You're Still The One [♊SagaxShaka📿]
Parece que lo conseguimos,
mira qué lejos hemos llegado, mi cielo.
Puede que hayamos tomado el camino más largo,
pero sabíamos que llegaríamos allí algún día.
En una casa de la India se podía apreciar a un hermoso joven de cabellos rubios, vestido con unos hermosos atuendos de color rojo y detalles dorados. Su cabello recogido y cubierto por un largo velo de color rojo.
Otros jóvenes y niños junto a él sostenían pinceles manchados con henna de varios colores.
Un pequeño de cabellos anaranjados terminó de dibujar el diseño en su muñeca, para después sonreírle, siendo correspondido por el mayor.
Minutos después, un pelirojo de ojos azules terminó el diseño que dibujaba en el dorso de su mano, y fijó su mirada en la del rubio.
- Ya casi estás listo, hermano.- Le dijo sonriendo, mientras acariciaba con cariño la mejilla de Shaka.
- Shijima, ¿estás llorando?- Preguntó el rubio al ver cómo pequeñas gotas escapaban de los ojos de su hermano.
- No lo culpes, Shaka.- Dijo otro rubio.- Supongo que no es fácil para Shijima aceptar que su hermano está por dejar el nido.
Shaka solo pudo abrazar a su hermano mayor, intentando contenerse, pero el sentimentalismo de Shijima era contagioso.
- Oh, vamos, chicos.- Añadió ahora un lindo chico de cabellos turquesas.- ¿Ves lo que provocas, Cardinale?- Añadió, reclamándole a su hermano.
- Está bien, Afrodita.- Dijo Shijima después de calmarse lo suficiente.- Es solo que... Creo que me estoy dejando llevar más de la cuenta, es todo.
Shaka abrazó a su hermano, y a todos los demás chicos que lo acompañaban en ese día tan especial para él.
- Muchas gracias a todos.- Les dijo, en medio del abrazo grupal.- No tienen idea de lo importante que es para mí que todos estén aquí.
El resto de los presentes le devolvieron el abrazo, sonriéndole con cariño.
- No es nada, Shaka.- Habló Afrodita.- Para eso somos los amigos, ¿no?
- Creo que hablo por todos, cuándo digo que es realmente un honor el que nos hayas tomado en cuenta para algo tan especial como ésto.- Añadió un peli-aqua.- Después de todo, solo los familiares y amigos más cercanos tienen permitido ser parte del Mehandi Rat*, ¿no?
Shaka asintió.- Así es, Camus.- Confirmó las palabras de su amigo.- Me gustaría que Asmita y mamá pudieran estar aquí...
- Estoy seguro de que ellos están orgullosos de ti en dónde sea que se encuentren.- Le sonrió un peli-lila.- Conocí bien a mi primo y a mi tía, me consta que ellos siempre estarán orgullosos de tí por todo lo que haz logrado.
- Gracias, Mu.
En ese momento, Shaka se sentía la persona más afortunada y felíz del mundo. Era el día de su boda con el que consideraba el amor de su vida, y a pesar de no tener a dos personas extremadamente importantes para él ese día, prefería hacer caso a las palabras de Mu, y enfocarse la suerte que tenía por contar con unos amigos y familia increíbles, que lo apoyaban siempre en todo.
Aún recordaba como años atrás comenzó su historia de amor con ese griego que le robó el corazón, y todo lo que enfrentaron hasta llegar a su gran día...
Dicen, "apuesto a que nunca lo lograrán".
Pero míranos aguantando,
aún estamos juntos y todavía nos hacemos más fuertes.
Todo comenzó cuándo tenía tan solo 18 años, y llegó a Grecia, al lado de Shijima a pasar las vacaciones con su hermano Asmita.
Shaka era el menor de tres hijos, y en ese entonces, cuándo Asmita aún vivía, el rubio mayor tenía ya 28 años cumplidos, y Shijima rondaba los 23.
Asmita había llegado a Grecia como estudiante de intercambio casi diez años atrás, y fue en tierras helenas dónde encontró a su otra mitad; Deuteros, un griego de piel acanelada, que se convirtió en el gran amor de su hermano. Tanto se amaban, que se casaron apenas terminaron la universidad, y Asmita decidió quedarse en Grecia.
Shaka y Shijima conocían a Deuteros, después de todo, el griego había ido a pedir la mano de Asmita a sus padres, siendo ellos los únicos testigos. Y Shijima conocía a una parte de la familia de su cuñado, pero Shaka no.
Aún recordaba los nervios que lo invadían ese día. La boda de Asmita fue el Grecia, y ciertamente, un evento bastante grande.
Conservaba ese ligero aire de las bodas indias, y Shaka solía ser hasta tímido y retraído, por lo que ni siquiera hizo el intento de conocer a sus nuevos familiares.
Pensó que jamás le afectaría, después de todo, no lo había hecho en los cuatro años que Asmita llevaba casado, pero ahí estaba, sentado en la sala, al lado de Shijima, hablando con Asmita, y muriéndose de nervios de saber que ese día conocería a la familia de Deuteros en una comida familiar.
- Relájate.- Le sonrió Asmita intentando calmarlo.- Aspros es bastante educado y amable. Abel puede parecer algo intimidante cuándo recién lo conoce, pero no es un mal sujeto. Caín es un ángel. Kanon puede ser algo bromista, pero creo que se llevarán bien. Y Saga es un amor, estoy seguro de que lo vas a adorar apenas lo conozcas.
Incluso Shaka se sorprendió la primera vez que supo la cantidad de hermanos que tenía Deuteros, y aún más de que todos hayan sido pares de gemelos. Aún seguía preguntándose cómo era posible tener tres embarazos gemelares uno después del otro.
La hora de la dichosa comida familiar llegó antes de lo que Shaka hubiera deseado, y poco a poco tuvo que presentarse con los hermanos de Deuteros.
