Se siente extraño estar en el funeral de tu hermano gemelo...

A mi no me engañan, sé perfectamente que todos están felices de que quién haya muerto en el accidente fuese el perdedor, el vago inútil que jamás logró nada en la vida, y que jamás hizo algo productivo, el pobre infeliz que vivía sumido en su depresión, el maldito adicto a las sustancias, en una frase: el gemelo malo.

Y que quién haya sobrevivido fuese el hermano exitoso, el que lo tenía todo, dinero, una hermosa familia. El empresario ricachón, educado, marido perfecto y padre ejemplar, en una frase: el gemelo bueno.

Incluso yo estoy agradecido por ello, ya que después del accidente, lo único que tuve que hacer fue intercambiar nuestros documentos y pertenencias, y disfrutar de mi nueva vida.

- ¿Estás bien, cariño?

Escuché la dulce voz de mi ahora amado esposo a mis espaldas, mientras yo "lloraba" sobre el féretro de mi gemelo.

- S-Si, cielo.- Suspiré, limpiando mis lágrimas.- Es... Es solo que...

Rompí en llanto, y él, sin dudarlo, me abrazó, permitiéndome llorar en su pecho.

- Tranquilo, cariño.- Pude sentir como frotaba mi espalda para tranquilizarme.- Todo estará bien. Estoy aquí para tí, ¿de acuerdo?. Te amo.- Añadió, para después darme un pequeño y corto beso en los labios.

Oh, mi querido Sorrento, no tienes idea de cuántos años anhelé escucharte decir esas palabras.

Yo siempre te amé, desde el primer momento en que te ví caí rendido a tus pies... Pero tú, al igual que todos los demás, preferiste a mi hermano, incluso te casaste y tuviste tres hijos con él.

Bueno, supongo que nada de eso importa ya. Ahora yo soy el hombre al que amas, y el padre de tus hijos, incluso sin que tú lo sepas.

- También te amo.- Susurré, para después abrazarlo.- Ve con los niños, los alcanzo en un rato.

Él asintió, y se retiró dónde se encontraban "nuestros" hijos, dejándome a solas con mi gemelo.

- Gracias, hermanito.- Susurré cerca del cuerpo, quería que ese desgraciado me escuchara hasta en el otro mundo.- Realmente debo agradecerte por todo, querido hermano. Si no hubieras ido a buscarme esa noche, yo jamás habría hecho que volcaras el auto, y no tendría lo que tengo ahora.
¿Quién lo diría? Después de todo si conseguiste darme una "nueva vida", y lo único que tuviste que hacer fue morir... No te preocupes por Sorrento, ni de los niños, te prometo que los cuidaré... Ahora, duerme tranquilo, hermano.