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Capitulo 11 - La Discución y Suspensión de Seiji

—Buenas tardes Seiji, ¿estas listo?


—Claro que si, hoy es el día ¿no? -respondo a Sakura, quien se encuentra entusiasmada porque hoy interpretaremos una pequeña obra para promocionar el club de teatro.

Sakura asiente.

—¡Entonces manos a la obra! —levanto mi voz de forma positiva, animando el ambiente.

Sakura y yo nos dirigimos por los pasillos hacia afuera, en una zona donde los estudiantes se reúnen a platicar antes de irse a casa. Por lo general en este sitio organizan citas o "salidas" para divertirse o se coordinan sus agendas para estudiar o realizar proyectos, entre otras actividades. Es el lugar perfecto para realizar la obra ya que muchos estudiantes, por no decir básicamente todos, estarán aquí. Luego de practicar nos preparamos para iniciar el espectáculo.

—Sakura, ¿recuerdas como lo practicamos?

—Por supuesto, lo hicimos hace 5 segundos, no se me olvidara tan pronto Seiji.

—tienes razón —respondo entre risas.

5 minutos atrás.

—Sakura practiquemos lo de la obra, ¿te parece?

—Claro Seiji —responde.

Sakura y yo empezamos nuestros diálogos y cada vez nos entendíamos mejor. Ella actúa como la delincuente y yo como el ebrio con altos niveles de depresión. Todo sale a la perfección, hasta que en una mala maniobra mis piernas pierden el equilibro provocando mi caída sobre Sakura. Nuestros ojos se mantienen fijos y nuestros labios están a pocos centímetros de distancia. Siento que me vuelvo loco.

—Sakura, y-yo no tuve esta intención... -digo en voz baja.

¡Ah, solo estoy diciendo tonterías!

—Seiji no te preocupes, pero... —responde muy nerviosa Sakura, que esta súper sonrojada.

—Seiji, y-yo t-te...

Antes de que pudiera terminar esa frase, me levante y me disculpe sucesivas veces por mi atrevimiento. Sin embargo, no entendí ninguna de sus palabras ya que lo dijo en voz baja. Me pregunto que me habrá querido decir...

La obra empezó y con Sakura la hicimos tal cual como la practicamos, dejando de lado ciertos tropiezos claro. Los estudiantes se acercaron a disfrutar y algunos hasta lanzaron silbidos y hasta palabras de felicitaciones. Al terminar, todos nos agradecieron con una serie de sorprendentes aplausos, todo va acorde al plan.

—Muchas gracias por ver nuestra practica. A decir verdad ella es la presidenta del Club de Teatro y yo el vicepresidente. Y nos alegraría recibir nuevos miembros, es por eso que si están interesados pueden pasarse por el club -les hablo como si de una campaña política se tratara.

—Además, tenemos unos volantes que hice, los cuales sirven de presentación. Es decir quienes somos, nuestros objetivos y propósitos, etc. —añade Sakura.

De repente, se acercan dos personas.

—Un momento, ¿acaso yo autorice esto? -anuncia una voz desagradable.

Presidente del consejo estudiantil, una persona que realmente me cae muy mal.

—Usted no tiene porque autorizarlo -respondo sin pelos en la lengua.

El presidente se acerca hacia mi.

—Seiji, ¿verdad? Será mejor que te comportes más cortésmente delante de mi o me veré obligado a...

—¿A qué te verás obligado? —interrumpo desafiándolo con la mirada.

—A deshacerme de ti imbécil —me susurra al oído.

Instintivamente le doy un fuerte golpe en el estómago que lo hace caer, luego este se levanta y se pone en posición de pelea.

—¡Seiji, no pelees por favor! —grita Sakura preocupada.

Evito escuchar a Sakura, este asunto entre el presidente y yo solo puede resolverse de esta manera, o al menos, eso pienso.

—no me rendiré, jamás lo haré —dice el presidente para después acertarme un golpe en la cara.

—yo tampoco, porque quiero que el club de teatro siga existiendo y no permitiré que lo cierres -respondo dando una patada en el lado izquierdo de su cuerpo.

Todos los estudiantes nos rodearon, pero sin intenciones de separarnos. Tenían la intención de que esta pelea terminara con alguno de los dos en el hospital. Además, estamos tan enojados que no hacemos caso y continuamos la pelea, tanto así, que los profesores no tardaron en llegar.

—¡Oigan ustedes dos, dejen de pelear ahora! -grita uno de los profesores, mientras el otro viene a separarnos, cosa que logra con éxito. Después de la pelea los profesores nos llevan hasta la dirección, donde recibimos un severo interrogatorio por la máxima autoridad de la preparatoria, el director.

—Seiji y Sakuta, de las divisiones 3 y 4 respectivamente —empieza leyendo nuestros nombres en su planilla. Con calma, pero a la vez molesto y estresado por la situación.

—así es —me limito a responder avergonzado.

-veamos, antes que nada quiero saber quien fue el que inicio la pelea o quien provoco el inicio de la misma —dice tratando de averiguar lo sucedido.

—él fue quien lo hizo —decimos al mismo tiempo.

Sakura y yo nos miramos fijamente.

—déjate de bromas, ¡tú fuiste quien empezó! —digo con una furia tal que en estos momentos tengo ganas de golpearlo en la cara, pero si lo hago solo me ensuciare más y cumpliré su objetivo.

—no es así, fuiste tú —responde con desinterés.

El director de repente golpea la mesa.

—¡basta los dos! —dice. —Seiji, según los testigos fuiste tú quien inició la pelea ¿o me equivoco? —concluye con intenciones de hacerme confesar.

—así es porque el presidente del consejo me invito a que lo hiciera, o mejor dicho, busco que lo hiciera. Todo luego de insultarme con susurros.

Ahora el director mira a Sakuta.

—¿Acaso eso es cierto Sakuta? —lanza una nueva pregunta.

—Claro que no -responde con seriedad.

—estas mintiendo descaradamente -pensé.

—muy bien, ya he tomado una decisión.

Lo miramos fijamente.

—en base y a partir de lo escuchado de testigos, es decir, de los estudiantes y profesores presentes, y de las pocas pruebas. Tomo la decisión de suspenderlos a ambos. Una semana para Sakuta por continuar la pelea, y tres a Seiji por resultar el promotor de todo esto.

—entendido —respondemos.

Nos empezamos a retirar. No obstante antes de hacerlo el director nos advierte.

—una cosa más niños, si esto se vuelve a repetir dentro de la preparatoria la sanción no será solo una pequeña suspensión, eso lo saben, ¿no?

—si sr. Director —nos limitamos a responder.

Una vez afuera, ambos tomamos rumbos diferentes. En mi caso me dirigí a casa, mientras el presidente se desvaneció entre las colinas.

—tonto presidente —pensé en el camino.

Esto no es bueno. Mi ojo esta totalmente hinchado, lo que me da a entender que tardará varios días en recuperarse. Aunque al ser un estudiante suspendido por varias semanas no tendré que darle la gran importancia, pero será incómodo vivir con un solo ojo. Me pregunto porque esa persona no nos permite continuar con el club, es decir, cuales serán sus motivos. Quizás solo lo haga porque es una mala persona y se divierte aplastando los sueños de los demás. Sin embargo, hay algo que no cuadra, si sus motivos son esos porque eligió al peor club cono blanco: El Club De Teatro.

Si lo pienso detenidamente no tiene sentido, existen clubes mucho más grandes y exitosos. Porque molestar a un club tan pequeño y antiguo. Aquí algo huele muy raro, y pienso averiguarlo.

Voy pasando por el parque cuando mi vista paseándose de aquí para allá se topa con alguien. Nadie más ni nadie menos que Ayumi. Ella esta sentada en uno de los tantos bancos mirando hacia todas partes, siento la misma preocupación que horas atrás. Tengo que preguntarle, que le sucede.

Empiezo a dirigirme hacia ella cuando de repente saca una carta debajo de la máquina expendedora que se encuentra delante de ella. Me detengo a observar un poco más, mientras la carta es leída, la desesperación y las lágrimas se apoderan de Ayumi. Luego de eso sale disparada y se pierde en la oscuridad del atardecer que poco a poco desaparece invitando la llegada de la noche.

Me acerco a la carta alojada en el piso, y comienzo a leerla atentamente:

Sr. Ayumi. Estoy viendo como lee esta carta, no se preocupe porque aún no le haré nada. Sin embargo, es solo es cuestión de tiempo para sentir su aliento, su tocar cerca del mío. Mis impulsos se alborotan cuando la veo caminar, desplazarse de aquí hacia allá. En las noches me toco...

—¡Que rayos es esto! —pensé al continuar la asquerosa carta. —¿Acaso es un acosador? ¿por esto Ayumi esta triste? —sigo pensando, y rompo la carta en mil pedazos. Incapaz de leer el resto trato de buscar a Ayumi en los alrededores, pero sin éxito me resigno y regreso a casa.

Ayumi, he descubierto tu secreto. Te prometo hacer todo lo posible por ayudarte, lo juro.

Nota del autor:
Ayumi esta en problemas! ¿Podrá Seiji ayudarla? Descubrelo en el siguiente capitulo. Gracias por leer!

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