2 [Atracción mutua/Sonrojarse]
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La soledad nunca le molestó. Deuterus pensaba que solo necesitaba a su hermano, el fue quien más lo había protegido. Incluso de su propia familia, siendo recuerdos que aunque no tenía del todo claros solo recordaba el sentimiento de haber sufrido, ser defendido por Aspros hasta aceptar la propuesta de su hermano y escapar los 2 juntos para vivir como hermanos, protegiéndose el uno al otro sin tener encima los Prejuicios de muchos alrededor.
La máscara en su rostro era una prueba de eso. Porque solo su hermano y el patriarca sabían de el. Y no le molestaba. Tenía una rutina con Aspros, el le enseñaba todo lo que aprendía al final de sus entrenamientos. A veces incluso Aspros lo ayuda para que sea capaz de espiarlos en entrenamientos ligeros dónde estén solo ellos 3; Aspros, Sisifo y Hasgard. Los 2 amigos de su hermano les parecían interesantes, el muchacho albino era tan grande, casi parecía un adulto por su altura y músculos, mientras Sisifo si bien sonreía, a veces notaba una mirada extraña en el. Aunque no le quería dar importancia ya que no era problema de el.
Aspros siempre regresada con el para que cenarán y dormirán juntos. Aspros solía contarle bastantes cosas, ese era el momento donde su hermano era su admiración. Antes de que cambiará hasta ser irreparablemente irreconocible.
Era una rutina que les había servido pará mantener una cotidianidad tranquila entre los 2, ya estaban acostumbrados así que se podría decir que conocían bien como mantener su secreto.
Una noche, cuando la luna recién empezada a salir, Deuterus salió de la cabaña sin decir nada. Su hermano aún estaba entrenando con un santo de oro, se estaba esforzando mucho.
Para el en específico la soledad de la luna llena junto al brillo que insectos como luciérnagas le ofrecían eran casi atrayentes para su juventud. Ya que se sentía muy pacífico todo a su alrededor. No sé separó bastante para que se le haga fácil regresar con su hermano sin llegar a ser visto. Se sentó tranquilamente junto a un árbol sonriendo bajo la máscara de frío metal en el rostro mientras las luces de los insectos lo acompañaban.
Suspiro. Estuvo allí sentado un rato hasta que se sobresalto, lo primero que aprendió el demonio era ocultar su presencia la experiencia que iban ganando sus cercanos era peligrosa, ya había veces dónde Sisifo o Hasgard eran capaces de notarlo cerca de ellos, siendo logrando Aspros converserlos de que era solo un pequeño animal, o yendo a su rescate.
Sisifo era quien estaba cerca de él. Su hermano le había propuesto un entrenamiento que terminó en pedirle que vaya el bosque, para que "conociera la voz del bosque" cosa que ni sabía que significada. Solo le hizo caso.
Parpadeando por lo extraño que era sentir a una persona cercana en ese espacio busco impresionar. Sobresaltandose cuando escucho un quejido y luego el sonido de ramas moviéndose, apresuró el paso. Encontrándose con lo que no espero.
- Alejate. Vete. - El moreno lo miraba casi con odio tirado en el piso por la presa de nervios que estaba. Sisifo por su parte no respondió, sorprendido de ver un aspirante que nunca había visto.
- Me llamo Sisifo. - Se acercó a él, arrobillandose con una pierna para extenderle su mano en ayuda. - ¿Porque me tendría que alejar? Déjame ayudarte.
- ¿Uhm? - El moreno le sonreía mientras esperaba sus accionar. Su expresión era... Agradable y cálida. Pero... ¿Porque lo ayudada? - No... Ah... No... Ni siquiera debería estar hablando contigo.
- Oye, no te quiero dejar en el suelo y herido. ¿Que edad tienes y como te llamas? - Paso un momento hasta que Deuterus sujeto su mano para pararse, sintiéndose cómodo con Sisifo al lado. No entendía por qué. Sonrojandose bajo la máscara cuando sus manos se tocaron y sus ojos quedaron en la misma dirección.
- Tengo 12, me llamo Deuterus.
- Eres 1 año menor que yo entonces. Un gusto conocerte. - Cruzandose de brazos el moreno se contrajo en si mismo. Un pequeño silencio incómodo se torno, porque ninguno sabía que decir. Sisifo tenía preguntas claro estaba, a su vez, Deuterus tenía la incomodidad de saber que estaba mal que el lo viera.
- ¿Podemos quedarnos aquí? No me siento cómodo con la gente. - Retomando su pose hostil hizo saber lo que sentía.
- Si es lo que quieres. Luego te puedo acompañar a tu cabaña.
- ¿Porque era amable?
- ¿Porque no lo sería si eres mi compañero en nombre de athena? - Allí si estaba confundido. ¿No era un Aspirante? ¿De dónde era este chico entonces? - ¿No buscas una armadura?
- Solo no estoy acostumbrado. Es todo. - Cortante volvió a lo que fue su asiento. - Te pido que no le digas a nadie que me viste. - Apoyo sus 2 brazos en sus rodillas flexionadas, Sisifo por su parte tenía dudas del chico, acercándose a él hasta quedar frente, apoyando su mano en su mentón para verlo a los ojos.
- ¿Porque usas está máscara? - Otra vez, podía ver en sus ojos desde lastima hasta emociones más diversas como indignación y empatía. Deuterus no quiso responderle.
Deuterus ya se estaba metiendo en problemas, y con todo lo ya dicho estaría seguro que Sisifo tendría en claro no debía estar allí.
- ¿Tu que haces aquí?
- Bueno. No es tan difícil de explicar. - Sisifo le hablo de su hermano rápidamente. Solo estaba allí por su petición, pero Deuterus estaba igual de confundido por esa "voz del bosque"
- "¿Será eso lo que siento cuando estoy solo? - Lo consideraria. Ninguno se había apartado de la pose que tenían, al volverse a ver a los ojos ninguno supo que decir, fue Sisifo quien rompió en silencio.
- ¿Tu has estado cerca no es así? Siento que tú presencia ya la he visto antes. - El moreno solo asintio débilmente. Se ha mantenido a la defensiva pero Sisifo no le estaba bando razones para actuar mal. Más bien era lo contrario, ya lo había notado desde antes, su presencia junto a la del grandulon eran muy similares a las de su hermano.
- La máscara la uso porque solo soy un bastardo. Es mi castigo para no perjudicar a quienes me importan. No me pidas que me la quité.
- Vaya... Lamento escuchar eso. - Suspiro. Se podría decir que al ser solo medio hermano de Ilias entendía ese sentimiento. - No lo haré. Puedes confiar en mi. - Le extiende su dedo meñique. - Esto es una promesa, si uno la rompe se tiene que cortar el dedo meñique.
- No es necesario. Más gracias por entenderme. - Bajo la máscara Deuterus correspondía la expresión de Sisifo.
Ambos se quedaron conversando un rato, el castaño no sabía si quería dejarlo solo al saber poco de él, Deuterus tampoco podía decirle quien era su hermano, teniendo el problema que la noche no era eterna, entre muchas obligaciones en las que estaban implicados tenían que separarse e ir cada uno por su lado.
- Me tengo que ir. - "no quiero preocupar a mi hermano" Se levanto. Ofreciéndole su mano a Sisifo para levantarse siendo correspondido a los pocos minutos.
- ¿Te puedo acompañar?
- Preferiría que no... Lo... Lamento. - Y se fue. Sisifo no dijo la mayor palabra sin apartar la vista del camino que tomó el moreno. Intrigado por la presencia de ese joven desconocido.
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Al regresar a la cabaña Deuterus no quiso decir mucho pero si hermano lo conocía muy bien. Lo noto angustiado y muy pensativo. Aspros se había sentado a su lado para querer indagar, preocupado por el, temiendo que lo peor haya pasado. Al ser amigo de su hermano Deuterus solo le dijo la verdad. Respuesta lo dejo sorprendido.
- ¿No pasó nada grave?
- No. Fue muy amable conmigo, disfrute mucho su compañía.
- No me extraña. La verdad, creo que Sisifo tiene el problema de pasarse de buena gente,
- ¿Enserio? La verdad cuando los veía me llegó a llamar la atención. Disfrute hablar con él.
- Si. Solo qué eso no quita como se está esforzando, en un hombre noble. Al igual que Hasgard. Supongo que elegí buenos amigos, ya que: Tal vez, pueda confiar en mis amigos después de todo. Aunque la explicación sera larga.
- ¿Quieres que los conozca? - El hermano mayor sonrió enternecido, su hermano no parecía, si no que estaba emocionado. Aunque se pudiera notar algo de miedo no solo en él, si también en Aspros cargando las heridas de proteger a su gemelo. Se sentía a gusto de tener la señal de que podía barles más confianza a sus compañeros.
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La mañana siguiente los compañeros de armas se reunieron, siendo más reacciones mixtas. Hasgard no entendía quién era ese niño pero notando que Sisifo estaba sorprendido de verlo como si ya lo conociera, haciéndolo sentir confundido como si se hubiera perdido de un evento importante en su círculo social.
- Chicos. Es el Deuterus. Mi hermano gemelo. - Tanto Hasgard cómo Sisifo exclamaron de esa información. Solo que, de entre los 2 el indignado era Sisifo.
- ¿Tu hermano? Momento, ¡¿Porque no lo dijiste antes?!
- Sisifo... - Deuterus lo llamo interviniendo en él.
- Se que hablaste con mi hermano, por eso tome la decisión de que se conozcan. No pienses mal de mi, mi hermano y yo hemos estado solos, desde niños lo he cuidado ya que no se en quien confiar, Deuterus es considerado un demonio, no sabía que reacción pudieran tener ustedes 2.
- Ya veo... - Hasgard fue quien hablo. Cruzandose de brazos por unos segundos como si meditara antes de acercarse al moreno para rodearlo con su brazo. Sonriéndole jovial y enorme. - Si eres el hermano de Aspros, puedes confiar en mi. No tienen que temer ya que prometo cuidar a tu hermano cuando sea necesario. No eres un demonio después de todo.
- Prometo lo mismo. Ya que nos dijiste la verdad, no haremos que te arrepientas. Cuidaremos a tu hermano también. - Ignorando la incomodidad que tenía el moreno por nunca antes haber experimentado contacto físico como el que el grandulon del albino le estaba ofreciendo, nuevamente sus ojos y los de Sisifo se encontraron. Sonriendo mutuamente.
- Eres muy grande. - Cuando Hasgard lo soltó el demonio paso su mano por su cuello. - Y fuerte. Sentí que me estrangularías. No estoy muy acostumbrado.
- Supongo que gracias. Y perdona, pero eso último se puede arreglar con el tiempo. ¿Vas a empezar a entrenar con nosotros no? - Deu asintio.
- Hasgard tiene mucho músculo para tener tu mismo edad, aunque parezca intimidante te aseguro que él la usa para cuidar.
- Y me sobra fuerza para eso. - Aseguro. Aspros estaba satisfecho de verlos convivir tan amenos, no obstante una ligera incomodidad se hacía presente en el. La cuál ignoro. Empezando los entrenamientos que tenían ahora con Deuterus unido a su grupo.
Deuterus y Sisifo parecían congeniar bastante rápido, Aspros se empezada a sentir celoso de ver a Sisifo ayudándolo cuando podía y a Deuterus buscando conversar con el también. El tiempo pasó para todos en ese rutina, y tanto Hasgard cómo Sisifo cumplieron esa promesa, quedándose junto a ambos hermanos como compañeros de armas, guardando el secreto de los 2.
- Hermano... ¿Por qué me siento tan a gusto con Sisifo? - Una noche le pregunto. Se supone bien estar durmiendo, pero ya el sentimiento que tenía siempre con el castaño a su lado, ya era algo diferente. Antes de conocerlo solo era ligera admiración, ahora era otra cosa. Porque ni con su hermano o Hasgard sentía algo similar. Era lo que no tenía, tal vez, su joven corazón seguía siendo inexperto en cuanto a relaciones significada. Después de todo, hasta hace no más de 3 años solo tuvo a su hermano y muchas cosas en su entorno habían cambiado. Casi pudiera decir que ya tenía su lugar en el santuario, aún como sombra de su hermano.
- ¿A gusto? - No sabía que decirle o responderle. Aspros era mucho más despierto que Deuterus en temas como relaciones. Considerando mucho la idea de un amor de parte del uno por el otro. - Deberías decirle lo que sientes. Dentro de poco estaremos compitiendo por las armaduras de oro.
- ¿Estás seguro?
- Si. Considero que es lo mejor. Puedes ponerte la mano en el pecho y pensar en lo que sientes, creo que eso ayuda para lograr definirlo mejor. - Aún con ciertas dudas de la veracidad de esa declaración el menor le obedece. Cerrando los ojos buscando el sueño.
Junto a el, Aspros se incorpora en la cama, mirando a su hermano inexpresivo, casi se podría decir que su mirada era despectiva. Ya qué no había vuelta atrás, el baño está irreparablemente hecho. Poniendo su mano sobre la frente de su hermano Aspros ejecutó su técnica especial, alterando la memoria de su hermano y bloqueando cada recuerdo con Sisifo y Hasgard.
- Que patético. - Suspiro. - Si tan solo no hubieras confundido amistad con amor te hubiera dado más tiempo con ellos, pero hermanito, te necesito solo y para mí. - Acercando su rostro le susurro al oido a un bormido Deuterus. Quedando dormido cuando su cabeza volvió a caer en la almohada.
A la mañana siguiente se reunió tanto con Hasgard cómo Sisifo en el coliseo, iban a empezar a planear la llegada de sus pruebas finales y con eso sus primeras misiones. Cuando los agarro por sorpresa, Aspros atacó, bloqueando los recuerdos de sus amigos acerca de su hermano. Volviendo a su cotidianidad antes de que el secreto de Deuterus se les fuera revelado.
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Para Deuterus había algo totalmente diferente en lo que percibía a su alrededor, que con los años iba de mal en peor. Sentía su presencia diferente, la soledad a la que estaba acostumbrado era diferente. Y no entendía el porque. Ni mucho menos porque pasada. Incluso su hermano no era como antes, ya no sabía que era lo que estaba a su alrededor. Solo su hermano. Y vagando en la noche supo porque.
Hasta que... Todo terminó explotando. Recordaba a su hermano acercándose y atacandolo, luego nada, su mente en blanco hasta que Asmita llegó, reaccionando a lo que pasada a su alrededor y la realidad. La oscuridad que tenía consumido a su hermano.
Frente de su tumba. El moreno tratada de acomodar sus emociones. Estaba en un laberinto sobre que sentir y que no, Aspros sacrifico mucho por el, pero también lo utilizo a su antojo. No sabía quién era ya a quien llamaba hermano.
- Sisifo. - Una mano se puso en su espalda, el Santo de Sagitario estaba con él. Sonriéndole en apoyo. Deuterus se levantó, volteandose para terminar abrazando lentamente al castaño. Lo tenía a él consigo, como debió haber sido hace unos años.
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Semanas antes de que Aspros hiciera de las suyas, Deuterus se encontraba sin rumbo por el santuario. Incluso saliendo de este, quería despejar sus pensamientos un momento, no obstante, todos sus instintos se vieron en alerta cuando sintió algo familiar. Estaba seguro de qué la persona que se acercaba sintió lo mismo. Deuterus se puso en la defensiva dispuesto a pelear, no le importaba matar ya a estas alturas.
Sus ojos y los de su oponente se encontraron fijos uno con los otros. Ambos ordes tanto los de el como los del hombre frente suyo eran de un color verde, un color tan familiar. Deuterus inconscientemente bajo la defensiva, consternado tal vez. El hombre frente a él estaba igual, mirándolo en silencio pero no parecía verlo como amenaza.
- ¿Te conozco? Me llamo Sisifo de Sagitario. Nunca te había visto en el santuario. - Su voz sonó firme pero lo suficientemente calmada para bar a entender que buscaba un camino pacífico.
- ¿Sisifo? - Ese nombre le parecía tan familiar, y esa cara tan... Pacifica e incluso solemne le parecía tan hermosa. Acercándose lentamente al caballero dorado. - No te reconozco más allá del título, pero sí siento que... - Se callo. Ambos hombres quedaron frente a frente, la miraba de Deuterus debajo de la máscara era nerviosa e insegura, mientras fuera de ella parecía molesto queriendo intimidar.
- Siento que te ví antes. - Completo su frase. Hace un momento penso que era un intruso pero ahora no sabía que hacer. - ¿Me dirías tú nombre?
Levantando su mano palmeo el material de la armadura con los dedos por una fracción de segundo. "¿Que me pasa?" Pensaba el moreno, porque su corazón estaba con rapidez. Su cosmos empezó a hacerse visible por lo desorientado que estaba, Sisifo reaccionó a eso.
- Tu cosmos... Siento que lo sentí antes. - En respuesta hizo visible el suyo. Cerrando los ojos por un momento, y al volverlos a abrir tenía de frente el rostro del moreno. Cómo si una pequeña caja se terminara abriendo . - Deuterus... Te había olvidado. ¿Eres tu? - Solo le tomo unos minutos constestar. Abrazando al santo de sagitario, sintiendo esa calidez de tener todos sus recuerdos juntos otra vez.
- Yo... ¿Cómo perdí los recuerdos? No entiendo.
- Cálmate. Yo tampoco se que paso. - Apartándose del abrazo del moreno busco calmarlo si lo recordaba como lo recordaba, no deseaba alterarlo tanto. - Estás tan cambiado. Tan grande, musculoso, intimidante y... - "Provocativo"
- Tu también. Estás más hermoso que antes. - Sonriendo de medio Sisifo le recidio el alago, dentro de la máscara el demonio estaba sonrojo. Pero al recordar las intenciones que tenía originalmente, no más desaprovecho teniendo a Sisifo junto a el. - Ahhh... Quería decirte algo. Cuando ibas a buscar la armadura, yo quería ir a felicitarte, aparte que, quería decirte que me encanta estar contigo. Tu compañía la disfruto.
- Creo que, a eso se le llama estar enamorado. - Levantando las manos, Sisifo le quitó la máscara. Como mucho antes había querido. Poniendo su mano sobre la mejilla del moreno, disfrutando de verle el rostro por primera vez. Aunque podía verse agresivo su expresión era de paz y felicidad. Ahora estaba complacido de verlo abriendo sus sentimientos para el, disfrutando de besarlo. Abrazándose fuertemente por unos minutos.
- Eres... Bastante lindo. - Le declaró. Pasando una de sus manos por su rostro. - Había tenido la curiosidad de verte sin la máscara.
- ¿Te decepcione? - El castaño negó.
- Yo no me decepcionaría de algo como eso. - Sonrió. Acercándose en una iniciativa mutua para besarse lentamente una vez más. Al separarse Deuterus paso su debo por su labio, disfrutando de aún sentir los labios de Sisifo sobre el.
- Se me había olvidado que nunca habías besado. - Sisifo señalo. El moreno sonrió, mostrando su sexy colmillo.
- ¿Eso es un beso? Bueno. El último no será. - Coqueteo. - ¿Porque te habré olvidado? ¿Y porque la imagen de su hermano no le dejaba de fastidiar en esto?
- Yo tampoco tengo una respuesta. Hagamos algo, mañana en la noche volvamos a encontrarnos. Le haré saber a Hasgard de esto y cuídate de Aspros. Lo he notado diferente.
- No soy el único ¿Eh? ¿Es mucho pedir que te quedes un momento más? - Sisifo le correspondió. Besándolo por un momento más, quería hablarle tanto.
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Sujetados de las manos los 2 amantes volvieron al Santuario, deteniendose en el templo de Tauro, Hasgard junto con Asmita y Regulus los recibieron a ambos.
- Un gusto verte otra vez, viejo amigo.
- Me recuerdas. Estás mucho más grande que antes.
- La altura necesaria para ejercer mi cargo como el toro dorado. - Bromeó. Guiñándole un ojo al moreno. Al lado de Hasgard el Santo de Virgo intercambio un par de palabras con Deuterus, más que nada preocupado por su salud y estado, también, informando que Degel no tardaría en llegar con ellos. Quería verlo otra vez, ahora como nuevo Santo de Géminis. Ya le había informado a Sage que aceptaría.
- Regulus. - Hasta ese momento, el moreno no me había prestado atención al pequeño niño. Que inocente no dejada de detallarlo. - El es tu tío Deuterus, mi amante.
- ¿Tío? - Respondieron ambos. El moreno recordaba al hermano de Sisifo, más no esperaba que Ilias tuviera un hijo.
- ¿Tengo 4 tíos? - Parecía feliz. Deuterus no entiendio porque decía que eran 4, hasta que noto a Asmita sujetando el brazo del toro y siendo correspondido por Hasgard, que entendió porque. Aunque no lo supiera, eso fue una de las pequeñas travesuras de su ahora sobrino. - Un gusto conocerlo, tío Deuterus.
- Un gusto. Pequeño.
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