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Los tres grandes amores [🦂Milo🦂]

- ¿"Tres amores"?- Cuestionó el niño de cabellos castaños al escuchar lo que Milo le había contado.- ¿Qué es eso?

- No sé.- Respondió el pequeño peli-morado.- Encontré un diario como el del templo Aioria, y ahí estaba escrito eso.

- ¿Lo leíste, Milo?- Cuestionó ahora Mu.

- Bueno... Lo intenté, pero...

- Todavía se te dificulta, ¿no?- Interrumpió Camus al ver la reacción de Milo, quién solo asintió.- Y quieres que Mu, Shaka o yo lo leamos. ¿Cierto?- Nuevamente, Milo volvió a asentir.

Los tres niños se miraron entre ellos, tratando de ponerse de acuerdo, y finalmente, Camus tomó el viejo cuaderno que Milo sostenía en sus manos.

Abrió con sumo cuidado el libro, tratando de no dañar las amarillentas y viejas hojas, consumidas por el tiempo, y después de aclararse la garganta, procedió a iniciar la lectura.

"Sinceramente, no soy de escribir este tipo de cosas... Nada en realidad, y ni siquiera puedo terminar de creer que estoy haciendo esto... Pero en fin, eso no importa.

Querido sucesor de Escorpio, si estás leyendo esto, significa que de alguna manera misteriosa que ni yo entiendo, este cuaderno que Degel me dió hace dos años, logró llegar hasta tí.

Ahora vamos directo al grano, estoy escribiendo esto como un especie de mis memorias o algo así. Pero si hay algo que me muero por dejar plasmado por la eternidad y que conozcas, porque considero lo más valioso de mi vida.

Degel alguna vez me contó que en la vida de una persona solo existen tres grandes amores, que marcan un antes y un después, y que nos hacen cambiar. Así que sabiendo que seguramente estás igual de jodido que yo, sin ningún guía, ni padres, ni nada, y para evitar que metas la pata igual que yo, te dejaré algunos consejos y advertencias."

Camus inició la lectura con esa peculiar presentación, teniendo la atención de todos sus compañeros en él, ansiosos por saber qué seguiría. Sinceramente, incluso el pequeño aguador estaba intrigado, pero era el turno de Mu para leer, así que, con cuidado, le entregó el libro.

"Degel dijo que en la vida solo tenemos tres amores: El primero, el verdadero y el imposible. Así que, trataré de explicarte todo el drama que Degel me dijo.

El primero: Es tu amor más aventurero y el más intenso. Aparecerá cuando aún seas joven, inmaduro y tonto. Será tu primera vez en muchas cosas, quién te prometa el cielo, con quién creerás que estarás por siempre, el que creerás firmemente por mucho tiempo que es tu otra mitad, y con quién sientas la intensidad de amar por primera vez.

Pero ten cuidado, la inexperiencia e inmadurez hará que ese amor más pronto que tarde se termine, y por tu bien y el de esa persona, déjalo ir. Es solo el primero, cabeza de chorlito, así que contrólate, limpiate las lágrimas, aprende de tus errores y continúa con tu vida."

Leyó Mu lo siguiente del libro, antes de entregarlo a Shaka, quién lo tomó con el mismo cuidado. La descripción del primer amor los había dejado algo pensativos. La forma de expresarse del antecesor de Milo era muy diferente a la del antecesor de Aioria, pero eso solo los intrigó más.

"El imposible: Es el amor que te hará mover cielo, mar y tierra por estar juntos. Sentirán una conexión, pasión y calor tan profundos y tan inexplicables, que los hará dar todo por su amor.

Es un amor que vendrá cuando hayas aprendido de los errores que cometiste con el primero. Creerás que a diferencia del primero, éste si funcionará y será eterno, porque ambos serán tan parecidos y se idealizarán mutuamente de una forma casi absurda. Pero también te enseñará que las cosas no son blanco o negro, sino un maldito arcoiris. Con éste amor aprenderás muchas cosas.

Lo conocerás, lo verás brillar, te hará brillar, crecerán que será perfecto... Pero nunca podrán estar juntos.

