Perfect [🦁KaiserxShijima📿]
Encontré un amor para mí,
querida, solo lánzate de cabeza y sígueme.
Bueno, encontré una chica, hermosa y dulce.
Oh, nunca pensé que tú eras
ese "alguien" esperándome.
Porque éramos solo unos chiquillos
cuando nos enamoramos,
sin saber lo que era.
Esta vez no renunciaré a ti,
pero cariño, solo bésame lentamente.
Tu corazón es todo lo que poseo,
y en tus ojos, tú sostienes el mío.
- ¿Cuándo le dirás?- Preguntaba mi amigo a mi lado.- ¿No crees que deberías al menos intentarlo?
Rápidamente negué con la cabeza, mientras sentía mis mejillas arder.
- No entiendo porqué no quieres decirle.- Insistió el azabache.- Es muy obvio que él también te quiere.
- No lo creo, Izo.- Negué la afirmación de mi amigo.- No creo que él se fije en alguien como yo.
- ¡¿Eres ciego, Kaiser?!- Se sumó ahora Dohko, saltando de su asiento.- ¡Está enamorado de tí desde que teníamos siete años!, ¡eres el único que no se da cuenta!
Volví a negar. Aunque me gustaría que eso fuera cierto, sé que la realidad no es así, y con todo el dolor de mi corazón debo hacerme a la idea.
- Él no está enamorado de mí, jamás lo ha estado.- Afirmé.- Y aún si en algún punto llegué a interesarle, dudo mucho que siga siendo así casi veinte años después.
- Si lo está.- Me respondió Shion, bebiendo de su té.
- Te ha esperado por casi veinte años.- Se le sumó Gestalt.
- Más bien, esperando a que lo notes.- Volvió a hablar Izo.
- Pero los dos parecen tontos al no darse cuenta de que se mueren el uno por el otro desde que éramos niños.- Habló ahora Caín.
- ¡Si esperar más de la mitad de tu vida a una persona no es amor, entonces no tengo la menor idea de lo que es!- Siguió insistiendo Dohko.
Suspiré una vez más. Simplemente no podía creer las palabras de mis amigos, y comenzaba a pensar seriamente en desistir de los planes que hicimos para cuándo Shijima volviera a Grecia.
- ¡Oh, no! Eso sí que no.- Me recriminó Shion de inmediato.- No trabajamos tanto para nada.
Entonces Izo me sujetó del hombro, tratando de calmarme.
- Solo piensa que no pierdes nada con intentarlo.- Me sonrió el peli-negro.- Si le dices y resulta que no eres correspondido, entonces solo quedará cómo una anécdota más. Pero puede que él te corresponda, y puedan ser felices juntos.
- Solo piénsalo.- Se sumó Dohko.- La única guerra que se pierde es la que no se lucha.
Suspiré, tratando de resignarme y aceptar seguir el plan. Finalmente asentí, y después de hablar y beber algo con mis amigos un par de horas más, todos partimos de vuelta a casa.
Conocí a Shijima cuándo él llegó a Grecia, hace unos diecisiete años.
Aún recuerdo ese día como si hubiera sido ayer: Ese lindo y suave cabello de ese color tan inusual, sus brillantes ojos azules, su piel de un color inusualmente pálido, y sobretodo, esa personalidad tan tierna.
De niño solía ser bastante tímido, quizás por estar en un país desconocido para él. Se cohibía tanto, que incluso durante un buen tiempo existió el rumor de que era mudo.
Ese primer día de clases, recuerdo que fue Dohko el primero en acercarse a él y preguntarle su nombre, siendo seguido minutos después por Shion. Quizás por haber estado en algún momento en su posición, consiguieron empatizar con él.
Yo me adelanté con Izo, Gestalt, Ox y los gemelos al comedor. Y cuándo ví que Dohko y Shion lo habían invitado a sentarse con nosotros en el almuerzo, no pude evitar casi atragantarme con la comida.
Por una razón que desconocía, me sentía bastante nervioso al tenerlo cerca. Nunca he sido una persona demasiado sociable, al contrario, soy bastante frío y cerrado, incluso con mis amigos. Tampoco soy alguien miedoso o que se intimide fácilmente, de hecho, de niño solía ser bastante agresivo y meterme constantemente en problemas, casi siempre por alguna travesura al lado de Abel o a veces Izo.
De solo recordar sus mejillas casi tan rojas como sus cabellos, y sus labios temblando mientras intentaba presentarse, siento que mi corazón se acelera una vez más.
Ese fue solo el comienzo de una historia que parecía no tener fin...
Shijima se unió a nuestro grupo, y compartimos demasiadas experiencias juntos, desde trabajos escolares, hasta las más increíbles aventuras. Prácticamente crecimos juntos.
Ni sique noté cuándo fue el momento exacto en que me enamoré de él. Me cautivó su sonrisa, su hermoso cabello rojo, sus ojos azulados, su piel casi tan blanca como la nieve y suave como la seda, esa voz tan linda que posee, y esa serenidad que es capaz de transmitir solo con su presencia... Todo de él me tiene vuelto loco.
Recuerdo que pasé prácticamente toda mi adolescencia enamorado de él. Buscando cualquier excusa para estar con él, mirándolo muchísimo más de la cuenta, haciéndonos cada vez más cercanos. Pero jamás me atreví a decirle cómo me sentía.
Cuándo Shijima y otros amigos de nuestro grupo nos dieron la noticia de que se irían de Grecia por un tiempo, fue un golpe bastante duro para muchos.
Izo tuvo que dejar ir a Ox, y decidir dejar su relación por un tiempo, aunque al final ninguno lo soportó y la retomaron aún a distancia.
Caín dejó ir a su gemelo, mejor amigo, y la poca familia que le quedaba, Abel. Además de quedar al frente de su hogar y al cuidado de sus hermanos menores.
Dohko se fue durante un tiempo, que fue bastante difícil de soportar para Shion. Pero volvió hace un año, y todos estuvimos bastante felices.
Y yo... Yo tuve que dejar ir a Shijima.
No tuve el valor de confesarle cómo me sentía, ni siquiera cuándo tuve la oportunidad en el aeropuerto, justo antes de verlo partir.
Me perdí tanto en mis recuerdos, que ni siquiera noté cuándo llegué a casa. Abrí la puerta, y de inmediato me fuí a la cama, mientras suspiraba derrotado.
Entonces comencé a repetirme a mí mismo las preguntas que Shion y todos mis amigos me hacían siempre.
¿Así será toda la vida?, ¿jamás me atreveré siquiera a intentarlo?, ¿podré vivir, con la duda de '¿qué hubiera pasado si...?'
Suspiré nuevamente, ésta vez tratando de darme valor, mientras repetía en mi mente que ésta vez lo haría.
Shijima llega a Grecia en dos días, y para entonces debo estar completamente seguro de mis palabras, confesarle lo que siento, y hacer mi mayor esfuerzo por no morir en el intento.
- Ésta vez no fallaré.- Me dije.
¿A quién engaño diciendo que lo olvidaré? No he podido hacerlo en diecisiete años, no lo haré en un futuro.
Jamás pensé encontrar a alguien como él. Es todo lo que yo podría amar eternamente en una persona, y no puedo imaginar el resto de mi vida al lado de alguien más.
- Lo lograré o moriré en el intento.- Intenté motivarme a mí mismo.
Cariño, estoy bailando en la oscuridad,
contigo entre mis brazos,
descalzos sobre la hierba,
escuchando nuestra canción favorita.
Cuando dijiste que te veías hecha un desastre,
yo susurré por debajo de mi respiración,
pero tú lo oíste, querida:
Esta noche estás perfecta
Los días pasaron, y ahora me encontraba en el aeropuerto, al lado de mis amigos, esperando a Shijima y el resto de nuestro grupo que volvían ese día.
Los minutos pasaron, y no podía evitar los nervios que me invadían solo de pensar que el momento estaba cada vez más cerca.
Y entonces, finalmente lo ví. Esa cabellera roja que resaltaba entre la multitud, bajando del avión que acababa de aterrizar, y caminando hacia el interior del aeropuerto.
Todos fuimos en la dirección de los chicos, pero cada uno de mis amigos corrió hacía alguien en específico.
Caín fue directo a su gemelo, arrastrando a los pequeños Saga y Kanon de 10 años de edad en el proceso.
Izo no dudó en saltar a los brazos de su adorado Ox, quién lo alzó sin dificultad alguna.
Y yo... Fuí hasta Shijima.
Después de cuatro años, finalmente estábamos otra vez frente a frente... Creo que él tampoco podía creerlo, ya que tardamos unos minutos en reaccionar, pero cuándo lo hicimos, corrimos en la dirección del otro, terminando en un fuerte abrazo.
No dije absolutamente nada, simplemente lo abracé como si mi vida dependiera de ello, deseando jamás soltarlo.
Shijima fue quién tomó la palabra luego de unos minutos.
- Te extrañé.- Susurró cerca de mi oído, sin soltarme.- Estás más alto de lo que recordaba.
- Bueno... Trabajar en el zoológico no es tan fácil, requiere algo de condición física.- Tartamudeé.
Nos separamos, apenas unos centímetros, sin romper el contacto visual.
Era como si con solo mirarnos supiéramos exactamente lo que pasaba por la mente del otro, sin necesidad de palabras.
- Eh, disculpen...- Escuché la voz de Abel.- No quisiera tener que ser yo quién les arruine el momento, pero los enanos ya tienen hambre y yo también, así que... Si pudieran dejar su romance para después, se los agradecería.
Ambos volteamos hacia donde se encontraban nuestros amigos, y vimos el momento exacto en que Shion golpeó en la nuca a Abel, para después gritarle varios improperios.
- ¡Shion, controlate!- Intentó calmarlo Dohko.- ¡Hay niños presentes, cuida tu vocabulario!
Tuvimos que ayudar a Dohko a calmar a Shion, y a Caín a sostener a su hermano para impedir que comenzaran una pelea en pleno aeropuerto.
Afortunadamente, conseguimos contener a las fieras, y evitar meternos en problemas por alterar el orden.
Fuimos a recoger el equipaje de los recién llegados, y después fuimos por caminos separados.
Abel se fue con Caín y los gemelos menores, probablemente a comprar algo de comida rápida para los niños, y después a casa.
Izo y Ox partieron en la moto que Izo había comprado hace un par de meses.
Dohko se encargó de convencer a Shion de ir a comer algo, y yo no pude evitar agradecerle internamente por quitarme la mirada inquisidora y la presión de Shion de encima.
Shijima se quedaría unos días conmigo, en lo que conseguía un lugar propio, así lo habíamos acordado. Entonces debíamos ir a mi casa.
Sinceramente, todo fue mucho más fácil de lo que imaginé en un principio. No recordaba la paz que sentía al estar cerca de él, el aroma a lirio de su cabello que no ha cambiado a pesar de los años, el escuchar su voz...
Durante todo el trayecto en taxi, ni siquiera recordaba la tensión que me había estado consumiendo la cabeza durante semanas, hasta que estuvimos solos, dentro de la sala.
Bebimos algo de agua, y nos sentamos en el sillón más grande para continuar nuestra conversación, y todo parecía ir bien, hasta que nuestras miradas se cruzaron.
No pude hacer más que apartar la vista de inmediato. De un momento a otro, todos los temores y dudas me saltaron encima, recordándome lo inseguro que soy al tenerlo de frente.
Tan solo miré por el rabillo del ojo que Shijima no desvió la vista, pero parecía decepcionado. Y después lo escuché hablar nuevamente.
- ¿Cómo han estado las cosas en el zoológico?
- Bien, bien.- Tartamudeé.- A pesar de su apariencia intimidante, Goldie y Blondy son unas ternuras.
No me atrevía a alzar la vista, pero miré de reojo que Shijima le dió un último sorbo a su vaso, y luego me llamó nuevamente.
Entonces alcé la vista, y no pude evitar sorprenderme cuándo Shijima se lanzó a mis brazos.
No supe qué más hacer, y me limité a corresponderle el abrazo.
La calidez que emanaba de su cuerpo, el sonido de su respiración, los latidos de su corazón, su aroma... Nuevamente me hacían sentir tranquilo.
Nos quedamos así por un par de minutos, lapso de tiempo durante el cuál pude percatarme de que su corazón se aceleró y su respiración se agitó. No entendí porqué, hasta que Shijima me lo dijo.
- Kaiser...- Lo escuché, sonaba nervioso.- No sé cómo decir ésto, así que simplemente lo diré.- Mientras decía eso, sentía su corazón acelerarse cada vez más, como si en cualquier momento fuera a salirse de su pecho.- Te amo... Te he amado desde que éramos niños, y lo sigo haciendo.- Esa confesión me tomó por sorpresa, entonces lo que decían Dohko y los demás era verdad.- Pasé todos éstos años esperando que me notes, pero parece que jamás va a pasar, y no te vas a dar cuenta si no te lo digo de frente... Lo siento si ésto arruina nuestra amistad, pero ya no lo soporto.
De pronto, la voz de Shijima se quebró, convirtiéndose de a poco en sollozos.
- ¿Tienes idea de las noches que pasé llorando porque siempre intentaba llamar tú atención, y tú ni siquiera me notabas?... ¿O de lo celoso que me ponía cada vez que me hablabas de tu nueva pareja?... ¿O de las noches que pasé en vela, intentando planear cómo decirte ésto sin quedar en ridículo?...- No pude decir nada, estaba en shock.
Había visto llorar a Shijima en ocasiones anteriores. A pesar de su actitud tan serena, casi pecando de fría, y todo lo que pueda aparentar, Shijima es alguien bastante noble y sensible, y que llora con más frecuencia de lo que se podría pensar.
Pero jamás lo había visto tan nervioso y triste como ahora, al grado de no poder controlarse.
Lo abracé tan fuerte cómo pude, tratando de calmarlo, permitiéndole desahogar todos sus sentimientos.
Después de unos minutos, finalmente lo consiguió, y añadió algo.
- Lo siento.- Murmuró.- De seguro ahora piensas que estoy completamente loco, o que soy un exagerado...- Agregó, con la vista baja.- Después de todo, estoy hecho un completo desastre... Te mereces algo muchísimo mejor, y yo-
No lo dejé continuar, y sin pensarlo mucho, interrumpí sus palabras con un torpe beso en sus labios.
- También te amo.- Murmuré, apretando fuerte mis párpados.- Shijima, eres la persona más perfecta que pude haber encontrado... En todos los sentidos... Pero... Jamás te dije nada, porque pensé que no tenía oportunidad alguna.
Ambos nos quedamos sin palabras, mirándonos por varios minutos, sin saber qué decir a continuación.
- Kaiser...- Murmuró el hermoso pelirojo que tenía enfrente.- ¿L-Lo dices en serio?
Asentí nervioso, sin poder evitar desviar la vista por la vergüenza.- Te ha amado desde que éramos tan solo unos niños.- Admití.- Intenté olvidarte, pero jamás lo conseguí. Nadie se iguala a a tí.
Shijima se abrazó a mí, y yo le correspondí como pude, haciendo malabares para evitar que cayeramos del sillón.
Aún no podía terminar de creerlo... Finalmente había tenido el valor de confesar mis sentimientos, y fuí correspondido.
Casi siento que es un sueño, pero los suaves labial de Shijima sobre los míos, sus delicadas manos rodeando mi cuello, y su sedoso cabello bailando en mis manos, me hacen saber que todo es real.
Bueno, encontré una mujer,
más fuerte que nadie a quien conozca.
Ella comparte mis sueños,
espero algún día compartir su hogar.
Encontré un amor
para llevar más que solo mis secretos,
para llevar amor, para llevar a nuestros hijos.
Aún somos unos críos, pero estamos tan enamorados,
luchando contra todo pronóstico,
sé que esta vez estaremos bien.
Cariño, solo toma mi mano,
sé mi chica, yo seré tu hombre.
Veo mi futuro en tus ojos.
- ¡Blondy, levántate ya!- Luchaba por hacer que la felina se levantara para poder llevarla a la clínica del zoológico.- ¡Es solo una vacuna, deja de comportarte como una cachorra malcriada!
- Quizás solo está nerviosa.- Escuché la suave voz de Shijima desde afuera del hábitat artificial.
- Es por su bien.- Dije con dificultad, tratando de empujar a la leona, pero todo fue en vano.- ¡Vamos, Blondy. Tu hermano fue mucho menos caprichoso que tú!
Shijima seguía observando a la leona que tenía bajo mi cuidado hacer su capricho, y a mí haciendo hasta lo imposible para cumplir la misión de llevarla con los veterinarios para aplicarle una vacuna.
No dijo nada por unos minutos, hasta que lo escuché reír levemente cuándo Blondy casi se sienta encima de mí.
- Hey, Blondy. Ven aquí, pequeñita.- Lo escuché llamar a la leona, como si de una niña se tratase.- Eso es, linda. No tengas miedo.
Ví como el felino se acercó a dónde él se encontraba, para después alzarse en sus dos patas traseras, tratando de alcanzar al pelirojo.
- ¡Shijima, ni se te ocurra acercarle la mano!- Le advertí, para ponerme de pie de un salto y llegar hasta Blondy.
- No seas tan exagerado, Kaiser.- Escuché a Shijima.- Blondy es muy tranquila. Estoy seguro de que no me hará nada.
- No por vivir en un zoológico deja de ser un león, Shijima.- Expliqué.- Sus instintos de cazadora siguen en ella, su comportamiento es muy impredecible y podría ponerse violenta y atacar en cualquier momento.
Nuevamente intenté llevar a Blondy a rastras hasta la clínica, pero la leona seguía resistiéndose, y nada pude hacer contra sus más de 100 kilogramos de peso.
- Blondy, pequeña.- Volvió a hablarle Shijima a Blondy.- Vamos, linda, será solo un pinchazo pequeño. No dolerá nada.- El lindo pelirrojo seguía hablándole a la leona cómo si lo hiciera con una niña humana.
Blondy intentó acercarse nuevamente a dónde estaba Shijima, y entonces pude ver cómo incluso la leona parecía calmarse con la voz de Shijima.
- Eso es, bonita.- Siguió hablándole Shijima.- Ahora, sé buena y ve por tu vacuna. Después de eso, tendrás una recompensa, ¿verdad, Kaiser?
Solo pude asentir. Y después ví como Blondy caminó por sí sola hasta la salida de la fosa de los leones.
Apenas la saqué del hábitat artificial, Blondy quiso acercarse a Shijima, comenzando a frotarse contra sus piernas, igual que un gato buscando cariños de su amo.
- Eso es, buena chica.- Le sonrió Shijima, acariciando con cuidado su cabeza.- Ahora ve por tu vacuna, y demuestra que eres toda una guerrera.
Shijima le dió un par de cariños más a Blondy, y después pude llevarla hasta la clínica sin mayor problema.
- Aún no puedo creer que hayas conseguido domar a esa fiera tan fácilmente.- Le comenté a Shijima con auténtico asombro, una vez que llegamos a casa.- Incluso conmigo, que soy su cuidador desde hace ocho años, se pone agresiva de vez en cuando.
Shijima me sonrió levemente, mientras tomaba asiento en el sillón a su lado.- Ni siquiera yo sé cómo lo hice.- Dijo.- Solo, lo hice.
Miré a Shijima, completamente enamorado. Es tan perfecto, que a veces siento que no lo merezco.
Hace casi un año que comenzamos nuestra relación, y tan solo pude confirmar que él tiene absolutamente todo lo que puedo desear en una persona.
- ¿Qué pasa?
Escuché su voz, trayéndome de vuelta a la realidad. Probablemente me le quedé viendo más de la cuenta, como era habitual en mí.
- Nada, solo... Solo miraba lo perfecto que eres.- Dije sin pensar, y pude ver sus mejillas teñirse de un leve color rojo.- Y recordaba lo afortunado que soy de tenerte a mi lado.
- Kaiser, qué cosas dices.- Lo oí reír nervioso.
Lo abracé, escondiendo mi rostro en el arco de su cuello, para después recargar mi cabeza en su regazo, mientras él jugaba con mi cabello.
- Actúas igual que Blondy y Goldie.- Comentó riendo mi adorado pelirojo.- Si no fueran leones, juraría que eres su padre.
No pude evitar contagiarme de la risa de Shijima, sabiendo que su comentario no estaba lejos de la realidad.
Blondy y Goldie, a pesar de ser leones casi adultos, a veces se comportaban como pequeños gatitos, buscando atención, frotándose contra mis piernas, o con las de Shijima, como hizo Blondy hoy.
- Si fueran humanos, y nuestros hijos, definitivamente todo sería un caos.- Comenté riendo.- Con mi carácter y el de Blondy, probable su hermano y tú tendrían que intervenir cada cinco minutos.
Shijima compartió mi risa, y después compartimos un pequeño beso.
- Estoy seguro de que serías un gran padre.- Me sonrió Shijima.
- Estoy seguro de que tú también lo serías.- Le sonreí de vuelta, para después volver a juntar nuestros labios.- Espero que algún día tengamos la oportunidad de confirmarlo.
- Yo también.
Cariño, estoy bailando en la oscuridad,
contigo entre mis brazos,
descalzos sobre la hierba,
escuchando nuestra canción favorita.
Cuando te vi con ese vestido,
tan hermosa.
No me merezco esto, cariño.
Esta noche estás perfecta.
- ¡¿Qué?!
Gritaron mis amigos al unísono, haciendo que casi me quede sordo.
- ¿Podrían guardar silencio?- Les pedí, sabiendo que Shijima podría llegar a casa en cualquier momento, y todo se iría por la borda.
Todos carraspearon un poco, como tratando de asimilar la noticia que les acababa de dar, así cómo pensar qué decir.
- A ver si entendimos.- Habló Shion.- ¿Se van a casar?
- Para eso necesito que él acepte primero.- Respondí.- Por eso los llamé. Necesito que me ayuden a pedirle matrimonio.
Nuevamente los escuché un coro de gritos, suspiros y risas al unísono. Y después de casi sentir que mis tímpanos iban a explotar, volví a escuchar la voz de Shion.
- ¡Por Shijima lo que sea!- Chilló emocionado el peli-verde.- Cuenta con nosotros. ¿Qué tienes planeado?
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Mientras tanto... En algún lugar de Atenas, cierto pelirojo se encontraba en una cafetería, al lado de sus amigos.
- ¡¿Qué?!
Se repito exactamente la misma escena de gritos, casi dejando sordo a Shijima en el proceso.
- ¿Le vas a proponer matrimonio?- Fue Dohko quién tomó la palabra.
Shijima asintió, levemente ruborizado.
- Vaya, siempre creí que sería él quién te lo propusiera a tí.- Comentó otro pelirojo.
- Ahí vas otra vez con tus prejuicios, Ecárlate.- Le regañó un lindo jóven rubio.
- No son prejuicios, Cardinale.- Se defendió el pelirojo.- Es solo lo que pensé, y ya. Jamás dije que había algo de malo si era al revés, ¿o sí?
- Mejor cállense los dos, antes de que les tire los dientes de un puñetazo.- Los hizo callar Abel, antes de que su discusión pasara a peores.
- ¿Qué tienes planeado, Shijima?- Se dirigió Dohko a su amigo que pidió su ayuda.- Puedes contar con nosotros para lo que sea.
Shijima les explicó a sus amigos el plan que tenía para proponerle matrimonio a su amado, y todos parecían de acuerdo, incluso algunos conmovidos.
- Y ¿por qué no simplemente le dice "cásate conmigo, y tengamos diez hijos"?- Habló el hermano menor de Abel, haciendo reír a todos los adultos.
- Eso es, enano. Ir directo al punto.- Palmeó Abel el hombro de su hermano.- Por eso eres mi hermano menor favorito, Saga.
- Soy Kanon, imbécil.- Respondió molesto el niño.- Saga se fue con Caín a quién sabe dónde.
Los adultos volvieron a reír al ver cómo Kanon le daba un ligero golpe en la cabeza a Abel.
- No es mi culpa que mamá y papá se quedaran sin ideas y usaran el mismo molde para ambos, ¿o sí, pequeña copia de Saga?
Los hermanos siguieron discutiendo, dándose manotazos y tirones de cabello mutuamente, incrementando las risas de todos los presentes, hasta que Ecárlate y Dohko intervinieron.
Después de eso, continuaron con la planificación, y terminando de afinar detalles sobre lo que haría cada uno, con el objetivo común de que todo saliera a la perfección.
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- Bien, ¿entonces ya todos saben lo que deben hacer?- Nos preguntó Shion a todos, luego de que repasaramos todo el plan.
Todos asentimos. Y tal cual si fuéramos alumnos y Shion el profesor, mi amigo comenzó a señalarnos uni por uno, y hacer que dijéramos nuestra parte del plan.
- Caín.
- Debo distraer a Shijima el mayor tiempo posible en casa, hasta que me indiquen.- Dijo el albino.
- ¡Bien!- Afirmó Shion.- Izo y Ox, después entran ustedes en la ecuación.
- Llamar a Izo y avisarle cuándo todo esté listo.- Respondió Ox.
- Esperar afuera del edificio la llamada de Ox, y después avisarle a Caín que salgan del edificio.
- ¡Perfecto!- Dijo Shion.- Gestalt y Odysseus, les toca.
- Esperar con Izo, y mientras él llama a Caín, yo debo llamar a Odysseus.- Dijo el castaño.
- Esperar la llamada de Gestalt, esperar cinco minutos, y luego llamar a Shijima, diciéndole que venga urgentemente al zoológico.
- ¡Bien hecho!- Dijo Shion.- Saga.
- Eh, yo... Yo debo hablar con Kanon y juntos hacer que Kaiser y Shijima se encuentren en la fuente del zoológico.- Respondió nervioso el pequeño de once años.
- Y ¿cómo van a lograrlo?
- Eh... Debo esperar en la entrada del zoológico, y mientras Kanon y tú se encargan de que Kaiser no se ponga nervioso, yo debo guiar a Shijima.
- ¡Correcto!- Afirmó Shion.- Bien, parece que ya todos saben su parte del plan, así que ¡manos a la obra!, todos debemos estar listos en una semana.
Kaiser y todos los demás, que formaban parte del plan de Shion, asintieron.
Lo que no sabían, y casi nadie siquiera sospechó, es que del otro lado de la ciudad, a Shijima y su séquito se les había ocurrido casi exactamente el mismo plan.
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Los días pasaron, y la semana se había cumplido.
Todos hicieron lo que Shion les había indicado, desde Caín, hasta Kaiser. Y el momento de actuar del gemelo albino fue cuándo el reloj marcó las 9:00 a.m.
Sin perder más tiempo, fue hasta el departamento del pelirojo, sabiendo que Kaiser ya se encontraba en el zoológico, junto a Shion y los demás.
- Oh, hola, Shijima.- Le saludó con una cálida sonrisa.- ¿Cómo haz estado?
- Hola, Caín.- Le saludó el pelirojo, algo ansioso.- Estoy bien, ¿necesitas algo?
El albino miró curioso a Shijima. El pelirojo no solía actuar tan nervioso como ahora.
Entonces temió lo peor, que de alguna manera, Shijima se haya enterado y todo se haya echado a perder.
- Eh, bueno, hace tiempo que no hablamos o salimos juntos.- Intentó hilar algo coherente.- Y estaba pensando, ¿si te gustaría acompañarnos a Saga y a mí al cine? Abel dijo que estaría ocupado hoy, y se llevó a Kanon, así que tenemos unos boletos extra.
Shijima abrió levemente más de la cuenta sus ojos, mientras sentía el sudor comenzar a escurrir de su frente. A esa hora, Abel y Kanon ya deberían estar en el zoológico, distrayendo a Kaiser el tiempo suficiente para que él llegara en una hora exacta.
- Me encantaría, Caín, pero hoy no puedo.- Intentó zafarse del albino para continuar su camino.- Pero si te parece bien, el fin de semana puedes llevar a los niños al zoológico, yo invito.
Caín estaba por seguir insistiendo, cuándo cierto rubio hizo una inesperada aparición.
- ¡Oh, Caín!, qué sorpresa verte por aquí.
- Lo mismo digo, Cardinale.
En ese momento, Caín deseaba con todas sus fuerzas que la tierra se abriera a la mitad y se lo tragara.
Como si no tuviera suficiente con tener que distraer a Shijima, y que no se arruinara la sorpresa para el pelirojo, ahora su ex se había sumado a la ecuación.
- ¿Ya nos vamos, Shijima?- Volvió a hablar Cardinale, dirigiéndose al pelirojo, quién asintió.
- Te veo después, Caín.- Intentó despedirse Shijima, siguiendo a Cardinale.
Caín respiró profundo antes de llevar a cabo una de las cosas que juró jamás hacer, así se cayera el cielo. Estaba a punto de sacrificar su dignidad, pero en su mente se repetía que era por una buena causa. Así que antes de arrepentirse, lo hizo.
Corrió hasta Cardinale, para después estrellar sus labios contra los del rubio.
Tanto su ex, como su amigo estaban completamente sorprendidos. Se suponía que Caín, si bien no tenía un odio como tal hacía Cardinale, si que existía cierto resentimiento y leve rivalidad entre ellos, ¿por qué de pronto estaba besando al rubio?
Al separarse, Cardinale se quedó paralizado, sin creerse lo que acababa de pasar. Shijima no distaba demasiada del rubio.
Ni siquiera Caín se creía lo que acababa de hacer, pero entonces recordó su deber, y se obligó a sí mismo a salir del shock.
- Eh... Yo...- Intentó pensar en algo. Tan solo eso se le ocurrió hacer para detenerlos, pero no se detuvo a pensar en qué diría después.- ¡Al diablo!, Cardinale, ¿tú... Quieres volver a intentarlo?
Los otros dos chicos de quedaron de piedra, ¿qué pasaba con Caín ese día?
- ¿Qué demonios inhalaste?- Respondió el rubio con otra pregunta.
Caín solo dijo todas las incoherencias que le llegaban a la mente, pensando únicamente en entretener a Shijima y Cardinale el tiempo suficiente, hasta que recibiera la llamada de Izo. Definitivamente iban a ser los minutos más largos y tortuosos de su vida.
•=•=•
Mientras tanto, afuera del edificio, Izo esperaba la llamada de Ox, recargado en su motocicleta, mientras comía unas donas glaseadas.
En eso estaba, cuándo de pronto vió llegar a cierto pelirojo.
- Ecárlate, ¿qué haces aquí?
El aludido dió un pequeño brinco del susto, y se giró a verlo, para después acercarse.
- Venía a ver a Shijima.- Le explicó el escorpiano.- ¿Qué haces tú aquí?
- También venía a ver a Shijima.- Respondió el azabache.- ¿Ya desayunaste algo?, ¿quieres una?- Cambió de tema, ofreciéndole una dona.
Ecárlate se olvidó momentáneamente de su misión encomendada por Dohko, y aceptó gustoso la golosina, quedándose hablando de trivialidades con Izo por más de media hora.
•=•=•=•
Dentro del edificio, ahora era Shijima quién deseaba que la tierra se abriera y se lo tragara, al verse enmedio de una incómoda conversación entre Caín y Cardinale.
Miró si reloj, y se dió cuenta de que si no salía de ahí cuánto antes, ni de chiste llegaría a tiempo para el descanso de Kaiser.
No sabía cómo zafarse de la situación, y marcharse sin sonar descortés, pero entonces, como si el cielo hubiera escuchado sus plegarias, su teléfono comenzó a sonar.
Respondió la llamada, y se trataba de Dohko, quién le preguntó dónde estaba.
- Larga historia.- Suspiró el pelirojo.
- Se supone que Cardinale iba a pasar por tí, para ir a recoger las rosas.- Respondió Dohko del otro lado de la línea.- Y por cierto, ¿Ecárlate está con ustedes?
- No.- Negó Shijima.- No ha aparecido por aquí.
- Lo envié a buscarlos hace más de media hora, se supone que ya debería estar con ustedes de camino al zoológico.
Siguieron hablando por un par de minutos, hasta que Shijima le explicó la situación a su amigo, y Dohko le dió una solución simple y rápida.
- Ahora date prisa. No queda mucho tiempo.- Finalizó Dohko, para después cortar la llamada.
Shijima respiró profundo, y luego se dirigió a sus dos amigos.
- Cardinale, ya debo irme.- Interrumpir la conversión.- Voy a llegar tarde al "asunto" que tengo pendiente, así que ya me voy. Ustedes sigan con lo suyo.
Los dos chicos miraron la hora en sus teléfonos, y notaron que iban retrasados.
Antes de que pudieran siquiera decir algo, Shijima ya se encontraba corriendo escaleras abajo. Y los otros dos no tardaron en seguirle.
Mientras tanto, fuera del edificio, el teléfono de Izo comenzó a sonar, haciéndole recordar porqué estaba ahí.
Ecárlate recordó entonces la misión que Dohko le había encomendado, y ambos intentaron entrar al edificio, pero ni siquiera habían llegado a la puerta, cuándo vieron salir a Shijima como alma que se lleva el diablo, y detrás de él a Cardinale y Caín, intentando alcanzarlo.
- ¿Dónde estabas?- Preguntaron Caín y Cardinale al ver a Izo y Ecárlate respectivamente.
Los cuatro chicos se miraron entre ellos por unos segundos, y entro parecieron entender lo que estaba pasando.
- No me digan que ustedes...- Dijo Ecárlate, señalando a Izo y Caín.
- ¿Ustedes estaban ayudando a Shijima?- Habló ahora Caín.
- Si.- Respondió Cardinale.- Hoy va a pedirle a Kaiser qué se case con él.
Izo y Caín se miraron entre ellos, y después Izo habló.
- Kaiser va a pedirle lo mismo a Shijima.
Para cuándo se dieron cuenta, Shijima ya había desaparecido de su vista, y a Caín y Cardinale no se les ocurrió mejor idea que correr tratando de alcanzarlo.
Apenas corrieron un par de cuadras, cuándo el sonido de una motocicleta en marcha, acercándose a ellos los hizo mirar a la carretera.
- Creo que Ecárlate y yo lo alcanzaríamos más rápido con la moto.- Les dijo Izo, probablemente riendo debajo del casco, para después acelerar.- ¡Nos vemos en el zoológico!
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Mientras tanto, Shijima se encontraba ya en un taxi, rumbo al zoológico. Dohko le había informado por un mensaje de texto que todo estaba en orden, aún no era la hora de descanso de Kaiser, pero debía darse prisa en llegar.
El pelirojo no podía evitarlo sentirse nervioso al pensar en la reacción de Kaiser.
¿Aceptaría? No lo sabía con certeza, y moría de los nervios solo de pensar en una respuesta negativa.
Apretó la pequeña caja en sus manos, y respiró profundamente, tratando de calmarse y confiar en que todo saldría bien.
Cariño, estoy bailando en la oscuridad,
contigo entre mis brazos,
descalzos sobre la hierba,
escuchando nuestra canción favorita.
Tengo fe en lo que veo,
ahora sé que he conocido a un ángel en persona,
y ella se ve perfecta.
No, yo no me merezco esto.
Esta noche estás perfecta.
En el zoológico, Kaiser se encontraba afuera del hábitat de los leones, practicando con Shion el momento en que le pidiera matrimonio a Shijima.
- ¡Así no, Kaiser!- Le regañó Shion por enésima vez.- Piensa que ya es tu novio, esto es solo un paso más en si relación.
- ¿Tan fácil fue para tí pedírselo a Dohko?
El peli-verde asintió, sonriendo orgulloso.- Compré el anillo, y después planeé todo por dos semanas.- Relató.- Se lo pedí durante una cena romántica que yo preparé.
- No, no fue así.- Los interrumpió una tercera voz.- Me lo pediste con un anillo de caramelo, mientras comíamos pollo frito. Hasta dos meses después me diste un anillo de compromiso de verdad, y solo porque yo te compré el tuyo primero.- Explicó Dohko, haciendo reír a Kaiser, y sonrojar a Shion.- En fin. Los chicos ya traen a Shijima, estarán aquí en unos diez minutos. Así que debemos ir a nuestros puestos.
Kaiser y Shion decidieron hacer un último ensayo, y después fueron hasta la fuente en el centro del zoológico, dónde se llevaría a cabo la propuesta.
El reloj seguía avanzando, y Kaiser sentía que se desmayaría de los nervios, hasta que el pequeño hermano de Abel llegó corriendo, anunciando la llegada de Shijima.
Todos los demás chicos se escondieron, tal cuál les habían indicado Dohko o Shion.
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Shijima recibió un mensaje de parte de Abel, indicándole que Kaiser se encontraba en la fuente, en el salón de empleados del zoológico. Pero que debía darse prisa, antes de que el castaño sospechara algo al respecto.
Shijima ingresó al zoológico, y apenas dió unos cuántos pasos, se topó con una alborotada cabellera azúl que reconoció al instante.
- ¡Hasta que llegas!- Exclamó el pequeño Kanon.- ¡Date prisa, ya debe estar por salir!
Shijima asintió, y siguió al gemelo menor, que lo guió hasta al fuente en el centro del zoológico, dónde se suponía que esperarían a Kaiser.
Pero grande fue la sorpresa de Shijima, al ver que Kaiser ya se encontraba ahí, al lado del hermano gemelo de Kanon.
Se quedaron viendo por un par de minutos, petrificados, sin saber qué hacer, hasta que los gemelos menores intervinieron.
Kanon tomó la mano de Shijima, y Saga la de Kaiser, haciéndolos caminar hasta estar frente a frente.
- Kaiser, yo...
- S-Shijima...
Ninguno sabía qué decir, de pronto sentían que las palabras que ensayaron durante días se quedaban atrapadas en su garganta.
Y desde sus escondites, el resto observaba sorprendido la desafortunada coincidencia, a excepción de cierto castaño, que todo el tiempo fue consciente de las intención de ambos mientras de la pareja, pero se mantuvo callado.
- ¡Ay, ya besense o algo de una vez!- Rompió el silencio la voz de Kanon.- Kaiser, Shijima te iba a pedir que te cases con él. Shijima, Kaiser te iba a proponer matrimonio. Eso significa que los dos aceptan, ¿no?
Los dos adulto se quedaron viendo, cayendo en cuenta de que Kanon tenía razón.
- Entonces, ¿qué esperan?, ¿una invitación para besarse y decir: "acepto"?
Todos los adultos no pudieron evitar reír levemente. A veces los niños daban sentido a la frase de que "los infantes y los ebrios siempre dicen la verdad."
Kaiser y Shijima se miraron a los ojos una vez más, para después unir sus labios en un tierno y casto beso, que fue celebrado por los demás presentes, quiénes salieron de sus escondites.
Al separarse, no hicieron falta palabras. Ambos sabían que eran correspondidos, y su propuesta aceptada.
Simplemente abrieron las pequeñas cajas que contenían los anillos, y los colocaron en su lugar, en la mano del otro.
- Te amo.- Susurró Shijima.
- Te amo también.- Le respondió susurrando el castaño.- Eres perfecto, mi hermoso pelirojo.
El resto de sus amigos estaban bastante felices por ellos, sabiendo lo mucho que se amaban, así como el esfuerzo que puso cada uno para conseguir realizar su propuesta. Pero aún había un pequeño detalle.
- ¿Sabías que Shijima le iba a pedir matrimonio?- Interrogó Shion a Dohko.- ¿Por qué no me dijiste nada?
- ¿Y perdernos de este lindo momento?- Dijo Dohko, sonriendo conmovido.- Lo único que importa es que todo salió bien, y ahora ellos son felices.
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Bueno, éste songfic está dedicado a cureange_villalobos
La verdad es que adoro este shipp, pero nunca había hecho nada relación a ellos, y me fue un poco difícil hacer una historia que fuera de la mano con la canción.
Espero que te haya gustado 💕
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