Responsabilidad [🍎KardiaxTenma🐴xYato🦄]
Era de noche, con solo la tenue luz de unas velas iluminando un poco la cabaña.
Tenma estaba demasiado nervioso. Había sido una petición suya, pero ahora comenzaba a arrepentirse.
Desde que Yato le contó sobre aquel ritual de iniciación y cómo había convencido a Kardia de hacerlo, y que incluso había conseguido que el Omega le diera una oportunidad como pareja, se sintió intrigado por eso.
Siendo sincero, era vergonzosa la sola idea de pedirle eso a Dohko, y honestamente, dudaba seriamente que el Alpha castaño accediera a algo así. Si le daba vergüenza hablar de temas como el embarazo y el celo, y había preferido mandarlo con los discípulos de Hasgard a que Tauro les explicara esos temas...
Además, le era difícil mirar a Dohko con otros ojos que no fueran de un hermano, casi una figura paterna. Sería demasiado extraño y seguramente incómodo para ambos.
Sin contar que el maestro— ahora también novio— de Yato no estaba nada mal, y siendo honesto, Kardia era capaz de atraer como abejas a la miel a todos. Incluso a un Alpha en crecimiento como él.
- ¿Ya te arrepentiste?- Cuestionó Kardia, con su típica sonrisa.
- ¡Claro que no!- Respondió algo nervioso por la cercanía del Omega mayor.
Kardia solo soltó una pequeña risita, y negó con la cabeza.- Ahora entiendo porqué por momentos se aman y por momentos se odian.- Rió el mayor.- Los dos parecen cortados con la misma tijera.
- ¿Qué dices?, ¡no me compares con eso!- Alegó Yato, señalando a Tenma.
Kardia volvió a reírse, y Yato cayó en cuenta de que él y Tenma tenían exactamente la misma expresión.
- Solo díganme si van a hacer ésto o no.- Señaló el peli-violeta, después de reírse unos segundos.- Antes de que me arrepienta de haber accedido a ésto.
Ambos Alphas jóvenes se miraron entre ellos. Fue Tenma quién estuvo insistiéndole a Yato, después de que el santo de unicornio le contara su encuentro con Kardia. Yato en un inicio se negó rotundamente, temiendo que si Kardia se enteraba que fue de hablador, le clavara Antares en el trasero, pero después de tantas insistencias, terminó pinchado por el bichito de la curiosidad.
Las hormonas alborotadas y la curiosidad de dos Alphas adolescentes no eran una buena combinación, pero era más fuerte que su razón y aún con los nervios de punta, terminaron yendo con Kardia a sugerirle su descabellada idea.
Quizás la verdadera sorpresa que se llevaron, fue que Kardia ya precia esperar que algo así sucediera, e incluso mencionara que Yato se había guardado aquel evento más de lo que pensaba.
El punto era, que Kardia había accedido.
Todo había salido según lo planeado, hasta que el momento de la verdad llegó, y Tenma se puso demasiado nervioso. Así era como habían terminado en esa situación.
- Sí.- Murmuró un sonrojado y nervioso Tenma. Era la primera vez que tomaba a un Omega, y era difícil no estar nervioso.
Kardia se encargó de acariciarle un poco el rostro, para después cubrirle los ojos con una mano y darle un suave beso.
El propio Tenma se sorprendió de sus acciones, al sentirse más seguro privado del sentido de la vista, tanto como para sostener de las caderas al maestro de Yato y exigir un beso más hambriento.
- Así que ese es tu talón de Aquiles.- Rió bajo Kardia.- No es mi estilo, pero esto se trata de que tí. Qué pruebes qué te gusta, qué no, y experimentes un poco.
Ninguno de los dos entendía bien a qué se refería Kardia, pero el guardián de Escorpio no dijo nada, solo tomó una pequeña venda de las que Tenma y Yato usaban para los entrenamientos, y con ella le cubrió los ojos al joven castaño.
- Ahora, solo céntrate en las sensaciones, y déjate llevar.- Susurró en su oído, haciendo estremecer al joven Alpha.- Adelante, no seas tímido. Yo te indicaré si haces algo mal.
Los pequeños besos que Kardia comenzó a dar en su cuello lo hicieron jadear levemente, y segundos después, terminó saltando encima del Omega.
Yato observaba la escena con cierta rabia contenida, pero, una extraña excitación a la vez... ¿Celos?, quizás. Pero era incapaz de quitarles la vista de encima. Cómo Tenma, aún con algo de torpeza por su inexperiencia, se hundía en Kardia, quién lo guiaba en pleno acto.
- Ven...- Le sonrió Kardia, y él, tal y como un perro, se acercó, recibiendo un beso de parte del mayor.- No te pongas celoso. Hay suficiente para todos.
- No estoy celoso.- Respondió con un leve reproche en su voz.
- Claro.- Rió bajo Kardia, mordiéndose los labios para evitar gemir.- Déjame darte una mano.
Kardia se encargó de atenderlos a ambos, sin importar si cambiaban las posiciones o les daba curiosidad alguna. A decir verdad, era sorprendente la resistencia de Kardia.
Todo estuvo tan bien como podía, siendo la primera vez en un trío para dos adolescentes. Tenma fue el primero en alcanzar el climax, liberándose en la boca de Kardia. El custodio del octavo templo no tardó demasiado en ser el siguiente. Esa vez, Yato fue quién más resistencia tuvo.
Kardia no le dió demasiada importancia, quizás por su reciente orgasmo, pero fue hasta que la sensación de un líquido tibio bañando sus entrañas, junto a un gruñido de Yato, que se incorporo de inmediato.
- ¡¿Lo hiciste dentro?!- Cuestionó, algo alterado, llevando dos de sus dedos a su entrada, sintiendo como ese líquido viscoso se desbordaba.- Idiota... ¡¿Tienes idea de lo que acabas de hacer?!
Yato parecía igual de nervioso que él, solo mirando. Tenma no sabía ni qué decir o hacer.
- ¡¿Qué parte de "házlo fuera" no entendiste?!- Siguió Kardia con su regaño.
- Lo siento.- Murmuró Yato.
- ¡Sorpresa!, sentirlo no me sirve para un carajo.- Exclamó Kardia, intentando controlarse.- Reza porque en un mes me llegue el celo, porque sino...- Amenazó con su uña roja.- Créeme, no voy a sufrir un dolor de parto yo sólo. Personalmente me encargaré de clavarle varias de éstas para que sientas lo mismo.
Yato solo asintió y pasó grueso, realmente rezaría porque el celo apareciera. Tenma prefirió quedarse callado y no decir nada, no quería sufrir las mismas consecuencias que Yato.
▪️▪️▪️
Los días pasaron, hasta volverse meses, y con ellos, ocurrieron algunas cosas.
La noticia del embarazo de Kardia sorprendió a todos, hasta donde sabían, el Santo de Escorpio no tenía un Alpha, pero al final, no le dieron demasiadas vueltas a la respuesta, y simplemente lo atribuyeron a un descuido de una noche de copas a las que Kardia estaba acostumbrado.
Kardia era consciente de lo que todos los santos de plata, bronce, soldados razos y gente Rodorio decían sobre su embarazo. Qué si fue un irresponsable, que si eso le pasaba por andar de libertino, que si bien merecido se lo tenía por meterse con cuánto Alpha se le pusiera enfrente... Y mil cosas más.
Jamás le importó nada de eso. Jamás ocultó sus romances de una sola noche ni se preocupó por mantener un perfil bajo y ocultar que de vez en cuando iba a los bares de Rodorio a probar fortuna, ni tampoco que tuvo algún que otro desliz con varios de sus compañeros, tanto Alphas, como otros Omegas, Betas, Deltas e incluso algún que otro Gamma.
No veía algo de malo en eso, después de todo, dejó de hacer todo eso al iniciar una relación con Yato, porque el jóven Alpha quería exclusividad... Al menos hasta que Tenma salió a colación.
Cuando supo de su embarazo, no tuvo ma opción que contarle toda la verdad al Patriarca, rebelando que Yato era el padre. Sage no lo forzó a dejarse marcar ni nada por el estilo, simplemente les sugirió que pensaran bien qué hacer con el cachorro en cuánto naciera. Después de todo, la guerra santa no esperaría, y quizás sería mejor dejar al niño en otras manos que pudieran criarlo lejos del peligro.
Yato, a pesar de su corta edad, asumió su responsabilidad y procuró su bienestar tanto como le fuera posible. Kardia al inicio no estaba tan contento con la idea de ser madre, pero al final terminó incluso disfrutando el proceso al tener el apoyo de Yato.
Tenma... Ay, Tenma. El joven caballero de pegaso no tardó en acercarse y preocuparse por su embarazo. Al principio fue solo una preocupación, solo un adolescente queriendo ayudar, pero con el correr de los meses, esa cercanía fue tomando fuerza, hasta terminar incluyendolo en la relación.
Sage rápidamente se dió cuenta de todo, pero nunca dijo nada, ni a favor ni en contra. Los demás santos, algunos parecían genuinamente ajenos, y otros preferían fingir demencia ante el tema.
En fin... Cómo estaba acostumbrado, hizo oídos sordos a los malos comentarios de gente insidiosa, y lució con orgullo su vientre, hasta que el día del parto llegó.
Fue el patriarca, y los otros Omegas de la orden dorada quiénes se hicieron cargo de atenderlo y recibir al cachorro.
Para fortuna suya, el niño era una copia idéntica suya. Un pequeño niño Alpha, a quién adoró apenas sostuvo en brazos.
- ¿Cómo lo llamarás?- Preguntó Tenma, sosteniendo al bebé.- Menos mal que no se parece a Yato.
- ¡Oye!
Kardia solo rió bajo. Ese par nunca cambiaría.
- Milo.- Respondió el Omega.
- ¿Qué Milo no significa "manzana" en griego?- Cuestionó Yato, con una mirada algo sorprendida, igual que Tenma.
- ¿Quién aguantó dieciséis horas de labor de parto?, ¿ustedes o yo?- Replicó el mayor.
- Pensándolo bien, Milo es un lindo nombre.- Asintieron rápidamente ambos Alphas.
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