pena perder a mi persona especial —dice Ayumi con un tono despreocupado, aunque al menos por mí sus palabras no serán ignoradas .

Dejo de tomar el café y me enfoco en los ojos de Ayumi.
—Disculpa, ¿dijiste persona especial?
—¡pero por supuesto que no! —exaltadamente Ayumi se para de la mesa, impresionada por mi buen oído.
—¿Entonces, que dijiste? —me levanto también.
—Y-yo d-dije… ¡esclavo, mi esclavo especial!
—Ya veo… —vuelvo a sentarme.
—Tu nivel auditivo es impresionante, deberías revisarte ya que estas escuchando muchas tonterías —enuncia Ayumi mientras se sienta.
—Tal vez deberías tú dejar de decir tantas bobadas —respondo.

Nuevamente, Ayumi exaltada se para.
—¡¿Qué dijiste Seiji?! —grita enloquecida.
—Y-yo… —empiezo a reír.
—¡No te rías tonto, esto es serio! —protesta, aunque luego ya sin poder resistirse a mí contagiosa carcajada, también se ríe.

Luego de terminar el desayuno. Partimos hacia el lugar de siempre, la preparatoria Hajime. Al llegar una persona se acerca a nosotros, pero es de esos individuos a los cuales prefieres evitar a toda costa.
—¿Que quieres? —dijimos molestos Ayumi y yo.
—Quiero hablar con los dos. Acompáñenme al consejo de  estudiantes.

El presidente del consejo estudiantil empieza a caminar. Si bien sabe que no lo estamos siguiendo. De repente, se gira hacia nosotros.
—Por favor, es importante —dice con una cara seria.
Ayumi y yo nos miramos por unos segundos.
—Tal vez deberíamos escucharlo —digo resignado.
Ayumi solo se limita a asentir con la mirada. Entonces seguimos al presidente hasta el consejo donde nos invita a sentarnos.
—Bien, escuchen esto.

Ayumi y yo nos ponemos serios.
—El ex vicepresidente del consejo acaba de ser expulsado irremediablemente de la preparatoria., producto de sus actos en los últimos días que por supuesto no son los de una persona correcta. También se les informo a sus padres todo lo sucedido, manteniendo a Ayumi en el anonimato claro. Finalmente su familia decidió llevarlo con un terapeuta para intentar solucionar su conducta, ya que aún es menor de edad. Si bien pienso que no fue la mejor decisión, definitivamente será castigado y enviado a la cárcel si no corrige sus errores.
—Le agradezco mucho —dice Ayumi, levantándose un momento de la mesa para dar una pequeña reverencia. Luego vuelve a sentarse.
—y-yo también… gracias —digo de reojo.
—Realmente les pido disculpas por todo lo sucedido. Si pudiera hacer algo para enmendarlo no duden en decírmelo, estoy a su disposición.

Un momento, pienso que esta es la oportunidad ideal para que el club de teatro no desaparezca.
—Gracias, en verdad aprecio sus palabras —dice Ayumi, mientras se para, para luego irse despacio.
—¿Que tal si habilitas el club de teatro? —digo de repente, llamando la intención de los presentes.

Ayumi y el presidente me miran fijamente.
—No puedo hacer eso… —responde.
—¿Por qué? —pregunto como si esto se tratase de un interrogatorio. De alguna manera lo es, ya que las preguntas pueden decir las intenciones reales del presidente.
—¿Por qué, dices? —responde con una pregunta.

Ambos nos miramos por unos segundos.
—Veamos, es porque no deseo que más personas salgan lastimadas producto de eso, es todo —dice con un tono melancólico —Ya que fue hace 3 años cuando…

El presidente fue perdiendo toda esa seguridad que muestra siempre, ya que ahora visibiliza totalmente lo contrario. Unas Lágrimas caen, un fuerte llanto de arrepentimiento. Ahora me doy cuenta que realmente no es una mala persona. Si bien cometió algunos errores, no pienso que estas lágrimas sean de egoísmo, sino de una sincera y profunda tristeza.

Ayumi se acerca y abraza al presidente, mientras que yo solo me acerco y tomo con mis manos su hombro izquierdo. Luego de tranquilizarlo, volvemos a sentarnos.
—¿Nos contarías lo que sucedió? —preguntamos Ayumi y yo, con un interés colectivo.
El presidente respira profundamente.
—Esta bien, les contare todo lo que paso.

Hace 3 años…

—¡Sakuta, es hoy, es hoy! —exclama Nekoi alegremente.
—¿De que estas hablando? —pregunto desentendido de la situación.
—¿Estas bromeando, verdad? —pregunta irónicamente. —por supuesto, me refiero al día más importante de nuestras vidas. Al fin llego, ¡finalmente la obra se llevara acabo, estoy emocionada!

Me detengo un segundo para ver a Nekoi, alocada y alegre como siempre, de pies a cabeza.
—Vale, pues mucho no se nota —respondo en tono de broma. —por cierto. La obra se trata de La Bella Durmiente, ¿verdad?

—¡Pero Sakuta que tienes en la cabeza, claro que se trata de la Bella Durmiente. Yo seré la Bella Durmiente! —grita con una mezcla de ironía, alegría y enojo.

Repaso visualmente a Nekoi.
—Nekoi no quiero ofenderte , pero… ¿no estas algo chaparra para representar a Cenicienta?
Nekoi mira hacia mi fijamente. Como un gato fija su mirada en su presa, se lanza sobre mi atacando lo que me hace pensar que soy el indefenso ratón con el desenlace triste en esta historia.
—¡Chaparra yo, chaparra yo! —exclama mientras me araña con sus dedecitos adorables y frágiles.
—¡Lo siento, no fue una crítica! —defiendo mi postura cuidadosamente para evitar lo peor.
—¿Qué no fue tu intención? —pregunta con ironía. —¡solo veo a un idiota tratando de hacerme sentir mal!
—Nekoi, no es así. Escúchame, solo me refería a que tu estatura no se parece a la Bella Durmiente original. En otras palabras si representaras ese personaje no transmitirías esa vibra que desprendía en aquel libro, y los que hemos leído el libro no la disfrutaríamos —explico para evitar malos entendidos.
—Sakuta, ¿sabes una cosa? Nunca debes decirle a una chica lo que realmente debes decirle. Se supone que todos saben eso. Aunque aprecio tu sinceridad, que es una de tus mejores cualidades —responde Nekoi, triste y abatida por la realidad.

Antes de que Nekoi se levante, tomo sus brazos y nuestras miradas se acercan. Fijamente nuestros ojos se encuentran una vez mas.
—¡Tal vez no seas la mejor Bella Durmiente, quizás seas la peor. Sin embargo eres preciosa y muy carismática. Tienes lo que ninguna Bella Durmiente jamás podrá tener! —exclamo de repente, sacando estos sentimientos que mucho tiempo han estado reprimidos por mis inseguridades y temores.

Nekoi se exalta como nunca. Sus pupilas se dilatan y sus mejillas enrojecen. Intenta irse, pero la retengo.
—Nekoi, antes de que te vayas déjame decirte que yo… —digo tratando de sacar estos sentimientos.
—Y-yo, y-yo… —mi boca tiembla tanto que las palabras no me salen.
—¡Me gustas mucho Nekoi! —exclamo de repente, con los ojos cerrados y sin vacilar.

Al abrir los ojos no vi a nadie. Tan solo vi como Nekoi se alejaba en el horizonte y pensé, quizás con eso respondía a mi declaración. Después de todo, un antiguo refrán establece que “el silencio dice más que 1000 palabras”.

3 horas más tarde.

Han pasado algunas horas y el momento de realizar la obra ha llegado. Es por eso que para no perder tiempo me traslado hacia el salón donde están los vestuarios. En ese lugar esta el disfraz del príncipe, protagonista de la historia y también papel que me toca representar. Si bien no tengo ánimos para hacerlo ya que Nekoi será la princesa. De todos modos no me mostrare frágil ante ella y tratare de acabar esto rápido. Ya con el disfraz correspondiente, tan solo queda esperar el momento en el cual me toque salir al escenario.

Luego de un rato donde muchos alumnos han salido al escenario a brillar con sus clubes, llega el turno de nosotros, el club de teatro. Todo va bien, los chicos están con sus disfraces y los demás encargados de la decoración, efectos especiales e iluminación controlan de que todo este en orden. Sin embargo Nekoi aún no llega, y será difícil iniciar sin ella ya que se trata de la protagonista. Es decir del personaje más importante, que prácticamente estará presente todo el tiempo.

—¡Lamento la tardanza, ya he llegado! —exclama Nekoi a lo lejos, acercándose rápidamente con sus manos levantando ligeramente el vestido celeste decorado con cristales. Sus labios cubiertos del labial más precioso que jamás haya visto y con un peinado digno de la princesa mas hermosa de cualquier cuento. Nekoi se ve reamente como una princesa y su belleza me hipnotiza horrores.
—¡Menos mal Nekoi, ya es tarde, vamos, vamos! —dice el director. Es decir el profesor encargado del club, ya que cada club tiene un profesor como encargado y este caso no es la excepción.

Con Nekoi en escena, la obra inicia. El desarrollo de la representación avanza sin problemas, la bruja le da de comer la manzana envenenada y Nekoi, digo la Bella Durmiente, cae en su profundo y eterno sueño. Es entonces donde me toca entrar a mí y darle el beso que rompa el hechizo. Me acerco a Nekoi lentamente para cumplir el objetivo.
—¡Alto ahí, apuesto príncipe! —decreta la bruja, quien obstaculiza mi camino hacia Nekoi —¡No dejare que despiertes a esta chica!
—¡No podrás detenerme! —respondo.
—Eso crees, ¿y como lo sabes? —pregunta con un ego más grande que la torre de Tokyo.
—¡Porque mi amor por la princesa es más grande que cualquiera de tus hechizos. Ya lo verás, toma esto bruja despiadada! —digo corriendo hacia la bruja para atravesarle mi espada. Al final la bruja pierde la batalla y desaparece, mientras que yo voy hacia Nekoi y le doy un beso en la frente.
Ese beso despierta a la Bella Durmiente de su profundo sueño y parece que habrá final feliz.
—¡Sakuta, Nekoi, tengan cuidado! —grita una de nuestras compañeras señalando el gran fondo de madera que se encuentra detrás de nosotros. Si eso nos cae encima definitivamente moriremos.
Nekoi me mira fijamente.
—¡Sakuta, e-escúchame! —exclama Nekoi.
Tomo su brazo intentando que escapemos juntos, pero es demasiado tarde porque esa colosal estructura esta apunto de caer sobre nosotros.
—¡Sakuta, Sakuta! —vuelve a exclamar Nekoi.
De repente, Nekoi me empuja fuertemente.
¡Sakuta, t-tu también me gustas mucho!
El escenario cae encima de Nekoi.
—¡Nekoi, Nekoi, Nekoi! —grito con todas mis fuerzas. Las lágrimas que derramo y derramo forman un charco alrededor de mi. Intento levantar la estructura, pero con todo mi esfuerzo no es suficiente. Finalmente llega la ayuda pero ya no hay señales de Nekoi. Eso ocasiona un gran y profundo dolor en mi corazón.
Nekoi, esa chica que conocí. Ya no esta a mi lado.








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