Capítulo 1: ¡Las hermanas del destino! Shoko, Kyoko y Sayuri
Silencio y oscuridad en el espacio, donde las estrellas brillaban con todo su esplendor, donde no existía la vida allí afuera en esos lugares muertos, pero una luz comenzaba a crecer, alimentándose de la energía que recibía y luego ocupaba parte del lugar, creciendo de una forma sorpresiva y que dejaría a más de un astrónomo sin palabras.
De aquel mar de oscuridad, hace mucho tiempo, en los confines del Universo... una estrella siniestra nació en la profunda oscuridad.
Este cometa, llamado "Repulse", después de mucho tiempo, ahora se acerca a la Tierra... viajando majestuosa pero aterradoramente, mientras una "Manzana Dorada" aparecía en el Centro del Universo.
–Dame... Dame Sangre... Con discordia, conflictos y un banquete de muertes... –Dijo una misteriosa voz, la cual inundaba todo el escenario de un aura de pura maldad, mientras aquella "Manzana" brillaba con todo su esplendor.
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Una chica de cabello color rojo granate, el cual esta sujeto en dos coletas bajas con dos ligas, ojos café, piel lila, vestía una prenda de una pieza de color rojo; lloraba bajo un árbol en un lugar oscuro alrededor de flores amarillas entre otras distintas, de pronto alguien le hablo a la pequeña que sollozaba bajo ese árbol, una mujer mayor de apariencia que trasmitía desconfianza, pero la niña era muy inocente para notar eso.
Una misteriosa figura siniestra, ocultando su rostro en esa capa negra.
–¿Qué te pasa, pequeña? –Preguntó aquella misteriosa bruja joven, la cual apareció detrás de ella, asustando a la joven, viendo a la niña llorar y empapar con sus lágrimas las flores y el césped del lugar– niña pequeña pelirroja dejo de sollozar mirando a la señora estado a unos pasos frente a ella– Toma esto. –Dijo haciendo aparecer en sus manos aquella "Manzana Dorada" delante de ella, dejándola sorprendida.
–Dale un bocado y olvidarás todas tus preocupaciones. –La pequeña inocentemente se considera para ir a tomar la manzana a pasos lentos– Ven... Ven... Está muy rica. –Extendió aquel artefacto.
–¡No, Shoko! –Intervinieron dos niñas, una pelimorada de ojos rojos y la otra peliblanca de ojos rosa que aparecieron en el lugar haciendo que la pelirroja se detuviera, mirando a sus hermanas.
–¡Onee-chan's! –Gritó Shoko.
–¿Por qué hay más gente en este Edén Oscuro? –Pregunto sorprendida la bruja.
–¡Para detener tu horrenda ambición de traer a esa diosa maligna a este mundo! –Exclamó la peliblanca.
–¡No puedes aceptar nada de extraños! –Le regaño la pelimorada a la nombrada Shoko.
–¡Sí puedo! ¡Yo decido lo que hago! –Gritó Shoko.
–Así es. Viniste aquí por ti misma. –Dijo la mujer extraña.
Shoko volteo para tomar la manzana pero sus hermanas la detuvieron.
–¡No, Shoko! ¡Fíjate bien! –Pidieron ellas que observara el cambio que estaba ocurriendo.
De aquella manzana, brillo destellos dorados, una enigmática criatura apareció delante de ella, era una serpiente con alas y detrás de ella salían cientos de plumas de su cuerpo, para luego quedarse quita, observando a la presa atrapada.
La boca de la serpiente se abrió, revelando dos afilados colmillos, cargados con su letal veneno y lista para apoderarse de la pobre muchacha.
–¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! –Shoko lanzó un grito desesperado.
De golpe, una destellante luz apareció en ese sitio maldito, salvando a Shoko de esa serpiente de la discordia, mientras la misteriosa joven encapuchada desapareciera al ser tocada por la luz de ese resplandor, apareciendo Shoko en los brazos de un Caballero Dorado que la había rescatado y ahora estaba a salvo en sus brazos, pero no pudo ver su rostro, ya que se había desmayado.
Las dos hermanas mayores estaban sorprendidas por ello viendo que su hermanita estaba dormida en brazos de este que la salvo.
–«Esta niña...» –Pensó el Caballero al ver a la inconsciente Shoko entre sus brazo.
–¡Shoko!
El Caballero Dorado miro a las dos niñas pelimorada y albina, quienes llamaron a su hermana.
–Devuélvenosla. ¡Devuélvenos a Shoko! –Dijeron preocupadas.
–¿Son hermanas? –Pregunto el Caballero Dorado, colocando a Shoko en el suelo– Acabaré con ella aquí para que no sufra. –Le apunta con la punta de su uña, apunto de dañar a Shoko.
–¡No! –Grito, rápidamente la pelimorada tomando en sus brazos a su hermana, abrazándola mientras veía al Caballero Dorado.
Allí estaba su salvador, un Caballero Dorado alto, de tez blanca, cabellos largo y semiondulado de color azul cerúleo y ojos azul verdosos.
–Soy Milo de Escorpión, Caballero Dorada de Atenea y Selene. Vine a impedir la resurrección de un dios malvado. Apártense. –Se presentó el joven Caballero de la Casa de Escorpio.
–¡No! ¡Es nuestra hermana menor, no un dios malvado! –Replicó la pelimorada.
–¡No dejaremos que le hagas daño! –Demando la albina, cuya mano llevaba un báculo divino y en su mirada se podía observar un resplandor inusual que no fue desapercibido por el Escorpión.
–«Esa niña...» –Pensó Milo al ver un poderoso Cosmos dorado rodearle todo el cuerpo a la albina– «¿Cosmos? ¿Cómo? ¿Es algo tan enorme?» Ustedes dos nacieron bajo el cruel destino de las estrellas. –Observó a las hermanas muy serio– En cuanto a ti, naciste bajo el destino de los dioses. –Se refirió a la albina.
–¿El destino? –Preguntaron confusa las dos mayores.
–Ustedes deciden si dejan que las atrape o lo enfrentan. En un futuro próximo volverá a suceder lo mismo. Si tienen la voluntad para enfrentar al destino, háganse fuertes. –Dijo Milo.
Shoko abrió sus ojos entrecerrados mirando al Caballero Dorado de Atenea y Selene.
–Dejen arder sus almas y combatan con toda su fuerza. –Shoko vuelve a cerrar los ojos– La gente posee el poder para cambiar su destino. Si cambias tu destino, tal vez te reconozca como la diosa que eres. –Se refirió a la albina.
El Caballero desaparece como había llegado, en un gran resplandor de luz, dejando a las tres niñas solas y el alrededor donde estaban las hermanas volvió a ser el mismo mientras la pelimorada tenía en sus brazos a Shoko mientras la albina estaba a su lado.
–Uno de estos días... ¿Volverán a atacarla? No lo permitiré... Caballero... Un Guerrero con el poder para cambiar el destino... –Juró la albina, mirando a sus hermanas menores.
–Nosotras... –Dijo la pelimorada.
–¡Nos haremos más fuerte! –Le siguió la albina.
–¡Nos haremos más fuerte para proteger a Shoko! –Dijeron al unísono las dos mayores.
–«Shoko... Kyoko... Seré... más fuerte. Me haré fuerte para poder protegerlas. Yo y Kyoko vamos a cambiar el destino...» –Prometió la albina, mientras su voz se hacía lejana y los recuerdos de cuando ella partió hacia sus entrenamientos.
~
Todo se calmó, Shoko despertó en la seguridad de su hogar y en su cama, a salvo del peligro que aquel sueño o realidad trataba de alcanzarla, se frotó los ojos, quitándose de encima los vástagos de cansancio y recibiendo la cálida luz del sol de un nuevo día.
–«Deslumbrante...» ¿Mm? –Pensó despertando y se levantó, todavía un tanto adormilada– Ouaa... Ese sueño otra vez... «Últimamente he estado teniendo ese sueño extraño. No lo recuerdo muy bien, pero había una profunda oscuridad total y eso Dorado era...» –Pensó, recordando lo que había soñado, cuando en ese momento, la puerta de su habitación se abrió y entró su padre.
–¡Oye, Shoko! ¡¿Hasta cuándo piensas dormir?! ¡Como dice el dicho: "El desorden en tu vida, es el reflejo de tu alma"! –Entró su padre, cuyo tono de voz era serio, ya que su hija estaba llegando tarde al entrenamiento– Se te hace tarde para tu entrenamiento matutino... ¡Guah! –Fue interrumpido por una almohada que fue lanzada hacia él y fue golpeada en su objetivo: en su cara– ¡...Levántate y vístete!
–¡Sí, sí! ¡Ya te dije que no entres a mi cuarto sin permiso, papá! –Respondió Shoko, ya para despertarse de forma brusca y con gritos, lo ponía del mal humor. Cuando ella se dispuso a levantarse, vio que en el suelo se hallaba una foto enmarcada, la tomó y miró a las personas que estaban allí: Shoko y sus hermanas mayores, las tres vestían con uniformes blancos y cintas negras de artes marciales, una de las mayores sostenía la copa que había ganado, haciendo las tres la "V" de la Victoria.
Una vez vestida con el clásico uniforme de artes marciales, salió hacia los exteriores de la casa, donde su padre la estaba esperando para entrenar.
–¡Bien! ¡Aquí voy, papá! –Dijo Shoko desafiante y fue al encuentro.
–¡Ven! –Aceptó el desafío el padre.
–¡¡Hah!! –Exclamó Shoko, dándole un muy fuerte puñetazo contra él, mandándolo a volar.
–¡Wow! –Exclamó asombrado su padre– Mmm...
Luego del combate cuerpo a cuerpo, pasaron a otro desafío.
–No lo estás haciendo nada mal hoy, Shoko! –Le felicitó su padre a ella.
–¡Heheh...! –Río Shoko, llenándose de una fuerte autoestima y su moral también aumentaba.
Después de los entrenamientos de la mañana, el tiempo pasó y con ello llegó la hora del desayuno, donde padre e hija compartieron la comida juntos en la sala familiar que daba al parque de la casa.
–¡Itadakimasu! –Shoko agradece el desayuno y empieza a desayunar.
–Shoko. ¿Has tenido problemas para dormir últimamente? Has estado levantándote muy tarde. –Preguntó su padre, preocupado por su hija.
–Mmm- ¿En serio? Solo han sido unas pesadillas. ...Aparte de eso, papa, sobre mis hermanas... ¿por qué no sabes cuándo volverán? –Preguntó Shoko, teniendo un rostro de nostalgia y tristeza.
–Imagino que será un plan de estudios complicados. –Respondió mientras tomaba de los palillos una fruta, llevándosela a la boca y se la come.
–Desde que mis hermanas se fueron de la casa, ya han pasado cinco años. «Era muy pequeña cuando mis hermanas se fueron, la "Fundación Graad" las escogieron para estudiar en el extranjero, bajo su cuidado como parte de un programa de estudiantes de Élite.» –Recordó, mientras mostraba la misma foto vista anteriormente.
《Flash Back》
–¡¿Qué significa eso... de que mis hermanas ya no van a estar aquí?! ¡¿Por qué se fueron sin decir nada?! –Preguntó Shoko de pequeña, mientras lloraba por la partida de su familiar y su padre la abrazaba.
–No llores, Shoko... Kyoko y Sayuri se fueron sin decirte nada porque sabían que verte llorando, las harían dudar. –Le tranquilizó su padre, mientras que le explicaba toda la situación al respecto– Niños de varias partes del mundo fueron elegidos para un programa de élite, donde los educarán por varios años para convertirse en figuras internacionales, importantes en el futuro. –Contó el hombre sobre el proyecto de la "Fundación Graad" a su hija.
–Pero... Entonces, ¿no las veremos por muchos años? –Preguntó Shoko.
–Es posible. He escuchado que la educación de ahí es muy estricta. –Recalcó su padre la dura enseñanza que habían en ese sitio.
《End Flash Back》
–"Te prometo que volveremos." –Dijo una chica albina.
–"Por eso, Shoko, cuídate". –Dijo una chica pelimorada.
–"Y sé fuerte." –Shoko recordó las palabras de sus hermanas, quienes le dejaron un colgante de Pegaso.
–«Todo lo que me dejaron fue ese corto mensaje y este colgante...» –Pensó Shoko viendo dicho colgante.
–No te preocupes, Shoko. Tenemos un contrato formal con la Fundación. Recibiremos una noticia oficial cuando el programa haya sido completado. Tienes que esforzarte todos los días para no ser alguien de quienes Kyoko y Sayuri se avergüencen. –Dijo su padre, mientras terminaban el desayuno.
–...Síiiiii. «Pero... es extraño que no pudieran volver ni una vez en tantos años. ¿Qué demonios es la Fundación Graad? ¿En verdad mis hermanas volverán algún día...?» –Pensó Shoko, cuando de golpe, una extraña ráfaga movió las flores de afuera, provocando que ella diera un salto de sorpresa y atrajera la atención de su padre.
–¿Qué sucede? –Preguntó él, preocupado por lo que acaba de oír.
–«Las flores se movieron...» Esto... no es nada. –Respondió Shoko con una mentira, mientras se quedaba observando aquel suceso repentino.
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Lejos de allí, en una elegante limusina negra, se encontraba cruzando las calles que daban con vista hacia el océano.
–¿...Sucede algo, Señorita Sayuri-oneesama? –Preguntó una muchacha de larguísimo cabello fino de color morado y ojos rojos hacia a la acompañante que iba en el coche.
–No... No hay ningún problema. –Le respondió Sayuri.
–No debes guardarte tus preocupaciones. ¿Es algo que no puedes compartir conmigo? –Mostró una cálida tranquilidad sonrisa la pelimorada.
–Kyoko-imoto... Tengo esta inquietud... Una sensación de que algo va a comenzar. Y tiene que ver con nuestra hermana, Shoko. –Revelo Sayuri.
La chica permaneció tranquila.
–Ya veo... En este momento solo puede significar tanto suya como la de Atenea-sama está a punto de comenzar sus batallas. Puede que sea un indicio de que aquellos que pueden provocar algún conflicto han empezado a moverse. –Alegó Kyoko.
Sayuri se quedó callada.
–Sin embargo... en estas "Guerras Galácticas", ¿no cree que sería peligroso para que ustedes aparezcan como las organizadoras cuando hay tantos guerreros desconocidos involucrados? En caso de que surja algún imprevisto, no tendremos poder suficiente para enfrentarlo... ¿No sería mejor usar unas sustitutas? –Continúo hablando Kyoko, en eso fue momento en que Sayuri interviniera.
–No. He decidido... Saori-chan y yo hemos decidido enfrentar todos los riesgos... Esta es nuestra batalla. No pensamos huir ni escondernos. –Dio su veredicto Sayuri, mostrando la seriedad en todo el asunto.
–Sayuri-oneesama... –Kyoko iba a decir, pero se detuvo– Entiendo. Arriesgaremos nuestras vidas para proteger... la voluntad de sus orgullosos corazones. –Comprendió la posición de su hermana y la de su Señora.
