¿Saki saki? [☄️Hasgard x Asmita📿]
"O Saki Saki"... Había escuchado al extraño santo de Virgo llamarlo de esa forma apenas llegó al Santuario.
Nunca se detuvo a preguntar qué significaba, si era algún insulto, un saludo o algún halago. No creyó que fuera importante, o al menos no lo suficiente como para ponerse a indagar al respecto hablando con ese hombre, menos porque solía decírselo casi cada vez que se encontraban... Pero ahora vaya que la curiosidad lo había sobrepasado.
— ¿Que te trae por aquí, Saki Saki?
Con la típica sonrisa altanera y el aire de superioridad que le caracterizaba, lo recibió en el sexto templo, reconstruido casi por completo tras el desenlace de la guerra santa.
El simple hecho de haber salido con vida de ese enfrentamiento mitológico era un milagro, una suerte incomparable con la que muy pocos contaron. No exageraban al decir que un segundo habría sido suficiente para que Tique se alejara de su lado y terminaran en las puertas del Inframundo.
Asmita siendo salvado de última hora por un imprudente Tenma y un osado Yato, quedando moribundos los tres por casi una semana, antes de lograr escapar del filo de la muerte. Y Hasgard recibiendo la inesperada ayuda de un espectro al que le perdonó la vida y que decidió devolverle el favor para estar a mano y poder tener una revancha sin ningún tipo de deuda de por medio.
Sobrevivir había sido una quimera que ninguno esperaba ver hecha realidad. Mucho menos hablar sobre sus diferencias y llegar a hacer las paces y empezar de cero en plena guerra... Pero terminar víctimas de las flechas de Anteros, había sido el colmo.
— Nada en especial realmente, Asmita.- Respondió con una cálida sonrisa, sentándose enfrente del dueño del templo.- Solo... Tenía una pequeña duda.
— Por la risa nerviosa que luchas por ocultar, asumo que tiene algo que ver directamente conmigo.- Señaló con diversión el blondo.- Suéltalo. Soy todo oídos.
Debía admitir que al comienzo, la forma tan directa de Asmita para decir cualquier cosa, le parecía bastante brusca y algo insensible. Pero ahora sabía que no lo hacía con esa intención, simplemente prefería no andarse con rodeos.
Aún continuaban trabajando en pequeñas cosas como esa, pero ciertamente, no les molestaban demasiado, e incluso ya les habían tomado algo de cariño a esos pequeños defectos.
— ¿Qué significa Saki Saki?
Cuando Asmita soltó una pequeña risa, al punto de cubrirse los labios y desviar la mirada, dejando que su cabello dorado cubriera parte de su rostro, no pudo evitar desconcertarse... ¿Qué rayos le decía ese rubio para que le generara tal reacción?
— Bueno... "Saki*" es una palabra sánscrita, heredada del idioma persa.- Respondió Asmita, una vez que la risa mermó lo suficiente.- Y era usada para describir a quién portaba el alcohol.
— ¿Básicamente haz pasado todo este tiempo llamándome borracho en otro idioma?- Cuestionó con una pequeña risa nerviosa.
— Claro que no. No te he dicho sharabi* nunca.- Negó Asmita, manteniendo su sonrisa divertida.- Creo que la palabra que más se acerca a su significado, sería "copero".
— ¿Y puedo saber porqué se te ocurrió llamarme de esa forma?- Preguntó con curiosidad, pero a la vez, pensando en lo hilarante que le parecía toda la situación.
Asmita mantuvo su sonrisa, mostrando sus aperlados dientes, antes de romper su pose de loto y acercarse a su visitante. Solo para sentarse a horcadas sobre su regazo, siendo recibido con un gentil abrazo alrededor de su cintura.
— Digamos que el amor puede ser tan embriagante y adictivo como el alcohol.- Explicó el santo invidente, acariciando el rostro ajeno, repasando lentamente cada facción con las yemas de sus dedos.- Desde que nos encontramos por primera vez, percibí un suave aroma a vino dulce en tí. Pero noté que estaba mezclado con el aroma de algunas plantas aromáticas, y algunos dulces.- Añadió, provocando una inconsciente sonrisa en su acompañante.- Era una mezcla inusual, pero agradable para mí.
— ¿En qué momento me pusiste los ojos encima, eh?- Rió con un tenue sonrojo en las mejillas el guardián de Tauro.
— Desde ese primer encuentro lograste dejarme intrigado. Y decidí dejarlo claro... Al menos para mí.- Admitió sin vergüenza alguna.- Y entre más tiempo pasó, y fuí conociendo más de tí, más cautivado quedé. Hasta que finalmente nada más pude hacer que dejarme atrapar por las redes que tejiste para atraparme.
— Oye, no soy una araña. Yo no tejí nada.- Bromeó el peli-blanco, frotando su nariz con la de su amante, rozando sutilmente sus labios, sin llegar a tocarse.- Tú sólo te hiciste un lugar. Y ahora no pienso dejarte ir.
— Será un placer demostrarte siempre que soy digno de tu corazón.
