Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Shake It Off [🦁Aioria x Shaka📿]

Me quedo en la calle hasta muy tarde
No tengo nada en la cabeza
Eso es lo que dice la gente
Eso es lo que dice la gente
Tengo muchas citas
Pero no puedo lograr que se queden
Al menos eso es lo que dice la gente
Eso es lo que dice la gente

Era una noche de verano bastante tranquila en el santuario. Shaka, el caballero de virgo meditaba en su templo, como era su costumbre.

Nada más que el silencio reinaba en su templo, y parecía que todo el resto de la noche seguiría así, de no ser por cierto intruso escandaloso que se coló, haciendo que todo el silencio se fuera por el desagüe.

- ¡Oh, hola, Shaka!- Escuchó a Aioria prácticamente gritar estando enfrente de él.

- Aioria, no estoy sordo, ni tampoco a un kilómetro de distancia.- Dijo, intentando mantener la compostura.- Puedo escucharte perfectamente. No es necesario que grites.

- Lo siento.- Bajó Aioria su tono de voz. Riendo nervioso.- No quise molestarte, solo que necesito pasar por tu templo, ¿te molesta?

Shaka negó con la cabeza.- Ya estás a mitad de mi templo de todas formas, Aioria.- Respondió.- Puedes pasar, solo que la próxima vez intenta no gritar por favor.

- Gracias, Shaka.- Agradeció sonriendo el Leo, para después seguir su camino.

Shaka no le dió mayor importancia, y continuó con su meditación, hasta que escuchó nuevamente a Aioria, acompañado de alguien más, solicitándole permiso para pasar por su templo.

- Pueden pasar, Milo y Aioria.- Confirmó, y ambos santos siguieron su camino.

Casi todas las noches eran lo mismo, Aioria pasaba por su templo haciendo un escándalo, y después bajaba acompañado de Milo, Shura o cualquier otro santo, haciendo un nuevo escándalo, interrumpiendo su paz.

Después de que la guerra contra Hades terminó, y Athena les otorgase una nueva vida, anunciando que los dioses habían llegado a una tregua y no habría más guerras, casi ningún santo parecía tomarse su puesto en serio, y cada uno hacia lo que quería.

Mu había vuelto a Jamir, junto a su discípulo. Aldebarán se quedaba todo el día en su templo cocinando, y de vez en cuándo iba a visitar al santo de Aries a Jamir. Saga se quedaba en su templo la mayor parte del tiempo, pero de vez en cuándo desaparecía por unos días y nadie sabía a dónde. Kanon había desaparecido desde que volvieron a la vida, y nadie sabía su paradero. Death Mask, al igual que Aioria, Dohko, Milo, Shura y Afrodita se la pasaban de bar en bar y fiesta en fiesta casi todos los días. Aioros pasaba sus días entrenando en el coliseo, y ayudando a entrenar a jóvenes aspirantes a caballeros. Camus pasaba sus días metido en la biblioteca secreta de su templo, y parecía ser el único, además de Shaka y Aioros, que aún tenía presente su puesto como santo de Athena.

No les envidiaba nada a sus compañeros. Después de todo, tenían una nueva vida, y cada uno tenía derecho a hacer lo que quisiera con ella. Pero el tener que soportar a diario las interrupciones y escándalos que hacían sus compañeros al subir y bajar, además de que alguno bebiera más de la cuenta y volviera ebrio, y terminara entrando a su habitación, ya comenzaba a molestarlo.

Después de terminar su meditación, se dirigió a su alcoba para descansar. Mañana le esperaba un día de entrenamiento, y debía estar bien descansado.

Se quedó dormido sin mucho esfuerzo, y habría seguido así el resto de la noche, de no ser por la presencia de un cosmos ajeno, que se recostó en su cama a su lado.

Suspiró resignado. No sería la primera vez que alguno de sus desobligados compañeros se confundiera de templo, o simplemente se cansara de seguir subiendo, y se colara sin permiso en su habitación. Así como tampoco sería la primera vez que echara a patadas al intruso, o de ser necesario, privarlo de sus sentidos.

Se dispuso a hacerlo, cuándo al incorporarse, moviendo a quien dormía a su lado, escuchó esa familiar voz.

- No, Aioros... Hoy no quiero ir a entrenar, Milo y Death Mask me molestan.

- ¿Aioria?

Flaqueó por un momento, cuestionadose si despertarlo, o permitirle dormir. Pero tan solo negó con la cabeza, para después intentar nuevamente despertarlo.

- Aioria...- Intentó despertarlo tranquilamente, pero no dió resultado y comenzaba a perder la paciencia.- ¡Aioria, despierta!

El castaño dió un salto del susto, casi cayendo de la cama.

- ¡¿Shaka?!- Ahora el confundido era Aioria.- ¿Qué haces en mi templo?

- ¡¿Tu templo?!- No era habitual en él gritar, pero tenía sueño y estaba irritado.- ¡Estás en mi templo, y aún peor, en mi habitación, y mi cama!