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En otra parte, una limusina estaba frente al Coliseo que había en Japón, donde esta parada una joven muy importante, Kido Saori, quien es la reencarnación de la Diosa Atenea, estaba frente, acompañada de su secretaria, una chica de cabello rubio llamada Mii, también el mayordomo de la familia Kido, Tatsumi.
–Mi difunto abuelo deseaba las Guerras Galácticas. –Dijo Saori.
–Tengo entendido que todo va bien. –Dijo Mii.
–Debemos hacer que sea un éxito. –Dito Saori.
–Sayuri-ojousama, ya debe estar en la Academia. –Mii le informó a sus acompañantes.
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Muchas chicas caminaron por la entrada de una privilegiada academia, preparándose para su nuevo día en la escuela.
En el cartel del portón decía: Academia Privada de la Estrella Fugaz.
–¡Buenos días, Shoko! –Le saludó su amiga.
–Buen día, Rumi-chan. –Respondió Shoko al saludarla, mientras iban caminando hacia el interior de la escuela, donde ya sonaban las campanas que anunciaban el comienzo de las clases.
–Oye... ¡Acabo de escuchar algo increíble! –Rumi pidió la atención de Shoko y se le acercó al oído para susurrarle sobre la noticia– Hoy... Saori-sama vino a la escuela. ¡Una chica la vio salir de una limusina! –Contó por lo bajo, dejando sorprendida a la muchacha.
–Eh... ¿¡Dijiste Kido Saori!? –Quiso saber Shoko, sorprendida.
–¡¡Shh!! ¡No grites su nombre así de fuerte! –Pidió Rumi de que no gritara– ¡¿Y si desapareces?! ¿¡Qué no sabes que Saori-sama es la máxima autoridad de la Fundación Graad, el conglomerado más grande de Asia!? –Le contó sobre la historia de la chica de cabellos lila.
–Ya... ya lo sé. ¡¿Esa persona es una estudiante en esta academia?! –Dijo Shoko, poniéndose de mal humor y luego preguntó.
Y justo en ese camino, venía caminando Saori Kido rumbo hacia las clases.
–¡Así parece! Aunque no estoy al tanto de todo, a pesar de ser la cabeza de la Fundación, aún no ha terminado sus estudios... Por eso es que vino aquí. ...Aunque ya completó un curso especial de élite y no necesita asistir a las demás clases, vendrá algunos días a recibir clases especiales en el salón de aparato ubicado en la parte profunda del último piso. Haa~ Pero, Saori-sama en persona... me encantaría verla~ –Rumi contó toda la historia, mientras se emocionaba y ansiaba poder conocerla a la muchacha.
–¿...El salón de aparato del último piso? –Preguntó Shoko en un estado de estar a la deriva y se lanzó a correr.
–Oye... ¡¿Shoko?! –Rumi le llamó, pero fue tarde.
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Shoko llegó hasta aquel piso, donde estaban las puertas de madera cerradas para cualquiera que quisiera entrar.
–«¿Kido Saori está en ese lugar...?» –Se preguntó Shoko a sí misma y avanzó, pero unos pasos más, la puerta se abrió, saliendo Mii, quien le impidió pasar.
–Por favor, espera. No puedes entrar aquí sin autorización. –Mii le negó el paso.
–¿Eh...? ¿Quién eres tú? –Quiso saber Shoko.
–Soy la secretaria privada de Saori-ojousama. –Respondió Mii– Mi nombre es Alicia Mii Benethol. –Se presento– Saori-ojousama se encuentra ocupada... voy a pedirte que te retires. –Le pide que saliera del lugar.
–Solo... Solo tengo una pregunta. ¿Ella está ahí dentro? ¿La Señorita Kido está ahí? –Preguntó Shoko.
No hubo respuesta, fue entonces que tomó otra vía.
–Por favor... ¡a un lado! –Ordenó Shoko, lista para pasar, pero cuando estaba por hacerlo, una extraña barrera le impidió cruzar y fue lanzada por los aires.
Toda esa defensa provenía de Mii.
–«¡¿Qué...?!» –Se preguntó Shoko.
–«Justo ahora...» –Penso Mii.
–«Está mujer... ¡¿Qué hizo?!» –Shoko se siguió preguntando.
–¿Ara...? Qué buenos reflejos. –Mii la felicitó– Te lo diré una vez más. Te pido que te retires. –Pidió de nuevo.
–No... ¡No lo haré! –Negó Shoko, levantándose del suelo– Mis hermanas... ¡desde que fueron a estudiar al programa de la Fundación no he tenido ninguna noticia de ellas! ¡No nos han dicho ni hemos podido preguntar nada sobre ellas...! Quiero saber el paradero de mis hermanas...¡Quiero que Kido Saori me lo diga directamente! –Ordenó, que le diera respuestas.
–...Tú... –Dijo Mii, pero en ese momento, la Madre Superiora de la Escuela llegó para intervenir.
–¡¿Qué significa esto?! ¡¿Qué no sabes que este lugar está restringido para los estudiantes en general?! Además, qué son esos gritos... ¡¡Guarda silencio!! –Ordenó la Monja con saber todo el escándalo.
–Ah... Demonios. –Maldijo Shoko por lo bajo– Per...Perdón. Solo quería un momento con la Señorita Kido Saori... Acepte mis disculpas, hermana. –Pidió disculpas.
–¡Vamos! ¡Date prisa y vuelve a clases! –Ordenó la Madre Superiora.
–¡¿Eh?! Pero... –Iba a decir Shoko, pero en ese momento, Mii le habló.
–Fui yo quien la llamó. No sea tan dura con ella... –Pidió disculpas Mii, mientras calmaba la situación.
–Ah... Ya entiendo, Mii-ojousama. –Comprendió la Madre Superiora y se llevó a Shoko de allí.
–Cuídate. Se despidió Mii desde la puerta.
–«Qu... ¡¿Qué demonios?!» –Quiso saber Shoko.
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–¡Eeeeehh! Entonces, ¡¿en serio intentaste entrar ahí?! –Preguntó Rumi, mientras ella y Shoko se hallaban en los bellos jardines con el parque que tenía la academia, sentadas en las escalinatas de mármol y rodeada de vasijas del clasicismo, almorzando en el lugar– De verás que eres una imprudente... ¿¡Y entonces!? ¡¿Lograste ver a Saori-ojousama?! –Deseó saber en aquel momento.
–...Pues verás, llegué a la habitación y... «Esa... tipa de los rizos. En ese momento... Estoy segura de que hizo algo... ¡Eso no pudo ser un movimiento de pelea ordinario! Dijo que era una secretaria, pero... ¡¿Quién es ella?!» –Pensó Shoko en lo sucedido en la entrada de la puerta del salón de aparato.
–¿Y luego...? –Preguntó Rumi, interesada en la historia.
–Pues... al final no pude entrar. –Relató Shoko la parte de que no pudo ingresar.
–¿¡Qué~!? Qué mal. –Se lamentó Rumi.
–Pero... parece que Kido Saori realmente está allí. –Teorizó Shoko aquella parte y pensó para sus adentros– «Kido Saori... Voy a llegar a ella como sea... ¡Y haré que me diga qué pasó con mis hermanas!»
De golpe, una extraña fragancia se sintió detrás de ellas, por donde estaban las flores en los canteros.
–«¿...Qué? Este olor...» ¿...Rumi-chan? ¡¿Rumi-chan?! –Shoko se dirigió hacia su amiga, quien yacía dormida y luego miró a sus alrededores, donde todas sus compañeras estaban en la misma situación– «Todas se quedaron durmiendo. ¿Por qué? El movimiento de las flores aumenta. Y este aroma dulce se intensifica...» –Se quedó sorprendida y justo, delante de ella, una misteriosa chica apareció frente a ella– ¿Eh?
