Yo quisiera [📿ShakaxCamus❄️]
Soy tu mejor amigo
Tu pañuelo de lágrimas
De amores perdidos
Te recargas en mi hombro
Tu llanto no cesa
Yo solo te acaricio
Y aquí estamos otra vez... Ya perdí la cuenta de cuántas veces hemos pasado por ésto.
En mi habitación lo único que se escucha son tus sollozos, mientras te refugias en mi pecho, y yo me limito a acariciar tu espalda y tu cabello, intentando calmarte.
- ¿Qué pasó ésta vez?- Preguntó, imaginando por adelantado todos los escenarios posibles.
Cuándo finalmente consigues calmarte lo suficiente, limpias como puedes tus lágrimas, y hablas tartamudeando.
Escuchó la historia, y no me sorprende en absoluto. Siempre es el mismo cuento de nunca acabar, igual que un perro que persigue su cola una y otra vez.
Me cuentas entre sollozos cómo ese imbécil volvió a traicionarte, con ésta ya van cuatro veces.
- ¿Qué es lo que hago mal?- Me preguntas sollozando, y con el rostro mojado de lágrimas.- ¿Qué le hace falta conmigo, para que lo busque en otras personas?
Niego con la cabeza, y te ofrezco mi hombro para llorar, y tú no dudas en aceptarlo, rompiendo en llanto nuevamente.
- Cam, sabes que eres mi mejor amigo y estaré a tu lado siempre.- Digo, sin dejar de acariciar tu espalda.- Pero no es la primera vez que hace ésto, ya deberías entender que él no va a cambiar, y lo mejor es que por tu bien, te alejes.
Tú continúas llorando por incontables minutos más, hasta quedarte dormido.
Yo simplemente te sujetó en brazos con cariño, para después recostarte en mi cama y arroparte.
Seco los rastros de tus lágrimas, y acaricio tu cabello, y parte de tu rostro con suavidad.
Te miro por un par de minutos, tomándome mi tiempo de analizar tus facciones, y la perfección que desprende cada parte de tí.
Solo suspiró, para después bajar del colchón y meterme en el saco de dormir que había en el suelo.
"Amigo"... Esa palabra que me dejaba un sabor amargo al pronunciarla y al escucharla, especialmente cuando viene de tu parte.
Nos conocimos hace años, cuándo me mudé aquí. En ese entonces teníamos tan solo doce años, y era mi primer día en la escuela.
Aún recuerdo la primera vez que te ví, y como caí rendido a tus pies casi al instante... Han pasado casi diez años desde ese día, y yo sigo igual.
Te he amado en silencio desde hace años, y tú ni siquiera lo haz notado... Bueno, supongo que no puedo culparte del todo, yo tampoco he hecho mucho por decírtelo.
Te he visto al lado de varios chicos, y el cómo siempre te terminan fallando y tú llorando por ellos.
Y en todas esas ocasiones, yo siempre me limito a escucharte, dejarte llorar, abrazarte, y acariciar tu cabello, pero nunca a decirte lo que siento por tí.
Y hoy, desgraciadamente, no será la excepción.
Con ese pensamiento de derrota en mente, me quedé dormido.
Y me dices por qué la vida es tan cruel con tus sentimientos
Yo solo te abrazo, y te consuelo
Me pides mil consejos para protegerte
De tu próximo encuentro
Sabes que te cuido
La mañana llegó mucho más rápido de lo que hubiera deseado.
Con pereza me levantó del suelo para apagar el despertador, y después veo como te estiras.
- Buenos días.- Digo, haciendo mi máximo esfuerzo por acallar mis nervios.
Veo cómo haces tu mayor esfuerzo por sonreír de vuelta, aunque no lo logras... No te culpo, tu corazón está hecho pedazos en este momento.
Resignado, voy hasta tí y te abrazo. Tú aceptas el gesto, y te abrazas con fuerza a mí, para después dejarte caer hacía atrás, llevándome contigo en el proceso.
Sin poder evitarlo, me pongo nervioso al tenerte así de cerca, y mil pensamientos indecentes me toman por sorpresa.
Sin embargo, se disipan rápidamente cuándo te siento temblar por el llanto debajo de mí, y te escucho sollozar.
- ¿Por qué siempre me pasa ésto?- Me preguntas entre sollozos.- ¿Qué hago mal?, ¿qué hay de malo conmigo?
- Cam, no haces nada malo.- Intentó responder.- No hay nada malo contigo, solo-
- Primero fue Kanon, que me dejó por Sorrento.- Me interrumpes.- Luego Surt con Sigmund.- Seguiste.- Después Shura... Y ahora... Ahora Kardia con mi propio hermano.
Recuerdo a todos y cada uno de los nombres que mencionaste. Algunos son peores que otros.
- Lo que hicieron Surt y Shura fue bastante bajo.- Te respondí.- Uno es infiel y luego finge demencia y culpa el alcohol. Y el otro simplemente lo admite.
Recuerdo perfectamente lo ocurrido con esos dos, ese pelirojo del demonio no tuvo escrúpulos para ser infiel en una fiesta, escudándose después en efectos del alcohol. Y Shura, ese español, fue infiel, y cuándo lo descubrieron, simplemente admitió toda su culpa como si eso lo exonerara automáticamente.
- Kanon ha sido hasta ahora el más decente de todos.- Añado.- Al menos tuvo la decencia de terminar una relación antes de iniciar otra.
De todos los ex's de Camus, el único al que toleraba era Kanon. El primer amor de Camus, y el primero en romperle el corazón, al terminar su relación para poder estar con otro chico.
- Y Kardia... Mejor ni siquiera hablemos de él, porque es el peor de todos.- Digo, refunfuñando, y haciendo que nuestras miradas choquen involuntariamente.- Te ha engañado cuatro veces.