Aioria abrió los ojos, mirando todo a su alrededor con la poca luz natural de luna que entraba por la ventana, cayendo en cuenta de su error.

- Lo siento, Shaka.- Se disculpó, avergonzado, sabiendo ahora la razón del enojo del rubio.

Shaka suspiró, tratando de contener su enojo.- No importa. Solo vete y déjame dormir.- Dijo, acomodándose nuevamente en su cama, dispuesto a seguir durmiendo.

- Shaka...- Escuchó nuevamente la voz de Aioria.- Sé que puede ser molesto, pero... ¿Puedo quedarme a dormir aquí, solo por esta noche?

Shaka casi abre los ojos tan solo de escuchar eso.- Tu templo está justo abajo. Perfectamente puedes irte.

- Por favor.- Insistió el leonino.- Te prometo que ni siquiera notarás que estoy aquí.

- ¿Estás ebrio acaso?

- No... Solo algo mareado, y cansado como para llegar a mi templo.- Se excusó Aioria.- Entonces, ¿si me puedo quedar?

El rubio solo bufó.- Solo cállate, duérmete, y déjame dormir.- Si así se callaba ese ruidoso castaño, entonces que se quedara.- Y en cuánto salga el sol, te vas a tu templo. No quiero malentendidos, ¿de acuerdo?

Aioria asintió, y casi al instante, se volvió a quedar dormido.

Shaka volvió a dormir, tratando de ignorar la presencia de Aioria.

Pero sigo adelante
No puedo parar, no quiero parar de moverme
Es como si tuviera esta música
En mi mente
Diciendo: Todo va a estar bien

El manto de la noche se había levantado, dando paso a un nuevo día, que parecería perfecto en todos los sentidos; soleado, despejado, brillante... Pero definitivamente no lo era para Shaka.

Su despertar de ese día había sido por mucho el peor de toda su vida. Lo que lo arrancó de los brazos de Morfeo, obligándolo a abandonar el hermoso mundo de los sueños, fue un fuerte grito.

No distinguía con claridad qué decía el responsable. Después escuchó la voz de Aioria, igualmente gritando. Pero lo que lo despertó totalmente, fue un puñetazo en su mejilla.

- ¡Son un par de idiotas!- Ahora sí que distinguía con claridad al ruidoso intruso; Milo.

El peli-morado estaba colérico, y de seguro lo habría vuelto a golpear de no ser por la intervención de Aioria.

- ¡Milo, cálmate ya!- Gritaba Aioria, tratando de contener al furibundo escorpión.

- ¡Eres una maldita zorra, estúpido rubio de pacotilla!

- ¡No es lo que estás pensando, todo ésto es un terrible malentendido!- Aioria a duras penas podía contenerlo, y haciendo uso de todas sus fuerzas, arrastró a Milo hasta fuera de la habitación, sabiendo de lo que Milo era capaz de hacer en ese estado.

Shaka no entendía qué demonios pasaba. Lo primero que recibía apenas abrir los ojos era un puñetazo de Milo, seguido de un montón de improperios dirigidos a su persona.

Cuándo finalmente, un rayo de luz iluminó sus pensamientos, como si dos cables en su cerebro hicieran contacto, consiguió encajar las piezas y entender qué estaba pasando, y la razón del enojo de Milo.

Prácticamente de un salto se puso de pie, y salió corriendo de la habitación. Tenía que hablar con Milo urgentemente, antes de que un malentendido se convirtiera en rumor.

- ¡Milo, aquí no pasó nada de nada!- El escorpiano volteó a verlo. Shaka juraría que percibió una leve llama en los ojos de Milo.- ¡Ni siquiera tengo idea de qué demonios hacía Aioria en mi habitación!

Quizás mintió en su última frase, pero no quería tener problemas por algo de lo que no era culpable.

- ¡¿Acaso quieres que te lo explique con dibujos, Shaka?!- Evidentemente Milo no le creía ni media palabra.- ¡Te encuentro metido en la misma cama que MI novio, sin camisa, y abrazados, ¿Y me dices que no pasó nada?!

Hasta entonces se dió cuenta de que Aioria a duras penas vestía unos pantalones.

- Milo, aquí no pasó nada.- Insistía Aioria.- Me confundí de templo, y terminé aquí por error, es todo.

- ¡Vete al diablo!- Bramó Milo, soltándole una bofetada, para después salir del templo de virgo hecho una furia.

Shaka sintió que el alma se le salía del cuerpo. Milo estaba más que enfurecido, y definitivamente no se iba a quedar de brazos cruzados, oh no, claro que no. Ese escorpión era alguien de temer si se lo proponía, y aún más si se sentía traicionado.

No quería ni imaginar las represalias que Milo tomaría en su contra.

- ¿Estás bien?

Escuchó la voz de Aioria a sus espaldas. Entones recordó quién era el verdadero culpable.

- ¡¿Por qué demonios te quitaste la camisa?!- Quizás estaba siendo exagerado, pero estaba demasiado enfadado como para que le importara.- ¡Te dije que te podías quedar a dormir, no a desnudarte!

- Lo siento.- Se disculpó el castaño, sorprendiendo a Shaka.

- ¿Sucede algo?- Algo andaba mal, Aioria jamás aceptaría que algo era culpa suya, ni mucho menos se disculparía así de fácil.

Aioria suspiró pesadamente antes de responder, mientras se sentaba en el suelo.- Milo realmente no cree que nosotros hayamos... Bueno... Tú entiendes.- Vaya que lo entendía.- Él solo quería tener una excusa para terminar conmigo, y parece que ya la encontró.

Había rumores de que Milo y Aioria eran más que simplemente compañeros, básicamente, eran lo que se conoce como "amigos con derechos". No era algo tan difícil de creer, incluso Shaka pensaba que era así. No se imaginaba que tuvieran una relación formal.

- ¿Por qué crees eso?

Aioria rió un poco ante de responder.- Shaka, ¿quién demonios tiene sexo con toda la ropa puesta, y aún peor, con las puertas abiertas de par en par?- Ahora que lo mencionaba, debía admitir que Leo tenía algo de razón.

- No sabría decirte. Jamás he estado con nadie de esa forma.- Respondió el rubio.

- Pues te informo que nadie, Shaka.- Bromeó Aioria.- Si alguien quiere ser infiel y que no lo atrapen, ni de chiste deja las puertas abiertas para que cualquiera pueda descubrirlo. Además de que la ropa es demasiado incómoda a la hora de hacerlo.

- No era necesario que me dieras información que no te solicité.- Dijo, sin lograr evitar ruborizarse levemente.

A pesar de ser conocido como "el hombre más cercano a ser un dios", todo tema relacionado con el sexo le era ciertamente incómodo de tratar.

De hecho, ni él, ni ninguno de sus compañeros tuvo algún tipo de clases de educación sexual formales.

A duras penas sabía de dónde venían los bebés y que lo que tenía entre las piernas no era solo para orinar.

Si sus compañeros sabían más que él sobre el tema, era por experiencias, mismas que él no tenía debido a su voto de castidad. Nunca le llamaron especialmente la atención ese tipo de cosas, y pensó que no le afectaría en nada, y efectivamente, nunca le había afectado su decisión.

- Bien, bien. Tampoco es para que te pongas así.- Rió Aioria.- Es algo normal y perfectamente natural.

- Y no estoy diciendo lo contrario. Solo que yo no quiero hablar sobre cosas tan íntimas y personales.

Aioria asintió.- Supongo que en cierta forma tienes razón... En fin, creo que ya te dí suficientes problemas por hoy.

- Quizás en parte también fue mi culpa por dejarte dormir aquí en vez de echarte a patadas como al resto.- Le sonrió el rubio, sentandose a su lado.- ¿Por qué piensas que él solo quería terminar contigo?

- Está saliendo con alguien más.- Confesó Aioria.- Hace tiempo que lo sé. Pero no hice ni haré nada, porque lo quiero demasiado, y siempre preferiré su felicidad por encima de la mía... Dicen que si amas a alguien, siempre desearás que sea feliz, aunque sea al lado de alguien más. Supongo que a veces debes dejar ir al amor de tu vida para que sea feliz con el amor de su vida, ¿no?

Shaka no pudo evitar sentir algo de pena por Aioria.

- Tal vez es lo mejor.- Concluyó el castaño.- Fue bueno mientras duró, pero llegó a su fin.

- Quizás.- Le dió la razón el rubio.- ¿Quieres quedarte a desayunar?

- Claro.

Aioria aceptó el ofrecimiento de Shaka, y ambos se dirigieron a la cocina para preparar sus alimentos.

El castaño resultó ser bastante divertido y ocurrente, quizás no era tan malo después de todo. O al menos eso pensó Shaka.

Porque los picaflores van a seducir,
Y los envidiosos van a odiar,
Amor, solo me voy a mover
Me muevo mientras lo dejo pasar.
Los rompecorazones van a engañar
Y los falsos van a fingir
Amor, solo me voy a mover
Me muevo mientras lo dejo pasar

Habían pasado un par de semanas desde ese vergonzoso incidente en la casa de virgo.

No ocurrió lo que Shaka tanto temía. Milo no dijo absolutamente nada de lo ocurrido, pero si que se mostraba bastante distante y arisco con Leo y Virgo.

Aunque Shaka y Aioria se habían hecho mucho más cercanos desde entonces, y habían comenzado a pasar más tiempo juntos.

Ese día era un viernes, y Aioria había subido a Virgo para invitar a Shaka a un bar de Rodorio.

Tal y como esperaba, Shaka se negó rotundamente. Pero Leo era terco y no iba a ceder tan fácilmente.

Siguió insistiendo e insistiendo, hasta que Shaka se rindió, y como pocas veces, dió su brazo a torcer.

- No entiendo cómo puedes estar tan tranquilo después del asunto de Milo.- Comentó Shaka mientras bajaban.- Y mucho menos cómo puedes tener ganas de ir a un lugar dónde definitivamente va a estar él.

Aioria se encogió de hombros.- Nosotros ya no tenemos nada que ver, no le debemos nada al otro. Así que no tengo porqué esconderme.

Y así siguieron conversando hasta llegar a su destino. Shaka dudó si entrar, pero antes de que pudiera arrepentirse, Aioria lo arrastró dentro.

Nunca pierdo el ritmo
Mis pies son muy rápidos
Y eso es lo que ellos no ven
Eso es lo que ellos no ven
Estoy bailando sola
Me muevo mientras voy
Y eso es lo que ellos no saben
Y eso es lo que ellos no saben

Shaka no vió a ninguno de sus otros compañeros que sabía fanáticos de ese tipo de lugares, lo cuál ciertamente le sorprendió.

El lugar era bastante tranquilo para ser un bar, quizás por la hora, apenas había anocheciendo hace unos minutos.

Había pocas personas bailando, y Aioria era una de ellas. Shaka había optado por sentarse en una de las mesas y beber tranquilamente su agua mineral con limón.

No era lo peor del mundo, pero tampoco era su lugar preferido para estar.

En algún punto, Aioria se le acercó, tomándolo de la mano, y llevándolo con él hasta la pista de baile.

- A-Aioria, ¿qué haces?- Tartamudeó nervioso. Ese no era su ambiente, ni de loco bailaría en público.

- Solo escucha la música y deja que tú cuerpo se mueva solo.- Le susurró el castaño, logrando estremecerlo.

- N-No seas ridículo.- Insistió, agachando la mirada.- Tú quédate bailando, yo te espero allá, en la mesa.

Pero Aioria no lo dejó irse.- Shaka, no todo en la vida tiene un porqué o tiene que estar total planificado.- Como pocas veces hacía, Shaka abrió sus ojos, topándose de frente con la sonrisa perfecta y los verdes ojos de Aioria.- Solo déjate llevar.

Por alguna razón que no supo reconocer, solo asintió.

Al inicio le fue extremadamente difícil, y no podía dejar de temblar, aferrándose de Aioria.

Pero con algo de ayuda del castaño, consiguió tener algo de confianza y dejarse llevar por el ritmo.

Después de unas cuántas canciones, simplemente no quería abandonar la pista de baile, y no lo hizo, sino hasta que sus piernas no pudieron más.

- ¿Seguro que nunca habías bailado así antes?- Le comentó Aioria sonriendo.

- Seguro.- Le respondió de igual manera. Incluso él estaba sorprendido de sí mismo.- No recuerdo haberme reído tanto como hoy.

- Entonces, ¿quieres quedarte un rato más?

- Claro.

Y así fue como terminaron bailando toda la noche, haciendo pausas únicamente para beber algo y descansar un poco.

Pero sigo adelante
No puedo parar, no quiero parar de moverme
Es como si tuviera esta música
En mi mente
Diciendo: Todo va a estar bien

Con cada día que pasaba, ellos parecían hacerse más cercanos.

Lo que inició como una salida que jamás se repetiría, se volvió una costumbre.

Nadie podía creerlo, Shaka, el santo más reservado y recatado, saliendo cada fin de semana con Aioria, uno de los santos más rebeldes y fiesteros, para ir a bailar y beber.

Ese viernes no fue la excelente. Ambos se encontraban bailando alegremente, hasta que tomaron el primer descanso de la noche para beber algo.

Aioria bebía una cerveza, mientras que Shaka se conformaba con algo de agua mineral. Aún no se atrevía a probar el alcohol.

- ¿Seguro que no quieres un poco?- Preguntó Aioria, refiriéndose a su bebida.

- No, gracias.- Rechazó la oferta El rubio.

- Está bien.- Cedió el castaño.- Si cambias de opinión puedes beber de la mía.

- ¿Cómo están las cosas con Milo?- Cambió de tema Shaka.

- Sigue manteniendo su teatro de ex traicionado e indignado, pero solo conmigo.- Respondió Leo mientras bebía de su tarro.- Cuándo hay más personas presentes aparenta ser un ex amigable y genial... Ya sabes.

- ¿Por qué lo dejas tratarte así?

- No me afecta en nada, realmente. Así que, por mí que haga lo que quiera.- Le quitó importancia.- No me detendré solo por una persona.

Porque los picaflores van a seducir,
Y los envidiosos van a odiar,
Amor, solo me voy a mover,
Me muevo mientras lo dejo pasar
Los rompecorazones van a engañar,
Y los falsos van a fingir,
Amor, solo me voy a mover,
Me muevo mientras lo dejo pasar

- Aún así, deberías marcarle un alto.- Insistió Shaka.- No puede ser uno contigo, y otro con los demás.

- Milo no es malo, solo... Algo tonto.- Rió el castaño.- En fin, él está bien, y yo igual. Cada uno sigue su camino... Nadie pierde. He conocido peores, creéme.

- ¿Cómo quién?

- Bueno, he salido con personas interesadas, falsas, hipócritas... Milo es el más tranquilo de todos.

- ¿De qué tipo de gente te rodeas?

Aioria rió, debía admitir que Shaka tenía razón.

- No lo sé.- Admitió.- Quizás al final, el tonto soy yo.

Shaka sintió sus mejillas teñirse levemente al ver la apelada sonrisa de Aioria, e inmediatamente desvió la vista, antes de que él lo notara.- Definitivamente lo eres.

Ambos rieron, y después volvieron a la pista de baile, dispuestos a seguir divirtiéndose.

Durante su velada, terminaron topándose con otro santos, Afrodita y Death Mask, que no tardaron en unirseles.

- Vaya, Shaka, jamás creí verte algún día por aquí.- Comentó Afrodita.- Pero me alegra que al fin te hayas decidido a salir de tu caparazón y divertirte.

- ¿Gracias?

Afrodita rió.- Y tú, Aioria. Me alegra ver que tu ruptura con Milo no te haya afectado.

- Tú mismo me lo dijiste alguna vez, Dita: "Oye, oye, oye,
Solo piensa que mientras has estado enfadado por culpa de los mentirosos
Y los tramposos más sucios del mundo...

- Podrías estar rompiéndola al ritmo de ¡este tremendo beat!"- Completó la frase el peli-turquesa.- Milo es como es, ambos estuvimos con él y lo sabemos bien.

Todos siguieron hablando y bromeando por unos minutos más, antes de volver a la pista de baile, y reiniciar hasta cansarse.

No era común en él, pero Shaka decidió atreverse a probar una bebida alcohólica por primera vez. De alguna forma, Dita consiguió convencerlo.

Intentó primero con una cerveza, pero el sabor le pareció simplemente horrible.

Entonces el peli-turquesa le permitió beber un poco de su Cosmopolitan, un cóctel a base de vodka y jugo de arándanos. El sabor no era su favorito, pero tampoco le disgustaba.

Antes de que pudiera renegar, Dita se le adelantó y le consiguió un cóctel para él sólo.

- Yo invito ésta.- Le sonrió Piscis.- Seré quién te compre tu primer cóctel, cariño.

Brindó con sus acompañantes, y bebió el líquido rosa en su copa. Con cada trago parecía gustarle más, y antes de que lo notara, se encontraba bebiendo cóctel tras cóctel.

- Shaka, ¿no crees que ya deberías parar?- Fue Aioria quién intervino.

El rubio rió al lado de Dita, y negó con la cabeza.- Estoy bien, Aioria. Este cóctel es realmente ligero.

Justo al finalizar su frase, comenzó a tambalearse, y estuvo a punto de caer al piso, de no ser por la rápida intervención de Aioria.- El vodka es muy traicionero.- Le dijo, mientras lo sostenía entre sus brazos.- Ven, te llevaré a casa.

El castaño se despidió de los otros dos caballeros, y se retiró al lado de Shaka, que prácticamente se colgaba de él.

- Debí advertirte que tuvieras cuidado con el vodka.- Comentaba Leo mientras subían con la sexta casa como destino.- Puedes beber y beber por largo tiempo, y no sentir absolutamente nada, pero de repente, de un momento para otro, ¡Pum! Sientes todos los efectos de dos horas en un segundo.

Shaka no respondía nada. Realmente no podía pensar con claridad, sus pensamientos eran una sopa en ese momento, su cabeza daba vueltas, le costaba hilar ideas y aún más pronunciar palabras, y sentía sus músculos demasía relajados.

- ¿Estás bien?

Solo asintió como pudo.

- Será mejor que te acompañe a tu habitación.- Se ofreció Aioria, para después cargarlo como a una princesa, y comenzar a caminar a la alcoba del rubio.- ¿Te duele la cabeza?

Shaka no se movió para nada. ¿Por qué de pronto se sentía tan nervioso de estar tan cerca de Aioria?, ¿Por qué de pronto se le hacía más atractivo?, ¿Acaso eran efectos del alcohol?

- ¿Shaka?- Aioria lo recostó en la suave cama, dejándolo boca arriba.- Shaka, ¿estás-

¡¿Qué demonios acababa de hacer?!, ¿Por qué estaba besando a Aioria?, ¿Por qué estaba enredando sus dedos en ese castaño cabello?... Nunca en su vida había besado de esa forma a nadie, era la primera vez que lo hacía, y definitivamente debía estarlo haciendo pésimo, pero Aioria no lo apartó.

Se separó cuándo el aire comenzó a escasear en sus pulmones. Sus mejillas estaban teñidas al rojo vivo, y sus azules ojos cristalizados.

Aioria solo le sonrió de lado, y lo volvió a recostar, para después apartarse.

- A-Aioria...- Alcanzó a hilar a duras penas.

- Shh...- Le silenció Leo, colocando su dedo sobre sus labios.- Hablaremos de ésto mañana, cuándo estés mejor. Por ahora solo descansa, ¿de acuerdo?

Ni tiempo le dió de replicar. Aioria depositó un pequeño beso en su frente, y se dispuso a retirarse, pero Shaka lo detuvo nuevamente.

Se aferró a su espalda, respirando su aroma. Nunca antes le había prestado atención a eso, pero ahora se daba cuenta de que el griego tenía un aroma natural realmente agradable.

Por alguna razón que no supo reconocer, se atrevió a besar el cuello de Aioria y pasear sus manos por su pecho. Tan solo escuchó la risa del heleno.

- Me haces cosquillas.- Rió el de Leo.

Detuvo momentáneamente sus acciones, tan solo para buscar nuevamente los labios ajenos, siendo correspondido.

Tan sumido estaba en ese beso, que ni siquiera se dió cuenta de cuándo se quedó dormido.

Al otro día, apenas abrió los ojos, una fuerte jaqueca lo invadió, provocándole un quejido.

- ¿Dolor de cabeza?

Apenas escuchar la voz de Aioria, sintió como si su alma abandonara su cuerpo. ¿Lo había besado de verdad?, ¿fue solo un sueño?... Estaba confundido.

- ¿Shaka?

El castaño se sentó a su lado en la cama, haciéndolo saltar por la sorpresa.

- Tranquilo, no muerdo.- Rió Aioria.

- Aioria...- Aunque no quería, sabía que debía hablar.- Anoche... ¿nosotros...?

- No.- Respondió el castaño, sabiendo a qué se refería Shaka.- Solo me besaste, solo eso. No hicimos nada más.

El rubio sintió su cara arder de la vergüenza. Entonces no había sido un sueño, de verdad hizo esa tontería, de verdad besó a Aioria.

- Ey, tranquilo.- Le sonrió Aioria.- Era la primera vez que bebías, a todos se nos pasan las copas y hacemos algunas locuras la primera vez.

- Fue la primera y la última vez que bebo alcohol.- Suspiró el rubio, cubriéndose la cara con las manos.

Aioria lo miró, sonriendo enternecido.- Ya te lo dije, Shaka. A todos nos pasa al menos una vez en la vida.- Shaka seguía sin atreverse a mirarlo.- Justo por eso es que te traje a casa anoche y me quedé vigilando. No era seguro dejarte sólo.

El rubio se sorprendió. ¿En serio el santo de Leo se había quedado toda la noche cuidandolo?

- Créeme, despertar en una cama ajena, y con alguien a tu lado no es precisamente lo que más desearías por la mañana.- Comentó Aioria.- Así fue cómo inicié con Milo... Suena bastante mal ahora que lo digo en voz alta.

Shaka le sonrió tímidamente de vuelta, y decidió simplemente olvidar el tema.

Luego de desayunar, Aioria se marchó a su templo, dejando solo al santo de Virgo... Vaya fin de semana.

Mi exnovio trajo su nueva novia
Ella está como: Ay, por Dios.
Pero solo voy a moverme y dejarlo pasar
Y al chico de allá con el fabuloso pelo
¿Por qué no te acercas más, lindo?
Podemos sacudir

Había llegado un nuevo fin de semana, y ahí estaba otra vez Shaka, al lado de Aioria y Afrodita.

- ¿Cómo vas con ese cóctel, Shaka?- Bromeó el peli-turquesa, recordándole lo ocurrido la semana pasada.

- Lección aprendida.- Respondió el rubio, levemente ruborizado, pero tratando de mantenerse calmo.- No más vodka para mí.

Estaban bebiendo, hablando y riendo tranquilamente, mientras esperaban a un cuarto acompañante, hasta que vieron entrar al local a cierto peli-morado.

- Oh, por el amor de Athena.- Exclamó Afrodita.- Miren quien acaba de llegar.

Ambos giraron, y vieron a quién Afrodita se refería; Milo. Y no estaba solo, iba acompañado de una hermosa mujer, probablemente recién la había conocido fuera del bar.

- Solo ignóralo, Dita.- Le restó importancia Aioria.- Tiene compañía, y ninguno de nosotros va a ser un mal tercio, ¿cierto?

Afrodita sonrió.- Haz aprendido bien, cielo.- Dijo, alborotando un poco el cabello de Aioria.

Entonces el único restante apareció, aunque acompañado.

- ¡Camus!, ¿tú aquí?- Comentó Afrodita.- Vaya, Shaka ya nos había sorprendido. ¿También tú, Camí?

El acuariano solo asintió con la cabeza.

Dita se percató de que la atención del peli-aqua no estaba en ellos, ni en las bebida, sino en una alocada cabellera morada que se movía enmedio de la pista de baile.

- No, Cam. No me digas que tú también.- El galo se estremeció al escuchar las palabras de Dita.- Tú también caíste en las redes de ese bicho... Por favor dime qué me equivoco.

- ¡Claro que te equivocas!- Afirmó acuario, pero todos en la mesa, incluído Afrodita, rieron levemente.- ¿Qué es tan gracioso?

- Tu boca dice una cosa, pero el sonrojo en tus mejillas, tus temblores corporales, y tú nerviosismo dicen todo lo contrario.

- ¡Yo no-!

- Vamos, Cam.- Se le adelantó Dita.- Si quieres a bicho, tienes que saber que tendrías que compartirlo con toda Grecia.- El peli-turquesa se lo llevó a la pista de baile.- Estoy seguro de que encontrarás algo mejor aquí. Hay muchos peces en el océano.

Death Mask fue detrás de ellos, dispuesto a morirse de la risa sabiendo los ridículos que Dita seguro le haría pasar a Camus.

Shaka y Aioria se quedaron en la mesa, riendo y bebiendo de sus copas.

Shaka ya se había encariñado con el baile, y esa noche no sería la excepción para robarse el show.

Aioria, como siempre, lo acompañó hasta la pista. Pero una vez que terminó la canción, comenzó una que solo se podía bailar en parejas.

Algunos se sentaron, aprovecharían para descansar. Otros se quedaron. Algunos iban acompañados y no tuvieron problemas. Otros iban solos, pero rápidamente buscaron una pareja.

Hace rato que habían perdido de vista a los otros tres, y Shaka quiso volver a su mesa, pero Aioria se lo impidió.

- ¿Aioria?

El castaño no le respondió con palabras, solo le sujetó de la cintura, apegando si cuerpo al suyo.

- La música acaba de comenzar.

Ante esa sonrisa, Shaka sentía que perdía toda fuerza de voluntad. Y solo asintió.

Por lo que sabía, esa música parecía ser un tango. No sabía bailar ese tipo de música, pero por alguna razón, Aioria conseguía tranquilizarlo.

Sus pies y manos se movían solos, y de una forma tan natural que ni él mismo reconocía.

Antes de que lo notara, Aioria lo había hecho girar, para finalmente sostenerlo de la cintura, y bajarlo hasta casi rozar el suelo, concluyendo con el baile.

Sus rostros estaban a solo centímetros de distancia, podía sentir el aliento de Aioria golpear sus labios, y escuchar sus corazones latiendo fuertemente.

Abrió sus ojos lentamente, encontrándose con las esmeraldas de Aioria. Sin decir nada, se acercaron, hasta que sus labios se encontraron.

Fue un contacto tan suave, pero a la vez tan dulce y apasionado, que parecía que hubieran esperado toda una vida para ello.

Cuándo se separaron y se vieron a los ojos, querían decir tanto, pero las palabras no salían de sus bocas.

- S-Shaka...

- Vámonos.- Susurró el rubio.

Porque los picaflores van a seducir,
Y los envidiosos van a odiar,
Amor, solo me voy a mover,
Me muevo mientras lo dejo pasar
Los rompecorazones van a engañar,
Y los falsos van a fingir,
Amor, solo me voy a mover,
Me muevo mientras lo dejo pasar

Antes de que lo notaran, ya se encontraban en la casa de Virgo, más específicamente, en la habitación de Shaka.

Apenas llegaron, se tumbaron en la cama de Shaka, y volvieron a besarse, cada vez con más desespero. Shaka pasaba sus manos por debajo de la camisa de Aioria, mientras el castaño acariciaba sus cabellos.

- Shaka...- Lo detuvo Aioria una vez que Shaka consiguió quitarle la camisa.- No... Ésto no está bien... Tú...

Shaka lo silenció con un beso.

- No, Shaka.- Insistió el castaño.- Creo que será mejor que me vaya.

Pero Shaka no le permitió levantarse.

- Ésta vez no bebí nada más que limonada rosa.- Dijo el rubio, soplando suavemente.

- Shaka, ¿tú de verdad quieres hacerlo?- Aioria seguía sin estar seguro.- Tu voto es muy importante para tí, yo... Yo no quiero que te sientas forzado a nada y-

Shaka volvió a silenciarlo con un beso.- Nadie tiene porqué enterarse.- Susurró en el oído de Aioria.

Aioria volvió a besarlo, bajando por momentos a su cuello. Shaka se retorcía levemente, mientras pequeños jadeos salían de su boca.

El momento llegó, y Shaka sintió algo de miedo. Seguía sin saber mucho sobre el sexo y todo lo que tuviera que ver con ello, y la incertidumbre lo invadía por completo.

- Aún estamos a tiempo de parar.- Le dijo Aioria al notar su miedo.- Si ya te arrepentiste, solo dime, paramos y aquí no pasó nada.

Shaka negó con la cabeza.- No es eso... Es solo qué...- Estaba nervioso, solo eso.- Nunca antes he hecho ésto, y no sé qué hacer.

Aioria buscó sus labios, tratando de calmarlo. Y consiguió su objetivo, Shaka se dejó recostar, correspondiendo al beso.

Aioria bajó por su cuello, besándolo casi con devoción.

Shaka vió como el castaño separaba sus piernas. De alguna manera se sentía expuesto, Aioria estaba en medio de sus piernas, haciendo que sus miembros se rozaran, generando fricción.

Nunca antes había experimentado una sensación así. Era como si un leve cosquilleo se extendiera por todo su cuerpo. Era nuevo, raro, pero no desagradable, al contrario. Le resultaba una sensación sumamente agradable, y los sonidos que salían involuntariamente de su boca no le permitían mentir.

Aioria se detuvo por un momento, y volvió a besarlo. Los dos estaban jadeando y con su piel perlada por el sudor.

- Si te duele, solo dime y yo paro, ¿de acuerdo?- Shaka asintió a las palabras de Aioria.

Aioria enlazó sus manos, y lo besó, comenzando a abrirse paso en su interior. Shaka podía sentirlo, como sus paredes internas hacían lo que podía tratando de expandirse.

- D-Duele...- Se quejó por lo bajo, mientras apretaba las manos de Aioria.

- ¿Quieres parar?- Preguntó el castaño, deteniéndose.

- N-No.- Respondió el rubio.

Los besos ayudaron a Shaka a ahogar los quejidos, hasta que su amante consiguió entrar totalmente en él.

- ¿Listo?

- Sí.

Aioria movió levemente su cadera, y Shaka no pudo evitar arquear la espalda.

Las primeras en embestidas dolieron, sentía que se partiría en dos en cualquier momento, pero conforme su cuerpo se fue acostumbrando a la intromisión, comenzó a disfrutarlo.

Cada embestida era más fuerte y certera que la anterior, y la velocidad aumentaba de a poco.

- ¡Aioria!- Gimió el nombre de su acompañante cuándo éste golpeó un punto en su interior, que por un segundo le hizo ver luces.

El castaño lo besaba para ayudarlo a ahogar sus gemidos, aunque de poco servía.

Las embestidas en ese punto incrementaron aún más, hasta que unos minutos después, Shaka sintió como si una descarga eléctrica le recorriera todo el cuerpo, haciéndole arquear todo el cuerpo, y gemir mucho más fuerte y agudo, mientras se aferraba a la espalda de Aioria.

El castaño dió un par de embestidas más, antes de que el rubio sintiera un especie de líquido espeso y caliente llenar su interior.

Su respiración estaba agitada, y ambos jadeaban tratando de llenar de aire sus pulmones.

- Aioria...- Lo llamó en un susurro.- ¿Eso... Tú...?

- Lo siento.- Se disculpó el griego.- Debí al menos avisarte.

Shaka sintió algo de vergüenza, no sabía cómo preguntar la duda que tenía.

- Aioria... ¿Qué... Qué fue eso?

- ¿De qué hablas, Shaka?

- Yo... Hace un momento... Sentí un especie de descarga eléctrica... Y...

- No te asustes.- Le sonrió el castaño.- Solo tuviste un orgasmo, es todo.

- ¿Siempre se siente así?

- Pues supongo que sí.

- ¿También lo sentiste tú?

Aioria lo besó en respuesta.- Sí.

Y así comenzaron de nuevo, con la que sería una larga noche.

Todo el resto de la madrugada siguió así, hasta que sus cuerpos no soportaron más el cansancio y se rindieron ante el sueño.

Cuándo el sol asomó sus primeros rayos, colándose por las ventanas, Shaka comenzó a abrir sus ojos lentamente.

Sintió unos brazos rodeando su cintura, y al moverse un poco, pudo escuchar la voz de Aioria a sus espaldas.

- Buenos días.- Le susurró el castaño, besando su nuca.

- B-Buenos días.- Tartamudeó el rubio.

- ¿Estás bien?

- Aioria...- Shaka no se atrevía a verlo a los ojos, y se encogió en su lugar.- ¿Yo... Estoy...?

Aioria vió como Shaka colocaba sus manos en su abdomen. Le provocó algo de ternura, pero también cierta gracia.- No, Shaka.- Trató de evitar reírse.

- Pero tú...

- Solo las mujeres pueden quedarse embarazadas, Shaka.- Al final no pudo contenerse y una leve risa se le escapó. Shaka se encogió, posiblemente sintiéndose avergonzado.- Está bien, Shaka. No te sientas mal.

Besó el cuello del rubio, haciéndolo estremecer, para después buscar sus labios.

El beso fue correspondido por Shaka, que no tardó en pasar sus brazos por el cuello de Aioria, atrayendolo más hacía él.

- Creo que ahora el caballero de Virgo ya no tiene nada de lo que representa el signo.- Bromeó Aioria.

- Si todas mis mañanas serán así, entonces valió la pena.

Se sonrieron mutuamente con complicidad, antes de volver a besarse, y volver a fundirse como la noche anterior.

•~•~•~•~•

Bueno, éstos últimos tres songfic's están dedicados a aiorasha y su hermana.

Espero que les hayan gustado, y que haya valido al menos un poco la pena tanta espera.

Honestamente casi nunca había trabajado con éstos shipp's, excepto con AioriaxShaka, y fueron un desafío. Pero la verdad es que también me divertí mucho con cada uno de ellos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro