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El fantasma de Atenas

Había sido un largo día en la universidad, estudiar en uno de los mejores conservatorios de música de todo el mundo a veces podía llegar a ser realmente agotador.

Eran aproximadamente las 9:30 p.m. cuándo me encontraba caminando de vuelta a casa luego de una intensa jornada. Éste había sido un día muy estresante y estaba agotado, tanto física como mentalmente, solo quería llegar a mi departamento, tomar una larga ducha caliente y descansar.

Ya estaba a solo un par de cuadras para finalmente llegar a mi anhelado destino, aunque ésta noche tenía algo extraño.

La calle estaba vacía, lo cuál se me hizo raro, ya que esta es una zona residencial bastante concurrida, y a ésta hora suele haber muchas personas, especialmente hoy, un viernes por la noche.

En fin, de seguro no era nada y solo eran mis nervios jugándome una mala pasada, y seguí caminando, aunque manteniendo mi mirada hacía abajo. Aunque no había una razón lógica, tenía algo de miedo, después de todo, soy un Omega, no puedo darme el lujo de bajar la guardia.

Apenas dí unos pasos, cuándo pude ver la sombra de una persona. No pude evitar sorprenderme, ya que hace apenas unos segundos no había nadie en la calle.

Alcé la mirada, y ví la silueta de una mujer. Caminaba bastante extraño, como si tuviera algún problema en las piernas. Su andar era tan lento que no tardaría en alcanzarla.

Al hacerlo, me dí cuenta de que ella portaba un largo camisón blanco y bastante sucio. Su largo y descuidado cabello le cubría el rostro, era un total desastre.

Pero también noté algo que encendió totalmente mis alarmas, su ropa parecía estar manchada con sangre. Pensé que tal vez había sido atacada y necesitaba ayuda, así que apuré aún más mi paso, hasta alcanzar a tocar su hombro... Nada pudo haberme preparado para lo que ví.

Giró su cabeza como lo haría un búho, incluso pude escuchar sus huesos crujir. Y su rostro... Los largos cabellos dejaron de cubrirlo totalmente, y pude apreciarlo mejor... Estaba totalmente deformado y cubierto de sangre, como si hubiese recibido muchísimos golpes.

¿Alguna vez has sentido tanto miedo, que no fuiste capaz de siquiera gritar?, pues es justamente lo que me pasó en ese momento.

Quería correr con todas mis fuerzas, gritar, llorar... Pero todo mi cuerpo estaba petrificado y no fuí capaz de siquiera parpadear.

- « ¿Dónde están ellos? »

Ví como movió su mandíbula que parecía estar rota, y con una voz espectral, que me erizó cada vello del cuerpo, fórmula aquella pregunta.

- « ¿Dónde están? »

Volvió a insistir con esa pregunta, parecía estarse molestando con mi silencio.

No sabía qué responder, no entendía a quiénes se refería, no sabía qué hacer.

Aún no entiendo en qué estaba pensando cuándo mi mano se movió por sí sola, señalando la dirección más lejana que pude.

- P-Por... Por a-allá.- Tartamudeé torpemente.

Ella no respondió nada, solo comenzó a caminar en la dirección que le había señalado.

Sabía que esa era mi oportunidad para huir a un lugar seguro.
No tengo idea de qué era eso, pero definitivamente, esa cosa no era humana, y si no hacía algo, probablemente no viviría para contarlo.

Me dí la vuelta, e inmediatamente corrí tan rápido como pude. No me importaba a dónde, solo quería llegar a un lugar con gente.

Pero apenas pude avanzar un poco, cuándo un escalofriante grito a mis espaldas me impidió lograr mi cometido.

- « ¡NO ESTÁN AQUÍ! »

Me dí la vuelta, y la ví... Se movía como si fuera una araña, con sus huesos crujiendo violentamente. Y su horrible rostro cubierto de sangre, mostrando unos afilados colmillos...

Lo último que ví fue a esa cosa saltando sobre mí. Y después todo fue oscuridad.

[...]

Desperté en lo que rápidamente identifiqué como el cuarto de un hospital, con mi preocupado novio llorando a un lado de la cama, y su hermano a su lado, tratando de calmarlo.

Luego de que una enfermera tomara mis signos vitales, y el doctor me consideraba fuera de peligro, cuándo todos estuvimos más tranquilos, ellos me explicaron lo que había pasado.

- Ya era demasiado tarde, y Kanon comenzó a alarmarse.- Me explicó mi cuñado, mientras mi novio me abrazaba.- Traté de tranquilizarlo, pero pasó más de una hora, y aún no sabíamos nada de tí. Decidimos salir a buscarte, y te encontramos inconsciente a un par de cuadras.

Entonces no fue una alucinación eso que ví.

- Te trajimos tan rápido como pudimos. Los doctores dijeron que al caer te golpeaste muy fuerte la cabeza.- Siguió explicando el gemelo mayor.- Eso fue hace dos días, Sorrento.

¡¿Dos días?!, ¿estuve en coma dos días?

- ¿Qué fue lo que te pasó?- Me preguntó ahora Kanon, aún con las mejillas mojadas por sus lágrimas.- ¿Quién se atrevió a hacerte daño?. Te juro que voy a hacer que se arrepienta por el resto de sus días. ¡Esto no se va a quedar así!

¿Qué debía responderle?, ¿Un fantasma me atacó?... No, definitivamente no. Sé que me ama, pero solo me tomaría a loco.

- N-No sé qué pasó...- Mentí.- Solo recuerdo que estaba caminando. Quizás solo me desmaye por falta de vitaminas o algo así.

No hicieron falta palabras para saber que esos gemelos no me creían ni media palabra.

- Sorrento, ¿hay algo que debas decirle a mi hermano?- Me interrogó el mayor de ellos.

- ¿A qué te refieres, Saga?- No podía estarse refiriendo a mi versión de lo ocurrido, ni mucho menos a mi "asunto" que llevaba días ocultando... ¿O sí?... No, él debía referirse a otra cosa.

- ¿Hay algo que sabías, y Kanon no?- Insistió.- Sabes bien de qué estoy hablando, así que mejor dilo de una vez.

- Saga, ya déjalo en paz.- Intervino Kanon, tomándome de la mano al ver mi nerviosismo.- Sorrento, ¿por qué no me dijiste que seremos padres?

Maldición, entonces sí se refería a "eso".

- Iba a decirte esa noche, pero... Bueno, pasó lo que pasó.- Respondí con la vista baja, tocando mi vientre.- ¿El... El bebé...?

- No te preocupes, al bebé no le pasó nada.- Escuchar esas palabras de Saga me quitó un peso de encima.- Te hicieron unos análisis cuándo ingresaste, no tienes deficiencia de vitaminas, ni nada que te haya podido causar un desmayo así. Es más que evidente que alguien te atacó, o al menos hizo el intento.

Tener a esos dos mirándome fijamente no hizo más que tensarme. Creía que si les decía la verdad, no me iban a creer, pero entonces Saga habló nuevamente.

- La viste, ¿no es así?- Preguntó con seriedad.- Sorrento, dí la verdad, porque puede que estés en peligro.

- Esa noche... Ví a una mujer...

Finalmente, decidí contarles la verdad. Para mí sorpresa, ninguno de los dos parecía incrédulo a mi relato, al contrario. Pero si pude ver cómo poco a poco sus gestos se tensaban cada vez más, y al terminar, los dos parecían asustados.

- Volvió...- Murmuró Saga.- O más bien, nunca se fue.

- ¡Maldita sea!, ¿por qué no nos deja en paz?- Ví a Kanon tirar de sus cabellos, mientras Saga intentaba inútilmente tranquilizarlo.

- ¿De qué hablan?, ¿qué es esa cosa?

Esos dos sabían algo que yo no. ¿Acaso ellos se habían topado con esa cosa antes?

Kanon estaba histérico, y Saga intentó por todos los medios calmar a su gemelo, pero al final no tuvo más remedio que llamar a una enfermera y solicitarle un tranquilizante.

La mujer Omega obedeció la petición de mi cuñado, después de todo, no podía desobedecer a un alfa, y en cuestión de minutos, trajo un tranquilizante inyectable y se lo aplicó a Kanon, quién parecía estar al borde de un colapso.

Kanon cayó dormido casi al instante, siendo sostenido, y posteriormente, puesto en el sillón individual de la habitación por su hermano.

La enfermera se retiró, y después de reponerse, Saga procedió a explicarme.

- Cuándo Kanon y yo éramos niños, solíamos salir por las tardes a pasear en bicicleta.- Comenzó su relato.- Mi hermano y yo nacimos y crecimos aquí, en Atenas. Conocemos cada rincón de esta ciudad a la perfección.

Eso ya lo sabía, Kanon me lo había contado hace años, cuándo nos conocimos en línea.

- En fin... En ese tiempo no tendríamos más de diez años.- Continuó Saga.- Éramos demasiado jóvenes, y tontos. Ese día se nos ocurrió que era buena idea desobedecer la hora de llegada, e ir a explorar calles desconocidas.
De haber sabido lo que iba a ocurrir, definitivamente habríamos dado media vuelta, y corrido a casa lo más rápido posible, pero no éramos más que un par de niños tontos.

Saga estaba temblando, sus labios se tensaban, y sus ojos parecían estar a punto de derramar lágrimas. Esperaría este comportamiento de Kanon, pero Saga siempre había sido un alfa rudo, fuerte, incluso algo arrogante, jamás lo había visto así.

- Kanon y yo fuimos por esa calle. El sol se había ocultado, y no había mucho alumbrado público, así que estábamos manejando prácticamente a ciegas.- Siguió con su historia.- Y... La vimos... Vimos a esa mujer... Creímos que necesitaba ayuda, e ingenuamente nos acercamos más de la cuenta. Y para cuándo nos dimos cuenta de nuestro error, ya era demasiado tarde.

- ¿Qué pasó?

- Atacó a Kanon. Yo intenté ayudarlo, pero corrí la misma suerte.- Aquel alfa imponente y rudo, ahora parecía un pequeño niño asustado.- Despertamos en el hospital una semana después; papá dijo que unas personas nos encontraron inconscientes, y llamaron a una ambulancia.
Pero yo nunca olvidaré su horrible rostro, ni la pregunta con la que firmamos nuestra sentencia.

Entonces sí hablábamos del mismo fantasma, demonio, o lo que fuera esa cosa. Pero ahora mi pregunta era ¿a qué se refería con qué podría estar en peligro?

- Sorrento, estás esperando un bebé... Y puede que ella te siga para llevárselo.

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