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Mi harem [⚡AioriaxShaka🛐xMilo🦂]

- ¡¿Qué?!

Fue la expresión a coro de toda la corte cuando presentó su petición.

- Lo que escucharon, damas y caballeros.- Respondió con tranquilidad, cruzando una pierna sobre la otra, sentado en su lugar.

- Su majestad, con todo respeto, pero ¿tiene idea de qué es lo que está pidiendo?

- Claro que la tengo, ministro Shion.- Respondió con calma, pero dirigiendo una mirada seria al mayor.- Y lo quiero.

Todos los presentes guardaron silencio. Los reyes ya eran bastante mayores para seguir gobernando, y habían decidido dejar ya el trono a su único hijo, aún siendo un Omega bastante jóven, de apenas 18 años.

Sería la tercera vez que un Omega gobernaba el reino, la última hasta esa fecha, fue la reina Sendai, la tatarabuela del rey, hace más de cien años.

- Majestad, es que... ¿Un harem?- Le cuestionó de nuevo el ministro.- Si lo que quiere es un esposo, podemos hacer audiencias, bailes, o competencias para que elija uno, pero-

- No quiero un esposo. Quiero un harem.- Interrumpió al mayor.- No seamos hipócritas, señores. Todos aquí sabemos que los reyes Alphas siempre han tenido al menos dos o tres concubinas o concubinos, además de su rey o reina oficial. Los más promiscuos llegaron a tener hasta cien. Pero los pocos reyes Omegas que hubo, jamás tuvieron ni siquiera uno, solo a su rey o reina.

- Ellos lo quisieron así, su majestad.

- Exacto, ministro Shion. Ellos no quisieron un harem, pero yo sí.- Sonrió triunfal.- Me alegra que nos estemos entendiendo.

El Omega mayor se quedó sin habla. El joven noble había logrado acorralarlo y usar sus propias palabras en su contra.

- ¿De cuántos estamos hablando?- Habló otro miembro de la corte después de un largo momento de silencio.

- Qué bueno que lo menciona, Baronesa Saori.- Sonrió el rubio a su prima lejana.- No pido mucho, solo dos Alphas que admito, me llaman bastante la atención.

- ¿Podría decirnos de quiénes se trata al menos?- Inquirió un jóven peli-violeta.

- Duqe Saga, querido primo. Veniste en representación de tu padre, pero aún así me alegra tenerte aquí. Y por supuesto que sí pueden saberlo.- Sonrió con arrogancia el rubio. No se sentía intimidado ni siquiera al estar rodeado de Alphas, sus padres lo habían educado para no temer.- No se preocupen. Tienen buenas referencias, y creo que estarán de acuerdo conmigo respecto a que son de los mejores candidatos. Quién sabe, quizás alguno de los dos se vuelva rey en el futuro.

- Solo dí sus nombres de una vez.- Exigió un Alpha peli-azul, bastante similar a Saga.- Ya quiero irme a casa. De haber sabido que toda esta reunión iba a resumirse en elegir los mejores concubinos, mejor me quedaba en el palacio.

Todos los demás cortesanos voltearon a ver indignados al gemelo menor. Era primo del principe, pero eso no quitaba que no fuera más que un simple comandante del ejército real. Nada al lado del heredero al trono.

- Tienes razón, Kanon.- Sonrío relajado el Omega.- Yo también quiero retirarme ya. Así que, vamos al grano. Estoy seguro de que los nombres seguro les sonarán conocidos y no requerirán carta de presentación.

Eso despertó aún más la intriga de todos, desviando de inmediato toda su atención de nuevo al Omegas.

- Aioria, de la familia Ioannidis. Y Milo, de la familia Areleous.

Vaya que reconocieron esos nombres, en especial los más adultos. Shaka solo sonrió y esperó pacientemente.

Ambos eran descendientes de concubinos del rey. Sísifo de Ioannidis, tío abuelo de Aioria, había sido parte del harem del rey Defteros. Igual que Kardia de Areleous. Ambos Omegas, bastante atractivos para cualquiera, pertenecientes a familias acomodadas, y que incluso fueron amigos cercanos del rey consorte Asmita, durante el tiempo que fueron parte del harem.

Al final, Kardia abandonó el palacio para casarse con un joven heredero de una fortuna. Los reyes le dieron el permiso y dejó de formar parte del harem.

Sísifo se quedó, y hasta la fecha, seguía siendo bastante cercano a ambos reyes. Incluso había ayudado a Asmita en la crianza del joven príncipe, y Shaka le tenía cierto cariño. Sintiéndolo casi como una segunda madre Omega.

Tenía sentido que Shaka conociera a Milo y Aioria. Después de todo, Kardia y su familia de vez en cuando asistían a las fiestas de la corte al ser invitados por los reyes. La familia de Sísifo tenía ciertos beneficios, y después de la muerte del hermano mayor de Sísifo, su sobrino se encargaba de manejar todos sus negocios, aún estando casado y con un hijo.

Sabían que durante alguna de esas reuniones debió cruzarse con los jóvenes, que eran más o menos de su misma edad. Quizás solo con unos meses de diferencia. Pero muchos aún seguían reacios a la idea de permitirle tener un harem, y trataban de encontrar alguna excusa para negárselo rotundamente.

Al final, después de varios minutos de debate e intercambio de opiniones entre todos los nobles, finalmente dieron una respuesta al príncipe.

- Bien.- Suspiró cansado el primer ministro.- Puede tener su harem, su majestad.

Shaka sonrió arrogante, y se levantó.- Gracias. Pueden retirarse, damas y caballeros.- Dijo, para después salir triunfante de la sala.

La noticia rápidamente se expandió, y las opiniones divididas no se hicieron esperar. Aunque, estuvieran de acuerdo o no, daba igual. La coronación y ceremonia de sucesión se llevó a cabo, y el nuevo rey fue presentado oficialmente como tal, y tomó el mando.

- ¿Qué tal están las cosas por aquí?

- Supongo que no puedo quejarme.- Sonrió encogiéndose de hombros un alpha peli-morado, comiendo una manzana, recostado en unos cojines.- Este lugar es tal y como me lo describía mi madre.

- ¿Y eso es bueno?- Preguntó con una sonrisa el Omega, sentándose sen medio de ambos.

- Por supuesto que sí, su alteza.- Rió levemente Milo.

- ¿Y tú, Aioria?

- Supongo que estoy bien.- Suspiró el castaño.- Creo que voy a tardar un poco en acostumbrarme a esto.

- ¿Te refieres a mantener oculto todo, y fingir que esto es simplemente pasar un momento agradable?- Preguntó Milo, recostándose en las piernas de Shaka, quién le acarició un poco los cabellos.

- No. Eso llevamos años haciéndolo.- Respondió Aioria.- Hablo de ésto.- Añadió, señalando el collar que portaba en el cuello, provocando una pequeña risa en los otros dos.- No me gusta sentir algo en el cuello, y ésto me hace sentir que me ahogo por momentos.

Shaka solo rió bajo, igual que Milo. Después se acercó un poco a Aioria, para soltar el collar, y luego repetir el mismo proceso con Milo.

- Ya les dije que no es necesario que los usen aquí.

- A mí sí me gusta.- Bromeó Milo.- Aunque Kanon diga que parezco mascota, solo está celoso porque él no tiene uno.

Shaka sonrió y rodó los ojos. Kanon era de las pocas personas que sabía sobre su verdadera relación con sus dos "concubinos", justamente por ser amigo de Milo, y sabía que ese par solía bromear algo pesado de vez en cuando.

- Mejor ya dejemos de hablar del demonio ese, y mejor disfrutemos un rato agradable.

- Cómo ordene, su alteza.- Le sonrieron coquetos ambos Alphas, antes de besar suavemente su cuello.

Si alguien supiera que su verdadera razón para tener un harem, había sido su amor por esos dos Alphas, seguro los viejos más anticuados se morirían de un infarto... Pensándolo bien, quizás debería hacerlo. Se sacaría a muchos estorbos del camino, pero realmente le daba igual su opinión.

Durante su infancia, recordaba cómo el tío abuelo de Aioria era bastante cercano a su madre, no solo a su padre como todos creían. Asmita lo educó para ser un Omega fuerte, independiente y que jamás se dejara pisotear por nadie, y que luchara por lo suyo.

Asmita lo hizo en su momento. Al rechazar las normas y entablar una "amistad" con los Omegas concubinos de su Alpha... Años después, Shaka entendió que eso era mucho más que una simple amistad. Era una relación como la que ahora él tenía con esos dos Alphas a los que adoraba por igual.

Sin duda, esos Alphas eran lo mejor de su vida.

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