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Capítulo 8: Camelia Japónica Rosa

—Entonces ¿si creen que este arreglo le guste? —cuestionó Mamoru con duda, una de sus cejas se había elevado al mirar el arreglo de flores en uno de los aparadores—. No estoy muy convencido.

Taki y Kisugi compartieron una mirada antes de rodar los ojos simultáneamente.

—¿Por qué nos preguntas a nosotros? —farfulló Taki con una sonrisa ladeada—. Se supone que tú eres su novio y ya deberías saber cuales son sus flores favoritas. Sé como yo—incitó—  que sé las favoritas de Nika y como Kisugi, que sabe perfectamente las flores favoritas de Abril.

—¡Si! —concordó Kisugi, hinchando el pecho con orgullo—, llevas enamorado de ella ¿Qué? ¿siete? ¿ocho años? Y le has enviado flores muchas veces. ¿Cómo no vas a saber si ese arreglo de rosas amarillas le gustará o no?

—Le llevaré unas rosas rosa—decidió el pelinegro—, esas nunca fallan. Seguro que a Grett le encantan.

Taki y Kisugi asintieron, mirando como Mamoru le decía al florista como querría su arreglo y lo que diría su tarjeta con ligera emoción.

—Sí que está perdido por ella.

—Ni que lo digas, Taki.

Entonces los dos acompañaron a su amigo al hospital para llevarle flores a su novia. Con lo que ninguno contó es con que ella ya había recibido flores y, justamente, era Jun Misugi quien había salido de su habitación en ese momento.

Aunque querían creer que fue Gabriella, que se encontraba en el pasillo desde mucho antes de que ellos llegaran, quien había llevado esas flores.

-

Gen—murmuró la rubia con dulzura—, deberíamos estar en el hospital acompañando a tu hermanita, ya ves que mañana la trasladan a Japón para su cirugía.

Vio al chico negar mientras enfocaba sus ojos aceitunados en ella.

—Básicamente Himari me echó del hospital y me dijo que mejor pasara tiempo contigo en lugar de estar cuidándola a ella—confesó—. Además, si no estoy mal, Gaby-chan iría a hacerle compañía durante unas horas en la tarde y después iría Giane-chan y Génesis-chan con Arley. Mamoru creo que irá en la noche para despedirse de ella en lo que la alcanza en Japón. Y Kaydee está dando sus vueltas con Hyuga cada cierto tiempo.

Verónica sonrió, sentándose en el asiento que Wakabayashi había ofrecido para ella.

—Quién lo diría ¿eh? —dijo ella en medio de una risita—, tanto que alejabas a Mamoru de Grett y terminaron siendo novios con el pasar de los años.

Wakabayashi ordenó por ambos lo mejor del menú. La pareja se encontraba en un buen restaurante francés, después de todo, el pelinegro tenía que aprovechar lo mayor posible el tiempo con su chica antes de que ella se regresara a Japón.

—Si te soy sincero, no pensé que a Izawa le tardara el gusto por mi hermana—aseguró—, realmente todo comenzó como una broma porque los chicos en el Shutetsu les hacían mucha burla ya que eran buenos amigos, sobre todo a Izawa, ya ves cómo son Takasugi, Taki y Kisugi.

Vero asintió, mirando como les servían la entrada por el mesero.

—Y se terminó enamorando de ella.

Genzo, muy a su pesar, también asintió.

—Realmente no se cuanto más vayan a durar, sin embargo, no digas que lo dije, pero sé que Izawa es un buen chico. Un muy buen chico, de hecho. No se si exista alguien mejor que él para cuidar de mi hermana.

La rubia se encogió de hombros y sonrió cuando Wakabayashi hizo ademán de darle un bocado para que comenzaran a comer.

—Quizá sí, quizá no—respondió la Akimoto—, después de todo, eso solo lo decide Grett.

Disfrutaron su almuerzo y la compañía del otro, la verdad es que tanto Angelito como Genzo se habían extrañado a más no poder y, aunque aun no se despedían, siempre se la pasaban contando los días para volver a verse.

Sobre todo, cuando Verónica regresara a Japón después de la Final contra Alemania en cinco días.

-

Grett escuchó que tocaron a su puerta, por lo que indicó con un «Adelante» que la persona al otro lado podía pasar, y se sorprendió mucho cuando vio que se trataba de Misugi, quien traía un pequeño arreglo de Camelias Japónicas rosas.

—¡Oh, Dios! —la sonrisa de Grett no podía pasarse por alto— ¿Cómo supiste?

Misugi esbozó una pequeña sonrisa, dejando el arreglo en una mesita de noche que se encontraba frente a la cama de la peli plata, antes de que ella le hiciera una señal para que se acercara y se sentara a su lado.

—¿Son tus favoritas acaso? —la vio asentir—. Entonces fue un golpe de suerte, Grett, realmente las escogí por su significado.

—¿y qué significan?

Jun negó con una sonrisa.

—Mejor cuéntame que es lo que te dice el doctor acerca de tu rodilla—el príncipe del campo cambió de tema—, sé perfectamente que es estar en esta situación, y no quiero que la pases sola.

—Tú cuéntame mejor como sigues—contradijo la chica, enfocando sus amatistas en el chico frente a ella—, hoy forzaste tu corazón en el partido contra Francia, Jun, deberías hacer que te revisen. Y no me vayas a decir que no es cierto porque me vi completa la trasmisión del partido, eh.

—Lo han hecho ya, Grett. Y estoy bien.

Ella enarcó una ceja.

—¿te lo dijo el médico o lo dices tú? —atacó, cruzándose de brazos—, a penas lleguemos a Japón iremos con el doctor Takane para que él te revise y dé el diagnostico.

Jun soltó una risita.

—Que mandona eres—bromeó—, iremos con el doctor Takane, Grett, pero a que te revisen esa lesión y, después de tu cirugía, tienes que concentrarte en tu rehabilitación.

El castaño la vio soltar un suspiro.

—Una de las cosas que más odio en el mundo es la rehabilitación—confesó, dejando caer sus brazos a los costados de su cuerpo por sobre la cama—, es tan difícil todo lo que implica, sobre todo si no sé que ocurrirá con mi futuro después de ello. Y la idea de no tener nada seguro me aterra.

—Grett, eres la Sakkãpurinsesu—tranquilizó y, por un segundo, rozó uno de sus dedos con la mano que la chica había dejado caer—, lo superarás.

—Siempre dices eso.

—Es que es verdad—dijo Jun rápidamente—, desde aquel día de mi primera consulta, no—se corrigió—, desde aquel día que te encontré frente al estadio, dudando sobre entrar o no, lo supe. Eres fuerte, Grett, y superarás cualquier obstáculo que tengas.

La sonrisa que la peli plata le regaló al castaño fue casi imperceptible.

—¿Recuerdas ese día? —preguntó—. Dios, pareciera que transcurrió mucho tiempo y, la verdad es que, en ese momento, tenía sueños y metas por cumplir. Ahora todo parece tan lejano.

—¿Puedes contarme de tus metas? —dijo el chico, intentando darle otro rumbo a la conversación—, realmente estoy interesado en escucharlas.

Cuando Grett miró un brillo indescifrable en los ojos de Misugi, no pudo evitar sonreír y, seguramente, que el mismo brillo surcara sus propios orbes.

—Solo si tú me cuentas las tuyas, príncipe.

Jun asintió con una sonrisa completa y Grett estuvo segura que muy pocas veces lo había visto sonreír de esa manera durante todo el mes que llevaban pasando tiempo juntos, entonces, una sensación indescifrable circuló por cada ramificación de su cuerpo.

Y temió, porque sabía que estaba comenzando a sentir cosas que no debería.

No cuando Mamoru también formaba parte de su vida.

—Yo soñaba con ser el mejor jugador de Japón, Grett—comenzó diciendo Misugi, una pequeña sonrisa llena de nostalgia adornó su rostro—, solo podía pensar en el fútbol y en como vencer a lo que me limitaba, sin embargo, creo que no he podido, al menos no del todo.

—Eso no es cierto, Jun—dijo ella a cambio—, realmente eres el mejor jugador de Japón, me atrevería a decir que, incluso, más que Tsubasa. Y has sabido ser resiliente y enfrentarte a tu problema del corazón, eso solo podría lograrlo alguien verdaderamente fuerte, así como tú.

—A veces me cuesta, no te voy a mentir—confesó, llevando una mano a su cabeza, revolviendo sus cabellos castaños—, pero creo que de eso se trata, de nunca dejar de intentar.

—Eso creo—murmuró Grett tan bajo, que Jun no pudo escucharlo—. Yo soñé con ser de las mejores delanteras antes de irme a Italia, en mis tiempos en el Shutetsu, Kisugi y yo siempre nos disputábamos quien anotaba más goles, a veces era él y otras yo, sin embargo, eso cambio al irme, Italia es conocida por su increíble técnica de defensa, el famoso Catenaccio, pero, si te soy sincera, nunca pude acostumbrarme solamente a defender y, de un momento a otro, ya me encontraba guiando las jugadas en el medio campo, así como lo hizo Mamoru en el Nankatsu junto a Tsubasa, o como tú, Jun, que nos sorprendiste completamente en el partido que tuvimos con el Musashi en el Torneo de Primarias.

Ambos soltaron una pequeña risa y Jun elevó ambas cejas.

—No es por ser presumido, pero tengo más técnica que ambos.

Esta vez la risa de Grett fue más perceptible.

—Estoy muy de acuerdo—concordó la peli plata, la sonrisa no desaparecía de su rostro—, es por eso que te digo que eres el mejor jugador de Japón.

— Lo sé—bromeó él, por lo que Grett rodó los ojos con diversión, entonces decidió cambiar de tema—: ¿Cuáles eran tus planes después de que lograste entrar al Inter, Grett?

—Llegar a primera división y jugar en la Serie A—respondió inmediatamente—, pero, para cómo están las cosas, ahora es un sueño lejano para mí. No sé cuál será mi condición después de la operación y estoy segura de que ya no podré fichar para ningún equipo de élite. Así que tendré que brincarme a la parte en la que anuncio mi retiro, estudio la universidad, me caso y tengo hijos.

Jun soltó un suspiro cuando vio a Grett soltar una risa nerviosa.

—¿Planeas casarte?

Ella asintió.

—En un futuro.

—¿con Mamoru?

La pregunta dejó los labios de Jun sin que él pudiera detenerla, y supo que no había sido correcto al ver la expresión sorprendida que adornaba el rostro de Grett, sin embargo, mayor fue su sorpresa cuando ella le dio una respuesta.

—Supongo que sí, supongo que no. Realmente no lo sé—dijo por lo bajo—. No es como que sea una decisión fácil de tomar, además, ambos somos jóvenes y no sabemos si seguiremos más tiempo en la vida del otro.

—¿Por qué lo dices?

Grett negó, intentando mostrarle una sonrisa.

—¿Por qué no me has dicho que significan las Camelias Japónicas? —cambió abruptamente el tema—. Se me hace de mal gusto que me traigas mis flores favoritas, sin siquiera saberlo, y no quieras decirme que significa.

—Si son tus flores favoritas, ¿no deberías saberlo?

—Buen punto, príncipe.

Jun no pudo evitar reír, antes de mirar la hora en el reloj que adornaba su muñeca.

—¿Tienes que irte? —preguntó Grett al percatarse, sintiendo una extraña sensación en el pecho—. Es tarde, ¿verdad?

Vio al castaño negar.

—Es que Yayoi dijo que llamaría—comentó con distracción—, pero es tarde y no lo ha hecho.

Grett esbozó una sonrisa. La extraña opresión en el pecho la invadió nuevamente.

—Ya veo—musitó—. Deberías llamarle.

Y, como si lo hubieran manifestado, el móvil de Misugi comenzó a sonar, indicando una llamada entrante, misma que observaba con duda en su mirada.

—Responde—le incitó Grett—, has pasado mucho tiempo conmigo, ella igual necesita a su novio.

Jun no supo porque eso había causado que una sensación amarga se instalara en la boca de su estómago.

—Lo mismo digo, Grettel—murmuró él con más fuerza de la que pretendía—, creo que es mejor que me vaya, seguro que Izawa ya mero viene a verte y has pasado mucho tiempo conmigo, él también necesita a su novia.

Grett lo vio ponerse de pie y comenzado su camino hasta la puerta, para este momento su móvil había dejado de sonar, sin embargo, Jun realmente no hacía además de querer cruzar por el umbral, como si estuviese esperando que le dijeran que se quedara.

Pero la chica no lo hizo, entonces giró en sus talones, regalándole una última mirada antes de que se marchara de la habitación, encontrándose a Gabriella sentada en las bancas que se encontraban a un costado de la misma, justo como cuando le había pedido que lo dejara entrar primero a ver a la peli plata y, para su sorpresa, pudo ver a Taki, Kisugi y a Izawa venir en su dirección, el último con un gran arreglo de flores en sus manos.

Arreglo que no competía, siquiera, con el de Mamoru.


*Camelia japónica: En el lenguaje de las flores y las plantas, la camelia simboliza en general la estima, la admiración y la belleza perfecta no exhibida; la razón de este significado se debe a la textura de la flor que no pierde los pétalos, asociándose con las personas sólidas que saben afrontar los sacrificios de la vida.

La camelia rosada simboliza el deseo de tener más cercana a la persona a quien se le regala.



¡Holaaa! Al fin les traje otro capítulo, espero que les haya gustado.<3

Se hizo mención a la pequeña Abi-chan, igual a la chica de Taki Taki:3

¿y ese significado en el lenguaje de las flores? ¿eh, Misugi?

Grettel, Grettel, Grettel, ¿ya tomaste tu decisión? ¿ustedes que creen?

¡Los amo! Nos leemos pronto.

Grett-chan fuera.

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