¿Qué es el amor para... Un budista? [📿Asmita 📿]
- Asmita...
- ¿Se te ofrece algo, Regulus?
El joven cachorro de Leo guardó silencio por unos minutos, como si intentase elegir bien sus palabras. Hace tiempo que tenía una duda que no era capaz de resolver por su cuenta. Tenía apenas 13 años, pero su mente de naturaleza inquieta y curiosa exigía respuestas.
- Bueno... Yo... Quería preguntarte algo.
Asmita enarcó una ceja, sin abrir sus ojos, visiblemente confundido. No era la primera vez que el más joven de los santos dorados acudía a pedirle consejo o respuesta a alguna duda de su joven e inquieta mente. La verdadera cuestión era: ¿Qué sería ésta vez?
- Te escucho.
Regulus tomó una profunda bocanada de aire, buscando relajarse, y después habló.
- ¿Qué es el amor?- Preguntó el joven, logrando sobresaltar un poco a Asmita que no vió venir esa pregunta.- ¿Qué entiendes tú por amor, Asmita?
Asmita esbozó una pequeña sonrisa, dejando ver que esa cuestión le había logrado conmover.
- Sinceramente, es una cuestión tan difícil de explicar cómo de entender, incluso para mí, pero haré mi mejor esfuerzo para explicarlo.- Sonrió el rubio.- El budismo entiende el amor verdadero como un sentimiento universal que debe prodigarse a todo lo existente.- Explicó aquella definición con la que había crecido al pasar los primeros años de su vida en un monasterio budista, y que le parecía correcta.- El amor verdadero no encuentra diferencias. Surge en el interior de cada ser y si realmente es amor verdadero, será igual para la familia, la pareja, incluso personas que podrían ser consideradas enemigas, para Buda, para Athena, para tus maestros, para todos por igual. Eso es el verdadero amor, y llenándote de verdadero amor alcanzas el equilibrio y, con éste, la paz espiritual.
Regulus estaba visiblemente confundido por aquella respuesta, había muchas cosas que no lograba terminar de entender, Asmita parecía ser consciente de ello, ya que mantenía una tenue sonrisa.
- Pero... Si debe ser el mismo para todos, ¿cómo se sabe si realmente es amor?- Preguntó Regulus una de las nuevas dudas que le habían surgido.- ¿Cómo debe sentirse el amor?, ¿cómo sé que realmente soy amado?
Asmita soltó una pequeña risa, y respondió tranquilamente. Ya se veía venir que Regulus empezara a hacer preguntas a diestra y siniestra.
- El amor se basa en cuatro pilares centrales, Regulus: La bondad, la compasión, el gozo y la libertad.- Explicó.- Si tiene esos cuatro pilares, entonces es amor verdadero.
- Bien, creo que entiendo lo de la bondad y el gozo, pero ¿a qué se refiere con compasión y libertad?, ¿por qué compasión?, ¿se tiene que sentir lástima?
- Nada de eso, joven cachorro.- Negó Asmita con su tranquila voz.- Creo que será mejor explicar cada uno de los pilares, para que puedas entenderlos.
Regulus suspiró y accedió. ¿Por qué la respuesta a esa pregunta era tan complicada?
- Hay amor cuando una persona disfruta de la existencia y de la compañía de otro. Lo que a su vez, supone el deseo de concederle tiempo y estar verdaderamente presentes en los ratos que se pasan con esa persona. Es decir, enfocar nuestra atención hacia ella cuando conversamos, o cuando compartimos alguna situación en común. Estar dispuestos a entender a la otra persona, su forma de ser y actuar, su carácter, sus debilidades y fortalezas. Estar dispuestos a comprenderle.- Explicó.- Dice el Buda que no se puede amar a alguien si no se le comprende. Eso es bondad en el amor, Regulus.
El joven se quedó en silencio. Entonces no había entendido del todo bien ni siquiera ese punto. Resultó ser algo completamente distinto a lo que pensó.
- La compasión no significa sentir pena por otra persona, ni verla como alguien inferior o limitado. La misma palabra lo indica, se trata de compartir la pasión, la aceptación del sufrimiento con el otro. Comprender su dolor y llegar a sentirlo como propio. Es fundamentalmente un acto de empatía.- Explicó Asmita uno de los puntos que más dudas le habían generado a Regulus.- La compasión forma parte vital del amor porque significa una compenetración con los sentimientos de la otra persona, así como la aceptación y validación de sus vulnerabilidades y limitaciones. Hace que en lugar de cuestionarlas, logremos comprenderlas y lleguemos a sentirlas como nuestras.- Añadió, tratando de explicar lo mejor posible aquel punto.- Para cultivar la compasión es necesario observar al otro, cultivar la conexión con el ser amado al estar presente y atento a sus necesidades. Implica dejar el egocentrismo y el egoísmo, y prestar atención al otro, y eso, es un acto de amor, Regulus, y es necesario que ambas partes lo hagan para que el amor pueda crecer.
Ese punto tampoco fue lo que pensó al oírlo, pero definitivamente parecía tener sentido. Así que, atento, siguió prestando atención a las palabras de Asmita.
- La alegría es una manifestación de regocijo interior. Significa que estamos conformes y felices con la realidad y que ésta nos genera entusiamo y gozo.- Explicó Asmita el siguiente punto.
- Pero, ¿y si no está presente siempre?- Cuestionó Regulus.- Es imposible estar felíz todo el tiempo, entonces ¿eso significa que no es amor?
- No comas ansias, cachorro. A eso iba.- Rió Asmita.
- Lo siento.- Murmuró Regulus. Asmita solo sonrió y negó con la cabeza.
- Ya sé que es imposible estar felíz todo el tiempo. Este pilar no quiere decir que esa emoción se mantenga constante o con la misma intensidad en todo momento. Más bien, se trata de una disposición. A tratar de ayudar al otro a recuperar su alegría y satisfacción cuando las pierda, y recibir el mismo trato.- Aclaró tranquilamente.- Creo que este es el más sencillo de entender de los cuatro. Si gozas y haces gozar, amas. Si sufres o haces sufrir, no.
Bueno, al menos no había estado tan lejos de entender uno de los pilares que Asmita mencionó. Pero aún quedaba uno, que le había parecido junto con la compasión, el más difícil de interpretar.
- El budismo señala que no se puede ser libre si no hay previamente un equilibrio interior. Uno que se expresa como calma y compostura frente a todo tipo de situaciones.- Empezó a explicar Asmita el último punto.- Para poder amarnos a nosotros mismos y a los demás, primero es indispensable calmar esas tormentas interiores que, a veces, nos invaden e impiden el afloramiento de los sentimientos más positivos.
- Entonces, ¿para amar a alguien, debo ser libre de esas tormentas interiores?
- Correcto.- Asintió Asmita.- Si el vínculo es verdadero y fuerte, es a su vez flexible para dejar al otro ser y hacer.
- ¿Qué?
- Muchas veces, en las relaciones humanas en general, se actúa como si se tratara de un contrato, con pensamientos como: Si haces esto, te amo. Si no haces esto, dejo de amarte.- Trató de explicar Asmita más a fondo todo lo que implicaba el último pilar.- Y otras veces se actúa como mártires, con pensamientos como: Amar es sufrir, el amor aguanta todo, el amor perdona todo. Y dentro de esta segunda situación puede existir maltrato.
Regulus seguía algo confundido, pero estaba casi seguro de entender a lo que quería llegar Asmita.
- Regulus, ¿te diste cuenta de cómo los cuatro pilares están relacionados entre sí?
Ante las palabras de Asmita, se dió cuenta de que Virgo tenía razón.
- Para poder amar, debes ser libre de tus tormentas interiores, para que puedas amarte a tí mismo y a la vez dejes ser libres a las personas que amas. Una vez que tú seas libre de tí mismo, podrás comprender y acompañar en su aceptación del sufrimiento a las personas que amas, y así, ayudarles a obtener gozo y alegría, que a su vez te será retribuida por ellas.- Sonrió Asmita.- Todo está conectado. Si uno de los pilares no está presente, todo colapsa. El amor es una reverencia, una comunión. Y, aunque une y funde, también motiva al vuelo, a ser libres, a vivir gozosamente la vida sin miedos ni angustias
- Creo que sí lo entiendo, Asmita.- Sonrió Regulus.- Aunque cumplir con todo suena complicado.
- Bueno, me preguntaste qué es el amor para mí, y esa es mi respuesta.- Habló Asmita, poniéndose de pie.- Que sea la verdad para mí, no significa que lo sea ni deba serlo para todo el mundo.- Añadió, dando algunos pasos.- ¿Por qué no le preguntas a los demás?. Estoy seguro de que encontrarás respuestas interesantes. Por aquí hay alguien que de seguro está interesado en dar su opinión al respecto.
- Eh?
- ¿No, Defteros?
Hasta entonces, Regulus se percató de la presencia del gemelo menor, que por quién sabe cuánto tiempo, estuvo escondido entre las sombras del templo de Virgo, antes de que Asmita lo hiciera revelar su presencia.
- Todo tuyo, Defteros.
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