Comida/Llorar
AU Moderno
-Cariño, ya volví- hablo Hades entrando al hogar que compartía con su bellísima Shaun.
No hubo respuesta.
Eso inquieto mucho a Hades, su esposa siempre le respondía cuando regresaba a casa.
-Shaun- la volvió a llamar antes de buscarla por todo el piso de abajo. Esto ya no le estaba gustando- cariño, por favor responda- le pidió entrando en pánico.
De pronto, escucho un ruido en el piso de arriba.
-¿Será ella?- se preguntó el pelinegro. Rápidamente subió por las escaleras y volvió a llamar a su mujer.
Esta vez obtuvo una respuesta, más o menos.
Lo que Hades escucho arriba fueron sollozos, cosa que no hizo que se tranquilizara en absoluto.
Corrió a su cuarto imaginando mil y una posibilidades nefastas para su conejita ¿acaso se callo en el baño? ¿resbalo con algo? ¿se golpeó la cabeza o...?
Abrió la puerta de golpe y lo que encontró fue, bueno, fue ¿decepcionante? Es decir, todo parecía bien. Lo único raro era que había un fuerte almohadas y cobijas sobre la cama.
-Shaun ¿estas ahí dentro?- preguntó el pelinegro al escuchar que los llantos venían del interior del fuerte.
-¡Déjame sola!- le grito antes de que el mayor quitara una de la cobijas- no quiero ver a nadie, no quiero que nadie me vea- le dijo su esposa en un grito bastante fuerte- por favor...solo vete- le pidió esta vez apenas audible.
-No hasta saber que te tiene así conejita- le respondió su marido aún preocupado.
-No es nada, de veras- contestó entre hipidos, al parecer ya se estaba calmando de llorar.
-¿Y entonces por qué llorabas conejita?- le preguntó tomando asiento en la cama. No se iba a mover hasta averiguar que pasaba con su bella esposa.
-No, te vas a reír- le contestó la mujer.
-Cariño, tú mejor que nadie sabe que solo me río cuando tu hermano o el tarado de tu amigo Seiya hacen alguna estupidez- le contestó Hades como si ese hecho fuera el mas obvio del mundo.
La mujer se quedó en silencio un rato hasta que le permitió a su esposo quitar las cobijas que la cubrían.
Hades las cuito con cuidado y pudo ver que esposa estaba acostada en la cama de lado, con su celular en una mano y uno de sus pantalones favoritos en la otra. Sus ojos estaban rojos e hinchados, signo de que ha estado llorando por un buen rato.
Hades la miro con tristeza, le rompía el corazón verla de esa forma.
Sin decir nada, el pelinegro hizo un espacio a lado de su mujer y la abrazo por la espalda.
-¿Qué tienes conejita? ¿por qué lloraste?- le pregunto con suma ternura.
-Es que...ya no me quedan mis pantalones- confesó muy avergonzada- estoy muy gorda-
-Ay mi amor- dijo Hades con una mirada enternecida- es normal, ya tienes 5 meses de embarazo, es lógico que se empiezan a notar los cambios de tu cuerpo- le dijo mientras le acariciaba la espalda.
-Lo sé y por eso odio sentirme así- contestó la peliverde frustrada.
-Son tus hormonas y es normal que te afecten sin razón aparente-
-Pues no me gusta, cuando menos lo imagine, estaré gorda y tú ya no me querrás- le dijo a punto de llorar otra vez.
-Eso no es verdad- le respondió Hades de inmediato- con cada mes que pasa te haces mas hermosa a mis ojos- le dijo entre besos y caricias- no sabes cuan afortunado me siento ahora-
-¿Y eso por qué?- preguntó Shaun con curiosidad
-Porque la mujer que amo, me esta dando el mejor regalo del mundo, ser papá-
Shaun ahora quería llorar, pero de felicidad.
-Estas pasando por una etapa muy compleja tú sola y lo estas haciendo con esa fuerza y determinación que tanto amo, así que no te sientas mal por estas cosas ¿de acuerdo? Nada cambiara lo que siento por ti y menos cuando estas creando al ser mas bello de la tierra en tu vientre-
-¿Incluso si llegó a pesar 100 kilos?-
-Obvio, eres mi esposa, el amor de mi vida y la madre de mi futuro bebé- le comentó tocando la creciente pancita- pero si quieres sentirte mejor, podemos decir que él bebé es uno con mucho apetito- le guiño un ojo en forma de complicidad.
-Hades, no le digas eso al bebé- le regaño su mujer.
-Solo era una idea- dijo entre risas.
-Gracias Hades, eres el mejor- le dijo sujetando la mano de su esposo sobre su vientre.
-Oye, te traje una sorpresa- le susurró tras un rato de silencio.
-¿Qué es?-
-Ahorita vuelvo- le dijo levantándose de la cama lo mas rápido que pido y correr escaleras abajo.
Apenas tardó unos minutos cuando regreso con una bolsa en la mano.
-Espero que tengas hambre, porque te traje tu comida favorita- le dijo con una gran sonrisa.
-No lo sé- dijo Shaun dudosa.
-Vamos conejita, tienes que comer bien por el bien del bebé y tuyo- le dijo sacando las cajas de comida- aprovecha que aún no tienes restricciones alimenticias por el doctor- le dijo pasándole una caja- anda, se que tenías antojo de esto anoche-
-Esta bien- aceptó la menor no muy segura, al menos hasta que el delicioso aroma de su plato hizo que todas sus preocupaciones se fueran.
-Y si quieres más, compre varias razones extras- le aviso.
-Ay Hades, eres tan dulce- sonrió conmovida la peliverde.
-Es lo menos que puedo hacer por ti ahora, eres tú la que tiene el trabajo difícil en estos meses- le devolvió la sonrisa.
Comieron juntos y Hades volvió a construir el fuerte de almohadas, solo que esta vez con espacio para su mujer y él.
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Listo, ya quedó el día de hoy, espero que les guste, porque a mí sí.
Hasta mañana, que ya casi acabamos.
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