El primero al que conoció fue Aspros, el hermano gemelo de Deuteros. A pesar de ser gemelos, era bastante fácil diferenciarlos unos del otro gracias al color de piel. Lo había visto a la distancia durante la boda, pero jamás habían cruzado palabra antes de ese día. Aspros eras bastante serio y calmo, casi pecando de frío, aunque también era muy educado y cortés.
Después llegaron Abel y Caín. Otro par que perfectamente calificaban como cuates*. Abel tenía el cabello de color negro, al igual que sus ojos. Caín poseía cabello blanco y ojos color ámbar. Cualquiera que los viera, ni siquiera sospecharía que se trataba de gemelos, sino de hermanos nacidos en partos separados.
Y finalmente, Saga y Kanon. Los únicos que podían considerarse gemelos. Ambos poseían una larga y rebelde cabellera de tonos azulados, unos afilados ojos verdes, y una piel con un bronceado natural.
A pesar de dicha similitud física, sus personalidades eran completamente opuestas; Kanon, por un lado, era bastante alegre, risueño, bromista y muy hablador.
Y por otro, Saga era más reservado, serio, incluso algo retraído.
Esas diferencias fueron lo que le facilitó a Shaka diferenciarlos a las pocas horas de conocerse.
Ese día no fue tan malo como él esperaba. Al final terminó llevándose bastante bien con todos los hermanos Areleous. Pero en particular con uno de ellos comenzó a surgir un pequeño lazo, incluso sin que fuera del todo consciente aún.
- Entonces, ¿hay algo que te guste hacer en tus tiempos libres?- Le preguntó Shaka a uno de sus cuñados.
- Kanon y yo solemos ir a escalar o a nadar de vez en cuándo.- Respondió Saga.- Aunque últimamente casi no tenemos tiempo por la universidad. Pero me gusta tocar el piano.
- Ya veo.
- ¿Y qué hay de tí?- Le preguntó el peli-violeta.
- Suelo pasar algo de tiempo leyendo, meditando o practicando yoga.
Siguieron hablando por un largo rato más, olvidándose de todo a su alrededor. Incluso sus hermanos parecían sorprendidos de lo bien que congeniaron tan rápido.
- De no ser por tu parecido con Asmita, no creería que eres su hermano.- Le comentó Saga entre risas.- No recuerdo haberte visto el día de la boda.
- Ese día preferí tratar de mantenerme lo más alejado de la fiesta.- Admitió Shaka, algo apenado.- No soy muy bueno en público, y no quería echar a perder un día tan importante para mi hermano.
Saga parecía apenado por su comentario, y no tardó en disculparse por su indiscreción.
- Lo lamento.- Dijo.- No quise hacerte sentir mal, solo quería decir que me agradas mucho, y me hubiera gustado haberte conocido antes.
Shaka sintió sus mejillas enrojecer al sentir la mano de Saga sobre su hombro, pero simplemente asintió con una boba sonrisa en el rostro.
- Tú también me agradas.- Dijo.- De haber sabido que nos llevaríamos tan bien, no me habría pasado toda la boda escondiéndome de todos.
Y sin saberlo, así fue cómo comenzó su historia. Cómo comenzaron a caer poco a poco en las redes del amor, hasta perderse totalmente el uno en el otro.
-Tú aún eres el único-
Aún eres el único hacia el que corro,
el único al que pertenezco,
aún eres el único al que quiero de por vida.
-Aún eres el único-
Aún eres el único al que quiero,
el único con el que sueño,
aún eres el único al que le doy un beso de buenas noches.
Esas vacaciones parecían ser las mejores de la vida de Shaka. Durante casi un mes se la pasó al lado de Saga y Kanon.
A veces los gemelos iban a la casa de Deuteros para visitar a su hermano mayor, otras él tuvo la oportunidad de visitarlos en el apartamento que los gemelos habían alquilado al independizarse hace unos meses.
Jamás fue fanático de los deportes, ni siquiera se había atrevido a montar una bicicleta desde que se raspó las rodillas en su primer intento a los 8 años, pero después de un par de semanas en que Saga insistió tanto, terminó no solo sabiendo montar una bicicleta a la perfección, sino que incluso aprendió a usar una patineta.
Saga y Kanon también le permitieron conocer el rincón secreto de la playa al que iban para nadar o pasar el rato. Ese lugar estaba situado enmedio de las rocas que cuándo la marea subía, eran cubiertas en su totalidad. Parecía ser un especie de prisión antigua.
La primera vez que la vió no pudo evitar que cierto temor lo invadiera, y aún más cuándo vió a Kanon y Saga arrojarse al agua y nadar al interior de la celda.
Pero después de un par de veces más, notó que los gemelos sabían lo que hacían. En qué momento era seguro permanecer ahí, y en qué momento subía la marea y debían salir. Así que dejó de preocuparse tanto.
Durante ese tiempo, incluso sus hermanos notaron su cambio de actitud. Por ese tiempo dejó de ser alguien tan frío y distante con todos, incluso llegó a hacerse amigo de otros griegos, amigos de los gemelos.
Pero bien dicen que nada dura para siempre, y menos los momentos felices.
Y toda la felicidad que Shaka sentía, se esfumó de un día para otro.
No hay nada mejor,
juntos contra todo pronóstico.
Me alegro de que no escuchásemos,
mira lo que nos estaríamos perdiendo.
Una semana antes del día de volver a casa, él, Shijima y Deuteros recibieron la que era, quizás la peor noticia de sus vidas.
Asmita, su hermano mayor, llegó a casa al lado de Deuteros, llorando desconsoladamente. Ni Shaka ni Shijima entendieron la razón, pero cuándo Deuteros les explicó, todo cobró sentido y se sintieron morir.
- ¿Qué?- Fue el único sonido que abandonó los labios de Shijima en forma de susurro.
- Me estoy muriendo.- Confirmó Asmita, con un débil murmullo, apretando la mano de Deuteros.- Los doctores dijeron que solo me quedan unos seis meses.
Nadie lo soportó más, y rompieron en llanto, rehusandose a creerlo. Shijima y Shaka se abrazaron fuerte a su hermano, como si eso fuera a impedir su muerte.