- ¿Ves?- Dices, sollozando, para después aferrarte con más fuerza a mí, escondiendo tu rostro en mi hombro.- Todos ellos siempre han terminado con alguien más de una u otra forma... ¿Qué me hace falta?, ¿que tienen Sorrento, Sigmund, Aioros y Degel, que no tenga yo?
No sé qué más decirte, más bien, sé que nada te hará cambiar de opinión ni sentir mejor en éste momento. Así que me limito a abrazarte nuevamente, y dejarte llorar.
Puedo sentir tus lágrimas mojar mi ropa, y siento que mi corazón se aprieta por la impotencia... Camus, desearía poder decirte tantas cosas en éste momento, pero sé que es imposible... No es el lugar ni tampoco el momento. Quizás después.
Por el momento me conformo con abrazarte, y quedarme a tu lado hasta que consigas calmarte.
Sé que jamás me verás de la forma en la que ves a cualquiera de ellos, y que la forma en la que me abrazas no es la misma con la que abrazas a cualquiera de tus antiguos amantes. Pero aún sabiendo eso, mi corazón no puede evitar emocionarse, tiñendo mis mejillas de rojo al sentir la calidez que desprendes, el aroma de tu cabello, la suavidad de tu piel y los suaves latidos de tu corazón...
Soy patético, lo sé. Pero no tengo el valor suficiente para decírtelo.
Lo que no sabes es que
Yo quisiera ser ese por quien te desvelas y te desesperas
Yo quisiera ser tu llanto, ese que viene de tus sentimientos
Yo quisiera ser ese por quien tú despertaras ilusionada
Yo quisiera que vivieras de mí siempre enamorada
Pasaron los días, hasta volverse semanas, y después meses, y poco a poco Camus consiguió dejar atrás a ese imbécil que destrozó su corazón.
Kardia, como el descarado que es, no tardó en buscarlo, pero afortunadamente, como pocas veces, Camus decidió escuchar mis consejos y no creerle nada.
Al final, su ex se quedó con Degel, y la relación de Camus con su hermano mayor quedó completamente destruida... Bueno, no lo culpo, debe ser difícil ser traicionado de esa forma, y más por tu propia sangre.
Camus parece ir mejorando cada vez más, y no puedo evitar alegrarme por ello. Realmente adoro verlo sonreír, y que nuevamente se sienta ilusionado por la vida.
Él parece estar mucho mejor, ni siquiera le afecta que alguien hable de Kardia y lo que pasó. Pensé que era mi oportunidad perfecta para decirle la verdad, pero él decidió tomarse un descanso de las relaciones, y centrarse en él mismo y crecer como persona. Así que rápidamente descarté la idea.
El tiempo siguió pasando, hasta volverse un par de meses, y la graduación estaba cada vez más cerca. Pasé todo éste tiempo debatiéndome si debía decirle a Camus la verdad o no, incluso algunos amigos me dieron sus consejos y opiniones... Algunos más útiles que otros.
"Deberías hacer el intento."- Dijo Aioria, mi mejor amigo y mayor confidente de mi secreto, cuándo le conté.
"Es un gran chico, y estoy seguro de que tú eres el complemento perfecto para él. Así que te deseo la mejor de las suertes"- Dijo Saga, hermano gemelo de Kanon, y uno de los ex-novios de Camus con quién tenía cierto contacto. Prácticamente, la única relación que había terminado por acuerdo mutuo, sin un tercero involucrado.
"Camus es un excelente chico, y merece ser felíz, y tú también. Al menos haz el intento."- Me motivó Mu, un amigo que tenemos en común.
"El que no arriesga no gana, Shaka. Si no nos hubiéramos atrevido a hablar, Mu y yo jamás habríamos podido estar juntos. Quizás Camus siente lo mismo, pero no sabe cómo decírtelo, después de todo, siempre haz estado ahí para él cuando lo ha necesitado, quizás no está seguro de que sientas lo mismo y no quiere dar un paso en falso y arruinar su amistad."- Me motivó Aldebarán.
"Ojalá que acepte. Ustedes harían muy linda pareja."- Dijo Afrodita.
"Mejor no te hagas ilusiones, Shaka. Sin ofender, pero creo que no eres su tipo.- Me dijo Angelo, o como le apodaban todos, "Death Mask".- Ya sabes. Camus adora que lo traten como basura, lo cambien por el primer culo más grande que pase por enfrente, que no lo respeten para nada, que lo usen para coger y luego lo boten... Ya sabes, todo lo contrario de lo que tú pretendes ofrecerle."
Mentiría si dijera que las palabras de Angelo no me afectaron en absoluto, de hecho, fue todo lo contrario. La verdad es que me molestó hasta cierto punto que se expresara así de él, pero por otro lado, y por más que me duela siquiera pensarlo, el rechazo es más que posible.
Así que decidí acudir al único ex-novio decente de Camus. Kanon lo conoce casi tanto como yo, y quizás él pueda dar una opinión completamente objetiva, y darme una mano.
Le conté a Kanon todo lo que pasaba, y él ni siquiera pareció inmutarse. Simplemente me miró un momento, y después habló.
- Creí que ya se lo habías dicho.- Soltó Kanon.- Es más que obvio que te mueres por él... Rayos, todos lo notan menos él.
- ¿Tan obvio soy?- Pregunté apenado.
- No me malinterpretes.- Sonrió Kanon amistosamente.- Quiero decir... Siempre estás ahí para él, sin importar qué. Lo escuchas, lo cuidas, lo admiras, siempre te le quedas viendo como si fuera la octava maravilla del mundo... Pareces más su novio que su amigo, es evidente que lo amas. Creí que él ya sabía.
Negué con la cabeza baja. Ojalá que Camus lo supiera.
- ¿Por qué no se lo haz dicho?
- Porque pienso que él no siente lo mismo por mí.- Suspiré.- Hemos sido amigos por años, y no quiero arruinar eso por un enamoramiento estúpido.
Kanon me sonrió comprensivo, para después palmear mi hombro.- Solo sé sincero, abre tu corazón y dile lo que sientes. Si de verdad te considera un amigo, estoy seguro de que su amistad no terminará aún si él no corresponde tus sentimientos.- Me aconsejó.- Mejor perder que no intentar.
Yo solo sonreí levemente en respuesta y asentí, sin saber qué decir realmente.
Después de esa pequeña charla con Kanon, volví a casa, más decidido que nunca a decirle a Camus sobre mis sentimientos al otro día apenas lo viera... Pero todo ese valor se fue al diablo apenas unos segundos después de llegar a casa.
El timbre sonó, y al ir a abrir la puerta, me topé con Camus, que no podía dejar de saltar emocionado y revolotear cuál mariposa. Yo no entendía el porqué, pero cuando me contó, deseé no haber preguntado.
- Shaka, ¿estás bien?- Preguntó preocupado al percatarse de mi silencio.
- ¿Qué Milo no es el hermano menor de Kardia?- Fue lo único que se me ocurrió para encubrir mi corazón destrozado.
Camus asintió, bajando la mirada.- Pero Kardia es Kardia, y Milo es Milo. Lo que uno haga, no tiene porqué involucrar al otro.
Me quedé sin palabras. Sentía un nudo en la garganta, junto a unas indescriptibles ganas de llorar por la impotencia y la frustración, pero debía controlarme.
- Felicidades.- Fue lo único que dije, y después él me abrazó emocionado.
No hablamos mucho esa tarde, excusándome con sentirme enfermo. Él lo comprendió, y se retiró, dejándome a solas.
Esa tarde lloré como nunca, hasta quedarme dormido, intentado olvidar mi frustración y amargura.
Había perdido la oportunidad, y ahora todo quedaría como una simple ilusión que jamás sucedería.
Al otro día, hice mi mayor esfuerzo por levantarme de la cama e ir al escuela. Pero al llegar, me arrepentí de inmediato al verlos juntos, besandose, y tomados de la mano... No es la primera vez que estoy en ésta situación, pero no deja de doler.
Sin embargo, una pequeña esperanza de que Milo fuera igual o peor que Kardia en cuánto a sus parejas, seguía presente. Y pensé que era cuestión de tiempo para que Camus volviera llorando a mi cómo siempre... Maldición, sé que es horrible que siquiera piense en eso como una oportunidad, pero mentiría si dijera que no me muero de celos.
Así pasaron unas semanas, repitiendo esa escena a diario, una y otra vez, a tal punto que me sentía morir. Milo resultó ser todo lo contrario de su hermano, y temía que aquella relación no terminase.
Camus... Sé que ésto es egoísta, pero desearía que el demonio se llevara a Milo al más profundo de los infiernos. Ese peli-morado había sido más rápido que yo, y me había ganado la oportunidad... Pero sé que él te hace felíz, y yo debería aceptarlo.
Pero quisiera que tú supieras cuánto te amo, cuánto te deseo... Que supieras cuánto desearía ser yo por quién suspiras, ser yo quién te roba el aliento, por quién te emocionas solo con oír su nombre, que me amaras como lo amas a él... Desearía ser Milo.
Tú te me quedas viendo
Y me preguntas
Si algo me está pasando
Y yo no sé qué hacer
Si tú supieras que me estoy muriendo
Quisiera decirte lo que yo siento, no
Pero tengo miedo de que me rechaces
Y que solo en mi mente vivas, para siempre
No pude aguantarlo más. Ésto me está sobrepasando, y ya no puedo soportarlo.
Jamás lo había visto actuar así, ni siquiera con Kanon o el idiota de Kardia. A diario está sonriendo y no deja de hablar de Milo.
Siempre es "Milo ésto", "Milo aquello", "¿Sabían que Milo sabe hablar tal idioma?", "¿Sabían que Milo tiene tantos hermanos?", "¿Sabían que Milo ganó tal cosa?", "¡Milo, Milo, Milo!"
¡El diablo puede llevarse a Milo!, estoy a nada de ver a ese griego de cabello alborotado hasta en la sopa. ¡Y ya no lo aguanto!
Hago todo lo que puedo por mantenerme callado y no quedar como un mal amigo, aún cuándo por dentro desearía que Camus dejara de hablar de su nuevo novio y lo genial que es, pero siento que voy a estallar en cualquier momento.
- Lo siento, Shijima me acaba de enviar un mensaje y me pidió que volviera a casa.- Interrumpo el monólogo de Camus sobre Milo, mientras almorzábamos en el centro comercial, antes de ir al cine para ver una película recién estrenada.- Los veo el lunes en la escuela.
Todos se me quedaron viendo. Dita, Death Mask, Mu, Aldebarán y Aioria saben de sobra la razón, pero también que no pueden decir nada. Camus no lo sabe, no lo entiende, y de seguro debe haberse quedado viéndome como un bicho raro.
Aún perdido en mis pensamientos, me marché a casa. Mi hermano no me había enviado ningún mensaje, probablemente debe estar en el trabajo a esta hora, al igual que mis padres, pero era lo único que se me ocurrió en ese momento para huir.
Cuándo llegué, tal y como esperaba, no había nadie. Mis padres trabajan en un despacho de abogados, y no llegarán hasta la noche. Mi hermano trabajaba como veterinario en el zoológico, y su turno terminaba hasta tarde, después de revisar a todos los animales y asegurarse de que todo estuviera en orden.
Me dirigí a mi habitación, y me propuse dormir hasta el otro día, con la mente más despejada y sin el nombre de Milo resonando en mi mente, les daría una mejor excusa a mi amigo por mi repentina huida, y así lo hice.
Para fortuna mía, mis amigos me cubrían la espalda, entendiendo que no debían meterse en asuntos que no les correspondían, y Camus no era alguien entrometido. Así que, con decir que ese día Shijima me había pedido que le llevara al zoológico unos documentos que olvidó en casa, fue más que suficiente.
[...]
Pasaron los años, hasta que el día de la graduación estaba en la puerta, y pronto todos emprenderíamos el vuelo.
Años en los que hice todo lo humanamente posible por contenerme de ponerle veneno a Milo en el café. Años ocultando mis sentimientos. Años sufriendo en silencio, preguntándome lo que podría haber sido si hubiera sido más rápido... Años muriéndome de celos en silencio.
Y ahora, nuevamente estallé, después de que Camus nos diera aquella noticia.
- Tenemos planeado que sea en un año.- Dijo emocionado, mostrándonos a todos el anillo que adornaba su dedo.- Y por supuesto que están todos invitados. Todos ustedes son mis amigos, y nada me haría más felíz que tenerlos conmigo ese día.
Todos estábamos sorprendidos. Todos para bien, excepto yo.
- Muchas felicidades, Camus.- Dijo Afrodita, abrazando a Camus.- Claro que puedes contar con nosotros para el día de tu boda, ¿cierto, chicos?
Todos asintieron, con una enorme sonrisa en el rostro.
- Creo que puedo volver a Grecia para entonces.- Dijo Mu.- Pero primero debo volver a mi país para ver a mi abuelo y mi primo.
- Yo pienso acompañar a Mu, pero cuenta conmigo para la comida.- Le sonrió Aldebarán.
- Y yo estoy seguro de que mi hermano estará encantado de ayudarme a diseñar sus trajes.- Se sumó Afrodita a las ofertas de ayuda para esa maldita celebración.
Todos nuestros amigos se ofrecieron a ayudar en algo. Desde la organización, hasta el vestuario, y Camus aceptó cada una de las ofertas, sonriendo al contar con ayuda de todos sus amigos.
Yo no fuí capaz de hilar una sola palabra. Me quedé completamente inmóvil por varios minutos, y todos se dieron cuenta de mi estado, ya que Camus no tardó en preguntar si todo estaba bien.
- Si, solo me dió un mareo.- Me excusé.- Acabo de recordar que mis padres me pidieron que pasara a comprar algunas cosas antes de volver a casa. Los veo mañana.
Después de eso, me retiré, como siempre solía hacer en situaciones como ésta.
Milo resultó ser una excelente pareja. Siempre fiel, respetuoso, cariñoso, detallista... Maldita sea, es perfecto.
Su relación con Camus ya tiene más de dos años, y ahora resulta que van a casarse en un año...
Debería estar feliz por Camus. De que al fin haya encontrado a alguien que lo respete y lo ame como se merece, y que lo haga tan felíz. Pero lo único que siento es una rabia y una impotencia enorme, junto a un nudo en la garganta rompiéndome la voz, impidiéndome hablar, nada siquiera parecido a la felicidad.
Sé que Camus merece ser felíz, y tener a su lado a alguien que lo ame, pero ¿por qué tiene que ser él?, ¿por qué no puedo ser yo quién tenga ese puesto?
Todo ésto es una locura... Ni siquiera yo entiendo lo que siento. Primero me invade esa enorme rabia, pero después los sentimientos de culpa ocupan su lugar, y paso de la rabia al llanto de un momento a otro.
Quizás lo mejor será alejarme de Camus, olvidarlo y seguir con mi vida... Cómo Shijima, Asmita y mis padres me dijeron siempre: "Agua que no haz de beber, déjala correr."
Tuve mi oportunidad, y la dejé ir. Si no hubiera sido tan cobarde, si hubiera tenido el valor, si no hubiera dudado tanto... Quizás, solo quizás, nada de ésto estaría pasando. Pero el "hubiera" no existe, y ahora, gracias a mi indecisión, solo queda como una incógnita para la que jamás tendré respuesta.
[...]
Los meses pasaron. La graduación llegó, y cada uno emprendió su vuelo: Mu volvió a su país natal, acompañado por Aldebarán, prometiendo volver.
Death Mask decidió volver a Italia, aceptando un puesto que su hermano le había ofrecido.
Afrodita tenía un puesto de trabajo asegurado como diseñador de ropa en una de las sucursales de la empresa que uno de sus hermanos dirigía, y se quedó en Grecia.
Aioria se quedó en Grecia. Después de todo, es el país que lo vió nacer, y cumplió su sueño de abrir su propia escuela de artes marciales.
Yo decidí quedarse en Grecia, y entrar a trabajar al mismo despacho que mis padres.
Camus también se quedó en Grecia, ejerciendo su profesión junto a Milo. "Ni siquiera para eso se sueltan..." Pensaba yo, maldiciendo mi suerte.
Esa boda estaba cada vez más cerca. Y junto a todas las obligaciones que debía cumplir en mi trabajo, me generaron una enorme carga emocional que no fuí capaz de sobrellevar.
El amor por Camus me estaba matando. Sabía que era él o yo, no podía continuar con esto.
Así que decidí ponerle un fin, alejarme de Camus, al menos hasta que este sentimiento muera. Y así lo hice por un par de meses, hasta que, al abrir la puerta de mi recién alquilado departamento, me topé con esos ojos amatistas que hace años me dejaron tan indefenso como un niño.
Las preguntas no tardaron en llegar. Camus no es tonto, y se dió cuenta de que algo pasaba.
Bueno, creo que fuí demasiado obvio. Supongo que no es precisamente lo más normal del mundo un día ser mejores amigos, y al otro ni siquiera responder los mensajes.
- ¿Qué te está pasando, Shaka?- Me preguntó, tomando mis manos entre las suyas, y yo hice todo mi esfuerzo por no soltar un respingo.- ¿Ocurre algo?, ¿en qué puedo ayudarte?
No supe qué responder. ¿Qué se supone que diga?, ¿"Te amo, y estoy jodidamente celoso de tu prometido"?... No es ético ni moral decirle ese tipo de cosas a alguien que ya está comprometido y a menos de un mes de casarse.
Camus me mira fijamente, y sé que no va a ceder hasta obtener una respuesta. Así que solo puedo desviar la vista avergonzado, respirar profundamente, mientras invento alguna excusa sobre la marcha, hasta que finalmente se me ocurre algo.
- Es solo que... Estoy algo confundido.- Murmuro.- Creo... Creo que me enamoré de alguien, y no tengo idea de qué hacer al respecto.
Él me mira sorprendido. No lo culpo, después de todo, en los años que llevamos conociéndonos, yo siempre manifesté ser asexual y jamás haber experimentado atracción de ningún tipo por nadie, y de hecho, hasta yo creí serlo por un tiempo, al menos antes de finalmente aceptar mis sentimientos por él... Ciertamente, ni siquiera yo termino de estar totalmente seguro respecto a eso.
- ¿Quién es esa persona tan afortunada?- Preguntó con una sonrisa, después de salir del shock.
Bajé la vista, y me quedé en silencio. Hasta que se me ocurrió una coartada para librarme de este interrogatorio.
- No quiero decir el nombre, porque creo que él no me corresponde, y no quiero hacerme falsas ilusiones. Y no me siento cómodo hablando de ese tema.- Murmuré.- Solo te diré que es alguien que los dos conocemos desde hace años.
- Entiendo si estás confundido.- Me dijo, abrazándome.- Pero me alegra que te estés permitiendo explorar tus sentimientos. Y aún más, que hayas tenido la confianza de expresarte conmigo.
No dije nada, y simplemente asentí, correspondiendo el abrazo.
Camus, si tan solo supieras que esa pero eres tú. Que eres tú quien sacudió mi mundo y puso de cabeza todo lo que creía conocer sobre mí. Eres tú quien me roba el sueño. Eres tú a quién amo más que a mi vida. Que desearía que me amaras como yo a tí...
Pero sé de sobra que me rechazarás. Tú estás completamente enamorado de Milo, y él de tí. Y sé que no cambiarías tu relación por nada del mundo. Y si a mí se me ocurre siquiera decirte lo que siento por tí en este momento, no solo me rechazarías, sino que perdería tu amistad. Jamás volvería a verte, oír tu voz, ni pasar tiempo contigo. Todos los momentos que compartimos juntos serían solo un recuerdo que me haría llorar al pensarlo... Y no quiero eso.
Por eso
Yo quisiera ser ese por quien tú te desvelas y te desesperas
Yo quisiera ser tu llanto, ese que viene de tus sentimientos
Yo quisiera ser ese por quien tú despertaras ilusionada
Yo quisiera que vivieras de mi siempre enamorada
El día en que vería al amor de mi vida caminar hasta el podio, y unir su vida con la de otra persona había llegado. Y yo me encontraba en primera fila para presenciarlo.
Todos mis amigos estaban ahí también. Todos habían cumplido su promesa de asistir a la boda. Todos sabían que por dentro me estaba muriendo de dolor, pero no podían hacer nada.
Aún así, me tragué todo mi dolor, y me mantuve tranquilo durante toda la ceremonia. Decidí aplicar la meditación, como me habían enseñado mis padres y mis hermanos. Cerré mis ojos, y esperé pacientemente que todo terminara.
Cuándo escuché a todos celebrar y vitorear, supe que todo había pasado. No me atreví a abrir los ojos, sabiendo que si lo hacía, lo primero que vería, sería a la pareja recién formada, dándose su primer beso como casados... Y no quería ver eso en ese momento.
Dicen que si amas a alguien debes dejarlo ir. Si regresa, es tuyo, y sino, es que nunca lo fue.
Pero lo que más me duele, es que él nunca fue mío. Sus sonrisas, su alegría, sus miradas, el brillo en sus ojos, su risa, su ternura, su cariño, su amor... Jamás me pertenecieron, siempre fueron de alguien más. Yo lo sabía, y aún así, no puedo evitar llorar.
¿Cómo te desprendes de algo que jamás fue tuyo? Quisiera saber la respuesta en éste momento.
- ¿Estás bien, Shaka?
Al girar la vista, me topé con uno de mis amigos, quién parecía bastante preocupado.
- No es nada, Aioria.- Mentí miserablemente.- Ya debemos ir a la recepción, así que será mejor salir de aquí, y-
Intenté caminar, y seguir a todos hasta la recepción, pero sentí a Aioria tomar mi mano, deteniéndome.
- Shaka, no hace falta que finjas conmigo.- No dije nada, y simplemente agaché la mirada.- Si necesitas llorar, llora. No voy a juzgarte.
No me pude contener, y terminé llorando refugiado en los brazos de Aioria.
En ese momento me sentía destrozado, deseaba con todas mis fuerzas que ese día fuera un sueño, y despertar. Yo en mi típico saco de dormir, y Camus durmiendo en mi cama, para poder despertarlo y decirle lo que siento...
Quizás si hubiera tenido el valor de hacerlo cuando tuve oportunidad, ésto no habría pasado.
Milo no es una mala persona, sería demasiado hipócrita y vil de mi parte blasfemar en su contra. Él es una excelente pareja, cuida a Camus como a su vida, lo respeta, le da amor, comprensión, ternura...
Y sé que es egoísta pensar solo en mí, en como me siento, y no en todo lo que tuvo que soportar Camus para finalmente encontrar a alguien que lo amara incondicionalmente. Pero no puedo evitar preguntarme, qué habría pasado si no lo hubiera dejado ir de ésta forma...
Al menos Milo es su esposo ahora, él lo hará felíz. Y yo aún podré mantener sus hermosos ojos en mi vida, aún si es solo como un amigo.
Yo quisiera ser
Ser tu llanto
Tu vida
Yo quisiera ser
Ser llanto
Tu vida
La fiesta siguió su curso, algunos bebiendo, otros hablando, unos más tomándose fotografías... Yo me quedé sentado en la mesa que me asignaron, intentando ahogar mis penas en el vino, pero pareciera que las infelices aprendieron a nadar.
Cuándo la noche cayó, me puse de pie y fuí al jardín que había fuera de ese enorme salón, para tomar algo de aire.
Fuí hasta una pequeña fuente, ubicada en el centro del jardín, y me senté en el borde, deseando que todo terminara ya.
- ¿Estás bien?
Alcé mi vista, topándome nuevamente con Aioria.
- Solo salí a tomar algo de aire.- Suspiré, agachando nuevamente la vista.- Estoy bien.
Aioria se sentó a mi lado, y sentí una cálida tela cubriendo mis hombros y brazos.
- Está haciendo algo de frío, y veo que no trajiste tu saco.- Me dijo con una sonrisa.
- Gracias.- Suspiré.
Ambos nos quedamos en silencio por varios segundos, hasta que Aioria habló.
- Así que de verdad lo amas, ¿no?
- Eso no tiene importancia alguna ahora.- Respondí, tratando de mantenerme lo más sereno posible.- Él está casado ahora, y ese matrimonio debe ser respetado.
Incluso a mí me dolía pronunciar esas palabras. Pero era la verdad, y debía tenerla presente y claro por más cruda que ésta fuera.
- Shaka, quería proponerte algo.- Añadió Aioria después de un rato, tomando una profunda bocanada de aire.
- ¿Qué necesitas, Aioria?
El castaño volvió a respirar profundamente, como intentando mantener la calma... Algo está tramando.
- No eres el único que vió casarse a quién amaba, ¿sabes?- Dijo.- Tú a Camus, y yo a Milo.
Me fue imposible ocultar mi sorpresa al descubrir aquello. No sabía que Aioria sentía algo por Milo.
Ellos dos se conocían y solían ser amigos muy cercanos desde antes de que Milo y Camus formaran su relación. Pero jamás me habían dado la impresión de ser más que simplemente amigos.
- En fin... Estamos por la misma calle de la amargura, pero esa no es la propuesta.- Continuó hablando Aioria.- El punto principal aquí, es que mi tío está muy enfermo, y... Bueno, no le quedan más que unos meses.
Admito que sentí algo de pena por Aioria, pero no entendía qué tenía eso que ver.
- Mi tío es lo único que tiene mi primo. Su madre falleció al dar a luz, y el resto de mi familia no es apto para cuidar de él.- Continuó Aioria.- Mis padres son ya demasiado mayores como para cuidar de un niño pequeño. Mi hermano... Bueno, solo diré que se casó con un idiota llamado Shura. Así que el único que queda soy yo, pero hay un pequeño y molesto detalle.
Solo guardé silencio, y lo dejé continuar.
- Para poder hacerme cargo de mi primo, debo estar casado.- Suspiró Aioria.- Shaka, te seré completamente sincero. Después de Milo, no me siento capaz de amar a alguien de la misma forma, pero tengo el tiempo encima y alguien más depende de mí.
- Ve directo al grano.
- Shaka, cásate conmigo.
En ese instante sentí un vuelco en el estómago al oír semejante propuesta. No supe qué responder al instante, y lo primero que pensé fue en negarme, pero Aioria volvió a hablar.
- No es necesario que haya amor entre nosotros. Basta con fingirlo ante los trabajadores sociales.- Dijo Aioria.- Eres mi amigo, y si debo fingir un matrimonio, preferiría que fuera con alguien que al menos aprecio. Además, estás igual o más destrozado que yo por ésta boda.
- Yo... No sé qué responder, Aioria.- Suspiré.- Dame algo de tiempo para pensarlo.
Aioria accedió, y después de aquella conversación, volvimos a la fiesta.
Pasé varias horas viendo a todos bailar, reír y pasarla bien. Y para desgracia mía, más de una vez ví al matrimonio recién formado, besándose más de una vez.
Camus de vez en cuando se acercaba a mí para hablar y reír por unos segundos, tan solo para después volver con su ahora esposo.
Sentía que la sangre me hervía. Y todos esos estúpidos sentimientos de rabia, tristeza e impotencia me invadían.
Quizás haber estado sometido por tanto tiempo a esas emociones, fue lo que me llevó a hablar con Aioria cuándo la fiesta finalmente terminó.
- Acepto casarme contigo, Aioria.
Así fue como terminé casándome con uno de mis amigos unos meses después.
Nadie sospechaba que Aioria y yo, prácticamente nos casamos sin ningún tipo de amor romántico entre nosotros.
Incluso en mi matrimonio me sentía horrible. Aioria me había pedido casarme con él para poder cuidar de su primo, cuyo padre falleció unas semanas después de nuestra boda, y quedó a nuestro cargo. Podía aplicar perfectamente aquella frase: A veces hacemos cosas incorrectas, por las razones correctas.
Pero yo... Yo solo acepté por los celos, por mi ira, mi egoísmo...
Aioria no era un mal "esposo". Siempre estaba al pendiente de cualquier cosa que necesitara el pequeño bajo nuestra custodia, siempre trabajando, siempre poniendo todo de su parte para que todo funcionase.
Yo, con el tiempo, también comencé a hacerlo. El primo de Aioria era un niño bastante dulce y tierno, y no tardé en encariñarme con él, y yo también ponía todo de mi parte para que las cosas fluyeran.
A decir verdad, con el pequeño Regulus de tres años con nosotros, parecíamos perfectamente una familia.
Así pasé casi un año, con mi falso matrimonio. Y poco a poco, comencé a sentir menos el dolor por mis sentimientos no correspondidos. Sin darme cuenta, esa herida dejó de doler.
Camus, al final, se mudó a Francia, al lado de Milo. Y poco a poco fuí perdiendo el contacto con él.
Quizás, al final terminé haciendo lo correcto al dejar que Camus se alejara de mi vida. Quizás, al final sí podía ser felíz sin él.
Yo quisiera ser
Ser tu llanto
Tu vida
Yo quisiera ser
Tu llanto
Tu vida
Habían pasado años desde la última vez que se vieron. Casi diez, si su memoria no le fallaba, y ahora, ahí estaba, yendo a llorar con él por sus amores fallidos, como en antaño.
- ¡Papá, te buscan!- Le llamó Regulus, y él fue a ver a su "hijo adoptivo".
Esperaba que se tratase de la entrega de un paquete o algo así, no se esperaba para nada lo que realmente había esperándolo.
- ¿Camus?- Exclamó Shaka cuando lo vió parado enfrente de su puerta.
- Hola.- Murmuró levemente el peli-aqua.
Los dos se quedaron callados, quizás por demasiado tiempo. Y la voz de Regulus los hizo reaccionar.
- Papá, ¿quienes es él?- Preguntó el castaño, colgándose de su hombro, igual que un león celoso protegiendo su presa.
- Es Camus, un amigo de Aioria y mío.- Respondió Shaka.- Quizás no lo recuerdas, pero él te conoce prácticamente desde que eras un bebé.
- ¿Él es Regulus?- Habló Camus.- Casi no te reconocí. La última vez que te ví tenías unos tres años, y veo que haz crecido demasiado. ¿Qué edad tienes?
Regulus se aferró con más fuerza a Shaka, y miró con recelo a Camus antes de responder.
- Cumplí trece el mes pasado.- Gruñó.
- Regulus, ¿puedes ir a ver las galletas que dejé en el horno, por favor?- Intervino Shaka, al notar a Camus temblar ante la mirada asesina del pequeño castaño.- Son de chispas de chocolate, tus favoritas.- Añadió, sabiendo que Regulus no resistiría la tentación de correr a la cocina y devorar todas las galletas de las charolas apenas les pusiera las manos encima. Y así fue.- ¡Guarda algunas para Aioria!- Añadió, después de que Regulus corriera como rayo a la cocina.
Ambos adultos se quedaron mirando fijamente, sin saber qué decir.
No quedaba ni la sombra de la enorme amistad que tenían hace diez años. Parecían completos desconocidos, como si fuera la primera vez que se veían.
Shaka lo invitó a pasar por una taza de té, más por educación que por otra cosa.
- ¿Y, qué te trae de vuelta a Grecia?- Preguntó Shaka.- Creí que habías vuelto a Francia con Milo.
Camus bajó la vista al escuchar el nombre del peli-morado. Shaka no entendió el porqué, pero después lo hizo.
- Nos divorciamos.- Suspiró Camus.- Las cosas simplemente no funcionaron, y por más que lo intentamos, no pudimos salvar el matrimonio.- Continuó.- Así que preferimos terminarlo antes de ser infieles, y lastimarnos más.
- Lo siento.- Fue lo único que se le ocurrió decir.
- Supongo que a veces las cosas solo pasan.- Suspiró el peli-aqua, sorprendiendo a Shaka.- Por lo que veo, a Aioria y a tí les ha ido muy bien en su matrimonio, ¿no es así?... Regulus incluso te llama "papá".
Shaka rápidamente notó que Camus ya no era aquel muchachito que después de un fracaso amoroso, se destrozaba y rompía en llanto sin consuelo alguno... Bueno, era lógico. Ya estaba cerca de los cuarenta años, algunas cosas tendrían que haber cambiado.
- Como todos los matrimonios, tenemos problemas de vez en cuando.- Respondió, aunque incluso él sabía que su mayor discusión con el castaño había sido por qué cereal comprar... Después de todo, aunque su matrimonio fuese solo una actuación, eran amigos y habían podido sobrellevar bien la situación todos esos años.- Pero por Regulus hemos aprendido a ceder de vez en cuando, y evitar conflictos innecesarios.
Camus no dijo nada, y asintió. Había vuelto a Grecia después de su divorcio. Planeaba pasar una pequeña temporada de vacaciones en el país que dejó años atrás, tan solo para darle a Milo tiempo de llevarse todas sus cosas de la casa que alguna vez compartieron y encargarse de la venta de la misma, después volvería a Francia para continuar su vida.
Mientras pensaba en todo eso, la puerta principal se abrió, y al girar la vista, pudo divisar a Aioria.
Regulus salió corriendo de la cocina para saltar a los brazos del castaño, igual que lo haría un niño para ser alzado por su padre... Bueno, después de todo, aún era un niño, que recién iniciaba su proceso de convertirse en adulto.
Shaka se levantó de su asiento, y fue donde Aioria, uniéndose al abrazo familiar.
Camus solo los miraba. Parecían tan felices, que algo en su interior se removió.
Regulus abrazaba a Aioria y a Shaka como si fuesen sus padres, y ellos lo acurrucaban igual que lo harían unos padres amorosos. Aioria y Shaka intercambiaban miradas que eran dignas de una película romántica.
La voz de Aioria saludándolo lo hizo volver a la realidad. Hizo lo que pudo para ocultar su sentir real.
La familia lo invitó a cenar, y pasar algunos días con ellos. Camus no aceptó ninguna de las dos ofertas, escudándose en que ya tenía una había reservada en un hotel y no podía cancelar.
Después de eso, se despidió de sus amigos y se marchó.
Sí era verdad que tenía una reservación en un hotel, pero la verdadera razón de Camus para ir a Grecia, era que planeaba ver a Shaka, su mejor amigo, una vez más. Pasar algunos días con él, recordar los viejos tiempos, cuándo eran mucho más jóvenes y la vida era más fácil. Pero olvidó completamente unos cuántos factores.
Uno: Shaka seguía casado, y tenía una familia. Y teniendo un adolescente con algunos problemas de conducta bajo su tutela no le dejaría tanto tiempo libre.
Dos: Hace años que no se hablaban. Hasta ahora caía en cuenta de las consecuencias que había tenido el haber pasado años sin enviarse siquiera un mensaje.
Y tres: Sus sentimientos no habían cambiado.
Camus creía que esos sentimientos tan confusos por Shaka habían muerto hace años, cuándo se marchó de Grecia. Pero al verlo una vez más, se dió cuenta de que no había nada más alejado de la realidad.
Aún recordaba cuándo Shaka se alejó de él justo antes de su boda. No entendió el porqué, y se sintió sumamente triste en ese momento. Incluso recordaba cómo fue a buscar a Shaka para confrontarlo.
Pero un recuerdo más doloroso lo invadió al recordar esa escena. Recordaba que cuando Shaka le confesó que estaba enamorado de alguien, si bien, sintió una pizca de alegría por Shaka, también sintió un pequeño nudo en la garganta, acompañado de una leve rabia. No había razón para sentirse de esa forma, así que disimuló todo, y siguieron siendo amigos.
Después, si bien, el día de su boda fue uno de los más felices de su vida, recordaba como un hecho pequeño e inofensivo lo sacudió de pies a cabeza. Cuándo fue a buscar a Shaka, lo encontró en la fuente que había en el centro del jardín, hablando con Aioria. No podía escuchar de qué hablaban, y no quiso hacerlo al ver a Aioria abrazando a Shaka. Nuevamente esa pequeña rabia, y sus ojos ardiendo levemente lo atacaron sin piedad, y no entendía el porqué... O quizás sí lo entendía, pero no quería aceptarlo.
Después, cuándo Shaka y Aioria dieron la noticia de su boda, Camus terminó teniendo que aceptar lo que le ocurría: Estaba muerto de celos.
Entendía que estaba mal. En primer lugar, él estaba casado. Tenía un esposo maravilloso, que lo amaba con locura. Y él debía respetar todo lo que su matrimonio implicaba.
En segundo lugar, Shaka era solo su amigo. El rubio tenía derecho a hacer con su vida lo que quisiera, y él no tenía ningún derecho a intervenir.
Y en tercer lugar, si Shaka se había comprometido con Aioria, sería por algo. Sería porque estaba enamorado del castaño, y Camus no podía hacer nada por cambiar esos sentimientos.
Por esa razón huyó de Grecia, escudándose en el trabajo. La realidad era que, sin saber cómo, cuándo, dónde ni porqué, se había encariñado más de la cuenta con Shaka. Sabía que no toleraría verlo casarse, no con todos esos sentimientos tan confusos y contradictorios girando en su cabeza. Así que ni siquiera estuvo presente en la boda de su mejor amigo.
Creyó que con el tiempo, aquellos sentimientos se desvanecerían, y podrían volver a ser amigos.
Pero la pequeña bola de nieve no hizo otra cosa más que crecer. Su matrimonio poco a poco comenzó a decaer, terminando por irse en picada el el último año.
Milo, si bien, era un buen hombre, no era lo que Camus deseaba en un matrimonio.
Ellos nunca vivieron juntos antes de casarse, así que fue hasta después de su luna de miel que descubriendo varias cosas del otro.
Milo podía llegar a ser un poco desordenado, no tanto como un niño o un adolescente, pero si lo suficiente para hacer rabiar un poco a Camus cada día.
El griego también era muy energético, y por ende, un poco ruidoso. A Camus jamás le gustó el ruido en general.
Tenía ciertas diferencias, que al inicio pudieron sobrellevando únicamente hablando o llamándole la atención al otro. Pero con el correr de los años, todo comenzó a superarlos a ellos poco a poco, hasta que fueron incapaces de sacar su matrimonio a flote por sí solos.
Después de eso, comenzaron a tomar terapia de pareja, en sus últimos intentos por salvar su matrimonio. Pero de nada sirvió. Pasaron más de un año en terapia, y simplemente no obtuvieron ningún resultado.
Su terapeuta les dijo que quizás deberían considerar el divorcio. Su matrimonio era un caso sumamente difícil, y prácticamente les dijo que no tenía arreglo.
Milo y él se tomaron su tiempo para hablarlo, y finalmente, decidieron que era lo mejor. Antes de hacerse daño, era mejor separarse en buenos términos y volver a ser solo amigos.
Su vida había dado mil giros, unos más drásticos que otros. Y ahora, había vuelto a dónde comenzó todo.
Volvió al lugar que le regaló tantas alegrías como pesares por igual. Dónde conoció a sus mejores amigos, y las peores traiciones... Dónde encontró al que quizás era el amor de su vida, y él no lo vió a tiempo.
Su terapeuta le hizo darse cuenta de que él no amaba a Milo, al menos no como pareja, porque había alguien más ocupando el lugar que debería corresponderles a su esposo. Camus se negó a aceptarlo en un inicio, pero con unas cuántas sesiones más, se dió cuenta de que era verdad, y quién estaba en ese lugar era Shaka.
Creyó que después de su divorcio y todo lo demás, aquellos sentimientos desaparecerían, pero ahora caía en cuenta de que no había sido así. Seguía enamorado de Shaka, y quizás lo peor era que no tenía ni la más mínima esperanza de ser correspondido.
Y ahora, en su privacidad, se permitía llorar por haber sido tan ciego y no darse cuenta antes de que su verdadero amor era también su mejor amigo.
Por eso, ahora quién deseaba ser la razón de la sonrisa, del llanto, de las alegrías, los sueños y el amor de Shaka era él.
Si tan solo supiera que hace años su amor habría sido correspondido...
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Bueno, éste songfic está dedicado a ShakaDeVirgossj
La verdad es que estos dos son uno de mis shipps raros favoritos, y a decir verdad, me gustó mucho la canción que me diste. Así que salió ésto...
Espero que te haya gustado 💕
Por cierto, felíz navidad a todos~ ✨💕
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