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Shower [💀Hades x Shaka📿]

No lo sé, es que hay algo en ti
Que me hace sentir como si no pudiera estar sin ti
Cuando sea que alguien menciona tu nombre
Me siento como si estuviera cerca de tí
No hay palabras para describirte, cariño
Lo único que sé es
Que me llevas a lo más alto
¿No ves que me vuelves loca?
Porque no puedo sacarte de mi mente

Era otro día, la alarma en su despertador lo anunciaba. Se sentó en su cama, apagó la alarma y estiró sus brazos para desperezarse.

Se puso de pie, y se dirigió a su armario, sacando algo de ropa. Seguidamente comenzó a vestirse, terminando pronto. Luego pasó a cepillar sus largos cabellos dorados hasta dejarlos perfectamente alaciados.

Luego de terminar, fue hacia su cocina para prepararse el desayuno, algo de fruta picada, pan tostado, un poco de avena y una taza de té. Era otro día, y debía estar listo para dar todo de él en la universidad.

Comió su desayuno, se lavó los dientes, recogió su mochila, y apenas concluyó la revisión de sus útiles, escuchó un par de golpes en la puerta.

Ya sabía de quién se trataba, así que simplemente guardó su teléfono, llaves y billetera, y fue a abrir.

- Hola, Shun.

- Buenos días, Shaka.- Le respondió sonriendo el menor.

- ¿Estás listo?

El pequeño asintió con entusiasmo.

- Entonces andando, o ambos llegaremos tarde.- Añadió Shaka, y ambos caminaron hasta el ascensor.- Por cierto, ¿cómo está Ikki?

- Más estresado de lo usual.- Suspiró el menor una vez que subió al elevador.

- Escuché que tu hermanastro saldrá pronto del reformatorio, ¿no?

Shun asintió.- Si, y conociendo a Ikki como lo conozco, sé que no está muy feliz al respecto... Él y Hades jamás se llevaron bien.

- Y parece que a tí eso no te agrada mucho, ¿cierto?

- Es solo que... No lo sé.- Respondía, agachando la mirada.- Los dos son mis hermanos, y tan solo desearía que Ikki y mi padre pudieran perdonarlo y olvidar el pasado, y volviéramos a ser una familia.

Shaka le abrazó por los hombros.- No es fácil olvidar, Shun, y menos cosas como las que Ikki me ha contado.- Dijo, intentando calmar al peli-verde.- Tú eras demasiado pequeño cuándo todo eso ocurrió, ¿no?, ¿que edad tenías?

- Ocho años.

- ¿Lo ves? Quizás Ikki y tu padre solo temen que algo malo te ocurra, no es nada del otro mundo.

- Si tan solo le dieran una oportunidad a Hades... De tratarlo, conocerlo... Estoy seguro de que se darían cuenta de que él no es una mala persona... Pero solo Pandora y yo lo hemos ido a visitar en estos cinco años.

El ascensor llegó a su destino, y ambos salieron después de que las puertas se abrieran.

- Quizás con el tiempo ellos consigan darle otra oportunidad.- Le alentó el rubio.- Solo dale tiempo al tiempo, ¿de acuerdo?

Shun asintió sonriendo.- Si, gracias, Shaka.

Ambos subieron al auto del rubio, y se pusieron en marcha.

- Por cierto, Shun.- Habló Shaka en una parte del camino.- ¿Aún quieres que te ayude a estudiar? Ya tienes un promedio excelente por tu cuenta, no creo que necesites más de mi ayuda.

- Yo... Bueno... Es solo que... Quiero prepararme lo mejor que pueda antes de llegar a la universidad... Pero si estás ocupado, entiendo.

- No es eso. Sabes que eres casi como un hermano para mí y no me molesta tu compañía.- Explicó.- Solo pensé que tú ya estabas harto de mí.

- Claro que no.- Shaka sintió una ternura al ver la reacción de su amigo.- ¿Sabes, Shaka?, a veces creo que eres el único, además de Hades, que me escucha y me trata como un igual, y no como un niño pequeño que no sabe hacer nada.

El rubio le sonrió levemente.- Eres un jóven brillante y capaz de muchas cosas, Shun. Solo tienes que confiar más en tí mismo.- El menor bajó la vista tímido.- Quizás algún día deberías presentarme a tu hermano, lo mencionas tanto que ahora tengo curiosidad por conocerlo.

- Claro.- Sonrió con un brillo en los ojos el peli-verde.- Estoy seguro de que lo vas a adorar en cuánto lo conozcas.

- Solo espero que no sea tan testarudo y cascarrabias como Ikki.- Bromeó el mayor.

Siguieron conversando por el resto del camino, hasta que llegaron a su primer destino sin siquiera darse cuenta. Shun bajó del vehículo, no sin antes agradecerle a su amigo por el viaje.

- ¿Necesitas que pase por tí más tarde?

- No, gracias, Shaka.- Negó.- Hoy Pandora y yo iremos a ver a Hades. Está a punto de dejar el reformatorio, y mi hermana debe ir a arreglar algunas cosas.

Shaka sintió una pequeña punzada de intriga. Realmente le daba curiosidad el tal Hades. Shun hablaba de él todo el tiempo, pero Ikki parecía hacer hasta lo imposible con tal de no escuchar ni su nombre.

La hermana mayor de Shun, Pandora, una excelente y jóven abogada de 28 años de edad, también parecía tener un gran aprecio por Hades, aunque casi no hablaba con ella.

Quería conocer a ese chico, ¿exactamente por qué Ikki le tenía tanto rencor? El peli-azul no le había dicho prácticamente nada, siempre que preguntaba, el menor evadía el tema o daba una respuesta muy vaga como "por algo terminó en el reformatorio a los 13 años." Y Shun realmente no lo sabía, decía no recordar mucho de esos años.
También quería saber porqué Shun lo adoraba tanto. Le resultaba intrigante que pudieran tener perspectivas totalmente diferentes de una misma persona.

- ¿Puedo acompañarlos?

Su subconsciente habló antes que su razón, obteniendo primero una mirada extrañada de Shun. No era para menos, Shaka jamás solía comportarse de esa manera.

- Claro.- Respondió afirmativamente sonriendo el peli-verde, luego de asimilar la pregunta de Shaka.- Bueno, nos vemos después. Que tengas buen día, Shaka.

Se despidieron, y luego Shaka siguió su camino rumbo a la universidad.
Durante todo el resto del camino se preguntaba a sí mismo cómo sería Hades realmente. ¿En serio era la horrible persona que Ikki decía?, ¿o acaso era solo una pobre oveja descarrilada en busca de redención como decía Shun?... ¿Cómo reaccionaría al ver a un completo desconocido metiendo las narices en dónde nadie le llamó?

Decidió no darle más vueltas, y simplemente dejaría que las cosas fluyeran. Después de todo, él no era de dejarse influir por los comentarios u opiniones de otros. No prejuzgaría a alguien sin conocerlo.

El día en la facultad fue relativamente tranquilo. Las mismas clases de siempre, acompañar a sus amigos en los recesos, tomar apuntes... Todo en orden.

En cuánto la campana anunció el final de la jornada, luego de despedirse de sus amigos, se dirigió al estacionamiento y abordó su auto.

Llegó al escuela de Shun, como habían acordado por mensajes durante un receso. Pandora y Shun ya estaban esperándolo.

Saludó cortésmente a la dama, como todo un caballero, obteniendo el mismo saludo respetuoso de parte de ella.

Pandora iría en su propio vehículo, mientras que Shun iría con Shaka para indicarle el camino.

Era un trayecto bastante largo a decir verdad, hasta las afueras de la ciudad.
Al llegar, tuvieron que reportarse con un guardia, amigo de Pandora al parecer. Después de firmar la hoja de registro, pudieron ingresar al lugar.

Shaka nunca había estado en un reformatorio, no sabía lo que le esperaba dentro de ese edificio gris.

Pandora y Shun lo guiaron hasta la sala de visitas. Parecía más un especie de comedor escolar por las mesas y bancas a la perspectiva de Shaka. Tomaron asiento en la que Pandora les indicó, era la mesa.

Shaka cerró sus ojos un momento, buscando relajarse. ¡Por el amor de Buda!, el dichoso Hades era tan solo un jovencito de 17 años, no había más que unos años de diferencia entre ellos. No debía ser nada del otro mundo, ¿no?

- Oh, ahí está.- Escuchó decir a Pandora.

Abrió sus ojos, y al hacerlo sintió como toda su sangre subía a la velocidad de la luz hacía su cara, alojandose en sus mejillas.

- ¡Hermano!- Shun se emocionó, y en cuánto pudo, saltó a abrazar a su hermano.

- Hola, pequeño.- Hades despeinó un poco el cabello de su hermanito, mientras sonreía.

¡¿En serio tenía 17 años?!, ¡Pero si era mucho más alto que él!... Tan solo al compararlo con Shun, que no era tan bajo, el peli-verde parecía un niño pequeño a su lado.

- ¿Y él quién es?

Larga cabellera oscura, piel blanca, ojos aguamarina decorados por unas estilizadas pestañas, rasgos finos, alto, cuerpo bien trabajado... Vaya que hacía honor a llevar el nombre de un dios griego, ¡si prácticamente parecía uno!

- Es Shaka.- Respondió Shun a su hermano.- ¿Recuerdas que te había hablado de él?

Shaka estaba paralizado. Quería moverse, decir algo, por lo menos presentarse. Pero sus músculos estaban entumecidos y su voz no salía de su garganta.

- Así que tú eres Shaka.- Hades sonrió de lado, viéndole directamente, para después extender su mano.- Gusto en conocerte. Shun me ha hablado mucho de tí.

- E-El gusto es mío.- Tartamudeó el rubio, aceptando el gesto.

Pienso en ti cuando me voy a la cama
Cuando despierto pienso en tí otra vez
Eres mi colega, mi amante y mi amigo
Exactamente porque

Habían pasado un par de semanas desde el día que por fin había conocido a Hades. Realmente no comprendía porqué se sentía de esa forma.

Sí, el tipo era guapo, y a decir verdad, bastante encantador...

- ¡Pero qué demonios estoy pensando!- Se reprendió a sí mismo, mirando hacia el techo.- Solo lo he visto una vez, ¡esto es una estupidez!

El rubio tomó entre sus manos una almohada, para después cubrirse la cara con ella, intentando esconderse de sus pensamientos.

Desde que cruzó palabra con ese pelinegro su corazón quedó cautivado. Tenía algo que había llamado fuertemente su atención, y no sabía exactamente qué. Quizás su cabello largo y erizado, o su pálida piel, o tal vez fueron sus ojos de ese color tan poco común, o quizás fue su sonrisa... Quizás su personalidad, calma, serena, pero que a la vez desbordaba una especie de pasión e infundía respeto con solo verlo.

No esperaba que alguien como Hades resultara ser una persona culta, inteligente y que compartiera en cierta forma su modo de pensar... ¡Maldita sea, era simplemente perfecto!, era todo, o incluso más de lo que podía pedir y desear en una persona.

- ¡No, no, no y no!- Ahogó el grito de frustración en la almohada, mientras apretaba sus nudillos hasta que tomaron una tonalidad blanca.- Te estás dejando impresionar muy fácilmente. Ni siquiera lo conoces bien, solo olvídalo, Shaka.

Siguió apretando la almohada contra su cara, y dando vueltas en su cama, hasta que consiguió quedarse dormido. A decir verdad, comenzaba a hacérsele costumbre desde que conoció a Hades.

...

La alarma del despertador interrumpió su sueño, anunciando un nuevo día. Cómo todos los días, solo estiró su mano y lo apagó.

Era fin de semana, no debía ir a clases, pero solía levantarse temprano para salir a trotar.

Hubiese seguido con su rutina, de no haber sido por una inesperada visita.

- Buenos días, Shaka.

- Buenos días, Shun.- Saludó al peli-verde en su puerta.- ¿Necesitas algo?

El menor negó.- No, solo que mi hermano me pidió que te entregara algo.

- ¿Ikki?

Shun volvió a negar, y sacó de su bolsillo un pequeño sobre.- Es de Hades.- Shaka tomó el sobre en sus manos, haciendo todo lo posible por no temblar.- Me pidió que te lo entregara.

- Gracias... Supongo.- Agradeció el mayor.

- Ya debo irme, un amigo viene más tarde a hacer un proyecto y debo preparar todo. Nos vemos después, Shaka.

- Si, adiós, Shun.

Después de despedir a su vecino, Shaka se dirigió a un sillón en la sala.
No podía creer que Hades le hubiera mandado una carta... ¿Que diría?, ¿acaso habría hecho o dicho algo que le molestara?, no que él recordara.

Como pocas veces en su vida, la intriga le pudo más, y decidió que su rutina podía esperar.

Abrió el sobre, y sacó su contenido; una hoja de papel doblada en tres partes.

Desdobló el papel, y comenzó a leer lo escrito en él, y al hacerlo, no podía creerse lo que sus ojos veían.

" Querido Shaka:

¿Cómo has estado?. Honestamente, estuve pensando mucho en si escribirte esta carta o no, pero, bueno, por algo la estás leyendo en este momento.

No te haré perder tu tiempo; desde que te conocí hace dos semanas sentí algo que no había sentido hace años... No sé cómo explicarlo, y no entiendo el porqué. Solo pasó.

No sé si te pase igual, pero me conformo con que lo sepas.

Pronto saldré de aquí, y me gustaría poder conocerte mejor, y quizás pueda surgir algo entre nosotros.

No te sientas presionado. Entiendo si no me correspondes, y en ese caso, dime y no te volveré a molestar con ese tema.

Espero poder volver a verte pronto y tener una respuesta."

Shaka apretó la hoja contra su pecho, no se creía lo que leía, ¿Hades se le estaba confesando?, ¿Él sentía lo mismo?, ¿Qué se supone que debería hacer ahora?

Permaneció sentado en el sillón, con las mejillas encendidas, y la carta apretujada contra su corazón que latía fuertemente. La releyó una y otra vez, intentando encontrar algún indicio de que fuera una broma o algo así, pero ¿por qué Hades perdería el tiempo en algo tan estúpido?, no parecía ser ese tipo de persona.

El tiempo se pasó sin que lo notara, perdido en las palabras de esa carta, dándoles mil vueltas en su cabeza.

Después de un par de horas, finalmente decidió qué haría. Tomó su teléfono y marcó un número.

- Shun.

- ¿Ocurre algo, Shaka?

- ¿Cuándo dijiste que salía tu hermano?

- En dos semanas, ¿por qué?

Me iluminas por dentro
Como el 4 de julio
Cuando estás cerca
Siempre parezco sonreír

Y ahora estaba ahí, en el reformatorio de la ciudad, sentado en la misma mesa dónde vió a Hades por primera vez.

¿Era una locura? Quizás.
¿Había sido buena idea? No lo sabía.
¿Comenzaba a arrepentirse? Sí
¿Iba a salir corriendo? No, demasiado tarde.

Lo vió a lo lejos, con esa larga melena oscura algo erizada que lo hacía destacar. Al verlo le sonrió de una forma que encendió sus mejillas y le erizó todos los vellos del cuerpo.

- Hola.- Le saludó, sin dejar de sonreír en ningún momento, mientras se sentaba justo enfrente de él.

- H-Hola.- Tartamudeó el rubio.

Todo quedó en silencio por unos segundos. Shaka estaba nervioso, no sabía qué decir. No era del tipo de persona que disfrutara de socializar demasiado, y siempre le había sido difícil relacionarse con los demás, y ahora, el hecho de que alguien tan guapo y seguro de sí mismo cómo Hades le mirara fijamente, no ayudaba mucho.

- No esperaba tu visita.- Rompió el silencio incómodo el menor.- Solo mi hermanito y Pandora vienen a verme. No pensé que te tomarías la molestia de venir a este lugar.

- Y-Yo... N-No es nada... Quiero decir...

Shaka intentaba decir algo coherente, pero de sus labios solo salían torpes tratamudeos y cada palabra se atoraba en su garganta. ¡Por todos los cielos!, ¿por qué estaba tan nervioso?

Hades volvió a sonreír, mirándolo enternecido, para después acomodarle el cabello detrás de la oreja.

- Tranquilo, no muerdo, ¿sabes?...- Rió, tratando de calmar al mayor.- Al menos no por ahora.

Shaka rió nervioso, pretendiendo no haber entendido el doble sentido en las palabras de Hades.

- Mejor dime, ¿qué te trae por aquí?

- Yo... Recibí tu carta.- Suspiró, haciendo un esfuerzo sobrehumano por controlar sus nervios.

Hades no dijo nada, dándole a entender que podía continuar.

- Y... Yo... Hades, no sé si es un especie de broma o algo así...

- Créeme, Shaka, te aseguro que no es una broma. No bromeo con cosas así.- Le interrumpió momentáneamente.- Solo dije la verdad. Quiero conocerte, saber más de tí, y... Después veremos si puede surgir algo más.

Shaka volvió a suspirar, intentando calmar sus nervios.- Hades, me siento halagado, pero...

- No quieres tener nada que ver con un delincuente juvenil.- Completó la frase el azabache con una sonrisa melancólica.- No te preocupes, ya me lo veía venir.

- N-No, no es eso.- Explicó el rubio.- Es... Es que... Hades, eres menor que yo, y deberías estar con alguien de tu edad... ¡Por dios! Tienes 17 años, yo 23, no es legal, mucho menos ético que fije mi atención en tí.

- Si es mi edad lo que te aqueja, no te preocupes, en un par de semanas cumpliré dieciocho.- Respondió el menor.- Pero si tanto te incomoda, ¿podemos al menos ser amigos?. Al menos hasta que tenga la edad suficiente para poder cortejarte, porque... Realmente me gustas.

- Hades, estás loco.- Exhaló el rubio.

- Si no te intereso en lo más mínimo o tienes a alguien, solo dímelo.

- Más bien el loco soy yo.- Intentó evadir la pregunta, sin éxito en su misión.- Tú... Tú... También... También me gustas.

Mantuvo agachada la cabeza, sin atreverse a mirar a los ojos al contrario. Se sentía avergonzado, nunca antes le había dicho algo similar a nadie, y el estarlo haciendo ahora le era algo completamente nuevo.

Y la gente me pregunta cómo
Bueno tú eres la razón del porqué
Bailando en el espejo
Y cantando en la ducha

- Y ahora, ¿qué pasó, Shaka?- Preguntó su amigo, sentado junto a él.

- Nada, ¿qué podría pasar, Dita?- Respondió, comiendo su almuerzo.

- Has estado actuando... Diferente estos días.- Añadió el peli-turquesa.- ¿Conociste a alguien acaso?

El rubio pasó el bocado, en un intento desesperado por no ahogarse con su alimento.- ¿Por qué lo dices?

- Dita tiene razón, Shaka. Has estado actuando raro desde hace unas semanas.- Se sumó cierto peli-lila.

- ¿Qué quieren decir con "raro"?

Sus dos amigos se miraron entre ellos, como si acabara de decir algo obvio.

- Shaka, últimamente te la pasas sonriendo embobado todo el día, estás distraído en clases, no paras de mirar tu celular, te la pasas escribiendo quién sabe qué en ese cuaderno todo el día...- Comenzó a enlistar el sueco.

- No es nada, solo... Solo he estado pensando en... Cosas, es todo.- Intentó escudarse, sin éxito alguno, mientras abrazaba el dichoso cuaderno contra su pecho.

- Ya dinos, ¿quién es el afortunado?- Insistió el jóven de cabellos turquesas.- ¿Por fin te dignaste a darle una oportunidad a Aioria?, ¿O preferiste a Milo?, ¿O acaso es alguno de los gemelos?... ¡No me digas que es Shura!- Hablaba emocionado.

- ¡Shh!, Dita, baja la voz.- Le silenció Mu, cuándo su ruidoso amigo comenzó a llamar demasiado la atención.

- Lo siento.- Sonrió avergonzado.- ¿Quién es?

Shaka sintió como su rostro se ponía de todos los colores, en ese momento deseaba que la tierra se abriera, se lo tragara y lo escupiera en otro continente. Se quedó estático antes de negar repetidamente con la cabeza y responder a Afrodita.- Ninguno de ellos, Afrodita.

- ¡Pero...!- Piscis estaba a punto de comenzar a gritonear nuevamente, cuándo Mu alcanzó a cubrirle la boca.- Digo... ¿por qué?, feos no son.

El rubio suspiró exasperado.- Aioria es solo mi mejor amigo. Milo está saliendo con Camus desde hace dos meses. Saga tiene novia, Kanon tiene novio. Y Shura está saliendo con el hermano de Aioria.- Explicó al ruidoso peli-turquesa.

- Entonces ¿quién es?. Por lo menos dime si lo conozco.

Shaka rodó los ojos.- No, Froda. No lo conoces.- Sabía que Afrodita no lo iba a dejar en paz tan fácilmente, hasta que no le diera un nombre.- Aún no es algo oficial, pero si todo sale bien, serás el primero en conocerlo.

Al sueco parecieron brillarle los ojos, y no tardó en saltar a abrazar a su rubio amigo, y nuevamente, hacerlo pasar por otra vergüenza enfrente de toda la cafetería.

- ¡Afrodita, ya suéltame!

La Di La Da La Da
Cantando en la ducha
La Di La Da La Da
Cantando en la ducha

El tiempo había transcurrido. La espera finalmente había terminado. Era el día que Hades saldría del reformatorio.

Shaka estaba prácticamente dando brincos de alegría, y ¿cómo no iba a estarlo, si ese día por fin podría tener cerca al chico que no abandonaba sus pensamientos?

Había quedado con Shun y Pandora ir a recoger al azabache, que sería puesto en libertad al mediodía.

Sin darse cuenta, estaba bailando frente al espejo de su tocador, mientras tarareaba una cancioncita, y peina sus largos cabellos en una cola de caballo.

Su pequeño ritual se vió interrumpido por el sonido del timbre, miró la hora, e intuyó que debían ser Shun y Pandora.

Sin dejar de sonreír, fue a abrir la puerta, y efectivamente, se trataba de ellos dos.

- ¿Estás listo, Shaka?

- Claro, Shun. ¿Nos vamos ya?

- Si, debemos ir con algo de anticipación.- Asintió el menor.

Los tres abordaron el auto de Pandora, y se pusieron en marcha.

Todo lo que quiero,
Todo lo que necesito es tu amor
Cariño, me calientas como un horno
Desde que llegaste, ¿sabes que descubrí?
Que, cariño, no necesito otro
No, no, todo lo que sé
Es que solo tú me haces sentir así
Y sabes que tengo que tenerte
Y no planeo dejarte ir

Llegaron al lugar, dónde, después de que Pandora arreglara algunos documentos, y tratara unos asuntos, finalmente se encontraban afuera, esperando a Hades.

Shaka estaba mordiéndose las uñas por los nervios, con cada minuto que pasaba se sentía más ansioso.

Cuándo por fin lo vió a unos cuántos metros de distancia, cargando una pequeña maleta deportiva, siendo escoltado por un par de oficiales.

Quería salir corriendo a abrazarlo, pero por las palabras de Pandora, sabía que debía esperar en el auto hasta que los oficiales se retiraran, y desobedecer esas instrucciones podría acarrearle muchos problemas.

Con su corazón latiendo a mil por hora, se confirmó con mirar fijamente en la dirección del azabache, sonriendo embobado por minutos que le parecieron horas.

Una vez que los oficiales se retiraron, y Hades ingresó al vehículo, no se contuvo y lo abrazó emocionado.

- Si que me extrañaste.- Bromeó el menor.

- Lo siento, yo... Me dejé llevar.- Se disculpó apenado el rubio, separándose, con las mejillas rojas.

- Nunca dije que me molestaba.- Le sonrió el azabache, ahora abrazándolo él.

Shun y Pandora no dijeron nada durante todo el camino, y se limitaron a mirarse y sonreír entre ellos.

Pienso en ti cuando me voy a la cama
Cuando despierto pienso en tí otra vez
Eres mi colega, mi amante y mi amigo
Exactamente porque

En el camino, decidieron hacer una parada para comprar algo de comida rápida, por petición de Hades y Shun.

Pandora y Shun bajaron del auto, y fueron al restaurante para comprar, mientras Hades y Shaka decidieron esperar.

- Y.. ¿Pensaste en lo que te dije?- Preguntó Hades, cuándo Pandora y Shun les dejaron un momento a solas.

- Yo... Yo... S-Si, si lo pensé.- Tartamudeó el mayor, sabiendo de sobra a qué se refería.

- Y ¿que decidiste?

El rubio apretaba levemente sus puños, estaba nervioso.- S-Si...- Susurró.- Si quiero salir contigo.

El peli-negro le acunó suavemente el rostro, para juntar su frente con la del rubio.- ¿Puedo...?

- S-Sí.- Asintió el mayor, apretando los ojos, y un leve rubor en sus mejillas.

Hades sonrió enternecido, para después juntar sus labios con los contrarios.

Shaka no tardó en pasar sus brazos alrededor del cuello de Hades, mientras el azabache le acariciaba el cabello y las mejillas.

Estaban tan sumidos en su mundo, que no se percataron de la presencia de otras dos personas, sino hasta que un leve carraspeo se los hizo saber.

- Disculpen...- Al escuchar la voz de Pandora, Shaka casi se cae del asiento, de no haber sido por Hades.- Lamentamos interrumpirles el momento, pero ya debemos irnos.

- Claro, hermanita.- Sonrió Hades, abrazando a un sonrojado rubio.

Shun solo les sonrió, como siempre hacía. Pandora rió un poco por lo bajo, mientras conducía.

Shaka solo agachó la cabeza, avergonzado, y no se atrevió a mirar ni a Shun, ni a su hermana por el resto del viaje.

Me iluminas por dentro
Como el 4 de julio
Cuando estás cerca
Siempre parezco sonreír

- ¿Sigues así por lo del auto?- Bromeó un poco el menor.

Después de llegar a su destino, Pandora se despidió de ellos, y siguió su camino, mientras que Shun subió al departamento dónde vivía. La pareja recién formada, se quedó hablando a solas en las escaleras de la entrada del edificio.

- Nos vieron tus hermanos.

- Tranquilo.- Le intentó calmar, besando su frente.- Estoy seguro de que no les importa en lo más mínimo. Además... No hay nada de malo en que lo sepan.

Shaka se ruborizó aún más.- N-No es eso lo que quise decir, es solo que... Conozco a Shun desde hace años, ha sido casi un hermano para mí, y... Debe ser raro para él y para Pandora que tú y yo... Ya sabes.

- Shun ya sabía, me consta que no está del todo sorprendido. ¿Se te olvida quién fue nuestro mensajero mientras seguía en ese agujero?

- Lo sé, pero... Vaya primera impresión les dí como pareja.- Se cubrió la cara con ambas manos.- De seguro tu hermana debe pensar que soy un maldito pervertido.

Hades no pudo contener una pequeña risa, para después responder.- Legalmente ya soy un adulto, así que no hay ningún problema por la diferencia de edades.

Shaka se descubrió el rostro, pero mantuvo agachada la vista.

- ¿Recuerdas el día que fuiste a verme, después de que te envié la carta?

- ¿Cómo voy a olvidarlo?- Sonrió el rubio.

~~~~~

- Entonces, ¿por qué no intentarlo al menos?- Susurró el menor, para después besarlo suavemente en los labios, siendo correspondido a los pocos segundos.

Esta acción de inmediato llamó la atención de los oficiales, quiénes no tardaron en ir hacía dónde los dos se encontraban y obligarlos a romper el contacto.

- Hades, ya conoces las reglas. Sabes que éste tipo de contacto no está permitido.- Le regañó una oficial peliroja.

- Ya lo sé, señora Marín.- Sonrió de lado el peli-negro.- Me dejé llevar por la emoción. Le aseguro que no se volverá a repetir.

- Eso espero, Heinstein, porque de lo contrario tendré que sancionarte.

Después de esa llamada de atención, los oficiales se retiraron, dejándolos solos en la mesa otra vez.

- Hades, ¿estás loco acaso?- Habló Shaka, una vez que los guardias se alejaron.- Pudiste meterte en problemas.

- Tranquilo. Llevo años en este lugar, conozco a cada guardia e interno aquí... Además, mi hermana es alguien muy respetada por estos lares, así que todo está bajo control.

- Aún así, no deberías desobedecer las reglas... Además... Yo, Yo no debí...

Hades le tomó de la mano, enlazando sus dedos con los del nervioso rubio que tenía enfrente.- Está bien. Si eso te hace sentir mejor, te prometo portarme muy, muy, pero muy bien.- Bromeó el azabache.- Pero... Quiero un premio a cambio.

- ¿Q-Que quieres decir?

- Si yo prometo portarme bien, ¿tú prometes darme una oportunidad una vez que salga de aquí?

El chico era bastante coqueto, y para Shaka era imposibles negarle algo a esos preciosos ojos.- Está bien.- Suspiró.- Pero solo cuándo seas mayor de edad, ¿de acuerdo?

- Hecho.- Aceptó el menor, sonriendo satisfecho.

Pasaron el par de semanas enviándose cartas mutuamente, que eran transportadas de uno a otro por el hermano menor de Hades; Shun.

Con cada día que pasaba, Shaka parecía caer más ante los pies de ese chico, y el caso de Hades no era muy diferente. Incluso si Shaka no quería admitirlo, ambos estaban enamorados.

Incluso el día del cumpleaños de Hades, Shaka se encargó de enviarle una carta, junto a una tarjeta y un pequeño regalo.

~~~~~

- Por cierto, gracias por el anillo.- Le sonrió Hades, mientras miraba el regalo que Shaka le había enviado en su cumpleaños.

- P-Por nada... Me alegra que te haya gustado.- Sonrió tímidamente el rubio.- Lamento no haber ido a visitarte ese día, tenía unos exámenes y...

- No te preocupes, Shun me lo explicó todo.- Interrumpió el menor, para después depositar un tierno beso en su mejilla.

Y la gente me pregunta cómo
Bueno, tú eres la razón del porqué
Bailando en el espejo
Y cantando en la ducha

- Shaka.- Le llamó su amigo de cabello lila.- ¿Todo bien?

- Si, si, Mu.- Respondió, sin alzar la vista de su celular.- ¿Necesitas algo?

- De hecho sí.- Habló de nuevo el peli-lila.- Ya casi es hora de la merienda de Kiki, ¿crees que puedas avanzar con el proyecto tú solo mientras lo alimento?

Shaka negó con la cabeza.- No te preocupes. Yo me encargo.

Había quedado con Mu para realizar el proyecto en equipo, y ya casi estaba todo listo.
Su amigo peli-lila tenía un hermano menor, un bebé de poco más de un año de edad, del que cuidaba como si fuera su hijo. Y, aunque a Shaka no le molestaba, sí los retrasaba un poco.

Sin embargo, el rubio se limitó a continuar con el proyecto él solo, mientras Mu alimentaba al bebé con un biberón.

Su celular sonó, era otro mensaje de Hades. Sin poder evitarlo, sonrió, mientras desbloqueaba la pantalla para responder. Fue solo un par de minutos, y después volvió a su trabajo.

- Ese chico sí que tiene comiendo de su mano.- Bromeó Mu, sosteniendo a su hermano en brazos.

- Yo... Quizás... Solo un poco.- Respondió levemente ruborizado.

- ¿Cómo se llama?

- Hades. Es el otro hermano de Shun.- Respondió Shaka a la pregunta de su amigo.

- ¿Están saliendo?

- Podría decirse que sí.- Admitió.- Mu, confío en ti, pero por favor no le digas ni una sola palabra de ésto a Afrodita. Ya sabes cómo es él.

Mu le sonrió comprensivo.- No te preocupes, yo también sé cómo es Dita.- Respondió.- Me alegra que al fin hayas encontrado a alguien especial, Shaka. Se ve que él te hace feliz.

No hay ninguna garantía
Pero apostaré por nosotros
Cariño, tomémonos nuestro tiempo
Y cuando los tiempos se pongan difíciles
No hay que darse por vencidos
Porque se siente tan bien

Habían pasado un par de meses desde que Shaka y Hades habían comenzado a salir. Habían tenido unas cuántas citas, y habían tenido más tiempo para conocerse mejor. Y finalmente el rubio se había decidido a dar el siguiente paso.

- ¿Entonces, es un "sí"?- Preguntó emocionado el azabache.

- Sí, si quiero que seamos pareja.- Asintió ruborizado el rubio.

Ese día Hades lo había invitado a tomar un café, y cuándo se encontraban volviendo a casa de Shaka, el menor le hizo la pregunta que llevaba algo de tiempo esperando.

Shaka se sonrojó como siempre, pero aún así le dió la respuesta tan ansiada.

Sabía del pasado de Hades, que quizás no todos verían con buenos ojos su relación por una o por otra razón, que quizás no sería fácil, tal vez se arrepentiría en un futuro, pero, después de todo, nada perdía con intentar. Ya habían estado saliendo y todo había salido bien, solo estaban formalizando más su relación, eso era todo.

Un beso fue lo que siguió, al que el rubio correspondió felíz. Se tomaron de la mano, y siguieron su camino, hasta que llegaron al departamento de Shaka.

El mayor lo invitó a pasar, y el peli-negro no se negó. Tener algo de privacidad y paz, estando solo ellos dos, era algo que ambos disfrutaban, la compañía mutua sin interrupciones ni miradas curiosas.

Shaka, como siempre que Hades lo visitaba, le ofreció una taza de té, la que Hades nunca rechazaba.

Tomaron asiento en el sofá de la sala, mientras bebían la infusión en sus tazas y veían una película.
Después de unos minutos, comenzó a llover fuertemente, no le dieron demasiada importancia, y siguieron viendo su película, pero cuándo ésta finalizó, y la ligera brisa en vez de cesar, se había convertido en una tormenta, fue cuándo Shaka comenzó a preocuparse.

- Creo que la lluvia no va a parar en un buen rato.- Habló Hades, viendo por la ventana.

- Será mejor que te quedes hasta que amaine un poco.

Hades le sonrió, y besó tiernamente su frente.- Gracias.

Se quedaron sentados en el sofá, abrazados y cubiertos con una manta, buscando algo que ver en la televisión, mientras esperaban que la lluvia parase.

No había ninguna garantía de que esa relación fuera a funcionar, de que realmente fueran el uno para el otro, pero a Shaka ya no le importaba. Era felíz, y tal vez a veces era mejor no pensar demasiado en el futuro, y solo disfrutar el momento, durara lo que durara.

No me importa lo que digan los demás
Si te tengo estoy segura
De que traerás mi corazón a la vida

Las semanas pasaron, convirtiéndose en meses más pronto que tarde, y éstos a su vez se convirtieron en años. El tiempo si que pasaba volando sin que te dieras cuenta.

Shaka se despertaba en su cama, con unos pequeños besos en su cuello, y unas traviesas manos acariciando su cintura.

- Buenos días.- Le susurró su acompañante.

- Buenos días.- Respondió, sin querer abrir sus ojos.

- Ya despierta, se nos hará tarde para la universidad.- Insistió el azabache, mientras acariciaba sus cabellos.

- No quiero ir al escuela.- Hizo un puchero, cubriéndose totalmente con la manta. Escuchó a Hades reír enternecido, para después sentir nuevamente los labios del menor recorrer su cuello, y pasarse a su espalda descubierta.

- Vamos, ya es viernes, mañana podrás dormir todo lo que quieras.

Shaka se giró hacía el azabache, abrazándose a su cuello, y acurrucándose en su pecho.- Tengo sueño.

- Lo sé, cariño.- Hades le acarició nuevamente la espalda, correspondiendo el abrazo.- Pero ya es tu último año, no te rindas estando tan cerca.

Así eran casi todas sus mañanas desde hace unos seis años, desde que Hades se mudó con él.

- Vamos, tenemos un largo día por delante.- Le sonrió el azabache, para después despeinarle el cabello y besar si frente con cariño. Después de eso, el menor se levantó, saliendo de la habitación.

Con toda la pereza del mundo, Shaka se levantó, dispuesto a seguir el ejemplo de su novio.

Me iluminas por dentro
Como el 4 de julio
Cuando estás cerca
Siempre parezco sonreír

- Entonces, ¿iremos a ver a tu familia éste fin de semana?

- Pandora insistió en que los acompañaramos a la casa del lago. Además de que Shun confirmó que vendría unos días a pasar sus vacaciones aquí.- Respondió el azabache, mientras conducía.- Pero si no quieres ir, entonces no vamos.

- No, no, no es eso. Sabes que me encanta pasar tiempo con tu familia.- Explicó Shaka.- Además, hace ya un tiempo que no veo a Shun desde que se fue a estudiar a ese internado en Rusia, será bueno verlo después de casi dos años.- Añadió sonriendo.- Y la casa en del lago es bastante linda, siempre es divertido pasar tiempo ahí.

Ambos se voltearon a ver y se sonrieron mutuamente.

- Bien, entonces más tarde le confirmo a Pandora que vamos con ellos éste fin de semana.

El resto del camino siguieron conversando, bromeando de vez en cuándo, o tarareando alguna canción que transmitían por la radio. Hasta que llegaron a su destino, la universidad.

Al arribar a su destino, se despidieron con un corto beso, como solían hacerlo siempre, y cada uno iba a su respectiva clase.

El resto del día fue como cualquier otro; ingresar a sus clases, aprovechar el receso para verse y almorzar juntos, hablar con sus amigos, volver a las clases, y a la hora de la salida, irse juntos a casa.

- ¡Al fin!, libertad.- Suspiró el rubio, una vez que se encontraban en el auto camino de vuelta a su hogar.

Hades rió bajo.- Si que adoras la escuela.

- Eso no la hace menos estresante.

Al volver a casa, Hades se encargó de preparar la cena, mientras Shaka empacaba las cosas que necesitarían durante el fin de semana.
Luego de terminar sus tareas, se sentaron a comer juntos lo que había preparado el menor, para después tomar un baño y descansar.

Al día siguiente, muy temprano, antes de que siquiera amaneciera, ya se encontraban en la carretera, rumbo a un bosque en las afueras de la ciudad.

- ¿Ya casi llegamos?

- Si, cariño, ya falta poco.- Le respondió Hades.- Descansa, yo te despierto cuándo lleguemos.

Después de unos minutos más de camino en carretera abierta, y de atravesar algunos kilómetros más para adentrarse en el bosque, finalmente llegaron a su destino, dónde ya los esperaba en resto de los acompañantes.

- Hasta que llegan.- Fue Ikki el primero en hablar.- Llevamos horas esperándolos.

- Ikki, no seas exagerado.- Intervino Pandora.

- Lo sentimos, creo que nos confiamos y perdimos la noción del tiempo.- Se disculpó el rubio.

- No escuchen al malhumorado de mi hermanito.- Insistió la mayor.- Ikki llegó hace apenas unos diez o quince minutos.

El peli-azul solo bufó y dió media vuelta, para después entrar a la casa.

- ¿Qué le pasa al ogro que tenemos por hermanastro?- Habló Hades, abrazando por los hombros a Shaka.

Pandora dejó escapar una risa nerviosa, jugando nerviosamente con un mechón de su largo cabello negro.

- Solo diré que tiene que ver con Shun...- Respondió.- Y algo que el pequeño trajo con él de Rusia.- Añadió, sin poder evitar reír nuevamente.

Los dos recién llegados se miraron entre ellos, sin entender a qué se refería la azabache.

- Hablando de Shun, ¿dónde está?- Preguntó Hades.- ¿Vino contigo ayer?

Pandora asintió.- Si, el pequeño y un polizón llegaron ayer por la noche al aeropuerto, y llegamos aquí en la madrugada.

- ¿Hades?- Escucharon una cuarta voz, que reconocieron fácilmente.- ¿Shaka?

- ¡Shun!- Sin poder evitarlo, Shaka corrió a abrazar a su querido amigo, seguido después por Hades.
Shun les correspondió el abrazo a ambos, estaba felíz de volverlos a ver.

- Mira que alto estás.- Comentó Hades.

- Solo un poco.- Rió nervioso el peli-verde.

- Y tu cabello...- Añadió Shaka.- ¿Cuándo fue que lo cortaste?

- Hace solo un par de semanas en realidad.- Sonrió el menor de los tres.- Quería probar un nuevo estilo... Creo que no se me ve tan mal, aunque extraño un poco mi cabello largo de vez en cuándo.

Mientras hablaban, Hades se percató de una cabellera rubia que se asomaba tímida por la puerta principal de la casa.

- ¿Trajiste contigo algún recuerdo de Rusia, Shun?- Bromeó Hades con su hermano menor.

- Oh, yo... Sobre eso... Enseguida vuelvo.

Shun fue de vuelta a la casa, mientras los tres adultos rieron bajo al ver cómo el peli-verde jaloneaba del brazo a su compañero de viaje.

- Él es Hyoga.- Lo presentó sonriendo el peli-verde, una vez que consiguió que saliera de su escondite.- Nos conocimos en Rusia, cuándo llegué al internado hace dos años. Lo invité a pasar unos días con nosotros... Espero que no les moleste.

- Sabes que a mí no me molesta, y a Hades y Shaka tampoco.- Le sonrió su hermana mayor.- Pero mejor no lo dejes sólo ni al alcance de Ikki... Solo por precaución, ya sabes cómo es tu hermano.

- Un especie de duende malvado que no tolera ver la felicidad de otros.- Bromeó Hades.- Y estoy bastante seguro de que nadie aquí quiere ser culpado por el asesinato de un estudiante ruso.

Shaka le dió un leve golpe con el codo al azabache, cuándo vió que el amigo de Shun palideció al escuchar las palabras de Hades.

- No le hagas caso.- Intentó tranquilizar al menor.- Ikki solo es algo... Sobreprotector. Dale un par de días, y estoy seguro de que va a adorarte.

Hades y Pandora volvieron a reír con las últimas palabras del rubio, ganándose una mirada filosa de Shaka que los hizo callar.

El resto del fin de semana fue bastante tranquilo y se la pasaron bien la mayoría del tiempo. Aunque el ruso no se salvó de alguna que otra maldad de Ikki, desde hacer que las abejas lo persiguieran, hasta intentar empujarlo el lago. Pero cada una se vió interrumpida por Shaka, Hades, Pandora o Shun.

La última noche que pasarían en ese lugar, después de cenar sentados alrededor de la fogata, Subieron al tejado de la casa para observar las estrellas.

- ¿Te la pasaste bien?- Preguntó Hades, viendo al mayor.

Shaka asintió sonriendo.- Siempre es divertido venir aquí, y aún más si estoy contigo.

Hades tomó de la mano al rubio, para después darle un pequeño beso en los labios.- Hay algo que quiero decirte.

- ¿Qué es?

Hades sacó algo de la bolsa de chaqueta.- ¿Te casarías conmigo?

Le mostró al rubio el anillo que sostenía en su mano. Y Shaka no pudo evitar que unas cuántas lágrimas de felicidad escaparan de sus ojos.

- Sí.- Respondió sonriendo.

Y la gente me pregunta cómo
Bueno tu eres la razón del porque
Bailando en el espejo
Y cantando en la ducha

Después de varios meses de planificación, y una vez que ambos estaban graduados, el ansiado día por fin había llegado.

- ¿Estás bien, Shaka?- Preguntaba su cuñado peli-verde.

- Si. Solo los nervios... No es nada.- Suspiró, intentando calmarse.

- Tranquilo, cariño.- Y ahí estaba su amigo peli-turquesa, Afrodita.- Estarás bien. Solo recuerda que hoy es tu día, y nada ni nadie lo va a arruinar.

Aunque muchas veces la actitud de Afrodita lo metió en problemas en sus años de escuela, en momentos como éste era quién mejor sabía infundir a alguien confianza en sí mismo.

- Además, llevan años esperando éste día.- Y ahí estaba Mu, su leal mejor amigo.- Todo va a salir bien.

Una vez que estuvo listo, él y sus acompañantes se pusieron en marcha a dónde se celebraría la boda.

En el lugar, ya lo esperaban todos de los invitados. Pero la única persona que le importaba y que estaba ansioso por ver, se encuentraba al frente de todos, esperando por él.

Los minutos se le hacían eternos, y no podía evitar sentir que su estómago se retorcía de los nervios, pero con solo una mirada o una sonrisa de su futuro esposo le era más que suficiente para tranquilizarse. Hasta que la pregunta llegó.

- Sí, si acepto.- Pronunció nervioso cuándo llegó su turno de responder.

Hades le sonrió, igual que siempre. Y desde ese momento, todo el resto del mundo dejó de existir para él.
Sin esperar más, se lanzó a los brazos del azabache, siendo recibido y besado por éste.

- Te amo.- Le sonrió Hades, una vez que se separaron sus labios.

- También te amo.

Volvieron a fundirse en un tierno beso, siendo celebrada por todos los presentes su unión.

- De haber sabido que te conocería en el reformatorio, habría hecho que me internaran antes.- Le comentó Hades, una vez en la recepción, y a punto de lanzar el ramo.

Shaka no supo si reír, enternecerse o darle un golpe en la cabeza.

- Al menos ahora me puedo asegurar de que no vuelvas a esos pasos.- Respondió el rubio, suspirando.

Después de un corto beso, ambos lanzaron el ramo, y apenas unos segundos después comenzó una batalla campal entre varios de los invitados por él.

La Di La Da La Da
Cantando en la ducha
La Di La Da La Da
Cantando en la ducha
La Di La Da La Da
Cantando en la ducha

Los años pasaron, muchas cosas habían cambiado.

- ¡Asmita, Alone, dense prisa o van a llegar tarde al escuela!- Gritaba el rubio desde la escalera, llamando a sus hijos.- ¡Hades, tú también date prisa o vamos a llegar tarde al trabajo!

- ¡Ya vamos, papá!- Fue Asmita quién respondió por los tres.

Un par de minutos después, dos pequeños de 8 y 5 años bajaban de las escaleras, acompañados de su padre.

Los cuatro se sentaron a desayunar, y todo estaba tranquilo, hasta que Shaka se levantó un momento para ir a dar unos platos a la cocina. Y en ese momento, a Hades se le ocurrió la idea de lanzarle una fresa a la cabeza a Asmita, y el niño respondiera al ataque lanzándole avena con una cuchara al pequeño Alone.

Así fue cómo empezó una pequeña guerra de comida entre Hades y sus dos hijos, que finalizó con unos gruñidos que reconocieron al instante. Sabían que estaban en problemas.

- Ustedes tres van a volverme loco.- Suspiró Shaka, mientras terminaba de vestir con ropa limpia a su hijo más pequeño.- De tu padre no me sorprende, ni siquiera tanto de tú hermano. Pero tú, Alone...

- Ya, ya. Fuí yo quién empezó.- Intervino Hades, al lado de su hijo mayor, y sosteniendo en brazos a su hijo menor después.- Si vas a regañar a alguien debo ser yo.

Shaka volvió a suspirar, aceptando su derrota. Aunque quisiera, era incapaz de enfadarse realmente con ellos por más tonterías que hicieran. Y menos cuándo sus pequeños lo miraban con esos ojitos brillosos que le robaban por completo la voluntad. Definitivamente eso lo habían heredado de Hades.

- Solo olvídenlo.- Suspiró.- Ahora dense prisa y vámonos.

Minutos después, Hades lo abrazaba por la cintura, mientras sus hijos se encaminaban al auto para esperarlos.

- Años y sigues cayendo en el mismo truco.- Rió Hades en su oído.

- Años y tú no cambias. Sigues motivando a tus hijos a hacer las mismas travesuras de siempre... Creo que ya debería estar acostumbrado.

- ¿Alguna vez te he dicho que te amo?

- Hoy no.

Hades besó su mejilla.- Pues entonces te lo recuerdo: Te amo, y te amaré siempre.

A pesar de que llevaban casi nueve años casados y aún más años de conocerse, pero Shaka aún seguía sonrojándose cada vez que su amado azabache le susurraba cosas lindas al oído, o le daba un beso. Seguía sintiendo las mismas mariposas revoloteando en su estómago como el primer día que se encontraron, aún después de casi quince años.

Dió media vuelta, topándose con esos preciosos ojos aguamarina que le robaban el sueño todos los días desde que los vió por primera vez, y que siempre conseguían arrancarle más de un suspiro.

Hades le sonrió como siempre hacía, antes de volver a besarlo, como si fuera la primera vez.

Su momento mágico se vió interrumpido cuándo sonó la bocina del auto, esa era la señal que Asmita les daba cuándo se tardaban demasiado.

- Será mejor darnos prisa.- Dijo el rubio, recogiendo un par de portafolios del sofá.- Los niños van a empezar a impacientarse y ya sabes cómo es Asmita.

Hades tomó uno de los portafolios, para después reír bajo.- Me pregunto de quién habrá heredado ese carácter...

Shaka rodó los ojos, para después tomar de la mano al peli-negro y comenzar a caminar hacía la salida.

- Es tu vivo retrato, es como una mini-copia tuya.- Siguió hablando Hades mientras caminaban.- Aunque yo te prefiero a tí, el original.

Y así comenzaban un nuevo día, llevando a sus hijos al escuela, yendo ellos a sus trabajos, ansiando volver a casa solo para recordarse lo mucho que se amaban.

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