Deuteros se mantuvo al lado de su esposo, igual o más afectado que sus cuñados.
Desde hace meses, Asmita les había comentado que tenía dolores de cabeza y mareos con demasiado frecuencia, pero el rubio mayor se negó a ir a un médico.
Fue hasta hace una semana que, prácticamente obligado por su marido, finalmente acudió a uno, después de pasar dos semanas enteras con náuseas y vómitos diarios, y sufrir un desmayo en la ducha.
Le hicieron unos cuantos estudios, como muestras de sangre, pero al no encontrar nada sospechoso, entonces recurrieron a otros, como tomografías. Y el resultado no dió nada bueno, sino todo lo contrario.
Decidieron hacer algunas pruebas más, pero todas arrojaron el mismo resultado, mismo que les dieron a conocer ese día.
Todos los síntomas que presentó Asmita durante esos meses: los dolores de cabeza, migrañas, mareos, náuseas, y recientemente desvanecimiento y leve pérdida de la capacidades visual, no eran más que señales de un tumor en el cerebro.
Si hubieran acudido al médico incluso un par de meses antes, habría al menos una posibilidad de salvarlo, pero en su situación actual, era inoperable. Y no podían hacer más que hacer sus últimos meses de vida lo más llevaderos posibles.
- No... Asmita, tú no...- Lloraba Shaka, escondiendo su rostro en el pecho de su hermano.- Primero mamá, y ahora... Ahora tú... Por favor dime que es mentira.
- Lo siento, pequeño...- Le respondió sollozando su hermano.- Debí haberlos escuchado... Perdóname por favor.
Esa tarde fue de las más difíciles para Shaka. Sabía que Asmita moriría en unos meses, y no podía hacer nada por impedirlo.
Asmita lloró hasta quedarse dormido, para después ser llevado en brazos a su habitación por Deuteros.
Shijima se retiró a su habitación, probablemente a darle la lamentable noticia a su padre, y a tratar de tranquilizarse.
Shaka, en un inicio se fue a su habitación, dónde lloró por varios minutos, sin poder controlarse. Lo que lo hizo volver a la realidad fue el sonido de su teléfono.
Al ver de quién era el mensaje, decidió abrirlo, aún en medio de lágrimas.
"Deuteros ya me contó lo de Asmita.
Lo lamento mucho."
Leyó, de parte de Saga.
No estaba de humor para responder, y simplemente volvió a dejar el aparato de lado.
Lloró hasta quedarse dormido. Hace años perdió a su madre a causa de una enfermedad que hasta ahora él desconocía, en ese entonces tenía tan solo 5 años, y lo único que recordaba era lo doloroso que fue ya no tener a su mamá con él.
Asmita era el mayor de los tres, teniendo 15 años en ese entonces, y fue su hermano quién tomó el rol de madre para ellos.
Shijima tenía 10 años, y a pesar de no ser tan dependiente de otros como el pequeño Shaka, aún no era tan independiente como su hermano mayor.
Shaka adoraba a sus hermanos, en especial a Asmita. Después de todo, desde que perdieron a su madre, fue Asmita quién lo cuidó siempre que estuvo enfermo, quién siempre lo acompañaba al escuela, y siempre estuvo para él en todo momento. Cuidando con el mismo amor y devoción de una madre, tanto a él como a Shijima.
Y ahora, que los papeles se invertían, él no podía hacer nada por Asmita. Experimentaría ese enorme dolor de perder a alguien una vez más, y no están seguro de poder soportarlo.
...
Despertó al sentir el tacto de alguien en su hombro. No sabía qué hora era, ni estaba seguro de quién lo había despertado, hasta que talló sus ojos y pudo con claridad.
- ¿Saga?
- Hola.
- ¿Qué haces aquí?
No estaba de humor para recibir visitas, pero tampoco quería ser descortés ni maleducado con alguien que hasta ahora había sido tan amable con él.
- Deuteros ya nos contó lo que pasa.- Respondió Saga.- Sabemos lo que deben estar pasando, y que van a necesitar toda la ayuda posible.
- ¿Qué sabrás tú de eso?- Soltó Shaka, sintiendo su corazón oprimirse.- ¿Qué sabes tú de perder a alguien que lo es todo para tí?
Saga no le replicó nada, simplemente lo abrazó contra su pecho, permitiéndole desahogarse.
Shaka quiso apartarse, pero el calor que emanaba el cuerpo del peli-violeta, la seguridad que sentía al estar entre sus brazos, y los suaves latidos de su corazón lo hicieron desistir rápidamente de la idea.
Lloró nuevamente, ahora en los brazos de Saga, hasta que consiguió calmarse varios minutos después.
- Quizás tienes razón.- Escuchó a Saga.- Quizás ni Kanon ni yo tenemos demasiada idea de lo que se siente perder a alguien importante en tu vida.- Shaka solo guardó silencio, intentando silenciar sus leves sollozos.- Pero nuestros hermanos sí.
Shaka no dijo nada, no sabía qué debía responder o decir. No tenía idea siquiera de lo que hablaba Saga.
- Cuándo Kanon y yo estábamos por nacer, algunas cosas se complicaron.- Siguió hablando el peli-violeta.- El caso es que no hubo más opción que realizar una cesárea de emergencia, pero era demasiada arriesgada. Incluso dijeron que era ella o nosostros, sería prácticamente imposible salvarnos a los tres.
Shaka escuchó a Saga sollozar levemente. Creía saber el porqué, pero no quiso interrumpirlo.
- Fue bastante larga y difícil, incluso tuvimos que permanecer poco más de un mes en una incubadora, pero Kanon y yo conseguimos salvarnos.- Siguió Saga.- Pero nuestra madre no soportó la intervenir, y murió durante la cesárea.
Hasta entonces Shaka se dió cuenta de que no conocía muchas cosas sobre Saga.
Hasta ese día descubrió que los hermanos Areleous eran huérfanos de madre y habían quedado al cuidate de su padre y sus hermanos mayores a edad temprana, al igual que él y sus hermanos.
- Deuteros y Aspros nos han contado que a Abel le tomó algo de tiempo aceptar tanto la muerte de nuestra madre, como aceptarnos a nosotros.- Le contó Saga.- Deuteros dice que Abel nos odiaba y culpaba de la muerte de nuestra madre. Que incluso trató de lastimarnos varias veces, pero papá o alguno de nuestros hermanos siempre llegaron justo a tiempo.
- Debió ser duro para ustedes.- Fue lo único que se le ocurrió decir a Shaka.
- Quizás lo más difícil fue no haber tenido la oportunidad de conocer a nuestra madre.- Respondió Saga, y al alzar la vista, Shaka notó que el gemelo mantenía una suave sonrisa en su rostro, a pesar de que varias lágrimas escapaban de sus ojos.- Por como nos la han descrito papá y nuestros hermanos, creo que la hubiéramos adorado... Incluso Abel ahora dice que Kanon y yo somos como si la personalidad de mamá se hubiera dividido en dos partes, y cada uno se quedara con una.
Eso explicaba entonces porqué Abel parecía ser tan celoso con todos sus hermanos, especialmente con Saga y Kanon. De alguna forma, sus hermanos le recordaban a su madre.
- Pero, si hubiera tenido la oportunidad de conocer a mi madre, así fuera por un solo día, habría hecho todo porque fuera el día más felíz de su vida.- Dijo Saga, sin perder su cálida sonrisa.- Si hay algo que todos aprendimos con la partida de nuestra madre, es que solo se vive una vez. Y por eso no debemos perder ni un solo segundo.
- No quiero perder a mi hermano.- Confesó Shaka su tristeza.- Él lo es todo para mí... Es como la madre que perdí... Y si lo pierdo a él también... Yo... Yo no sé... Si podría soportarlo...
Sin poder evitarlo, nuevamente rompió en llanto, y Saga le permitió llorar en su pecho, mientras frotaba su espalda para calmarlo.
- Quedan seis meses, ¿no es así?- Dijo el griego, a lo que Shaka solo asintió.- Entonces no pierdas el tiempo lamentandote por lo que podría y no podrá ser.
Shaka alzó su vista, con sus ojos mojados y rojos por las lágrimas, topándose con los brillantes ojos verdes de Saga, que lo miraban de una forma que no sabía describir.
- Pasa éstos meses a su lado, recuérdale a diario cuánto lo amas y lo importante que es para tí. Dile todo lo que sientes, y que jamás lo olvidarás... No te quedes con nada.- Le dijo Saga.- El lirio de día, florece al amanecer y muere al anochecer. Pero es una flor increíblemente hermosa, y es un recordatorio de que la vida, a pesar de ser efímera y sumamente frágil, es hermosa.
Shaka pasó toda la noche hablando con Saga, y de alguna forma, las palabras del peli-violeta consiguieron reconfortarlo y darle algo de alivio a su tristeza.
Quizás Saga tenía razón. Si no podía salvar a Asmita de su inminente fin, entonces al menos podía hacer que sus últimos días fueran los mejores de su vida, y hacer que partiera sin miedo y sentimientos negativos, y sobretodo, sentirse amado hasta el final.
Dicen, "apuesto a que nunca lo lograrán".
Pero míranos aguantando,
aún estamos juntos y todavía nos hacemos más fuertes.
Shaka y Shijima no volvieron a la India, y decidieron quedarse en Grecia al lado de Asmita.
Su padre, apenas supo la triste noticia, dejó de lado todo y tomó el primer vuelo que pudo para llegar con su hijo. Él también pasaría esos últimos meses al lado de Asmita.
Fue bastante duro para todos tener que ver cada día pasar, sabiendo que con cada puesta de sol, la vida de Asmita se apagaba poco a poco.
Pasaron cinco meses, y un día, apenas despertar, todos se alarmaron y llevaron a Asmita con el médico que llevaba su caso.
¿La razón? El jóven rubio había perdido completamente el sentido de la vista de la noche a la mañana.
El médico les dijo que no era nada extraño. Pero sí un anuncio de lo inevitable.
- El tumor es demasiado grande, y seguirá aumentando su tamaño. Su solo existencia compromete varias áreas del cerebro.- Les explicó el doctor.- Pero ya ha afectado el sentido de la vista... Lo lamento mucho, pero deben estar preparados para lo peor.
Todos se quedaron mudos. Sabían que era inevitable, y que tarde o temporal tenía que suceder, pero no dejaba de provocarles un nudo en la garganta.
- ¿Cuántos tiempo me queda?- Fue Asmita quién rompió el silencio, haciendo la difícil pregunta, con una tranquilidad que sorprendió a todos.
- Un mes aproximadamente.- Respondió con dificultad el medio.
Asmita solo sonrió levemente, y asintió con la cabeza.
- Entonces no hay tiempo que perder.- Añadió, haciendo aún más grande su sonrisa.- Gracias por todo, doctor. ¿Ya puedo irme a casa?
- Claro.
Después de eso, todos volvieron a casa, aún conmocionados por la noticia, y sorprendidos por la reacción de Asmita.
Una vez que volvieron a casa, Asmita dijo que quería algo de pastel. Deuteros se ofreció a ir a comprarlo, pero el rubio se negó, diciendo que quería prepararlo en familia como cuándo era más joven.
Todos aceptaron, incluso los hermanos menores de Deuteros, que estaban de visita. Pero Shaka, sin soportar más la opresión que sentía en el pecho, dejó de batir la mezcla en el tazón que sostenía en sus manos, y salió de la cocina al patio trasero, dejando sin palabras a todos.
Solo una persona fue tras él, pidiéndoles a los demás que mantuvieran ocupado a Asmita, y él se encargaría de hablar con Shaka.
Saga fue hasta donde el rubio menor se encontraba, justo en el pequeño jardín que Asmita cuidaba con tanto empeño. Lo encontró llorando desconsolado como meses atrás.
Se acercó lentamente a Shaka, hasta tenerlo entre sus brazos, y recargandolo contra su pecho, permitiéndole llorar hasta que Shaka se calmó.
- ¿Estás mejor?- Le preguntó, una vez que el rubio dejó de llorar.
Shaka solo asintió, limpiando los rastros de lágrimas de sus mejillas.
- Entonces vamos adentro, tu hermano quiere estar contigo.
Después de calmarse, Shaka acompañe a Saga al interior de la casa, dónde continuaron con la preparación del postre que quería Asmita, disimulando todo con una sonrisa.
Un par de horas más tarde, finalmente todo estaba terminado, y después de probar el resultado final, los integrantes de ambas familias se dividieron las tareas de limpiar la cocina, mientras Deuteros llevó a Asmita a descansar.
Shaka estaba al lado de Saga, lavando los tazones utilizados, mientras el peli-violeta los secaba, para después pasarlos a su gemelo, quién los acomodaba en sus lugares. Y fue entonces cuándo Deuteros apareció en la cocina, llamando a Shaka.
- Asmita quiere hablar contigo.- Le dijo su cuñado, a lo que Shaka asintió, y sin perder tiempo, fue hasta la recámara de su hermano.
Al llegar y tocar la puerta, escuchó la voz de su hermano, permitiéndole el acceso.
Entró a la habitación, y vió a Asmita sentado en la cama matrimonial, cepillando sus largos cabellos.
Su hermano le indicó que se acercara, y así lo hizo, sentándose en el borde del colchón.
- Shaka, no es necesario que finjas ser felíz solo por mí.- Le dijo Asmita, tomando sus manos entre las suyas.- Por favor... No es necesario ser fuerte todo el tiempo, no conmigo, pequeño.
- Asmita...
En ese momento, las palabras que Saga le había dicho meses atrás, resonaron con fuerza en su mente. "No te quedes con nada"
- Asmita...- Repitió el nombre de su hermano, para después abrazarse con fuerza al rubio mayor, igual que cuándo era solo un niño.- Te amo, hermano...- Dijo en medio de sollozos.- Siempre estuviste a mi lado, sin importar nada. Siempre me apoyaste en todo... No sé qué voy a hacer sin tí...
Sintió como Asmita le correspondió el abrazo, acariciando su cabello para calmarlo, igual que cuándo tenía una pesadilla y corría a su habitación llorando en medio de la noche.
- ¿Ves que no era tan difícil?- Susurró Asmita en su oído.- También te amo, hermano. Mucho más de lo que te imaginas, eres casi un hijo para mí... Y por eso quiero que seas felíz.
- ¿Cómo podré serlo, si tú no estarás a mi lado?- Dijo llorando.- Mi felicidad jamás estará completa si tú no estás conmigo.
- ¿Recuerdas lo que mamá nos decía siempre?
Shaka solo miró a su hermano, que a pesar de todo, seguía sonriendole de esa forma tan cálida.
- La muerte no es final, es solo una transformación.- Dijo Asmita.- Somos energía, y la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma.
Shaka no dijo nada. Sabía que Asmita tenía mucho más que decir, y lo dejó continuar.
- Shaka, incluso si mi cuerpo muere, yo jamás te dejaré solo, pequeño.- Le sonrió Asmita, acariciando su mejilla.- Cuándo yo ya no esté en este mundo, mira las estrellas, mira nuestra constelación.- Shaka sabía que Asmita se refería a la constelación de Virgo, su hermano siempre le decía que era "su constelación", después de todos, él y sus dos hermanos habían nacido bajo ese signo zodiacal.- Solo mírala y recuérdame, y sentirás que jamás me he apartado de tu lado.
Shaka asintió, y después abrazó a su hermano, negándose a soltarlo.
- Una última cosa, Shaka.- Le dijo Asmita después de separarse un poco.
Shaka vio que su hermano buscó algo en el bolsillo de su gabardina, y sacó una pequeña caja forrada de terciopelo rojo.
- Estuve guardandolos para cuándo llegara el día y la persona especial, pero creo que no tendré el tiempo suficiente para llegar a ver ese día.- Le dijo Asmita, entregándole la pequeña caja.- Porque creo que ya encontraste a esa persona especial. Así que, creo que te los entregaré ahora.
Shaka tomó la cajita, y al abrirla, se encontró con un par de anillos de lo que parecía ser plata, con pequeños grabados, y un pequeño jade incrustado.
- Asmita...
- Tú sabrás a quién le entregas uno de ellos.- Le sonrió su hermano.- Confío en que sabrás elegir a la persona indicada.
- Gracias, hermano.- Dijo Shaka, limpiando sus lágrimas, mientras apretaba la pequeña caja contra su pecho.
- ¿Por qué no te quedas un rato y vemos juntos una película, como cuándo eras niño?
Shaka aceptó la invitación de Asmita, y después de elegir una película e ir a la cocina por unos bocadillos, se recostaron para la proyección.
Shaka se quedó al lado de Asmita el resto de la tarde, recargandose en el regazo de su hermano, que acariciaba su cabeza.
Asmita no podía ver nada, pero Shaka sabía que eso no era ningún impedimento para su hermano.
Mientras la película seguía su curso, Shaka pensaba una y otra vez en los anillos que Asmita le había dado.
Entre más vueltas le daba al asunto, más sentimientos encontraba. Si algún día le entregaba uno de esos anillos a alguien, definitivamente tendría que elegir bien, ya que no eran cualquier cosa.
Pero, cuándo el día llegase, Asmita no estaría para verlo, y era lo que más le dolía.
-Tú aún eres el único-
Aún eres el único hacia el que corro,
el único al que pertenezco,
aún eres el único al que quiero de por vida.
-Aún eres el único-
Aún eres el único al que quiero,
el único con el que sueño,
aún eres el único al que le doy un beso de buenas noches.
El inevitable día final llegó, y fue uno de los más duros para Shaka y toda su familia.
Los últimos días, Shaka adoptó la costumbre de dormir en la habitación de su hermano igual que cuándo era un niño. A Deuteros no le molestaba, después de todo, sabía el fuerte lazo de hermandad que tenían ellos, y jamás replicó nada.
Fueron ellos dos los primeros en darse cuenta del triste acontecimiento, y darlo a conocer al resto.
Shaka se abrazó al inerte cuerpo de Asmita por varios minutos, negándose a aceptar su muerte, hasta que Deuteros y Shijima intervinieron.
El jóven rubio lloró por horas, al igual que el ahora viudo esposo de Asmita. Nadie sabía qué decir para consolarlos, porque casi todos perdieron a alguien importante ese día.
Shijima perdió a su hermano mayor, y no sabía qué decirle a su hermano menor.
Hakurei perdió a uno de sus hijos.
Deuteros perdió al amor de su vida.
Y toda la familia Areleous lamentaba la pérdida de Asmita y el dolor que ésta le causaba a Deuteros.
Shaka aún recordaba como solo una persona tuvo el valor suficiente para ir hasta su habitación y tratar de calmarlo.
- Lo lamento mucho.- Le dijo Saga, después de permitirle desahogar su dolor a través del llanto.- Tu hermano era una gran persona que no merecía en lo más mínimo lo que le pasó.
Shaka no supo responder nada, limitándose a abrazar con todas sus fuerzas al peli-violeta que tenía enfrente, y que de alguna manera le hacía sentir a salvo.
- Quiero que sepas que no estás solo.- Añadió Saga, susurrando cerca de su oído.- Asmita era el esposo de mi hermano, así que a pesar de todo, nosotros seguiremos siendo una familia. Y como tal, nos apoyaremos siempre unos a otros.- Y nuevamente, escuchar los latidos de su corazón, su voz, y sentir la calidez que emanaba su cuero, hacían que su alma tuviera al menos unos minutos de paz en medio de la tempestad.- En éstos últimos meses llegué a tenerte demasiado aprecio, y no voy a abandonarte, ni ahora ni nunca.
Y como si la presencia de Asmita siguiera ahí, Shaka juraría haber escuchado la voz de su hermano repetir las palabras de meses atrás:
"Creo que ya encontraste a esa persona especial."
¿Acaso su hermano se refería a Saga?
Bueno, después de todo, mentiría si dijera que no sintió un especie de flechazo apenas conoció a su cuñado. Además, todos esos meses, Saga fue quién siempre había corrido tras de él para calmarlo y consolarlo. De quién más había sentido apoyo, y quién siempre estuvo dispuesto a escucharlo.
Pero, aún así... ¿Que tal si Saga solo estaba intentando ser amable, y él había confundido todo, viendo fantasmas dónde no los había?
"Tú sabrás a quién le entregas uno de ellos. Confío en que sabrás elegir a la persona indicada."
- Gracias, Saga.- Fue lo único que dijo, minutos después de conseguir calmarse.
Todo el resto del día, y los siguientes al fallecimiento de Asmita, Saga se quedó a su lado todo el tiempo. Desde el trágico día, hasta el día en que le dieron el último adiós a Asmita en un cementerio de Grecia, cerca de dónde le dijo el peli-violeta, descansaba la señora Areleous.
Durante ese tiempo, desarrolló el hábito de dormir acompañado. Por alguna razón, ahora temía el simple hecho de estar solo. Quizás por el temor inconsciente a quedarse completamente solo y sin nadie a su lado.
Los primeros días durmió con Shijima y su padre, probablemente intentando sentir que seguían siendo una familia y se tenían unos a otros.
Pero después, debido a los problemas de articulaciones que padecía su padre debido a la edad, pasó a dormir únicamente con Shijima. Y después se vió en la necesidad de dormir solo.
Saga pareció notar el temor que le invadía al llegar la noche, y sin dudarlo, se ofreció a quedarse con él hasta que se quedara dormido.
Shaka aceptó, agradeciéndole infinitamente al griego.
Esa noche, después de dejar a Asmita en su sepulcro, y Saga se quedó a dormir con él, por fin pudo volver a dormir tranquilo y logró descansar.
- Buenos días.- Le saludó Saga cuándo notó que el rubio entre sus brazos se movía.- Shijima vino hace unos minutos a decirnos que el desayunar ya está listo.
Shaka asintió.- Gracias...- Dijo en un suave susurro.- Por todo.
- No es nada.- Le sonrió Saga.- Ahora, será mejor que vayamos a desayunar.
Los días siguieron su curso. Hakurei anunció que debía volver a la India, no podía descuidar su empresa por más tiempo. Shaka y Shijima decidieron quedarse un tiempo en Grecia, con el fin de apoyar a Deuteros a enfrentar la pérdida de Asmita, y para sanar sus propias heridas.
Durante el tiempo que permaneció en Grecia, Saga se volvió un enorme apoyo emocional para Shaka, tanto que fue un punto clave en su recuperación.
Sin importar qué, Saga iba a visitarlo cada día, igual que cuándo recién había llegado a Grecia hace meses. A veces iba acompañado de Kanon o de alguno de sus otros hermanos, otras sólo.
Unas veces se quedaban en casa de Deuteros, cocinando o mirando películas o series. Otras salían a caminar por la playa que los gemelos le habían mostrado cuándo llegó. Otras optaban por ir a tomar algo a una cafetería que Saga conocía...
Cada día era una nueva aventura, a veces calmada, otras más alocada. Pero no hubo día en que Saga no estuviera en la puerta, demostrándole que no estaba solo.
Así pasaron unos cinco meses, mismos en los que Shaka terminó enlistandose en una de las escuelas de Grecia con el fin de no dejar sus estudios.
Saga también estuvo ahí para él, para servirle como traductor e interprete en caso de ser necesario.
Sin darse cuenta, Shaka dejó de ver a Saga únicamente como su cuñado, incluso como un amigo... Algo más surgió en su pecho, un sentimiento que creía olvidado... Se había encariñado mucho más de la cuenta con aquel heleno de ojos verdes.
Aún eres el único.
-Tú aún eres el único-
Aún eres el único hacia el que corro,
el único al que pertenezco,
aún eres el único al que quiero de por vida.
-Aún eres el único-
Aún eres el único al que quiero,
el único con el que sueño,
aún eres el único al que le doy un beso de buenas noches..
El año escolar estaba por llegar a su fin, y con él, Shaka y Shijima debían volver a casa.
Le quedaban tan solo dos semanas para siquiera decirle a Saga cómo se sentía, pero simplemente no se atrevía. Tenía miedo de no ser correspondido, y de perder la amistad de Saga. Pero a la vez se sentía tan impotente al saber que dejaría atrás a Saga, y probablemente el griego encontraron a alguien que ocuparía el lugar que él tanto deseaba.
Después de todo, ¿quién no daría lo que fuera por tener a alguien como Saga a su lado? Era la perfección encarnación; guapo, inteligente, culto, amoroso, leal... Cualquiera mataría por tener a alguien así en su vida.
Pasó días pensando en eso, mirando de vez en cuándo los anillos que Asmita le había dejado como último recuerdo. Hasta que finalmente decidió hablar su dilema con alguien.
- ¡¿Eres ciego acaso?!- Fue Kanon el primero en decir algo.- ¡Saga está que se muere por tí, y tú pareces no darte cuenta!
Eso lo desconcertó en sobremanera.
- Por ésta vez debo darle la razón a Kanon.- Suspiró Shijima.- Todos lo han notado menos tú.
Después de darle mil y un vueltas en su cabeza, aceptó su derrota y acudió a las dos personas que más podrían ayudarlo; Shijima, su hermano. Y Kanon, el gemelo de Saga.
- ¿N-No creen que están exagerando?- Tartamudeó nervioso.- Quizás solo-
- ¡Ay, por favor!- Lo interrumpo Kanon.- ¡Compartí hasta el mismo vientre que él, conozco a mi hermano mejor que nadie! Y está perdido por tí
- Él solo-
- Mira, Shaka. Te lo pondré así de sencillo: Saga odia que lo abracen, incluso a mí me patea si intento abrazarlo. Pero a tí, incluso te abraza sin que se lo pidas.- Continuó Kanon.- ¿No es suficiente para tí? Bien, entonces dame 24 horas y te traeré la prueba que tanto quieres.
Shaka se lo pensó un momento. ¿Qué clase de prueba le llevaría Kanon?, pero después de todo, no tenía nada que perder, y aceptó.
...
Las 24 horas casi habían pasado, y Kanon se encontraba en la puerta, diciéndole que debían ir a un lugar.
Shaka no preguntó más, y simplemente le avisó a Shijima y Deuteros que iría con Kanon.
Acompañó al peli-azul, y llegaron a la playa con la que ya estaba más que familiarizado. Pero a lo lejos pudo ver esos cabellos violetas que le robaban el sueño, meciéndose suavemente con la brisa del mar.
Quiso correr, pero Kanon no se lo permitió, y lo llevó hasta enfrente de Saga.
Cuándo sus miradas se cruzaron, ambos sintieron que de pronto les faltaba el aire, y todo a su alrededor dejó de existir o tener importancia alguna.
- Bueno, creo que ustedes tienen mucho que hablar.- Dijo Kanon, pero ni siquiera le prestaron atención.- Así que, yo estaré en casa, por si me necesitan.
Después de eso, el gemelo menor se retiró a toda prisa, dejándolos completamente solos.
Por un par de minutos ninguno fue capaz de decir algo, hasta que Saga tuvo el valor de romper el silencio.
- Lo siento por lo que haya hecho Kanon.- Dijo el peli-violeta.- Pero... ¿Es verdad lo que dijo?
Shaka tragó su propia saliva, antes de poder hilar algo.
- ¿Q-Qué es lo que dijo?
Saga parecía igual de nervioso que él, pero consiguió reponerse rápidamente.
- ¿Te gusto?
Shaka sintió sus mejillas arder como brasas. Pero ya estaba ahí, ¿qué más daba?. Simplemente asintió, bajando la mirada.
- ¿Podemos al menos seguir siendo amigos?- Preguntó, igual de avergonzado al no escuchar ninguna respuesta de Saga.
- No quiero ser tu amigo.- Escuchó la voz de Saga, y en ese momento se sintió desfallecer.- Porque te quiero más que solo como eso.- Añadió el peli-violeta, e hizo que el corazón de Shaka se acelerase por completo.- Yo también te amo.
- Entonces...
- ¿Quieres intentarlo?- Hizo Saga la pregunta, y él a duras penas pudo asentir, sintiendo sus nervios de punta.- ¿Puedo...?
Asintió nuevamente, entendiendo a lo que Saga se refería al acunar su rostro entre sus manos.
Ese fue su primer beso, algo torpe y bastan corto, producto de los nervios que ambos sentían aún a flor de piel. Pero también fue tan solo el comiendo de lo que sin saberlo, sería su linda historias de amor.
Estoy tan contenta de que lo hayamos conseguido,
mira qué lejos hemos llegado, mi cielo.
Y ahora ahí estaban, años después, a punto de encontrarse en el lugar dónde se celebraría su unión de por vida.
- ¿Nervioso?- Le preguntó Kanon a su gemelo, quién estaba terminando de arreglar el turbante que portaba en la cabeza.
- ¿Quién no estaría nervioso en un día tan importante?
Kanon sonrió de lado, para después colocar una cadena de oro en el cuello de su hermano.
- Vaya que caíste ante Shaka.- Comentó burlón.- Literalmente, te tiene comiendo de su mano.
- No seas exagerado...
- Te bañaste con sándalo, te pusiste toda esta joyería y hasta un turbante, incluso conseguiste una espada, y estás a punto de hacer un recorrido a caballo por toda la ciudad, únicamente para casarte con él.- Enumeró el peli-azul.- Si eso no es estar perdidamente enamorado de alguien, entonces no sé lo que es.
- El sándalo significa purificación. La joyería, el turbante y la espada son parte del traje, y cada uno representa algo.- Explicó Saga cada cosa.- Y el Baraat* es una tradición aquí, en la India. Así que deja de quejarte, probablemente no seremos la única procesión por las calles.
Kanon solo rodó los ojos, sin borrar su sonrisa, para después abrazar a su hermano.
- Me alegra que ambos sean felices.- Dijo, sonriendole a Saga.- Pero eso sí, no esperes que nos dejemos ganar en el Sageet.
Saga rió levemente con su hermano, y después respondió.- Es Sangeet*.
- Me da igual cómo se llame, sigue siendo una competencia, y sabes que no me doy por vencido sin luchar.
Ambos rieron nuevamente, y después continuaron con los últimos preparativos, para finalmente poder salir en la procesión hasta el lugar de la ceremonia.
...
Mientras tanto, Shaka y su séquito ya se encontraban en el lugar dónde se llevaría a cabo la ceremonia, esperando la llegada del novio.
Shaka sentía los nervios a flor de piel, igual que el día que ambos confesaron sus sentimientos. Pero también se sentía bastante nostálgico al mirar el anillo de compromiso en su dedo, y ser consciente de que su querido hermano, quién le regaló esos anillos, no estaría presente para verlo.
Sus amigos y familiares parecieron notarlo, y de inmediato intervinieron. No podían permitir que un día tan especial se ensombreciera.
- Escucha, Shaka.- Le dijo su padre, quién también terminó acudiendo a su consuelo cuándo el resto poco logró.- Amé a tu madre como jamás amé a nadie antes. Y a tí, y a tus hermanos los amo más que a mí propia vida, los conozco a la perfección.- Siguió hablando Hakurei, sin soltar las manos de Shaka.- Y justamente por eso, sé que si Mayura y Asmita estuvieran aquí, ellos estarían suman felices de saber que encontraste a tu persona específica. A quién te va a cuidar, a amar y a estar a tu lado siempre.
Shaka sintió sus ojos humedecerse, seguido de la mano de su padre, secando sus lágrimas.
- Así que imagina que ellos siguen aquí, que están sentados en los primeros asientos, y te verán casarte con quien amas.- Le sonrió su padre.- Ahora, nada de llorar en el que debería ser el día más felíz de tu vida.
Shaka asintió, con una sonrisa en su rostro, mucho más tranquilo.
Y un par de minutos después, se anunció la llegada del novio, y todos fueron a sus lugares.
Sus miradas se encontraron, y sin poder evitarlo, se sonrieron el uno al otro.
De pronto, todos los miedos, inseguridades, temores y pensamientos tristes, los abandonaron a ambos. Y una inmensa paz y felicidad los reemplazaron.
La ceremonia dió comienzo, y todos los presentes esperaban emocionados.
El resto de la ceremonia salió según lo planeado. Desde el Saptapadi* hasta el Roce*
Y al fin se encontraban en la fiesta, celebrando su unión y su amor.
- ¿Todo bien?- Preguntó Saga, acercándose a su ahora esposo, abrazándolo por la cintura.
Shaka asintió, para después girarse a abrazar a Saga, y depositar un pequeño beso en sus labios.
- Sí.- Dijo, sonriendole, acunando el rostro de Saga.- Ahora sé que no me equivoco contigo.
- ¿Por qué?- Preguntota curioso Saga, acariciando los cabellos de Shaka.
- No lo sé.- Admitió.- Solo sé que te amo, y que lo haré el resto de mi vida, y con eso me basta.
Se sonrieron mutuamente una vez más, para después besarse, con el único fin de demostrarse cuánto se amaban el uno al otro.
Después de tantos años, ambos seguían siendo la persona que el otro más amaba, y quería a su lado por siempre.
Para Shaka, Saga seguía siendo el único que conocía todos sus miedos, inseguridades, desgracias y sueños. Seguía siendo el único en quién confiaba ciegamente, el único que quería tener a su lado de por vida.
Y para Saga, Shaka seguía siendo el único que había logrado descongelar su corazón. El único que conocía cada pequeño detalle de él, desde sus miedos e inseguridades, hasta sus más ocultos secretos. El único al que amaba incondicionalmente, y el único al que quería a su lado por siempre.
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Bueno, este songfic está dedicado a SagittariusNoAiolos
La verdad es que había escuchado de esta pareja, y también leído un par de fanfics, pero jamás había hecho algo relacionado a ellos. Aunque debo admitir que me encantó trabajar con ellos 💕
Espero que te haya gustado 💜
Por cierto, aquí unas pequeñas acotaciones de cosas de las que quizás se desconozca el significado:
- Mehandi Rat* Es una costumbre de la India, que consiste en que antes de la boda, los amigos y familiares de la novia realicen los diseños de henna en los brazos y manos de la novia. Puede durar horas o días, dependiera de la cantidad de personas y la complejidad de los diseños. Se cree que los dibujos alejan a los espíritu malignos, y previenen el "mal de ojo", librando a la futura esposa de enfermedades y otros males.
- Cuates* Es un equivalente a mellizos. Es un término que se usa para referirse a hermanos nacidos de un mismo parto que poseen pocas o nulas similitudes físicas entre ellos, pidiendo ser hasta de diferentes sexos.
- Baraat* Es el recorrido que hace el novio con su familia y amigos hasta el lugar de la ceremonia. Antiguamente se hacía montando un elefante, pero en la actualidad es a caballo. Es una tradición bastante común en la India, y no es nada raro ver varias de éstas procesiones por la calle.
- Sangeet* Es un concurso amistoso de baile entre las familias de la pareja, que se hace en la fiesta después de la ceremonia.
- Saptapadi* Es un acto ritual que se realiza en las bodas indias, y consiste en que los novios se tomen de las manos y rodeen el fuego sagrado siete veces, recitando sus juramentos.
- Roce* Es un ritual que no es exactamente una boda, pero sirve para bendecir a la pareja en el compromiso, y consiste en vertir leche de coco sobre ellos, como señal de bendición.
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