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Capítulo 12

Había pasado un día desde que Louise compartió a su novio y querían tomar un descanso para poder hacer bien su operativo. Ya era de tarde, hacía frío, había algo de niebla y en los exteriores del puerto de la Rochelle, había un grupo de jóvenes, observando el lugar, entre ellos, estaban Louise, Kenichi, Beatrice, Siesta, Tiffania y Kirche.

Kenichi: La Rochelle, no he venido aquí desde aquella misión. – Recordando la primera vez que tuvieron su primera salida de la academia por temas de trabajo junto con Guiche, Louise y el traidor de Wardes.

Louise: Esto sí que trae recuerdos amargos, pero gracias a eso, tengo a alguien en mi corazón. – recordando la vez que el pelirrojo la besó después de todo lo que pasó en esa misión, el Uzumaki le dedica una sonrisa y ella corresponde.

Guiche: Bueno, el lado positivo es que conozco el terreno como la palma de mi mano.

Kenichi: Eso no lo niego, Malicorne ¿Cuántos hay? – el gordito estaba al frente con un hechizo de visión.

Malicorne: Hay varios soldados, pero sólo he detectado 11 magos, tal parece que ellos están a cargo y han ordenado a los que no poseen magia a patrullar el lugar.

Kenichi: En parte no saben dónde estamos o el lugar a donde vamos, pero cerraron los puertos y fronteras, bien, nuestro objetivo principal es atrapar o neutralizar a los magos. – el grupo asiente. – Siesta, mantente a buen resguardo  si las cosas se tornan feas.

Siesta: No se preocupe Kenichi-san, no te fallaré. – a diferencia de una ropa de criada, tenía una ropa más ajustado pero le servía para combatir, Louise estuvo entrenándola cuando podía y pese a que sea una novata, podía hacer llaves y golpear con una sartén.

Montmorency: Tengo listo el hechizo de sueño, en caso de que los soldados estén de parte de los magos. - Kenichi levanta el pulgar.

Beatrice: No sabrán qué los golpeó a estos "nobles".

Kenichi: Será muy útil para esto, pero vamos allá. – todos asienten y se separan en grupos, Louise y Kenichi recorrían por los techos de los edificios mientras evitaban a los solados que patrullaban, sus amigos, usaban ropajes de civiles y alborotaban su cabello, haciéndolos ver como un plebeyo.

Louise: El camuflaje es mejor de lo que pensaba.

Kenichi: Sí lo usas bien, entonces puedes pasar desapercibido. – ella asiente, cuando ven en una esquina a un sujeto con varita y ropas de noble, tocando la mejilla de una chica y la otra mano estaba a punto de tocar zonas prohibidas. – Louise.

Louise: Lista. – se posicionan encima de ellos, Kenichi se apoya del borde y toma la pierna a Louise, para dirigirse hacia abajo, la peli rosa toma del noble por la cara y con un fuerte impulso, Kenichi la devuelve al techo.

¡Pero...! -se calla ya que Louise coloca un arma en su cuello.

Louise: Eres repugnante, usando tu poder para acosar a las chicas. – corta el cuello, haciendo que el "noble" caiga de rodillas, trataba de cubrir el corte, pero la pérdida de sangre era masiva y ni podía usar su magia en ese estado.

T-Tú...maldita...traidora. - fue lo último que dijo ya que muere.

Kenichi: Wow. – decía con impresión.

Louise: No te mentiré Kenichi, ya tuve suficiente del comportamiento de estos "nobles", desde el incidente con el recaudador de impuestos he presenciado muchas cosas y el abuso que ellos hacen.

Kenichi: Bueno, eso no lo negaré. – bajan del techo y la civil que aún estaba en shock por lo que pasó, se sorprende al ver al "héroe" y a la "fugitiva".

Louise: Ve a tu casa y resguarda a tus seres queridos ¡Ya! – la chica sólo asiente.

Gra-Gracias. – y procede a irse de ahí, luego los soldados ven a ambos pero se quedan quietos.

¡Ellos son...! – decía uno en shock

Son Kenichi, el héroe de Tristain y el que detuvo al antiguo rey loco de Galia. – respondió el líder del escuadrón con la boca abierta. - ¡Es un gusto conocerlo! – se acercan y lo saludan.

Kenichi: Espera ¿No iban con el mago?

No, nos tenía amenazados y no quería que la interrumpan en su "cortejo", pero... - ¿Qué pasó con la chica? – estaba preocupado ya que no estaba.

Kenichi: El mago fue erradicado y la chica está a salvo. – eso alivia mucho al soldado.

¡Muchas gracias por ayudarla! – estaba feliz mientras que un par le daban palmadas en la espalda. – Era la esposa de mi amigo y lo quiere mucho pero ese "noble" quiso...

Louise: Lo vimos y nos deshicimos de él, no se preocupen, la chica se ha ido a casa. – el líder del escuadrón se arrodilla ante ambos.

Kenichi: ¿Eh?

Desde que recibimos la orden de atraparlos, nos llenamos de duda, usted hizo mucho por Tristain. – respondió el líder.

¡Muchas familias salvadas gracias a usted! – dijo otro.

Salvó la aldea de Tarbes, el lugar donde estaba mi familia. – dijo otro, sorprendiendo a la pareja.

Kenichi: Bueno, eso fue gracias a Louise también, pero creí que...

Le debemos mucho y queremos servirle para lo que está haciendo. – bajan la cabeza sin rechistar, la pareja se mira entre sí y esbozan una pequeña sonrisa.

Kenichi: Bueno, esto facilita las cosas, pero será mejor que continuemos, todos los magos en la Rochelle son así o hay uno honesto?

El más joven es el menospreciado. – dijo uno con pena por el recluta.

Kenichi: Prefiero salvarlo antes de que termine corrompido. – evalúa la situación y esboza una sonrisa. – Louise ¿Estás pensando lo mismo que yo?

Louise: Sí, ya me doy una idea. – corresponde la sonrisa.

Kenichi: Ya saben que la reina ha hecho una orden de que nos atrapen ¿Verdad? – todos asienten. – Entonces haremos lo siguiente.

Mientras tanto con Montmorency, Kirche y Guiche, estaban acabando con dos magos, trataron de gritar pero los callaron justo a tiempo.

Kirche: Ya no hay magos por esta zona.

Montmorency: Y los soldados estaban aliviados al verlos muertos.

Guiche: No me imaginé que la situación entre magos y no magos fuera así de caótica, doy gracias a Kenichi por darme una lección con ese duelo.

Montmorency: Se lo debemos por hacernos abrir los ojos y enseñarnos la humildad.

Kirche: Es algo único en él, ahora los soldados están tratando de disimular, sólo espero que los demás estén bien.

¡Suéltenme! – los tres reconocieron la voz y se ocultan en los techos para ver qué estaba pasando.

Montmorency: Oh no, Louise, Kenichi. – en efecto, ambos estaban siendo llevados a la fuerza mientras se dirigían a la posada más cara, siendo sede del alto mando encargado de cuidar la ciudad.

Kirche: Habrá que avisar a los demás. – ambos asienten y se retiran de ahí.

Los soldados estándar estaban en shock, ya que frente a ellos estaba Louise y Kenichi, atados y los hacen arrodillar mientras que el líder ingresa a la posada a llamar al líder, minutos después sale el noble.

Aquí están los fugitivos, Kuradeel-sama. – el "noble" se acercaba y miraba con superioridad a ambos.

Kuradeel: Vaya, vaya, no sé por qué Su Majestad lo está buscando, aunque no sé por qué se fijaría en un plebeyo como tú y en cuanto a usted, repugnante traidora, no puedo creer que los Valière tuvieran a un traidora como hija, qué vergüenza. – le da una bofetada y el Uzumaki trató de levantarse, pero uno de los soldados le dio un golpe en la parte trasera de la rodilla, haciendo que no se levante. – Plebeyo insolente.

Kenichi: ¡Y tú eres un bastardo!

Kuradeel: Tus quejas me tienen sin cuidado, quiero que preparen el carruaje, iré esta tarde al palacio, estoy seguro que la reina me dará una gran recompensa por eso. – al momento que da media vuelta, un par de soldados cortan las cuerdas de los fugitivos y el Uzumaki lo aprieta del cuello. - ¡ARGHHHH!

Kenichi: Cambio de planes. – lo manda con Louise quien le da una patada en la ingle.

¡ARGHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH! – los que vieron eso, instintivamente se cubren la entrepierna mientras tenían una mueca de dolor.

Louise: No irás a ninguna parte. – le apunta con Derflinger.

¿Eh? – todos ven a un punto y era el escuadrón de la pareja. -¿Qué nos perdimos?

Kenichi: Oh, perdona, les pedimos a los soldados que hicieran un teatro para acercarnos lo más rápido posible.

Kirche: Y yo pensaba que estaban en problemas, habíamos traído a los nobles para chantaje. – respondió de forma calmada.

Gracias Uzumaki-dono. – decía uno de los soldados que formó parte del teatro.

Kuradeel: ¿A-Acaso ustedes...pi-piensan traicionar...a Su...Majestad? – preguntó con ira.

¡Desde que hizo esa orden, ustedes empezaron a tratarnos de esclavos! – respondió uno molesto, haciendo que los demás soldados empiecen a apoyar.

¡Además, nos reusamos a atacar a Kenichi-sama! – dijo otro.

¡Gracias a él, pude volverá a casa y ver a mi familia una vez más! – y así eran los comentarios, muchos soldados eran jóvenes y fueron reclutados a la fuerza en la guerra con Albion, pero las bajas no fueron altas gracias a Kenichi e Indra en ese tiempo.

Kenichi: Saben que ahora soy buscado por la reina y mi pareja Louise ha sido tachada de traidora por un crimen que jamás cometió, por lo que si me están apoyando, serán tratados igual.

Lo sabemos, pero te debemos mucho. – muchos estuvieron de acuerdo.

Guiche: Vaya, ya tenemos nuestros primeros aliados. – respondió sorprendido.

Kuradeel: ¡MALDITOS TRAIDORES Y USTEDES! – Mira a los ex estudiantes. - ¡HAN MANCILLADO SU NOMBRE EN APOYAR A ESTE PLEBE...! - Louise le da una fuerte patada en la cara, sacándole un diente.

Louise: Ya cállate de una vez, ustedes han envenenado la mente de los chicos como nosotros y ven a los plebeyos como escoria.

Kenichi: Como el que vimos que estaba manoseando a una chica, aprovechando su poder.

Kuradeel: Para eso sirven, para cumplir nuestras órdenes y satisfacer nuestras necesidades. – respondió con descaro.

Kenichi: ¿Hay una prisión aquí?

Sí, hay un pequeño puesto en donde podrían encerrarlo. – el Uzumaki asiente y hacen que traigan a los 4 magos restantes. - ¿Y el joven?

Guiche: Mira por ti mismo. – un chico peli negro se acerca con una ligera sonrisa.

Oh, por fin puedo conocer al héroe Son Kenichi Uzumaki, es un gusto. – extiende su mano y el pelirrojo lo responde. – Me llamo Hak.

Kenichi: Mucho gusto Hak.

Hak: Me contaron mucho de usted, aunque mi reacción cuando la reina ordenó capturarte y que tu acompañante, la señorita Valière fuera tachada de traidora y querían llevarlos a ambos al palacio.

Kenichi: Según las órdenes de los superiores ¿Qué dijeron?

Hak: Que tú eres propiedad personal de la reina y que Louise rompió leyes y te llevó, cuando pregunté más a fondo, sólo me dijeron "Haz tu deber y captura a ese asqueroso plebeyo y a la traidora o te encerraremos por cuestionar a tu superior". – La peli rosa frunce el ceño.

Kenichi: No me quiero imaginar lo bajo que ha caído esa desgraciada, gracias por informarme pero, ¿Qué harás ahora?

Hak: ¿Puedo unirme a ustedes? Fuiste inspiración de muchos y yo entrené para ser un gran guerrero como tú a pesar de los malos comentarios de los magos viejos.

Kenichi: Ya veo, si estás dispuesto a unirte a mí, entonces eres bienvenido. – extiende su mano y el pelinegro corresponde con una sonrisa.

Louise: Sí que te admiran Kenichi. – decía con una sonrisa.

Tiffania: Qué bueno que todo haya salido bien. – decía con una sonrisa.

Kenichi: Al menos fuimos con buen pie por ahora. – le acaricia la cabeza, sonrojando a la semi elfo. – Pero tenemos que conseguir un barco e ir a Galia.

Hak: Hablando de eso, supe que habían zarpado 3 barcos de guerra a vigilar la zona limítrofe. – el pelirrojo chasquea la lengua.

Kenichi: Esto complica un poco la situación. – Se sienta y elabora una nueva estrategia. - ¿Quién ya ha usado artillería? – un pequeño grupo levanta la mano por lo que el pelirrojo asiente. – Hak ¿Cuántos barcos quedan?

Hak: Quedan dos, pero son los que menos cañones tiene.

Kenichi: Louise...

Louise: Tengo acumulada magia, por si la situación empeora.

Kirche: También cuenta conmigo, he mejorado mis hechizos de fuego.

Guiche: Yo igual mejoré mis valkirias, necesitarán más que un cañón para deshacerse de ellas.

Montmorency: Si hay heridos, me encargaré de sanarlos, me hice una promesa de que mejoraría mi magia curativa.

Malicorne/ Reynald: Estamos listos para lo que se venga. – el pelirrojo asiente.

Kenichi: Bien, necesito que preparen esos dos barcos, partiremos en el amanecer y quiero que otro grupo se quede aquí y en caso de que vengan, que digan que todo anda bien y si preguntan por los magos, pues hubo una disputa y están encerrados por insubordinación.

¡SÍ SEÑOR! – Dijeron los soldados mientras se dispersaban, los civiles salían de sus casas y ven que los nobles estaban atados.

Kenichi: Llévenselos al calabozo! – unos soldados asienten y se llevarán a los "nobles", muchos civiles se acercaban con emoción y agradecían al pelirrojo por librarlos de los corruptos, aunque algunas chicas le dieron un beso en la mejilla, poniendo celosas a Louise, Beatrice, Siesta y Tiffania.

Kirche: Bueno, al menos ya tenemos el puerto de La Rochelle libre. – sus compañeros asintieron.

Kenichi: Tomaremos un descanso esta noche y mañana a primera hora, zarparemos.

Ondine: ¡DE ACUERDO! – Dijeron al unísono.

Hak: Bueno, puedes quedarte en la posada principal, estoy seguro que podrían darte buen alojamiento.

Kenichi: Bueno, comeré primero y después iré a descansar. – pero no notaba que Louise hablaba en voz baja con las tres chicas quienes se sonrojaron pero dieron un asentimiento. - ¿Chicas?

Louise: N-No pasa nada, iremos a comer también. – decía sonrojada.

Kenichi: Bueno ¿Vamos a comer? – sus parejas asienten y se van a un a taberna, para su primer golpe, todo salió bien.

//==//==// MIENTRAS TANTO //==//==//

Henrietta estaba con sus mosqueteras, en el pueblo donde el Uzumaki había sido alojado la noche en que escapó, había escuchado un rumor de un pelirrojo con puntas negras llegando con una peli rosa.

¡Ohh...! – decía adolorido, tenía varios golpes, patadas y su mueble de recepción había sido destruida, la responsable de eso era Agnes quien hizo un "interrogatorio".

Henrietta: Suficiente Agnes. – se acerca y levanta al dueño de la posada. - ¿Ahora me responderás a dónde fueron?

Se-Se lo h-he dicho... sólo pasaron...una noche... - la sangre en su rostro era mucha, tenía un par de dientes salidos por los golpes. - S-Se...fueron en la mañana... pero la neblina...era fuerte...

Henrietta: Plebeyo inútil. – Agnes le conecta una patada, dejándolo inconsciente.

Agnes: ¿Qué hago con este sujeto?

Henrietta: Que lo crucifiquen en el centro del pueblo, si tienen información de mi Kenichi y esa zorra traidora y no me lo dirán, entonces será su castigo.

Agnes: Como usted ordene. – hace que dos mosqueteras levanten al dueño y se lo llevan de ahí.

Henrietta: Kenichi, será mejor que no hagas algo que me moleste o te castigaré. – dijo mientras salía de la posada y se dirigía a su carruaje para volver a su palacio.

FIN DEL CAPÍTULO.

ESPERO LES HAYA GUSTADO...

https://youtu.be/ht6HidxKYnQ

NO OLVIDEN DEJAR SU COMENTARIO Y SU ESTRELLITA, SIN MÁS QUE DECIR, HASTA LA PRÓXIMA.

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