Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Enamorado [🗡️BalderxShaka📿]

Esta habitación está siendo cantada

Y quiero
Explorar
Donde queremos ir

Volemos
Hasta que estemos a kilómetros y kilómetros de distancia

Han pasado solo unos meses desde que finalizara la guerra santa contra Hades, en la que Athena y los santos de bronce consiguieron alzarse con la victoria.

La destrucción del cuerpo real de Hades, así como del Inframundo y los campos Elíseos, no pasaron desapercibidos para los olímpicos.

Athena y Poseidón fueron llevados a juicio. La primera por causar de forma directa todo ese desastre, y el segundo por haberle ayudado, haciendo llegar armaduras doradas a los Elíseos.

Hubo opiniones divididas por parte de todo el jurado. Algunos como los mellizos Artemisa y Apolo abogaban por su hermana mayor, otros como Hera, no dejaban de señalarla y acusarla. Otros, como Hermes y Deméter preferían mantenerse al margen lo máximo que les fuera posible, siendo neutrales. Y otros más, como Ares y Afrodita, ni siquiera se presentaron.

Al final, y después de una fuerte confrontación entre Poseidón y Zeus, el rey de los dioses decidió únicamente imponerles unas penitencias a ambos, y después de completarlas quedarían exonerados de sus crímenes.

A ambos se les revocó su título de dioses y sus tronos y templos en el Olimpo, así como sus armaduras divinas, sus dominios y poderes, dejándolos como simples mortales.

Poseidón fue sacado totalmente de la prisión en la que Athena lo había dejado, estando obligado a vivir como un mortal por cinco años, pasando las mismas dolencias, tristezas y aflicciones que todos los humanos. Después de eso, sería perdonado y podría volver a su sueño por dos siglos más.

Pero para la mayoría del jurado, los crímenes de Athena habían sido más graves, y por ende, sus penitencias deberían ser mucho más severas, y así fue.

Uno de sus castigos fue perder a Nike, y con ello toda posibilidad de victoria en sus batallas. Pero no solo eso, al igual que Poseidón, fue dejada como una mortal en la tierra, pero ella tendría que soportar múltiples dolencias y enfermedades por cincuenta años, que la harían desear morir.

Además de que las almas de sus caballeros caídos en batalla serían encarceladas y nunca podrían descansar en paz. Y Pegaso, que fue herido por la espada de Hades, estaría, al igual que ella, condenado a un indescriptible dolor por el resto de su corta vida, y jamás podría volver a reencarnar.

Pero la diosa de la guerra, protectora de la humanidad, no se iba a quedar de brazos cruzados. Ella aceptaría cualquier castigo y lo cumpliría sin protestar, pero por nada del mundo permitiría que más almas inocentes sufrieran una condena injusta.

Protestó contra los castigos que involucraban a sus caballeros. Zeus, a pesar de tratarse de su hija favorita, no parecía tener intenciones de ceder ésta vez.

Pero entonces aparecieron ciertos dioses en el Olimpo, llamando de inmediato la atención de todo el tribunal.

Afrodita, la diosa de la belleza y el amor. Y Ares, dios de la guerra y eterno rival de Athena.

Nadie esperaba que ambos se pusieran del lado de Athena, pero ahí estaban, apoyándola, intercediendo por ella.

Ambos habían sido de los pocos dioses que se atrevieron en la era del mito a desafiar a Zeus, y salieron ilesos. Afrodita incluso se había enfrentado cuerpo a cuerpo con el rey de los dioses, alzándose con la victoria en más de una ocasión.

Zeus sabía que la diosa nacida en Chipre era una deidad bastante poderosa, y que si lo deseara, perfectamente podía enfrentarlo y derrotarlo. Después de todo, y a pesar de su inhumana belleza, era de los últimos descendientes directos de Urano que seguían vivos y deambulando por la tierra y el cielo.

Afrodita intercedió por los caballeros caídos en batalla, alegando que sus intenciones nunca fueron malvadas, además de que muchos poseían un amor infinitamente puro en sus corazones, y eso los convertía en seres extremadamente hermosos, y que no merecían semejante castigo.

Ares, por su parte, alegó que varios de esos guerreros eran sumamente valientes y fuertes, los soldados perfectos, sería un desperdicio permitir que tanto potencial quedara encarcelado por el resto de la eternidad.

Ambos dioses, que habían sido desterrados del Olimpo en la era del mito, a pesar de haber sido perdonados tiempo después, preferían mantenerse alejados de Zeus y el resto de dioses, vagando por la tierra de un lado a otro, viviendo aventuras y siendo sus propios jefes.

Habían observado a los santos de Athena por mucho tiempo, prácticamente desde que casi todos los santos dorados eran unos bebés.

También observaron la batalla contra Poseidón, y la guerra contra Hades, incluso la batalla que los santos de oro libraron en Asgard, mientras Athena y los santos de bronce luchaban en el Inframundo.

Ares quedó fascinado por la valentía y decisión de esos mortales, que aún sabiendo que no tenían oportunidad contra un dios, lucharon hasta su último aliento, consiguiendo alzarse con la victoria en Asgard.

Afrodita quedó totalmente conmovida por el sacrificio de Pegaso, así como el de los caballeros dorados en el muro de los lamentos, y después en Asgard.

Con la intervención de la diosa del amor, y después de un largo enfrentamiento que por poco llega a los golpes, Zeus finalmente cedió, y accedió a dejar fuera de toda represalia a los santos caídos en batalla.

Athena estaba sumamente agradecida con Afrodita y Ares por haberla ayudado, y haber intercedido por sus caballeros. Tanto que no sabía cómo agradecerles.

- No te preocupes, Athena.- Mencionó Afrodita.- Solo hice lo que creí correcto... Además, nunca permitiría que uno de mis descendientes sufra semejante tortura.

Pero Zeus tenía un último as bajo la manga, Athena ya había causado muchos problemas teniendo de su lado a sus caballeros, pero ésta vez no se saldría con la suya.

El rey de los olímpicos dió un último decreto: En vez de condenar las almas de los guerreros caídos en batalla, a éstos se les sería otorgada una nueva vida. Pero éstos ya no estarían al servicio de Athena. Mientras la diosa cumplía su penitencia, sus caballeros pasarían a estar al servicio de Ares o Afrodita, dependiendo de los dos dioses a quiénes elegían.

Athena no estaba del todo de acuerdo, pero al menos en ese momento era lo mejor para aquellos guerreros que dieron la vida por ella. Y solo por eso, aceptó.

Así fue como terminamos aquí.

Aún no puedo terminar de creer que yo, Shaka de Virgo, y otros guerreros más, que algún día servimos fielmente a Athena, ahora estábamos bajo la protección y órdenes de Afrodita... Es tan irreal que todavía no lo puedo asimilar.

- ¿En qué piensas, Shaka?

Escuché la voz de uno de mis compañeros llamándome.

- En nada, Mu.- Respondí, tratando de sonar lo más sereno posible.

- ¿Sigues desconfiando de la diosa Afrodita?- Preguntó ahora otro de mis compañeros, quién compartía el nombre con la diosa a la que ahora estamos obligados a servir.

- No es precisamente desconfianza.- Intenté aclarar.- Es solo que... Es raro... Aún no termino de creer que todos estemos vivos, y que medio santuario haya partido a Esparta, y el resto nos hayamos quedado aquí.

- ¿Es solo eso lo que te aqueja, caballero de Virgo?

Reconoceríamos esa voz en cualquier lado. Era ella, la diosa Afrodita. Solía venir al santuario a vernos de vez en cuándo, a veces disfrazada de mortal o como una saintia, y otras como la diosa que es.

- Señora, yo...- No quería tener problemas. Sé lo fácil que puede ser ofender a la diosa de la belleza, así como lo severo de sus castigos, y no quiero enfrentarla.- Solo estoy acostumbrandome a ésta nueva vida, es todo.

La diosa de hermosa apariencia simplemente sonrió gentil, y avanzó hacía las escaleras dónde nos encontrábamos sentados.

- El jardín del templo de piscis es realmente hermoso, ¿no lo creen?- Mencionó, acariciando suavemente con sus dedos una de las rosas que nos rodeaban.- Haz hecho un excelente trabajo cuidando de este lugar, Dita.

- Muchísimas gracias, mi señora.

- Oh, vamos. No tengas tantas formalidades.- Rió la diosa.- Después de todo, eres uno de mis descendientes... De hecho, la mayoría de los que se quedaron aquí lo son.

Vaya forma de enterarnos que casi la mitad de los santos atenienses eran descendientes de la diosa del amor y la belleza, de uno u otro modo. Entre ellos, se encontraban el santo de Andrómeda, Mu, y algunas caballeros femeninos y saintias más.

Y el que quizás fue el menos sorpresivo para todos, Afrodita, caballero de piscis. Él es el descendiente directo más cercano de la diosa, en palabras de ella. Francamente, su parecido físico es algo innegable, y ciertamente, parecen llevarse muy bien. Tanto, que piscis fue quién mejor la recibió el primer día que vino al santuario, regalandole una rosa roja y una blanca.

Del resto de caballeros, que partieron a Esparta al lado de Ares, una parte considerable son descendientes de él. Entre ellos se encontraban los hermanos Aioria y Aioros, y los gemelos Kanon y Saga.

Todo ésto es una locura... Sé que soy un caballero de Athena, soy más fuerte que un hombre ordinario, he hablado con Buda, y he entendido sus enseñanzas. He despertado el Arayashiki, he atravesado el Inframundo. Incluso he muerto y vuelto a la vida más de una vez... Pero... Por alguna razón siento que algo me falta, y lo estoy dejando pasar.

[...]

Después de hablar con nosotros por unas cuántas horas, y convivir con el resto de santos que aún vivían en el santuario, Afrodita anunciaba que se retiraba. Pero antes, me mandó a llamar a la que antes solía ser la sala del patriarca.

- ¿Necesita algo, mi señora?

Pregunté, postrandome ante la diosa, que se acercó a mí, y me hizo ponerme de pie.

- Así es, Shaka.- Respondió, después de hacerme poner de pie.- Ya te he dicho que no es necesario que te arrodilles ante mí, yo no soy el estúpido tirano de Zeus... En fin, esa no es la razón por la que te llamé.

- ¿En qué puedo servirle?

Sentí como la diosa me miraba fijamente, de pies a cabeza, como si me estuviera analizando. Suele hacerlo a menudo, pero siento que jamás me acostumbraré a esto.

- Shaka, he escuchado mucho sobre tí por parte de Athena y de tus compañeros.- La escuché hablar.- Dicen que eres el hombre más cercano a ser un dios, y en estos meses que llevo conociéndote, he descubierto que no es algo que esté lejos de ser cierto.

No entiendo a qué quiere llegar con todo ésto, pero preferí no interrumpirla, y dejarla terminar de hablar antes de preguntar.

- Pero, Shaka, creo que hay algo que no te haz permitido experimentar, o al menos no libremente.- Continuó, haciéndome dudar aún más.- Y eso, es el amor.

- El amor es uno de los principales fundamentos del budismo, junto a la compasión. Creo que los entiendo bien.

- Shaka, no es lo mismo entender, que sentir.- Añadió.- El amor no es algo que se pueda explicar, mucho menos encasillar en una sola definición, es algo que va mucho más allá de eso. Y creo que tú no te haz permitido vivirlo.

- ¿Qué quiere decir, exactamente?

- Shaka, sé que quizás ésto te suene absurdo, pero quiero que intentes experimentar el amor. Que dejes de reprimirlo, y seas sincero con tu corazón.

No pude evitar abrir mis ojos por la sorpresa. ¿Oí bien?, ¿experimentar el amor?, ¿qué se supone que debía hacer?

- Shaka, soy la diosa del amor, no intentes engañarme.- La ví sonreír, igual que como lo haría una madre que ve a su hijo enamorado por primera vez.- Sabes tan bien como yo, que cuándo lucharon en Asgard, el destino puso en tu camino a alguien que hasta hoy no puedes olvidar.

- Disculpe, pero no tengo idea de a quién se refiere.

Simplemente ví como sonrió, para después dar media vuelta, e indicarme con un movimiento de su mano que la siguiera.

Caminamos hasta salir al balcón que tenía una preciosa vista de todo el santuario. Casi no teníamos permitido estar aquí, excepto cuándo éramos niños y el antiguo patriarca Shion nos enseñaba a leer las estrellas, es realmente nostálgico estar justo aquí.

- Ares, mis hijos y yo estuvimos observando las batallas que los involucraron. Incluso la de Asgard contra Loki.- Volvió a hablar, mirando el atardecer.- ¿Haz escuchado alguna vez sobre Anteros y Harmonía?

Asentí con la cabeza.- El dios del amor racional y correspondido. Y la diosa de la concordia, la armonía y la reconciliación.

- Exactamente.- Sonrió la diosa.- Ellos y su hermano Eros estuvieron observando las batallas también. Harmonía es una de las deidades de la paz, ella concede la armonía, sabe dónde se encuentran las almas atormentadas, y tiene una enorme bondad y deseo de que todos sean felices. Y Eros y Anteros son dioses del amor, pueden saber dónde se encuentran las almas enamoradas, destinadas a amarse, y siempre logran dar con ellas. Su función es, de alguna manera u otra, hacer que esas almas cumplan su destino y logren estar juntas.

Seguía sin entender del todo, o al menos pretender aparentar eso... Vaya que conocí un alma atormentada, consumida por sus propios demonios internos, que sufría y agonizaba en silencio. Engañandose a sí mismo, tratando de convencerse de que era pleno y felíz, y que solo deseaba poder, pero que en realidad, su alma anhelaba algo de amor y compasión... No, no creo que se refiera a Balder, ese pobre dios guerrero que enfrenté en las heladas tierras de Asgard... ¿Cierto?

- Shaka, mi hija Harmonía pudo percibir el dolor que afligía tanto a algunos de los santos dorados resucitados, como a los guerreros de Asgard. Pero el que sufría más por dentro, era uno de nombre Balder.

Entonces si habla de él... Pero, ¿qué tengo yo que ver ahí?

- Harmonía, como siempre, quería llevar la paz y la armonía, y darle alivio a esas almas, especialmente a ese dios guerrero. Por eso ella pidió ayuda a sus hermanos, y juntos fueron hasta Asgard.

- Entiendo, pero ¿qué tengo que ver yo con eso?

- Shaka, Eros pudo percibir que dentro de todos los guerreros, había almas que estaban destinadas a amar, pero no a ser correspondidas. Es el dios del amor irracional y la pasión, no puede ir en contra de eso. Y de seguro tú te percataste de quiénes son esos guerreros.- Continuó hablando. Vaya que sabía bien de quiénes hablaba, no hacía falta ser genio.- Pero Anteros notó que también había almas destinadas a amarse y a ser correspondidas. Él es el opuesto de Eros, así que, tampoco puede ir en contra de su poder, y así como tiene que conseguir que las almas despechadas encuentren alivio a su desamor, también tiene que hacer que las almas destinadas se encuentren.

Analicé todo por unos momentos, intentando conectar todas las explicaciones de la diosa. Siempre llegaba a la misma conclusión, pero simplemente me rehusaba a aceptarla. No podía estar hablando en serio.

- Así es, Shaka.- Interrumpió el silencio, como si me hubiera leído la mente.- Sí estás destinado a amar y ser amado, y encontraste a tu otra mitad en Asgard.

- Me temo que eso es algo imposible.- Respondí.- Hice un voto de castidad hace años, no puedo amar a alguien de esa forma.

- Sé sincero contigo mismo, Shaka.- Añadió la diosa, tomando mis manos.- Sabes tan bien como yo la conexión que sentiste con ese asgardiano, y negarlo es inútil.

No dije nada, y simplemente cerré los ojos, bajando la cabeza.

Supe por Afrodita que todos los dioses guerreros muertos en batalla fueron resucitados por Odín, gracias a las plegarias de la señorita Hida y Lifya.

Todos, desde los que enfrentaron los santos de bronce, hasta los que enfrentamos nosotros, habían vuelto, y ahora tenían una vida pacífica en Asgard.

- Shaka, necesito que vayas a Asgard.- Dijo.- Como sabes, el caballero de Acuario se encuentra ahí. Necesito que le lleves un encargo de mi parte.

Camus, tan pronto como supo que todos los dioses guerreros habían sido resucitados, pidió a la nueva encargada del santuario permiso para ir.

Afrodita, como diosa del amor, no se lo negó, y le permitió ausentarse todo el tiempo que deseara.

Para nadie fue una sorpresa que Camus partiera únicamente para ver a ese guerrero pelirojo, Surt creo era su nombre. Sin embargo, sí que fue una puñalada en el corazón para un caballero en específico, que de inmediato partió despechado a Esparta con Ares.

- Necesito que le lleves a Camus esta caja.- Añadió, entregándome una caja de oro, con unas incrustaciones de joyas.- ¿Podrías hacer eso por mí, Shaka?

Simplemente suspiré, y luego asentí, aceptando la misión.

Después de todo, no puedo desobedecer una orden de quién es mi superior en éste momento.

[...]

Al otro día, apenas asomaron los primeros rayos del sol, me encontraba de camino a Asgard, con el objetivo de entregar la dichosa caja.

Me llevaría unos cuántos días llegar, pero deber era deber, y debía cumplirlo.

Enamorado
Feliz a tu lado
Son las pocas palabras que conozco
Soy un enamorado

Enamorado
Feliz a tu lado
Son las pocas palabras que conozco
Soy un enamorado

Después de un par de días, finalmente había llegado a mi destino, en las heladas tierras de Asgard.

Apenas me presenté en el palacio, fuí recibido por la señorita Hida. Ella me indicó que Camus se encontraba con Surt en la fortaleza dónde habitaban los dioses guerreros, y después de ofrecerme algo de comida y bebida, me permitió ir.

Llegué a la dichosa fortaleza, no es la primera vez que estoy por estos rumbos, así que sé cómo llegar.

Cuándo llegué, Camus ya me esperaba afuera.

Lo saludé, como el amigo que es. Después de todo, hemos convivido toda una vida. Todos los caballeros dorados somos como hermanos.

Él me invitó a ingresar, y a pasar la noche ahí. En vista de que pronto anochecería, y no era buena idea viajar en medio del frío y la oscuridad, decidí aceptar.

- ¿Cómo han estado las cosas en el santuario los últimos meses?- Preguntó Camus, mientras estábamos sentados en la mesa, bebiendo algo de leche tibia.

- Supongo que bien.- Respondí, bebiendo el contenido de mi taza.- Afrodita resultó ser una buena líder, ha conseguido mantener el orden.

- ¿Sabes cómo están los que partieron a Esparta?

Sé que Camus no pregunta por todos los caballeros que se mudaron a Esparta y ahora están al mando de Ares, sino que se refiere a una persona en específico.

- Suelen escribir una o dos veces al mes. Todos están bastante bien.- Respondí.- La última carta que recibimos la escribió Saga, dijo que todos están a gusto, incluso Milo parece más felíz allá.

Lo ví sonreír de lado, y después acariciar el anillo de plata en el dedo anular de su mano izquierda.

No había notado ese anillo, hasta ahora, y no sé qué significa, aunque parece ser uno de compromiso. No es usual en mí, pero la curiosidad me ganó, y pregunté al respecto, pero tratando de no sonar entrometido.

- Sí, es un anillo de compromiso.- Respondió sonriendo.- Me casaré en dos semanas. Creí que Afrodita ya te había avisado.

- No, no me dijo nada.

- ¿Sabes lo que hay en esta caja?- Negué con la cabeza, en todo el camino no se me ocurrió abrirla. Entonces Camus la abrió, y pude ver que en su interior había un par de anillos de oro, con unos rubíes incrustados.- Se lo hice saber hace dos meses, y que todos estaban invitados. Y ella me ofreció estos anillos como regalo de bodas. Así que los usaremos en la ceremonia.

- Ya veo.

Ésto me tomó por sorpresa. Camus, el caballero de Acuario. El más frío de todos los caballeros, de pronto sonreía muchísimo más de lo que lo hacía en el santuario, y mostraba abiertamente sus sentimientos, tanto como para permitir que varias personas fueran testigos de su unión con la persona que amaba.

- Ya sé lo que estás pensando, Shaka.- Añadió, riendo levemente.- Sé que incluso tú me tenías en el perfíl de un témpano de hielo, incapaz de sentir algo, incluso yo me lo creí por momentos de mi vida.- En ese momento, viendo los ojos de Camus, noté que estaba siendo sincero.- Pero, ahora que tengo una nueva oportunidad, me dí cuenta de que realmente amo a Surt. Y quiero aprovechar esta vida para estar con él. Dejar de negar y ocultar lo que siento, y permitirme ser felíz.

Justo en ese momento, la puerta que conectaba el comedor con el pasillo se abrió, dejando ver la delgada figura de un chico de cabellos blancos. No me fue difícil reconocerlo.

- Camus, no mencionaste que tendríamos visitas.- Se dirigió primero al francés.- De haberlo sabido, habríamos preparado algo más especial.

- Ni siquiera yo sabía.- Respondió Camus.- Fue una visita sorpresa.

Pude ver que Balder estaba nervioso. No entiendo muy bien porqué, pero siento que mi corazón de pronto late un poco más rápido de lo normal.

- Gracias, Balder, pero no es necesario que tengan ese tipo de atenciones conmigo.- Mencioné, tratando de calmarlo y calmarme a mí mismo.- De hecho, solo vine a dejar un encargo a Camus, me iré mañana por la mañana.

- ¿No te quedarás para la boda?- Preguntó el albino.- C-Creí que por eso habías venido.

No supe qué responder al momento. Prácticamente me acababa de enterar de la boda, ni siquiera me detuve a pensar si asistiría.

- Balder, ¿podrías llevar a Shaka a una de las habitaciones desocupadas?- Habló Camus, quizás notando la tensión en el ambiente.- Debo ir a guardar esta caja, y a ver a Surt.

- Claro.- Accedió Balder.

Después de despedirnos, todos salimos del comedor, y fuimos por caminos opuestos.

Balder me indicó que lo siguiera, y así lo hice. Subimos unas cuántas escaleras, hasta llegar a quizás un tercer o cuarto piso. Después avanzamos por el largo pasillo, hasta llegar casi al final. Justo en la penúltima habitación, nos detuvimos, y Balder abrió la puerta.

- Esta habitación está desocupada.- Dijo, haciéndose a un lado, permitiéndome entrar.- Mi habitación está justo al lado, por si necesitas algo.

- ¿Solo tú duermes en este pasillo?

Por alguna razón, no pude evitar hacer dicha pregunta. ¿Qué me pasa hoy?, parezco un niño haciendo preguntas estúpidas de cosas que no me incumben.

- Si.- Respondí Balder.- La verdad es que me gusta estar solo... Además, los demás chicos tienen sus razones.

- ¿En serio?

Balder asintió.- Surt y Camus duermen juntos, y bueno... Supongo que sería incómodo para cualquiera estar cerca en su noche de bodas.- En eso debía darle la razón.- Los demás convivieron desde niños, así que, supongo que ya están acostumbrados a dormir juntos... Y Udgard... Bueno, él es todo un caso. Duerme en la torre, y casi no baja, más que para comer.

Por alguna razón, me sentía bien estar cerca de él. En algún momento fuimos rivales, incluso tuve que atacarlo y terminar con su vida... Pero en esa ocasión, descubrí que Balder no era alguien malvado, solo alguien que había perdido el rumbo y necesitaba volver a sentir amor y compasión.

Y ahora que lo vuelvo a ver, en un contexto diferente, sin conflictos de por medio... Me doy cuenta de quién es el verdadero Balder. Es realmente bondadoso, y su cosmos... No se parece en nada al que sentí la primera vez que luchamos. Éste es cálido, suave, amable, y emana un profundo amor y compasión.

- ¿Por qué no te quedas para la boda?- Escuché su voz.- Son dos semanas, y supongo que la mayoría de tus compañeros asistirán, ¿no?

Pensé mi respuesta por un momento. No creo que Afrodita se enfade si me quedo, ella misma dijo que podía tomarme un tiempo. Además, quisiera poder hablar más con Balder, conocer más y mejor su historia, y a él en general. Quizás pueda tomarme unas pequeñas vacaciones.

- Supongo que no tengo nada que perder.- Respondí, con una leve sonrisa.- La última vez que estuve aquí, no pude conocer Asgard con tranquilidad, y parece ser un lugar bastante bello. ¿Crees que podrías ser mi guía?

- ¡Claro!- Respondió, con una reluciente sonrisa en su rostro.

Vaya, no creí que él pudiera sonreír así... Definitivamente, éste es el verdadero Balder.

No me importa
A dónde vamos desde aquí
Porque haces
Todo el mundo desaparecer

Tú me llevas
A lugares que nunca he estado
Explorar
Donde queremos ir

Volemos
Hasta que estemos a kilómetros y kilómetros de distancia

Al otro día, después de hacerle saber a Camus que me quedaría unos días en Asgard, y que volvería al santuario después de su boda, Balder y yo salimos de la fortaleza, a caminar por todo el pueblo de Asgard.

Fuimos por varios lugares, desde la plaza, el mercado, incluso pasamos cerca del palacio Valhala.

Me agrada su compañía. Es alguien que sabe escuchar, bastante calmo, sereno, además de alguien bastante inteligente y culto. Siento que al fin puedo hablar con alguien que realmente me comprende.

Fue un largo día, tan solo nos detuvimos un momento para comer algo en uno de los pequeños restaurantes, y después continuamos nuestro recorrido, hasta llegar a la cima de una pequeña colina escarchada de nieve, desde dónde se podía ver casi todo el pueblo. Asgard es un poco más grande de lo que aparenta a simple vista.

- ¿Qué te ha parecido Asgard hasta ahora?

- Es un bonito lugar.- Respondí, con esa sonrisa que comenzaba a hacerse habitual en mí.- Hace tiempo que no me sentía tan tranquilo.

- Shaka...- Me llamó, y giré la cabeza a dónde sabía que él se encontraba.- Sabes, quería preguntarte algo.

- ¿Qué pasa?

- ¿Tú... Me odias, o guardas algún rencor por la batalla que libramos?

Me sorprende un poco que pregunte eso, tomando en cuenta que hemos estado hablando y conviviendo todo el día. Aún así, decidí responder con la verdad.

- Balder, yo nunca te he odiado, y nunca lo haré.- Dije, abriendo mis ojos, y pude ver cómo sus ojos amenazaban con derramar lágrimas.- Somos humanos, nadie es perfecto, todos nos equivocamos. Tú no eres la excepción.- Añadí, captando su atención.- Te lo dije en esa ocasión, y te lo repito hoy: Eres un guerrero sumamente fuerte, solo necesitabas recordar el amor y la compasión, y así conseguirías que todo el mal de tu alma se marchara.

El albino asintió, limpiando sus ojos con su antebrazo.

- ¿Por qué me preguntaste eso de repente, Balder?

Ví que dudó en responder. El que desviara la mirada, y jugara nervioso con sus manos y sus mechones de cabello, lo delataron.

Ahora que lo veo más detenidamente, y sin su ostentosa armadura cubriéndolo, es mucho más delgado de lo que aparenta, aunque no escuálido. Sus ojos tienen un color un tanto inusual, pero eso no los hace menos bellos, al contrario. Su cabello brilla con la poca luz del sol que ilumina Adgard. Y su piel es sumamente blanca, casi tanto como la misma nieve, supongo que lo último es normal, después de todo, es un rasgo que la mayoría de los asgardianos poseen.

Tan pálida es su piel, que por el aire frío, sus mejillas han comenzado a tornarse de un color rojizo, casi tanto como el de sus ojos.

No esperaba la siguiente acción de Balder. Antes de que pudiera reaccionar, sentí una presión en los labios.

Tardé un par de segundos en darme cuenta de lo que estaba pasando, y aún así, no podía terminar de creerlo: Balder me estaba besando.

No supe qué hacer de inmediato. Jamás había tenido ese tipo de contacto antes, y no pude evitar que los nervios se apoderaran de mí.

Sentí que Balder seguía moviendo sus labios, y yo, aún con los nervios a flor de piel, prácticamente guiado por mis instintos, abrí ligeramente mis labios.

Jamás había sentido algo así. Su aliento era bastante cálido, y el roce me generaba un cosquilleo en el vientre, y un calor que se alojaba en mis mejillas.

Perdí la noción del tiempo, y solo la falta de aire en mis pulmones me hizo volver a la realidad.

Los dos nos quedamos mirando por unos segundos, sin saber qué decir.

Ahora entendía que el rubor de sus mejillas no era por el frío, sino por la vergüenza y los nervios que sentía.

- Balder...

- Jeg elsker deg.

No entendí qué había dicho. Supongo que es noruego, su idioma natal.

- No sé hablar noruego.- Le hice saber.

- L-Lo siento, yo... N-No debí hacer eso.- Tartamudeó nervioso.- Lamento mucho si te incomodé.

El silencio reinó nuevamente por unos segundos. No entiendo estas sensaciones, ni nada de lo que pasó, todo ésto es nuevo para mí.

- Balder...

Cuándo escuchó que pronuncié su nombre, giró la vista hacía mí.

No sé qué pasó por mi mente en ese momento, fue como si de pronto algo se apoderara de mí.

Ésta vez fuí yo quién se abalanzó sobre sus labios, tan inesperado fue, que ambos terminamos en el suelo, sobre el poco césped verde que asomaba entre la nieve.

¿Han escuchado alguna vez esos relatos griegos, dónde el protagonista de turno termina bajo un especie de hechizo provocado por alguno de los dioses del amor, la pasión y el deseo. Dónde pierde todo el control sobre su cuerpo, consumido totalmente por un deseo gigantesco, una pasión desbordante, y un calor tan fuerte que los sofoca? Pues es lo único con lo que puedo describir lo que sentí en ese momento.

Sin saber exactamente cómo, terminé rompiendo mi voto de castidad. Ahí, en medio de la nada, entre la nieve y la hierba.

Enamorado
Feliz a tu lado
Son las pocas palabras que conozco
Soy un enamorado

Enamorado
Feliz a tu lado
Son las pocas palabras que conozco
Soy un enamorado

Cuándo desperté, pude confirmar que no había sido un sueño.

Realmente había perdido totalmente el control, y me había dejado llevar por mis más primitivos instintos. Había roto mi voto de castidad.

Ninguno de los dos dijo nada, simplemente volvimos a colocarnos las ropas, tratando de evadir el tema. Pero cosas como esta no pueden simplemente ignorarse y hacer como que nada pasó, y fue Balder quién se atrevió a decir algo al respecto.

- Shaka... Yo...- Ví que tomó una profunda bocanada de aire, y después habló.- Estás arrepentido de lo que acabamos de hacer, ¿no es así?

¿Qué debía responder a eso? Que una parte de mi conciencia no dejara de reprocharme haber roto ese voto, era innegable. Pero si era totalmente sincero conmigo mismo, no se sintió tan mal estar con él de ésta forma.

- Si tengo que serte totalmente sincero, no sé cómo me siento en realidad, Balder.- Respondí.- Jamás había estado con alguien de ésta forma, no sé qué se supone que debo sentir.

- Entiendo.- Lo escuché suspirar.- También era la primera vez que hacía ésto.

- ¿Cómo te sientes tú?

- No me arrepiento.- Respondió, aún sin atreverse a dirigirme la vista.- Shaka, desde que te conocí durante nuestra batalla... No sé cómo describirlo, pero, de alguna forma, me hiciste recordar lo que es el amor, la compasión... En pocas palabras, hiciste que sintiera latir de nuevo mi corazón que yo creía muerto.

Guardé silencio, y me quedé observandolo. Por alguna razón, quería escucharlo.

- Siempre fuiste bueno conmigo, incluso evitaste que mi muerte fuera dolorosa al privarme de mis sentidos... Ya no recordaba la última vez que alguien había sido compasivo conmigo.- Me consta que no mentía en eso. Cuándo conocí a Balder, eso era obvio.- Y aún después de todo, tú sigues siendo bueno conmigo... Al principio creía que solo sentía admiración y gratitud hacía tí, o al menos intentaba creer que era solo eso.

- ¿A qué te refieres?

Volvió a respirar profundo, y luego respondió.- Shaka, sé que eres el hombre más cercano a ser un dios. Eres un humano iluminado, y por eso no espero que me creas, pero la verdad es que... Me enamoré de tí.

Me quedé sin palabras nuevamente. Porque siendo honesto, ni yo sé qué es este sentimiento.

- Tranquilo.- Escuché nuevamente su voz.- No estás obligado a corresponderme.

Lo ví con una amarga sonrisa pintada en su rostro.

- Será mejor que regresemos a la fortaleza. Ya casi se oculta el sol.- Volvió a hablar.- Las noches son realmente crudas aquí en Asgard.

Ví que Balder se puso de pie, con claras intenciones de marcharse y tratar de olvidar todo este asunto.

Nuevamente, me invadió ese extraño sentimiento, que me hizo ponerme de pie de un salto y correr detrás de él.

Sujeté su muñeca, deteniendo su avance. Él volteó a verme, y dejándome llevar por mis impulsos, volví a besarlo.

Al inicio se sorprendió, pero después de unos segundos, sentí como me correspondía el contacto.

- Shaka...

- Balder... Yo...

No entiendo estas sensaciones. Tan solo con ver sus ojos, tan brillantes como un rubí, a juego con el rubor en sus mejillas, y contrastando con su pálida piel y sus cabellos blancos como la nieve, y ese dulce aroma que desprende... Todo eso hace que pierda todo autocontrol, y me invada un cosquilleo en el estómago.

- Lo siento, yo... Tienes razón, será mejor que volvamos cuánto antes.

Él me miró confundido por unos segundos, pero después, simplemente asintió, y emprendimos el camino de regreso.

[...]

Todo el camino fue un insoportable silencio, hasta que llegamos a la fortaleza, y cada quién fue por lados opuestos.

Balder fue a la que era su habitación. Yo preferí ir al comedor, de momento, sería mejor darle algo de espacio a Balder.

Cuándo abrí la puerta, me topé con una escena que ciertamente no esperaba.

- Oh, lo siento.- Dije, cerrando los ojos, y bajando la cabeza de inmediato.- No sabía que estaban aquí.

La pareja que sorprendí besándose, se separó de inmediato, totalmente apenados por haber sido vistos.

- Oh, Shaka, no sabía que tú y Balder ya habían vuelto.- Comentó Camus, tratando de cambiar de tema.

- Ya había comenzado a anochecer.- Respondí.- En fin... Solo venía por algo de agua, pero... Creo que puedo volver más tarde.

- No te preocupes por nosotros.- Habló ahora el prometido de Camus.- Yo... Ya debo irme, me toca hacer guardia hoy.- Después de eso, abrí levemente mis ojos, y ví cómo tomó de las manos a Camus, y después besó su frente.- Farvel skatten min

- Adieu, mon amour.- Escuché a Camus hablar en su idioma natal.

Después de despedirse, ví que Surt se retiró, y me quedé solo con Camus.

Opté por no decir nada más sobre el beso que había presenciado sin querer, y simplemente busqué un poco de agua.

Camus no dijo nada, conociéndolo como lo conozco, sé que no dirá nada si no lo considera necesario.

Sin embargo, hay una duda que me carcome la mente, y quizás Camus pueda ayudarme a resolverla.

- Camus.- Lo llamé, captando su atención de inmediato.

- ¿Ocurre algo, Shaka?

Asentí. No sabía cómo preguntar la duda que tenía sin sonar invasivo con la privacidad de mi amigo. Pero si no resuelvo éste dilema ahora, no sé qué haré.

- Camus, ¿alguna vez... Haz tenido sexo?

Al tener mis ojos abiertos, pude ver cómo el rostro de Camus tomó una tonalidad roja casi al instante, creo que fallé miserablemente en no sonar entrometido.

Aún así, Camus carraspeó un poco, y después respondió.

- Si, Shaka.- Respondió.- ¿Por qué preguntas eso?

Por un momento dudé si debía decirle la verdad sobre lo que había pasado esa tarde con Balder. Pero Camus es alguien discreto, creo que puedo confiar en él.

- Camus... ¿Qué se debe sentir después de estar con alguien?

El peli-aqua lucía aún más confundido que antes.

- Supongo que eso depende de la persona, Shaka.

- ¿Cómo depende?

De seguro ahora mismo parezco un niño haciéndole preguntas incómodas a sus padres, pero necesito respuestas.

- No sé cómo explicarte para que entiendas, Shaka.- Dijo.- Hay muchas razones por las que dos personas pueden terminar teniendo ese tipo de contacto. Creí que habías hecho un voto de castidad, ¿por qué de pronto tienes tanto interés en eso?

Finalmente me dí por vencido, y le dije la verdad a Camus.

- Porque creo que hice una tontería, por eso.

- ¿Qué es lo que hiciste?

- Tuve sexo con Balder.- Confesé, agachando la mirada.- No sé cómo demonios sucedió, pero lo hicimos... Y no entiendo todos los sentimientos que experimento ahora... Es tan raro...

Camus no dijo nada por unos segundos. Quizás analizando toda la situación, tratando de buscar una respuesta a mi dilema.

- ¿Te arrepientes de haber estado con él?

Ahí estaba esa pregunta otra vez. Respondí con la verdad, que ni siquiera yo lo sabía con seguridad. Por un lado, no dejaba de reprocharme a mí mismo haber incumplido mi voto de castidad, lo que me caracterizaba como santo de Virgo. Pero por otro, uno que parecía ser más fuerte, no dejaba de recordarme lo mucho que realmente había lo disfrutado, desde las caricias, hasta los suspiros y gemidos ajenos.

- Shaka, ¿estás enamorado de Balder?

- No lo sé, Camus.- Otra pregunta a la que no hallaba respuesta.- He seguido las enseñanzas del budismo. He aprendido a amar a todos por igual, jamás he sabido lo que es amar a una persona más que a cualquier otra.

Camus tomó mis manos entre las suyas, y al alzar mi vista, simplemente ví como me sonrió conmovido.

- Entiendo cómo te sientes.- Mencionó.- Como caballero de Acuario, toda mi vida fuí entrenado para siempre mantener a raya mis emociones, y ser totalmente firme en la batalla.

Sabía lo duro que era el entrenamiento de los santos de Acuario. Ellos siempre son forzados a suprimir sus emociones y sentimientos, hasta el punto de casi olvidar que los poseen.

- Pero... Cuándo me convertí en maestro, y tuve bajo mi custodia a mis dos discípulos, y al ver de cerca su dolor, sus preocupaciones, sus sueños, sus anhelos, sus corazones llenos de sentimientos... Fue como si ellos poco a poco descongelaran mi corazón frío, y me recordaran que aún era humano. Por eso no fuí capaz de matar a Hyoga durante la batalla de las doce casas, y preferí entregar mi vida para que él pudiera despertar en séptimo sentido.

Todos sabíamos esa historia. La muerte de Camus fue quizás la más trágica durante la batalla de las doce casas. Fue prácticamente un sacrificio de amor por su discípulo, casi el que haría un padre por su hijo.

- Y después, cuándo revivimos aquí en Asgard, y ví de nuevo a Surt... A pesar de todo, jamás dejé de amarlo, y eso lo supe al instante, cuándo preferí morir a su lado.- Ví que sus ojos se cristalizaron un poco al contar la última parte de su historia.- Me costó muchísimo trabajo reconocer que lo amo, pero en cuanto lo hice... Fue como volver a nacer. Ahora estoy seguro de que lo amo, y eso no cambiará nunca.

- ¿Y cómo sabes que estás enamorado?

Camus volvió a sonreír gentil, y luego respondió.- Tú lo sabrás, Shaka. Solo tienes que ser sincero contigo mismo, y no negar lo que sientes.

Estas palabras que digo
Espero que traduzcan
Emociones que no puedo ocultar

No importa el idioma
Sabré cómo decírtelo
Necesito que sepas cómo me siento
Enamorado

[...]

Después de hablar con Camus por un rato más, me retiré a dormir.

Las palabras de acuario aún rondaban en mi mente. Y entre más lo analizaba, más me confundía.

Buda estará de todo, menos feliz de que haya faltado a mi voto de castidad, pero necesito más información, algo que me ayude a tomar una decisión, y que sea la correcta.

Pasé un largo rato meditando, hablando con Buda, y tratando de escuchar mi voz interior.

Para mi sorpresa, Buda no parecía enfadado, ni siquiera dijo nada sobre el tema, y se limitó a darme unas cuántas frases bastante ambiguas, y a las que tendré que buscar significado por mi cuenta.

Después de terminar mi meditación, y con mi consciente un poco más tranquila, me dispuse a dormir, pero unos leves golpes en la puerta me lo impidieron.

Me puse de pie y fuí a abrir, topándome con ese par de ojos carmín.

Tenemos que hablar, y resolver de una vez por todas este embrollo en el que nos metimos, así que lo invité a pasar, y después de tomar asiento en la cama, comenzamos con aquella incómoda charla.

- Balder, sobre lo que pasó, yo... Estoy muy confundido.- Me asinceré con él.- Jamás me había sentido así, no sé lo que se siente estar enamorado, y por eso, no sé qué es lo que siento por tí.

- Camus mencionó en alguna ocasión que seguías las enseñanzas del budismo al pie de la letra.- Mencionó.- Y entre ellas está amar a todos por igual, ¿no es así?

Asentí.

- Aún si tú no estás seguro...- Añadió el albino, tomando mi mano.- Yo si estoy seguro de lo que siento por tí.

Entonces, las palabras en noruego que Balder había dicho en el bosque resonaron en mi mente, y sentí curiosidad por saber su significado.

- Jeg elsker deg, es "te amo".- Respondió mi duda.- Esa es la verdad. Te amo, y quiero estar a tu lado... Aún si decides que sea solo como un amigo.

- Solo dame un tiempo, ¿de acuerdo?- Suspiré.- Necesito poner en orden mis pensamientos, y entender qué es exactamente lo que siento.

Balder aceptó, y después de hablar por un rato más, él se retiró a su habitación, dejándome solo nuevamente.

Por alguna razón, extrañaba su presencia. Pero aún así, decidí simplemente dormir y tratar de olvidar todo lo que me aquejaba.

Enamorado
Feliz a tu lado
Son las pocas palabras que conozco
Soy un enamorado

Enamorado
Feliz a tu lado
Son las pocas palabras que conozco
Soy un enamorado

[...]

Los siguientes días fueron bastantes agradables y apasibles.

Balder seguía comportándose amable y amistoso. Incluso continuamos saliendo a dar paseos a pie o a caballo por Asgard y sus alrededores.

Creo que entre más lo conozco, y convivo con él, más seguro estoy de lo que siento por él.

Han pasado casi dos semanas desde que nos reencontramos, la boda de Camus es mañana, y con ello, ya han llegado algunos de los invitados, algunos más felices por Acuario que otros.

- ¿Por qué el caballero de Escorpio parece parece querer asesinar a quien se le ponga enfrente?

Reí levemente ante las palabras de Balder.

Algunos de los caballeros que habían partido a Esparta, llegaron el día de hoy. Aunque era evidente que algunos habían sido llevados en contra de su voluntad.

- Él y Surt jamás se han llevado bien.- Respondí.- Además, Milo siempre estuvo enamorado de Camus desde que éramos niños. Pero Camus jamás lo vió como algo más que un amigo, y eso definitivamente fue un golpe bajo al orgullo de Milo.

Decidimos no darle más importancia al asunto, y salimos a cabalgar, como teníamos planeado para ese día.

Yo no había montado a caballo desde que era un niño, pero Balder fue un excelente maestro.

Al ver su sonrisa, sus cabellos que ondean con el viento, sus ojos... Todo de él, siento que después de todo, si lo amo, por encima de las demás personas.

Pero ahora el problema es, ¿cómo se lo digo?

¿Será el momento adecuado?, ¿qué pasa si él ya no siente lo mismo?, ¿qué debo decir?, ¿qué pasará si le digo que lo amo?

Pasé todo el día pensando eso, hasta que me fuí a dormir. Mañana era mi última oportunidad para decirle la verdad, de lo contrario, no sé hasta cuándo podré volver a verlo.

[...]

La ceremonia se llevó a cabo con éxito, y ahora todos nos encontrábamos en la gran fiesta, celebrando la nueva unión.

Balder me explicó que después de una boda, acostumbran celebrar ofreciendo un gran banquete con todo tipo de comida y bebida. También hay música, bailes, juegos de azar, y varias cosas más.

Todos los caballeros, desde los que partieron a Esparta, hasta los que se quedaron en el santuario, habían asistido. Incluso los mismísimos Afrodita y Ares habían llegado, aunque disfrazados de mortales para pasar desapercibidos ante los asgardianos.

El ambiente no era mi favorito, había alcohol y música por todos lados. Era bastante ruidoso, y comenzaba a agobiarme.

Balder pareció notarlo, y me indicó que lo siguiera. Así lo hice, y llegamos hasta los corrales dónde descansaban los caballos.

No hicieron falta palabras para hacer lo que teníamos en mente. Sacamos un par de potros, y salimos galopando a toda velocidad, lejos de la fiesta.

Podía sentir el aire frío golpeando contra mi cara, haciendo volar mi cabello... Me sentía tan libre...

Llegamos a aquella colina, que en esas semanas se había vuelto nuestro pequeño lugar secreto. Era bastante tranquilo ese lugar, apartado de todos, rodeados únicamente de naturaleza.

Atamos a los caballos, y los dejamos bebiendo agua de un pequeño riachuelo que pasaba por ahí. Después, ambos nos sentamos, uno al lado del otro. Habíamos llegado justo a tiempo para ver el atardecer.

Abrí mis ojos, y pude ver el perfecto rostro de Balder, siendo iluminado por los anaranjados rayos del sol, se veía tan perfecto...

No me resistí, y como hace un par de semanas, besé sus labios, con tanta devoción, con tanta hambre, igual que un náufrago que bebé agua desesperadamente.

Él no se opuso, y me correspondió.

Después de separarnos, simplemente pegué mi frente con la suya, y Susurré aquellas palabras que jamás creí que diría:

- Te amo... Estoy enamorado de tí.

No hicieron falta más palabras. Solo un beso más, que sellaba nuestra nueva unión.

•=•=•=•=•=•=•=•=•=•=•=•=•

Bueno, este songfic está dedicado a RobertaAguilarHiguer

La verdad es que desde que ví Soul of Gold, quedé bastante encantada con estos dos juntos, aunque casi no he visto nada sobre ellos.

Me costó un poco tratar de crear algo acorde a la letra de la canción, pero espero que te haya gustado 💕

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro