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Your Blood [🎭AsprosxTenma🐴xDefteros🌋]

Definitivamente, era la última vez que acompañaba a Sasha a una de esas fiestas. Todo el ambiente era en extremo aburrido.

Jamás entendería ese tipo de cosas de gente rica. Él provenía de una familia trabajadora, pero que gracias al enorme esfuerzo de sus padres, jamás pasó necesidad.

Conoció a Sasha gracias a su madre, que hacía vestidos para la madre de Sasha desde años antes de que ellos nacieran. Así que literalmente eran amigos de toda la vida. De otro modo, jamás habría siquiera pisado un salón como ese.

Era una fiesta en honor al cumpleaños número 15 de Sasha, cuando sería presentada oficialmente a la sociedad como una señorita, anunciando de paso que estaba disponible para ser cortejada y obtener su mano en matrimonio... Básicamente, venderla al mejor postor.

Pronto, su amiga tuvo que ir a la pista de baile, y conceder una pieza a todo el que se lo pidiera, así que pronto se vió sólo, en ese enorme y lujoso salón, rodeado de gente adinerada.

No encajaba ahí, y lo sabía bien. La ropa que llevaba puesta ni siquiera era suya, era del hermano menor de Sasha, Alone, su otro amigo, menor que ellos por apenas un año. ¿Por qué no estaba presente?, fácil, estaba enfermo, recuperándose de una fiebre espantosa al cuidado de un médico y unas nanas.

Al final, no pudo con tantas miradas encima de él, y prefirió salir al patio un momento, estaba agobiado.

Si tuviera su ropa, se sentaría en el suelo sin mayor miramiento, pero temía dañar el traje de Alone, así que se conformó con recargarse un poco en un pilar, mirando a la nada en el inmenso cielo negro.

Sin saber porqué, sus ojos fueron a dar a la enorme y brillante luna llena que adornaba el firmamento. Eso le trajo a la memoria cientos de historias que sus padres le solían contar cuando era niño. Le solían decir que en las noches de luna llena, seres sobrehumanos salían a rondar por los rincones más oscuros, en busca de sangre o doncellas a las que robar.

Ahora le parecía absurdo, e incluso se reía al recordar cuánto le aterraban esas historias sobre vampiros, brujas y hombres lobo, y sabía que sus padres solo se las contaban para evitar que saliera sólo de noche. Pero en su momento, vaya que funcionó para mantenerlo dentro de casa.

Mientras pensaba en todo eso, mirando fijamente a la luna, pudo ver a un par de murciélagos volando. Era raro verlos, pero le parecían animales curiosos, pero también que podían ser peligrosos por sus mordeduras y supuesta capacidad de chupar sangre.

Se habría limitado a observarlos, y no darles mayor importancia, hasta que vió que uno de los murciélagos comenzó a volar de forma torpe, hasta finalmente quedarse quieto y empezar a perder altura rápidamente, cayendo en picada.

Guiado por su curiosidad natural, corrió hasta los arbustos dónde lo vió aterrizar... No esperaba lo que sus ojos verían.

Logró ver al murciélago que había caído en los arbustos, y el otro que había descendido. Eso ya era extraño, pero el ver cómo ese par de murciélagos tomaban forma humana, no se le comparaba en absoluto.

- Idiota, te dije que no puedes seguir así.- Gruñó el "murciélago" con forma humana, que descendió detrás del que cayó.

- No...- Murmuró el que estaba casi moribundo.- No voy a... Hacer eso.

Tenma se quedó petrificado del asombro. ¿Acaso alguien le había puesto algo en el vino?, ¿tanto trabajo en la tienda de sombreros de su padre ya lo estaba volviendo loco?, ¿o quizás se había contagiado de lo que tenía Alone, tenía fiebre y gracias a eso estaba alucinando?

Ese tipo de cosas solo pasaban en las historias que sus padres le contaban. Jamás cruzó por su mente que algo así fuera real...

Quería irse, pero sus piernas no respondían, no se movía ni un centímetro. Pero sintió su sangre helarse, cuando en apenas un parpadeo, uno de los murciélagos o lo que fueran en realidad, desapareció y reaparecieron detrás de él, sujetándolo con fuerza y arrastrándolo hasta su posición inicial.

- Mira lo que provocas, Defteros.- Siseó el que lo capturó, sin soltarlo.- Bueno. Si no querías ir a la comida, la comida ya vino a tí.

¡¿Qué?!, ¿comida? Esas palabras le pusieron la piel de gallina, y empezó a sudar frío. ¿Acaso eran vampiros?, ¿todo eso era real?

- Déjalo.- Murmuró débilmente el otro vampiro.- No voy a hacerlo.

- ¡Con un demonio, Defteros!- Gruñó enfadado el chupasangre que aún lo sostenía.- ¡Estoy tratando de salvar tu maldita vida!

- Ya déjalo, Aspros.- Repitió el tal Defteros.- Es solo un niño.

Tenma no pudo evitar fijar su mirada en el vampiro moribundo. Tenía un color de piel bastante similar al suyo y que más de una vez le había causado problemas, una larga y alborotada cabellera azulada, y unos ojos gris azulados carentes de brillo... No vió a detalle al otro, pero no lo recordaba tan diferente, a excepción del color de piel, siendo uno sumamente pálido.

- De cualquier modo, ya nos vió.- Volvió a insistir su captor.- Así que no podemos dejarlo vivo.

- ¡Oye, tú!, ¡¿podrías callarte ya?!- Le reclamó molesto el castaño.- ¡¿No ves como está, idiota?!, ¡déjalo tranquilo!

- Lo que me faltaba...- Gruñó bajo el tal Aspros.- Ahora hasta esta cosa se siente con poder.

- ¿Qué es lo que le pasa?- Preguntó Tenma, señalando con la vista al moreno.

- Ser un idiota con corazón de cristal, eso le pasa.- Respondió Aspros.- No quiere matar ni herir a ningún humano, y ahora... No va a soportar seguir así. Un poco de sangre bastaría, pero el muy imbécil se niega.

Tenma siempre llevaba una daga de hierro consigo, por cualquier cosa. No sabía porqué, pero sentía que de algún lado conocía a ese par, y se negaba a dejar morir a uno.

- Hay una daga de hierro en mi bolsillo derecho.- Informó a Aspros.- Le daré algo de mi sangre, solo suéltame.

- Ja, sí, claro. No nací esta mañana, niño.

- Entonces acercarme y tú mismo haz el corte.- Replicó el menor.- Solo date prisa, se ve que no le queda mucho tiempo.

Aspros miró un momento a su hermano. Ese muchacho tenía razón, no quedaba tiempo, y tampoco tenía muchas opciones. Era acceder a la oferta de ese humano, o ver morir a su hermano.

Finalmente, gruñó y se dió por vencido, acercando a aquel humano, no sin antes extraer la daga, que después usó para cortar la piel de la muñeca derecha.

Tenma soltó un pequeño chillido por el ardor de la hoja de metal al cortar su piel, que calló mordiéndose los labios. Aún así, acercó su muñeca herida para ofrecerle su sangre a Defteros.

- No seas terco.- Lo regañó Tenma cuando el vampiro se negó.- Estaré bien, solo házlo. No puedo dejar a alguien morir sin hacer nada.

Finalmente, el vampiro dejó de negarse, y aceptó la sangre que ese humano le ofrecía, teniendo cuidado de no clavarle los colmillos.

Tenma empezó a sentirse algo mareado, pero logró mantenerse en pie hasta que Defteros se recuperó. Tal y como le dijo Aspros, no se requirió de mucha sangre, pero no pudo resistir demasiado.

Lo último que vió antes de perder la consciencia, fue los ojos de Defteros, que antes poseían un color gris azulado, y ahora uno rojo brillante, igual que los de Aspros.

Despertó al otro día, en su casa, con un dolor de cabeza terrible y un ligero mareo. Por un momento casi pensaba que todo había sido un sueño, de no ser por la venda en su muñeca, que decía todo lo contrario.

- ¡Tenma!

Su preocupada madre de inmediato corrió hasta él, para acunarlo en sus brazos, llorando desconsolada.

Partita le explico lo que había pasado. La noche de la fiesta, no lograban encontrarlo, así que iniciaron una búsqueda, y fue uno de los primos de Sasha quién lo encontró, inconsciente enmedio de los jardines, con una herida en la muñeca y sin su daga.

Lo atribuyeron a un intento de atraco, que Tenma, cómo el valiente pero impulsivo joven que era, intentó detener solo, terminando así.

Tenma prefirió darles la razón y decir que fue eso. Podía ser impulsivo pero no tonto, nadie le creería que había terminado así por ayudar a dos vampiros.

Todo ese día lo pasó descansando, y también recibió la visita del padre de Sasha, agradeciéndole por su valiente esfuerzo y prometiendo estar más alerta en la seguridad. Sasha también apareció para agradecerle y de paso regañarlo por exponerse así... Todo tan bien como podría en esa situación. Su muñeca aún tardaría unos días en sanar por la profundidad de la herida, pero estaría bien con reposo y buena alimentación.

Incluso él comenzaba a dudar sobre lo que creía que pasó, y casi decide creer que todo fue una alucinación o algo así, de no ser por un par de murciélagos que aparecieron en su ventana por la noche, cada uno con una rosa de color rojo carmín.

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