¿Qué quiero decirte con todo esto? Otra vez, no seas idiota. Las cosas no siempre saldrán como quieres, y ¿sabes qué?, está bien.

Este amor te enseñará a ver las cosas igual que un arcoiris, con varios colores, y no solo buenas o malad. Es parte de tu aprendizaje, ya te lo dije. Así que, disfruta su compañía mientras dure, y cuando sea el momento, aún si duele, suéltalo y continúa con tu vida."

Shaka finalmente, le devolvió el libro a Camus, soltando un ligero suspiro al que nadie le dió importancia.

"Y el verdadero: Este amor es la olla de oro al final del arcoiris. Es el definitivo, el que realmente te acepta tal y como eres, y que sin importar lo que pase, se mantiene.

Es un amor tan pasional cómo el imposible, y a la vez tan dulce como el primero. Es un amor que es capaz de adorarte debajo de las sábanas, pero también fuera de ellas. Es un amor que no ve lo bueno en ti, sino que ve lo malo, y aún así desea quedarse contigo. Es un amor al que le encanta festejar tus logros contigo, pero que no teme señalarte tus errores. Es un amor que te acepta, quiere y valora, pero no te atribuye virtudes que no posees.

Es simple y sencillamente inexplicable, y solo lo comprenderás cuando hayas pasado por los otros dos, y lo conozcas.

Pero, te diré un secreto. No siempre será como lo esperabas. No todos los finales felices son de dos, ¿sabes?"

Camus terminó de leer la descripción del último amor, y le devolvió el libro a Milo. Ahí terminaba lo poco que el antecesor de Escorpio había escrito.

Hace meses que encontraron el primero de esos diarios en el templo de Aioria, y desde entonces habían pasado varios de sus ratos libres y noches poniendo todos los templos de cabeza, en busca de uno. Shaka también había encontrado uno hace unos meses, pero en palabras del rubio, estaba en otro idioma, y se había negado a compartirles el contenido, escondiéndolo celosamente en Virgo, sin revelarle la ubicación exacta a nadie.

- Bueno, con el de Milo van tres diarios.- Mencionó Mu.- Los demás, ¿encontraron algo?

Los demás niños negaron. Reconstruir las historias de sus antecesores se había vuelto su pasatiempo favorito, pero era la historia que involucraba a los antiguos portadores de Virgo, Escorpio, Géminis y Sagitario la que más curiosidad despertaba en ellos, y de la que no habían podido encontrar nada, gracias a que Shaka se negó a compartir su diario. El de Milo no había dado detalles al respecto, y ahora sus últimas esperanzas caían en los templos de Sagitario y Geminis.

- Shaka-

- No.- Interrumpió el joven Virgo a Aioria, que junto a Milo ponían su típica expresión de súplica, tratando de convencerlo de leer su diario.- Mejor díganme, ¿qué piensan de lo que acaban de oír?

Afortunadamente, el truco de Shaka pareció dar resultado, desviando la atención de todos sus compañeros, empezando una pequeña discusión de cómo interpretaba cada uno los tres amores que el anterior santo de Escorpio había dado.

Para Camus tenía sentido hasta cierto punto. Estaba de acuerdo en que el primero iba de la mano con la inexperiencia y debía terminar. Pero se le hacía extremo asegurar que el verdadero siquiera existía, o que sería eterno.

Mu, por otro lado, compartía una opinión similar a la de Camus, pero difería en su opinión respecto al verdadero. Mu creía que no por ser tres amores, debían ser tres personas diferentes. Quizás el primero verdadero podría convertirse en el verdadero después de cierto tiempo y experiencia adquirida.

Aioria, por otro lado, se negaba a creer que fueran tantos, apoyando la idea de Mu. Su antecesor dejó escrito en su diario que su primer amor fue el verdadero, y no existió un imposible, así que el joven Leo prefería creer en su antecesor.

Aldebarán, por su parte, compartía opinión con Mu y Camus. Con el primero se podrían cometer errores, pero si se aprendía de ellos, y de los del imposible, quizás el primero o el imposible podrían volverse el verdadero.

Los cuatro niños se sumieron en su pequeño debate, que ni siquiera le prestaron atención al hecho de que Milo y Shaka se mantuvieran como simples observadores, sin aportar nada a la conversación. Hasta que finalmente, el atardecer comenzó a teñir las nubes tonos rojizos, y era hora de ir al comedor en la sala común del templo del Patriarca para la cena.

Cuatro de ellos comenzaron su ascenso, aún discutiendo y debatiendo sus posturas respecto a lo aprendido ese día. Ignorando que dos no iban con ellos.

- ¿No vas a subir, Milo?- Cuestionó Shaka, manteniendo sus ojos cerrados, una vez que dejó de sentir la presencia de los otros cuatro.

- Lo mismo digo, Shaka.- Respondió el joven Escorpio, abrazando el diario contra su pecho.

Shaka no dijo nada por unos segundos, tratando de hallar las palabras adecuadas. Estaba intrigado, pero también bastante nervioso.

- ¿El tuyo mencionaba algo de más específico de Asmita y los demás?- Cuestionó, tratando de fingir naturalidad.

- "Asmita, irónicamente, es quien siempre me hace ver las cosas como son. Él me dice lo que es y no lo que quiero escuchar. Tenemos perspectivas tan diferentes de la vida, el dolor y su significado, que aunque a veces terminemos discutiendo, también nos complementamos mutuamente."- Leyó Milo, de unas páginas de la mitad del libro, de las que Camus y los demás no se habían percatado.- Sísifo es el más dulce de los tres. Él es el mayor y quién con mayor madurez y experiencia en todos los sentidos cuenta. Él sabe cuándo ponernos un alto y de qué forma hacerlo, pero también cuando lo que necesitamos es consuelo y apoyo.- Continuó.- Y Defteros, él es el más tímido, aunque su apariencia fiera pueda parecer lo contrario. Él se aísla en la isla Kanon, y son pocas las veces que conseguimos convencerlo de venir al Santuario, y muchas veces somos nosotros quienes vamos con él. Aún así, sé que su amor es y sigue siendo el mismo para los tres. Confiamos en él y en su amor, así como él confía en nosotros. Sinceramente, no imagino mi vida sin alguno de ellos tres, por eso te advertí que el no todos los finales felices son solo de dos. A veces el amor viene en formas y presentaciones que no esperabas, y creo firmemente que ellos tres son mi amor verdadero, y me da igual si nadie aprueba esto. Sé que los amo y que ellos me aman, nos amamos, y jamás me arrepentiré de ello."

- Vaya, así que Kardia también escribió un poco de lo que sentía por ellos.

- Y ahora, que yo te leí una parte de mi diario que nadie más vió, ¿tú me dejas ver el tuyo?

Shaka pareció sorprenderse un poco, pero finalmente sonrió y negó divertido, antes de meter su mano en un bolsillo oculto de su túnica, y sacar el viejo cuaderno que en realidad siempre llevaba con él.

- De acuerdo. Pero te advierto que pobre de ti si alguien más lo lee.- Sonrió, extendiéndole el libro a Milo.

- Gracias.- Sonrió el pequeño griego, tomando el cuaderno, para después darle un pequeño y corto beso en la mejilla a Shaka, y retirarse a su habitación con ambos cuadernos.

Shaka se quedó quieto por unos segundos, sintiendo un leve hormigueo en la mejilla que Milo había besado. Sabía que su compañero era bastante expresivo y afectuoso, no era nada raro que les besara las mejillas o los abrazara para agradecer, cuando se emocionaba, o simplemente porque sí. Pero después de haber leído las notas de su antecesor, haber meditado sobre ellas, y prestar más atención a ciertos detalles, le era imposible ignorar esa muestra de cariño.

- Como un hormigueo agradable...- Murmuró para sí mismo aquella vaga descripción que Asmita dejó escrita con ayuda de Sísifo.

El pequeño rubio se rió bajo de sí mismo, negó de nuevo, y simplemente esperó a que Milo volviera, para subir juntos a dónde seguramente ya los esperaban.

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