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Ya no tiene novio [🦢 Hyoga x Shun 🔗]

Hace rato no la ven, pero hoy salió a beber
Porque ya no tiene novio
Ella sabe cómo soy, si me llama, yo le doy
Porque yo no tengo novia (y ahora anda solita)
Hace rato no la ven, pero hoy salió a beber
Porque ya no tiene novio (y ahora es mía solita)

Ella sabe como soy, si me llama, yo le doy
Porque yo no tengo novia (y ahora es mía solita)

Y ahí se encontraba ese pequeño peli-verde. Hace un tiempo solía verlo al lado de su grupo de amigos por aquí a menudo o por los pasillos de la universidad, pero desde hace unos meses dejó de venir de pronto a éste bar.

Ahora mismo podía verlo sentado solo en la barra, bebiendo copa tras copa, como si intentara ahogar sus penas en el alcohol.

Al parecer hacer que caiga en mis redes será más fácil de lo que pensé.

Hice mi primera jugada enviándole un cóctel. Ví la sorpresa en su reacción, y cómo me miró. ¡Perfecto! Primer paso completado con éxito.

Le sonreí de forma coqueta, y aunque al inicio dudó, se acercó a dónde yo estaba.

- Hola.- Le saludé.

- Hola.- Me respondió tímidamente.- Disculpa, ¿por qué me enviaste este cóctel?

Tan ingenuo... Pero adorable.

- Bueno, te había visto antes cuándo venías con tus amigos, y también en el campus de la universidad.- Ví que hizo un gesto de desagrado con los labios, algo debió pasarle con ellos.- Y bueno... Se ve que eres agradable.

- Gracias.- Respondió finalmente.- Pero no puedo aceptarlo.

- ¿Te ocurrió algo?- Lo sabía, sus ojos no saben mentir.- ¿Problemas del corazón?

No me dijo nada por un momento, solo mantuvo baja la vista.- Algo así.

- ¿Necesitas a alguien que te escuche?

No es la primera vez que veo a alguien así. Sé que todos éstos lindos e ingenuos Omegas caen fácilmente, y él no será la excepción.

Lo dudó por un momento, pero luego terminó soltando todo. Descubrí que su nombre es Shun, estudia en la misma universidad que yo, pero en la facultad de medicina. Tiene 19 años, y al parecer se encuentra aquí porque terminó con su novio.

La última vez que la vi
Ella andaba con un tipo por ahí
Qué cosa rara, ahora está encima de mí
¿Qué está pasando?, ¿qué está pasando?
Yo no lo sé, sé
Pero parece que ella se quiere vengar de él, él

Si, lo había visto aquí y en la universidad acompañado por sus amigos o por un chico de largo y erizado cabello azul, a quién conocía bien, pero no sabía que era su novio.

Kanon "Sea Dragon", como le conocemos por éstos lares, es un dealer, se encarga de proveer de algunas sustancias a varios bares de ésta zona, además de repartir pedidos en varias universidades, incluso en la propia academia de policía y la academia militar... Vaya, un Omega tan lindo como éste, enredado con un Alfa tan peligroso como ese, ¿quién lo diría?

- ¿Entonces tú eras el Omega de "Sea Dragon"?

- ¿Quién?- Al parecer ignora los negocios de su ahora ex-novio.

- ¿No sabes nada acaso?- Me miró con curiosidad.- Creo que tu novio no te tenía tanta confianza entonces.

- No hace falta que me recuerdes lo evidente.

- Bueno, Shun... Tu ex-novio es conocido como "Sea Dragon" por éstos rumbos. Y trabaja como dealer para algunas organizaciones.

Lo ví pegar un salto pequeño en su asiento, quizás se había asustado. Pero al menos sé que lo tengo dónde quiero.

- Ese maldito bastardo...- Lo escuché rechinar los dientes.- No le basta con engañarme con mi mejor amigo, también me ocultó ésto... ¿Qué tanta mierda más me ha estado ocultando?

Le tomé de la mano, tratando de hacerle sentir seguro. Eso siempre les puede a todos los Omegas.

- Tranquilo.- Le sonreí de la forma más dulce que pude.- No deberías ponerte así por un tipo como él.

Me acerqué a su rostro, y pude ver sus mejillas teñidas de un leve rubor, además de sus verdes ojos brillando... Perfecto, ya es mío.

Rompí la distancia, y lo besé. No opuso resistencia, y me correspondió, pasando sus brazos por mi cuello.

Antes de que él siquiera lo notara, lo llevé hasta mi apartamento, y terminamos rodando por las sábanas.

Él quiere vengarse de su ex-novio, y yo lo quiero tener a él... Todos ganamos.

Lo que inició como un simple beso, terminó convirtiéndose en una noche de desenfreno.

Su aroma es extremadamente dulce, parece que tenga algún tipo de afrodisíaco que te hace desear más y más de él.

Podía escucharlo gemir mientras besaba su cuello, y como se retorcía debajo de mí cuándo comencé a besar su pecho.

No había algo que se le pudiera comparar. Me estaba volviendo loco con éste hermoso Omega.

- H-Hyoga...- Le escuché gemir bajo mi nombre cuándo empecé a abrirme paso en su interior.- ¡Ah!

Por todos los cielos, creo que de todas mis presas, éste ha sido el mejor. No se quejó en ningún momento, tan solo se dedicaba a gemir una y otra vez, mientras yo arremetía con fuerza contra él.

Debía admitir que estaba sorprendido, éste tipo de Omegas suelen ser bastante llorones y no soportar la menor pizca de dolor. Es tedioso tener que aguantarlos. Pero éste Omega es todo lo contrario.

Mantuve mis manos ancladas a su cadera, estaba seguro de que eso dejaría una marca más tarde, pero no podía importarme menos.

Si tu novio te termina
yo te tengo la mejor medicina
Si tu novio te termina
mezcla guaro con tequila (ay)

Fue una noche agitada, vaya que valió la pena tanta espera. Éste Omega es absolutamente delicioso.

- ¿Te vas tan pronto?

Le dije, mientras él acomodaba su ropa y peinaba sus cabellos verdes algo largos.

- Debo llegar a casa. Lo siento.- Respondió, sin voltear a verme.

Tomé su mano, haciéndolo verme a los ojos. Perfectamente podía apartar la mirada, pero no lo hizo, al contrario, parecía querer mantener el contacto visual.

- ¿Por qué no salimos el próximo fin de semana?

Normalmente no hago ésto. Todos son acostones de una sola noche y adiós, pero creo que por ésta vez haré una excepción con él.

- Y-Yo...- Dudó por un momento.- Está bien.

Lo conseguí, cedió ante mí, y ahora sé que será mío una vez más... Creo que lo vamos a pasar a lo grande.

- ¿Quieres un consejo?

Me miró curioso, y después asintió.

- El alcohol sirve para desinfectar heridas, ¿no?- Ví como arqueó una ceja.- Bueno, creo que también funciona con las heridas del corazón.

- No entiendo.

Reí bajito.- Un buen shot de tequila arregla cualquier cosa, y si uno no funciona... Bueno, sigue intentando, hasta que la herida sane.

Pude verlo reír levemente, y por alguna razón, no pude evitar contagiarme de su risa, y un inusual pensamiento cruzó por mi mente: Es adorable.

Conseguí su número de teléfono, y acordamos mantenernos en contacto... Quizás me arrepienta de ésto más adelante, quizás no... No lo sé.

Hace rato no la ven, pero hoy salió a beber
Porque ya no tiene novio (porque ya no tiene novio)
Ella sabe cómo soy, si me llama, yo le doy
Porque yo no tengo novia (y ahora es mía solita)
Hace rato no la ven, pero hoy salió a beber
Porque ya no tiene novio (porque ya no tiene novio)
Ella sabe cómo soy, si me llama, yo le doy
Porque yo no tengo novia (y ahora es mía solita)

[...]

El fin de semana había terminado, y debía volver a clases. No quería, sabiendo a quiénes me encontraría apenas pusiera un pie en la escuela, pero no tenía otra opción.

Quizás la traición de Kanon y Sorrento no fue tan mala como pensé en un inicio. Al menos conocí a ese guapo Alfa rubio cuándo intentaba ahogar mis penas en el alcohol.

En fin... Como mamá solía decir: "Lo pasado pasado."

Tomé mis cosas y me puse en marcha. El camino se me hizo sumamente rápido a comparación de otros días, y al llegar, tal y como temía, me topé con las personas que más detestaba en ese momento.

- ¡Shun!

Kanon estaba al lado de mis supuestos "amigos", que le ayudaron a él y a Sorrento a encubrir su aventura.

No quería escuchar a ninguno de ellos, y me dispuse a seguir caminando sin siquiera voltear a mirarlos, pero ellos insistieron.

- ¡Shun, por favor escúchame!- Me sujetó Kanon de los hombros, forzandome a mirarlo.

- ¡¿Qué demonios quieres?!

- Shun, todo ésto es un malentendido.- Intervino June.

- ¡Cállate!- Le grité en respuesta.

Si lo que ví ese día era un malentendido, entonces yo soy el emperador de China.

- Shun, las cosas no pasaron cómo tú crees.- Volvió a hablar Kanon.

- ¡Te ví besando a Sorrento!- Le restregué en la cara su traición.- ¡Estabas impregnado de su aroma!, ¡¿me vas a decir que eso es un malentendido?!

- Ese día a Sorrento le llegó el celo de imprevisto.- Intervino ahora Mime, que todo el tiempo había permanecido callado.- Sabes que su celo es muy fuerte y agresivo, tanto que solo se regula con inyecciones.

Eso lo sabía, ese peli-lila traicionero volvía loco a todo Alfa, Delta, incluso Beta que percibiera su aroma cuándo estaba en celo.

- Shun, sabes que él no puede controlarse cuándo eso pasa.- Volvió a hablar June.

- ¿A qué quieren llegar con todo ésto?

Comenzaba a molestarme, y mis aunque pequeños, pero afilados colmillos asomando por mi boca no mentían.

- Ese día, Sorrento comenzó a sentirse mal y me pidió que lo acompañara a la enfermería.- Comenzó a explicar June.- Me percaté de que su celo estaba a punto de llegar, y en el camino llamé a Mime.

- Para cuándo los alcancé en la enfermería, su celo ya estaba fuera de control.- Siguió el pelirojo.- Sabes que su celo solo se puede controlar con inyecciones, la única otra opción es...

- Coger con todos los Alfas que se le pongan enfrente.- Acompleté la frase de Mime.

Los tres se me quedaron viendo. Ciertamente no dije nada que no fuera verdad. Más de una vez tuvimos que llevar a Sorrento a casa o quedarnos encerrados con él en un baño o un salón para evitar que se desmayara o se cogiera a cualquier Alfa.

- Si todo lo que querían decirme era cómo es el celo de esa perra peli-lila- Dije, para después dirigirme a Kanon.- y que llegué justo en el momento exacto para verte besándolo, antes de cogertelo, no se hubieran tomado la molestia, ya sabía todo eso.

- Yo no lo besé, él me besó a mí.- Kanon no me había soltado en ningún momento, y dudo que lo quiera hacer.- ¿Recuerdas el mensaje que te envié ese día?

¿Cómo voy a olvidarlo? Me envió un mensaje, diciéndome que ya había llegado por mí, y después otro en el que me dijo que lo buscara en la enfermería.

- No te dije que Sorrento estaba mal, porque sé que es tu mejor amigo, y no quería preocuparte.- Siguió hablando el peli-azul.- Cuándo llegué, me topé con Mime. Me explicó lo que estaba pasando, y me pidió que lo acompañara a la enfermería.

- ¿Por qué...?

- El aroma de un Alfa puede calmar aunque sea un poco los malestares del celo, incluso el de Sorrento.- Se adelantó Mime a mi pregunta.- Además de alejar a otros Alfas con malas intenciones.

- El celo de Sorrento no afectaría a Kanon, porque él ya tenía pareja.- Siguió June.- Ustedes dos ya tienen un vínculo. Por lo tanto, Kanon era nuestra única esperanza para ayudar a Sorrento.- Sé como funciona ese asunto de los vínculos, las marcas y todo eso, aunque hay algo en lo que June se equivocaba; Kanon y yo no tenemos ese "vínculo". No hemos estado juntos de esa forma, no tengo su marca. Por lo tanto, él es tan vulnerable como cualquier otro Alfa.

- Mime y June me pidieron que cuidara de él, mientras June iba a buscar a los únicos profesores Omegas, y Mime iba a casa de Sorrento por sus supresores.- Terminó de hablar Kanon.

- Si debes estar molesto con alguien es con nosotros, Shun.- Escuché a June nuevamente, y ví como ella y Mime mantenían baja la mirada.- Nosotros recurrimos a Kanon sin preguntarte a tí si estabas de acuerdo o no.

No supe qué decir por un momento.
Ese día, apenas abrí la puerta y ví a Kanon sosteniendo a Sorrento en sus brazos, besándolo, y con todo el aroma a lavanda de Sorrento impregnado en todo el lugar, salí corriendo tan rápido como pude.

No sé qué pretendía huyendo exactamente. Quizás quería que Kanon y Sorrento corrieran detrás de mí, pero si lo hubieran hecho, probablemente los habría golpeado a los dos.

No me detuve a pedir explicaciones, no respondí llamadas ni mensajes de nadie, y si ellos no me hubieran confrontado, probablemente yo hubiera seguido huyendo.

- Sabes que jamás haría algo para lastimarte, y él tampoco.- Escuché la voz de Kanon, y al alzar la vista, pude verlo derramando un par de lágrimas.- No fue algo intencional, ninguno de los dos lo quería, fueron solo sus instintos que le jugaron una mala pasada.

Pero si ellos decían la verdad, entonces eso significaba que Kanon perfectamente podía haber tenido sexo con él y luego escudarse con "los instintos". Pero no lo hizo, llegó incluso a oponerse a sus instintos, todo por mí.

- Y-Yo...

- Lo siento.- Ví a Kanon cubrir su rostro con sus manos, mientras sollozaba. Incluso para mí resultaba inusual que un Alfa pudiera ser tan sensible, y aún más, expresar tan fácilmente sus emociones.- Debí haberte llamado, o mínimo haberte dicho lo que estaba pasando en el mensaje. Pero Sorrento estaba ardiendo en fiebre, quejándose y llorando por el dolor, y... Yo no supe cómo reaccionar... Estaba asustado.

No dije nada, solo lo abracé como pude, dejándolo llorar en mi pecho.

Conozco a Kanon, sé que sus lágrimas son reales... Él no se parece en nada a ningún otro Alfa que conozca, de hecho, de no ser por su apariencia física, nadie lo creería.

Tiene un corazón y carácter realmente nobles, y es muy leal y sincero, aunque no lo aparente a simple vista.

- Tenemos que hablar.- Le susurré al oído.

Aunque lo de la traición fuera solo un malentendido, aún había otro asunto que me inquietaba, y del que necesitaba una respuesta.

Él solo asintió, sin poder hablar todavía.

Mime y June se retiraron, dándonos algo de privacidad, pero al final, terminamos saliendo de la universidad, y yendo a un pequeño parque cercano.

- Kanon, hay algo que quiero preguntarte.- Dije, una vez que nos sentamos en una de las bancas. Él solo volvió a asentir.- ¿Por qué te conocen como "Sea Dragon"?

Ví como dió un pequeño salto en su lugar, y después bajó la mirada, parecía avergonzado.

- Así que ya lo sabes.- Susurró, con su voz amenazando con quebrarse.- Lamento habértelo ocultado, pero no quería ponerte en peligro.

- ¿Por qué lo haces, Kanon?- Le hice otra pregunta.- ¿Sabes que podrías acabar muerto por estar involucrado en ese tipo de negocios?

- No lo hago porque quiera, Shun. Lo hago porque no tengo opción.- Ví que de sus ojos escaparon un par de gotas saladas.- Es un asunto muy delicado y doloroso para mí... No quiero dar más detalles, así que no preguntes más sobre ese tema por favor.

Vaya que debía serlo, tanto como para hacerlo llorar de esa forma...

- Está bien, Kanon.- Suspiré.

Él limpió sus lágrimas como pudo, tratando de callar sus sollozos.

Él siempre suele ser una persona sumamente alegre, risueña y despreocupada, nadie creería que siquiera supiera llorar, pero ahí estaba.

- Kanon, hay algo más que quiero hablar contigo.

Kanon nunca me traicionó, pero yo sí lo hice, y ahora debía ser sincero.

- Kanon... Lo siento.- Fue lo único que pude decir.

Él pareció no entender porqué disculpaba.

- Yo... Estaba muy enojado, y... No pensé bien las cosas.- Agregué.- Lo que quiero decir es que... Te fuí infiel.

Kanon no dijo nada. Solo me besó la frente, como suele hacerlo siempre.

- Ya lo sabía.- Me respondió, con una amarga sonrisa en su rostro.- Estoy seguro de que esas marcas en tu cuello no son precisamente picaduras de mosquitos.

Sentí mis mejillas arder de la vergüenza. Ni siquiera me había molestado en ocultarlas.

- Al menos reconociste tu error.- Me sonrió de forma sincera.- Está bien si ya no quieres estar conmigo, creo que defraudé tu confianza al no ser del todo sincero sobre mí contigo, y fuí yo quién te orilló a buscar calor y confianza en otros brazos.

Incluso cuándo acababa de confesarle una infidelidad, él seguía siendo tan bueno conmigo... Por todos los cielos, incluso se culpaba a sí mismo.

- No me orillaste a nada, Kanon.- Le dije, tomando su mano.- Solo soy un Omega algo torpe e impulsivo... Y tú... Eres un gran hombre, eres muy dulce, amigable, tranquilo, amable y cariñoso.

- Pero también soy un delincuente y un mentiroso.- Habló él. Esta faceta de Kanon me era desconocida.- No te dije la verdad de lo que hacía para conseguir dinero, porque tenía miedo de que me rechazaras... Aún sabiendo que te iba a poner en el punto de mira.

- Kanon...

- Sé que está mal, y aún así lo hago... Y con ello pongo en peligro a todos los que me rodean.

Él siempre estuvo para mí, para limpiar mis lágrimas y consolarme. Ahora fuí yo quién limpió las suyas.

- Ésta vez fuí yo quién falló.- Le dije, tratando de sonreír.- Estoy seguro de que mereces a alguien mejor.

Al final, el único idiota infiel aquí fuí yo. Kanon solo intentó ayudar a mi amigo, y yo los acusé erróneamente, sin detenerme a preguntar.

- Entonces, ¿se acabó?- Preguntó Kanon, después de un largo silencio, en el que solo me dediqué a abrazarlo.

- Podemos seguir siendo amigos como antes, solo si tú quieres.- Le respondí después de separarnos.

- Claro.- Respondió sonriendo, igual que siempre solía hacerlo.

- ¿Sabes cómo está Sorrento?- Le pregunté, cambiando de tema.- Hoy no lo ví con ustedes en la universidad.

- Ese día lo llevaron al hospital.- Dijo Kanon. Pude ver la preocupación reflejada en sus ojos.- Se quedó internado, y lo que sabemos es que aún no lo han dado de alta.

- ¿Tan mal está?

- Con malestares y dolores de su celo, quizás está un poco deshidratado.- Me respondió Kanon.- Pero ha estado reaccionando bien a los medicamentos, quizás en un par de días más le den el alta.

Kanon me siguió contando lo que sabía sobre el estado de mi amigo. Al parecer él, June y Mime pasaron todo el fin de semana apoyando a la familia de Sorrento, turnándose para cuidar de él.

Sorrento es el único Omega en su familia. Su padre es un Alfa y su madre una Beta. No tiene hermanos, y el resto de sus familiares están en Austria. Sus padres tenían que trabajar, así que aceptaron la ayuda de mis amigos.

Ahora me sentía peor que antes. Mi mejor amigo, quién había estado para mí en las buenas y en las malas, la había estado pasando fatal todo el fin de semana, y yo no estuve a su lado.

Después de hablar por unos minutos más, Kanon y yo finalmente nos despedimos y fuimos por diferentes caminos.

Él no estudiaba en la misma universidad que yo, y ya era demasiado tarde como para ir a clases, así que decidí volver a casa y tomarme el día. Más tarde iría a visitar a Sorrento.

Que yo tengo lo que el novio no tenía

Tan solo en unos minutos se me monta encima
Ella quiere que esta noche la haga mía
Que la agarre y que la lleve pa' la esquina
Y sé que tengo lo que Yatra no tenía
Se pegó, se pegó, nadie me la quitó
Se pegó, se pegó, creo que se enamoró
Se pegó, se pegó, nunca se despegó
Se pegó, se pegó

Llegué a casa, y me arrojé sobre mi cama. Hace un par de años, mi hermano y yo nos independizamos de nuestros padres, y ahora vivimos juntos.

Sé que no hay nadie, Ikki se fue de campamento como parte de su entrenamiento de la academia de policía y volverá hasta el fin de semana.

Estaba a punto de quedarme dormido, cuándo el timbre de mi teléfono me hizo despertarme.

Me incorporé para alcanzarlo, y miré la barra de notificaciones; era un mensaje entrante.

Al mirar el remitente, me dí cuenta de que se trataba de ese Alfa rubio que había conocido el fin de semana.

Aún tengo algunas marcas por todo el cuerpo, algunas duelen más que otras.

Me cuestioné si debía responder o no. Ya había cometido un error, pero ya no tenía nada con Kanon, así que, ¿era correcto responder?

Antes de que pudiera darle más vueltas, una llamada entrante hizo vibrar el teléfono en mis manos. Sin pensarlo mucho, respondí.

- ¿Hola?

- Hola, Shun, ¿verdad?

- S-Si.- Dije nervioso.- ¿Q-Quién habla?

Lo escuché reír levemente al otro lado. ¿Por qué hice esa pregunta tan tonta en primer lugar?

- ¿No me recuerdas?- Vaya que lo recordaba.- Nos conocimos el fin de semana en ese bar.

- ¡Oh, claro!- Hice mi mejor actuación, tratando de cubrir mis nervios.- Hyoga, ¿no?

- Si, ese mismo.- Éste Alfa tiene algo que no sé explicar, pero que me pone todos los nervios de punta, en el buen sentido.- Hoy no te ví por el campus de la universidad, ¿ocurrió algo?, ¿estás bien?

Wow, no tiene ni una semana de conocerme y ya se preocupa por mí, tanto como para estar al pendiente de mis actividades... No sé si debería sentirme acosado o valorado, ¿debo sentirme enternecido o asustado?... No lo sé.

- Digamos que... Tuve unos pequeños imprevistos.

- ¿De casualidad el imprevisto se llama "Sea Dragon"?

Bien, creo que ya comienza a asustarme.

- Algo así.- Intenté evadir el tema.- ¿Se te ofrece algo?

- Bueno... Sé que acordamos vernos el fin de semana, pero... Bueno, quisiera conocerte más.

- ¿Y eso significa qué...?

- Me preguntaba si querías ir a tomar un café o algo así hoy en la tarde... Si es que no estás ocupado, claro.

Quería ir a ver a Sorrento al hospital. Ya hice suficiente hablando pestes de él, e ignorandolo todo el fin de semana.

- Lo siento. Hoy estoy muy ocupado.- Rechacé la oferta lo mejor que pude. No quería ser grosero.

- Bueno, tenía que intentarlo ¿no?- Bromeó, logrando hacerme sentir más relajado. Al menos no estaba enfadado.- Otro día será.

Sonreí sin poder evitarlo... Yo también quiero conocerlo más.

- ¿Te parece ir por ese café mañana?- Propuse ahora yo.

- Claro.- Casi estaba gritando internamente de la emocion. Era la primera vez que yo invitaba a salir a alguien, ni siquiera con Kanon me había atrevido.- Bueno, debes estar ocupado. ¿Te llamo más tarde?

- Por supuesto.

Después de despedirnos, cortamos la llamada. Por alguna razón me sentía felíz, casi olvidaba lo ocurrido con Kanon tan solo con la llamada de Hyoga.

Me dí una ducha, cepillé y peiné mi cabello, y después salí rumbo al hospital.

Llegué, y pregunté por mi amigo. Me pidieron que me registrara y después me permitieron pasar a verlo.

Me encontraba en la puerta, a punto de tocar para pedir permiso de ingresar, pero escuché que Sorrento hablaba con alguien.

- Entonces, ¿terminaron?

- Sí.

Kanon... Kanon estaba ahí.

- Lo siento mucho.- Escuché ahora la voz afligida de Sorrento.- Lamento todos los problemas que te causé, Kanon.

Lo escuché sollozar, y sentí mi corazón estrujarse.

- Tranquilo, pequeño.- Escuché a Kanon. Él es igual con todos, siempre sonriendo y tratando de hacer sentir mejor a todo mundo.- No puedes controlar tu celo, no fue tu culpa.

Me atreví a abrir ligeramente la puerta, y de inmediato un fuerte olor a lavanda, mezclado con chocolate me golpeó de frente.

Era el aroma de Sorrento y el de Kanon. Estaba acostumbrado al aroma de mi amigo, aunque reconozco que durante su celo es demasiado dulce, llegando a resultar hostigoso.
Y el aroma de Kanon, él huele a chocolate. Es demasiado dulce, como él, y era una de las cosas que más me encantaban de él. Pero por alguna razón, ahora mismo casi me repugnaba.

Ninguno de los dos se percató de mi atrevimiento, y siguieron con su conversación.

Tal y como Kanon me había contado, Sorrento se veía algo demacrado y cansado. Con un suero conectado a su brazo. Debía estar deshidratado, es normal en Omegas como él.

Kanon le tomaba de la mano, mientras le sonreía de esa forma que solo él podía. Sorrento tenía las mejillas levemente ruborizadas, mientras veía a Kanon, y le sonreía tímidamente.

¿Cómo no me dí cuenta antes?
Ellos dos son lo que popularmente se conoce como "pareja predestinada". Sus aromas se mezclan e intensifican cuándo están juntos. A la vez, el aroma de Kanon es capaz de calmar los malestares de Sorrento. Por eso el celo de Sorrento no afectó a Kanon de la misma forma que afecta a los otros Alfas...

Kanon es el Alfa predestinado de Sorrento. Por eso no intentó lastimarlo, ni someterlo a la fuerza. Y por eso Sorrento se calmó cuándo lo tuvo cerca.

Ví como Kanon le dió un pequeño beso en su mano, y después en su mejilla.

Cerré la puerta sin hacer ruido, y después toqué, como lo haría una persona decente.

Recibí una respuesta aprobatoria, e ingresé. Pude ver cómo Sorrento abrió los ojos como platos, y casi al instante se separó de Kanon.

- Tranquilo, Sorrento.- Le sonreí para tranquilizarlo.- Kanon y yo ya hablamos de eso. Está bien.

Mi amigo mantuvo agachada la mirada. Así que me acerqué lentamente, entregándole la caja de chocolates que compré para él en el camino.

- Está bien, Sorrento.- Él me miró, escondiéndose detrás de la caja.- Perdóname tú a mí por dudar de tí.- Añadí, ahora siendo yo quién bajó la mirada.

Sorrento tomó mi mano como pudo, y me sonrió tímidamente. Él no era de muchas palabras, pero sus gestos y acciones eran más que suficientes para mí.

No pude contenerme, y terminé abrazándolo, con cuidado de no lastimarlo. Él me correspondió el abrazo, y nos permitimos llorar hasta desahogarnos.

Kanon salió un momento de la habitación, dándonos algo de privacidad.

Me quedé al lado de mi amigo, comiendo los chocolates que conseguí colar escondiéndolos entre mi ropa.

Sé lo mucho que adora esa marca de chocolates en específico. Ahora que les presté más atención, me doy cuenta de que su aroma es muy similar al olor natural de Kanon.

No hay duda, ellos son una pareja destinada. Sonreí para mis adentros.
Si lo eran, por algo sería, ¿no?

Al menos sé que ellos serán felices, y de momento me conformo con eso.

Después de un rato, llamaron a la puerta, se trataba de Mime y June, al lado de Kanon.

Al final, todos terminamos comiendo de los chocolates que traje para Sorrento. Haciendo bromas, chistes, y hablando como solíamos hacerlo...

Es bueno estar de vuelta.

Si tu novio (si tu novio) te termina (te termina)
Yo te tengo la mejor medicina
Si tu novio (si tu novio) te termina (te termina)
Mezcla guaro con tequila

[...]

Tengo a éste lindo Omega justo dónde lo quería. Me bastó escuchar su reacción nerviosa para saberlo.

Ahora me encontraba cepillando mi cabello después de tomar una ducha, mientras cierta rubia usaba mi baño.

- ¡Eri, ¿quieres darte prisa?!- Le llamé, deseando ya que se fuera.

Había acordado con Shun ir por un café, y estaba justo de tiempo para llegar, no estaba dispuesto a dejar ir a mi presa por culpa de ésta Beta.

- Ya voy.- Refunfuñó, saliendo del baño, usando una pequeña bata que apenas le llegaba a la altura de los muslos, y con el cabello escurriendo.- ¿Por qué tienes tanta prisa?

- ¿Qué te importa?

- ¿Cómo que "qué me importa", Hyoga?- Insistió, mientras se me abrazaba por la espalda, tanto que podía sentir perfectamente sus enormes pechos rozando contra mi espalda.- Recuerdas que soy tu novia, ¿no, "cariño"?

Sonreí de lado, mientras seguía peinando mi cabello, sin apartarla.- Claro, "cielo".

Cualquiera que nos viera pensaría que somos una "pareja tóxica", pero la realidad es que ni siquiera somos una pareja como tal. El título de "novios", es más bien un simple apodo y ya.

Solo nos vemos para tener sexo, pasarla bien un rato, y luego seguir como si nada.

- ¿Quién es la víctima ésta vez?- Pude ver su reflejo en el espejo, y apreciar su sonrisa.

No tenemos una regla de exclusividad, los dos podemos estar con quién se nos dé la gana.

- Un Omega, de la facultad de medicina.

- Ohlala, un futuro doctor.- Rió Eri.- En ese caso, no te quito más tu tiempo.

Se levantó y comenzó a vestirse enfrente de mí. Ya la he visto desnuda más de una vez, así que ni siquiera me inmuto.

Salimos de mi apartamento, y la acompañé hasta la puerta del edificio, dónde ya la esperaba el taxi.

A pesar de todo, soy un caballero, y le abrí la puerta del auto para que pudiera subir. Ella me dió un último beso de despedida como siempre suele hacer.

- Suerte con tu conquista.- Me sonrió.

Le correspondí la sonrisa, y volví a besarla, para después cerrar la puerta del auto, y alejarme.

Mi amada motocicleta está en el estacionamiento del edificio, la usaré para ir a mi cita.

...

Llegué a la cafetería, y no tardé mucho en visualizar a lo lejos a ese Omega peli-verde que había conseguido captar mi atención.

No entiendo porqué, pero por alguna extraña razón, conseguimos saludarnos de una forma demasiado natural, como si nos conociéramos de toda la vida.

Nos sentamos, hicimos nuestros pedidos, y nos dedicamos a charlar.

- Entonces, ¿ya no estás con él?

- No, terminamos ayer, y creo que es lo mejor para todos.

Me contó que ayer terminó con su Alfa. Además de que había descubierto que su mejor amigo y su ex-novio eran una pareja predestinada.

Nunca he creído en esas tonterías, ni en el amor en general. Ese asunto de "pareja predestinada" me parece solo una excusa de ese Alfa para alejarse y quedarse con otro Omega, sin sentir remordimiento. Pero bueno, no soy quién para juzgar, y no quería hacerlo enfadar, así que me ahorré mi opinión.

Detuvimos brevemente nuestra charla, debido a que una mesera trajo las bebidas, y después de recibirlas, reanudamos la conversación.

- Vaya, qué mala suerte, ¿no?

Sonrió, y negó con la cabeza.- Sorrento es un gran Omega, estoy seguro de que él se encargará de sacar a Kanon de sus malos pasos. Y Kanon es muy dulce, es el toque de azúcar que le falta a Sorrento en su vida.

Usualmente, para este punto ya lo habría seducido y llevado hasta mi apartamento de una u otra forma, pero me sentía bien solo hablando con él, escuchando lo que él pensaba y cómo se sentía.

Nunca antes me había sentido así, ni siquiera con Eri, que la conocía desde que éramos niños...

Me perdí tanto en sus palabras y su voz, que ni siquiera me percaté del tiempo que había pasado, sino hasta que él me lo informó.

- Ya sé está haciendo tarde.- Miré la hora en mi teléfono, y me dí cuenta de que Shun tenía razón.- Creo que ya deberías volver a casa, y yo también.

- Claro.- Afirmé, sintiéndome algo nervioso sin razón.- ¿Quieres que te lleve?

Ví sus mejillas levemente ruborizadas, y sentí mi corazón latir con fuerza, como si quisiera salirse de mi pecho.

- C-Claro.- Me sonrió tímidamente.

Sin una razón, después de pagar la cuenta, nos tomamos de las manos, y salimos del establecimiento, hasta el estacionamiento, dónde estaba mi motocicleta.

Supe de inmediato que nunca antes había montado una motocicleta, debido a su reacción.

Solo apreté más fuerte su mano, y le sonreí amablemente.

¡Por todos los cielos!, ¿qué demonios está pasando conmigo?

Le ofrecí el casco extra que siempre llevaba en el maletero. No dijimos mucho, y subimos al vehículo.

Mientras manejaba, podía sentir sus delgados brazos abrazándome, y sus pequeñas manos aferrándose a mi ropa. No entendí porqué del calorcito en mis mejillas.

Me fue señalando las calles, hasta que llegamos a la casa dónde vivía. Lo dejé en la puerta, y después de despedirnos, emprendí el camino de vuelta a casa.

Hace rato no la ven, pero hoy salió a beber
Porque ya no tiene novio (y ahora es mía solita)
Ella sabe como soy, si me llama, yo le doy
Porque yo no tengo novia

[...]

Después del café de esa tarde, Hyoga y yo acordamos vernos el fin de semana en el mismo bar dónde nos conocimos.

Estaba nervioso, pero a la vez ansiaba verlo. Nunca me sentía así, ni siquiera con Kanon.

Hablando de él, creo que cierto Alfa y cierto Omega encontraron el amor sin siquiera proponérselo.

Sorrento fue dado de alta hace un par de días. Su celo cedió antes de tiempo y mucho más fácil que otras ocasiones. Sospecho que la constante presencia de Kanon tuvo algo que ver con eso.

Desde entonces, Kanon se la ha pasado pegado a él, haciendo de enfermero personal en todos sus ratos libres.

Mime, June y yo solíamos ir a visitarlo a casa después de la escuela, y casi siempre, Kanon ya estaba ahí, o llegaba al mismo tiempo que nosotros.

Esta noche es la segunda que voy yo solo a ese bar. No debería sentirme nervioso, pero no lo puedo evitar. Hyoga tiene algo que me hace perder la cabeza.

Que yo tengo lo que el novio no tenía

Con su voz asesina me dice
"Yatra, vamos, que mi casa está vacía"
Esto no se termina
Empezamos en la sala y terminamo' en la piscina

[...]

Shun había llegado al bar dónde conoció a ese Alfa rubio, que sin ser del todo consciente, le había robado el corazón.

Se encontraron en la misma barra dónde se hablaron por primera vez, y tomaron asiento, dispuestos a divertirse.

El Omega peli-verde no acostumbraba a beber, pero se la estaba pasando tan bien, que ni siquiera prestó atención al número de copas que llevaban.

La música era fuerte, y el ambiente aún más. No tardaron en ponerse de pie, e ir hasta el centro de la pista de baile.

Después de un rato bailando, ambos se cansaron y volvieron a sus asientos.

El alcohol hizo lo suyo, y Shun ni siquiera supo en qué momento se le ocurrió susurrarle aquellas palabras a Hyoga.

Lo siguiente que supo de sí mismo, era que habían llegado hasta su casa. Y ahora mismo se encontraban en el sillón de la sala, besándose con hambre, como si no hubiera un mañana.

Sintió las expertas manos del rubio recorrer todo su cuerpo, mientras lo desvestía con prisa, besando y mordiendo su cuello por intervalos.

- Hyoga... Espera.- Jadeó entre besos, separándose momentáneamente.

- ¿Ocurre algo?

El peli-verde no respondió con palabras, sino que se las arregló para alcanzar su mochila y sacar un pequeño paquete de uno de los bolsillos.

No sería la primera vez que tuvieran sexo, pero no quería correr el riesgo de quedar preñado.

El rubio pareció entenderle, ya que solo le sonrió coqueto, para después tomar el paquete en sus manos.

Una sonrisa cómplice por parte de ambos selló el trato, y se pusieron de pie para ir a la habitación del peli-verde.

Una vez en el dormitorio, se dejaron caer sobre el colchón y volvieron a besarse para terminar de sacarse la ropa.

Hyoga continuó con su camino de besos sin pudor alguno, hasta llegar a la clavícula del menor, que se dedicó a mordisquear y besar por un largo rato, hasta hartarse.

Continuó bajando, hasta llegar a los pezones del Omega, que ya se retorcía entre sus manos.

No quería esperar más, y podía ver qué él tampoco.

Se acomodó entre las piernas del peli-verde, mientras se colocaba el preservativo que el menor le había entregado.

Tomó con cuidado las torneadas y blancas piernas del menor, colocándolas sobre sus hombros. Y lentamente comenzó a hundirse en él.

Lo siguiente que se escuchaba en esa habitación, eran los agudos gemidos del peli-verde, junto a los gruñidos y jadeos del rubio.

- H-Hyoga...- Gimió en su oído el peli-verde, abrazándose a su cuello, mientras movía sus caderas.

No era típico en él, pero esa ocasión, tomó de las manos al peli-verde, mientras se miraban a los ojos.

Esos bellos ojos verdes conseguían hipnotizarlo, y su voz le robaba la voluntad.

Pudo oler el aroma de ese hermoso Omega, era como fresas frescas y sumamente dulces.

Sin poder evitarlo, besó el cuello de su amante, y después sus labios.

Sin darse cuenta, ambos habían terminado. Pero ninguno parecía estar satisfecho.

Entonces Hyoga se percató de algo más, su aroma se había mezclado con el de Shun.

Había entrado en celo y Shun también. Nunca le había ocurrido mientras estaba con alguien, mucho menos su aroma había sido tan intenso ni se había mezclado con el de otro Omega o Alfa.

Shun respiró el aroma del rubio, era menta fresca. Adoraba el olor a menta, era de sus aromas favoritos, y ahora lo estaba volviendo loco por tener a ese Alfa.

Así continuaron, hasta prácticamente perder la conciencia del cansancio.

Si tu novio (si tu novio), te termina (te termina)
Yo te tengo la mejor medicina
Si tu novio (si tu novio) te termina (te termina)
Mezcla guaro con tequila

[...]

Habían pasado ya un par de meses desde que Shun y yo nos conocimos, y hoy estoy haciendo algo que ni yo puedo creer.

- ¿Estás terminando conmigo?

- Si, Eri.- Reafirmé mi postura.- Ésto ya no funciona. Tú no me quieres, ni yo a tí. Ninguno de los dos está felíz ni satisfecho con esta mala imitación de relación. Lo mejor es terminar con ésto.

Ella parecía indignada, podía verlo en sus gestos.

- Es por ese Omega, ¿verdad?

No se equivocaba, pero no le debo nada, no tengo porqué decirle la verdad.

- No, no es por él.

No sería bueno para mi reputación si se enteran que tengo intenciones de tener una relación formal con alguien.

- Haz lo que quieras.- Bufó la rubia, para después tomar su bolso y marcharse, visiblemente molesta.

Cómo sea, me da igual.

Después de terminar aquella conversación con Eri, tomé mi teléfono y marqué un número.

- ¿Shun?

Él me respondió del otro lado de la línea, sonaba felíz de escucharme.

- ¿Estás libre hoy?

- Claro.- Me respondió. Casi podía imaginar su sonrisa.

- Hoy no tenía ganas de ir al bar, y estaba pensando si... ¿te gustaría ir a cenar?

Él aceptó, y acordamos vernos en un restaurante que había abierto hace unos meses.

[...]

Llegó la hora, y me moría de nervios. Hoy haría algo que nunca antes había hecho, y tenía miedo de lo que pudiera suceder.

Estaba sentado en una de las mesas, esperándolo. Cuándo lo ví entrar por la puerta, casi sentía que mi corazón se saldría de mi pecho por lo fuerte que latía.

Shun se acercó a dónde yo estaba, y me saludó igual que siempre. Lo ví muy animado, y no pude evitar preguntar el porqué, por más curiosidad que nada.

- Es que hoy ocurrió algo.- Prácticamente podía ver sus ojos brillando de la emoción mientras me contaba, y no pude evitar suspirar cautivado.- Hoy Kanon por fin se le declaró a Sorrento.

- ¿Y eso es bueno?

Ese Alfa lo dejó por ese Omega, y él aún así parecía felíz por ellos... No entiendo muchas de sus actitudes y reacciones, pero creo que quiero entender su corazón.

Él asintió y sonrió.- Ellos son una pareja destinada. Ambos son mis amigos, y estoy felíz de que al fin estén juntos.

No dije nada más, porque realmente no sé qué responder a eso.

Un mesero llegó para tomar nuestros pedidos. Luego de ordenar, seguimos charlando, aunque de temas diferentes.

Esta es quizás mi única oportunidad, y no debo dejarla ir. Así que después de cenar, respiré profundo, y comencé a hablar.

- Shun... Sé que nos conocemos desde hace poco, y... Quizás no iniciamos del todo bien.- Él me miró, probablemente sin entender bien mi punto.- Pero... Hay algo que quiero preguntarte.

- ¿Qué pasa?

Reuní todo el valor que tenía disponible en mi ser, e hice la pregunta que tanta ansiaba.

- ¿Tú... Quieres ser... Mi novio?

Por unos segundos ninguno de los dos dijo nada. Él estaba sorprendido, definitivamente no debía esperar esa pregunta.

Hyoga suspiró pesadamente, aceptando su derrota. Pero entonces sintió los labios del peli-verde sobre los suyos, e inevitablemente terminó correspondiendole.

- Si quiero.- Susurró Shun contra sus labios, una vez que se separaron.

Hace rato no la ven, pero hoy salió a beber
Porque ya no tiene novio
Ella sabe como soy, si me llama, yo le doy
Porque yo no tengo novia (y ahora es mía solita)

Desde el día que Hyoga le pidió ser pareja oficialmente, habían pasado ya tres años, y ahora se encontraba con sus mejores amigos, preparándose para su boda.

- Luces totalmente adorable.- Comentó su amiga, mientras le acomodaba el cabello.

- Gracias.- Sonrió tímidamente el peli-verde.

En ese momento, apareció Mime en la habitación, con un pequeño bebé de apenas unos meses de nacido en brazos.

- Lamento haber tardado, Valentine estaba muy inquieto.- Comentó el pelirojo.

- No te preocupes, Mim.- Le sonrió comprensivo el peli-verde.- Ya solo falta Sorrento.

Todos sus amigos se habían casado antes que él. Sorrento y Mime incluso tenían hijos, y June se había enterado hace un par de meses que estaba embarazada.

Y tal como si lo hubieran invocado, el peli-lila apareció en la puerta, al lado de su Alfa.

- ¡Sorre!- Sonrió al verlo, y corrió a abrazarlo.- Si llegaron... Por un momento creí que no volverían a tiempo de Grecia.

El peli-lila lo abrazó de vuelta.- Claro que sí. Sabes que no me perdería tu gran día por nada del mundo.

- Casi hizo que le diera un infarto a los guardias del aeropuerto.- Comentó Kanon, quién sostenía a sus dos hijas de un año de edad en brazos.

Kanon se ganó un leve golpe en la cabeza por parte de Sorrento, seguido de una carcajada por parte de los otros presentes.

- Api...- Balbuceó la pequeña Sasha, como regañando a Sorento por su acción.- No, api... No egues api.

- No, api.- Le siguió Saori a su hermana.

Sorrento suspiró derrotado, para después besar en la mejilla a su esposo, y después a sus mellizas.

- Lo siento, ¿ya me pueden perdonar?- Dijo el peli-lila.

Las pequeñas niñas asintieron con una tierna sonrisa.

- Bien, ahora, vayan con papá a esperar afuera.- Añadió Sorrento, empujándolo levemente a la puerta.- Aquí solo puede haber Omegas.

Después de terminar los arreglos faltantes, finalmente el Omega peli-verde salió a dónde ya lo esperaba su Alfa, acompañado de sus amigos.

Fue el día más felíz de su vida. Finalmente uniría su vida al Alfa que tanto amaba, y pensaba que sería así por siempre.

Su historia tuvo un inicio un tanto extraño, pero se sentían felices al lado del otro.

Se habían enamorado. Él había hecho cambiar a Hyoga en muchos aspectos, desde su forma de pensar, hasta su forma de ser... O al menos eso creyó Shun en su momento.

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Bueno, éste songfic está dedicado a Hyoshua_Tenou

No sé si se habrán dado cuenta, pero éste songfic es una especie de precuela del songfic anterior de "Me perdiste".

La verdad es que se me ocurrió hacerlo como una precuela, ya que los dos pedidos eran de la misma pareja, y quería explicar un poco más a fondo la historia de Hyoga y Shun. El cómo comenzó, y no solo el cómo terminó.

Igualmente, no es obligatorio tomarlo como precuela si no te gusta la idea, si gustas, puedes interpretarlo como una historia totalmente independiente.

Sea de la forma que elijas interpretarlo, espero que te haya gustado ✨

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