–...Al fin te encontré... –Dijo aquella misteriosa mujer.
–¿Quién eres? –Preguntó Shoko.
Aquella misteriosa mujer acercándose a Shoko y le lamió el cuello, esta rápido se soltó del agarre de la mujer haciendo un salto hacia atrás.
–¿Qué haces, pervertida? –Grito Shoko.
–No permitiré que tu cuerpo escape. Esta sonrío malvadamente liberando unas raíces intentado atrapar a Shoko que esquivaba las raíces que buscaban aprisionarla.
–¿Quién rayos eres? –Pregunto Shoko desconcertada.
–¡Vayamos al Edén Oscuro!
Una de las raíces logra atrapar uno de los pies de Shoko, ella trata de liberarse de ese agarre.
Mientras tanto, dentro de la limusina, Sayuri sintió una extraña presencia llamó su atención, dejándola sorprendida.
–Parad el coche. –Pidió Sayuri amablemente al conductor y este acato la orden, deteniendo la limusina. Abre la puerta trasera y sale– Sal. –Le dijo a su hermana, seriamente.
–¿Qué pasa? –Pregunto Kyoko al ver el comportamiento de su hermana.
Sayuri lo pudo sentir, al igual que su hermana, se quedaron heladas, no dudaron más y se van de ahí con sus Cloth puestas.
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–¡Detente! –Shoko trató de detenerla, pero quedó atrapada y no pudo salir.
–Ven conmigo. Ven... Ven... –Dijo la misteriosa mujer– ¡No escaparás!
–No puedo perder... Hermanas... –Dijo Shoko cuando en ese momento, las raíces que la tenían prisionera se destruyeron y ella quedó libre– ¡¿Eh?!
–¡Maldita! ¡Seguirás interfiriendo... Selene! –Exclamó furiosa la mujer, mientras Shoko aparecía ahora a salvo y en los brazos de ciertas dos personas conocidas, las cuales portaban una peculiar y llamativa Cloth.
–¡Hermanas! –Shoko trató de reconocer a sus hermanas.
–...Nos alegra mucho de haber llegado a tiempo, Shoko. –Dijo Kyoko, mostrando su felicidad.
–¡Kyoko! –Sayuri la llamo– No bajes aun la guardia. El enemigo sigue presente. –Advirtió seria.
–¿Hermanas? ¡¿Son mis hermanas... Kyoko y Sayuri?! –Preguntó Shoko, quien las vio tan cambiadas.
Kyoko usa una toga y un faldillo de color blanco debajo de su Cloth celeste la cual porta resaltando en la tiara, las hombreras y al parecer el pecho que está unido al protector de cuello que a su vez esta "conectado" a las hombreras. En la parte posterior de la pechera posee una especie de protección que no se puede visualizar muy bien, por debajo de la protección del cuello se encuentra dos "diseños" idénticos entre si y en el medio de los mismos se encuentra una especie de gema, sus brazos parece poseer un diseño "simple" protegiendo la parte superior del brazo y brindan una protección que sobrepasa por poco los codos. De su cintura sobresalen cuatro protectores dos de ellos ubicados a los costados y en el centro se ubica la tercera protección la cual presenta cuatro "detalles" separados por una "gema" ubicados en la parte inferior de dicha protección la cuarta protección se encuentra ubicada en la parte posterior, posee dos "diseños" en la parte inferior de la misma parecidos a los que se encuentran en la protección ubicada en la parte delantera, visualmente los pies también pueden ser considerados "simple", se encuentran ubicados en la parte inferior de las rodilleras pero se encuentran unidas a estas. En los tobillos presenta una separación en donde se ubica una especie de "aleta" en la parte trasera de las misma, luego de esta "división", los pies continúan protegiendo por completo el resto de los pies.
Sayuri usa un mini top, mini short y medias largas de color morado oscuro debajo de su Cloth Dorada, como si fuera un vestido una la cual porta las protecciones de las hombreras y del peto corto están unidas al protector del cuello. Su cintura sobresale un protector ubicado en el centro, posee una protección por completo los muslos, rodillas, pies y tobillos; codos, brazos, manos; la tiara posee en su parte izquierda dos protección que se asemejan en su forma a tres cristales.
–Sí... hemos vuelto, Shoko. –Respondió Kyoko a las preguntas que le hacía su hermana.
–¡No se entrometan! –Dijo la mujer, quien volvió a aparecer tras la aparición de Kyoko y Sayuri.
–¡No te llevarás a nuestra hermana! –Dijeron Kyoko y Sayuri al unísono, mientras protegían a su hermana, listas para enfrentarse a la rival.
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Mientras tanto, dentro de la escuela, era la hora del descanso todavía y Saori Kido se hallaba con Mii en aquel salón prohibido para estudiantes de todo el complejo y en donde allí le estaba sirviendo el té para Saori.
–Saori-ojousama. Le traigo su té. –Dijo Mii, teniendo en manos la tetera lista con el líquido caliente en su interior.
–Gracias, Mii-san. –Saori le agradeció, pero en ese momento, una extraña presencia llamó su atención, dejándola sorprendida.
Lo pudo sentir, al igual que su amiga y secretaria, se quedaron heladas, quietas como si un enemigo invisible acechara el interior del salón y no emitieron ningún sonido al respecto, manteniendo una tensa calma, hasta que Saori apoyó su mano izquierda en la mesa y provocó un sobresalto.
–Algo... algo ha pasado. –Dijo Saori, mirando hacia la ventana que tenía aquel elegante salón privado.
–Sí.
Y tenía razón, ya que aquellas raíces y el dulce aroma de las flores habían entrado al complejo educacional y dejado inconsciente a todas las estudiantes, maestros y personal, además de destruir los cristales de las ventanas.
~
Un primer ataque en el parque del colegio, el cual fue evadido por Kyoko, llevó, en consecuencia, a la furia de la atacante.
–¡¿Qué...?! ¡¿Qué fue eso?! –Preguntó Shoko– ¡Eso no es algo que pueda hacer un humano...! –Analizó asustada, viendo a sus hermanas listas para pelear.
Shoko observó a la enemiga, cuando de golpe, una extraña ofensiva dio en el blanco, derribando a la atacante con un fulminante golpe.
–¡Selene-sama! –Dijo Kyoko al voltearse, sorprendida de su rápido movimiento.
–Sigues siendo muy ingenua, Kyoko-imoto. Entiendo que quieras protegerme y que abandone mi cargo de Saintia, pero... si no hubiera atacado 0.1 segundos más tarde, habrías recibido innecesariamente el ataque del enemigo, ¿no es cierto? –Dijo Selene-Sayuri, mostrando ese temple de serenidad pero manteniendo la seriedad en su voz tranquila.
–Si vas a seguir insistiendo en querer luchar, al menos déjame protegerla como se deba. Aún si no hubieras atacado en ese momento, le hubiera dado el golpe de gracia... Es una pena. –Kyoko mostró una falsa lástima, pero se mantenía alegre de saber que su hermana mayor este sana y a salvo.
–Pero aún así... parece que no era más que un vástago sin cuerpo propio. –Selene-Sayuri observó los restos del enemigo abatido.
–Sí... Ya no siento presencia de rastro alguno de Cosmos. –Sentenció Kyoko hacia ella.
–Ya estás a salvo. –Dijo Selene-Sayuri volteándose ella y Kyoko hacia Shoko.
–Hermanas... –Shoko se alegró de verlas.
Después de la batalla, la cual fue breve, apareció en el parque la chica que anteriormente había tenido su encuentro con Shoko en las puertas del salón privado.
–¡Kyoko! ¡Selene-sama! –Las llamo Mii
–Mii. –Kyoko se alegró de verla, pero para su hermana era todo lo contrario.
Detrás de Mii, apareció otra persona más en el parque, la cual no era nada más ni nada menos que Saori Kido, quien portaba un antiguo Báculo de Poder en su mano izquierda.
Iluminada por el sol, resaltando su figura de diosa, manteniendo el orden y la calma, allí estaba ella, pero aquel símbolo de poder llamó tanto la atención de Shoko, ya aquella tarde, todo cambió para siempre en su vida.
–«¿Kido... Saori?» –Pensó Shoko, cuando notó el cambio en el ambiente– «¿...Qué? El ambiente se ha vuelto muy cálido y tranquilo... Las flores están en calma... Es como si todo se hubiese purificado.» –Observó todo ese cambio tan revelador y sorpresivo.
–Kyoko-san, Sayuri-nee. Gracias a ustedes nada grave ha sucedido. –Les felicitó Saori.
–Atenea-sama. –Dijeron ambas.
Kyoko se arrodilló, en señal de respeto hacia la figura de la Diosa mientras Selene-Sayuri hizo una leve reverencia con la mano en el pecho.
–Kyoko de Equuleus/Sayuri de Ophiuchus... están de regreso. –Dijeron ante la diosa.
–No solo eso. He protegido muy bien a Selene-sama. –Dijo Kyoko orgullosa de su deber de proteger a Sayuri, quien portaba su Báculo en su mano izquierda.
Iluminada por el Universo, resaltando su figura de diosa, manteniendo el orden y la calma.
–«¿Qué? ¿Onee-chan's?» –Preguntó Shoko, sin dar crédito a lo que oía.
Luego de esa presentación y muestra de respeto, Sayuri se dirigió hacia su hermana menor.
–Shoko... ¿estás herida? Acaso... ¿no te sientes bien? –Preguntó Sayuri en un tono dulce y materno en su voz.
–¿Eh? ¡Ah! No, estoy bien. Creo... Onee-chan. –Respondió Shoko con las mejillas sonrojadas.
–Ya veo. Qué alivio. –Dijo Sayuri con una sonrisa. Se giro hacia a Atenea– Explicarle correctamente la situación a Shoko.
–¿Atenea? ¿Selene? ¿Equuleus? ¿Ophiuchus? –Preguntó Shoko.
Mii se acercó para responder a las dudas de la chica.
–No estoy segura de que vayas a creerme, pero te lo explicaré. –Dijo Mii, quien comenzó a relatar todo– Como acabas de experimentar... en este mundo existen seres malignos más allá del entendimiento humano. Dos diosas se enfrentan a ellos desde la Era Mitológica. Atenea. Selene. Una vez cada doscientos años, ambas descienden a la Tierra. Atenea dirige unos guerreros con poderes sobrehumanos, llamados "Caballeros" y protegen el amor y la paz en la Tierra de los dioses malvados y los seres malignos que quieren conquistarla. –Contó toda la historia.
Shoko estaba sorprendida por esas palabras, tratando de progresarlo.
–Saori-oujosama es la reencarnación de la diosa Atenea así como Sayuri-ojousama es la reencarnación de la diosa Selene. –Presentó Mii.
–...Entonces, esa tal Selene es mi... –Dijo Shoko, mirando hacia la prueba que tenía frente a sus propios ojos.
–Así es, soy yo. Y además, soy la Saintia Guardiana de la Tierra. ¡Mi función es velar y dictar las visiones que se me han dado para ayudar a Atenea en su lucha contra los seres malignos que desean conquistar este mundo! –Se presentó, pero viendo la cara de sorpresa de Shoko, sabía que ella necesitaría un poco de tiempo para reconocer todo ese cambio.
–«¿De qué están hablando? No hay forma de que pueda creer tal cosa... pero por alguna razón, siento que esta chica no es normal... ¿Qué está sensación tan apacible?» –Penso Shoko.
–Shoko... –Dijo Kyoko, acercándose a ella.
–Hermanas... ¿Llevan Cloth? –Pregunto Shoko al verlas portar la peculiar y llamativa Cloth.
–Los Caballeros llevan Cloths con nombres de constelaciones y pelean usando sus cuerpos como armas. –Explicó Kyoko.
–Cloth... –Repitio Shoko
–Kyoko porta la Cloth de Equuleus. Y yo soy Mii de Delphius. –Se presentó Mii como se debe– La Saintia de Delphius. Selene-sama porta 2 Cloths.
–¿2 Cloths? –Volvio a preguntar Shoko
–Porto la Cloth de Ophiuchus, antes de saber que tenía una propia. –Reveló Sayuri.
–Kyoko y yo no combatimos en primera fila. –Dijo Mii
–Somos Caballeras especializadas en defender a Atenea. –Dijo Kyoko.
–Mii-san y Kyoko-san tienen una posición especial así como Ophiuchus que solo es permitida a las mujeres Caballeros. ¡Son Saintias! –Revelo Saori
Mii se acercó hacia las flores que habían dejado inconsciente a la gente de la escuela.
–Estas son... Saint John's Wort. En Japón es conocida como Otogirisou, una flor de mala suerte. En el lenguaje de las flores significa credulidad; resentimiento; hostilidad; secreto. –Analizó Mii aquellos vestigios.
–Esta flor que dejó el enemigo tras desaparecer, solo significa una cosa. –Dijo Kyoko
–Es probable que quiera volver a este mundo. Y me temo que ya encontró a su recipiente. –Temió Sayuri, viendo a Shoko.
–Shoko-san. –Dijo Saori, mirándola a los ojos– Me temo que estás en peligro. ¿Podrías venir a mi casa en este momento? –Intervino.
~
Mientras tanto desde los cielos, una estrella fugaz aparecía y una voz resurgía de la nada.
–Atenea... Selene... ¡¿Dijiste Atenea y Selene?! –Preguntó una de las voces.
–No hay error... Esas son las presencias de la diosa de la guerra, Atenea y de la diosa bruja, Selene. –Dijo otra de las voces y se materializaron las sombras en dos misteriosas mujeres, las cuales estaban desnudas ante aquella naturaleza de flores.
–¿Hasta cuando esas malditas diosas van a continuar interponiéndose en nuestro camino...? –Preguntó otra de las mujeres.
En ese momento, una mano se posaba para recibir unas gotas de agua de una misteriosa Manzana que flotaba sobre ella.
–¿No es mejor así? De no ser así, no sería divertido. –Alegó aquella tercera voz, sorprendiendo a las demás.
–Madre... –Dijo una de ellas.
–Pero, Madre... –Alegó otra de las mujeres.
–¿Qué no lo ven? ...Las reencarnaciones de la diosa de la guerra Atenea y de la diosa bruja Selene solo pueden significar que este mundo será atacado por la maldad una vez más y que una guerra entre la justicia y el mal se desencadenará. Si estas batallas se intensifican lo suficiente, nuestro cuerpo se llenará con su dulce néctar y eso se convertirá en poder... –Dio su discurso de guerra y anticipando las futuras batallas que tendrían.
–¡Aah...! ¿¡Más poder...!? –Preguntó una de las mujeres, influenciadas por las palabras de la diosa.
–Fufu... Además, el poder de esas niñas aún no han despertado por completo. Esas niñas aún son muy pequeñas y conservan su lado humano... No resultará ser un adversario cuando nuestra Madre esté despierta. Ahora vayan, mis lindas hermanitas. –Terminó de hablar la misteriosa mujer de largos cabellos y luego envío sus agentes a una misión importante.
~
Mientras tanto, en la Mansión Kido, Shoko había escuchado las palabras de Saori de que fuera a su hogar y accedió.
–"Kyoko de Equuleus/Sayuri de Ophiuchus... están de regreso."
Shoko recordó las palabras de sus hermanas, quien se hallaba sentada en el salón de la Mansión.
–"Una vez cada doscientos años, ambas descienden a la Tierra." –Recordó lo que Mii le había dicho sobre Saori, su hermana y sus orígenes divinos.
–"Así es, soy yo. Y además, soy la Saintia Guardiana de la Tierra. ¡Mi función es velar y dictar las visiones que se me han dado para ayudar a Atenea en su lucha contra los seres malignos que desean conquistar este mundo!" –En su mente escuchó lo que le había contado sobre su deber.
–«¿Atenea? ¿Selene? ¿Saintia? No entiendo nada de esto... ¿Todo esto... será real? ¿O es que... acaso estaré soñando...?» –Pensó Shoko, sosteniendo entre sus manos el colgante del caballo Pegaso que le habían dado sus hermanas antes de irse, mientras en su mente se desataba todo un vendaval de preguntas y más preguntas sin hallar las respuestas para las mismas.
Fue en ese momento que la puerta del salón se abrió.
–¡Shoko...! ...Shoko. –Aparece Kyoko, ahora en su estado civil y normal.
–¿Hermana? ¿Y Sayuri-oneechan? –Preguntó Shoko, sorprendida.
–Imaginó que debes estar impactada. –Aparece Sayuri, ahora en su estado civil y normal.
–Debiste pasar miedo, ¿verdad? Pero ya todo está bien. –Dijo Sayuri, en un modo de tranquilidad y dulzura hacia ambas, para luego observar aquel collar que le había dado anteriormente en el pasado. Para Kyoko tampoco se le paso desapercibida ese detalle.
–Todavía lo llevas contigo. ...Yo también. –Tanto Kyoko como Sayuri le mostraron otro collar.
–Hermanas... No se marcharán más, ¿no? –Pregunto Shoko cabizbaja, temerosa de su respuesta. En silencio Kyoko le procedió a darle un abrazo.
–No nos marcharemos. –Dijo Kyoko.
–¿De verdad? –Pregunto insegura Shoko.
–Sí. Y esta vez, no nos iremos de tu lado. –Dijo Sayuri
–Bienvenidas, hermanas.
–Dijo Shoko.
–Estamos de vuelta, Shoko. –Dijo Kyoko.
Aquel abrazo de hermanas, de una vuelta que tanto ansiaba ella y que por fin se había cumplido, llevó a que Shoko comenzara a llorar de la emoción por aquel reencuentro.
–¡Os eché mucho de menos! –Lloró Shoko, sacándose de encima esa piedra, esa ancla que la mantenía hundida y no la dejaba salir a flote.
–Lo sé... nosotras también. Ha pasado tanto tiempo... estábamos tan preocupadas. Pero estás a salvo. ¡Estamos tan felices! –Mostró Sayuri su alegría, mezclada con las lágrimas del reencuentro.
Una vez calmadas las emociones, dos de las tres hermanas fueron al patio de la Mansión Kido para tomar el té mientras Sayuri fue a buscar a Saori.
Sayuri fue a una habitación, donde se podían apreciar imágenes de una de las galerías de la Mansión, en donde podía apreciarse un cofre Dorado y en él, estaba grabada la Constelación de Sagitario.
–Sabía que te encontraría aquí. –Saori la escucho y se giro al recibirla.
–Necesitaba pensar... ¿Qué opinas? –Pidio su opinión Saori.
–¿Te refieres a Shoko? O... –Pregunto Sayuri.
–Ambas. –Dijo Saori rápidamente.
–No sabría explicarlo. Esa fuerza maligna va tras ella como cuando éramos niñas. Y sobre la predicción no cabe duda, sus subordinadas se han movilizado para obtener el Yorishiro que permita su resurrección. Si no me equivoco... El cometa Repulse estará más próximo a la Tierra entre más tarde esta noche y mañana. Debemos proteger a Shoko a cualquier costo durante ese tiempo. –Veredicto Sayuri.
–Tienes razón. Sería un descuido de nuestra parte, si algo llevará a pasarle. –Concordó Saori con su idea, quien Sayuri solo asintió.
~
–Entonces... durante 5 años... ¿tú y Sayuri estuvieron entrenando para convertirse en Saintia? –Preguntó Shoko, queriendo conocer toda la historia y los detalles.
–Sí... así es. –Respondio Kyoko
–Me siento mejor sabiéndolo. –Exclamó Shoko sorprendida y emocionada.
–No podemos hacer pública nuestra existencia, así que no podiamos contártelo. Eras una niña. Lamento que hayamos aparecido de esta forma. –Pidió Kyoko disculpas.
–No te preocupes. Ya se terminó. –Exclamó Shoko emocionada– ¿Por qué crees que me atacaron? –Lanzó aquella pregunta a su hermana– No sé nada del Edén Oscuro.
Kyoko al escuchar eso, se levanto sobresaltada de su asiento, preocupando a Shoko.
–¿Eh? ¿Onee-chan? –Preguntó Shoko desconcertada.
Kyoko se dirigió al interior de la Mansión para contarle a Mii y Sayuri lo que le Shoko, ya que estaban en los bellos jardines de la misma.
Momento más tarde, las tres Saintia se aparecieron en el lugar, donde Shoko aguardaba que llegaran sus hermanas.
Shoko al reconocer a Mii, la cual porta un uniforme clásico de sirvienta.
–¿Es eso cierto? –Pregunto Mii entenderá de lo sucedido.
–Sí, es lo que dije. –Dijo Shoko colaborando su relato.
Mii se giro a Kyoko y Sayuri, mirándose cara a cara.
–El Edén Oscuro es la tierra de las disputas controladas por la diosa Eris. –Relato Kyoko.
–Pero sellaron a Eris en la Manzana Dorada en una batalla pasada. –Dijo Mii.
–Pero en todo sello hay un límite de tiempo. Cuanto más tiempo pase, el poder del sello se debilita y más en una era como esta. –Informo Sayuri.
–De ser así... ¿Por qué atacar a Shoko? –Pregunto Mii sin comprenderlo.
Hubo un momento de silencio, dejándose escuchar el movimiento de los arbustos.
–Puedes preguntárselo. –Dijo Sayuri detectando el peligro en el lugar.
En ese momento, una misteriosa raíz apareció por detrás para atacar a las chicas.
–¡Ahí vienen! –Dijo Kyoko dando la voz de alerta.
–¡¿Qué pasa?! –Se preguntó Shoko asustada.
En ese momento, una misteriosa raíz apareció detrás de ella, se lanzaron al aire, esquivando las raíces. Shoko cayó rodando al suelo mientras las tres Saintia caen de pie.
–¡Te encontramos! –Dijeron las enviadas de Eris, saliendo de las raíces, desnudas y mostrando sus bellos cuerpos, listas para combatir mientras Kyoko, Mii y Sayuri estaban listas para enfrentarse a las rivales que tenían en frente.
Las tres Saintia giraron la cabeza, se miraron y asintieron. Corren hacia ellas, llamando sus respectivas Cloth, listas para luchar.
Mii porta una Cloth de color celeste con detalles doradas. La tiara posee una estructura similar a una cinta para el cabello, en sus costados similares a dos aletas ubicadas como protectores de las orejas, las hombreras son similares a los de la Cloth de Caballo Menor, aunque con un pequeña detalle en la parte inferior de la hombrera cerca del pecho, el pecho posee una basta protección unida a los hombros, y a través de una protección por debajo de la boca del estómago, permite la unión con la cintura, la cual en su lado derecho posee un protección visualmente parecida a la de tres protecciones en forma de aletas superpuestas entre sí, los brazos también similar a una aleta y al de la Cloth de Caballo Menor, que sobrepasa por poco los codos, en la mano posee un detalle también parecido al que se encuentra en el pecho de dicha Cloth anteriormente mencionada. La Cloth de Delfín presenta un diseño de rodilleras básico, ubicadas por debajo de los pies, los cuales son similares a la protección de los brazos aunque más extensa, y en los talones presenta un protección que permite la división de los pies y los talones.
–¿Hermanas? –Preguntó Shoko, viendo lo que estaba sucediendo.
–¡Angel Splash! –Mii lanzó su ofensiva contra una de las enviadas de Eris, la cual fue alcanzada por la patada de sus piernas, mandando a volar a la enviada, junto detrás de la Saintia podía verse a un Delfín que venía con el ataque.
–¡Equuleus Ryūsei Ken! –Kyoko lanzó su ofensiva, concentrando su Cosmos al máximo en su puño para después lanzar varios golpes a gran velocidad, los cuáles adquieren la apariencia de meteoros fugaces, mandando a volar a otra enviada, junto detrás de la Saintia podía verse a un potro que venía con el ataque.
–¡Dai Funka! –Sayuri transforma su puño derecho en uno hecho de puro magma antes de lanzarlo como si fuese un cohete.
Cuando creyeron haberlas derrotado, más enviadas se emergieron de las plantas, listas para seguir el combate.
–¿Son copias? –Se preguntó Kyoko confundida.
–¿De dónde salen? –Quiso saber Sayuri.
–La original no está aquí. –Informó Mii.
–¡Las ayudaré! –Dijo Shoko, poniéndose a lado de ellas.
–¡No! –Ordenaron Mii, Sayuri y Kyoko que retrocediera para atacar.
Las tres Saintia se lanzaron contra una de las agentes de Eris, una golpeándola de un fuerte puñetazo en el abdomen, las otras dos las golpearon en la misma área de una fuerte patada de artes marciales
Shoko veía esto, indignada.
–Me tratan como a una niña. ¡Yo también puedo! –Dijo Shoko
En ese momento, otra mujer desnuda apareció detrás de Shoko, que avanzo lista para matarla.
–¡Puedo vencer! –Sentenció Shoko y se unió a la batalla para combatir.
En ese momento de extrema tensión, algo extraño comenzaba a provenir del interior de Shoko, dejando sorprendida a las tres presentes.
–¡Shoko!
–¡Atrás! –Gritaron Sayuri, Kyoko y Mii.
Shoko golpeó a su rival de un fuerte puñetazo en el abdomen, la misma practicada por mucho tiempo gracias a su padre y la cual dio en el blanco, derribando a la oponente, la cual cayó al suelo; mientras aquella misteriosa fuerza desaparecía.
Eso las dejó sorprendida, se giraron y no sacaron sus ojos de Shoko.
–¿Eso era... Cosmos? –Dijo Mii
–¿Qué fue eso? –Preguntó Shoko, viendo aquella fuente de poder aumentar cada vez más, pero en ese momento, una risa se hizo presente.
–¡Este Cosmos maligno y terriblemente poderoso es...! –Exclamó Sayuri sorprendida y sintió aquella maligna presencia afuera de la mansión.
–Eres perfecta para ser el recipiente de nuestra Madre. –Dijo aquella voz que provino de los restos de las plantas destruidas y de allí emergió una hermosa mujer negro azulado, liso y semi-ondulado que le llegaba un poco más abajo de los hombros.
–¡Esa es la original! –Mii saltó a la defensa de Shoko, ya que la enemiga la había tomado por sorpresa y gracias a ella, logró salvarla.
–¡Aghhhhhh! –Gritó la enemiga, quien caía abatida al suelo junto con sus otras camaradas.
–¡Corre! –Grito Kyoko mientras terminaba de golpear de un puñetazo a otra enviada.
–Tranquila, puedo hacerlo. –Dijo Shoko confiada de acabar con ella, ella sola.
–Cuánta confianza. –Dijo la original enviada.
–Shoko, retroce... –Pidió Mii, pero en aquel momento, una furiosa ráfaga la lanzó hacia atrás.
–¡Mii-san! –Gritó Shoko al ver a la chica herida– Por mi culpa...
La mujer lame la raíz que atacó a Mii –La sangre de los humanos que combaten incesablemente es deliciosa. Madre tiene que probarla cuanto antes. –Alegó.
–«Tengo miedo... ¡No hay forma... de que pueda pelear contra eso!» –Comenzó Shoko a temblar al pensar lo peor que podría pasarle.
Cuando parecía que todo iba a terminar para ella, alguien se lanzó para sacarla del frente de batalla.
–¡Inugami Guren! –Ace produce una ola de magma a la que da forma de cabeza de perro y la lanza contra al oponente, quemando las raíces.
–¡No! –Grito al ver las raíces quemarse por las llamas de Ace– ¡Maldita seas, quien que seas!
–¡Soy la Guardián del Triunfo de la Tierra, Saint Ace! –Se "presento" Ace– ¡La belleza es la prueba de la justicia! Con un solo guiño, ¡atravesaré vuestro corazón! –Guiña un ojo.
–Buena ofensiva, Sayuri-oneesama. La halago Kyoko.
–No bajas la guardia. El enemigo sigue presente. –Dijo fríamente Ace/Sayuri.
–¡Sí! –Asintió Kyoko, concentrándose en la enemiga delante de ellas.
–¡Dai Funka!/¡Equuleus Ryūsei Ken! –Ace y Kyoko lanzaron su ofensiva hacia la enemiga, pero falló y lanzó una potente ofensiva, la cual lanzó a las dos Guerreras por los aires y las derribó contra el piso.
–¡Hermanas! –GritóbShoko, al ver a sus hermanas heridas por el golpe anterior y fue a ellas, para socorrerlas– ¡No! ¡No se mueran! ¡Ya basta!
–Shoko... –Cito débilmente Sayuri.
–corre... –Ordeno Kyoko que huyera.
–¡No! –Shoko se negó a dejar solas a sus hermanas mayores.
–Deja que te protejamos. Se buena chica. –Kyoko le pidió que se fuera.
–¿Por qué? –Pregunto Shoko, mientras sus ojos se humedecían por las lágrimas.
–Nosotras tomamos una decisión aquel día. Con la luz dorada... –Empezó Sayuri con el relato.
《Flash Back》
–Ustedes deciden si dejan que las atrape o lo enfrentan. En un futuro próximo volverá a suceder lo mismo. Si tienen la voluntad para enfrentar al destino, háganse fuertes.
Shoko abrió sus ojos entrecerrados mirando al Caballero Dorado de Atenea y Selene.
–Si tienen la voluntad para enfrentar al destino, háganse fuertes. Dejen arder sus almas y combatan con toda su fuerza. Combatan...
《End Flash Back》
Kyoko y Sayuri se levantaron, extendiendo ambas manos, interponiéndose en medio del enemigo y su hermana –¡No permitiremos que la toques!
–Tú eres aquella chica que está conectada con las estrellas. Y tú eres la reencarnación de Selene. Creí que residía en el Santuario junto con Atenea, nunca pensé encontrarte en un lugar tan lejano como este. –Dijo sorprendida la pelinegra.
–«¿Aquello no fue un sueño?» –Se pregunto Shoko, al recordar aquellos momentos, cuando se escapó hacia un árbol en las colinas, donde se hallaba ella inconsciente en los brazos de Kyoko mientras que Sayuri estaba a su lado.
《Flash Back》
–Uno de estos días... ¿Volverán a atacarla? No lo permitiré... Caballero... Un Guerrero con el poder para cambiar el destino... –Juró Sayuri, mirando a sus hermanas menores.
–Nosotras... –Comenzó Kyoko.
–¡Nos haremos más fuerte! –Le siguió Sayuri.
–¡Nos haremos más fuerte para proteger a Shoko! –Dijeron Sayuri y Kyoko al unísono.
–Shoko... Kyoko... Seré... más fuerte. Me haré fuerte para poder protegerlas. Yo y Kyoko vamos a cambiar el destino... –Prometió Sayuri.
《End Flash Back》
–¿Hicieron todo esto por mí? –Pregunto Shoko.
–Jaja Jajaja Jajajaja. –Se río la rival, pero Kyoko y Sayuri no iban a permitir que el enemigo le hiciera daño a su hermana menor, en eso hizo aparecer aquella Manzana Dorada en sus manos.
–Eso es... –Musito Shoko.
–¡La Manzana Dorada! –Exclamaron Kyoko y Sayuri a la vez.
Las tres hermanas recordaron esa Manzana Dorada, que brillo destellos dorados, una enigmática criatura apareció delante de ella, era una serpiente con alas y detrás de ella salían cientos de plumas de su cuerpo, para luego quedarse quita, observando a la presa atrapada.
La boca de la serpiente se abrió, revelando dos afilados colmillos, cargados con su letal veneno y lista para apoderarse de la pobre muchacha.
–Se acerca la resurrección de Eris-sama. Esa alma que rebosa vitalidad... y ese cuerpo sustancioso... ¡Es el momento de que despiertes como el recipiente para Madre!
–¿Qué recipiente? –Preguntó Shoko confundida, tratando de hallar una respuesta a sus dudas.
La rival iba acercarse para atacar a Shoko, pero alguien entró a escena con su báculo iluminando el lugar y deteniendo a la rival.
–¡Alto! –Ordeno Saori, al momento que la vieron allí– No permitiré que mancilles esta tierra.
–Atenea-sama... –Dijo Mii, al ver a ella allí.
–Entonces, si Selene está aquí... Atenea también. Nunca imagine que se escondieran aquí. –Dijo sorprendida la pelinegra.
–¿Qué hace aquí la manzana que contiene a la diosa Eris? –Ordenó Saori, al querer saber sus intenciones con la Manzana Dorada.
–Soy una sirvienta de nuestra gran Madre, la señora Eris-sama. Soy la Dríade Atë, gobernadora de la ruina. –Se presentó la pelinegra ante ella.
–No me sorprende que una bruja inferior venga a liberar a su falsa diosa. Atë, sé lo que están tramando, he venido para prevenir la resurrección de Eris. –Dijo Sayuri, interponiéndose ante los planes de la malvada Dríade.
–Viniendo de las palabras de la bruja oráculo, me honras. Os explicaré, estúpidas diosas. El mal no es lo que produce guerras. Los humanos se matan entre sí porque ustedes existen. Son la causa de muchas guerras desde la era de los mitos. ¡Estáis cubiertas de sangre, diosas de la guerra Atenea y guardiana Selene! –Exclamó Atë y se dispuso a atacar, pero en ese momento, Kyoko y Mii volvieron a aparecer.
–¡Atenea-sama! ¡Selene-sama! No se dejen engañar. –Grito Kyoko.
–Chicas... –Murmuró Saori.
–Kyoko-imoto... Mii-san... –Llamo Sayuri.
Ambas se lanzaron al ataque al mismo tiempo, pero Atë lanzó una potente ofensiva, la cual lanzó a las dos Guerreras por los aires.
–¡Mii-san! ¡Kyoko-imoto!
–¡Kyoko-san! –Gritaron Sayuri y Saori a la vez.
–¡Jajaja! –Atë se río, eufórica, disfrutando de su victoria y se giró hacia Shoko– Esta noche la gran señora Eris-sama resucitará. –Juró lanzado la Manzana Dorada, la cual estaba elevada en el aire y la trampa cayó sobre la chica.
–¡Shoko! –Gritaron Kyoko y Sayuri, aterradas.
De la Manzana Dorada, una enigmática criatura salió de ella, era una serpiente con alas y detrás de ella salían cientos de plumas de su cuerpo, para luego dirigirse hacia su presa.
La boca de la serpiente se abrió, revelando dos afilados colmillos, cargados con su letal veneno y lista para apoderarse de la pobre Shoko, la cual cerro sus ojos y espero el ataque, que nunca llego.
–Shoko... –Kyoko volvió a llamar, haciendo que Shoko abriera los ojos y ve que la había protegido del ataque de la serpiente.
–¡Onee-chan! –Llamo Shoko
–Llegué a tiempo, una vez más. No permitiré que yo o Sayuri-oneesama te conviertas en una diosa maligna. –Dijo Kyoko, mientras para terror de su hermana menor, Kyoko había recibido el impacto de la ofensiva de Atë.
–¡Onee-chan!
–¡Kyoko-san!
–¡Kyoko-imoto! –Gritaron Shoko, Saori y Sayuri aterradas por lo que acababan de ver.
–¡La señorita Eris por fin tiene un cuerpo! ¡El telón de una era sangrienta se abre nuevamente! ¡Observen! ¡¡Las flores malignas cantan una canción de regocijo!! –Exclamó Atë orgullosa y burlándose de sus rivales, mientras ahora Kyoko se convertía en la huésped de Eris.
–¡ONEE-CHAN! –Gritó Shoko.
–¡KYOKO-IMOTO! –Gritó Sayuri.
Todo volvío a la calma, el más puro de los silencios había caído sobre la Mansión Kido, una baja en las filas de Atenea, las más triste de todas. Kyoko de Equuleus se había sacrificado para proteger a su hermana menor, Shoko, siendo arrastrada por el poder de Atë y pasaba a convertirse en la futura huésped de la diosa Eris de la discordia.
La batalla de la mansión Kido había terminado, la Driade Atë se había escapado con Kyoko. Afuera de la misma, se hallaba Shoko, arrodillada ante la Cloth de Equuleus Menor, la cual había sido su hermana la portadora, mientras Saori, Sayuri y Mii la miraban tristes.
–Estoy segura que Kyoko aún no ha sido poseída por completo. Te aseguro que la traeré de vuelta. Puede que tome un poco de tiempo... pero, por favor, espera. –Le pidió Sayuri a su hermana, la cual no decía nada.
–Onee-chan... No quiero una promesa como esa. En su lugar, me he decidido. Kido Saori. –Dijo Shoko con los ojos humedecidos por las lágrimas y se levantó– Deja que entrene yo también.
–Shoko-san... –Dijo Saori, sorprendida por ello, al igual Sayuri que vio la determinación de su hermana menor y sus lágrimas, las cuales ella no podía mostrar ante el rebato de su otra hermana, ya que era una líder y como tal no podía mostrar sus sentimientos en el campo de batalla.
《Flash Back》
–En un futuro próximo volverá a suceder lo mismo. Si tienen la voluntad para enfrentar al destino, háganse fuertes.
Shoko abrió sus ojos entrecerrados mirando al Caballero Dorado de Atenea y Selene.
–Dejen arder sus almas y combatan con toda su fuerza. –Shoko vuelve a cerrar los ojos– La gente posee el poder para cambiar su destino. Si cambias tu destino, tal vez te reconozca como la diosa que eres. –Se refirió a Sayuri.
《End Flash Back》
–Me haré fuerte. ¡Y junto con Onee-chan salvaremos a nuestra hermana! –Juró Shoko, quien dejó de llorar, se puso firme, levantándose del suelo y sintiendo que su moral se volvía a rearmar, prometió que iba a entrenar mucho y así poder salvar a Kyoko de las garras de Eris.
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