Con esa frase, Asmita se encargó de finalizar la conversación con un cálido beso, que rápidamente le fue correspondido.
Unas cuantas caricias en las mejillas, deslizándose después por el cabello, hasta la espalda. De arriba a abajo, primero por encima y luego por debajo de las ropas... Era evidente lo que ambos deseaban.
— Tómame en tus brazos y déjame embriagarme con tu amor una vez más.
— Solo si tú me otorgas el mismo honor.
En menos de un parpadeo, ya se encontraban en la alcoba privada del templo de Virgo, sobre la suave cama de su custodio, sin prenda alguna de por medio impidiendo el toque piel con piel.
— Asmita...
Para el rubio arrodillado enmedio de los fuertes muslos de su amante, no había algo más estimulante que escucharlo suspirar y gemir su nombre, mientras devoraba su miembro.
Sentir la calidez en su boca, y el palpitar que el recorrido de su lengua provocaba, hasta cómo la punta tocaba su garganta, deslizándose un poco... Era simplemente excitante.
Un suave toque en su hombro fue señal suficiente para indicarle que se detuviera, y no tardó en acatarla, separándose muy lentamente de su festín.
Hasgard le acarició delicadamente el mentón, para luego acariciar su mejilla y finalmente, besar sus labios con dulzura, acercándolo a él.
— ¿Estás bien?
— Por supuesto.- Respondió con una sonrisa juguetona Asmita, enternecido por la preocupación del contrario.- Ahora no te contengas y muéstrame de lo que eres capaz.
Un hambriento beso, incluyendo hasta un par de pequeñas mordidas juguetonas, fue la pequeña chispa detonante para que todo el deseo presente terminara por explotar.
Solo hubo un par de pequeños quejidos ahogados de por medio al comienzo, antes de ser reemplazados por un suspiro, y dejados completamente en el olvido, cuando Asmita comenzó a moverse lentamente, tras encontrar el punto de ambos.
Lo único en lo que la mente del rubio podía pensar, era en hacer que su amante perdiera la cabeza, presa del placer que era capaz de otorgarle. Asmita no dudaba en tomar las manos de Hasgard, y colocarlas sobre sus muslos, invitándolo a marcarle el ritmo, invitación que por suerte, no tardó mucho en ser aceptada.
Aún cuando sus piernas fueron incapaces de mantener el ritmo por el cansancio, no dudó en cambiar la posición y ponerse en cuatro, manteniendo sus piernas ligeramente separadas, y las caderas elevadas.
— Vamos, no seas tímido...
La sonrisa seductora, y la obscena posición, invitando a ser tomado y dejarse consumir por el fuego de la pasión, eran una tentación difícil de resistir.
Por suerte, Hasgard no tardó en tomar sus caderas con la firmeza que sabía que su amante deseaba, cayendo en la tentación que el santo de Virgo representaba.
Bastaron un par de movimientos para que Asmita terminara apretando las sábanas entre sus manos, gimiendo sin vergüenza alguna el nombre de su cómplice, suplicando por más, en sintonía con el segundo guardián, hasta alcanzar la cúspide del placer.
Tras terminar, sus corazones latían desbocados, pero aún con sus respiraciones agitadas, buscaron los labios del otro, disfrutando los besos y caricias suaves por varios minutos, hasta lograr estabilizarse lo suficiente.
Luego de abandonar el interior de su amante, Hasgard abrazó a Asmita, permitiéndole recostarse en su pecho, dedicándose a acariciar los cabellos dorados y besar su frente, provocando un tenue sonrojo en quién recibía todas esas atenciones.
— Definitivamente, eres la viva representación de un toro.- Sonrió Asmita, frotando su mejilla entre los fuertes pectorales que le servían de almohadas cada tanto.
— Sigo sin acostumbrarme a ese halago.- Admitió con una ligera risa el peli-blanco.
— Lo sé.- Correspondió el invidente la risa sutil, alzándose lo suficiente para alcanzar a besar los labios de su amante.- Pero aún así, siempre serás mi amado Saki Saki.
— Creo que puedo acostumbrarme más a eso.
Ambos mantuvieron una sonrisa, antes de volver a fundirse en un suave beso, cargado de amor. Dispuestos a quedarse encerrados en esa habitación, amándose por unas horas más, hasta caer del agotamiento. Dejándose embriagar por el adictivo dulzor del amor que compartían.
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No tengo mucho qué decir de esto, más que hoy es cumpleaños de Hasgard, y una canción india no se me sale de la cabeza dede hace días. Así que... Si la vida te da limones, has limonada. Esa es la explicación XD
En fin, felíz cumpleaños a todos los santos y saintias de Tauro 🎉
Y aquí un par de acotaciones:
Saki*: Es una palabra sánscrita, heredada del idioma persa o árabe. Se usaba para denominar a quién portaba el alcohol en las reuniones, así que su significado podría interpretarse como "el que porta el alcohol/el vino" o "el que provee de alcohol".
Sharabi*: Significa "borracho/ebrio", en hindi.
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