Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Criminal [Hades x Poseidón]

Èl es un estafador
no es para nada bueno
Èl es un perdedor, es un pobre tipo
Él miente, él difama
No es confiable
Es un tonto con un arma.

- ¡Maldita sea, Julián!- Gritaba molesto un hombre peli-celeste a su hijo.- ¡Entiende de una buena vez!

- ¡¿Quieres por una maldita vez dejar de meterte en mi vida?!- Respondió igual de enfurecido el joven.

Ante las palabras del chico, su padre intentó abofetearle, pero la madre del menor intervino, sujetando el puño de su esposo.

- ¡Abel, déjalo en paz!

- ¡No me digas que te vas a poner de su lado, Saori!

La mujer volteó a ver a su hijo, haciéndole una seña para que se retirara, antes de que las cosas empeoraran.

- Vete de aquí, Julián. Tu padre y yo tenemos algunas cosas de las que hablar.

El mencionado no se lo pensó dos veces, y salió lo más rápido que pudo de la enorme mansión, sin intenciones de volver en un buen rato.

Aún estando a la mitad del jardín, pudo escuchar los gritos de sus padres, y los objetos lanzados golpeando contra las paredes.

Se apresuró a atravesar todo el jardín, y llegar a la salida. Una vez en la acera, sacó su celular del bolsillo de su pantalón, y envió un mensaje de texto, mientras caminaba rumbo a la esquina.

Después de algunos pasos y mensajes intercambiados, apuró su paso, casi corriendo hacía el lugar acordado.

Apenas unos segundos después de arribar a la avenida, una imponente motocicleta negra apareció enfrente de él, junto con su piloto. Un hombre alto, fornido, de piel sumamente clara, y cabellos negros como la noche, con unos lentes de sol cubriéndole la mirada.

- Buen día, Pose.- Le saludó con una sonrisa coqueta el motociclista, bajando un poco sus lentes oscuros.

- Hola, Hades.- Le sonrió de vuelta el peli-azul, mientras se acercaba, para terminar en un fogoso y húmedo beso. Una vez que se separaron por la falta de aire, el menor subió al vehículo, mientras se colocaba un casco.

- ¿A dónde vamos?

- A dónde sea, pero lejos de los dos idiotas que tengo por padres.- Respondió el más bajo.

El peli-negro arrancó la motocicleta, y partieron a toda velocidad hacia donde los llevara el viento.

El menor simplemente se abrazaba al torso del azabache, recargando su cabeza en la espalda ajena. Durante varios minutos ambos guardaron silencio, solo disfrutando la compañía del otro.

- ¿Volvió a estallar el loco de Abel?- Preguntó sonriendo el mayor.

Julián rodó los ojos, fastidiado.- Ya sabes cómo es ese idiota.

Hades rió levemente.- Creo que no le agrado nada a tu padre, ni a tus pretendientes.

- Me da igual. Abel puede irse al demonio, junto con todas sus propuestas de matrimonio.

El azabache sonrió, adoraba a ese chico.- ¿Alguna vez te he dicho que te amo?

Julián sonrió igualmente.- Si, muchas veces desde que nos conocimos.

Aún recordaba a la perfección la noche que conoció a su amado rufián, que lo único que le robó fue el corazón.

Llegaron al escondite de Hades, pero que Julián ya sentía como un hogar. Era un pequeño departamento en un viejo edificio, ubicado en un barrio de mala muerte. Apenas contaba con lo básico; electricidad, servicio de drenaje y agua. Una muy pequeña cocina y sala, un cuarto de baño pequeño, y una modesta recámara.

Nada comparado con la mansión en la que nació y creció Julián, ni con los hoteles que estaba acostumbrado a visitar en sus vacaciones. Cualquier otro con el mismo estilo de vida que el peli-azul saldría corriendo a la velocidad de la luz, pero no era el caso de Julián, a él no le importaba. Mientras tuviera a Hades a su lado, era feliz con lo poco o mucho que tuviera a su disposición.

Se dirigió a la recámara y se tumbó en la cama, palmeando el lugar vacío a su lado, incitando al otro a acompañarle.

Hades rodó los ojos mientras sonreía. Apenas se recostó, Julián se le abrazó fuertemente, como si su vida dependiera de ello, para después empezar a darle pequeños besos en el cuello.

- No empieces.- Lo apartó el peli-negro.

- Vamos, no seas tan amargado.- Insistió el peli-azul, volviendo a lo mismo.- Hace mucho que no te veo, solo quiero compensar el tiempo.

- Te dije que no.- Mantuvo su postura el mayor, levantándose de la cama.

El menor de inmediato se levantó y fue detrás del otro, abrazándose a su espalda.- Lo siento.- Susurró.

- ¡¿Crees que pienso con los huevos en vez de la cabeza o qué, Julián?!- Respondió molesto el más alto.

- Claro que no.- Habló el más bajo.- Es solo que... Quiero estar contigo.

Hades bufó, cruzándose de brazos.- Y entonces supongo que todo lo demás que hemos vivido no cuenta para tí.- Refunfuñaba enfadado.- ¿Acaso tan sólo soy un fetiche por cumplir para tí?

- No seas idiota, sabes perfectamente que todo cuenta y mucho para mí. Y te amo demasiado.- Respondió el menor, encarando al mayor.- Es solo que... Significas mucho para mí y... Quiero que seas el primero.- Dijo, desviando la mirada, sonrojado.

Sintió como el peli-negro le tomó de la mano.- Lo siento, creo que me alteré demasiado.- Se disculpó, agachando la cabeza.- Julián... Yo... Sabes que yo también te amo, y quiero estar contigo, pero... No de esa manera, al menos aún no... Aún no creo estar listo para dar ese paso.

El menor le acarició suavemente la mejilla.- Entiendo. Perdón por no haberte preguntado antes.

Estaban a punto de besarse, cuándo el sonido de un teléfono celular los interrumpió.

Hades respondió la llamada, alejándose unos minutos del menor. Cuándo volvió, Julián ya lo estaba esperando con un arma cargada en mano.

- ¿Cuál es el trabajo ésta vez?- Preguntó, guardando el arma en su bolsillo.

- Oh, no. Ni creas que vas a venir.

- ¿Cuál es el trabajo?, dije.- Volvió a interrogar el menor.- ¿Robar, desaparecer a alguien, entregar droga, ir a ayudar en una pelea...? Ya he hecho éste tipo de cosas antes, Hades, qué más da una más.

El azabache sonrió de lado, abrazó de la cintura al menor, presionandolo fuertemente contra su cuerpo, para después besarle con cierta brusquedad, siendo correspondido. Le mordió con fuerza los labios, haciéndolo sangrar, ambos sentían sus dientes chocar con los del otro. Julián sentía como se le acababa el aire, y una pequeña sensación de asfixia le invadió. Pero le fue imposible soltarse, hasta que Hades dejó ir a su presa.

- Vámonos entonces, niño bonito.- Le dijo el azabache, mientras Julián jadeaba, tratando de recuperar el aliento.

- Hace tiempo que no me besabas así.- Sonrió satisfecho.- Y sabes que me encanta.

El peli-negro sonrió en respuesta.

Después de unos minutos, los dos salieron del departamento, y montaron la motocicleta.

No llevaban tantas armas consigo, tan solo un par de pistolas, y unas navajas por si algo salía mal. Además de que la ropa que ambos portaban, consistía en prendas oscuras y de cuero. Por lo que Julián dedujo que se trataría de una simple entrega pequeña de mercancía o un atraco pequeño.

Y no se equivocó, el encargo de esa ocasión fue recibir la entrega de unos cuantos paquetes de cocaína.

Sé que me dijiste
Que debía mantenerme lejos,
Sé que me dijiste
Que es un perro que va por mal camino
Es un rebelde con un corazón contaminado
Y aun sabiendo que esto no es inteligente...

Después de recibir la entrega, y llevarla a dónde se les indicó, volvieron a su escondite.

Todo había salido de maravilla, y no hubo necesidad de pelear. Pero Hades estaba bastante cansado, y Julián decidió dejarlo descansar. Se recostaron en la cama, y el más alto se quedó dormido en los brazos del menor, que acariciaba sus largos cabellos negros.

Aún recordaba perfectamente la noche que conoció a Hades.

Esa noche sus padres habían organizado una fiesta, y se vió forzado a permanecer allí.

Realmente odiaba tener que soportar a gente hipócrita por horas, y fingir una sonrisa, pretendiendo ser el hijo perfecto.

Toda su vida era una mentira. Era el único hijo del matrimonio Solo, y lo odiaba.

Ya tenía dieciocho años cumplidos, y su padre no pensaba en otra cosa más que casarlo.

Habían varios hijos e hijas de socios y amigos de su padre, interesados en cortejarlo. Y Abel, su padre, no parecía oponerse, incluso los incitaba.

Esa noche Abel había invitado a todo su círculo de allegados, junto a sus hijos, todo con el fin de que "los jóvenes herederos de las fortunas conocieran a sus futuros socios." Según las palabras de Abel y el resto de adultos. Aunque Julián -y muy probablemente, también el resto de jóvenes- sabía de sobra que en realidad era para que cada magnate consiguiera un cónyuge para sus vástagos.

El joven se la pasaba sonriendo y saludando amablemente en toda la fiesta, aguantando todo, incluídos todos los intentos de cortejo de varios invitados.

Pero las acciones de uno en particular fueron la gota que derramó el vaso y logró acabar con su paciencia; Kanon Gemini.

Se conocían desde niños, pero nunca le simpatizó ni un poco ese chico. Era el típico casanova, que piensa que puede hacer lo que quiera con las personas solo por su atractivo físico. Tenía un hermano gemelo, Saga, pero parecían ser polos opuestos, en fin...

Julián decidió que se mantendría alejado de Kanon, hasta que terminara esa tortura. Pero aquel odioso peli-azul comenzó a seguirlo a mitad de la fiesta, y a incomodar con todo tipo de comentarios lascivos.

El joven Solo ya estaba harto de tener que aguantar tantos comentarios obscenos, y más aún sabiendo de lo que era capaz ese tonto. Si tuvo el descaro de besar al prometido de su propio gemelo en medio de la pista de baile, y quién sabe que más durante los treinta minutos que el gemelo mayor estuvo buscando a su futuro esposo como loco.

Intentó huir a su habitación, excusadose con sentirse indispuesto, pero fue seguido. Apenas estuvo dentro y acostado boca abajo en su cama, escuchó como la puerta se abría y se volvía a cerrar. Rápidamente se incorporó, y se llevó esa desagradable sorpresa.

Kanon, sin pudor o vergüenza alguna, se colocó encima de él, apresandolo contra el colchón. Y comenzó a intentar quitarle la ropa. Julián intentó zafarse, pero sus esfuerzos fueron inútiles, su agresor era más fuerte.

Entonces decidió dejar de forcejear, y sintió que el agarre fue aflojado, entonces aprovechó para propinarle una patada al peli-azul y quitárselo de encima.

Salió corriendo lo más rápido que sus piernas le permitieron, no quería saber nada, tan solo quería alejarse de ese horrible lugar.

Corriendo sin rumbo fijo, llegó hasta un oscuro y frío callejón. Se dejó caer al suelo, y comenzó a llorar fuertemente, escondiendo su rostro en sus rodillas. No supo cuánto tiempo estuvo así, hasta que sintió una prenda caer en sus hombros.

Alzó la cabeza, y se topó con aquellos hermosos ojos aguamarina. Fue una conexión instantánea.

- ¿Necesitas ayuda?- Esas fueron las primeras palabras que escuchó de Hades.

- N-No, gracias, estoy bien... Y-Yo, ya me iba.

Intentó retirarse, pero el mayor lo detuvo.- Es peligroso andar solo por éstos rumbos, especialmente para alguien como tú, y peor a éstas horas.- Dijo el azabache, notando las finas ropas del peli-azul que lloraba.

- Da igual, honestamente preferiría morir antes que volver a mi porquería de vida.

Así fue cómo él y Hades terminaron hablando por un buen rato, hasta que Julián terminó de contar toda su historia. Después de eso, Hades lo invitó a pasar la noche en el que sin saberlo, posteriormente se volvería un nuevo hogar.

Al otro día, volvió a casa, siendo recibido por gritos, regaños y reproches por su comportamiento. Abel lo envió a su habitación castigado, sin importarle en lo más mínimo su estado de salud.

Pasaban los días, y no podía sacarse de la mente a aquel misterioso azabache que lo había ayudado. Decidió fugarse de casa por la madrugada, y volver a aquel callejón con la esperanza de volverlo a ver. Como si la estrellas se hubieran alineado a su favor, lo encontró, y nuevamente, ese chispazo hizo de las suyas.

Cada vez se veían más, y ambos parecían sentirse atraídos por el otro. Pero no formalizaron nada, sino hasta unos cuatro meses después de su primer encuentro, cuándo se besaron por primera vez.

Julián sabía la vida de Hades, y las circunstancias que le rodeaban, pero no le importó, quería estar al lado de ese chico por el resto de su vida.

Pero los rumores se esparcen, y rápidamente llegó a oídos de sus padres la noticia de su relación. Los dos estaban furiosos, y le exigieron romper todo tipo de lazos con ese delincuente.

El menor se negó, y recibió una fuerte paliza de su propio padre, mientras su madre gritaba intentando detener a su marido.

Un par de horas más tarde, Saori le hablaba tranquilamente, mientras le limpiaba las heridas.

- Julián, entiende que solo queremos lo mejor para tí.- El menor bufó enfadado.- Julián, quizás no lo entiendes ahora, pero esa relación no te va a llevar a nada bueno. Ese tipo es un criminal, ¿qué clase de futuro puedes esperar al lado de alguien así?

Julián no dijo nada, solo torció los labios, y se levantó.

- Julián, tan solo mantente alejado de él, y todo estará bien.

Pero mama estoy enamorado de un criminal
Y este tipo de amor
No es racional, es físico
Mama por favor no llores
Estaré bien
Aún con todas las razones
No puedo negarlo,
Amo al tipo

Estaban tan sumido en sus pensamientos, hasta que sintió un cosquilleo en su cuello. Al volver a la realidad, se percató de la fuente de esa sensación.

Al parecer, Hades se había despertado, y comenzado a repartir besos por todo su cuello, bajando a su clavícula, succionando y mordiendo levemente, dejando algunas marcas rojizas.

- ¿Y ahora qué mosca te picó?- Preguntó riendo el menor.

El azabache se detuvo y sus miradas se cruzaron. Instantes después apresó los labios contrarios, siendo correspondido. Sólo Hades sabía cómo hacerlo estremecer con apenas un beso.

Dejándose llevar por el momento, comenzó a tratar de deshacerse de la ropa superior del mayor. Para sorpresa suya, Hades no se rehusó, e incluso le ayudó a retirarle la camiseta.

Los besos seguían, volviéndose cada vez más húmedos y fogosos, y la ropa comenzó a estorbar cada vez más. Antes de que lo notaran, ya solo les quedaba puesta la ropa interior.

- Hades.- Jadeó Julián, separándose momentáneamente.- ¿Estás seguro?

- ¿Quieres parar?- Respondió con otra pregunta, desviando la mirada, con un tono carmín en sus blancas mejillas.

- No. Pero sé lo difícil que es todo ésto para tí, y si lo hacemos quiero que tú estés cómodo.

El mayor mantenía desviada la mirada.- No te voy a negar que me es difícil. Sabes que no tengo muy buenos recuerdos respecto a éstos temas.- Julián asintió, comprendiendo.- Pero... Yo... Quiero estar contigo.- El menor sintió su corazón latir con fuerza, y un sonrojo invadió las mejillas de ambos.- Solo... Si tú quieres.

El peli-azul se aferró al cuello del mayor, apoderándose de sus labios.- Nada me haría más feliz, cariño.

Volvieron a besarse con la misma fuerza, pasión y deseo de siempre. Mientras la escasa ropa restante desapareció en cuestión de segundos.

Se tomaron su tiempo para acariciarse mutuamente, y recorrer cada centímetro de la piel del otro.

Hades no dudó en atacar nuevamente el cuello ajeno, bajando después a los rosados botones del peli-azul. Los gemidos ahogados del menor no se hicieron esperar.

- Lamelos.- Le ordenó, colocando tres dígitos en los labios del menor.

Julián hizo lo que se le indicó sin protestar, lamiendo gustoso mientras miraba fijamente a los ojos a Hades.

Cuándo lo creyó conveniente, el mayor sacó sus dedos de la boca del menor.

- ¿Estás seguro de que quieres continuar?- Preguntó.

- Si.- Respondió seguro el peli-azul.

Lentamente, Hades comenzó a introducir el primer dedo en la aún virgen entrada, obteniendo un quejido ahogado.

- ¿Estás bien?- Preguntó, preocupado por el menor.

- Si, no te preocupes.

Siguió el mismo procedimiento con los dos dígitos restantes, haciendo distintos movimientos, buscando preparar al chico lo mejor posible. Y finalmente llegó el momento.

- Julián, ¿estás seguro de que quieres continuar?- Preguntó por segunda vez.- No quiero que hagas algo de lo que quizás después te arrepientas.

El menor respondió con un beso, distinto, uno suave y delicado, lleno de amor y ternura.

- Si. Quiero que tú seas el primero.- Respondió, después de separarse.- Si es contigo, sé que jamás me arrepentiré.

El azabache comenzó a introducirse en el menor, profanando la virginal entrada por primera vez.

- ¿Duele?- Preguntó.

- No, estoy bien.- Respondió el peli-azul.

Siguió, hasta que estuvo completamente dentro del más joven. Decidió esperar unos minutos, dándole tiempo de adaptarse, y de él mismo reponerse de la repentina calidez del interior del menor. Pero sintió como Julián movió su cadera.

- Muévete...- Jadeó el peli-azul.- No quiero esperar más.

Comenzó a moverse, lento para no lastimarlo, pero la estrechez y jadeos de su compañero le hicieron perder el control, y el ritmo de las estocadas subió rápidamente.

- H-Hades...- Gemía su nombre el menor.- Ah~... Ahí... M-Más rápido.

Se movía frenéticamente como si no hubiera un mañana. Los sonoros gemidos de su novio eran las más perfecta sinfonía que hubiera escuchado en su vida.

Los besos y mordidas no se hicieron esperar. Julián besaba desesperadamente a su novio intentando inútilmente de silenciar sus gemidos. Mientras que Hades buscaba dejar el mayor número de marcas en la piel del menor.

Con el paso de los minutos, toda la habitación se llenó de gemidos, jadeos y gruñidos, además de palabras soeces.

Hasta que ambos comenzaron a sentir el típico cosquilleo en el vientre bajo que anunciaba el clímax.

- J-Julián... Y-Yo...

- N-No... T-Te necesito más tiempo dentro.- Gimió el menor.- H-Hazlo dentro.

Hades sintió como Julián enredaba sus piernas en su cadera, impidiéndole abandonar su interior. No iba a poder soportarlo más, dió unas últimas estocadas, fuertes y firmes, golpeando con fuerza el punto dulce del menor.

Ambos alcanzaron el anhelado orgasmo, terminando al mismo tiempo. Julián sintió como Hades lo llenaba con su semilla, soltando un fuerte grito de puro éxtasis.

Hades se dejó caer sobre Julián, ambos jadeando, agotados y con sus cuerpos perlados por el sudor.

Después de un rato, ambos se lograron reponer.

- Maldita sea, ¿dónde escondes todo eso?- Comentó Julián, viendo a su novio.

- No sé a qué te refieres.- Respondió Hades, acostándose de lado, dándole la espalda, sonrojado.

Julián solo rió, abrazándose a la espalda del mayor.- Te amo.

Sintió como Hades se dió la vuelta, acariciando delicadamente su rostro.- Yo te amo más que a mi vida.- Dijo, besando dulcemente al menor.

Siguieron besándose y acariciándose mutuamente, recuperándose del reciente orgasmo, hasta quedarse profundamente dormidos.

Despertaron con los rayos del sol que anunciaba el inicio de un nuevo día, golpeando sus ojos. Después de compartir una ducha, Hades se encontraba terminando de cepillar sus largos cabellos negros.

- ¿De verdad vas a obligarme a volver a esa jaula llamada "hogar", con mis carceleros?- Comentó el menor.

- Sabes bien que no quisiera que volvieras allí.- Respondió el azabache, dejando de lado el cepillo, acercándose al peli-azul.- Pero debo encargarme de algunos asuntos fuera de la ciudad, y conmigo ausente, el único lugar seguro para tí es con tus padres.- Dijo para después besarle.

- Ya qué.

Él es un villano de la ley del diablo
Es un asesino solo por diversión
Ese hombre es un espía e impredecible
No tiene conciencia
No tiene ninguna

Sin estar nada conforme, volvió a la enorme e imponente mansión Solo. Ya le esperaba un iracundo Abel Solo, y una angustiada Saori.

Abel intentó golpearlo, pero nuevamente, su madre se interpuso, recibiendo el puñetazo en lugar de su hijo, cayendo de rodillas al suelo.

El peli-azul mayor intentó de nueva cuenta golpear a su hijo, restándole importancia a su esposa.

Julián estaba listo para recibir el golpe, pero ninguno de los dos contaba con que Saori se incorporase, reteniendo a su marido, y dándole tiempo a Julián de huir a su habitación.

El joven no se la pensó dos veces, y corrió a toda prisa a las escaleras, escuchando a su madre recibir aquella golpiza en su lugar. Una parte de él le gritaba que volviera y encarara a ese miserable, pero la otra parte le decía que huyera. Al final, el miedo que Abel le provocaba pudo más, y se encerró en su enorme habitación, trancando la puerta con el primer mueble que encontró.

Se acostó boca abajo en su cama, cubriéndose la cabeza con la almohada, tratando de mitigar el sonido de los gritos llenos de ira de su padre, el llanto de su madre, y todos los golpes que ésta recibía. Igual que cuándo era tan solo un niño.

A pesar de todo el dinero y lujos que disponía desde su niñez, siempre sintió un vacío enorme que todos esos hoteles, restaurantes y ropas caras nunca llenaron. Siempre sintió envidia de otros niños, que aunque con menos dinero que él, se veían muchísimo más felices con sus familias, comiendo en puestos callejeros, jugando en los parques, o caminando de vuelta a casa después de la escuela mientras tomaban un helado.

Igual que muchos otros niños de su clase social, era llevado y recogido del colegio por un chofer. Alimentado, vestido, y cuidado, incluso durante viajes, por nanas. Y auxiliado en sus tareas por profesores particulares, nunca por sus padres.

Nunca tuvo la oportunidad de jugar en un parque, ya que la mayor parte de su tiempo libre la pasaba en clases de música o de idiomas. Y los pocos niños con los que se le permitía convivir eran sumamente mimados y caprichosos. Ahora que era mayor, se daba cuenta de que toda su infancia fue un niño obligado a actuar como adulto.

Por algo dicen que aunque la jaula sea de oro, no deja de ser prisión. Lo tenía más que claro desde hace años.

En momentos cómo éste, en los que se sentía tan vulnerable, desearía tener a Hades a su lado. Se intentó consolar a sí mismo repitiéndose que su amado volvería en un par de días, y de una vez por todas, finalmente podría marcharse permanentemente de ese horrible lugar que tantos años llamó "hogar".

Recordó lo ocurrido entre Hades y él la noche anterior. Aún no se lo terminaba de creer, había perdido la virginidad con la persona que más amaba en todo el universo. Eso no había sido solo sexo, habían hecho el amor.

Desde niño fue educado para ser el cónyuge perfecto, tanto para un hombre como para una mujer. No había duda de que la ambición de Abel nunca tuvo límites, no le importaba si tenía que casar a su hijo con un hombre o una mujer, con tal de sacar provecho de ello.

Julián no pudo evitar que una pequeña risa escapara de sus labios. Lo que más se encargaron de repetirle desde que tenía uso de razón, era que no debía mantener relaciones sexuales antes de casarse. Debía llegar virgen al matrimonio, y ahora entendía bien porqué. Al parecer, para Abel y su horrible círculo de amigos, una persona vale más o menos por algo tan irrelevante como eso.

Si se llegaba a enterar de que ya no era virgen, y encima fue ese "delincuente" al que tanto aborrecía el que se la quitó, Abel echaría espuma por la boca de pura rabia.

Todo lo que sé, debo dejarlo ir, pero no
Porque es un rebelde con un corazón contaminado
Y aunque sé que esto no es inteligente...

Era cierto que Hades no estaba ni cerca de ser un santo, al contrario. Tenía un pasado bastante turbio, y su "trabajo" no era precisamente algo bueno.

Hades ni siquiera era su nombre real, sino un apodo, un nombre clave. Nadie, además de Julián sabía su verdadero nombre. Bueno, actualmente hasta él mismo poseía un sobrenombre, "Poseidón".

Pero tampoco era como el resto de la gente pensaba. Hades no era tan malo, debajo de ese aspecto amenazante, y esa mirada que vacía, se escondía un corazón con muchísimas heridas del pasado, pero que aún conservaba bondad y nobleza. Y lo amaba.

Ese criminal estuvo para él cuándo nadie más estuvo. Le dió una mano cuándo todos le dieron la espalda, y era la única persona que lo había amado auténticamente.

Todos, incluso el mismo Hades, le decían que se alejara, que lo olvidara, y que consiguiera a alguien de su nivel. Pero Julián les respondía a todos lo mismo.

"Yo lo amo, y sé que él a mí. No me importa si me llega a costar la vida, porque gracias a él es que pude sentir lo que es vivir. Y sobretodo, gracias a él sé lo que es el amor real y sin intereses."

Estuvo tan absorto en sus pensamientos, que perdió la noción del tiempo, hasta que unos golpes en su puerta lo trajeron de vuelta a la realidad.

Debía tratarse de su madre o su nana. Porque de tratarse de Abel, la puerta estaría a nada de caer.

Se dirigió, disponiéndose a abrir. Movió el mueble, y abrió la puerta, encontrándose con la mujer que le dió la vida.

- S-Saori...- Tartamudeó, al ver los golpes en el rostro de su madre. No era la primera vez que Abel la golpeaba, pero ésta vez excedía por mucho las anteriores, y sus largos cabellos lilas... Ahora estaban a la altura de su mandíbula.

- No te preocupes por mí.- Respondió la peli-lila, tratando de ocultar su rostro con su ahora corto cabello.- ¿Puedo pasar?

El chico se hizo a un lado, permitiéndole el paso a Saori. Cerró la puerta, volviendo a trancarla con el mueble, por si acaso, no estaban para correr riesgos. Y ni lento ni perezoso, sacó un botiquín de debajo de su cama, comenzando a atender las heridas de su madre.

- ¿Por qué permites ésto?- Preguntó, tomando por sorpresa a la peli-lila.

- No puedo hacer nada, Julián.- Respondió, agachando la mirada.

- Si puedes. No tienes porque permitir que te trate como basura. Simplemente exige el divorcio.

Saori mantenía la mirada baja.- No es tan fácil, Julián. Aunque intentara hacerlo, la realidad es que no llegaría a ningún lado. O él terminaría arruinando muestras vidas. Tu padre tiene demasiadas influencias.- Dijo con lágrimas resbalando por sus mejillas.- Además...

Julián vió como Saori colocaba sus manos en su vientre.- ¿Estás... Estás embarazada?- La mayor asintió.- ¿Cuánto...?

- Aproximadamente seis semanas.

- Con más razón debes terminar con ésto.- Habló más decidido que nunca.- ¿Tienes idea de todo lo que tuve que aguantar de niño por culpa de ese idiota? No puedes permitir que ahora otro niño sufra todo ésto.

- No quisiera, Julián.- Lloraba la peli-lila.- Pero yo solo fuí educada para ser una buena esposa y madre, yo sola no puedo ofrecerle ningún futuro a éste bebé, el único que puede es Abel.

- Pues entonces supongo que te falto poner más atención en lo de "buena madre".- Soltó enfadado el menor.- Porque al menos conmigo fuiste una porquería de madre, y estoy casi seguro de que será igual con ese bebé.

Se puso de pie, dirigiéndose al balcón, con unas sábanas en mano.

- ¿Que vas a hacer?

- Me largo de aquí.- Respondió, atando ambas sábanas.- Suerte con el imbécil que tienes por esposo.

- ¿Vas a ir con él?

Julián encaró a su madre.- Él está fuera de la ciudad. Así que puedes dormir tranquila.

- Julián.- Le detuvo Saori, sujetándolo de la muñeca.- ¿Por qué haces ésto?, ¿Por qué insistes en seguir con ese... Ese... Chico?

- Porque, a diferencia de tí con Abel, Hades sí me ama, y yo a él.

- Eres solo un niño inmaduro, no sabes lo que dices.- Dijo frunciendo el seño.

- ¿Qué tú no tenías dieciséis años cuándo te quedaste embarazada?, oh, no, espera, me equivoqué, a esa edad nací. Te embarazaste a los quince, y después te tuviste que casar con Abel, ¿no?- Contraatacó, molestando a la mayor.

- Es un criminal, un traficante, un ladrón, un asesino... ¿Que te hace creer que te ama?- Preguntó enfadada.

Pero mama estoy enamorada de un criminal
Y este tipo de amor
No es racional, es físico
Mama por favor no llores
Estaré bien
Con todas las razones
No puedo negarlo
Amo al tipo

- No creo que me ame, Saori, yo estoy seguro de que me ama. Él me lo ha demostrado de muchas formas.

La mujer pareció no entender nada.

- No lo entenderías de cualquier modo.- Contestó el menor.- No puedes entender algo que nunca haz sentido.

La peli-lila parecía no querer soltar el brazo de su hijo.- Solo dime algo, ¿aún eres virgen?

A Julián le molestó la pregunta, no tenía derecho a meterse en su vida privada. Aún así, decidió responder con la verdad.- No. Anoche dormí con Hades.

Recibió una fuerte bofetada.- ¡Eres un idiota, Julián!- Gritoneó con lágrimas en las mejillas.- ¡Ya obtuvo lo que buscaba, no seas tan ingenuo!

El chico sobaba su mejilla, que ardía por el reciente golpe.

- ¡Él solo quería acostarse contigo!, ¡¿Que demonios te pasó por la cabeza cuándo se te ocurrió tener sexo con ese delincuente!

- No fue sexo.- Respondió, sin dirigirle la mirada.- Hicimos el amor. Me entregué a él porque lo amo, y él se entregó a mí porque me ama.

- Eres muy ingenuo, Julián Solo.- Dijo llorando la peli-lila.- ¿Crees que solo lo digo porque sí?, ¡Soy tu madre!, es obvio que me importas y preocupas... Solo quiero lo mejor para tí.

Julián nunca había visto llorar así a su madre, y como pocas veces en su vida, sintió pena por esa mujer. Se acercó, y la abrazó, él no era Abel, no llevaría en su conciencia haber lastimado a una mujer embarazada, ni se perdonaría a sí mismo si algo le pasaba a su futuro hermano.

Saori lloró en el pecho de su hijo por varios minutos, hasta que logró tranquilizarse, y ambos se separaron.

- Mamá, voy a estar bien.- El corazón de la mujer dió un vuelco, era la primera vez en muchos años que Julián la llamaba "mamá".- No quiero ésta vida, no quiero casarme con ninguno de esos estúpidos pretendientes, mi corazón ya tiene dueño, y creo que lo tendrá por siempre.

- Pero...

- No te preocupes por mí. Ni Hades ni yo tenemos intenciones de seguir involucrados con negocios sucios. Tan solo queremos estar juntos.

- Julián, no hay que ser genio para saber que la única forma de salir de esas cosas es muerto.- Dijo, abrazando a su hijo.

- Ya tenemos un plan. Llevamos ya un tiempo planeando ésto.

Y tiene mi nombre
Tatuado en el brazo
Su amuleto de la suerte,
Así que supongo que está bien
Él está conmigo

- Julián, no quiero que te pase algo malo. Ese tipo es un impredecible, puede matarte en cualquier momento.

- No lo hará mamá. No lo hizo la noche en que lo conocí, ni todas las veces que he estado vulnerable, no lo hará.

- Nada lo garantiza, Julián.- Insistía alzando la vista, con los ojos mojados.- ¿Que vas a hacer si un día él decide traicionarte y dejarte a tu suerte?

- Ya te dije que no pasará eso.- Repitió el peli-azul.- Estoy seguro de que no te va a gustar ésto, pero...- Dijo, rompiendo el abrazo, y alzando la manga de su camisa, dejando ver un tatuaje en el antebrazo. Saori casi se va de espadas al ver dicho tatuaje. Su hijo tenía el nombre de ese tipo tatuado en la piel.- Nos hicimos éstos tatuajes hace unos meses, es un especie de juramento entre nosotros.

- ¿Quieres decir que él...?

- Si. Él tiene mi nombre tatuado en su brazo, dice que es su amuleto de la buena suerte.- Respondió con una tímida sonrisa, recordando las palabras de su amado.- Él está conmigo.

Saori suspiró pesadamente.- Creo que da igual lo que te diga, no me vas a escuchar.

Y escucho a la gente hablar,
Hacer comentarios
Nos mantienen separados
Pero yo ni siquiera escucho
No me importa...

- Antes de que se te ocurra mencionar a todos esos estúpidos que son iguales a Abel, de una vez te digo que no me importa.- Respondió.- Ninguno de ellos está en posición de juzgar a otros.

Saori se quedó callada, mientras Julián se acercaba de nueva cuenta al balcón, atando la tela a un mueble.

- Bueno, creo que es la última vez que te veré, así que te diré todo lo que luchan por ocultar todos esos idiotas.- Saori se mostró confundida nuevamente.- El hijo de Defteros y Asmita, Shaka creo era su nombre, no es tan puro como les hace creer, y su cómplice es el segundo hijo de de Ilías, que de hecho ya estaría a mano con su prometido, el hijo de Shion, los dos son infieles.- Enumeró cada uno de los secretos que barrían bajo la alfombra todos esos herederos.- Pero el peor de todo es sin duda el hijo de Aspros, Kanon. Pobre del tonto de Saga, está totalmente enamorado de su prometido, y el niño lo engaña con su propio hermano gemelo enfrente de sus narices.

Saori estaba visiblemente asombrada, realmente desconocía la mayoría de esas cosas.

- Aunque bueno, supongo que hay que sacarle brillo a una pena.- Añadió Julián.- Creo la única cosa buena de ese montón de basura, es el romance del hijo de Krest y Zaphiri y el hijo de Degel y Kardia, es el único auténtico. Así que si vas a esa boda, ten por seguro que será la única consentida por ambas partes... Ahora, si me disculpas, tengo un largo camino que recorrer.

Saori intentó detener a su primogénito, pero antes de que pudiera hacerlo, Julián ya había bajado hasta la primera planta, ayudándose de las sábanas.

Pero eso no se iba a quedar así. Al otro día hablaría con su esposo, cuándo éste estuviera más tranquilo, y movería cielo, mar y tierra para recuperar a su hijo.

Pero mama estoy enamorada de un criminal
Y este tipo de amor
No es racional, es físico
Mama por favor no llores
Estaré bien
Con todas las razones
No puedo negarlo
Amo al tipo

Rápidamente pasaron tres días, y Hades estaba de vuelta. Cuándo llegó a su escondite, se encontró con el peli-azul.

- Sorpresa.

- Julián ¿qué haces aquí?- Preguntó preocupado.- Se supone que debías quedarte con tus padres hasta que yo volviera, ¿tienes idea de lo peligroso que...- Fue interrumpido por los labios del menor. Casi inconscientemente terminó correspondiendo el contacto, olvidando momentáneamente su punto.

- No iba a aguantar tanto tiempo en ese lugar sin volverme loco.- Justificó el peli-azul.- Además, prometiste sacarme de ahí.

El azabache volvió a atacar sus labios, pegándolo a su cuerpo.- Técnicamente ya estás afuera del agua, pecesillo.

Volvieron a besarse, como si su vida dependiera de ello. Iniciando una batalla con sus lenguas, tratando de dorminar a la otra. Las caricias, tanto por encima como por debajo de la ropa no se hicieron esperar, hasta llegar al sofá, y tumbarse en él, quedando Julián abajo del cuerpo del mayor. Finalmente se separaron por la falta de oxígeno, jadeando, tratando de recuperar el aliento.

- Debemos irnos.- Dijo jadeante el menor.- No dudo que Saori y Abel enviarán a la policía a buscarme, y darán con éste lugar tarde o temprano.

Hades asintió.- De cualquier forma, ya está todo preparado. Empaca solo lo indispensable y nos vamos.

- Ya tengo todo empacado.- Sonrió el menor.- Solo quiero irme de aquí contigo.

- ¿No vas a preguntar a dónde vamos?

Julián se encogió de hombros.- No me importa siempre y cuándo estés a mi lado.

- De cualquier modo te lo diré, nos vamos a Los Ángeles.- Respondió Hades.- Mi hermana mayor se encargó de arreglar los pasaportes y conseguir los boletos de avión. Y mi querido hermanito nos espera en allá.

- ¿Hablas de Ikki?- Preguntó burlón.

- Dije mi querido hermanito, no mi "adorable" hermanastro.- Respondió resaltando sarcásticamente la palabra adorable.

- Entonces supongo que le debemos un gran favor a Pandora, y otro aún más grande a Shun.

- Tú lo haz dicho.- Asintió el azabache.- Pero, Julián. Espero que seas consciente de que en cuánto pongas un pie en ese avión, toda la vida que conocías hasta ahora, quedará atrás, será a duras penas poco más que un sueño. Tendrás un nuevo nombre, un nuevo pasado, en general, una nueva identidad, que deberás adoptar... Aún sabiendo todo eso, ¿estás seguro de que quieres seguir?

Julián se dirigió a la pequeña recámara, y volvió con un par de maletas de ruedas.- ¿Qué estás espera?, ¿una invitación?- Hades se mostró consternado.- Toma la maleta y vámonos, no tenemos todo el día, debemos alcanzar ese avión.

El peli-negro sonrió, tomó la manija de la maleta, y le plantó un beso al chico.- Vámonos entonces.

Así, ambos se dirigieron al aeropuerto, dónde fueron escoltados por una hermosa mujer de cabellos morados a una sala especial. Allí les hizo entrega de una documentación completa, para después ser guiados a un avión, que abordaron como dos pasajeros más.

Al llegar a su destino, bajaron del avión, y ya les esperaba un joven de cabellos castaño claro, y ojos azules, muy parecido a Hades, pero con estatura más baja y cuerpo más delgado.

Rápidamente abandonaron el aeropuerto, abordando el auto del peli-verde. Una vez en la casa del hermano menor de Hades, Shun les mostró la habitación dónde se quedarían.

La casa no era tan grande ni ostentosa, era una simple casa común y corriente, de dos pisos, con dos recamaras el el piso superior.

Ambos se recostaron en la cama que compartirían, cansados por el viaje, cuándo el hermano de Hades entró a la habitación.

- Hades, hermano. Entiendo que estén cansados, y disculpen si los molesto, pero...- Habló nervioso el más joven de los tres presentes.- C-Creo que debemos encargarnos de... Ya sabes... No los reconozcan.

- Oh, claro, Shun.- Respondió el azabache.

- ¿Que quieren decir con eso?- Preguntó Julián.

- No podemos darnos el lujo de mantener el mismo aspecto, y arriesgarnos a qué alguien nos reconozca.

Shun asintió ante lo dicho por su hermano.- Deberán cambiar el color y largo de su cabello, y comenzar a usar pupilentes, como mínimo.- Añadió, mientras él mismo se retiraba uno de sus propios pupilentes, dejando ver el color real de sus ojos; verdes.

Shun se encargó de cortar y teñir el cabello de ambos, además de proporcionarles una par de pupilentes para usar cuándo salieran de casa, a cada uno.

- Bien, creo que con eso será suficiente.- Dijo el menor, viendo su creación.

El cabello de Hades, antes color negro, ahora lucía un tono rojizo, y estaba visiblemente más corto, pasando de llegar a la cadera, a duras penas rebasar los hombros. Y los pupilentes que había elegido, eran unos color aguamarina.

El cabello de Julián, previamente largo, ahora era totalmente corto, para disgusto suyo al inicio, pareciendose ligeramente a Abel solo por el corte. Pero todo cambió con el nuevo color de cabello, un color rubio cenizo, y con eso el problema quedó solucionado.

Hasta entonces no había notado lo similares que eran sus rasgos a los de su madre, aunque internamente lo agradecía, prefería parecerse a Saori que a Abel.

Y los pupilentes que eligió, eran unos de color lila.

- Nada mal, hermanito. Te haz superado a tí mismo.- Felicitó Hades a su hermano, despeinando su cabello castaño.- Y por cierto, creo que necesitas un retoque, tus raíces ya comienzan a ser visibles.

- Gracias, Hades.- Sonrió tímido el menor.- Bueno, los dejaré a solas para que pueden descansar y reponer energías. Si me necesitan, estaré en el baño tiñendome el cabello.

- Está bien, pequeño. Por cierto, ¿dónde está Cygnus?

- ¿T-Te refieres a Hyoga?

- ¿Apareció otro Cygnus acaso?- Bromeó el ahora pelirojo.

- Lo envié al supermercado a comprar algunas cosas, volverá en cualquier momento.- Respondió con un leve sonrojo subiendo a sus mejillas.- S-Si necesitan algo ya saben dónde buscarme. Siéntase como en casa, fue un gusto conocerte, Julián.- Dijo nervioso, para luego retirarse rápidamente.

- ¿Que mosca le picó?- Preguntó Julián, extrañado por el comportamiento del menor.

- Nada, así es Shun. Con el tiempo te acostumbrarás.

- ¿Y quién es ese tal Hyoga?- Preguntó curioso.

- El esposo de mi hermano.- Respondió Hades, sorprendiendo a Julián.- Pero no te preocupes, no suele meterse en asuntos que no le competen.

El menor se acercó, posando sus brazos en el cuello del mayor, apoderándose de sus labios, siendo correspondido.

- Ésta es nuestra nueva vida, juntos, y espero que así sea siempre.- Dijo Julián acurrucando su rostro en el pecho del azabache, cerrando los ojos, con una suave sonrisa.

Hades le abrazó por la cintura, apoyando su cabeza en el hombro del más bajo.- Así será siempre, porque te amo demasiado... Y por eso... Julián...

- ¿Que pasa?- Preguntó tranquilo, ahora que podía estar junto a ese hombre al que tanto amaba, no lo dejaría nunca.

Vió como Hades se arrodilló enfrente de él, tomando su mano delicadamente.- ¿Te... Casarías conmigo?- Preguntó, con las mejillas sumamente rojas, nervioso por la respuesta del menor.

- ¿Qué clase de pregunta es esa?- Escuchó decir al peli-azul, provocándole un nudo en la garganta.- ¡Claro que me casaré contigo, tonto!- El chico se lanzó a sus brazos, terminando los dos en el suelo, abrazados.

•~•~•~•~•~•~• The End •~•~•~•~•~•~•

Bueno, éste songfic está dedicado a la_queen_del_yaoi18.

Perdón por tardar tanto en sacarlo, pero la verdad es que me encanta la canción, y quise hacerlo lo mejor posible.

Debo admitir que no sabía de la existencia de éste shipp, pero al final terminé enamorada de la pareja que hacen éstos dos. ☺️

Espero que te haya gustado, y que haya valido la pena tanta espera :"3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro