5 [comida/llorar]
No me iba a ir de aquí sin escribir Omegaverse.
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Era justo decir que tanto Omegas cómo alfas odiaban sus celos en algún punto sea por una forma u otra, para muchos era por verse vulnerables. Para otros la molestia de todo el asunto en los peores momentos.
Deuterus lo odiada. Su primer celo fue la experiencia más desagradable que exista, no sabía que le pasada y solo alcanzó a llorar del desconcierto. De un momento a otro podía ponerse agresivo. Su cuerpo arremetía con violencia buscando calmarse, por lo que, muchas veces al llegar ese dichoso día se iba al volcán Kanon para qué pudiera pasarlo en paz. De forma Inconsciente su cosmos parecía alterar el magma por el calor de su cuerpo. Si, odiada el celo. El suyo al nacer alfa por lo menos.
Llevada unos años de relación con Sísifo de Sagitario, era su Omega, compañero, y correcto decir que su esposo, en los cuáles seguía la costumbre de irse durante su celo. Con él de Sísifo nunca tuvieron problemas, lo disfrutaban juntos en sexualidad como cualquiera en el santuario. Puede que sea porque el de un Omega era más simple. Un Omega podía volverse sumiso mientras un Alfa más agresivo.
Puta mierda se le ocurrió a los dioses por cierto.
Ya Deuterus cargaba el peso de ser llamado demonio. No quería cometer una atrocidad durante ese ciclo, menos a quien más amada. Afortunadamente, el celo de un alfa no era tan constante, lo que le facilitaba dormir tranquilo.
- Me voy, cuídate. - Tras en la mañana apenas despertó sentía los primeros rastros del libido cómo es la costumbre. Detallando la figura de Sísifo de espaldas mientras esté cocinada, no lograba despejar su vista de su trasero, no decidiendo si terminar subiendo por su espalda o bajar a sus piernas.
En cuyo caso. Estaba ese deseó dé agarrarlo, subirlo en la mesa y hacerlo su comida en ese preciso momento. Así que, despejando su mente volvió al cuarto que compartían solo pará agarrar algo de ropa y avisar su partida. El sagitario no dijo nada, pero tampoco le parecía ya sano está rutina que un principio aceptó por conocer lo que vivió su Alfa.
El no era un demonio pero parecía que no lo había terminado de aceptar. Quería cambiar esto para bien de los 2, por eso, apenas paso el tiempo suficiente no se quedó de brazos cruzados y fue con el.
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Habiendo llegado a su destino, el santo de Géminis se quitó la camisa y el chaleco que llevada. Sentándose en medio de una pared de roca, cerrando los ojos mientras se concentraba en calmar sus instintos. Suspiraba lentamente cada cierto tiempo, logrando sentir como el calor en la zona disminuía o aumentaba cada cierto tiempo.
De un momento a otro sus sentidos se pusieron alertas cuando un aroma, que en otras circunstancias amada, llegó a su persecución.
- Sisifo... ¿A qué vino? - Se quejo. Congelándose, ¿Qué debería hacer? Acertó a morderse el labio para encararlo. Conocía a su Omega, tenía que hablar con él.
- Me alegra que no huyeras. - Seguro le provocó. Empezando a aflojarse la ropa en busca de quitársela.
- ¿Qué estás haciendo aquí? Por favor vuelve al santuario. No quiero hacerte daño.
- ¿Por qué lo harías? - Nuevamente provocó. Dejando caer la ropa que usaba, su cuerpo marcado le provocó un jadeó a su Alfa. Si está mañana está caliente de verlo, ahora estaba a punto de provocar una erupción.
- Sisifo... Por favor. - Se estaba reprimiendo mucho, era casi doloroso el estado que tenía, acercándose para sujetar sus brazos antes de que se empezará a quitar los pantalones.
- Deu... Deja de castigarte. Por eso vine, ¿Cuántas veces hemos tenido sexo en mis celos?
- Muchas... Pero...
- Nada. No eres un demonio, ya no me gusta ver qué te alejas de mi pensando que me lastimaras. Nunca lo has hecho y yo nunca seré débil.
- No quiero ponerme agresivo... Me ha pasado antes... A todos los Alfas nos pasa. - Moviendo sus manos Sagitario reclamo los labios de su alfa en un beso necesitado, abrazándose mutuamente. - Por favor, déjame solo.
- Deuterus. Hasgard también es Alfa, Asmita es su Omega, y A pesar de lo que parezca nunca se han lastimado. Ellos se aman.
- El también me lo comentó pero...
- El Cid tiene 2 Omegas y 1 Beta a su cargo. ¿Ha lastimado a alguno? Manigoldo será el desgraciado que quieras, pero nunca ha lastimado a mi sobrino en sus celos, al contrario. Lo ama, y puedo seguir. ¿Qué te hace pensar que tú serías la excepción? Ya. No me parece sano que vivas con miedo de tu casta, cuando eso nunca te ha hecho ponerme en peligro. ¿Por qué aquí sería diferente?
- Sísifo... - No supo si era por lo erecto que estaba, porque Sísifo tenía razón, o por otro factor. Pero aceptando a dejar salir una lágrima volvió a besar a su Omega. No solo en los labios, si no también en cuello y rostro, mutuamente. - Si así lo deseas. Ven, conozco un lugar hermoso que oculta este volcán. Te haré mío allí.
- ¿Crees resistir?
- Lo suficiente. - Extendiendo su mano abrió la "Other dimentión" como un atajo a su destino. Cómo bien el demonio, la isla Kanon escondía un lugar hermoso.
Una pequeña extensión de terreno donde las flores y la vegetación crecían bastante bien, teniendo una fuente de agua para alimentarse no muy lejos.
- ¿Empezamos? - El Omega preguntó, acariciando el trasero de su alfa, mirándose a los ojos.
- Con una condición. Dónde te sientas incómodo, dónde sientas que te lastimo, o estoy usando mucha fuerza. Dímelo y paro.
Dejando los pantalones a un lado, Géminis guío a su Omega al lugar más cómodo que encontró. Envolviéndolo en sus brazos para disfrutar de un beso largo y placentero, dónde una de sus manos acaricio sus blancos glúteos, moviendo uno de sus dedos en el espacio entre ellos, sintiendo la lubricación natural empezar a emanar en buena cantidad.
- Estoy más sensible ahora, así que, puedes aprovecharlo a tu gusto. - Sísifo asintió. Acostando al demonio en el pasto para guiar su boca hasta su erecto pene. - Zeus... - Gimió. No mentía cuando decía que su cuerpo estaba más sensible, primero dejo un beso en sus testículos, abrazando solo la cabeza de su pene en sus labios mientras succionaba.
- Espero te guste. Querido. - Sísifo parecía disfrutar el jugar bastante con ese miembro en su boca, poco a poco se introdujo más de su largo moviendo la cabeza de arriba a abajo, cuando lo soltó solo fue para succionar y lamer sus testículos, cambiando entre uno y otro.
- Ohh. Claro que lo disfruto. Siempre has sido bueno con tu boca.
- Entonces. ¿Dirías que estoy mejor o solo es tu celo? - El alfa alzó el rostro, sonriendo de medio lado tomándolo como un reto.
Con ayuda de Sísifo se incorporó, poniendo él de pie y Sísifo de rodillas, apoyando suavemente su mano en la cabeza de su Omega mientras volvía a hacerle un oral. Ahora, con Deuterus penetrando en esa experta boca. Aunque su miembro era grande, Sísifo no sentía incomodidad o alguna arcada de tenerlo moviéndose en su garganta. Era la experiencia que tenían juntos en lecho, la comodidad que mantenían. Aunque el castaño si era capaz de sentir más fuerza de la normal aplicada en su alfa, no era algo que de momento le pudiera molestar, pero entendía un poco más el miedo en él.
Un sonido similar a un "poof" se escuchó cuando boca y miembro se separaron, Sisifo sujetó el miembro de su alfa con la derecha, acariciando su largo. Mirándose mutuamente notando un brillo en los ojos del otro.
- Te quiero dentro. - Tras un minuto de silencio fue la petición que necesitaba para salir de su ensoñación.
Cómo no muy lejos de ellos había un árbol, Sísifo se apoyo en el, abriendo las piernas dejándole la vista mayor de su entrada ya húmeda. Deuterus sujetó fuerte sus caderas, mordiendo ligeramente su muslo, subiendo a su entrada sin despegar sus labios de su piel, abriendo sus glúteos donde con su rostro enterrado en la suavidad de su piel cálida beso todo ese líquido que su cuerpo liberaba y podía atrapar en su boca.
- Azótame si lo deseas. - Le dejo saber. Moviéndose de forma que sus glúteos rebotaron contra la cara del contrario. Deuterus aún parecía reacio a dejarse llevar, pero ya tenía las defensas bajas. Para el demonio, eso fue como una señal de "se rudo si así lo quieres" por lo que no respondió. Solo se puso de pie, abriendo los glúteos de forma que su entrada se viera visible, para dirigir su miembro allí. Entrando con facilidad empezando un vaivén de su cadera.
Desde la primera embestida Deuterus tocó el punto más profundo del cuerpo de su Omega. Su miembro estaba más necesitado que nunca, sensible a cada sensación dentro. Sintiéndose virgen otra vez, producto de su celo. Siempre tuvo miedo de no controlarse, y si bien aún se estaba reprimiendo se sentía mejor. Complacer su celo con su Omega viendo que este lo disfrutaba. Un gemido sonoro se alcanza a oír cuando ya con más confianza dio un poco de soltura a sus instintos. Moviéndose más fuerte, rápido, y placentero.
El rostro del castaño rozaba el tronco del árbol a cada embestida, lo que no parecía muy cómodo. Así que, Deuterus lo movió, saliendo de su cuerpo y apresando a su Omega entre el árbol y él, moviendo una de sus piernas por sobre su cadera para dejar ese espacio libre para su uso volviendo a penetrarlo. Tuvieron una pequeña pausa, dónde Deuterus sujeto el rostro de Sísifo por el mentón, bajando su rostro hasta su cuello dónde ya estaba visible la marca sobre el que dejó hace ya unos años, volviendo a morder esa misma zona. Besándolo lentamente minutos antes de volverlo a embestir con la misma pasión de hace un momento. Manteniendo esa pose el resto de su encuentro, llegando a la culmine del orgasmo.
- ¿Vez que tenía razón? - Deuterus no respondió. Se habían sentado bajo el árbol a retomar el aliento. Sagitario encima de las piernas de Géminis. - Aunque, si te dejaste llevar un poco.
- Bueno... - Aceptando su realidad le dio la razón a su Omega. - Ya que estamos. ¿Quieres aprovechar este tiempo juntos y solos? A mí celo aún le quedan unos días.
- Con gusto me quedaré contigo. Mi Alfa. - Un beso nuevo se ofrecieron, el Santo de Géminis de separó dejando a su omega recostado en el árbol.
- Iré a buscar que traje. No tardaré nada. - De un chasquido abrió otra vez la other dimentión, tardando solo 9 segundos en volver con cada cosa, incluso la partes de la ropa que se habían quitado desde antes.
Aún desnudos, Deuterus saco una hebra de tela bastante larga que puso sobre el suelo, haciéndole una señal a su Omega para recostarse el compañía del otro.
- Honestamente, me tomo por sorpresa que me volvieras a marcar. - Llevando su mano a la zona afectada, si bien sentía cierto hormigueo en la mordida, no era molesto o incómodo. Era cómo la primera vez que Deuterus lo marco. Solo que, en ese momento hicieron su vínculo sin un celo de por medio.
El moreno desvío la mirada por la vergüenza.
- Solo sentí esa necesidad. Cuando me vi cuenta, ya te había mordido. - Sísifo había rodeado su cuello con sus brazos, posicionándose frente a él.
- No me estoy quejando. - Le corrigió. - Ya nos tendrás miedo ¿No es así?
- Creo que no.
- Que bueno. Así que no tengo que buscar como amarrar tus brazos para que no escapes. - Bromeó. Sus intenciones eran claras al decir eso y lo consiguió.
- ¿Enserio planeadas eso? - La expresión de su Omega fue la respuesta que necesito. - Eres un... Si lo quieres como un fetiche, en mi próximo celo lo hacemos.
- ¿En varios meses? Un poco aburrido. - Ironizo. - ¿Puedo preguntar cómo conseguiste ese hermoso lugar? - Volviendo a su tono de voz normal preguntó.
- He pasado mucho tiempo aquí. Aunque te sorprenda, la tierra volcánica es bastante fértil, solo se necesita de un lugar fuera del calor y con la suficiente agua para encontrar un paraíso junto al infierno.
Encontrándose con la mirada del otro otra vez, se dejaron caer en la tela bajo ellos. En primer momento se quedaron acariciando el rostro del otro. No tenían palabras que decir o cosas que agregar, se sentían bastante complacidos y aún afectados tras la calma del orgasmo.
Cuando sus labios sé volvieron a tocar, fue el incentivo para volver ponerse en la pose que más comodidad les brindará, y tomar su segundo round.
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