
Me Gustas [♍Shaka x Afrodita♓]
[Continuación de "Yo te quiero más"]
Algo no esperado
Algo romántico
Tengo un millón doscientos cincuenta y tres mil cosas por las cuales me gustas
¿Quieres saber cuales son?
- Shaka.- Le llamó aquel lindo niño peli-turquesa.
- ¿N-Necesitas a-algo, A-Afrodita?- Tartamudeó. Por alguna razón se sentía bastante nervioso cuándo su cuñado estaba cerca. Pero no entendía el porqué.
- ¿Quieres bailar conmigo?
Shaka sintió arder sus mejillas, y tan solo asintió con la cabeza. Dita tomó su mano, y lo llevó hasta la pista de baile.
En ese momento, Shaka era un manojo de nervios andante, ni siquiera se movía.
Escuchó a Dita soltar una pequeña risa.- Tranquilo, yo te cuido.- Le dijo, abrazandolo. Su corazón dió un vuelco, y sin pensarlo mucho, correspondió el abrazo.- Gracias por darme el ramo.
- N-No fue nada.
El resto de la fiesta se la pasaron juntos, con Dita tomando la mano de Shaka, y llevándolo con él a todos lados. Incluso a robar algo del pastel, acompañados además por los primos de Afrodita.
Para cuándo estaba por terminar la fiesta, los dos eran de los pocos niños que quedaban en la fiesta, y los únicos dos despiertos debido a la hora.
Ahora estaban sentados junto al lago artificial del club de campo, descansando un poco.
- Shaka.- Le llamó Afrodita.
- ¿Q-Qué pasa?
- ¿Ya diste tu primer beso?
Las pálidas mejillas del niño rubio se pusieron coloradas. No sabía que responder, la verdad era que no, no había dado su primer beso, es decir, tenía apenas 11 años de edad, era normal, ¿no?. Pero ¿y si Dita se burlaba de él si decía la verdad? Después de meditarlo brevemente, decidió hablar con la verdad.
- N-No.- Respondió, agachando la mirada.
Sintió como Dita tomó su rostro entre sus pequeñas y finas manos, haciéndole alzar la vista. Vió como Dita se acercó, y antes de que pudiera siquiera reaccionar, el peli-turquesa le dió un pequeño pico en los labios.
- Pues lo acabas de dar, y me lo quedé yo.- Dijo sonriendo el pequeño.- ¿Me quieres dar otro beso?
Shaka estaba más rojo que un tomate. Sentía que el corazón se le iba a salir del pecho. Aún así, se acercó tímidamente a su amigo. Dita terminó jalandolo hacía él, y juntando sus labios.
- Shaka, ¿quieres ser mi novio?- Preguntó sonriendo el pequeño piscis.
- S-Si.- Respondió el pequeño rubio.- Si quiero.
Quiero decirte que te quiero y que me encantas
Y que me gustas mucho aunque ya lo sepas
Que a cada segundo que transcurre mas te quiero
Y a cada segundo que no estas siento que muero
Ya habían pasado años de ese día, ya no eran niños, estaban ya en su segundo año de universidad.
Cumplían ocho años de ser pareja, y estaban realmente felices por eso.
- Te quiero.- Decía Afrodita, sentado en el regazo de Shaka, abrazandolo por el cuello.- Eres el mejor novio del mundo.
- Ya, Froda. Le vas a provocar diabetes a alguien con tanta azúcar.- Para molestia de Dita, su primo rompió su atmósfera romántica con una broma.
- ¡Cállate, Angelo!- Le gritoneó molesto a su primo.
- Controlate, floripondio, estás en una biblioteca, no en un hotel.- Siguió molestándolo.
Los dos querían comenzar una pelea tal cual unos niños, pero fueron retenidos por el resto de acompañantes, incluído Shaka.
- Cállense los dos de una buena vez.- Interrumpió la pelea uno de sus amigos.- Dita, Death, ya no tienen ocho años, no pueden estar comportándose de ésta manera.
- Eso dile al tarado de tu amigo, Milo.- Siguió Dita.
- Cariño, tranquilizate.- Le intentó calmar Shaka.
- Eso es, Shaka. Amarra a esa fiera.
Y así comenzaron nuevamente sus peleas infantiles, hasta que terminaron siendo expulsados de la biblioteca por segunda vez en esa semana.
- Dita, debes aprender a controlar más tu temperamento, cariño.- Le decía Shaka mientras caminaban tomados de la mano, y comiendo algo de helado, rumbo a casa de Afrodita.
- Con Angelo es imposible tener paciencia.- Respondió lamiendo su helado.
- Solo intenta tenerle algo de paciencia. Sabes que sólo bromea.- Acarició su mano para calmarlo.- ¿Quieres de mi helado?- Dita no necesitó que se lo ofreciera dos veces, y comió del helado de su pareja.
- ¿Te he dicho que te amo?- Preguntó, abrazando a su novio.
- Si, cielo. Muchas veces.- Respondió Shaka, abrazando por los hombros al peli-turquesa.
Me gustas por tus ojos que tanto brillan
Por tus labios, tu lunar, por tu sonrisa
Me gustas cuando vistes de verde o de morado
De rojo, de café, de azul, de gris, de anaranjado
Me gustas de cualquier color porque eres tan bella
Habían llegado a la casa de Dita hace algunos minutos, y ahora mismo se encontraban preparando algunas botanas.
Desde que sus hermanos mayores se habían comprometido, Shaka solía quedarse a dormir con Afrodita los fines de semana. Costumbre que mantuvieron aún después de la boda. Y que a Hypnos, el padre de Dita, no parecía molestarle.
Después de terminar de cocinar, se sentaron en el sillón de la sala a ver un maratón de series y películas.
Shaka se adelantó con la comida, mientras Dita se fue a cambiar de ropa.
- Amor.- Le llamó Dita, acariciando suavemente su mejilla.
- ¿Pasa algo?
- ¿Cuál pijama te gusta más?- Le preguntó, enseñándole tres conjuntos de diferentes colores y diseños.
- Cualquiera se te ve hermoso.- Le respondió sonriendo.
- Pero creo que he subido algo de peso, y el naranja ya no me va bien, además-
- Cualquier color te queda bien, cariño.- Le interrumpió, para después darle un pequeño beso.- Para mí tú eres lo más hermoso y perfecto que existe. Tienes unos ojos preciosos y brillantes.
- ¿Ah si?- Preguntó, sentándose en su regazo.- ¿Y qué más?
- Ese lunar cerca de tus labios es realmente bello.- Respondió, acariciando dicho lunar.- Y tus labios son de un grueso, forma y color perfectos. Y me encanta tu sonrisa.
Me gusta ser tu caballero y tú mi doncella soñar que estamos solos
Solos tú y yo que nos besamos una eternidad mientras se marcha el sol
Me gusta estar contigo, darte un abrazo decirte que me encantas
Y regalarte mil besos, eres tu la niña que tanto esperé
Y ahora que te tengo se muy bien que te amare
- Te amo.- Le dijo Dita para después besarlo.- Mi caballero.
- Yo también te amo.
Pasaron el resto de la tarde siguiendo su pequeña tradición, viendo series y películas. Mientras el sol se ocultaba.
Aunque Dita no solía prestarle demasiada atención a la proyección de la pantalla, y comenzaba besar el cuello de su novio, subiendo después a sus mejillas, y finalizando en sus labios.
Shaka no oponía resistencia alguna, y se dejaba hacer por el peli-turquesa, correspondiendo a los besos.
Pero después tomaba su pequeña revancha. Besando y mordiendo el cuello de Dita, dejando pequeñas marcas y chupetones.
- Si mi hermano viera tus marcas te mata.- Decía riendo Afrodita.- Ya sabes cómo es, piensa que aún soy un bebé. Creo que Cardi es peor que mi papá, ¿no?
- Solo se preocupa por tí.- Respondió el rubio sonrojado, desviando la mirada.
- Te amo.- Volvió a besarlo Dita.
Me gustas por tu mirada, por tu sonrisa
Por esos ojos tan hermosos que me hechizan
Quiero tenerte a mi lado por siempre
Quiero tenerte hasta la muerte
El fin de semana había llegado a su fin, y debían volver a su rutina escolar.
Ese día la primer clase de Shaka comenzaba hasta las 9:00, pero Dita tenía clase a las 7:00, sus horarios muchas veces no coincidían, pero no representaba un obstáculo real para ellos, ya estaban acostumbrados.
La universidad quedaba un poco lejos como para ir caminando tan temprano, así que solían tomar el subterráneo, y de paso, aprovechar para dormir un poco.
Dita siempre era el primero en quedarse dormido, y Shaka velaba su sueño durante unos minutos, antes de caer en los brazos de Morfeo, no sin antes admirar la innegable belleza de su novio.
Verle tan tranquilo, apacible y relajado. Su mirada soñolienta antes de quedarse dormido, su sonrisa entre sueños, su respiración tranquila... Todo le encantaba de ese chico. Era simple y sencillamente perfecto.
- ¿Tengo algo en la cara, cielo?- Escuchó la voz juguetona de Afrodita.
- No, nada. Además de unos ojos preciosos, que me encantan.
- Ay, cariño.- Se le abrazó el peli-turquesa, acurrucándose.- Quiero estar contigo por el resto de mi vida.
- Yo también quiero estar a tu lado por siempre, cariño. Lo sabes.- Respondió, abrazándolo, y acariciando sus largos cabellos turquesas con cariño.
Me gustas, pintada y arreglada
Me gustas, fodonga y despeinada
Me gustas, cuando te ríes sin razón
Me gusta cuando dices que me quieres con el corazón
Me gusta, decir que te quiero más y que me digas
Que no que tu me quieres mas, pelear contigo
Para ver quien quiere mas al otro
- Dita, ¿estás bien?- Llamaba el rubio a la puerta del baño.- Vamos a llegar tarde a la película si no te das prisa.
- Ya casi termino.- Respondió desde dentro del cuarto el peli-turquesa.
Casi siempre que salían a alguna cita era lo mismo; Dita se encerraba por horas en el baño, o en su defecto, en su recámara. Perdía la noción del tiempo, y terminaban llegando tarde a todos lados.
- ¿Qué estás haciendo?- Preguntó, entrando al cuarto de baño.
- ¡Shaka, ya te dije que no entres sin avisar!
El rubio a duras penas podía contener su risa. Dita tenía puesta una mascarilla facial de sabrá Buda qué. El cabello enredado en una toalla. Vestido aún con unos shorts y una camiseta de tirantes de pijama, y un par de pantuflas rosadas para rematar el combo.
- Cielo, ¿qué tanto has estado haciendo?- Preguntó, luchando por contener las carcajadas.
- No lo entenderías.- Murmuró avergonzado el peli-turquesa, cubriéndose el rostro con una toalla.- Ahora sal de aquí. Sabes que odio que me vean así.
Shaka le abrazó por la cintura, recargando su mandíbula en el hombro del peli-turquesa.- ¿Por qué? Tú sigues siendo una maravilla andante de cualquier forma.
- Qué tonterías dices.- Respondió, limpiándose las mascarilla de la cara.
- Ninguna tontería. Tú me gustas de la forma que sea, y lo sabes.- Siguió abrazando su cintura, mientras cerraba sus ojos, y sonreía tímidamente.
- Si, claro, lo que digas.- Respondió Dita con evidente sarcasmo.- Solo lo dices por no hacerme sentir mal.
Shaka dejó escapar una pequeña risilla.- Dita, me he bañado contigo, así que no me salgas con eso.
A Dita todos los colores se le subieron al rostro.- ¡Teníamos once años!- Decía, cubriendo su rostro.
- ¿Recuerdas la vez en que Cardinale casi mata a Hypnos por permitirlo?
El menor no contuvo su risa. Recordar la primera de varias veces que compartieron la ducha siempre era divertido. Eran apenas unos niños, no se veían con malos ojos mutuamente, pero para su hermano mayor era inconcebible que su hermanito menor se bañara con otro niño que no fuera un pariente directo. Cuándo los encontró jugando en la bañera casi le da un infarto. Y como alma que lleva el diablo, fue a por la cabeza de Hypnos.
- Me gusta como te ríes.- Escuchó nuevamente la voz de Shaka, y sintió como besaba su hombro.
Dita se dió media vuelta, quedando frente a frente con su novio. Aún abrazados. - ¿Alguna vez te he dicho que te amo con todo mi corazón?
- Si, Dita. Pero yo te quiero más.
- Claro que no, tonto. Yo te quiero más.
Y así comenzaron otra de sus pequeñas y tiernas discusiones. Definitivamente, ya podían dar esa película por perdida.
Me gustas por tus labios, tu nariz, tus ojos
Me gusta hacerte reír con las cosquillas
Me gustas por tu pelo y por tus mejillas
Me gusta cuando ríes, y cuando te enojas
Me gustas en los momentos que te sonrojas
Me gustas ver en tu Nick te quiero tonto
Me gustas nena sabes que te quiero tanto
Tanto, tanto de aquí al infinito
Haberte conocido en esta vida fue lo mas bonito
Otro fin de semana llegaba. Otro sábado que pasaban en tumbados en el sofá de la sala jugando videojuegos, solo que ésta vez tenían invitados no tan deseados, o más bien, poco oportunos.
Un primo de Afrodita había llegado de Francia, y se estaba quedando con Angelo. Pero quería ver a su otro primo, y Angelo se vió obligado a acompañarlo y cambiar sus planes con sus amigos.
El problema fueron los amigos, que al enterarse del asunto, en vez de postergar sus planes, e irse a casa, o simplemente dejar a Angelo fuera. Decidieron que era buena idea invitarse solos a dónde nadie los llamó.
Así que ahora tenían a cuatro chicos más en casa, echando por el caño todos sus planes para ese sábado.
Aún así, Shaka siempre solía mantener la calma, y esa ocasión no fue la excepción. Pensó en algo que pudieran hacer todos y nadie se sintiera incómodo o excluido.
Entonces recordó uno de los pasatiempos favoritos que tenían la mayoría de ellos en común, incluído Dita.
Aunque no lo aparentara a simple vista, el peli-turquesa era un gran aficionado de los videojuegos, y ciertamente bueno. Aunque extremadamente competitivo.
- ¡Hiciste trampa!- Reclamaba uno de los primos de Afrodita.
- Cállate y paga.- Le restó importancia Dita, con una sonrisa triunfante.
- No sé qué, pero algo hiciste.- Seguía sin ceder el canceriano.
- Ya, Angelo. Deja de humillarte.- Se sumó uno de los invitados, recibiendo un gruñido como respuesta.
- Shura tiene razón, Death. Van 20-4 en favor de Dita.- Le apoyó el otro invitado peli-morado.- Ya déjanos jugar a los demás.
- ¡Cállate, Milo!- Estalló el peli-azul.
Comenzaron una pequeña discusión verbal que no tardó en volverse una riña física acompañada de manotazos, patadas, empujones, incluso mordidas.
Dita, Shaka y el primo francés del pisciano se mantuvieron al margen, pero cuándo Death Mask golpeó accidentalmente la consola, tirándola al suelo... Todos sabían lo que venía, y por más que Camus y Shaka intentaron tranquilizarlo, nada consiguieron.
Antes de que se dieran cuenta, Dita había separado a los tres a punta de jalones de cabello, pellizcos y golpes.
Después de ese incidente, decidieron dejar de lado los videojuegos, y tratar de relajarse viendo una película elegida por Dita, todo con tal de calmarlo.
Todos conocían a Dita, y ya esperaban la película que elegiría con tal de hacer sufrir a sus amigos y su primo.
Tal como tenían, una película de terror fue la elegida. Y antes de llegar siquiera a la mitad, Shura y Death ya estaban apretando el brazo mutuamente. Y Milo abrazado al primo de Dita, casi subiéndose en su regazo.
Camus estaba más nervioso por no saber cómo quitarse al peli-morado de encima sin ser descortés. Shaka ni se inmutaba, y Dita solo sonreía, satisfecho con su ridícula pero efectiva venganza.
Para cuánto terminó la película, la noche ya había caído. El teléfono de la cocina sonó, Shaka se puso de pie, y encendió las luces, para después ir a contestar, y de paso por algo de agua a la cocina.
- Booh!- Gritó Dita en el oído de su primo, haciéndolo gritar y brincar del susto, junto a Shura y Milo.
El pecesito estalló en carcajadas, y Camus deseó que el suelo se abriera y se lo tragara cuándo Milo se le subió encima como lo haría un niño asustado.
- ¡Vete al demonio, maldita flor de pacotilla!- Le maldijo su primo.
- ¿Asustado, Death?- Se burló el peli-turquesa.- No puedo creer que aún les siga dando miedo esa película.
- ¡No le tengo miedo a esa estúpida película!- Siguió discutiendo el canceriano.
- Eso mismo decías cuándo teníamos once años, y terminaste durmiendo con Manigoldo dos semanas enteras.
- Tú lo has dicho, tenía once años. Y no fueron dos semanas.
Dita hizo un gesto y un ademán con su mano, como si reflexionara al respecto.- Tienes razón, no fueron dos semanas... Fue una con Manigoldo, antes de que él se hartara y te echara a patadas.- Volvió a burlarse.- Después fuiste llorando con mi tío que te aguantó dos semanas. Y al final Toll se apiadó de tí y te recibió un mes entero.
- ¡¿Quieres callarte de una maldita vez?!- Exigió el peli-azul con las mejillas rojas por la vergüenza al recordar esos días.
- Dita, ya déjalos en paz.- Volvió Shaka a la sala al rescate de sus amigos.
- Eso les enseñará a no romper mis cosas.- Se jactó Dita, abrazándose al rubio, mientras veía con una sonrisa triunfante al trío de miedosos.- Ahora será mejor que se vayan, es tarde y no creo que a mi tío Tanathos le haga gracia que su bebé ande solo en la calle. ¿O sí, Death?
- Hablando de eso, Dita.- Intervino Shaka.- Tu padre y tu tío acaban de llamar al teléfono de la cocina. El señor Hypnos dijo que el padre y el hermano de Death estaban muriéndose de la angustia, y buscándolo a él y a Camus como locos.
- P-Pero le dijiste que hemos estado toda la tarde aquí, ¿verdad, rubia?- Preguntó el peli-azul, intentando ocultar su nerviosismo. En ese punto no sabía que le asustaba más, si esa endemoniada película, su primo, o su padre y Manigoldo que lo desollarían vivo apenas lo vieran.
- Si. Ya están más tranquilos.- Afirmó Shaka.- Manigoldo dijo que vendría a recogerlos, pero al final el señor Hypnos los convenció de que les permitieran quedarse a dormir aquí.
Dita y Death hicieron una mueca de disgusto, pero al final cedieron.
- En cuánto a ustedes.- Siguió Shaka, mirando a los otros dos.- Milo, Kardia llamó y definitivamente no estaba contento, lo mismo para tí con Cid, Shura.
Después de explicar lo hablado con sus hermanos mayores, y que todos se quedarían a pasar la noche, procedieron a repartirse las habitaciones.
Shaka y Dita se dispusieron a preparar la cena, y después se les unió Camus. Los otros tres permanecían en la sala, viendo la televisión, con los nervios visiblemente alterados aún.
- ¿Estás bien, cielo?- Se acercó el peli-turquesa cuándo Shaka se cortó por accidente.
- Si, cariño, no es nada. Un poco de agua y listo.- Le tranquilizó el rubio, acariciando su mejilla.- No te preocupes.
- Si tú lo dices, supongo que te creeré.- Respondió Dita, para después darle un pequeño beso en los labios.
Escucharon una leve tos, recordándoles que no estaban solos.- Creo que mejor voy llevando ésto a la cocina.- Dijo Camus, notablemente incómodo, con unos platos en las manos, antes de salir de la cocina.
Ambos estaban totalmente sonrojados. En particular Shaka, que no solía ser muy explícito en sus muestras de afecto en público.
- Tranquilo, Camus es muy discreto.- Le sonrió el piscis.- Me gusta cuándo te sonrojas.- Le susurró al oído.
Me gustas por tu mirada por tu sonrisa
Por esos ojos tan hermosos que me hechizan
Quiero tenerte a mi lado por siempre
Quiero tenerte hasta la muerte
Después de cenar, recibiendo en el proceso al padre de Afrodita, que se les unió a la mitad, todos se habían retirado a dormir.
El trío de asustadizos habían decidido dormir juntos en una habitación. A Camus le fue otorgada una habitación para él solo. Y Dita y Shaka compartían habitación como ya estaban acostumbrados.
- Vaya forma de echarnos a perder el día de esos.- Se quejaba Dita, mientras era abrazado por la espalda por Shaka.- Había acordado con Camus que iríamos a recorrer la ciudad mañana, no entiendo porqué quiso venir hoy.
- No pasa nada.- Le tranquilizó besando su nuca.- Podemos ir a nadar mañana o la próxima semana. Y si Camus y los demás quieren pueden acompañarnos.
Dita se dió la vuelta, quedando frente a frente.- Te amo. - Dijo para después besar sus labios.- Eres lo más bonito que me pasó en la vida.- Añadió para después acurrucarse en su pecho.
- Tú eres lo más hermoso de mi vida.- Le respondió el rubio, abrazándolo por la cintura.- Te amo.
Me gustas, por ser como tú eres
Por ser tan única entre las mujeres
Me gusta decirte oye y dejarte en duda
Me gusta darte besos y dejarte muda
Al otro día decidieron mantener en pie sus planes de ir a nadar un rato a un parque acuático que conocían.
Pero solo acompañados por Camus, y su aparentemente, nuevo mejor amigo, Milo.
- ¿Y que tal durmieron todos anoche?- Preguntó el único adulto presente, mientras desayunaban todos juntos.
- Todo bien.- Respondió positivamente Afrodita.
- Bien, muchas gracias, señor Hypnos.
- Dormí que ya es ganancia, tío.
Respondieron Shura y Death Mask, respectivamente.
- Me alegra.- Asintió el rubio mayor.- ¿Y ustedes, Camus y Milo?- Los dos mencionados ni siquiera alzaron la vista.- ¿Que tal estuvo la noche para ustedes?
- Bien, tío.- Dijo el galo.- Ya se está haciendo tarde, será mejor que nos demos prisa.- Cambió de tema rápidamente.
Los demás le restaron importancia y continuaron con el desayuno, para después alistarse; Shura, Death Mask y Milo para volver a sus hogares. Y los otros tres para comenzar a poner en marcha sus planes.
- ¿Ya están listos todos?- Preguntó Hypnos en la puerta principal.
- Si, papá. Tú ve tranquilo, podemos cuidarnos solos.- Respondió su hijo menor.
Todos subieron al auto, acomodándose como pudieron, incluso viéndose en la necesidad de llevar en las piernas a dos de los chicos.
Para Camus hubiese sido sumamente incómodo, por lo que al final se quedó con el asiento del copiloto, y Milo llevó en su regazo a Shura. Iba a ser un trayecto incómodo para las piernas del peli-morado.
Shaka y Dita estaban de lo más tranquilos. El rubio ya estaba acostumbrado a que Dita se subiera en su regazo y lo abrazara. El viaje fue realmente relajante para ellos dos.
Después de dejar a Shaka, Dita y Camus en el balneario, el resto siguió el camino, rumbo a las viviendas de los chicos.
- Recuerda, Dita. Los quiero en casa antes del anochecer. No quiero tener que ir a recogerlos porque se les hizo tarde.- Le recordó Hypnos a su vástago.
- Que si, papá. Ya vete que sino mi tío va a despellejar al tonto de Angelo.
Luego de esa "despedida", finalmente ingresaron al balneario.
Después de colocarse los trajes de baño, las miradas curiosas e indiscretas sobre los tres no se hicieron esperar, pero haciendo especial énfasis en Afrodita.
Aún así, todo fue muy divertido y relajante para los tres; haciendo carreras acuáticas, y de clavados, y lanzandose de los toboganes, igual que cuándo eran niños.
- Bueno, ¿y ahora qué hacemos?- Preguntó Dita por ideas.
- No lo sé. Ustedes decidan.- Habló Shaka bebiendo algo de agua mineral.
- Diría que jugaramos voleibol, pero nos haría falta una persona más.
- ¿Puedo unirme?
Giraron la vista, encontrándose con cierto peli-morado.
- Milo, que sorpresa verte por aquí.- Le sonrió Dita a su amigo.- Creí que para hoy estarías castigado y con Kardia custodiandote, igual que cuándo éramos niños.
Milo no pudo evitar que sus mejillas se tiñeran de un leve rubor, mientras que Shaka dejó escapar una pequeña risa por el comentario de su novio, recordando los viejos tiempos.
- Zaphiri se largó ayer a Francia, al parecer aún cree que necesito niñera. Y Kardia tiene que entrenar, y no se le ocurrió mejor idea que arrastrarme hasta aquí con él.- Explicó el mayor.- Como sea, ¿puedo unirme a lo que sea que estén haciendo?- Preguntó con su típico tono infantil e hiperactivo.
- Claro.- Rió Afrodita con la actitud de su amigo.- Camus y tú son un equipo, y mi preciosa flor de loto y yo otro.- Dijo, abrazando a su novio.
Pasaron un largo rato en la piscina jugando. Hubo varios lanzamientos, tiros, y sobretodo caídas, que afortunadamente no tuvieron mayores repercusiones que unas cuantas burlas.
- ¿Estás bien, cielo?- Le preguntaba el peli-turquesa, frotándole la espalda, una vez fuera del agua.
- Si, Dita. No fue nada.- Le sonrió el rubio para tranquilizarle.- Solo fue un golpe con el balón, no pasa nada.
- Milo, ten más cuidado la próxima vez.- Regañó el pisciano a su amigo.
- Dita.- Le llamó Shaka.
- ¿Qué pasa, cariño?
Shaka solo le sonrió.
Me gusta despertarte con mensajes de te quiero, niña
Me gusta decir que eres lo mejor de la vida
Me gustas tú, tú y solo tú
Me gusta caminar contigo por el cielo azul
Dita se despertaba con el sonido del timbre de su teléfono celular. Con pereza, se incorporó para revisar, y comprobar que se trataba de un mensaje no leído.
Al ver el remitente, no pudo evitar que una sonrisa se formara en sus labios.
» Cariño, no me gustaría tener que despertarte, pero ya es hora de ir al escuela.«
Su adorada flor de loto siempre solía despertarlo por las mañanas, incluso entre semana, cuándo no dormían juntos. - Siempre tan dulce. - pensaba, cuándo un nuevo mensaje llegó.
» Paso por tí en treinta minutos. No olvides que te amo♥️
Definitivamente, conocer a ese rubio era lo mejor que le podía haber pasado en la vida. Quizás algún día debería agradecerle a su hermano por haberlos hecho encontrarse.
Para ti mi pequeña nena hermosa
Me gusta decir que me gustas y me encantas, es que
Me gustas por 100 mil razones más
Y yo te quiero para mi nomas
Eres mía y yo soy tuyo
Solamente estas tatuada y embarrada aquí en mi mente
Quiero besar cada centímetro de ti
Decirte que te amo y que no podría vivir sin ti
- ¿Ya te sientes mejor, mi cielo?
- Si, cariño. Solo es un resfriado.- Le sonrió el peli-turquesa recostado en su cama, con las mejillas rojas por la fiebre.- Ya deberías irte, o vas a llegar tarde.
Shaka se sentó a su lado, para después abrazarlo.- Olvida la escuela, estás ardiendo en fiebre.
- Estaré bien, papá llega hoy en noche. Y en la tarde puedes venir a verme.- Intentó tranquilizarlo.- No quiero que tengas problemas con los maestros por mí.
Shaka no le soltó, tan solo sobó su espalda.- No pasa nada si me ausento un día.- Susurró en su oído para después darle un beso en la mejilla.- Iré a prepararte algo.- Añadió para después dirigirse a la puerta de la habitación.- No te muevas de aquí.- Bromeó antes de irse a la cocina.
Afrodita suspiró.- No tiene remedio... Pero justamente por eso lo amo.- Sonrió.
Shaka pasó toda la mañana cuidando de Afrodita, tratando de bajarle la fiebre. Hasta que finalmente ésta cedió.
Pasado mediodía, una vez que la fiebre desapareció por completo, el rubio se dedicaba a mimar a su novio con besos y abrazos, mientras miraban una de las películas favoritas del peli-turquesa.
- No, Shaka. Te voy a contagiar.- Desvió la cabeza el peli-turquesa cuándo el rubio intentó besarle en los labios.
- Al menos así podremos estar juntos hasta recuperarnos.- Le sonrió, para después besarlo, tan solo para terminar siendo correspondido.
Me gustas por tu mirada por tu sonrisa
Por esos ojos tan hermosos que me hechizan
Quiero tenerte a mi lado por siempre
Quiero tenerte hasta la muerte
El tiempo pasó volando sin que siquiera lo notaran, ahora mismo se encontraban en su fiesta de graduación.
El comité de alumnos organizó un baile en el gimnasio de la universidad, y todos los recién egresados se encontraban ahí, pasándola bien y celebrando su logro. Aunque cierta pareja celebraba, además, su aniversario.
- ¿Qué tal te la estás pasando, cariño?
- Si estoy contigo, siempre estoy bien.- Respondió el peli-turquesa, abrazándolo y recargando su cabeza en su pecho.- Ésta noche estás más guapo de lo normal.
Shaka se ruborizó, pero solo sonrió y asintió.- Solo me até el cabello, no es gran cosa.- Dijo abrazando al peli-turquesa.- Pero tú si que te luciste.
- Solo me recogí el cabello, y me puse algo de maquillaje... O bueno, más bien Angelo lo hizo por mí.- Respondió sonriendo.- Tal vez mi primo debería considerar seriamente ser maquillista, ¿no lo crees?- Añadió sonriendo.
- Quizás. Pero tú te ves increíble con o sin maquillaje.- Dijo, para después besarlo.
- Ven, vamos a bailar.- Propuso sonriendo.
Estuvieron bailando canción tras canción, todo por petición de Afrodita, que no tardó en robar completamente el show con sus elegantes y delicados movimientos.
- Creo que los dejaste sin aliento.- Susurró en su oído el rubio, sonriendo.- Aunque no es para menos.
- Tú no estás nada mal, cariño.- Respondió susurrando.
Después de un buen rato bailando, como si el tiempo no pasara, y solo existieran ellos dos, Shaka se separó un poco del peli-turquesa, dejándolo desconcertado, y llamando la atención de todos cuándo se arrodilló enfrente de él, en medio de la pista.
- Dita, he pasado más de la mitad de mi vida contigo. Y no hay día en que no agradezca el haberte conocido.- Comenzó a hablar, dejando en silencio a todos los presentes.- Eres lo mejor que me pudo haber pasado, y sin tí, ni siquiera me imagino dónde estaría ahora, ni tampoco me imagino mi vida sin tí. Por eso...- Sacó algo de su bolsillo, muchos ya intuían lo que venía, y los dejaba aún más ansiosos.- ¿Te casarías conmigo?
Todos estaban expectantes a la respuesta del peli-turquesa, pero ésta no llegó con palabras, ya que el chico se abalanzó a los brazos del rubio, terminando los dos en el suelo, con el pecesito besando en todo el rostro a su flor de loto.
- ¡Si, si, si, si!, ¡Y mil veces si!- Respondió finalmente, y todos los presentes terminaron celebrandolo.
Quiero tenerte a mi lado por siempre
Quiero tenerte hasta la muerte
Me gustas por tu mirada y tu sonrisa
Por esos ojos tan hermosos que me hechizan
Quiero tenerte a mi lado por siempre...
- ¡Quédate quieto ya, floripondio!- Regañaba un peli-azul a su primo, intentando terminar el maquillaje en sus ojos.
- ¡Quizás si dejaras de picarme los ojos podría estar quieto!
Siguieron discutiendo por algunos minutos más, llamando la atención de los otros dos presentes.
- ¿Deberíamos ayudar, Degel?- Preguntó cierto francés.
- Déjalos, Camus. Ya sabes que así son ellos.- Suspiró el mayor.- Algunas cosas nunca cambian supongo.- Añadió sonriendo, mientras veía a sus pequeños primos.
Pasaron varios minutos para que Death Mask finalmente pudiera terminar de maquillar a Afrodita, pero finalmente lo había logrado.
- Definitivamente es la última vez que te maquillo y peino, maldita flor de pantano.- Siguió quejándose el canceriano, mientras recogía y ponía en su lugar todas las paletas de sombras, bases, polvos compactos, brochas, esponjas, pasadores, peines, fijador, y todos los materiales empleados.
Afrodita suspiró, y luego miró a su primo.- Lo siento.- Susurró, sorprendiendo a todos los presentes.- Es solo que... Tengo miedo de echarlo todo a perder.
Death Mask no supo que responder al instante, hasta que se aclaró la garganta.- Supongo que está bien.- Dijo.- Ahora ve a cambiarte, y deslumbra a todos.- Le sonrió a su primo, que terminó abrazándolo.
A pesar de sus diferencias y continuas discusiones, la verdad era que no se odiaban mutuamente, muy al contrario. Eran familia, nacieron casi al mismo tiempo, y sabían que siempre estarían el uno para el otro.
- Perdón por haberte hablado así.- Siguió disculpándose el peli-turquesa.- Es solo que estoy muy nervioso.
- Y pensar que hace catorce años jurabas que no estarías nervioso.- Escuchó una voz que reconocería dónde fuera, y giró la vista a la puerta.
- Afrodita, mira quién llegó.- Dijo su padre, quién estaba en el marco de la puerta, al lado de alguien muy especial para Afrodita.
- ¿Me extrañaste, pequeño demonio?
- ¡Cardinale!- Corrió, abrazar a su hermano.- Si llegaste.- Susurró al borde de las lágrimas, siendo abrazado por el rubio.
- Claro que sí, no me perdería la boda de mi hermanito por nada del mundo.- Le abrazó.- Ahora no vayas a llorar y tirar todo el trabajo de Angelo a la basura.
Después de casarse, Cardinale se fue a vivir con Shijima, a Los Ángeles.
Por la distancia, hace ya algún tiempo que no veía a su hermano. Y definitivamente, las llamadas no le llegaban ni a los talones a tener a su hermano junto a él, y aún más en un día tan especial e importante en su vida.
Después del reencuentro, y de ayudarle a vestirse, finalmente se encontraban en la limusina, camino a dónde se llevaría a cabo la boda.
Afrodita y Shaka habían elegido una ceremonia discreta al aire libre.
Sería en los bellos jardines con los que contaba el gran salón de eventos sociales, que a su vez sería empleado para la recepción.
Al llegar, Afrodita sentía que los nervios se lo comían vivo, y que sus piernas flaquearían en cualquier momento.
- Demasiado tarde para arrepentirte, floripondio.- Dijo burlón Death Mask.
- Cállate.- Respondió Dita, muerto de nervios.
Todos lo notaron, pero no sabían con exactitud qué decir. Hasta que fue Cardinale quién hizo algo al respecto.
- Solo cierra los ojos, e imagina que no hay nadie más que ustedes dos.- Susurró, mientras tomaba de las manos a su hermano.
Afrodita asintió. Tomó una gran bocanada de aire, y finalmente, bajó del vehículo, tomando la mano de su padre.
- ¡Vamos!, hay una boda que celebrar.- Dijo, recuperando su característica seguridad en sí mismo.
Hypnos comenzó a caminar con su hijo hasta el lugar dónde entregaría a su pequeño tesoro, y lo dejaría en manos de alguien más.
Era la segunda vez que caminaba por esa alfombra, el segundo hijo que entregaba. No pudo evitar que pequeñas lágrimas escaparan de sus ojos.
- Papá, ¿estás llorando?
- No, Dita.- Respondió, sonriendo, sin detener su caminar. Una vez que llegaron a su destino, tuvo que soltar a su pequeño.- Shaka, hoy te entrego a mi pequeño, confiando en que cuidarás de él, y sabrás hacerlo feliz. Espero que ni siquiera pienses en fallar, porque hoy te estoy entregando una parte de mi vida.- Añadió, enlazando las manos de los dos jóvenes.- Espero que seas muy feliz, mi pequeño.- Le sonrió a su hijo, acariciando su mejilla, para después besar tiernamente su frente, y posteriormente, tomar su lugar.
La ceremonia se llevó a cabo, siendo sellada con un beso, ovacionado por todos los invitados.
- Te amo.- Susurró el rubio, pegando su frente con la del peli-turquesa.
- Yo también te amo.- Respondió sonriendo el peli-turquesa.- Quiero estar contigo siempre...- Añadió, con su meñique levantado.
- Por siempre, y hasta la muerte.- Completó la frase el rubio, enlazando su meñique con el del contrario.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro